29 junio, 2016
por Arquine
por Hans Kabsch Vela + Raul Monterroso
Carlos Alberto Haeussler Uribio perteneció a la llamada ‘Tercera generación de arquitectos modernos’, formados en un nuevo vocabulario de formas de un movimiento moderno ya establecido en la posguerra. Dicho movimiento, presente en casi todas las instituciones dedicadas a la enseñanza de la arquitectura e inspirado en los preceptos del CIAM, coincide con el acelerado crecimiento de las economías de casi todos los países latinoamericanos.
Guatemala apenas iniciaba sus pasos hacia la llamada modernidad y el progreso, la Segunda Guerra Mundial había terminado y los adelantos tecnológicos en el mundo eran vertiginosos, sin embargo, en ese entonces, la televisión no existía en el país y el radio era más estática que sonido audible. Para estudiar una carrera como arquitectura se tenía que salir al extranjero. La opción más cercana era México, aunque aquellos con mayores posibilidades económicas optaban por viajar a Estados Unidos o Europa.
Carlos Haeussler decidió hacer el viaje hacia la Ciudad de México, el cual se realizaba en tres saltos: en un Douglas DC-3 de hélice y sin presurizar que, saliendo de Ciudad de Guatemala, tocaba Tapachula y Veracruz antes de llegar a la capital mexicana. (1)
Ya matriculado en Escuela Nacional de Arquitectura coincidió con otro joven guatemalteco: Roberto Aycinena. Juntos asistieron a la renovación de la enseñanza de la arquitectura que se había iniciado en México desde finales de los años veinte y que encabezaba José Villagrán García en sus postulados teóricos; simultáneamente se llevaba a cabo la construcción de la Ciudad Universitaria de la Universidad Autónoma de México, gran proyecto colectivo que concretaba más allá de la teoría el ideal moderno combinado con el proyecto nacionalista, cuyo carácter se reflejaba en la pintura mural y la escultura: pintores, escultores y arquitectos intentando la Integración Plástica. Durante su estancia como estudiantes fueron testigos de la inauguración de la Ciudad Universitaria y de la polémica visita de Frank Lloyd Wright quien, en un breve encuentro, los exhortó a aprender de sus antepasados mayas.
Carlos Haeussler se tituló el 29 de julio de 1953. Regresó a Guatemala en un momento convulso, eran los últimos momentos del gobierno de Jacobo Árbenz; trató de buscar trabajo, pero le resultó difícil, descubrió que los pocos puestos gubernamentales ya estaban ocupados por otros arquitectos de su generación, entre ellos, Roberto Aycinena (2). Finalmente encontró un lugar en la Dirección General de Obras Públicas, donde trabajó dos años. En ese periodo realizó el diseño para el Puente de El Trébol, de gran simbolismo, pues representa el cruce de los caminos norte-sur y oriente-poniente que siempre han marcado la historia de la ciudad, además de ser una obra vial que intentaba imponer una nueva lógica urbana: la de la velocidad del automóvil en sustitución de las estrechas callecitas y caminos de tierra que existían. En esta obra, Haeussler utilizó por primera vez el sistema de concreto postensado.
La década de los cincuenta marca el crecimiento acelerado de todo el país y del resto de Centroamérica. La transformación de la capital guatemalteca de una ciudad de rasgos provincianos a una moderna empieza a notarse, primero con el surgimiento edificios de apartamentos del arquitecto Carlos Asensio Wunderlich y Roberto Irigoyen en 1950, luego con la fundación de nuevos asentamientos inspirados en los suburbios norteamericanos: las colonias Utatlán 1 y 2, Molino de las Flores, Jardines de la Asunción y San Francisco, todas diseñadas por Haeussler, contribuyendo decisivamente a proyectar el crecimiento de la ciudad. A los desarrollos y obras particulares por cuenta propia les siguieron los grandes proyectos de interés público, de mayor complejidad y que demandaban un trabajo en equipo, no sólo entre arquitectos e ingenieros, también con artistas plásticos.
En 1954, Carlos Haeussler se integró al equipo que estaba proyectando un Centro Cívico, coordinado por su colega Jorge Montes e inspirado en los ideales urbanos del CIAM y Le Corbusier y en las ideas de la Nueva Monumentalidad que, desde 1944, propagaban Sigfried Giedion y Josep Luis Sert acerca de la necesidad de imbuirle cierto significado más allá de la funcionalidad a los complejos urbanos.
