Construir en territorios alejados de los entornos en los que nos movemos habitualmente es un desafío. Es un ejercicio de voluntad. Es la posibilidad de insertar un espacio habitable en dominio de lo natural: lo remoto como posibilidad, como valor, como generador de dominios y condiciones. Nuevas formas de paisaje merecen nuevas formas de habitarlas.
junio 2018