De la interconexión (y las dimensiones) al amor tácito: una conversación con Damián Ortega
"Damián Ortega: Pico y Elote" se exhibe ahora en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Conversamos ahora con el [...]
8 enero, 2015
por Mariana Barrón | Twitter: marianne_petite | Instagram: marianne_petite
La idea de justicia según el filósofo francés Alain Badiou es algo que está inmerso en el presente, por tanto el problema más difícil de la justicia es el tiempo. Al avanzar el tiempo puede posibilitar la perdida y el olvido de la justicia, así, si la justicia es un presente ¿cómo puede continuar? La justicia está siempre amenazada y sus consecuencias hacen notoria la afirmación de su ausencia. Éstas se manifiestan en el ámbito arquitectónico y artístico, cuyo estudio ha ayudado a la reconstrucción de una justicia constante buscando generar cambios y diálogo. Trabajos como los desarrollados por Decolonizing Architecture, un equipo compuesto por Eyal Weizman, Alessandro Petti y Sandi Hilal, son una muestra de ello.
En este sentido, el Simposio Internacional de Teorías del Arte Contemporáneo (SITAC) en su doceava edición presenta este año el tema Arte, Justamente, bajo la curaduría de Carin Kuoni y Lucía Sanroman,en el que durante tres días se hablará de la construcción de la justicia a partir de tres temas específicos: la alimentación, la educación y el género. Siguiendo esa línea el Simposio presentará, entre otros invitados, la participación de los arquitectos Sandi Hilal (Palestina) y Alessandro Petti (Italia) que hablarán de la justicia educativa con el proyecto ‘Escuela bajo el árbol’ en los que se deja ver varios de sus planteamientos teóricos de lo que ellos llaman ‘descolonización de la arquitectura’, la posibilidad de transformación futura de las colonias y bases militares israelíes en Palestina donde lo público, lo comunal y lo no gubernamental forman geografías compuestas que ante la necesidad de condiciones mejores para el desarrollo de las actividades normales de una comunidad. Una problematización, por lo general, situada entre las estructuras gubernamentales y las iniciativas individuales, afirmando alternativas que se oponen a las condiciones que se requieren primordialmente.
¿En qué medida puede la arquitectura repartir justicia? Weizman, uno de los fundadores del proyecto, establecía en el Congreso Arquine No.13 | Desplazamientos, que el arquitecto para tener una incidencia real en el mundo, debe ubicarse dentro del marco jurídico, denunciando, a través de sus propias herramientas y conocimientos técnicos, los abusos que las construcciones humanas realizan sobre la gente. Fue justo ahí donde el proyecto Decolonizing Architecture, encontró una brecha, un vacío legal: “Nuestra forma de trabajo busca encontrar y utilizar las grietas y lagunas dentro de los sistemas coloniales existentes de separación y control.”, para desde ahí, aprovecharlas y emitir justicia y convertir la arquitectura en “una herramienta táctica para actuar dentro de la lucha que se desarrolla en Palestina.”
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