Resultados de búsqueda para la etiqueta [Félix Candela ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 08 Dec 2023 00:01:06 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 La cúpula de Dante https://arquine.com/la-cupula-de-dante/ Mon, 27 Mar 2023 15:34:10 +0000 https://arquine.com/?p=76983 El arquitecto e inventor Dante Bini, con más de 600 patentes para sus métodos de construcción y más de 1600 domos construidos con su sistema de cimbra inflable, quizá sea más conocido por una obra: La Cúpula. La casa en en 1969 diseñó para la actriz Monica Vitti y el director de cine Michelangelo Antonioni.

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Mario Salvadori nació en Roma el 19 de Marzo de 1907. Su padre era ingeniero, y trabajó en una compañía eléctrica española, por lo que Salvadori creció en Madrid, hasta que a los 23 años regresó a Italia. Se graduó en la Universidad de Roma con un doble título: en ingeniería y matemáticas. Prosiguió sus estudios en Londres y después viajó a los Estados Unidos, donde durante tres años trabajó como consultor para el Proyecto Manhattan sin saber, diría después, que sus investigaciones serían usadas en el desarrollo de la bomba atómica. Después de la guerra, entró como profesor a la Escuela de Arquitectura, Planeación y Preservación de la Universidad de Columbia. En 1975, se ofreció como voluntario para dar clases en una preparatoria de Harlem. En sus clases usaba ejemplos como puentes y edificios conocidos para explicar fácilmente conceptos de ingeniería y matemáticas. En 1980 publicó el libro Why Buildings Stand Up. The Strength of Architecture. El capítulo 11 del libro se titula Estructuras de formas resistentes. En dicho capítulo incluye, entre otros, el trabajo de Guastavino, Candela y Nervi. Y, casi al final, escribió:

Este capítulo debe terminar con la melancólica evidencia de que durante los últimos años, los delgados cascarones curvos, tan atractivos como puedan ser, no han resultado muy populares en países con tecnologías avanzadas por puras razones económicas. El principal obstáculo para su popularidad es el costo de la cimbra curva. Se han inventado y probado innumerables procedimientos para intentar reducir el costo de la cimbra o evitarlo totalmente. Desde la década de 1940, Wallace Neff rociaba concreto sobre estructuras neumáticas. Dante Bini dispone los puntos de refuerzo y cuela el concreto sobre globos plásticos aún sin inflar, elevándolos entonces con aire a presión. El Procedimiento Bini, en particular, ha encontrado éxito en casi todo el mundo, erigiendo cúpulas de hasta 100 metros de diámetro para escuelas, gimnasios y salones. Por supuesto, los globos son naturalmente eficientes al ser redondos. Estos procedimientos no pueden adaptarse fácilmente a otras formas de cascarones delgados.

Dante Bini cumplirá 90 años el próximo 22 de abril. Nació en Castelfranco Emilia en 1932 y estudió arquitectura en la Universidad de Florencia, donde recibió su doctorado en 1962. Lo que anotó Salvadori en su libro —el alto costo de las cimbras para las cubiertas curvas con cascarones ligeros de concreto—, lo llevó a investigar el uso de inflables, lo que culminó en más de 600 patentes y de 1,500 estructuras a lo largo de todo el mundo. Antes de Neff, mencionado también por Salvadori, Normand W. Mohr había explorado el uso de estructuras inflables —en 1927 propuso construir en San Francisco un túnel cimbrado con estructuras neumáticas en vez del puente Golden Gate. Fue el mismo Salvadori quien invitó a Bini a hacer una demostración de su método en la Universidad de Columbia en 1967. Después, en los años 70, Bini viajó a Australia, contratado para construir varias de sus Binishells que servirían como instalaciones principalmente para escuelas. Pero en 1975, una de las estructuras construidas por Bini en Australia, de 36 metros de diámetro, colapsó. Bini regresó a los Estados Unidos y siguió desarrollando sistemas de arquitectura con cimbras inflables, procesos de construcción robótica y, como consultor de Shimizu Corporation, propuestas para estaciones espaciales y lunares para la NASA.

 

 

 

Sin embargo, quizá la obra más conocida de Dante Bini, al menos fuera del medio especializado en ese tipo de estructuras, se La Cúpula, la casa que diseñó en 1969 para la actriz Monica Vitti y su entonces pareja, el director de cine Michelangelo Antonioni, quien se dice colaboró con el arquitecto en el diseño interior y le elección de acabados. En una entrevista, Bini contó que Antonioni le había dicho:

‘Quiero que mi casa esté rodeada por el medio ambiente; desde mi casa quiero escuchar el sonido del mar, y también quiero escuchar el viento dentro de la casa. No quiero vivir en un ambiente bidimensional; quiero vivir en un entorno escultórico, como tus cúpulas. Quiero oler el olor de las rocas’. En ese momento, no lo entendí. ¿Las rocas realmente huelen? Me dijo que fuera con él a la mañana siguiente para que pudiera entender de lo que estaba hablando. Pero primero dijo: ‘Quédate aquí, siente la puesta de sol y trata de entender. No estamos aquí solo por un día’. Así que pasamos varios días allí. Hablamos de todo menos de arquitectura. Hablamos de filosofía, de la vida. Al final de nuestro tiempo allí, me di cuenta de que claramente estaba escuchando a alguien que tenía una capacidad increíble para comprender este lugar especial. Me encantó. El día siguiente de que volvimos a casa, les pidió a algunas personas que cortaran un pedazo de granito, que era totalmente rosa, hermoso. Luego puso mi nariz encima de ese pedazo de roca rota; olí y entendí. Fue increíble. Le dije que no había estado prestando atención a la naturaleza antes y que me estaba enseñando lo que significaba la naturaleza.

La Cúpula, que se terminó de construir en 1971, terminó abandonada tras la ruptura de la famosa pareja, poco tiempo después. Hoy, sigue abandonada y es una de las ruinas famosas de la arquitectura de finales del siglo pasado y de las “casas burbuja” que estuvieron relativamente de moda entre los años sesenta y setenta.

