Resultados de búsqueda para la etiqueta [Alejandro Aravena ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Thu, 20 Jun 2024 17:12:58 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Alejandro Aravena, Premio Pritzker 2016, diseñará el nuevo edificio de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del TEC de Monterrey https://arquine.com/alejandro-aravena-premio-pritzker-en-2016-disenara-el-nuevo-edificio-de-la-escuela-de-arquitectura-arte-y-diseno-del-tec-de-monterrey/ Fri, 25 Aug 2023 14:59:08 +0000 https://arquine.com/?p=82237 Alejandro Aravena, fundador y director ejecutivo de ELEMENTAL, un estudio que se enfoca en proyectos de interés público e impacto social que incluyen vivienda, espacio público, infraestructura y transporte llegó a la ciudad de Monterrey para iniciar las conversaciones con la comunidad académica para lo que será un nuevo edificio de las Aulas 10, proyecto […]

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Alejandro Aravena, fundador y director ejecutivo de ELEMENTAL, un estudio que se enfoca en proyectos de interés público e impacto social que incluyen vivienda, espacio público, infraestructura y transporte llegó a la ciudad de Monterrey para iniciar las conversaciones con la comunidad académica para lo que será un nuevo edificio de las Aulas 10, proyecto que albergará a la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño (EAAD), y que buscará ser un espacio que transfiera y genere conocimiento.

Desde el 22 de agosto, el arquitecto chileno ha participado en talleres con profesores, alumnos y directivos del campus Monterrey para identificar las necesidades de la comunidad donde destacó la importancia del diálogo para aproximarse al diseño de los espacios.

“Tenemos experiencia en construir para instituciones educativas. Hemos hecho proyectos en Chile y Estados Unidos. Es un mundo que para nosotros nos es familiar”,

mencionó Aravena. 

Este edificio de ELEMENTAL será el segundo que diseñará para esta institución educativa (el primero fue la Casa ELEMENTAL, revísalo AQUÍ) y la cuarta edificación diseñada por un Premio Pritzker en la ciudad de Monterrey. En 2013 fue inaugurado el Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Monterrey, obra del también Premio Pritzker japonés Tadao Andō. La primera edificación “Pritzker” en la ciudad fue el Faro del Comercio, que se le atribuye a Luis Barragán + Raúl Ferrera.

Rodolfo Barragán, decano de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño en Región Monterrey, compartió que el diseño de Aulas 10 tendrá su origen en dos acciones coordinadas;

“Formar, junto con su entorno, un lugar con significado urbano que articule el campus con el Parque Central. Así como realzar y dar sentido a las actividades que le serán propias en una primera fase para la EAAD y en fases subsecuentes a necesidades futuras del campus”, enfatizó.

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Casa Elemental no.°213 https://arquine.com/obra/casa-elemental-no-213/ Tue, 04 Oct 2022 08:00:17 +0000 https://arquine.com/?post_type=obra&p=69536 Casa Elemental n°213 es un diseño por parte del equipo de ELEMENTAL de Alejandro Aravena. Esta casa está localizada en Monterrey, con una materialidad que contrasta con el entorno montañoso y cuyo diseño se enfocó en tener una presencia fuerte, monumental y abstracta.

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Esta casa fue desarrollada para contribuir al proyecto solidario de los sorteos TEC. Por medio de la venta de boletos de lotería, cuyo primer premio es una casa, el Instituto Tecnológico de Monterrey recauda recursos para becar a estudiantes que no pueden pagar por su carrera. El encargo se ha perfeccionado durante décadas y el estudio ELEMENTAL recibió este encargo con un listado y superficie muy precisas: máximo 600m2 y mínimo 600m2.

Para enfrentar el diseño de la nueva casa de ELEMENTAL, se partió desde múltiples frentes, uno de los cuales fue el tipológico. Siempre poniendo atención esa doble condición de los castillos de ser fortalezas volcadas hacia adentro, que protegen algo en un interior que no podemos ver y ser a la vez una presencia fuerte, monumental, abstracta en el mundo. Los castillos son introvertidos, pero no tímidos. Algo de eso se quiso plasmar en esta casa: un lugar que acoge y cuida, casi silenciosamente la vida privada y a la vez un lugar que inevitablemente es una declaración de principios en la vida pública. 

Una estructura concéntrica nos pareció que era la forma más sintética de responder a esta doble condición por medio de una única operación. Pero además era la manera más limpia de responder a un lote irregular con orientaciones y geometría contradictorias. Optamos por una silueta que respondiera a todas las direcciones.

Por otra parte, si bien aceptamos rigurosamente cumplir con las superficies establecidas en el encargo, quisimos ampliar al máximo posible cada uno de sus componentes programáticos. Es así como al levantar el volumen del suelo, el tamaño de las áreas públicas de la casa, se convirtió prácticamente en el tamaño del lote. O el dormitorio principal, cuyo interior climatizado se detuvo en el ecuador de la circunferencia, desde el punto de vista de la experiencia espacial, se extendió hasta la totalidad del perímetro de la estructura. Lo mismo con el vacío vertical central: un solo golpe de vista permite abarcar desde la planta baja hasta el cielo abierto.

