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Conjunto IBM. 42 años después

Conjunto IBM. 42 años después

24 agosto, 2014
por Arquine

por MArq. María Bustamante Harfush

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Inicia la culminación -42 años después- del proyecto original del Arq. Augusto H. Álvarez para el Corporativo IBM (International Business Machines) en México, sobre la Avenida Mariano Escobedo 595 esquina Campos Elíseos, un conjunto icónico en la historia de la arquitectura del siglo XX en México. La empresa GICSA comenzará a edificar la torre de 18 niveles que fue proyectada en 1972 como se aprecia en el croquis.

Su construcción significará edificar patrimonio a priori; pocas veces se da una oportunidad como ésta, de ver terminados proyectos inconclusos y que seguramente por su relevancia histórica y estética formará parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad. La posibilidad de ver edificado un conjunto de calidad que se había quedado en planos no se ha dado antes en México, como sucedió con la Sagrada Familia en Barcelona del arquitecto Antoni Gaudí que ha continuado su edificación tras décadas de su comienzo; o la reciente casa construida -80 años después- por Louis Vuitton en Miami, la cual se concibió a partir de planos realizados en 1934 por el Arq. Charlotte Perriand.

Hoy, se le da a la ciudad la oportunidad de tener un proyecto de calidad para el mismo sitio donde fue planeado años atrás. Ha de mencionarse que el edificio que todos conocemos actualmente está considerado como Inmueble Catalogado en la Zona Patrimonial de Polanco por las siguientes razones: El arquitecto es Augusto H. Álvarez egresado de la UNAM en 1939 y primer Director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana; un arquitecto sumamente premiado y admirado por su labor, profesionalismo y calidad arquitectónica. Entre sus obras más importantes en la ciudad destaca la Escuela de Administración en Ciudad Universitaria (1952), el Aeropuerto de la Ciudad de México (1954), la Torre Latinoamericana (1956), las Oficinas para IBM (1972), Oficinas de la Mitra (1973), Corporativo Bancomer (1976) y la Escuela Bancaria Comercial (1989), todas ellas obras icónicas de la arquitectura mexicana que aún hoy en día se distinguen, a la vez que conservan su imagen sin alteraciones.

Haciendo un poco de historia, la empresa IBM elige éste predio de 4000 m2 por que estaba bien ubicado y conectado a importantes vialidades de la ciudad, además por la perspectiva se podía apreciar el edificio desde muchas vistas. Era la primera vez que IBM encargaba un proyecto a un arquitecto no estadounidense y los requisitos para su ejecución eran muy estrictos, por lo que se apegó a estudios profundos de funcionalidad, productividad y eficiencia. En sí el edificio, debía de reflejar la misma calidad que ofrecía en sus productos.

El resultado fue un proyecto de un volumen horizontal de 7 niveles con planta baja y una torre de 18 niveles con una plaza al frente, que no se llevó a cabo en su momento por razones económicas y porque bastaba la superficie de uno de los edificios para satisfacer la demanda laboral del momento.

La tecnología empleada fue de vanguardia, entre otros, las plantas eran flexibles y podían acondicionarse fácilmente a diversos usos. Las fachadas Oriente-Poniente del volumen bajo son completamente cerradas, las Norte-Sur tienen una atractiva retícula de concreto prefabricada que era de los primeros casos en su tipo en todo México. Por el remetimiento profundo de los vanos, se generan sombras generosas hacia el interior evitando asoleamiento. La estructura libra un claro de 18 metros, también considerable para la época. Todo lo anterior, ha permitido que aún hoy en día, el edificio se haya adaptado a nuevos usuarios. Los arquitectos Álvarez, Carral y Meza diseñaron incluso los interiores, ceniceros, relojes, etcétera.