Dentro del conjunto del Centro Cívico iniciado en el nuevo edificio para la Municipalidad de Guatemala, realizado por Roberto Aycinena y Pelayo Llarena, le sigue el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, diseñado por Aycinena y Montes; posteriormente, entre 1960 y 1964, Carlos Haeussler, junto a Montes y Rául Minondo, proyecta y construye los edificios del Crédito Hipotecario Nacional y la torre sede del Banco de Guatemala. Destaca la Integración Plástica del conjunto, que buscaba la unidad entre una arquitectura racional y un arte abstracto inspirado en la esencia del arte prehispánico. A cargo de las intervenciones exteriores estuvieron los artistas Guillermo Grajeda Mena, Dagoberto Vázquez, Efrain Recinos y Roberto Gonzalez Goyri, coordinados por el Maestro Carlos Mérida, quien elaboró lo murales interiores. (3)
En 1958, siguiendo el ejemplo de la UNAM y otras universidades latinoamericanas, la USAC planteó la idea de reubicar sus instalaciones que, para ese entonces, estaban dispersas por todo el centro de Ciudad de Guatemala con una población estudiantil de cerca de seis mil estudiantes. La idea era situarlas en un nuevo complejo pensado para el futuro, una Ciudad Universitaria con capacidad para recibir y albergar hasta treinta mil estudiantes. La variedad de edificios y usos puso a prueba una vez más a toda una generación de arquitectos: Haeussler, Montes y Aycinena, permitiendo a los jóvenes proyectistas ensayar los múltiples caminos del Movimiento Moderno, no sólo el pragmático funcionalismo, también la Integración Plástica de corte nacionalista o el expresionismo estructural de los paraboloides de concreto laminar. En este conjunto, el lenguaje estético es de una abstracción mucho más profunda y evoca una acrópolis maya de manera conceptual y metafórica, dotando al proyecto de una expresión moderna local y universal al mismo tiempo.
No podemos pasar por alto el diseño y construcción de edificaciones privadas como el Edificio Quevedo y el Edificio Roma, en la zona central, o la magnífica residencia Villa Dora, diseñada para la acaudalada familia Picciotto, con tres murales de Mérida y la sofisticada elegancia de la modernidad habitacional.
Carlos Haeussler era un entusiasta de la nueva arquitectura, sin embargo compartía el escepticismo de su maestro José Villagrán con respecto a la propagación del Estilo Internacional y de las cajas de cristal. Opinaba que el curtain wall sólo funcionaba en la arquitectura de países desarrollados donde se podían crear soluciones como los muros dobles de cristal para controlar la temperatura interior. Además, era de una responsabilidad social digna de citar. En una entrevista realizada en el 2008, comentó la necesidad de dar trabajo al constructor local, “para qué sirven detalles importados de otros países, si aquí hay mano de obra y artesanos que pueden hacer mejor cualquier acabado o detalle”, decía refiriéndose al manejo de los materiales locales como el ladrillo, la piedra y la cerámica, productos y acabados que utilizó en sus obras.
Los paralelismos entre la obra de este arquitecto guatemalteco y su generación de pioneros con los arquitectos mexicanos se muestran en la inquietud de fusionar la visión moderna y la tradición de la raíz prehispánica explorando caminos similares: Integración Plástica, sinceridad material y expresionismo estructural.
Se ha avanzado mucho en los años recientes por cartografiar el impacto y las múltiples expresiones del movimiento moderno latinoamericano, sin embargo, permanecen aún regiones poco estudiadas, tal es el caso de la arquitectura producida en el territorio de la antigua Mesoamerica: el sur de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Una labor sin duda pendiente.
Carlos Haussler falleció en Ciudad de Guatemala el ocho de abril de 2016.
Notas:
1.-Conferencia “Carlos Haeussler, pionero del modernismo guatemalteco”. Universidad Francisco Marroquín, Ciudad de Guatemala, 19 de marzo de 2012. http://newmedia.ufm.edu/gsm/index.php?title=Haeusslermodernismoguate
2.-Francisco Mauricio Martínez, Diseñador del Centro Cívico, entrevista a Carlos Haeussler, en Revista D, Periódico Prensa Libre, Ciudad de Guatemala ,15 de junio 2014.
3.-Andrés Asturias, Gemma Gil, Raul Monterroso; Moderna, guía de Arquitectura moderna de Ciudad de Guatemala, Ediciones alternativas del Centro cultural de España en Guatemala, Ciudad de Guatemala 2008. https://issuu.com/raulmonterroso/docs/guia_moderna