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Cascarones sin Candela https://arquine.com/cascarones-sin-candela/ Fri, 27 Jan 2023 13:47:26 +0000 https://arquine.com/?p=74612 En el libro La estela de Félix Candela. Cascarones de concreto armado en México y el mundo (2021), cuya premisa fue que no figurara ni una obra construida por él, aparecen decenas de ejemplos diseñados bajo su influjo en varios países a ambos lados del Atlántico, pero quedaron fuera de la publicación otros que merecen atención. A continuación, se presentan tres de ellos: la cubierta de la terraza de visitantes de Bacardí Puerto Rico, Miami; una en Ciudad de México y otra más en el Paraguay.

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Este ensayo es parte del contenido del número 102 de la revista Arquine: Estructuras.

 

Hace 25 años, Miquel Adrià me invitó a escribir para una nueva revista que estaba por salir y que se llamaría Arquine. En su segundo número se publicó el artículo “Félix Candela, el mago de los cascarones de concreto”, y su aparición a finales de 1997 coincidió, tristemente, con la muerte del arquitecto español exiliado en México. Desde entonces ha corrido mucha tinta sobre este genio del diseño estructural. “¿Hay algo nuevo que decir sobre Candela?”, me preguntó Miquel cuando me invitó a colaborar en esta Arquine 102, dedicada a las estructuras arquitectónicas. Claro que sí: aún nos seguimos sorprendiendo con nuevos hallazgos sobre su vida y su obra, pero sobre todo por la influencia que tuvo en otros autores que quedaron a la sombra del maestro en aquella “época de oro” de las estructuras laminares resistentes por forma.

En el libro La estela de Félix Candela. Cascarones de concreto armado en México y el mundo (2021), cuya premisa fue que no figurara ni una obra construida por él, aparecen decenas de ejemplos diseñados bajo su influjo en varios países a ambos lados del Atlántico, pero quedaron fuera de la publicación otros que merecen atención. A continuación, se presentan tres de ellos: la cubierta de la terraza de visitantes de Bacardí Puerto Rico, Miami; una en Ciudad de México y otra más en el Paraguay.

Una palapa pétrea en Puerto Rico

El grupo cubano SACMAG (Sáenz, Álvarez, Cancio, Martínez y Gutiérrez) coordinó desde La Habana, en 1958, el proyecto de la planta embotelladora Bacardí-México en el que Mies van der Rohe y Félix Candela levantaron dos de sus obras maestras. El socio más joven de aquel consorcio era el arquitecto Enrique “Henry” Gutiérrez (La Habana, 1931-Miami, 2017), a quien le tocó viajar a México para supervisar los trabajos, y quedó fascinado con los cascarones de concreto que vio construir.

Tras la Revolución Cubana, “Henry” Gutiérrez emigró a Puerto Rico y recibió el encargo de proyectar la nueva sede de Bacardí en el municipio de Cataño, en la ribera de la Bahía de San Juan. El conjunto incluía una terraza para visitantes que cubrió con un espectacular cascarón de concreto posado en cuatro apoyos, el cual brinda una generosa sombra a los usuarios a modo de “palapa pétrea”. 

La solución sigue el principio geométrico de la capilla de San Vicente de Paul en Coyoacán (Enrique de la Mora y Félix Candela, 1959), aunque ésta se resuelve con tres cascarones de borde recto que no se tocan hacia el interior. La otra diferencia es que la cubierta boricua elimina los cerramientos exteriores para conseguir ventilación cruzada, como sucedía en el bar La Jacaranda que Candela construyó a orillas de la playa en el Hotel Presidente de Acapulco (Juan Sordo Madaleno, 1957), protegido por una grácil bóveda por arista con bordes curvos que fue demolida cuando se amplió el hotel.

Henry Gutiérrez diseñó también el edificio corporativo de Bacardí en Miami, inaugurado en 1963 y declarado monumento histórico de la ciudad en 2009. 

 

Miami Marine Stadium, tribuna diseñada por Hilario Candela. Cortesía: José Ignacio del Cueto Ruiz-Funes.

El otro Candela

El arquitecto Hilario Candela (La Habana, 1934- Miami, 2022) estudió la carrera en el Georgia Institute of Technology (Georgia Tech) y regresó a Cuba en 1958 para trabajar en SACMAG, donde se contagió del entusiasmo de “Henry” Gutiérrez por los cascarones de Félix Candela (con quien, por cierto, no tenía lazos familiares cercanos), lo que influyó en el diseño para el Miami Marine Stadium (1963), una tribuna frente a la bahía desde la que siete mil espectadores podían admirar las carreras de lanchas rápidas y otros espectáculos acuáticos protegidos del sol por una gran cubierta en voladizo.

Con una estética brutalista, la tercera parte de la estructura de concreto del Miami Marine Stadium está asentada en el agua, a modo de palafito, sobre pilotes que se hincan en el fondo de la bahía para sostener la parte baja del graderío, mientras que la parte alta y la gran cubierta se asientan en tierra firme por medio de un ingenioso sistema de apoyos inclinadas dispuestos en grupos de tres, a modo de trípode invertido. 

Tras los destrozos que causó el huracán Andrew en Miami (1992), las autoridades decidieron cerrar el estadio pese a que su estructura no había sufrido mayores daños, por lo que grafiteros se apropiaron del inmueble, quienes utilizaron sus superficies como paños pictóricos, mientras que skaters gozaron de la superficie alabeada de la cubierta para realizar sus suertes acrobáticas. El estadio estuvo al borde de la demolición, pero se salvó gracias a la opinión pública y el propio Hilario Candela participó en el proyecto de remodelación que hace unos años se vio beneficiado con una beca del programa Mantelo Moderno de la Fundación Getty.

El otro Candela falleció a principios de este año a causa del COVID, sin haber podido ver el inicio de los trabajos de restauración de su obra más famosa, la primera y única con este tipo de estructura entre las muchas que hizo en su prolongada carrera profesional en Florida.

 

Restaurante del Lago, con una estructura diseñada por Alfonso Ramírez Ponce. Cortesía: LagoAlgo.

Un cascarón junto al lago

En los años sesenta del siglo pasado, el arquitecto mexicano Leónides Guadarrama proyectó varios edificios culturales, recreativos y de servicio para la segunda sección del Bosque de Chapultepec, entre los que destaca el elegante Restaurante del Lago. En su diseño colaboró Alfonso Ramírez Ponce, que había sido alumno de Félix Candela en la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM (ENA, hoy Facultad). El concepto estaba claro desde el principio: aprovechando la pendiente del terreno a orillas del lago, el comedor se concebía como un auditorio en el que los comensales serían los espectadores con vistas al cuerpo de agua, el cual fue entendido como escenario, con el bosque como telón de fondo.