En alguna ocasión el Arq. Álvarez dijo: “El conjunto arquitectónico constaba de dos partes. Un edificio que es el actual, y otro edificio montado sobre un núcleo volado de 18 pisos de altura que se iba a colocar sobre la plaza. Este edificio no se pensaba hacer en ese momento pero se dejó abierta la posibilidad de construirlo más adelante y con los mismos lineamientos del actual. Nunca se realizó. Hubiera sido un edificio muy bonito porque tenía cosas muy interesantes en el programa. Precisamente, en la parte de los volados había una sala de conferencias y de juntas, cosa que le daba un carácter muy especial.”[1]

El proyecto actual cumple con todas las condiciones urbanas a partir de un polígono de actuación que fue tramitado en forma antes de la reciente publicación del Programa Parcial de Polanco, y como sabemos la Ley no puede ser retroactiva. Dicho polígono permite modificar la silueta de la edificación para beneficiar al proyecto arquitectónico y urbano, siempre y cuando se cumpla con el área libre, la densidad y los metros cuadrados a construir permitidos; así como el cumplimiento del Reglamento de Construcciones del Distrito Federal en cuanto a estacionamientos, servicios, etcétera. Además, incluso la altura de la torre quedará más baja de torres de hoteles y corporativos recientemente edificados sobre Mariano Escobedo de 20 y 22 niveles.

En algunas opiniones, sería anacrónico construirla ahora de igual manera y semejanza con el edificio existente, sin embargo, al respecto el Arq. Alejandro Leal -aspirante a Doctor por la UNAM- opina que se trata de “un gran proyecto, que reflejó cabalmente el espíritu de modernidad en México. La calidad del edificio que fuera de IBM marcó una época. Es una lástima que no se haya construido en su totalidad originalmente, quedando incompleto y de alguna forma disminuido. Es interesante que se busque terminarlo tanto tiempo después. Pues nos habla de la calidad del proyecto original, y de que la verdadera modernidad es atemporal.” Además, “la plaza que lo vestibula y remete de la traza de la ciudad crea un espacio de contemplación para poder apreciar mejor el conjunto. De alguna forma es un buen contrapunto del Camino Real y una puerta a la zona más densa, corporativa y vertical de Polanco.”

Para el Arq. Hesner Sánchez –Maestro en Planificación Urbanística y fundador de la empresa Territorios- “el proyecto realizado en 1972 respondió en su momento a unas condiciones programáticas, arquitectónicas y urbanas dando como resultado un conjunto corporativo de una imagen consolidada, con un lenguaje neutro y sobrio, de presencia notable. La plaza que se configuraba era de escala peatonal, pareciera una transición hacia Chapultepec y la zona de museos.” En cambio para el Doctor en Arquitectura Iván San Martín, “su plaza nunca fue realmente publica.”

Sin embargo, “en el imaginario colectivo está imagen no existe, al recorrer Mariano Escobedo es una secuencia de obras notables de esta época: el hotel Camino Real, el Club Chapultepec… el edificio IBM (HSBC…IXE…), sin embargo al transitar esta avenida ya sea en auto o a pie, se percibe una sensación de obras aisladas. Las bardas y rejas aíslan a los edificios de la calle donde el edificio de Augusto Álvarez adquiere de manera natural la función de rotula articulando las distintas calles -Mariano Escobedo, Kant, Darwin y Campos Elíseos-, así como sus dimensiones, elementos, velocidades y usuarios. El espacio al frente nos permite ver en su totalidad el cuerpo largo del edificio, sin embargo da una sensación de vacío… algo falta. El vacío a nivel de peatón lo ocupa actualmente el estacionamiento del corporativo, plaza o estacionamiento? El edificio se ha mantenido de una manera digna, a pesar de haber sido pintado, perdiendo la pátina de su edad real. El rigor de la modulación y su proporción da un edificio que asienta en el sitio de una manera serena.”

Finalmente el Arq. Sánchez –también Académico de la Universidad Iberoamericana- comenta que “el construir la torre del conjunto Mariano Escobedo 595 representa una oportunidad: de construirse como se proyectó, la plaza consolidaría esta esquina, acentuándola con la verticalidad de la torre, generando esta transición a través de los Campos Elíseos hacia Chapultepec. Brindaría un espacio público que daría un respiro al tránsito y flujo intenso de Mariano Escobedo. Es la oportunidad de consolidar un proyecto del Arq. Augusto Álvarez, de completar un pequeño trozo de ciudad con una imagen digna, más allá de los proyectos de imagen vanidosa y fugaz.”

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[1] Referencia: Graciela de Garay, Augusto H. Álvarez Historia oral de la Ciudad de México, Testimonios de sus arquitectos (1940-1990), México, Instituto Mora, 1994. p. 54.