Resultados de búsqueda para la etiqueta [Bienal de Venecia 2018 ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Wed, 13 Sep 2023 15:10:47 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.3 El freespace de los jóvenes arquitectos de Latinoamérica https://arquine.com/el-freespace-de-los-jovenes-arquitectos-de-latino-america/ Tue, 10 Jul 2018 19:00:39 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-freespace-de-los-jovenes-arquitectos-de-latino-america/ Latinoamérica es el territorio del Freespace. El término acuñado por las directoras de la actual Bienal de Arquitectura de Venecia para dirigir esta edición “celebra la capacidad de la arquitectura para encontrar generosidad adicional e inesperada en cada proyecto,” de trabajar con “los dones gratuitos de la naturaleza” y también de buscar el “bienestar para cada ciudadano de este débil planeta”. En un territorio diverso y en constante crisis el trabajar con estas premisas es la manera de ser y hacer de la arquitectura.

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Latinoamérica es el territorio del Freespace. El término acuñado por las directoras de la actual Bienal de Arquitectura de Venecia para dirigir esta edición “celebra la capacidad de la arquitectura para encontrar generosidad adicional e inesperada en cada proyecto,” de trabajar con “los dones gratuitos de la naturaleza” y también de buscar el “bienestar para cada ciudadano de este débil planeta”. En un territorio diverso y en constante crisis el trabajar con estas premisas es la manera de ser y hacer de la arquitectura. No es parte de una declaración curatorial, ni el método de moda para atender los procesos de la construcción del espacio. La mayor parte de la arquitectura contemporánea en Latinoamérica es radical, está acostumbrada a compensar con ingenio la falta de recursos, a trabajar en procesos colaborativos con compromiso social y a explorar procesos constructivos eficaces más que efectistas.

No fue en la selección oficial de la bienal que la arquitectura latinoamericana tuvo lugar, las curadoras tan sólo seleccionaron cinco despachos para formar parte de su muestra y hablar del Freespace: Barclay&Crousse, de Perú, Carla Juaçaba y Paulo Méndez da Rocha de Brasil, ELEMENTAL de Chile y Rozana Montiel, de México. Algo que contrasta con la edición pasada donde Alejandro Aravena nos reportó desde otros frentes el trabajo de muchas oficinas emergentes de América Latina. Nuestra arquitectura, vista por las curadoras de un modo marginal, apareció como el tema a desarrollar por Architecture-Studio en el CA’ASI para celebrar sus diez años y como uno de los eventos colaterales de esta bienal se invitó a Jóvenes Arquitectos de Latinoamérica a participar en un concurso con sus proyectos.

Sobre un total de doscientas obras recibidas fueron premiados tres proyectos por un jurado internacional. También se atribuyeron quince menciones y se seleccionaron cincuenta y nueve proyectos para la exposición que actualmente se exhibe en el Campiello Santa Maria Nova cerca del puente Rialto. La obras se analizaron según diez series temáticas sobre las cuales se realizaron los debates y las reflexiones del jurado: la generosidad del alma; el empoderamiento, co-construir la ciudad; el derecho al paisaje,; las 10 varas, la dulzura del rigor; la casa y el territorio; re-valoriza; el bien común, un espacio a inventar; co-habitar; material/inmaterial y respuestas a la urgencia.

La respuesta, según Jean-Bernard Datry, miembro del jurado de este concurso, conformado principalmente por arquitectos o periodistas franceses y un par de arquitectos argentinos, fue de gran sorpresa, al contrastar las preocupaciones de los jóvenes arquitectos participantes de un continente “siempre nuevo a más de 500 años de su descubrimiento” con “los deseos de un jurado sensible a la precarización de una vieja Europa”, donde emergen preocupaciones comunes y una bipolarización de situaciones: de la autoconstrucción al encargo, de la transformación de asentamientos a la densificación, de lo urbano y denso a lo rural y generoso.

Los tres proyectos seleccionados como ganadores pertenecen a dos de los diez temas planteados, dos de ellos a la temática sobre la generosidad del alma que reúne proyectos que a través de procesos participativos construyen instituciones como lugares de encuentro proporcionando bienestar y dignidad. Daniel Feldman de Colombia resulta ganador con su Centro de Desarrollo Infantil el Guadual, donde se usó la arquitectura misma como elemento pedagógico promoviendo la búsqueda personal del individuo en un espacio libre. Entre Nos Atelier de Costa Rica presentan como ganador la Cueva de luz, un proyecto que nace desde las necesidades de los usuarios en un asentamiento informal cuestionando los límites del desarrollo en nuestras ciudades empoderando a la ciudadanía para provocar las transformaciones sociales desde la construcción de nuevos espacios como este centro comunitario.

La otra temática premiada fue el empoderamiento, co-construir la ciudad, aquella donde los arquitectos asumen el rol de activar con prácticas de organización ciudadana maneras de gestionar el territorio, arquitecturas que explícitamente conciben la ciudad como un trabajo social y participativo, donde se habla de economías circulares, protocolos de ocupación, relaciones sostenible y divulgación de problemáticas y contingencias con herramientas de auto-subsistencia. El proyecto ganador Catia 1:100 de los venezolanos Gabriel Visconti (AGA estudio) y Marcos Coronel (Pico estudio) se presenta como una operación de activación para el reordenamiento social y físico de los asentamientos barriales en Caracas, al consolidar un conjunto de bienes comunes multi-programa destinados al uso público la renovación de viviendas y la actualización de infraestructuras de servicios, basados en motorizar prácticas de organización vecinal para la gestión del territorio.

Entre los seleccionados destacan también los mexicanos de CCA Centro de Colaboración Arquitectónica con el proyecto del Club de Niños y Niñas en Ecatepec, Plug Architecture con el proyecto Eco Pétreo en Yucatán, Dellekamp arquitectos con el Module que entre otras cosas formó parte de los pabellones instalados en el espacio público en MEXTRÓPOLI 2017, CotaParedes arquitectos con su casa La Cueva en Jalisco, S-AR con la casa 9×20 en Monterrey, Dosa Studio con la Casa Palmas en Texcoco, TO con el proyecto Campanario para el Pabellón de El Eco 2018, AS arquitectura + R79 con la Hacienda NIOP en Campeche, Vrtical con el Mercado de artesanías de Tlaxco y Manuel Cervantes Céspedes con su Vivienda rural Infonavit Salazar.

Desde el manifiesto que acompaña esta edición de la Bienal se habla de “la habilidad de la arquitectura para proveer dones (gifts) espaciales gratuitos (free) y adicionales a quienes la usan y de atender (address) los deseos (wishes) tácitos (unspoken) de los extraños.” Latinoamérica es el escenario por excelencia donde la arquitectura responde y resuelve las necesidades que se cruzan en lo público. Desde otras latitudes sorprende la libertad con la que se opera en lo formal, lo material y lo estratégico. La arquitectura actual pareciera rescatar su discurso ideológico y la función social de otras épocas, despojándose de lo innecesario e impregnando en sus proyectos signos globales en clave local. Construyendo espacios libres, no como resultado de determinada morfología, sino, ante todo, como una articulación de realidades, operaciones e ingenios que surgen de la constante tensión y conflicto en las que habitamos nuestro rico y diverso territorio común.

