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8 abril, 2015
por Carlos Lanuza | Twitter: carlos_lanuza_
“Travail, opium unique”
Carlos Lanuza: Primero hablemos un poco sobre tu oficio y tu trayectoria, ¿cómo y por qué empezaste?
Xavier Mañosa: Empecé con la cerámica porque mis padres son ceramistas. Si no, no sé lo que sería hoy, y estudié diseño industrial porque no me gustaba estudiar. Yo era más el “artista frustrado”, o el que no se atrevía a ser artista. Entré en la Llotja (Escuela Superior de Diseño y Arte – Barcelona) para estudiar diseño industrial porque me gustaba el mundo del arte. Me gustaba dibujar de pequeño, pero en mi familia no estaba bien visto el “artista”. Me gustaban mucho los bocetos de objetos, y fue por eso que escogí diseño industrial. La idea de pensar algo antes de hacerlo viene un poco de mis padres.
Cuando terminé el grado, mi novia de entonces me sugirió que nos fuéramos a Alemania. En Alemania lo dejé con ella y, sin embargo, decidí quedarme, y fue ahí donde decidí montar un pequeño taller y hacer algunas piezas en cerámica. Aprovechaba cuando venía a Barcelona para hacer la producción en el taller de mis padres. En algún momento me encontré con que tenía 5 o 6 piezas de cerámica y un amigo me dijo que en Londres se estaba montando una exposición y estaban llamando gente para que enviara su portafolio. Envié mi portafolio y me dijeron que fuera; monté una web, elegí un nombre –Apparatu– y fui. Había miles de expositores, esto fue el detonante para empezar el camino.
Al final mis padres me propusieron continuar con la empresa familiar porque ellos ya estaban cansados. Acepté y volví a Barcelona cuando tenía 27 años, hace ya 5 o 6 años.
CL: ¿Cómo has organizado Apparatu?
XM: Esto es un taller completamente artesanal. Definir dónde termina lo artesanal y dónde comienza lo industrial puede ser complicado. Nosotros -desde nuestro carácter, nuestra manera de ver y entender el proceso- tenemos una mirada muy artesanal sobre el producto final. Yo no quiero tener a 500 personas trabajando, pero me he encontrado con colaboraciones con empresas cuya producción supera la nuestra; lo que significa un reto que nos ha puesto a prueba. Hemos tenido que cambiar de talleres debido a los grandes pedidos recibidos. En Apparatu somos productores y proveedores, pero también funcionamos como diseñadores, y ése es un perfil que sucede poco, enfrentarse a producir y diseñar para una empresa y para otra.
Ahora estamos invirtiendo parte de lo que ganamos en nuestro trabajo, eso ha de formar parte de nuestros productos porque como productores no queremos ser anónimos. La relación con la empresa-cliente no es una relación cualquiera, es muy intensa. Hay que trabajar con mucho celo cuando trabajas con múltiples empresas, siempre da un poco de miedo, pero es natural.
CL: ¿Qué cualidades tiene la cerámica que otras técnicas no tienen?
XM: Como artesano, cuando empiezas con un material -al menos a mí y tengo la sensación de que a otros artesanos les puede pasar-, ves lo infinito que puede ser. Entras en un proceso que se vuelve sin fin y te das cuenta de la cantidad de conocimiento que necesitas para llegar a hacer algo respetuoso con ese material. Atreverme a ser un intruso con otro material, en otro terreno, me genera respeto. Además, la cerámica ya te ocupa suficiente tiempo como para meterte a hacer otra cosa. No estoy diciendo que no se puede hacer, pero sí que hay que ser precavido.
Todo es proceso y material.
CL: El trabajo con las manos dota de otra cualidad a los objetos que produces, ¿Qué opinión te merece este aspecto?
XM: Nada es mejor ni peor que otra cosa, todo tiene el mismo valor. La cerámica por si sola es superdúctil, es inmediata: coges un trozo de barro, haces una bola, chafas un dedo y ya tienes un producto. A la vez tienes que esperar, hay unos tiempos, unos procesos, debes esperar que se seque, el horno, etc. Es algo muy bonito, como la fotografía antiguamente, cuando ibas a revelar fotos, dejabas el carrete y esperabas un día pensando cómo iban a salir las fotos. Con la cerámica pasa lo mismo, cuando abres la puerta del horno y ves el producto de esos días.
CL: Trabajas principalmente con un material -la arcilla, la tierra-, y te sirves de ella para diseñar objetos: lámparas, macetas, objetos decorativos. ¿Cómo viene dada la relación entre el material y el objeto que moldeas?
