El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid y la Fundación Caja Madrid presentan en paralelo la exposición Arquitecturas Pintadas en donde se reúne un conjunto de más de 140 cuadros desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII. La muestra toma forma en más de quince salas con composiciones arquitectónicas estableciendo la selección más grande e importante de arquitecturas pintadas hasta la fecha.

Curada por Delfín Rodríguez, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid y Mar Borobia, jefe de conservación de Pintura Antigua del Museo Thyssen, el objetivo es mostrar la evolución de los escenarios arquitectónicos y el papel del tiempo dentro de la consolidación de un nuevo género en la pintura. La importancia de las arquitecturas pintadas reside en establecer los escenarios donde ocurren los episodios y donde las ciudades empiezan a competir en el mismo nivel de la política, la religión y la aristocracia.

La creación de estas pinturas establecía el génesis de los imaginarios culturales y la importancia de la mnemotecnia: la asociación de las historias y los lugares. Estos nuevos sistemas de representación como la perspectiva, el tiempo y el lenguaje entre la arquitectura y la pintura inician una nueva teoría del arte en el que las lecturas oscilan entre la proyección y la construcción. A través de un recorrido cronológico, la exposición –que estará abierta hasta el 22 de enero– se articula con los temas del tiempo, religión, política, fantasía, ruina, viaje y metáfora con cuadros destacados como La Torre de Babel (1595) de Lucas van Valckenborch,  La Plaza de San Marcos (1723)  de Canaletto, y Capricho arquitectónico con puente y arco triunfal, (1768) de Hubert Robert, entre muchas más obras maestras.

Arquitecturas Pintadas ofrece al visitante una experiencia completamente visual y nostálgica de una de las profesiones más antiguas e importantes de la humanidad, un proyecto para reflexionar sobre la metamorfosis de la forma y el espacio. Las obras arquitectónicas se convierten en los argumentos prioritarios de las pinturas y de otros discursos, mientras se convierten en las claves del pensamiento, la reflexión y la poesía.

Fotos: Cortesía Museo Thyssen-Bornemisza