5 marzo, 2013
por Arquine
Tadao Ando acaba de terminar el Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Monterrey (UDEM). El resultado es una obra espectacular, soberbia y excesiva. The Gate of Creation (así, en inglés) es el nombre de este nuevo equipamiento académico que alude, desde su forma, al Tori japonés (arco tradicional que enmarca el acceso a un templo shintoista) y a su vez, sugiere el acceso a este nuevo templo de creación. La compleja geometría para llevar a cabo las superficies regladas de concreto requirió un grado de virtuosismo constructivo muy sofisticado, materializado por más de 2 mil 600 trabajadores. Muros impecables –de la talla de la Iglesia sobre el agua de Tomaru, la Iglesia de la luz en Ibaraki, el Museo de Arte Contemporáneo de Naoshima o el museo veneciano en Punta della Doggana– encaminan el acceso lateral, en un paseo arquitectónico perimetral del nuevo Centro.
Se trata de un prisma de concreto perfecto, que desde su parte superior se torsiona hacia la inferior, entrecruzando sus aristas y formando un gran arco. Dos superficies regladas se alabean con el escalonamiento de las nervaduras precisas de un concreto que bien pudieran ser cuarzo o criptonita. Esta puerta al conocimiento enmarca el anodino campus de la UDEM y la ciudad marginal que se arrastra por la ladera oriente del valle. La sección longitudinal definida por el espacio abierto que cruza todo el edificio, refleja un recorrido ascendente sobre la geometría alabeada. Generosas secuencias espaciales y foros esféricos, se abren lateralmente a un paisaje urbano fragmentado, que sin pretenderlo, denuncian la marginalidad de las colonias informales de la zona.
Ando ya había construido una casa en la exclusiva ladera poniente de la sierra que enmarca la capital regiomontana para los mismos dueños y mecenas de la universidad. Seguramente su fascinación por el minimalismo monumental del arquitecto japonés los animó a liderar este proyecto que no deja de ser un ícono a destiempo, capaz de impregnar de identidad el campus de la universidad. De esta forma, el primer proyecto público de Tadao Ando en Latinoamérica ofrece todo su repertorio formal con dramáticas secuencias de espacios, vacíos y escaleras en seis sólidos niveles de concreto que albergan a más de quinientos estudiantes. El mismo vacío luminoso central está conectado por escaleras ortogonales y curvas que remiten a los espacios continuos de Escher.
“Quise hacer una obra que retara al paisaje, que fuera fuerte. Esta Puerta de la Creación es con el afán de que cualquier alumno que la cruce tenga el entusiasmo y la decisión para estudiar”, así definió el proyecto el ganador del Premio Pritzker en 1995. Ahora la Universidad de Monterrey con este nuevo ícono de marca registrada, accede a la ruta turística para arquitectos globales. Cabe confiar que sea una primera señal que se deberá ver respaldada por un programa académico y un equipo docente de excelencia, y no quede sólo en un traje a medida reflejo de una opulenta sociedad regiomontana, que convierte en concreto el croquis de una servilleta.