17 noviembre, 2014
por Arquine
por Mariana Barrón | @marianne_petite y Pedro Hernández | @laperiferia
La semana pasada el arquitecto venezolano Alejandro Haiek de LAB.PRO.FAB, presentó en LIGA | Espacio para la arquitectura su proyecto Papeleo, que analiza “los procesos burocráticos, las reglamentaciones, trámites, permisos y el arsenal de copias y copias que se genera” en el proceso del proyecto. En relación a este tema, y como cierre de la primera parte de la entrevista que publicamos recientemente, preguntamos a Alejandro Haiek sobre su relación de trabajo con los distintos documentos que usan como herramientas para la búsqueda y producción de nuevas lógicas urbanas.
Pedro Hernández + Mariana Barrón: Has mencionado el concepto de diseminación, ¿podrías profundizar un poco más?
Alejandro Haiek: Es interesante saber como la arquitectura le llega al problema, no cómo el problema le llega a la arquitectura. Hay personas que deben acercarse a un lugar para acceder a la cultura cuando la cultura, o cualquier actividad humana, debería simplemente desplegarse por la ciudad. En el caso de Tiuna nos llegó mucho material, tenemos más de 45 conteiners, nosotros no necesitábamos tanto. Entonces mucha gente, pequeños colectivos del barrio, cualquier tipo de agrupación cultural, se empezaron a acercar a nosotros para saber cómo le hicimos, cómo encuentro un terreno, cuál debía ser su figura legal, cómo busco recursos, qué infraestructura necesito. Desde esa perspectiva nos dimos cuenta que el conocimiento que teníamos debía democratizarse, socializarse, hacerse universalizable, para transmitirlo. Todos empezamos a hacer una serie de catálogos para operar. Nosotros desde la arquitectura y el diseño, hicimos unos catálogos sobre cómo trabajar, como construir las herramientas; el abogado, cómo constituir una compañía o un consejo comunal; el sociólogo, cómo construir un programa social; etc. Se crea un archivo que se entregaba a las personas que llegaron junto con un conteiner. Así que se está donando una infraestructura.
Uno de los primeros proyectos que estamos haciendo es una especie de modulo de inseminación cultural que es una unidad básica, con uno o dos contenedores, que sabe cómo recoger recursos, cómo ensamblarlos que puede simplemente colocarse en cualquier lugar y tiene las cosas básicas: un baño, una oficina, una grada. También gestiona su energía. Es una pequeña unidad que es capaz de después replicarse y convertirse en algo mayor.
PH+MB: Ese tema del catálogo nos interesa mucho. Es una herramienta que aplican varios proyectos y que está relacionado con la producción y transferencia de conocimiento, tanto en un sentido como en otro.
AH: Sí, en múltiples direcciones. Esa reverberación de los que estamos tratando de hacer de nuestro trabajo una práctica mucho más abierta, utilizando el medio para difundir y mostrar cosas, ante la otra mirada que es la que teníamos hace 20 años que es creernos inventores y que nos copian y nos quitan, que nuestra autoría debe ser evidenciada. La lógica justo de la producción del capital, de proteger lo que se produce, porque justamente en esta idea de patentar está la posibilidad de cuidar y salvaguardar nuestra economía, cuando lo que estamos haciendo es frenar la dinámica más evolutiva y que, en la medida de que ese conocimiento sea transferido y socializado, todo el mundo va estar mejor porque social y culturalmente avanzamos, la ciudad avanza conforme el conocimiento se transmite. En cambio, si no, lo que estamos haciendo es creando parcelas, lo mismo que crear urbanizaciones aisladas. Es como una analogía entre lo físico y lo social que se comentaba. Hay que patentar algo trabajado colectivamente, que no significa que estamos borrando nuestros territorios de conocimiento, más bien se amplían y se encuentran umbrales de inmediación donde es mas interesante operar.
