Gobierno situado: habitar
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19 mayo, 2015
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog
“En aquellos días, los autos escaseaban tanto como ahora las plazas de estacionamiento.”
Marx, Groucho Marx.
“En todos los dominios de la industria, se han planteado problemas nuevos y se han creado los instrumentos capaces de resolverlos.” Esa es la primera frase del célebre texto de Le Corbusier, Arquitectura o revolución, publicado a principios de los años 20. Entre las imágenes que acompañan al texto se incluyen tres fotografías con el pie de foto “las fábricas de «Fiat» en Turín con el autódromo sobre el techo.”
Se trataba, evidentemente, del Lingotto, la fábrica que Fiat empezó a construir a las afueras de Turín en 1916, a la mitad de la Primera Guerra. El edificio tiene más de 150 mil metros cuadrados y fue el primer edificio en Italia construido con concreto armado aparente. Su planta tiene 508 metros de largo y veinticuatro y medio de ancho. El edificio se organiza siguiendo la lógica de la línea de producción en cinco plantas que culminan en la famosa pista de pruebas en el techo: dos rectas de 443 metros de largo unidas por dos curvas peraltadas. El edificio fue inaugurado por el rey Vittorio Emanuele III el 22 de mayo de 1923.
Le Corbusier visitó el edificio el 22 de abril de 1934. Lo invitaron a probar el Fiat Balilla. Un par de fotografías lo muestran, una al volante y otra parado a la mitad del autódromo. Tras la visita, Le Corbusier escribirá: “la fábrica de Fiat es un avance en la planeación de ciudades en la nueva era mecanizada. La autopista en el techo, por ejemplo, ofrece la evidencia de las posibilidades técnicas modernas. No es un sueño: es realidad. Algunas ciudades como Ginebra, Argel o Río de Janeiro, podrían ser salvadas del desastre que las amenaza construyendo grandes autopistas a gran altura (como la pista de la Fiat) sobre estructuras estandarizadas, permitiendo que las ciudades ofrezcan vivienda para una gran población en condiciones óptimas. Creo en esto. Lo veo como una solución. Hoy la visita a la Fíat me lo ha confirmado.” Pocos días después de la visita de Le Corbusier, el 15 de mayo de 1934, murió en Turín Giacomo Mattè-Trucco, principal diseñador del Lingotto.
En 1925 Konstantin Melnikov viaja a París. Había ganado el concurso para construir el Pabellón Soviético en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industrias Modernas en París. En las bases del concurso de pedía un edificio de 325 metros cuadrados, en dos niveles, con estructura de madera. El pabellón se construyó en menos de un mes por tan sólo diez obreros y fue el más admirado de la exposición. Ginés Garrido cuenta que, en París, Melnikov conoció a Robert Mallet-Stevens, a Auguste Perret y a Le Corbusier. Este último lo llevó a conocer algunas de sus obras en su convertible. Parece que Melnikov recordaba mejor el automóvil del suizo que su arquitectura. En París también recibió el “encargo” de diseñar un estacionamiento, aunque Garrido escribe que “Melnikov se adelantó con el programa, el volumen ye lugar, quizá a una sugerencia del Ayuntamiento de París, que le habría manifestado, de modo informal, cierta preocupación por el aumento de vehículos y las nuevas necesidades y problemas que planteaba. Pero la propuesta de hacer un garaje en altura estaba en la solución del problema en 1925 y para plantearlo se requería una visión del proyecto que difícilmente podría tener el Ayuntamiento. El tamaño del garaje, mil autos, una cifre enorme, tan arbitraria como válida para un proyecto sin encargo y la ausencia de una localización concreta, desvelan claramente cuáles debieron ser los acontecimientos reales: el encargo fue una invención de Melnikov como fueron también cada uno de los dos proyectos. Fue el arquitecto quien planteó el problema y la solución. No existió tal encargo.”
Paul Maximilian Heinrich Schneider von Esleben nació el 23 de agosto de 1915 en Düsseldorf —la ciudad en la que, en 1951, Martin Heidegger dictaría su conferencia Construir, habitar, pensar. Su padre, Franz Schneider, también era arquitecto y estaba a cargo de la conservación de monumentos de la ciudad. Empezó sus estudios de arquitectura en la Universidad Técnica de Darmstadt en 1937, pero debió interrumpirlos al ser llamado al servicio militar. En 1946 volvió, ahora en la Universidad de Stuttgart, donde se graduó en 1948. En 1949 empezó en Düsseldorf el proyecto del primer estacionamiento que se construía en Alemania después de la guerra; se terminó en 1952. El edificio, de cuatro niveles y fachadas de vidrio, tiene al frente una rampa para los automóviles que lo recorre de lado a lado, un recuerdo, tal vez, de los planos oblicuos del primer proyecto de Melnikov para un estacionamiento en París o una prefiguración de la fachada del Centro Pompidou de Piano y Rogers, también en París. Schneider-Esleben murió el 19 de mayo del 2005.
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