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Chinampa | T O arquitectura https://arquine.com/obra/chinampa-t-o-arquitectura/ Tue, 05 Jun 2018 23:07:07 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/chinampa-t-o-arquitectura/ Diseñada por T O y exhibida en la galería Zuecca como parte de la exposición ReConstructo, en Venecia, la instalación ‘Chinampa’ es un objeto que pone en evidencia la íntima y sutil relación entre una estructura y sus materiales constructivos, afectados por fuerzas externas: la gravedad y el movimiento accidental, en este caso generado por los visitantes.

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La instalación “Chinampa” se exhibe en la galería Zuecca como parte de la exposición ReConstructo, curada por Luis Carbonell, dirigida por Alessandro Possati y paralela a la Bienal de Venecia. Junto con el texto de Valeria Luiselli, llamado “Earthquake Generation”, y las fotos de Santiago Arau, que tomó durante el sismo, nuestra pieza dialoga, desde lo tectónico y matérico, sobre temas que impactaron nuestras vidas a partir del sismo.

Tanto Venecia como la Ciudad de México están construidas sobre el agua y nos referimos al sistema constructivo de la chinampa, origen de nuestro territorio, porque su ingeniería, con sentido común, fue pensada entre otras cosas para soportar el movimiento del agua y de la tierra. Diseñamos un objeto que pusiera en evidencia la íntima y sutil relación entre una estructura y sus materiales constructivos, afectados por fuerzas externas; la gravedad y el movimiento accidental, en este caso generado por los visitantes.

Como en las chinampas, una serie de postes de madera “aislan” la tierra, soportan una superficie conformada por cernidores de malla y tierra en reposo, que se desmorona si alguien decide mover una columna. Esto dialoga con nuestro Pabellón el Eco y de alguna manera vemos a estos objetos como un bosque en el que tienes opciones de recorrido, y aunque son plantas sencillas, brindan libertad de recorrido y participación a los cinco sentidos. Vemos el Freespace como un espacio que aporta algo inesperado al visitante y esperamos que de alguna manera esta pieza lo genere.

Chinampa se vuelve una crítica a la reconstrucción masiva que se ha hecho en nuestro país, mediante la planta, que mide 5×5, al igual que la mayoría de las viviendas o cuartos que se están reconstruyendo con fondos del FONDEN ¿Cómo pueden pensar que en ese espacio vivan familias de 8 personas? ¿Cómo podemos asumir que una caja de block y castillos de esas dimensiones es habitable, sin considerar el impacto del lugar, los aspectos sociales, culturales y espaciales? ¿Cómo podemos ampliar el espectro de posibilidades como arquitectos? Chinampa es por lo pronto una invitación a reflexionar sobre esos temas.

Fotografías: Camila Cossio.

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Libre o gratuito | Pabellón de Chile en Venecia 2018 https://arquine.com/libre-gratuito-chile-venecia-2018/ Mon, 04 Jun 2018 21:25:11 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/libre-gratuito-chile-venecia-2018/ El espacio es parte de las lógicas del mercado. Es transado, negociado, ofertado y demandado, restando escasos flancos de resistencia para espacios fuera de estas lógicas.

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16. Mostra Internazionale di Architettura – La Biennale di Venezia, FREESPACE. Fotografía: Francesco Galli. Cortesía de: La Biennale di Venezia

 

El espacio es parte de las lógicas del mercado. Es transado, negociado, ofertado y demandado, restando escasos flancos de resistencia para espacios fuera de estas lógicas. El Pabellón de Chile entiende la idea de free en su doble condición, de libertad, por un lado, y gratis, por el otro, instalando la paradoja semántica “libertad-gratuidad” al centro de la curatoría.

16. Mostra Internazionale di Architettura – La Biennale di Venezia, FREESPACE. Fotografía: Francesco Galli. Cortesía de: La Biennale di Venezia

 

La muestra expone la autonomía tipológica de un edificio capaz de sostener programas de índole tan diversa como juegos deportivos, eventos religiosos, congregaciones políticas, hasta campo de detención y tortura. Del algún modo, el pabellón celebra esta capacidad maquínica de un edificio para mediar observadores y observados, y su habilidad para articular la memoria de un país como testigo reinventado de sus propias historias. Por otro lado, expone la paradoja del concepto freespace en tanto gratuito, y las consecuencias que la retórica de la libertad, ha implicado para la construcción de la ciudad. La libertad se ha traducido en el desplazamiento de  aquellos que no pueden pagar por la ciudad a su periferia. Esa ciudad dispersa, atomizada e invisibilizada en sus márgenes, es la que nos permite visualizar un edificio, un día: el 29 de setiembre de 1979 en el Estadio Nacional de Chile.

16. Mostra Internazionale di Architettura – La Biennale di Venezia, FREESPACE. Fotografía: Francesco Galli. Cortesía de: La Biennale di Venezia

 

El evento, encarnado en un dibujo, nos sirve de excusa para articular pasado-presente, arquitectura-poder y, más que nada, para cuestionar su agencia en la relación arquitectura-ciudad. Da cuenta también de cómo el edificio ese día articula y construye un nuevo sujeto urbano: “de poblador a propietario”, de lo común a lo individual, se gana en propiedad, pero no en libertad.

16. Mostra Internazionale di Architettura – La Biennale di Venezia, FREESPACE. Fotografía: Francesco Galli. Cortesía de: La Biennale di Venezia

 


 

Curadora
Alejandra Celedón

Comisario
Cristóbal Molina (Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio)

Diseño
Tomás Villalón
Leonardo Quinteros

Dirección de contenidos
Alejandra Celedón
Stephannie Fell

Identidad gráfica
Kathryn Gillmore

Proyecto audiovisual
Javier Correa

Multimedia
Gonzalo Puga
Arguzia S.r.l.

Modelo Stadium– Patricio Arias / Quipu – Jean Petitpas

Organización
Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio – Área de Arquitectura

Auspiciadores
DIRAC, Fundación Imagen de Chile, ProChile, Arquitectura de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile, Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA)

Producción
EILETZ|ORTIGAS architects
 


 

Este texto forma parte de la Revista Arquine No.84. Disponible a partir de junio de 2018.

 






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Alma Mater https://arquine.com/alma-mater-dan-handel/ Tue, 29 May 2018 17:56:19 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/alma-mater-dan-handel/ En los Estados Unidos, la tierra se transformó así en un país a través de las palabras. Diferentes géneros de escritura —bitácoras de agrimensores, diarios personales, discursos públicos, experimentos de literatura moderna o teoría arquitectónica en estilo gonzo— han empleado la descripción en una variedad de maneras distintas para dar forma a la comprensión y el significado de la ciudadanía estadounidense.