El joven arquitecto diseñó una cubierta de grandes claros con dos paraboloides hiperbólicos asimétricos, que refería metafóricamente a un ave posada en la ribera del lago desplegando sus alas para alzar el vuelo. La propuesta del joven arquitecto fue aceptada por Guadarrama, quien encomendó el cálculo de la compleja estructura a la prestigiosa firma DIRAC (Diseño Racional, S.A.). El reto fue resuelto por el ingeniero paraguayo Luis Fernando Meyer, quien trabajaba en la firma de calculistas tras haber pasado por Cubiertas Ala, la empresa de Candela.

La experiencia en el proyecto de este cascarón junto al lago marcó el inicio de la brillante carrera de Alfonso Ramírez Ponce en el campo de las estructuras laminares, aunque las haría de ladrillo y no de concreto. Su pasión por la geometría y la construcción lo llevó a convertirse en un maestro en el diseño y construcción de bóvedas tabicadas, siguiendo la escuela de constructores de este tipo de cubiertas como Rafael Guastavino o Eladio Dieste. 

Durante muchos años, el Restaurante del Lago fue el lugar más exclusivo de la Ciudad de México. Con el paso del tiempo sufrió diversas remodelaciones que alteraron su fisonomía interior, y fue perdiendo su glamour hasta entrar en crisis. Durante la pandemia fue reconvertido en un centro cultural de altos vuelos rebautizado como LagoAlgo. Una afortunada intervención recuperó el protagonismo original del primer cascarón. 

Cruz monumental en Paraguay, diseñada por Meyer&Meyer. Cortesía: José Ignacio del Cueto Ruiz-Funes.

Una cruz monumental en el paisaje

El ingeniero Luis Fernando Meyer Canillas inició su carrera en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción (FIUNA) y en el transcurso obtuvo la beca Fulbright para proseguir sus estudios en la Universidad Tecnológica de Texas (Texas Tech University), donde egresó como ingeniero civil. Posteriormente estudió en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign el Master of Science en ingeniería estructural con énfasis en el comportamiento del concreto en estructuras laminares. Allí quedó admirado con las estructuras que se hacían en México y solicitó trabajo a Cubiertas Ala. 

A su regreso al Paraguay fundó la empresa Meyer&Meyer, dedicada al diseño y construcción de estructuras de concreto armado, y a la fecha sigue construyendo cascarones, siendo el más una cruz monumental en Villa Florida, departamento de Misiones. Su fuste rebasa los 30 metros de altura y sus brazos están realizados con delgadas láminas de paraboloides hiperbólicos en cantilever, perforadas para disminuir el empuje del viento. El diseño está inspirado en la cruz que Candela construyó en la Capilla de Palmira en Cuernavaca (Guillermo Rossell de la Lama y Manuel Larrosa, 1959), pero sus dimensiones son colosales.

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Félix Candela, el mago de los cascarones de concreto https://arquine.com/felix-candela-el-mago-de-los-cascarones-de-concreto/ Wed, 07 Dec 2022 05:28:25 +0000 https://arquine.com/?p=73013 Los paraboloides hiperbólicos, que marcaron una época en la arquitectura mexicana, sólo pudieron ser construidos gracias a la capacidad constructiva y la visión espacial de Félix Candela y pocos arquitectos más, sumando la permisividad del reglamento de construcciones de entonces y el bajo costo de la mano de obra.

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[Fragmento del texto publicado originalmente en el número 2 de la revista Arquine, invierno 1997]

 

Las revolucionarias y espectaculares cubiertas de concreto armado que Félix Candela construyó en México en los años cincuenta y sesenta, lo convirtieron en una de las figuras destacadas del panorama arquitectónico internacional. Aunque profesionistas de distintos países incursionaron en el campo de la construcción de estructuras laminares desde la década de los veinte, a decir de Frei Otto, “sólo un hombre, Félix Candela, logró convertirlas en una obra maestra.”

El autor de formas tan atrevidas y audaces es en realidad un hombre modesto y sencillo, aunque tan franco y honesto como sus estructuras; su modestia le ha llevado a atribuir sus triunfos , más que al propio talento, a la coincidencia fortuita de una serie de factores que le permitieron llevar a cabo inquietudes gestadas en su juventud. Su personalidad abierta, desprejuiciada, curiosa y optimista —reflejada en la copiosa correspondencia mantenida a lo largo de varias décadas— le ha hecho tomarse la vida como una aventura, de laboratorio de pruebas.

Félix Candela Outeriño nació en Madrid el 27 de enero de 1910 y estudió en la Escuela de Arquitectura de esa ciudad entre 1927 y 1935; trabajó, mientras estudiaba la carrera, como ayudante en la materia de Resistencia de Materiales. Sus años de formación fueron de gran efervescencia en su país, tanto en el ámbito político como en el arquitectónico. La convulsión política que vivía España desde la crisis de 1898 culminó con la proclamación, en 1931, de la Segunda República Española, que ponía fin a la Monarquía de Alfonso XIII. La apertura cultural del nuevo gobierno hizo que cristalizaran diferentes tendencias filosóficas y artísticas de vanguardia que se venían fraguando desde años anteriores. Con los primeros acercamientos de la arquitectura española a los postulados del Movimiento Moderno. En los años treinta, con el beneplácito de las autoridades republicanas, arquitectos pertenecientes al GATEPAC —como Fernando García Marcadal en Madrid, Josep Lluis Sert y Josep Torres Clavé en Barcelona, y José Manuel Aizpurúa en el País Vasco—construyeron buenos ejemplos de una arquitectura racionalista que tuvo corta vida en España, pues sus principios quedaron proscritos tras la caída de la república en 1939.

Las estructuras laminares que se construían en Europa desde los años veinte (Dischinger en Alemania, Freyssinet en Francia, Torroja en España, etc.) habían llamado poderosamente la atención del joven Candela, quien en 1936 recibió una beca para estudiar en Alemania sus características y procesos constructivos. Sin embargo, sus planes se vieron frustrados por el estallido de la Guerra Civil Española (1936–1939) y por su decisión de permanecer en su país para enrolarse como voluntario en el ejército republicano y defender la democracia frente a la agresión fascista del ejército de Francisco Franco.

