Carme Pinós. Escenarios para la vida
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9 febrero, 2012
por Pedro Hernández Martínez | Twitter: laperiferia | Instagram: laperiferia
En 1975, España abandona la dictadura franquista tras casi cuarenta años. Después se aprobaría la Constitución que iniciaría la nueva etapa democrática. Si como dice Octavio Paz, “la arquitectura es el testigo menos sobornable de la historia”, en la medida que presenta siempre una fuerte vinculación con el contexto social y tecnológico de un momento, lleva inevitablemente a preguntarse ¿cómo debía ser la arquitectura que pusiese rostro a los nuevos valores políticos que se abrían paso?, 35 años después, ¿la arquitectura ha consolidado esos principios? ¿ha añadido otros? Y de ser así, ¿Cómo?
Bajo esta premisa se desarrolla, desde el 26 de enero y hasta el 8 de abril, en la sala Zuazo de las Arquerías de los Nuevos Ministerios de Madrid la exposición “Arquitectura española (1975-2010) + 35 años construyendo en democracia” organizada por el Ministerio de Fomento, y curada por los arquitectos Antonio Ruiz Barbarin y Héctor Barrio.
La muestra se estructura en dos partes diferenciadas. Una primera, con un desarrollo cronológico que recorre los 35 años de la historia democrática, donde cada año es abanderado por una obra destacada que fue realizada en ese momento y secundado por otros proyectos importantes de ese año, explicados en menor profundidad que el anterior, y que vendrían a ampliar su contexto temporal. De este modo, aparecen entre cuatro y ocho obras por año hasta el 2010, donde la exhibición eclosiona y el número se amplía hasta los 35 proyectos. Esto formaliza un gran caleidoscopio del actual panorama arquitectónico español, construyendo una mirada optimista y plural del presente, en un gesto que buscaría ofrecer una mayor perspectiva del momento que nos hallamos a fin de visualizar diferentes vías de hacia dónde avanzará el futuro la práctica de la arquitectura, que se encuentra entonces por escribir.
Junto a esta cronología, se encuentra una extensa muestra de maquetas de algunas de las obras seleccionadas, ejecutadas con distintas escalas y materiales, algunas más conceptuales, otras totalmente técnicas, organizadas sin atender a un orden cronológico concreto y que construyen un enorme y rico skyline que permite al espectador establecer conexiones y relaciones entre ellas no inmediatas a priori.
La exposición pone sobre la mesa una gran cantidad y calidad de obras efectuadas en España y realizadas por los destacados nombres de los últimos años, pero, sin embargo, quizá se echa en falta que esta mirada al pasado se hubiera realizado sobre las obras tal y como se encuentran actualmente y no exclusivamente con documentos y fotografías del año en que se finalizaron, a fin de que se pudiesen extraer los aciertos y fracasos que aparecieran en este periodo. Se trataría de aprender no sólo de las partes claras y luminosas, también de las oscuras y desde ahí seguir el viaje.
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