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Este texto se publicó originalmente en e-flux Architecture.
Se reproduce aquí con permiso de la editorial,
los curadores del Pabellón de EEUU en la Bienal de Venecia y el autor.
Lee el texto original.

 

 

No había nada más que tierra: no era un país en absoluto,
sino el material con el que los países se hacían.
—Willa Cather, My Antonia (1917)

 

En los Estados Unidos, la tierra precede a la nación. Por supuesto, históricamente hablando, todas las naciones se definieron en relación a un territorio dado, pero la tierra en América no es simplemente un territorio. Más bien, es una entidad civilizadora a través de la cual la ciudadanía se negocia continuamente. Durante siglos, la formación de los estadounidenses se describió como el resultado de encuentros con vastas extensiones de tierras conteniendo grandes depósitos de riqueza o por el precio por milla cuadrada de terreno. De contar en el este sobre el oro encontrado en la cuenca del río Sacramento a los retratos del paraíso agrícola en folletos ferroviarios, los contras de los especuladores o la imaginación de arquitectos de una forma de edificar exclusivamente estadounidense, el papel de la descripción de la tierra fue primordial.

La tierra se transformó así en un país a través de las palabras. Diferentes géneros de escritura —bitácoras de agrimensores, diarios personales, discursos públicos, experimentos de literatura moderna o teoría arquitectónica en estilo gonzo— han empleado la descripción en una variedad de maneras distintas para dar forma a la comprensión y el significado de la ciudadanía estadounidense. Si bien estos modos aparecieron por primera vez en períodos históricos distintos, todavía están presentes hoy en día, no sólo en la esfera pública y los círculos literarios, sino también en el discurso arquitectónico. En toda su extesnión, a la tierra se le han asignado diferentes roles culturales que van más allá de sus funciones cotidianas, aunque se destacan tres por su presencia duradera durante siglos de desarrollo estadounidense: liberación, especulación e historia.

Liberación

Uno de los mitos fundacionales de los Estados Unidos es que gran extensión de tierra podría generar un grado de libertad que de otro modo sería inaudito en el Viejo Mundo. La asociación entre el cultivo de la tierra y el surgimiento de una nueva civilización se convirtió en un tema prominente durante el siglo XVIII en la forma de un mito agrario. “Se ha convertido en estadounidense” —escribe J. Hector St. John de Crèvecœur en su popular Letters from an American Farmer, de 1782— “al ser recibido en el amplio regazo de nuestra gran alma mater“. En otra parte, argumenta que la tierra da forma a la virtud cívica: “en el instante en que entro en mi propio terreno, la brillante idea de la propiedad, del derecho exclusivo, de la independencia exalta mi mente.”(1) Es fama que Thomas Jefferson compartió este sentimiento cuando escribió que “quienes cultivan la tierra son el ciudadanos más valiosos. Son los más vigorosos, los más independientes, los más virtuosos y están vinculados a su país y unidos a su libertad e intereses por las ligas más duraderas.”(2) 

Estas descripciones vinculan implícitamente el cultivo, la cultura y la civilización, haciendo eco de su origen compartido en el cultus romano, usado en obras como De Republica de Cicerón o las Geórgicas de Virgilio, que Jefferson probablemente conocía bien.(3) En cada una, la interacción con la tierra nos libera de la opresión de la estructura de clases y permite que surja una república de personas libres. Sin embargo, incluso en la América del siglo XVIII, el país de las maravillas agrarias de Jefferson era en su mayor parte una ilusión: inaccesible para grandes sectores de la sociedad, mortal para otros, y pronto tomado por agentes inmobiliarios y especuladores. A medida que la democracia estadounidense maduró, se hizo evidente que a los agricultores se unirían trabajadores e industriales en la construcción de la nación. Si bien reconciliar las tensiones entre la república y la democracia fue un proceso que se desarrolló lentamente durante la mayor parte del siglo XIX y hasta bien entrado el XX, la tierra mantuvo su capacidad para rechazar todas las formas de enfermedades provenientes del viejo mundo. Era como si, tal como observó Alexis de Tocqueville, “el suelo en América se opusiera por completo a la aristocracia territorial”. El resultado de esta oposición inherente fue una nación democrática con “simplemente la clase de los ricos y la de los pobres.”(4) El potencial liberador y democratizador de la tierra se convirtió en un mito popular, reflejado tanto en himnos patrióticos, “jurando lealtad a la tierra que es libre,” como en letras folclóricas individualistas, sosteniendo que “esta tierra fue hecha para ti y para mí.”(5) 

Como el trabajo de la tierra ya no era la tarea esencial de todos los ciudadanos, trabajar con la tierra se convirtió en sinónimo de reforzar los principios democráticos estadounidenses. Por ejemplo, cuando Frank Lloyd Wright abogó por que todos los edificios deberían ser “de la tierra,” evidente en “términos arquitectónicos de verdadera libertad democrática ligada al suelo [que] surgiría naturalmente de la topografía,” o cuando fundadores de Drop City, imbuidos por LSD, declararon que la tierra sería “para siempre libre y abierta a todas las personas,” reafirmaron, cada uno a través de su propio conjunto de valores, los vínculos entre tierra y libertad, llevando así su narrativa mítica al corazón de la América de posguerra.(6)

Curiosamente, incluso cuando la tierra se convirtió en un opresor, no dejó de poseer un aura de libertad y promesa. “[Mis padres] erraron,” —escribe Ben Metcalf— “en su presuposición compartida, con gran parte de los Estados Unidos, de que la propiedad de la tierra era un derecho natural heredado del cielo, en lugar de una vergonzosa treta perpetuada por los bancos… que nos hicieron creer que habíamos adquirido la tierra, cuando en realidad la tierra nos había adquirido; y mientras que la tierra estaba, en mi opinión, perfectamente feliz con este arreglo, en un tiempo notablemente corto nosotros dejamos de serlo.”(7) 

 

Especulación

Mientras que los líderes estadounidenses pudieron haber estado reflexionando sobre la agricultura, siempre fue la ganancia lo que les guió. La ganancia inherente que se encuentra en vastas extensiones de tierra engendró una clase de personas cuya tarea era describir lugares lejanos para los compradores potenciales: especuladores, impulsores y promotores cuyas palabras transformaron el lenguaje técnico de los topógrafos en fantasía de la frontera.