Nuestra disciplina es representacional, es decir, los planos, imágenes, diagramas no sirven sólo para construir, sino que también sirven para desencadenar procesos de discusión y confrontación, porque a medida en que algo se ve es capaz de someterse a consenso. En ese sentido, en los lugares donde existe la crisis social o la emergencia antrópica, que es producida por el hombre pero también la producida por los desastres naturales, desde la experiencia que me ha tocado vivir, son condiciones similares, donde se llega a los mismos protocolos de colectividad. Se llega a lo mismo porque se produce lo mismo. Nos ha tocado participar con distintos colectivos en distintos países, hacemos talleres y hacemos arquitectura donde todos estamos participando. Ahí, la relación es más abierta y estoy seguro que todos queremos relacionarnos más, nos compartimos herramientas, protocolos o pequeñas estrategias que son efectivas en todos lado, pero todos estamos confrontándonos a que tenemos un estudio o una oficina.
Pero yo tengo la impresión que, aunque al principio hacemos cosas efímeras, como en una fascinación por el ingenio, lo interesante es crear políticas urbanas y entornos de colectividad que muestren al mundo que somos capaces de construir una ciudad con una lógica distinta.
PH: Dentro de estas lógicas, en mi caso, yo conozco el Campo de Cebada, que parece contener eso que mencionas.
AH: En el caso del Campo de Cebada, lo que esta pasando ahí, es más importante la discusión que se esta dando al interior en ese lugar que los objetos que se están produciendo, porque la discusión es lo que va permitir madurar socialmente y colectivamente, aun cuando tiene interés demostrar que nuestra sabiduría y nuestro ingenio. Y me parece que es también como jugar con la basura de los otros, como un cierto activismo, pero también habría forzar a las industrias de la producción e encargarse de sus productos una vez que son obsolescentes, que la lógica del consumo y el objeto de consumo tenga una mirada mucho más acotada. Los diseñadores estamos supeditados a las corporaciones, pero son esos movimientos asociacionistas son los que posibilitan entender el mundo de otra manera y reformular el sistema, aun cuando cualquier agrupación colectiva es criminalizada. Lo interesante es ver como todos estos instrumentos de dominación, esas iniciativas de colectividad son capaces de reutilizarlo, repensarlo y redirigirlo. Todo aquello que se produce como objeto de dominación, esa actitud de colectividad y de pensamiento colectivo es capaz de redirigirlo y producir efectos que produzcan avances sociales.
En la medida que nos oponemos a las tecnologías y a las industrias de la producción, que son cuerpos demasiado poderosos y que seguirán dominando al mundo, simplemente lo que vamos a establecer relaciones en las cuales las fuerzas se anulan, volviendo al punto inicial. No es marchando por el político, sino con el poder de la participación cívica, redirigiendo nuestras acciones que nos hace capaces de producir acciones relevantes y sustantivas en la ciudad.
MB: ¿Y qué hay de la cartografía social?
AH: Un mapa siempre es un esfuerzo titánico en sintetizar la realidad, pero también manejar un formato en que pueda ser entendida, socializada y transferida. También es un mapa social, se hablaba de la cartografía social pero también de la cartografía material. En esa medida la cartografía del territorio, la de los objetos y la social son siempre cosas que queremos cruzar y establecer relaciones transversales.
Entender la disposición y manejo de energía, la microeconomía en el territorio, las prácticas de producción material, dónde se encuentran los objetos, qué son las infraestructuras que caducan o dónde se renueva la ciudad. Esto en términos de la noción física, pero también el tema de la cartografía social es esta desaparición bajo las lógicas del mundo contemporáneo de la cultura y lo que permite es visibilizar todos estos talentos, virtudes y conocimientos que cada contexto contiene, y relacionarlo, cruzarlo y promover relaciones asociacionistas. Esta cartografía permite hasta para un pequeño barrio generar vectores de subjetividad que en un momento no tienen porqué producir nada pero que, eventualmente, pueden convertirse en una microeconomía que alimente al contexto o construya nuevos saberes.