Candela participó en la contienda como capitán de ingenieros en varios frentes de batalla. En febrero de 1939, cuando la victoria franquista estaba prácticamente sentenciada, salió de España y psó unos meses en uno de los campos de concentración que el gobierno francés había preparado para instalar a los miles de republicanos que cruzaban los Pirineos. Allí, el arquitecto recibió la noticia de que partiría a México, país que había realizado una serie de gestiones por medio del gobierno del general Lázaro Cárdenas para dar asilo a los desterrados.

Entre los miles de exiliados españoles que llegaron a nuestro país entre 1939 y 1942, se contaban veinticinco arquitectos; Félix Candela era uno del os más jóvenes. Por las mismas echas, arribaron también otros arquitectos extranjeros de renombre, como Hannes Meyer y Max Cetto, que escapaban de los regímenes totalitarios europeos. La llegada de estos profesionistas a México, coincidió con una época de notable despegue económico, que se reflejó en la industria de la construcción facilitando su integración al medio. Para entonces, el gobierno mexicano había aceptado los principios de la arquitectura funcionalista como vehículo para cubrir las demandas populares en el campo de la construcción.

Candela llegó a México en 1939 y obtuvo la nacionalidad mexicana en 1941. Diez años después de si arrobo, y tras unos inicios profesionales inciertos —trabajó en Chihuahua, Acapulco y la Ciudad de México y se aventuró hasta como productor cinematográfico—, construyó su primer cascarón experimental: una bóveda funicular o catenárica que aplicaría al año siguiente en el proyecto de una escuela rural en Tamaulipas.

Animado por el éxito de esta bóveda y convencido del abanico de posibilidades que se abrían en ese campo innovador, Candela fundó con sus hermanos Antonio, Julia y con los arquitectos mexicanos Fernando y Raúl Fernández, una compañía constructora para introducir los cascarones de concreto en el campo de la arquitectura industrial. Así nació Cubiertas Ala, la empresa desde la que Félix Candela —actuando como arquitecto, ingeniero, consultor, calculista, contratista y constructor— levantó las cubiertas que lo harían mundialmente famoso.

“Por fin, al cumplir los cuarenta años, descubrí asombrado que mi desordenada y casual formación parecía haber sido misteriosamente dirigida en un determinado sentido que me permitía encontrarme preparado para la labor que tenía que ejecutar.”

“Era como si todos los acontecimientos previos de mi vida empezaran a tener sentido y significado. Comencé a sentirme mentalmente en forma, como un atleta se siente físicamente. Me di cuenta de que había llegado el momento de hacer algo.”

[…]

 

Los paraboloides hiperbólicos, que marcaron una época en la arquitectura mexicana, sólo pudieron ser construidos en el lugar y gracias a la capacidad constructiva y la visión espacial de Félix Candela y pocos arquitectos más —Fernando López Carmona, Juan Antonio Tonda y Oscar Coll, entre ellos— que alcanzaron a dominar el complejo sistema constructivo. Hubiera sido difícil construirlos en otros países, pues las delgadas láminas de hormigón que conforman los cascarones no cumplían las normas mínimas de seguridad del reglamento de construcciones de naciones más desarrolladas (“la reglamentación rigurosa de lo que se permite hacer, significa la casi imposibilidad de intentar algo nuevo, de evolucionar y progresar”, decía el mismo Candela). Además, estaba el aspecto económico: estas cubiertas basaban su rentabilidad en la mano de obra —barata y de primera calidad— que aportaban los albañiles mexicanos.

La clave del proceso constructivo de los cascarones estaba en la complicada elaboración de la cimbra, hecha a base de tablones rectos de madera, que conformaba la superficie alabeada que daba forma a la cubierta; sobre la cimbra se colocaba el armado de finas varillas que creaban una retícula sobre la que se vaciaba el cemento; una vez que fraguaba el concreto, era desprendida la cimbra y el cascarón tomaba, así, su forma definitiva. Para esto era necesaria la participación de muchos peones —reclutados de los flujos migratorios que llegaban del campo a la ciudad—, que aportaban buena mano de obra a cambio de una baja remuneración. Cuando en 1964, el presidente en turno, Gustavo Díaz Ordaz, promulgó una ley en la que se establecía un nuevo salario mínimo para los trabajadores, los cascarones dejaron de ser económicamente rentables y Cubiertas Ala inició su declive. 

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Fuerzas convergentes en el diseño https://arquine.com/fuerzas-convergentes-en-el-diseno/ Thu, 28 Jan 2016 05:29:34 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/fuerzas-convergentes-en-el-diseno/ Aquí ven de nuevo a Félix Candela. Ahora él mismo es el arquitecto. La histórica iglesia de tres naves. Las bóvedas tienen tres cuartos de pulgada de espesor —muy diferente a la catedral gótica, que no es monolítica. Ven cómo estos muros de una concha delgada se tuercen y repliegan en soportes que no son realmente columnas —Richard Neutra

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La tarde del sábado 12 de mayo de 1956, como parte de la 42ª Convención anual de la asociación   de escuelas de arquitectura colegiadas, tuvo lugar un panel de discusión titulado Fuerzas convergentes en el diseño. El primero en participar fue Abraham Kaplan, un filósofo pragmático nacido en Odessa pero que llegó con su familia a los Estados Unidos a los cinco años, en 1923. Kaplan propuso hablar de “dos o tres tendencias” que habían marcado la práctica de las artes en la primera mitad del siglo XX. La primera tendencia era lo que el llama externalización, y que opone a la idea del individualismo romántico: “lo que vemos al tratar algunos problemas de diseño, no es un canal para la expresión de una individualidad particular, ni para alguna originalidad o novedad o algo que resalte nuestra personalidad como distintamente individual en relación a otras.” Al contrario: lo que buscamos, dice, es algo que “tome cabalmente en cuenta al mundo que rodea al individuo, el mundo físico de un lado y el mundo social por el otro.” La segunda la llama objetificación: “el contenido de las artes y del diseño en particular, ya no puede concebirse como algo que puede abstraerse significativamente de los materiales físicos en los que se inserta.” Entre el material y la obra, lo que hay es cooperación y no puede pensarse en una inmaculada concepción de la forma, dice Kaplan: eso lo ha entendido el arte moderno. La última tendencia es la humanización, queriendo decir con eso que “los artistas hoy están mucho más conscientemente preocupados por la relación de la práctica de sus habilidades con las necesidades e intereses sociales.”