Esta práctica no era ajena a la élite política. El mismo George Washington, un agrimensor capacitado, lideró el camino. Con buen ojo para los negocios, se convirtió en uno de los especuladores de terreno más activos del país en los años previos a la revolución estadounidense. Estuvo primero involucrado con la Compañía de Ohio, que especuló con las tierras para el asentamiento de los habitantes de Virginia, y luego se asoció con sus vecinos para formar su propia Compañía de Misisipi. En la década de 1760, Washington desarrolló sus propios esquemas basados ​​en tierras otorgadas a veteranos, que esperaba colonizar activamente mientras se aseguraba las mejores para él. En 1770, se embarcó en un “viaje de caza” con la intención de describir las tierras alrededor de Fort Pitt, Pensilvania y otras cercanas en el río Ohio. Su descripción de estas tierras, “contrarias a la propiedad de todas las otras que he visto,” en las que “las colinas son la tierra más rica; el suelo de estas tan negro como el carbón y donde crecen la nuez y la cereza,”condujo a patentes exitosas.(8) En 1773, anunció sus 20,000 acres de tierra adquirida a los colonos, aludiendo a que su valor podría aumentar drásticamente si el plan para establecer un nuevo gobierno en Ohio “de la manera en que se habla” se llevara a efecto.

La promoción, por supuesto, no siempre fue tan elegante. A medida que la carrera hacia el oeste continuó, tomó un giro agresivo contra el ideal agrario. Al describir la historia de la tierra en el sur de California, Reyner Banham escribe:

Los Yankees irrumpieron en la cresta de una oleada de autoconfianza tecnológica y abandono empresarial que dejó a la ganadería simple con pocas esperanzas de supervivencia. La tierra fue adquirida de los terratenientes por todos los medios prescritos y algunos fuera de cualquier regla, fue subdividida, regada, cultivada de manera intensiva y, finalmente, ofrecida como parcelas residenciales en un paisaje que debe haber aparecido a cualquiera desde el este de las Montañas Rocallosas. como un paraíso terrenal.(9) 

A menudo se prometió el paraíso y siguió toda una historia de burbujas financieras —desde el fraude de terrenos en Yazoo, Georgia y el ferrocarril Banana Belt de Jay Cooke hasta las innumerables ciudades en auge en Kansas, Oklahoma, Nebraska o California. A lo largo de esa historia, los materiales promocionales ampliamente ilustrados utilizaron la arquitectura y el diseño urbano para dar color a las descripciones con un tono realista, a menudo exagerado, de ciudades instantáneas en ubicaciones remotas.

Refiriéndose sarcásticamente al hiper-optimismo de tales publicaciones, un congresista de 1871 dijo:

Lo veo representado en este mapa: que Duluth está situada exactamente a mitad de camino entre las latitudes de París y Venecia, por lo que los caballeros que inhalaron los aires estimulantes del primero o se posaron ​bajo la dorada luz de la segunda, pueden ver de un vistazo que Duluth debe ser un lugar de deleites indescriptibles, un paraíso terrestre, avivado por los céfiros balsámicos de una eterna primavera, vestidos con el hermoso brillo de las eternas flores y con la melodía plateada de los cantores elegidos.(10) 

Los ecos de las declaraciones pomposas del pasado todavía resuenan con los desarrolladores de bienes raíces contemporáneos, los mercadólogos y sus arquitectos, describiendo tramos de terrenos en venta como “el futuro de Florida” o promoviendo un complejo de búnkeres en Dakota del Sur como la “más grande comunidad-refugio en la tierra.”(11) Mucho tiempo después de que la frontera se cerró y todo el país fue colonizado, los especuladores siguen describiendo la tierra como algo que permite promover la forma vida estadounidense, atrayendo a nuevos inmigrantes, veteranos o baby boomers jubilados para unirse en el paseo. En los Levittowns y las comunidades planeadas del New Urbanism, respaldadas por préstamos del gobierno y deuda sub-prime, se nos invita a reafirmar nuestra pertenencia a una nación imaginaria de individuos con ideas afines. En estos enclaves de fantasía, cuidadosamente establecidos contra un ambiente hostil de inmigración, crisis económicas y trabajos que desaparecen como vemos repetidamente en los medios, uno se convierte en estadounidense cumpliendo con la promesa especulativa de la tierra. Lo que se encuentra fuera de estos enclaves es mera ficción.

 

Historia

Más allá del alcance tanto de la agricultura como del desarrollo, siempre hubo otra categoría para la tierra. La existencia de superficies inconmensurables que estaban ya sea fuera de su alcance o que eran demasiado difíciles de cultivar, lo que dificulta que se especule con ellas, siempre ha sido y sigue siendo un elemento definitorio de la cultura estadounidense. “En los Estados Unidos,” escribió Gertrude Stein, “hay más espacio donde nadie está que donde está alguien. Eso es lo que hace que Estados Unidos sea lo que es.”(12) 

El vacío en el que nadie (o al menos nadie como nosotros) ha sido idealizado en innumerables relatos, tanto por académicos como por medios populares, desde el persistente mito jacksoniano de la frontera como la condición en la que se definió el carácter estadounidense, hasta la interpretación de Leonardo DiCaprio del comerciante de pieles sobreviviente Hugh Glass en The Revenant. Mientras fue removido de las formas de habitación humanas, todavía estaba asociado con los derechos naturales de cada estadounidense (blanco). Como escribió James Fenimore Cooper: “El aire, el agua y el suelo son obsequios para el hombre y nadie tiene el poder de repartirlos en parcelas. El hombre debe beber, respirar y caminar, y por lo tanto cada uno tiene derecho a su parte de tierra.”(13) El vacío formó una imagen tan poderosa de la cultura estadounidense que los estados y el gobierno federal asignaron vastas áreas para su preservación y ciudadanos acuden por millones a experimentarlo. Sin embargo, sigue siendo muy difícil de expresar con palabras, abrumando a narradores con su complejidad, extrañeza y tamaño. El historiador del paisaje John Stilgoe escribe que “la inmensidad espacial exige una designación,” instando a los intelectuales y diseñadores a encontrar palabras para confrontar “al continente mismo,” y así desafiar sus propias fronteras disciplinarias y sociales.(14) 

Una de esas provocaciones fue presentada por Aldo Leopold, basada en años de observación atenta y descripciones detalladas recogidas en su Sand County Almanac. El concepto de Leopold de “ética de la tierra” simplemente requiere ampliar “los límites de la comunidad para incluir suelos, aguas, plantas y animales, o colectivamente: la tierra.”(15) Una vez que la tierra se entiende como parte de una comunidad de partes interdependientes en qué los individuos compiten o cooperan, las implicaciones para nociones de ciudadanía y derechos naturales se vuelven radicales. Para Leopold, la ética de la tierra puede convertirse en una lente a través de la cual se puede reconsiderar la totalidad de la historia humana: “Muchos eventos históricos, hasta ahora explicados únicamente en términos de empresa humana, eran realmente interacciones bióticas entre las personas y la tierra… Las características de la tierra determinan los hechos de manera tan potente como las características de los hombres que vivían en ella.”(16) En otras palabras, la descripción de lo que se consideraba demasiado difícil de describir —los sistemas complejos que comprenden la tierra y determinan sus interacciones con los humanos— es un primera paso hacia una nueva definición de una forma de vida estadounidense.

