De la interconexión (y las dimensiones) al amor tácito: una conversación con Damián Ortega
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7 abril, 2015
por Mariana Barrón | Twitter: marianne_petite | Instagram: marianne_petite
En la última edición del Simposio Internacional de Teorías del Arte Contemporáneo (SITAC), presentado bajo el tema Arte, Justamente y bajo la curaduría de Carin Kuoni y Lucía Sanroman, se habló durante tres días de la noción de la justicia desde tres temas específicos: la alimentación, el género y la educación. Siguiendo esta última el Simposio contó con la participación de los arquitectos Sandi Hilal (Palestina) y Alessandro Petti (Italia) que hablaron del proyecto ‘Escuela bajo el árbol’ desde los que hablar de la descolonización de la arquitectura, es decir, de la posibilidad de transformación futura de las colonias y bases militares israelíes en Palestina donde lo público, lo comunal y lo no gubernamental forman geografías compuestas que ante la necesidad de condiciones mejores para el desarrollo de las actividades normales de una comunidad.
Mariana Barrón: ¿Cómo su trabajo de arquitectos empezó a tener una responsabilidad social?¿Cómo empezaron este tipo de carrera?
Alessandro Petti: La arquitectura no sólo es una forma de solucionar los problemas, también permite la construcción de realidades, esto fue particularmente importante en el contexto de Palestina al involucrar a la arquitectura como principal herramienta de colonización. La arquitectura es una herramienta que involucra políticas que, al modelar o diseñar el espacio, controlas a la gente. Cuando decidimos establecer DAR (Decolinizing Architecture) en Palestina nos enfocamos en utilizar la arquitectura en contra de ella misma, hubo diversos fines en los proyectos que realizábamos para reimaginar cómo era todo después de las evacuaciones de las bases militares. Todos estos proyectos de una forma u otra tienen su manifestación material, al mismo tiempo tratamos de entender esto más allá de la arquitectura, su comprensión como un gesto de diseño.
Sandi Hilal: Nosotros somos investigadores, no sólo arquitectos, entonces ¿cómo podemos ser coherentes con lo que hacemos o construimos?, ¿cómo es que hoy en día podemos vivir bajo el colonialismo actuando con mis propias convicciones? Yo estudié arquitectura, investigo sobre ella y siempre me pregunto ¿cómo puedo utilizar todos estos conocimientos para ser un sujeto activo y, al mismo tiempo, ser alguien que está viviendo en descolonización? Por esto comenzamos con toda la conceptualización de ‘arquitectura descolonizada’ como una forma de ser coherentes con nuestra propia vida.
MB: Hay algo que ha mencionado Alessandro sobre la diferencia entre comunidad y comunalidad.
AP: Esto forma parte de la discusión que tenemos como grupo. Especialmente la palabra comunidad esta muy ideológicamente predefinida y, a veces, siempre lo es, incluso cuando se utiliza con la mejor intención, conlleva a la gente a pensar en un sentido de autenticidad que también forma parte de las estructuras de la colonia.
La idea de nación es de hecho una estructura colonial. El control es una estructura colonial. Así que tratamos de desafiar la idea de la comunidad como una sola imagen. Esto tiene que ser más un tema en que los individuos, junto con su comunidad, tengan no sólo el derecho de representarse a ellos mismos sino también de poder cambiar esta representación.
El que idealiza la comunidad y quien la considera como un grupo humano comparten la misma imagen congelada. Nuestro trabajo trata de desafiar esto y, en este caso, usamos un concepto en árabe que se traduce como ‘en común’ que está constantemente en construcción por la gente y que tiene una dimensión diferente en la arquitectura. No es un espacio privado ni público, sino que es un tercer espacio que existe y es formado por la acción de la gente. Este tercer espacio desaparece cuando la gente deja de tener un compromiso con la producción de espacios de sentido, la percepción es diferente a un espacio público debido a que no siempre la producción tiene un sentido coherente. El espacio común existe sólo si está activado.
MB: Ahora en términos de educación, refiriéndome a lo que pasa hoy en día, en México tenemos una institución que se ocupa de construir escuelas en comunidades situadas en las montañas, desiertos, es decir, lugares adversos. Lo que hacen es construir pequeñas escuelas bajo los mismos parámetros que lo harían con las escuelas en las ciudades pequeñas, por tanto estas comunidades están aprendiendo las mismas cosas que yo aprendí en ciudad de México y no precisamente hay una relación con su entorno inmediato, ¿podría ser esto un tipo de colonización de parte del gobierno mexicano? ¿Cómo creen que podemos cambiar esto de una manera coherente como arquitectos o como personas que desean tener una mejor relación con el otro?
SH: Una de las cosas principales que trabajamos en los campamentos de refugiados es reconocer que el ambiente donde se está viviendo es un espacio de conocimiento por sí mismo. Es un lugar donde el conocimiento es producido y, sobre todo, entender que estos lugares tienen valores, incluso si son detestados. Sabemos que estos campos de refugiados no deberían de existir porque todos esperan el regreso a casa. En realidad el primer paso para el pensamiento crítico se da desde el momento en que tus más allegados -tus padres, tus abuelos- te transmiten sabiduría, esto es también parte del conocimiento, no es sólo lo que se enseña en la escuela y que creemos lo mismo en el rol de la arquitectura
En ese sentido quiero decir que estamos muy inspirados por algo que Louis Kahn decía; una de las mejores escuelas suceden cuando tienen lugar bajo el árbol donde los maestros no están conscientes de ser maestros ni los estudiantes de ser estudiantes.
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