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Cambiando de escala (II): Exprimiendo el m2 al máximo

Cambiando de escala (II): Exprimiendo el m2 al máximo

22 mayo, 2014
por Mónica Arzoz | Twitter: marzozcanalizo

¿Cuántos metros cuadrados puedes comprar con un millón de dólares?

De acuerdo con un artículo publicado en el Business Insider, hoy en día, ciudades como Mónaco, Hong Kong y Londres, entre otras, tienen precios tan elevados que con un millón de dólares tan sólo se pueden adquirir 15m2 (en Mónaco). De hecho, no hay que irse tan lejos, en algunos de los lugares más caros del DF sólo se podría comprar una vivienda de 166m2 ¿Será que alguien se imaginó que llegaríamos a estos niveles?

La vivienda no debe analizarse de manera aislada, pues son muchos los factores que intervienen en su desarrollo y evolución. Si bien, siempre se ha sabido que un bien raíz tiene un alto valor económico por sí mismo, de igual manera se sabe que éste no solo consta de unos cuantos metros cuadrados contenidos por la arquitectura, sino que conlleva muchos costos asociados a factores de ubicación y conectividad, así como factores intangibles, como la vida social o el simple estatus. Incluso, hay fuertes impulsos económicos (captura de plusvalías) que llevan a estos precios exorbitantes.

Éstos son sólo algunos de los factores que hoy tienen una gran influencia en el proceso de decisión del individuo al momento de escoger su hogar. Podemos identificar como clave un proceso de re-estructuración en donde la jerarquía de prioridades de la sociedad cambia, priorizando ubicación sobre espacio.

En los grandes centros urbanos, muy en especial ciudad de México, estos factores juegan un rol primordial en la vida diaria de sus habitantes. Factores como el tráfico, la movilidad o seguridad han comenzado a impulsar la creación de una nueva mentalidad respecto de los parámetros de la habitabilidad y calidad de vida. Es el instinto de supervivencia humana el que, rompiendo las reglas, ha comenzado a transformar dinámicas urbanas, trayendo como consecuencia grandes impactos al mercado de la vivienda.

Las prioridades de confort y habitabilidad se han reubicado sobre el deseo por los espacios grandes. La percepción de la escala, al hablar de los espacios habitables, se transforma constantemente; espacios que antes se creían “necesarios” para una buena calidad de vida han pasado a formar parte de un segundo plano la jerarquía de prioridades.

El pensamiento que llevo a las generaciones pasadas a huir a la periferia bajo el deseo del suburbio americano que tanto nos esforzamos en imitar, con enormes residencias y jardines grandes, junto con un urbanismo dejado llevar por y para el coche, hoy ha probado no ser la respuesta para obtener una buena calidad de vida.

Y este fenómeno no se limita a los pocos afortunados que viven en Polanco, la Condesa o la Roma. Hemos observado como en los últimos años, aquellas familias que compraron una vivienda de interés social, abandonan sus casas y regresan a zonas más céntricas (a pesar de que el suelo es más caro) por cuestiones económicas y de calidad de vida.

Esta tendencia no debería sorprendernos. La palabra vivienda viene del latín vivenda, cuya raíz es la palabra vivêre, que quiere decir vivir. La casa, hogar o residencia esta conformada por un conjunto de espacios, que, como señala Iñaki Abalos, son simplemente la materialización de lo habitable. La habitabilidad es una cualidad del espacio que se fundamenta en múltiples aspectos más allá de los arquitectónicos. Un lugar puede ser habitable, vivible, si tiene características afectivas que no necesariamente son físico espaciales. La arquitectura participa como condición necesaria para la habitabilidad, sin embargo, no es indispensable.

Esos cuantos metros cuadrados o  conjunto de espacios contenidos que conforman la vivienda, lugar donde, potencialmente el hombre puede desenvolver su vida, es un concepto que constantemente se adecua y re-estructura buscando lograr mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

La vivienda esta destinada a satisfacer las necesidades básicas de habitabilidad, un aspecto muy importante para el diseño y desarrollo de la misma. Las dimensiones de los espacios son determinadas por las necesidades, el presupuesto y la finalidad de cada proyecto. Sus características físico espaciales y cualidades formales, pueden o no favorecer a la existencia de un lugar que reúna las condiciones de habitabilidad, sin embargo, es la percepción de lo que es o no calidad de vida, lo que va transformado las prioridades de escala dependiendo las necesidades o deseos del individuo.

¿Cuál es el mínimo espacio que consideramos necesario para dormir?, ¿para comer?, ¿para vivir? Preguntas que hoy parecen lógicas, hace algunas décadas estaban muy lejanas de serlo para los habitantes de la Ciudad. Pareciera que estuviéramos reviviendo el momento en que millones emigraron del centro de la ciudad a las periferias en busca de más espacio pero en sentido opuesto. Hoy en día, en una ciudad como el DF, las nuevas generaciones buscan regresar al centro, donde, aunque el espacio no es mucho, la calidad de vida es mejor.

Esto provoca una alta demanda de vivienda en zonas que hace 20 años estaban incluso en ruinas. Las nuevas joyas del DF, que de nuevas no tienen nada, han regresado a las zonas centrales. Expertos atribuyen este fenómeno principalmente a tres razones: la cercanía a centros de trabajo, conectividad vial (movilidad) y el hecho de que albergan proyectos urbanos, que aunque hoy no están terminados, mejoran el atractivo de la zona en el futuro cercano.

¿Será que estos procesos de adaptación, tanto de la vivienda como espacio, junto con la percepción de éste como complemento para lograr una buena calidad de vida, es el comienzo de una transformación en las complejas dinámicas de la Ciudad de México, para crear una ciudad centralizada con prioridades urbanas distintas? ¿Será sólo el comienzo de un conflicto por el suelo que el día de hoy no estamos preparados para resolver? O simplemente ¿será que solo queremos formar parte de la continua competencia entre ciudades de poseer el m2 más caro como galardón a la Ciudad más rica?

regina

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