 

Futuro

En 2017, el presidente Trump decidió revertir las decisiones de sus predecesores y reducir el tamaño de dos monumentos nacionales en Utah —Bears Ears National Monument y Grand Staircase-Escalanteby— en aproximadamente dos millones de acres. Esta decisión fue considerada por los medios liberales como un precedente peligroso en el que las tierras públicas estarán disponibles para perforar en busca de petróleo y otras operaciones extractivas, traicionando así una tradición estadounidense de conservación. Sin embargo, Trump razonó su decisión al abordar la libertad de cada ciudadano para cuidar la tierra basándose en el conocimiento personal de primera mano, en lugar de delegarla en la sagacidad burocrática profesional: “Su vínculo intemporal con la vida al aire libre no debe reemplazarse con los caprichos de legisladores a miles y miles de millas de distancia. No conocen su tierra y, realmente, no les importa su tierra como ustedes.” En su opinión, una democracia más directa puede surgir una vez que la tierra pertenezca a los ciudadanos. “He venido a Utah … para revertir la extralimitada acción federal y restaurar los derechos de esta tierra a sus ciudadanos.”(17) Esta perspectiva combina el entendimiento de la tierra como liberación, especulación e historia casi sin interrupciones, moviéndose hacia atrás y hacia adelante en el tiempo hacia unos Estados Unidos imaginarios. En este discurso, como en otros casos descritos anteriormente, la descripción se convierte en algo más que un recurso literario, no solo reflejando las realidades de ciudadanía dadas, como se refleja en la asignación de tierras y su manipulación, pero buscando activamente la preservación o el cambio de tales realidades. En una era en que las palabras hablan más que la acción, la forma como elegimos describir nuestro entorno y a nosotros mismos se vuelve aún más crucial para la definición de una identidad nacional, cualquiera que sea lo que el término pueda significar hoy. Por otra parte, tal vez este fue siempre el caso en los Estados Unidos.

 


 

Dimensiones de la ciudadanía es una colaboración entre e-flux Architecture y el Pabellón de los Estados Unidos en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2018, curado por Niall Atkinson, Ann Lui y Mimi Zeiger.

 


 

(1) J. Hector St. John de Crèvecoeur, Letters from an American farmer (Londres: Thomas Davies and Lockyer Davis, 1782)

(2) Thomas Jefferson, Carta a John Jay, 23 de agosto, 1785.

(3) El paisaje ideal para Virgilio y la idea pastoral fueron de importancia central en la experiencia americana tal como fue delineada tanto por europeos como por americanos. Véase Leo Marx, The Machine in the Garden: Technology and the Pastoral Ideal in America (Oxford: Oxford University Press, 2000).

(4) Alexis de Tocqueville, Democracy in America (Nueva York: George Dearborn & Co., Adlard and Saunders, 1838).

(5) Irving Berlin, God Bless America (1938) y Woody Guthrie, This Land is Your Land (1939). Guthrie escribió la letra de su canción en respuesta crítica a la de Berlin, enfatizando la libertad individual: “Nobody living can ever stop me, / As I go walking that freedom highway; / Nobody living can ever make me turn back / This land was made for you and me.” (Nadie vivo podrá jamás pararme / mientras camine por la ruta de la libertad, / nadie vivo podrá darme la espalda / esta tierra fue hecha para ti y para mi.”)

(6) Frank Lloyd Wright, The Living City (Nueva York: Horizon Press, 1958); John Curl, uno de los fundadores de Drop City, recordando la declaración de 1966, en Curl, For All the People (Oakland: PM Press, 2012).

(7) Ben Metcalf, Against the Country (Nueva York: Random House, 2015).

(8) George Washington, Journal of a tour to the Ohio River (1770), en The Writings of George Washington (Boston: Ferdinand Andrews, 1840).

(9) Reyner Banham, Los Angeles: The Architecture of Four Ecologies (Allen Lane, 1971).

(10) Congresista J. Proctor Knott, discurso pronunciado en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos (1871), citado por A. M. Sakolski, The Great American Land Bubble (Nueva York and London: Harper & Brothers, 1932), 305–6.

(11) Cita de Howard H. Leach de la Foley Timber and Land Company, compañía que ofreció 560 mil acres de terreno, aproximadamente el tamaño de Rhode Island, en venta. Véase David Gelles, “560,000-Acre Swath of Florida Land Going on the Market,” New York Times, 1 de abril, 2015. Véase también material de promoción del proyecto Vivos xPoint, https://www.terravivos.com/secure/vivosxpoint.htm.

(12) Gertrude Stein, The Geographical History of America (New York: Random House, 1936).

(13) James Fenimore Cooper, The Prairie: A Tale (Paris: Hector Bossange, 1827).

(14) John Stilgoe, “Wuthering Immensity,” Manifest – Journal of American Architecture and Urbanism 1 (2014): 12–19.

(15)  Aldo Leopold, A Sand County Almanac (Nueva York and Oxford: Oxford University Press, 1949).

(16) Ibid., 216.

(17) Donald Trump, Remarks on the Antiquities Act at the Utah Capitol, December 4, 2017.

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Espacio libre: ¿indefinido? https://arquine.com/espacio-libre-indefinido/ Mon, 28 May 2018 14:52:24 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/espacio-libre-indefinido/ "Frente a visiones críticas del espacio, la idea que McNamara y Farrell comparten con sus invitados tiene mucho de optimista y quizá también mucho de romántica. La muestra celebra lo que aún se concibe como una capacidad o, incluso, un poder de la arquitectura: ser generosa al abrir y dar espacio. Algo tan lleno de confianza disciplinar como de contradicciones."

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«Nobody really knows what “freespace” means»
Shelly McNamara

 

«Nadie sabe realmente lo que “freespace” quiere decir.» Eso lo afirmó en una entrevista a la revista Metropolis Shelley McNamara, quien junto con Yvonne Farrell es la directora de la 16ª Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia, que abrió al publico el pasado 26 de mayo. Luego dijo que esa idea, freespace, se traduce bellamente en algunas lenguas. Ignoro si sea el caso en español, pues la palabra free tiene varios sentidos posibles. Tan sólo Google da como traducciones posibles libre, pero también gratuito, franco, disponible, suelto, desocupado, desatado, descarado, vacante, desvergonzado, exento, despejado, salvado y rescatado, entre otras. Así que podríamos interpretar el tema de esta bienal añadiendo cada una de esas palabras a espacio: espacio libre, espacio gratuito, espacio disponible, espacio vacante, espacio rescatado, etc. También se puede leer en la red que la etimología de free se relaciona con la noción de alguien querido —comparte raíz con friend—, alguien con quien no se tienen vínculos obligados sino que se establecen voluntariamente: los amigos se eligen. Retomando lo que dice McNamara en la entrevista, su “idea general es que cualquiera tiene el derecho de beneficiarse de la arquitectura, tenga que ver con propiedad o simplemente disfrutando la presencia de un muro o un arco.” La arquitectura sería ese espacio que, sin vínculos obligatorios, se nos entrega y ofrece generosamente, como un amigo.