Después de Kaplan habló Edgardo Contini, ingeniero italiano que llegó en los años cuarenta a los Estados Unidos, donde trabajó primero con Albert Kahn en Detroit y luego con Victor Gruen en Los Angeles. “Soy un ingeniero que ha tenido por amigos casi invariablemente arquitectos y diseñadores,” dijo Contini para empezar. Limitándose al campo de la arquitectura y la planificación, Contini también habló de tres fuerzas. La primera, el sistema económico occidental, que hace que prácticamente cualquier diseño esté condicionado ya sea por la búsqueda de una ganancia financiera o por un presupuesto limitado. En ambos casos, la eficiencia manda. La segunda fuerza es, para Contini, la influencia de la comunicación “que es inmediata y total hoy en día.” Eso tiene dos consecuencias. Una buena: la fertilización cruzada entre culturas distintas y distantes, y otra no tanto: “la influencia local o regional no tiene tiempo de madurar.” La última tendencia es “una filosofía de una obsolescencia forzada que potencialmente afecta al diseño del futuro,” que para Contini deriva de la primera —la presión económica. La obsolescencia artificial, como la llamó, tiene un efecto “visible en todos los campos del diseño industrial en los que la producción para el uso y el desecho han sido desarrollados para ser parte de nuestros patrones de vida.” Kleenex en vez de pañuelos, dece. Lo que no es necesariamente malo, pero “crea un acercamiento y un sistema de valores completamente nuevo para los logros arquitectónicos.”

Después del filósofo y el ingeniero vino el diseñador: Charles Eames —un diseñador que ha salido desde la arquitectura, dijo. Para él una fuerza convergente en el diseño “es una que actúa en el momento y tiene efecto en el futuro.” La primera fuerza que él menciona es “casi una necesidad universal: la atmósfera conductora de la creatividad.” Que según él no tiene nada que ver con la estética, sino “con la necesidad de lidiar con problemas de una nueva magnitud, que surgen en todas las áreas: política, social, científica y económica.” La segunda fuerza que apuntó Eames fue “la tendencia para la vida en nuestro tiempo a convertirse en un juego abierto más que en un juego cerrado.” Juego abierto son los dados o el ajedrez, donde todos pueden ver la configuración del juego en cada momento; un juego cerrado es el poker, donde sólo el jugador conoce los elementos y la estrategia de su jugada.

El último en hablar fue un arquitecto: Richard Neutra, quien empezó caracterizando cuatro tipos de arquitectura: la mental, estable y con propósitos claros; la temperamental, que sigue la moda y tiene propósitos vacilantes; la accidental, que evoluciona irregularmente; y la experimental, engolosinada en la experimentación por la experimentación. Neutra fue el único que junto a su plática proyectó algunas imágenes —“pienso que estas fotografías podrían hablar por sí mismas,” dijo. Primero Sao Paulo, luego Caracas —donde “todo parece diseñado por Mr. Gropius”— y después Chandigar. Siguen una casa de Bruce Goff, un proyecto de Mies y otro de Nervi. Luego mostró un edificio que adjudicó a Félix Candela: el Pabellón de los Rayos Cósmicos en Ciudad Universitaria —que diseñó junto con Jorge González Reyna. Neutra visitó México en 1937 —conoció Teotihuacán en compañía de O’Gorman— y luego, junto con Wright y Gropius, visitó la recién inaugurada Ciudad Universitaria en 1952. Neutra sigue con otra imagen de Candela: “una iglesia de gran claro,” hecha junto con Enrique de la Mora. Tras una obra de Eero Saarinen, Neutra vuelve a mostrar algo de Candela:

Aquí ven de nuevo a Félix Candela. Ahora él mismo es el arquitecto. La histórica iglesia de tres naves. Las bóvedas tienen tres cuartos de pulgada de espesor —muy diferente a la catedral gótica, que no es monolítica. Ven cómo estos muros de una concha delgada se tuercen y repliegan en soportes que no son realmente columnas.

Sin duda hablaba de la Medalla Milagrosa, que Candela construyó entre1953 y 1957, con la colaboración de José Luis Benlliure y Fernando Fernández Rangel. Antes de seguir con más imágenes —el desierto, el cielo azul, el atardecer—, Neutra habla de una fuerza convergente: la habilidad de combinar al edificio con el paisaje y termina hablando de que la arquitectura no es un arte del espacio sino del espacio en el tiempo.

Por cierto, Félix Candela nació el 27 de enero de 1910 en Madrid y murió el 7 de diciembre de 1997 en Durham, Carolina del Norte. Entre 1939 y 1971 vivió y trabajó en México.

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El discurso de Candela https://arquine.com/el-discurso-de-candela/ Wed, 27 Jan 2016 14:54:56 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-discurso-de-candela/ Una cubierta es una estructura cuya única específica misión es aislar de laintemperie el espacio interior del edificio, pensaba Félix Candela, quien nació el 27 de enero de 1910 en Madrid y murió el 7 de diciembre de 1997 en Durham, Carolina del Norte. Entre 1939 y 1971 vivió y trabajó en México.

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El lenguaje arquitectónico, como cualquier otro lenguaje, se compone de símbolos abstractos a los que el tiempo y la costumbre dieron determinado sentido. Este simbolismo formal tiene dos manifestaciones diferentes; casi como dos lenguajes superpuestos y entremezclados: estilo y carácter.

El programa funcional es el punto de partida para cualquier proyecto, pero pertenece a una categoría semejante a la de otros detalles técnicos, como la impermeabilización y el aislamiento, sin los cuales el edificio no podría cumplir su cometido. La arquitectura, o lo que es lo mismo, el problema artístico o expresivo comienza cuando todos los detalles técnicos han sido resueltos, y hasta pudiéramos decir que es totalmente independiente de ellos.

Podemos depender del subconsciente para ayudarnos en muchas operaciones, mediante la creación de hábitos musculares durante un periodo de aprendizaje o entrenamiento. En el caso de una operación intelectual, como el diseño, no se trata de entrenamiento físico, sino de desarrollar la facultad combinatoria escondida en alguna remota zona de nuestra mente.

