21 octubre, 2014
por Arquine
por Oscar Ramírez | @Oo_inc
Con 81 años cumplidos y luego de retratar cuanto se cruzó por su lente, René Burri (Zurich 1933) dejó de existir ayer 20 de Octubre en su país natal, Suiza. Egresado de la Escuela de Artes Aplicadas de su ciudad natal, inició su trabajo profesional como documentalista con una cámara Leica mientras realizaba su servicio militar. Para la revista suiza DU se convirtió en su fotógrafo y le permitió viajar por todo el mundo retratando su personal enfoque. Hacia los años cincuenta, como fotoperiodista cubrió guerras como las de Corea y Vietnam o la triunfante revolución Cubana; de donde se desprendió una de las más famosas fotografías tomadas al che Guevara fumando un puro.
Su interés por arquitectos y sus arquitecturas fue abundante durante toda su carrera, más por plasmar la interacción en los espacios que por desarrollar documentos que explicaran los proyectos. Así, a diferencia de la mayoría de la fotografía de arquitectura, los ocupantes de los edificios -a menudo los arquitectos mismos- son el interés principal en la composición de las fotos y no el afán geométrico y estético de las obras. Sin poses aparentes, sus fotografías revelan el casual momento de disparar el lente, sin que asome un trabajo espontáneo, será más el agudo sentido y la intuitiva mirada de un Burri atento al momento preciso en que se debe disparar su instrumento. Una de sus fotografías más celebres será la tomada desde lo alto de un edificio en 1960, en Sao Paulo; muestra la sucesión de planos de una ajetreada avenida y sus prominentes edificios, tiene un discurso estético muy atractivo por espectacularidad, pero serán unas personas caminando sobre el techo de un edificio, que proyectan unas enigmáticas sombras las que lo tornará inquietante: ¿Que hacían esas personas caminando por el techo?
En México, algunas obras de Luis Barragán fueron capturadas por el lente de Burri entre los años 1956 y 68, con especial interés en la Capilla de las Capuchinas, la Cuadra San Cristobal, las fuentes de Los Amantes y El Bebedero, y la casa estudio de Tacubaya . De esta colección se desprende una serie de fotografías donde se puede leer la libertad del fotógrafo para capturar aspectos no visibles de la obra y de Barragán mismo, algo atípico si consideramos el cuidado en las fotografías y retratos que cuidó al extremo durante toda su vida.
Algunas tomas del maestro trabajando una maqueta de la Fuente del Bebedero en su estudio, algunas más en la Fuente de los Amantes con el semblante serio ante el lente del suizo y una en particular con el fondo naranja de uno de los muros de la terraza de la casa de Tacubaya: mirada aguda y una amplia sonrisa, un Barragán sonriente poco fotografiado.
De las fotos tomadas a las Torres de Satélite, destaca el interés por sus interiores y de mostrar las “otras caras” de los personajes, la inmersión a su intimidad; en una toma muestra el interior tosco de la torre más baja, el claroscuro que dibuja su estructura y una enigmática persona franqueando el acceso. ¿Acaso es Barragán mismo?
Su colección de retratos de arquitectos, material abundante y documental, muestra a los autores sumidos en su cotidianidad. Entre otros, capturó a Ricardo Legorreta posando con un espejo en 1969, a Mario Botta hablando por teléfono mientras conducía su auto, Tadao Ando posando con una mirada fría y fija, Richard Meier cómodamente sentado, reflexivo y explicando alguna cosa, un afeitado James Turrell tendido en el piso, a Oscar Niemeyer descubierto mientras fumaba un cigarrillo frente a una mesa de dibujo sumido en sus pensamientos o a Charles Édouard Jeanneret-Gris reflexivo rascándose las cienes en su taller de pintura.
De la serie fotográfica tomada a Le Corbusier entre los años 1955 y 1960, la intimidad del arquitecto franco-suizo fue arrebatada por el interés del fotógrafo, captado en diversos modos, haciendo croquis, inaugurando la capilla de Notre Dame du Haut en Ronchamp, tomando notas, en recorrido de obra con los monjes dominicos en el convento de La Tourette, saludando con el sombrero en lo alto a los religiosos o relajado en un restaurante con los brazos abiertos y posición relajada; capturas donde casi se puede escuchar lo que nutridamente discutían.
Su obra se puede “visitar”, ya sea consultando la agencia de fotografías Magnum (http://www.magnumphotos.com) de la que en 1955 se convirtió en asociado, por medio de las diversas publicaciones sobre su obra o en Lausana, en el Musée pour la photographie del Musée de L’Elysée Lausanne donde apenas en el 2013 donó su acervo de más de 30,000 fotografías.