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Columnas

BAGDAD_Miradas arquitectónicas

BAGDAD_Miradas arquitectónicas

20 diciembre, 2025
por Emma Palem

Calle Haïfa

¿Cómo captar una arquitectura que acumula estratos de intervención, interrupción y permanencia sin que la mirada del fotógrafo intervenga en su propio relato? A partir de esta pregunta y con la exposición de Luc Delahaye en el Jeu de Paume en mente, releo hoy las imágenes tomadas durante un viaje de estudio a Bagdad en enero de 2023 con la Escuela de Arquitectura de Barcelona.

Campus de la Universidad de Arquitectura por el arquitecto Walter Gropius

Nuestro profesor y guía, Pedro Azara tiene la capacidad de hacer revivir estatuas y ruinas silenciosas mediante su precisión y su pasión. Recuerdo especialmente su clase de Teoría sobre la distancia frente a las obras, la manera en que la materia puede ser investida, personificada, hasta llegar a sufrir de gestos de destrucción como intento de abolir un símbolo.

Proyecto del Estudio Venturi en la calle Khulafa

Proyecto del Estudio Venturi en la calle Khulafa

LA DISTANCIA JUSTA

Luc Delahaye escribe: «Hay una distancia mínima, la del reportero, que conocía bien, hay una distancia máxima, más allá de la cual las figuras desaparecen, y eso forma el espacio medible de las distancias comunes a todos. Y luego está la distancia mental del fotógrafo y su punto de presencia real.» 

El formato panorámico que utiliza Delahaye deja respirar lo real y resiste a la idea de que cuanto más cerca, más verdadero. La distancia justa se convierte en una retirada, un gesto de neutralidad, casi de ausencia, para obtener una mirada que no busca imponerse.

En Bagdad, esta cuestión de la distancia no solo concierne al reportaje fotográfico, sino que se manifiesta también en proyectos urbanos. El campus universitario proyectado en 1957 por Walter Gropius se encuentra en una península rodeada por el Tigris, voluntariamente alejado del centro, en parte para evitar las manifestaciones estudiantiles. Representa una modernidad utópica, aislada del ruido y de la complejidad del corazón de la ciudad. El proyecto encarna las contradicciones de una arquitectura importada con soluciones trasplantadas desde el extranjero y ambiciones universalistas confrontadas a las realidades locales.

Calle Haïfa

PRESENCIA Y AUSENCIA

Campus de la Universidad de Arquitectura por el arquitecto Walter Gropius

Delahaye también escribe: «Mi manera de hacer fotos es muy simple, mínima: estar ahí y dar solo lo estrictamente necesario, sostener la cámara. Creo en el poder del registro y solo trabajo con eso – lo que constituye la singularidad de la fotografía, que solo le pertenece a ella.» 

Esta frase de Delahaye me obsesiona por su sinceridad. Fotografiar es “être là”, un gesto mínimo, casi frágil. En Bagdad esta frontalidad se convirtió en un método. Los edificios no pueden apartarse. Permanecen plantados, y es esa condena a la permanencia lo que vuelve tan elocuentes sus heridas. El gimnasio de Bagdad (penúltima obra de Le Corbusier proyectada a finales de los años cincuenta), los bloques de viviendas de Robert Venturi en la calle Khulafa, el campus de Gropius o la calle Haïfa son arquitecturas que llevan las huellas de su historia sin poder sustraerse a ella.

Proyecto del Estudio Venturi en la calle Khulafa

Las imágenes que presento aquí son observaciones, fragmentos de un real que se muestra sin dramatización. Fotografiar implica aceptar una ambivalencia, estar presente para tomar la imagen mientras se intenta desaparecer del encuadre y así dejar que la ciudad conserve su autonomía y su propia densidad.

Calle Haïfa

Calle Haïfa

CAPAS 

Durante todo el viaje me sentía abrumada por la cantidad de información que entraba en mi cabeza: temporalidades superpuestas, reparaciones visibles, construcciones nuevas apoyadas sobre estructuras antiguas. Bagdad es una ciudad constantemente reinterpretada donde las capas no se esconden, donde la arquitectura moderna convive con las heridas de la guerra y las transformaciones eventualmente torpes. Los bloques de vivienda proyectados por Robert Venturi en la calle Khulafa ilustran perfectamente este palimpsesto urbano. La ornamentación de inspiración islámica prevista nunca fue realizada. Luego, el tiempo y la guerra fue manchando la piel de la construcción dejando lugar a un mapa de cicatrices. La envolvente exterior habla distintos idiomas ya que las restauraciones posteriores consistieron en recubrir una parte de la fachada con placas de aluminio, creando un diálogo involuntario entre intenciones originales y soluciones de emergencia. Fotografiar estos volúmenes reinterpretados por el tiempo y los usos, es observar una arqueología viva. 

Jean-Louis Comolli dice: «[ …] cuando hacemos una imagen del mundo real, reconstruimos cierto estado de las cosas, aislamos, encuadramos, producimos una especie de simulacro parcial y discontinuo, cuyos elementos serán luego organizados de cierta manera (mediante el montaje, la secuencia) para ser presentados a los demás.»

El gimnasio de Bagdad proyectado a finales de los años cincuenta, penúltima obra de Le Corbusier.

LEER LA ARQUITECTURA

A lo largo del viaje, mi mirada se transformó en una forma de leer arquitectura. No buscaba registrar obras icónicas congeladas en su estado ideal, sino mostrar cómo una ciudad absorbe, transforma y a veces traiciona la modernidad que se quiso proyectar sobre ella.

Una trama urbana nunca es solo un conjunto de edificios. En Bagdad es aún más claro, es una conversación entre tiempos, ideologías, heridas y gestos cotidianos. Fotografiarla es aceptar que la arquitectura, como la memoria, nunca es estable sino que se reescribe constantemente ante nuestros ojos sin poder moverse de su lugar.

El gimnasio de Bagdad proyectado a finales de los años cincuenta, penúltima obra de Le Corbusier.

El gimnasio de Bagdad proyectado a finales de los años cincuenta, penúltima obra de Le Corbusier.

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