 

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La cantidad de datos y hechos relacionados con un problema de diseño, y el número posible de combinaciones de los mismos, es tan grande, que la mente consciente, con su lento y rutinario modo de operar, no tiene tiempo de probar todas estas combinaciones, hasta encontrar la mejor. Pero, un subconsciente bien entrenado, como el de un artista, trabaja de una manera mucho más rápida y eficiente, probando y desechando toda clase de combinaciones con increíble rapidez.

Para que una obra de arquitectura pueda ser entendida por el hombre de la calle, debe ajustarse a la forma simbólica que le da su carácter, aunque pueden vestirse de acuerdo con la moda del momento. El estilo cambia pero el carácter debe permanecer.

Una cubierta es una estructura cuya única específica misión es aislar de laintemperie el espacio interior del edificio. Para ello basta simplemente con extender una lámina, impermeable a los agentes atmosféricos, sobre la superficie que se pretende cubrir y hacer que este elemento se sostenga a sí mismo o sea sostenido por otra estructura auxiliar.

Una arquitectura elocuente presupone que la arquitectura puede expresar algo, y por tanto, que su ejercicio constituye una operación expresiva. Pero, esta es, de hecho, la definición de arte: la ordenación de elementos formales para expresar actitudes emocionales. ¿Cuál debe ser el objetivo final de la arquitectura religiosa? ¿La pretensión de lograr belleza o utilidad? ¿La búsqueda del arte o la satisfacción de funciones de orden práctico?

La arquitectura moderna prescindió de todo elemento secundario tradicional, hasta el punto que, incluso la palabra ornamental está proscrita de la literatura arquitectónica, y de que muchos pretenden que no tenemos estilo alguno.

La única manera de que una palabra nueva se consolide como símbolo de un cierto significado o idea es su repetición, ligada a tal significado, durante un periodo de tiempo suficientemente largo. Lo mismo puede decirse de todo elemento arquitectónico o estructural que quiera establecerse como símbolo formal de una determinada idea, con la diferencia de que aún requiere más tiempo que el vocablo para consolidarse.

Ningún arquitecto moderno que se respete se atrevería a utilizar una solución que haya sido intentada previamente por otro colega y aún menos si la solución ha tenido éxito y ha sido, por tanto, glorificada por la prensa profesional. Actitud, esta, altamente contradictoria, puesto que la clave de la arquitectura como medio expresivo reside, en cierto modo, en la falta de originalidad.

Creo firmemente que se puede ser arquitecto e, incluso, muy buen arquitecto sin tener más que ideas generales sobre los métodos estructurales usuales. Lo que no se puede, con tan limitados conocimientos es ser diseñador estructural y, menos aún, inventor de estructuras. Lo que quiero decir es que, en este campo de las estructuras, el arquitecto solo tiene derecho a manejar lugares comunes.

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Félix Candela Outeriño (Madrid, 27 de enero de 1910 – Durham, Carolina del Norte, 7 de diciembre de 1997) llegó exiliado a México a los 29 años y a los 60 mudó su residencia a Estados Unidos, donde murió poco antes de cumplir los 88 años. Su vida se dividió en tres periodos de duración similar —alrededor de 30 años cada uno— en los que residió en tres países distintos con sus respectivas nacionalidades. Cada periodo puede identificarse con su trayectoria vital: su formación tuvo lugar en España (1910-1939); en México (1939-1970) vivió su apogeo profesional y su plenitud creadora; y en Estados Unidos (1971-1997) se dedicó a la vida académica y consultoría profesional.

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La estela de Candela en Chiapas https://arquine.com/la-estela-de-candela-en-chiapas/ Thu, 13 Feb 2014 18:26:01 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/la-estela-de-candela-en-chiapas/ Félix Candela colaboró en infinidad de proyectos, de los cuales son de sobra conocidos los ubicados en diferentes ciudad de México, Morelos o Monterrey. Por el contrario, hasta hace poco permanecían casi desconocidos y alejados del escrutinio de investigadores y especialistas, las obras realizadas en Chiapas con la técnica de los paraboloides hiperbólicos o hypar, conformando los característicos cascarones de concreto producidos por Candela y su empresa: Cubiertas Ala.

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Candela colaboró en infinidad de proyectos, de los cuales son de sobra conocidos los alrededor de treinta y dos edificios ubicados en diferentes puntos de ciudad de México, además de los construidos en los estados de Morelos y Monterrey. Por el contrario, hasta hace poco permanecían casi desconocidos y alejados del escrutinio de investigadores y especialistas, las obras realizadas en Chiapas con la técnica de los paraboloides hiperbólicos o hypar, conformando los característicos cascarones de concreto producidos por Candela y su empresa Cubiertas Ala.

El esfuerzo de documentar estas obras –proyecto, construcción y el estado actual de conservación– inició con una fotografía a color de un hipar recién descimbrado. La imagen, encontrada  y compartida por Juan Ignacio del Cueto en los archivos de Candela en Columbia, solo referenciaba la construcción de un mercado en Comitán, Chiapas, en colaboración con un arquitecto: “H. Yannini”. A partir de esa imagen comenzaron a llenarse los vacíos sobre esa obra, se verificó su existencia, su estado de conservación –actualmente transformado en mercado de artesanías y salón de usos múltiples­– y el nombre completo del autor asociado a Candela para ese proyecto: Humberto Yannini, arquitecto chiapaneco.

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Otra construcción notable es la Catedral de Tapachula –proyecto de Enrique de la Mora y Fernando López Carmona de1959– cuyas bóvedas fueron levantadas con la asesoría de Juan Antonio Tonda y los restos del equipo de Cubiertas Ala a mediados de la década de 1970. Su lenta y tortuosa construcción, plagada de dificultades técnicas y financieras, hizo que fuera parcialmente terminada mucho tiempo después del auge de las estructuras laminares de concreto,  marginándola  así del listado de obras notables,  asociadas a De la Mora y Candela, a pesar de ser quizá el único edificio religioso con rango de sede  diocesana proyectado con bóvedas paraboloides de concreto.

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El mercado de Arriaga  fue otro de los proyectos que generaban dudas acerca de su existencia, conservación y presunta participación de Félix Candela. Dudas disipadas por Octavio Barreda Marín, discípulo de Candela y autor del proyecto arquitectónico construido en 1970, el cual pudo ratificar la participación y los comentarios de Candela al proyecto, en el marco de una batalla por encontrar argumentos para la preservación del inmueble, demolido arbitrariamente en 2013.