Valerio Olgiati. Experience of Space, 2018. Instalación, técnica mixta | Sección especial: THE PRACTICE OF TEACHING | 16th International Architecture Exhibition – La Biennale di Venezia, FREESPACE | Fotografía: Andrea Avezzù. Cortesía de La Biennale di Venezia

 

Si hace cuatro años Rem Koolhaas propuso una bienal excesiva en ideas, que abarcaba un siglo entero y la compleja noción del surgimiento y acaso agotamiento de la modernidad arquitectónica en un periplo que desmenuzaba lo edificado en diversos catálogos de partes fundamentales y luego, hace dos, Aravena volvía la mirada a la materialidad y la factura, al oficio y, expresamente, a la belleza, como medios, según se proponía, de atender diversos frentes a los que la arquitectura, más allá de la propia disciplina, podía dar respuesta, hoy Farrell y McNamara, en su invitación abierta y libre, dirigen su atención al espacio —primera vez, por cierto, entre las 16 ediciones, en que esa palabra aparece oficialmente en el título de una bienal— y a la interpretación, libre, que cada arquitecto pudiera hacer de esa idea. McNamara y Farrell aclaran que ellas mismas han hecho esa interpretación pensando y trabajando “como arquitectas,” lo que nos podría hacer suponer que, en casos anteriores, la bienal se ha alejado de lo que constituye la disciplina —un reclamo que se dio con Koolhaas y, antes, con la bienal dirigida por Ricky Burdett en el 2010, por ejemplo.

A las irlandesas les interesó particularmente subrayar la atmósfera de la Cordelería, ese singular y larguísimo edificio del Arsenal veneciano, manteniendo libre el espacio —contrario, de nuevo, a lo que hizo Koolhaas al saturarlo con imágenes e información—, y liberando las ventanas, tapiadas por años, para permitir la iluminación natural, pues la luz, según afirman en su manifiesto sobre el freespace, es uno de los dones gratuitos de la naturaleza. Su estrategia fue, parece, redefinir el edificio que contiene a la muestra tanto o quizá aun más que definir con un guión preciso lo que ahí se exhibe. Pese a que para ellas “la arquitectura es una experiencia total, no sólo visual y no sólo intelectual,” en esta bienal parece que el acento se ha puesto en una experiencia lo más directa posible del espacio, sin dobleces ni complicaciones, alejándose de nuevo, como un péndulo, de la carga conceptual que caracteriza a otras bienales, más allá de la veneciana. Así, frente a visiones críticas del espacio como una experiencia universal y replicable, como el no-lugar que responde a condiciones locales con la misma delicadeza que los capitales globales tienen respecto a las necesidades específicas de cada región —es decir: prácticamente nula— o tras las reflexiones que se han dado sobre el espacio como un vacío sin cualidades, ya sea definido como vectorial —puro receptáculo de movimientos— o residual —mera basura producida por el desarrollo urbano e inmobiliario globales—, la idea que McNamara y Farrell comparten con sus invitados tiene mucho de optimista y quizá más de romántica. Por eso, mientras a unos metros del Arsenal, inmigrantes del norte de África piden algunas monedas resguardados bajo el quicio de una puerta y torniquetes recién instalados quieren controlar el incontenible flujo de turistas que desgastan las estrechas callejuelas venecianas —dos ejemplos distintos y opuestos, tal vez, de lo que la libertad de movimiento y de ocupación del espacio significan hoy en las ciudades—, al interior de la más celebrada exhibición de arquitectura en el mundo, reconocidos arquitectos, sus admiradores y sus críticos, se reúnen para celebrar eso que aún se concibe como una capacidad o, incluso, un poder de la arquitectura: ser generosa al abrir y ofrecer espacio. Algo tan lleno de confianza disciplinar como de contradicciones. Por supuesto, no todas las participaciones, sean individuales o nacionales, juegan en este registro que tiende a la autonomía disciplinar si no es que al autismo que reivindica las posibilidades creativas —¿y recreativas?— de la disciplina ante un mundo cada vez más complejo y donde la libertad se juega en arenas polítcas, económicas, sociales y culturales que nadie parece comprender cabalmente. Algunas participaciones, sin dejar de hacerse eco de las ideas de generosidad espacial propuestas por las directoras de la bienal, atienden también a las diversas escalas en las que la arquitectura puede operar y, por lo mismo, encontrar obstáculos.

Stand Ground | Rozana Montiel Estudio de Arquitectura. Fotografía: Sandra Pereznieto. Cortesía de Rozana Montiel Estudio de Arquitectura

 

Entre ellas, quizá por cercanía, cabe mencionar la intervención realizada por el estudio de Rozana Montiel. Se trata de una puesta en escena que juega con una simulación en distintos niveles. El muro desaparece tras una pantalla mientras una plataforma hace las veces de muro caído, convertido en escenario o espacio común. Al otro lado del muro y del canal más allá, proyectándose sobre la pantalla, la calle sirve también como escenario para una coreografía que se quiere acción callejera. De este lado del muro camuflado de vacío, otra ejecutante replica los movimientos que ve afuera en la calle. Se saludan, se sonríen. No se ven viéndose ni podrán tocarse. El encuentro es una ficción orquestada por la arquitectura que parece decirnos, en un mismo gesto, que eso es todo lo que puede hacer, para bien y para mal: invitarnos a un espacio libre, mientras lo otro, el muro real oculto bajo la pantalla y que no vemos pero nos encierra de verdad, es lo que normalmente hace —e incluso, según algunos pensadores de la arquitectura, esa es su función esencial: separar un espacio y distinguirlo de otros. La arquitectura, así, nos abre al espacio al mismo tiempo que nos aísla de otros espacios, de lo que está más allá de sus límites. Construye nuestras casas y nuestras ciudades donde podemos encontrarnos y llamarnos así, nosotros, pero somos nosotros quienes cerramos puertas y levantamos muros frente a otros que no merecen ese nombre.

Nadie sabe realmente lo que feespace quiere decir. Quizá porque su mera definición —como hace años apuntó Bernard Tschumi en un ensayo precisamente sobre la definición del espacio— pareciera ser, contradictoriamente, ya una forma de limitarlo.

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Muros de Aire: 10 preguntas, 10 cartografías, 10 escalas | Pabellón de Brasil en Venecia 2018 https://arquine.com/muros-aire-pabellon-brasil-venecia/ Fri, 25 May 2018 14:19:06 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/muros-aire-pabellon-brasil-venecia/ "Entendemos que la arquitectura, el arquitecto y la comunidad encargada de construir, imaginar y regular el medio físico encuentran en el diseño herramientas para ofrecer espacios libres, públicos; encuentran en la técnica de la construcción maneras de romper paradigmas, encuentran en el proceso de proyectar, formas de combatir la segregación socio-espacial."