XM: Una cosa es la relación del artesano con el objeto y otra es la del usuario con el objeto. Tú puedes tener las mismas emociones con un objeto industrial, que con uno artesanal, o por lo menos parecidas. Lo que a mi me comunica un objeto artesanal probablemente no me lo comunica uno industrial; yo me imagino cómo lo han hecho, quién lo ha hecho, hay una historia que estoy percibiendo cuando lo estoy usando. Con el objeto industrial es más cómo se ha hecho, que quién lo ha hecho, en cambio en lo artesanal es quién.
También pasan cosas extrañas con el discurso del concepto de “hecho a mano” de algunas empresas. Se ha explotado demasiado, se ha quemado y se ha hecho mal uso. Hay un sociólogo norteamericano que habla sobre lo artesanal -Richard Sennett-, en su libro El artesano hace una descripción muy elegante, muy concreta sobre el artesano de hoy.
CL: ¿Cuáles son tus máximas de diseño, tus principios?
XM: Primero busco que lo que hago me parezca interesante. Mis proyectos surgen un poco por ir trabajando, y otro poco por intentar entender el proceso. Busco que haya un equilibrio entre el proceso y el material, que el objeto se sienta cómodo en su función, que no seas tú quien se sienta cómodo con el objeto. Debe haber un equilibrio, y eso lo consigues en este proceso, trabajando. El artesano a la hora de establecer una relación con el objeto, se siente cómodo cuando el proceso -que no es complejo, es bastante fluido y natural- está en equilibrio.
Prima mucho el material y el proceso, hay una historia en el libro de Sennet sobre los albañiles en Rusia y la influencia que tenían las precarias condiciones bajo las cuales trabajaba esta gente, y lo que producían. Era muy difícil generar felicidad en toda esa gente que estaba trabajando, y el resultado era un reflejo de las condiciones bajo las cuales se encontraban.
CL: En algunos proyectos utilizas el “error” como método creativo, cuéntame un poco sobre eso.
XM: Es un ejercicio un tanto absurdo, porque al final es crear el error, forzarlo, buscar el accidente. En realidad fue mi padre quien empezó con esto; hizo un jarrón que le salió mal, y luego pensamos que sería interesante que la persona que sabe tornear intentara hacerlo mal. La parte que me gusta de la historia es que esto lo puedes hacer infinitamente, mi padre podría estar todo lo que le queda de vida haciendo jarrones mal hechos. Siendo esto así se nos ocurrió limitar la producción para darle un poco de sentido.
De aquí venía también la idea de la persona que no sabe tornear intentando hacer algo bien, de lo cual viene otro ejercicio que también está grabado. Es genial ver reflejado en una pared todo por lo que tuviste que pasar para llegar a un producto terminado.
Se trata hasta cierto punto de documentar el proceso por el cual pasa cualquier persona que se enfrenta a una determinada técnica. Para nosotros quizá es más importante investigar que pensar en innovar, todo está en mirarse hacia dentro, analizar, entender y explicar. Y explicar por qué haces cosas para los demás. Es necesario explicar las cosas a la gente, son pequeñas reflexiones que quedan para nosotros.
wheel lesson from apparatu on Vimeo.
CL: ¿Cuáles han sido y son tus Influencias?
XM: Pues podría empezar ahora a mencionar diseñadores, artistas, gente que me gusta, pero lo realmente importante es la gente que te rodea, como mis padres y mis amigos.
Yo estudié en la Llotja y fui muy mal alumno, y esto te genera muchas inseguridades. Después de tantos años sin diseñar tenía un poco de miedo cuando volví, pero me di cuenta que con la gente que trabaja la cerámica se crean muchas sinergias, porque es gente que está interesada en el material. Por ejemplo, Alex Trochut, un ilustrador con quien colaboré cuando él ya era una eminencia, y con quien es un honor trabajar, por su método y su manera de ver las cosas aunque nuestras maneras de trabajar sean diferentes, pues él trabaja con una mesa con ordenador y yo en un taller. Para mi acercarme a Alex y ver cómo trabaja, cómo mira, fue una influencia muy grande. También David Bestué y Marc Monzó, estar cerca de ellos me ha llenado mucho. He aprendido tanto de gente que se te acerca y sabe.
Y por supuesto, están también Hella Jongerius, Achille Castiglioni, los Eames, y los clásicos que tienen un discurso que sin duda son una gran influencia.
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