El mercado de Comitán, la Catedral de San José en Tapachula y el mercado Belisario Domínguez en Arriaga, son las tres obras documentadas físicamente entre 2012 y 2013 por Juan Ignacio del Cueto y que forman parte de la Guía Candela, un esfuerzo de ampliar el horizonte conocido de la obra de uno de los arquitectos mas importantes del siglo XX.

 

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Guía para seguir a un visionario https://arquine.com/guia-para-seguir-a-un-visionario/ Tue, 11 Feb 2014 23:54:12 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/guia-para-seguir-a-un-visionario/ 'Guía Candela' propone la visita al sitio arquitectónico, pero también a los lugares con los que se entrelaza y a la multiplicidad de vivencias asociadas a él y a su entorno. Este objeto de fácil transporte y manipulación nos da la oportunidad de reencontrar, ubicar o descubrir obras significativas de un contexto histórico relevante para la construcción y la arquitectura en México.

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La dedicada actividad de investigación de Juan Ignacio “Dino” del Cueto y el trabajo editorial del equipo Arquine, en coedición con el Instituto Nacional de Bellas Artes, la Facultad de Arquitectura de la UNAM, la Secretaría de Cultura del Estado de Morelos y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Morelos, ha culminado en la Guía Candela. La publicación nos ofrece una breve reseña del arquitecto exiliado español, de espíritu innovador pero fuertemente afianzado a conocimientos estructurales y constructivos. Un breve texto nos muestra también a un profesional sensiblemente reflexivo en torno al sentido de lo arquitectónico.

Esta oportuna publicación nos propone la visita al sitio arquitectónico, pero también a los lugares con los que se entrelaza y a la multiplicidad de vivencias asociadas a él y a su entorno. Este objeto de fácil transporte y manipulación nos da la oportunidad de reencontrar, ubicar o descubrir obras significativas de un contexto histórico relevante para la construcción y la arquitectura en México. La espectativa de esta guía es promover no la visita turística a edificios aislados, ni a la veneración de personalidades fuera de su contexto, sino facilitar el acercarnos a los lugares que les han dado origen, vida e incluso abandono y destrucción. Incluye 32 obras en la ciudad de México, cinco en Morelos, dos en Monterrey, tres en San Luis Potosí y tres en Chiapas.

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El contenido fotográfico y los registros gráficos de las obras nos dan una clara impresión de su calidad arquitectónica. Cabe mencionar que así como Candela lo hizo, se reconocen las aportaciones y propuestas que numerosos arquitectos hicieron a la aplicación del principio estructural de forma activa, magistralmente expresado en la adaptación del paraboloide hiperbólico a la arquitectura industrial, institucional, religiosa y de comercio.

La guía es una oportunidad de acercarnos al personaje, a su entorno cultural, a la situación histórica que determina el surgimiento, el auge y la decadencia de las estructuras laminares de concreto armado en México y, por supuesto, de recorrer caminos y ciudades, conocidas o desconocidas, buscando entre el caos construido la experiencia, nueva o de antaño, de asombrarnos ante estos maravillosos mantos.

 

El próximo vienrnes 14 de febrero a las 7:30pm en el Centro Cultural de España en México, tendrá lugar la presentación del libro ‘Guía Candela’ de Juan Ignacio del Cueto. Esta guía es una forma de construir relatos y orientaciones para viajar por la obra de Félix Candela. Participarán: Fernando González Gortázar, Xavier Guzmán, Juan Miró y Marcos Mazari.

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Murciélago de arquitectura https://arquine.com/murcielago-de-arquitectura/ Wed, 20 Feb 2013 23:08:46 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/murcielago-de-arquitectura/ “Building Bacardí: Architecture, Art & Identity” en el Coral Gables Museum de Florida, cuenta la historia edilicia de esta compañía fundada en Santiago de Cuba en 1862.

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El murciélago de Bacardí voló de una cabaña fundacional a los mejores edificios de la modernidad. La exposición “Building Bacardí: Architecture, Art & Identity” en el Coral Gables Museum de Florida, mostró la historia edilicia de esta compañía fundada en Santiago de Cuba en 1862, y que pasó de ser una modesta industria destiladora local de ron a una industria global. La exposición, curada por el arquitecto Allan T. Schulman, se organizó cronológicamente siguiendo las etapas como destiladora regional, icono cubano y, finalmente, compañía transnacional. A lo largo de sus 150 años, la empresa ronera confió en el diseño moderno para proyectar una imagen de progreso, desde su sede déco en La Habana, sus campus en El Caribe, el paradigmático edificio de oficinas proyectado en Santiago por Mies van de Rohe, y posteriormente el pabellón construido en México por él mismo, así como las plantas industriales que construyó Félix Candela, también en México.

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El atávico murciélago del logo, recuerda la primera bodega donde Facundo Bacardí –un inmigrante catalán nacido en Sitges– fundió las materias primas cubanas con la tecnología para elaborar un alcohol refinado y transparente que revolucionó la industria. Pero no fue hasta la llegada del tercer presidente de la compañía (José María) Pepín Bosch que se inició la expansión internacional dejando de lado la identidad cubana. Primero, en 1954 encargó una casa a Henry Klumb, discípulo de Frank Lloyd Wright, y dos años después Philip Johnson le diseñó una casa en la playa de Varadero, que no se llegó a construir. Simultáneamente, tras visitar el Crown Hall en el IIT de Chicago, le encargó a Mies las oficinas centrales de la compañía en Santiago de Cuba. El edificio debía conmemorar el centenario de la fundación de la compañía: “mi ideal –decía Bosch– es un gran espacio transparente sin compartimentar, donde directivos y empleados se vean unos a otros”.

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El pabellón que propuso Mies enfatizaba la universalidad, la transparencia y el orden, coincidiendo con los principios corporativos que Barcardí pretendía transmitir a su creciente público global. El nuevo templo del ron iba a ser una gran sala libre subdividida por unos muros bajos de mármol, bajo una gran cubierta soportada por sólo ocho columnas de concreto, que se expandía más allá de la sala, para lidiar con el sol caribeño. Si bien este pabellón, de inspiración clásica y tecnología ambiciosa, se frustró con la revolución cubana, su impacto mediático añadió cierto estatus cultural a Bacardí y se convirtió en un prototipo para la Galería Nacional de Berlín que construyó en 1968, una versión expandida con estructura de acero.