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Entendimos free como un cuestionamiento a las fronteras físicas y virtuales que construyen el territorio brasileño, así como las fronteras de la arquitectura en relación con otras disciplinas. Con esta idea, llegamos al título Muros de aire para la propuesta. Tomamos el concepto de libre o libertad para cuestionar 10 escalas que creemos relevantes en el discurso del arquitecto: ¿Qué tan franco (free) es el intercambio de arquitectos y “arquitecturas” brasileñas en el mundo? ¿Qué tan abierta (free) es la recepción de inmigrantes al territorio brasileño? ¿Qué tan sensible (free) es el entorno urbano ante el movimiento de mercancías? ¿Qué tan poco regulada (free) es la relación entre ecosistemas naturales y humanos? ¿Qué tanto se impide o no (free) el acceso a través de la inmensa frontera brasileña? ¿Qué tan libre (free) es la imagen histórica del Brasil frente a su realidad actual como país urbano? ¿Qué tan independiente (free) es la agenda de la arquitectura en relación con la agenda del mercado inmobiliario? ¿Qué tan generosos (free) son los programas de habitación popular al ofrecer el derecho a la ciudad? ¿Qué tan amplia (free) es la posibilidad de romper las barreras urbanas en la ciudad? ¿Qué tan liberador (free) es el pixo como manifestación de los contrastes de poder en la ciudad?

Desde la visión global de la imagen del arquitecto brasileño, pasando por la escala de la frontera, el territorio, la ciudad y el edificio, imaginamos diez maneras de entender la palabra libre, sin compromisos. Para representar estos diez conceptos creamos diez enormes cartografías (de 3 metros de lado) que presentaremos en el pabellón de Brasil.

Entendemos que la arquitectura, el arquitecto y la comunidad encargada de construir, imaginar y regular el medio físico encuentran en el diseño herramientas para ofrecer espacios libres, públicos; encuentran en la técnica de la construcción maneras de romper paradigmas, encuentran en el proceso de proyectar, formas de combatir la segregación socio-espacial. Con esto en mente, buscamos proyectos mediante una convocatoria pública en la que se seleccionaron 17 (que presentaremos en la exposición con dibujos y maquetas). Se trata de proyectos que reaccionan a su contexto y desencadenan estrategias que fomentan, siembran, articulan, convierten, tienden puentes, conectan tejidos, revelan la posibilidad de romper barreras y construir un entorno más generoso y colectivo.

También entendimos que debía haber una libertad en conectar la arquitectura con otras disciplinas y desarrollamos una publicación en la que invitamos a 45 destacados profesionales (además de arquitectos, artistas plásticos y activistas, un abogado, un médico, un líder comunitario, historiadores y cineastas, entre otros) a participar de diversas maneras (ensayos escritos y visuales, entrevistas, dibujos), respondiendo a las 10 preguntas/10 cartografías/10 escalas.

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Becoming | Pabellón de España en Venecia 2018 https://arquine.com/becoming/ Thu, 24 May 2018 15:37:35 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/becoming/ Becoming, el lema elegido para el pabellón de España en esta edición de la Bienal de Venecia, presenta la arquitectura española desde los entornos de aprendizaje, mediante acciones, discursos y producciones de una magnífica cantera de arquitectos que en los últimos años cuestionan los límites y las condiciones asumidas en nuestra disciplina.

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16. Mostra Internazionale di Architettura – La Biennale di Venezia, FREESPACE. Fotografía por: Italo Rondinella. Cortesía de: La Biennale di Venezia

 
Becoming, el lema elegido para el pabellón de España en esta edición de la Bienal de Venecia en 2018, presenta la arquitectura española desde los entornos de aprendizaje, mediante acciones, discursos y producciones de una magnífica cantera de arquitectos que en los últimos años cuestionan los límites y las condiciones asumidas en nuestra disciplina.

16. Mostra Internazionale di Architettura – La Biennale di Venezia, FREESPACE. Fotografía por: Italo Rondinella. Cortesía de: La Biennale di Venezia

 

Becoming, a través de una práctica crítica, descubre la complejidad de nuestras lógicas operativas, en una experiencia intelectual de puertas abiertas donde los estudiantes cocinan sus conflictos. Becoming entiende el proyecto curatorial como investigación y la Bienal de Venecia como oportunidad para confrontar conceptos e ideas en los que el pabellón se convierte en una invitación para reflexionar, tanto sobre los fundamentos de la práctica arquitectónica, como sobre lo que ocurre en nuestro planeta. Becoming se construye a través de 52 términos que califican la arquitectura, no del futuro, sino de un presente alternativo que explora nuevas formas de ejercer la profesión, con formatos, intereses y temas emergentes que requieren de otras miradas, herramientas y capacidades.

afectiva, afirmativa, atmosférica, aumentada, biodigital, colaborativa, cosmopolítica, cotidiana, crítica, cuidadora, disruptiva, emergente, en red, ensamblada, estratégica, experimental, extraterrestre, feminista, generativa, híbrida, humana, incierta, inclusiva, independiente, inform(acion)al, lúdica, mágica, múltiple, narrativa, otra, participativa, perfectible, performativa, periférica, política, posproductiva, programada, prototipada, reactiva, reutilizada, sampleada, sexy, sincronizada, social, sostenible, tecnoartesanal, temporal, termodinámica, topológica, transdisciplinar, transformable, transfronteriza, transmaterial, unfinished, virtual.

Becoming grafica en el suelo estos 52 adjetivos que organizan espacialmente los trabajos tatuados en las paredes del pabellón recuperado y ahora vacío, diseñado por Vaquero Palacios en 1952. Sin un orden jerárquico, ni categorías y desde todas las escalas a la vez, las 435 contribuciones seleccionadas por un grupo de expertos mediante una convocatoria pública, se ubican por proximidad y afinidad, compartiendo preocupaciones y modos de estar en el mundo. Becoming convierte el pabellón en un freespace que puede leerse como una base de datos o como un paisaje inmersivo donde cada visitante elige su deriva y velocidad, en un espacio material y virtual.

16. Mostra Internazionale di Architettura – La Biennale di Venezia, FREESPACE. Fotografía por: Italo Rondinella. Cortesía de: La Biennale di Venezia

 

La Bienal acaba pero Becoming continua: permanece en internet y en el jardín creado por todos durante los seis meses que ocupara la zona trasera de este pequeño pabellón.

