Carme Pinós. Escenarios para la vida
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22 abril, 2013
por Pedro Hernández Martínez | Twitter: laperiferia | Instagram: laperiferia
¿Son los renders o fotomontajes el producto final de la arquitectura o son simplemente una parte del proceso que acaba en la ejecución de una propuesta? Los proyectos de papel de arquitectos como Frank Lloyd Wright o Buckminster Fuller o grupos como Superstudio, Archizoom o Archigram eran capaces de imaginar todo un mundo nuevo colocando un recorte sobre una ciudad como Nueva York. No serán arquitecturas, pero cuanto menos permiten repensarla, subvertirla e, incluso, llegar a cambiarla. La llegada de la fotografía y herramientas digitales sustituiría el dibujo y los recortes por las capas de píxeles, pero hoy el propósito no es muy distinto al de aquellos años. Algo que se podría decir del trabajo del artista español Dionisio González, que se exhibe estos días en el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS) dentro de la muestra AROUND y que recoge 32 de sus obras entre 2001 y 2013 en lugares tan distantes como La Habana, Granada, Venecia o Brasil, es el carácter ficticio de sus propuestas. El artista, que no se ve a sí mismo ni como fotógrafo ni arquitecto, viaja alrededor del mundo en la búsqueda de paisajes construidos altamente expuestos a la demolición, en buena medida por parte de las autoridades que la ven como única estrategia para paliar los problemas bien debido a la acción de las fuerzas de la naturaleza.
Como alternativa a la demolición, Dionisio González propone considerarlas, fotografiarlas y ‘construir’ sobre estas imágenes a través de programas de tratamiento digital; nuevas arquitecturas ficticias que, aprendiendo del lenguaje formal de estos lugares, introduzcan en estas zonas desfavorecidas nuevos programas públicos que permitan adecuar y revitalizar la zona sin destruirla. Las nuevas construcciones propuestas, pese a una supuesta tecnología high tech, en contraste con lo existente, no acaban por resultar extrañas, sino que parecen mezclarse con las construcciones originales. El trabajo reclama un respeto por lo informal, pese a su baja calidad material o su falta de seguridad, pero que sin duda ofrecen otras cualidades, como el uso del desecho material como principal recurso constructivo, y que ilustra un alto grado de improvisación y espontaneidad. De este modo, el autor busca cuestionar aquellas políticas públicas que son incapaces de asumir esa realidad. Como ocurriera con los grupos radicales de los sesenta y setenta, González no busca construir sus arquitecturas, pero ello no le impide ir más allá de la mera fachada y diseña sus interiores, además de una posible forma de organización espacial. Incluso llegó a recibir una propuesta muy real de llevarlas a cabo, tal y como le ocurriera en Busan, Corea del Sur, que le habría permitido saltar de la representación en dos dimensiones a una previsible materialización, lo que habría supuesto para el artista la materialización de esta otra mirada alternativa. Finalmente, la propuesta finalmente no salió adelante por los conflictos del país asiático con su vecino del norte, pero demuestra como una imagen ficticia puede convertirse en un revulsivo. Faltaría saber si el gobierno de la ciudad asiática fue capaz de ver más allá del atractivo visual de las imágenes y entender que sin políticas urbanas acordes podría haber acabado en una inocente solución formal.
Los fotomontajes –el collage o el dibujo– se convierten en un medio desde el comunicar un proyecto de arquitectura; representan situaciones o ficciones que expresan los deseos y sueños de un arquitecto –o de un promotor– dando forma y visibilizando, en la hoja de papel o la pantalla, lo que puede llegar a ser el proyecto, tanto a nivel espacial como vital, mucho antes de que sea construido. Pero trabajos como la obra de Dionisio González podrían escenificar cómo pueden llegar a ser más allá de un simple elemento de representación; un dispositivo capaz de imaginar nuevas posibilidades futuras, abriendo espacios para el debate y la discusión, planteando una posibilidad de tantas. El fotomontaje de arquitectura entonces se movería entonces a caballo entre ésta, la fotografía, la narración y, ocasionalmente, la crítica.
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