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En México, entre 1955 y 1962, Bacardí construyó dos grandes centros: en la Galarza, cerca de Puebla, una planta de fermentación y destilación donde unos cascarones diseñados por Félix Candela dialogan con una antigua hacienda del siglo XVII, y en Tultitlán, Estado de México, donde Candela y Mies orquestan uno de los mejores conjuntos de la arquitectura moderna absoluta. Félix Candela diseñó cubiertas abovedadas, paraguas, planos doblados y paraboloides hiperbólicos, inspirados en la terminal aérea en St. Louis Missouri de Minoru Yamasaki. Mies realizó las oficinas sin regresar a su propuesta inicial para Cuba. Con un prisma rectangular y un espacio a doble altura central, incursionó en una formulación más clásica a base de estructura de acero pintada de negro, vidrios teñidos de gris y pisos de travertino. En realidad propuso un híbrido entre sus tipologías canónicas de torre y pabellón. Discretamente separadas de las líricas formas de concreto de las naves de embotellado, estas oficinas se posan sobre el jardín paralelo a la autopista que conecta con la capital mexicana, desde su singularidad platónica y abstracta que refleja a la perfección su espíritu corporativo.

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La exposición termina con las últimas obras de la compañía en Miami: la torre de oficinas proyectada por Enrique Gutiérrez en 1963, donde cuatro columnas de acero soportan un musculoso edificio enmarcado por los murales de azulejos laterales que diseñó Francisco Brennend en 1972, con motivos orgánicos en azul sobre blanco; y el anexo en forma de seta que proyectó Ignacio Carrera-Justiz en 1973, así como los vitrales de colores diseñados por el artista Johannes Maria Dietz. Esta modesta exposición a base de planos y maquetas, recapituló un itinerario arquitectónico que pocas empresas pueden presumir –Olivetti quizá- y certifica, sin duda, su legado patrimonial.

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© Coral Gables Museum

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Candela en Venecia https://arquine.com/candela-en-venecia/ Fri, 17 Aug 2012 17:40:29 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/candela-en-venecia/ La propuesta de Zaha Hadid Architects para la 13 Bienal de Arquitectura de Venecia se conforma por un conjunto de metales plegados que reúne la obra de Félix Candela, Frei Otto, Heinz Isler y Philippe Block.

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Luego de su reciente visita a México con motivo del 13 Congreso Arquine Desplazamientos –que incluyó una Ruta arquiectónica para conocer la obra de Félix CandelaZaha Hadid Architects presenta una instalación de modelos y volumetrías renderizadas (Renderismo conceptual) con base en la obra de Félix Candela, Frei Otto, Heinz Isler y Philippe Block.

La propuesta diseñada por Zaha Hadid (La curva de la modernidad) y Patrik Schumacher para la 13 Bienal de Arquitectura de Venecia, Common Ground se conforma por un conjunto de metales plegados que muestra las características estructurales de tracción y compresión de cubiertas, superficies alabeadas y mallas. El proyecto busca hilvanar el trabajo independiente de cuatro arquitectos-estructuristas basado en líneas históricas que conforman una investigación colectiva.

La muestra-instalación se basa en algoritmos matamáticos y geométricos para la generación de formas, desde las estructuras orgánicas de Otto, las superficies alabeadas de Félix Candela, las cubiertas de Isler y las piezas escultóricas de Block. Como común denominador, se exhiben cubiertas y superficies estructuradas con distintas técnicas, sintetizado en una ‘concha’ modular definida como Arum shell. La obra de Félix Candela –con el apoyo de la Coordinación de Investigación en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje de la UNAM y Juan Ignacio del Cueto Ruiz-Funes– se presenta con láminas, planos, modelos y animaciones de dos capillas relevantes en su obra: San Vicente de Paul y San Antonio de las Huertas.

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Enrique de la Mora https://arquine.com/enrique-de-la-mora-1/ Wed, 09 May 2012 15:39:28 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/enrique-de-la-mora-1/ Hijo, padre y abuelo de arquitectos, “el pelón” Enrique de la Mora nació el 16 de junio de 1907 y murió el 9 de mayo de 1978. Su obra resulta de integrar la relación espacial con el cálculo estructural, al incorporar sistemas constructivos novedosos.

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Hijo, padre y abuelo de arquitectos, “el pelón” de la Mora nació el 16 de junio de 1907 y murió el 9 de mayo de 1978. Estudió en la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM. Se tituló en 1933 y formó parte de la generación de Enrique Yáñez, Augusto Pérez Palacios y José Creixell. Discípulo de José Villagrán y, durante un corto periodo, uno de sus colaboradores más cercanos. En 1934, ambos realizaron el prototipo de la Casa-Hogar Infantil No. 9. Dedicado a la arquitectura civil y religiosa, Enrique de la Mora colaboró asiduamente con José Creixell y con el ingeniero Manuel de la Mora y Palomar.

También trabajó con Fernando López Carmona y Félix Candela para integrar los trabajos de cálculo y estructuras laminares. De la colaboración con Candela surgieron obras como la Capilla del Altillo (1958) y la Medalla Milagrosa en Coyoacán (1960), así como la Bolsa de Valores, diseñada a partir de una bóveda de cascarón. Autor del bloque de departamentos en la calle de Estrasburgo (1937) —hábilmente solucionado en un terreno de 27 metros cuadrados—, del edificio Seguros Monterrey (1960), con su sistema de “pisos colgados”, así como de la Delegación Venustiano Carranza, de la Mora pautó la fisionomía arquitectónica y urbana de México con obras singulares.

Fue un destacado docente: impartió clases en la UNAM y fue uno de los fundadores de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Politécnico, así como profesor de proyectos de las primeras generaciones de alumnos de la Universidad Iberoamericana. El primer esfuerzo de renovación en la arquitectura religiosa del país correspondió a sus intervenciones. Fue pionero de la arquitectura eclesiástica moderna en México a los 32 años de edad con la Iglesia de La Purísima en Monterrey y con el Santuario de Guadalupe en Madrid (1963), que culminara la larga lista de templos que realizó. De la Mora también destacó en la creación de escuelas. Autor del Instituto Tecnológico de Monterrey (1945) —primer campus universitario del país— su obra resulta de integrar la relación espacial con el cálculo estructural, al incorporar sistemas constructivos novedosos y pensar en la relación con el exterior.

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