Hemos pensado un doble público de arquitectos y de resto del mundo. Para los arquitectos, el interés reside en un planteamiento crítico que obligue a reflexionar sobre nuestra práctica. Para el resto del mundo, como una experiencia espacio-temporal. Freespace ha sido una oportunidad para introducir en Venecia discursos, producciones y acciones que hasta ahora no habían tenido la posibilidad de ser expuestas por no estar construidas. La Bienal ha sido entendida como un proyecto de arquitectura que genera una investigación pertinente sobre nuestra disciplina y su papel en el mundo. Sin pretensiones, pero con mucha libertad. Nos hemos tomado más libertades de las normales.

16. Mostra Internazionale di Architettura – La Biennale di Venezia, FREESPACE. Fotografía por: Italo Rondinella. Cortesía de: La Biennale di Venezia

 


 

Atxu Amann y Alcocer (Madrid, 1961) es una arquitecta española. Es socia del estudio de arquitectura Temperaturas Extremas, que ha obtenido más de cien premios y reconocimientos de obras, en su mayoría obtenidas mediante concursos de arquitectura, expuestas y publicadas en diversas revistas nacionales e internacionales. Directora del Máster Universitario en Comunicación Arquitectónica, de la Universidad Politécnica de Madrid.

 

Este texto forma parte de la Revista Arquine No.84. Disponible a partir de junio de 2018.

 






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Stand Ground | Rozana Montiel https://arquine.com/stand-ground-rozana-montiel/ Thu, 24 May 2018 00:35:18 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/stand-ground-rozana-montiel/ Conversación con la arquitecta Rozana Montiel, única arquitecta mexicana invitada por la curadoras de la Bienal 2018, en torno a su próximo libro, HU: Common Spaces in Housing Units, editado por Arquine, y a su instalación, Stand Ground, que se presentan en la 16 ª Exposición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia de 2018 Freespace.

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Conversación con la arquitecta Rozana Montiel, única arquitecta mexicana invitada por la curadoras de la Bienal 2018, en torno a su próximo libro, HU: Common Spaces in Housing Units, editado por Arquine, y a su instalación, Stand Ground, que se presentan en la 16 ª Exposición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia de 2018 Freespace.

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Echoes of a Land: el Pabellón de México en Venecia https://arquine.com/echoes-of-a-land/ Wed, 23 May 2018 21:54:58 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/echoes-of-a-land/ La propuesta curatorial se muestra como una traslación estética del paisaje mexicano: "Sabemos que la naturaleza orienta nuestro destino, define la percepción del mundo al que pertenecemos, se apropia de nuestras lenguas, da carácter y matiz a las estructuras sociales, políticas, económicas y a todos los actos que van desde lo ordinario hasta lo complejo".

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Para esta edición de la Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia, su presidente, Paolo Baratta, y las directoras artísticas, Shelly McNamara e Yvonne Farrell, propusieron explorar el tema  freespace —que podemos traducir tanto como espacio libre, desocupado, vacío como gratuito o sin costo— como punto de partida para la arquitectura, la historia, la naturaleza o la infraestructura.

La respuesta del Pabellón de México a este llamado es Echoes of a Land , una intervención que incluye, además de imágenes del territorio nacional, 21 proyectos “en diálogo con una variedad de disciplinas artísticas, materiales, corrientes de pensamiento y estilos,” recogidos en una curaduría a cargo de Gabriela Etchegaray, buscando “integrar la visión compartida de arquitectos mexicanos emergentes y experimentados.”

La propuesta curatorial se muestra como una traducción estética del paisaje mexicano: “Se muestra un territorio de contrastes y vulnerabilidades permanentes, en el cual reconocemos que siempre y en todos los aspectos de la vida hay una resonancia entre el origen y el presente. Sabemos que la naturaleza orienta nuestro destino, define la percepción del mundo al que pertenecemos, se apropia de nuestras lenguas, da carácter y matiz a las estructuras sociales, políticas, económicas y a todos los actos que van desde lo ordinario hasta lo complejo”.

La exhibición está formada por un conjunto de murales que describen el territorio mexicano: “Los murales adentran a los visitantes en los Ecos de una tierraEchoes of a Land—, para ir mucho más allá de la forma y función arquitectónica y vincularlos a una geografía, una cultura y una identidad”.

Participantes: Oscar Hagerman + CANOVERA; Alejandro Guerrero, Andrea Soto | ATELIER ARS; Comunal: Taller de Arquitectura + Onnis Luque; Isaac Broid + PRODUCTORA; Taller Héctor Barroso; Juan Carral Arquitectura; Carlos González Lobo + María Eugenia Hurtado; Manuel Cervantes Céspedes; JSª | Javier Sánchez + Aisha Ballesteros; Estudio Macías Peredo; Enrique Norten | TEN Arquitectos; Taller 6A | Alejandro Sánchez García, Mariza Flores Pacheco; S-AR; Estudio MMX; Taller | Mauricio Rocha + Gabriela Carrillo; Javier Muñoz + Mario Peniche + Augusto Quijano + Alejandro Vales + Jorge Carlos Zoreda; Mario Schjetnan: GDU: Grupo de Diseño Urbano; Enrique Lastra de Wit; Estudio ALA; Escobedo-Soliz; Alonso de Garay | Taller AGD

 

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Flores y Prats en la Bienal de Venecia 2018 https://arquine.com/flores-y-prats-en-la-bienal-de-venecia-2018/ Tue, 03 Apr 2018 13:00:26 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/flores-y-prats-en-la-bienal-de-venecia-2018/ Dentro de los participantes en La Bienal de Venecia de este año, se encuentran Flores y Prats, quienes tendrán una doble participación, tanto en la exposición principal como en el Pabellón del Vaticano.

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La Bienal de Venecia de este año, bajo la dirección de Yvonne Farrell y Shelley McNamara y con el título de Freespace, será inaugurada el 26 de mayo. Entre los participantes se encuentran Flores y Prats, despacho de Barcelona conformado por Ricardo Flores y Eva Prats, quienes tendrán una doble participación en la Bienal, tanto en la exposición principal como en el Pabellón del Vaticano.

Flores & Prats Arquitectos, se encuentran entre los diez arquitectos seleccionados para el Pabellón de la Capilla del Vaticano. A cargo de Franceso Dal Co, toma como ejemplo la Capilla Woodland, construida en 1920 por el arquitecto Gunnar Asplund, y que se encuentra en el Cementerio Woodland, en Estocolmo. El tema propuesto para  la capilla es un lugar de orientación, mecenazgo, medios de comunicación y salud.  Fue así, que a los diez arquitectos procedentes de Europa, Australia, Japón, Estados Unidos y América del Sur, se les pidió diseñar y construir diez capillas en una zona boscosa en un extremo de la isla veneciana de San Giorgio Maggiore. El pabellón que se dará a conocer en esas fechas, pretende ser  completamente libre a partir del diseño y la reinterpretación del lugar que fue un símbolo del catolicismo, dejando como única característica unificadora la presencia del altar y el atril como punto de apoyo del espacio .

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