 

También se tomaron algunas lecciones de la arquitectura mexicana, específicamente respecto de las estrategias más pertinentes en términos ambientales y climáticos. Por eso si bien la geometría puede ser inédita, el hecho de que sea una arquitectura de muros que pone la masa térmica en el perímetro se liga con lo que tradicionalmente ha identificado la mejor arquitectura mexicana.

El resto es simplemente usar con la mayor virtud posible el conocimiento disponible a esta altura de la historia de la vivienda: las relaciones entre espacios servidores y servidos de Kahn, los circuitos públicos y privados de la vida cotidiana de Robin Evans o el plan espacial de Loos.

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Vivienda colectiva: las soluciones son siempre las mismas, pero nunca son iguales https://arquine.com/vivienda-colectiva-las-soluciones-son-siempre-las-mismas-pero-nunca-son-iguales/ Wed, 14 Sep 2022 13:39:06 +0000 https://arquine.com/?p=69147 Alejandro Aravena: " Las soluciones son las mismas de siempre, pero nunca son iguales. Nosotros aplicábamos lo incremental para resolver la escasez sin que ello significara una mala calidad. Simplemente diferíamos en el tiempo para alcanzar esa calidad. En ese sentido, la incrementalidad fue una herramienta posible. No la inventamos nosotros, ya que desde los sesenta era una solución en el PREVI de Lima, por ejemplo."

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Miquel Adrià: ¿Qué papel juega (o puede jugar) la arquitectura en la transformación social, desde la vivienda, como un derecho de los ciudadanos?

Alejandro Aravena: Parto de la experiencia que estamos viviendo hoy en Chile, que, aunque específica, creo que tiene rasgos universales. Estamos reescribiendo la constitución. Una de las razones es que hubo un desfase entre lo legal y lo legítimo. El 80% estuvo a favor de cambiar la constitución. La constitución representaba un sistema de reglas de convivencia que ya no era legítimo y nos vemos enfrentados a acordar las reglas del juego de la vida en común. En este sentido, el título de la bienal de Hashim Sarkis es muy pertinente para muchas sociedades en las que nos preguntamos cómo vamos a vivir juntos, entre gente distinta, etnias distintas, pobres y ricos, izquierdas y de derechas, donde hay un conjunto de fricciones y de debates, que en la ciudad se experimentan de maneras muy concretas. 

Con este “estallido”, como se le ha llamado en Chile, se hizo necesario partir de nuevo con los acuerdos fundamentales y colectivos para, eventualmente, reflejarlos en la Constitución. Entre otras cosas, estamos cuestionando por qué tenemos gente viviendo en condiciones inaceptables de inequidad. Esa inequidad se manifiesta especialmente en la ciudad y en la vivienda y, cuando es sostenida por demasiado tiempo, termina generando una reacción. Hasta octubre de 2019, el presidente afirmaba que, si se observaban los indicadores económicos, Chile era un oasis en la región; sin embargo, el caldo de cultivo de rabia y de resentimiento era grande. 

En el ámbito de la vivienda hablamos de la triple brecha: en primer lugar, una brecha entre la cantidad de vivienda social que se construye y la que se necesita. Sabemos que se requieren unas 90,000 viviendas y sólo se construyen 60,000. Esto en parte explica el aumento de asentamientos informales y campamentos exacerbado por la pandemia. Cuando entras en la espiral de la informalidad tenemos un problema social serio.. 

La segunda brecha tiene que ver con el tamaño de las viviendas. Toda la evidencia muestra que una familia de clase media vive razonablemente bien en una vivienda de 80 o 90 m2. Con los recursos disponibles en Chile se pueden construir viviendas entre 40 y 50 m2. Cuando no puedes entregar ese tamaño estás obligando a las familias a vivir en condiciones de hacinamiento, que hace que salgan a la calle enrabiados por haber vivido en condiciones de vida inaceptables. La evidencia muestra que cuando entregas viviendas de 40 m2, las familias duplican ese tamaño, porque no pueden vivir en menos espacio. Si no tienes un diseño para este tamaño, todo se acumula en forma de presión y fricción, algo que, de hecho, ocurrirá. 

La tercera brecha es la del tiempo. En un caso como el de Chile, el Ministerio tiene una lista y define el tiempo de espera para obtener una vivienda, que puede llegar a ser de 10 años. Una de las condiciones que se evalúa es que no hayas participado en la toma ilegal de un terreno. Viviendo en condiciones de hacinamiento, la tentación por ocupar un terreno es demasiado alta y la espera demasiado larga. 

Si mejoras la cantidad de viviendas al año y llegas a 90,000, dado que los recursos son finitos, no hay otra posibilidad que reducir aún más el tamaño. Por lo tanto, hay que poder resolver la triple brecha simultáneamente. La estrategia que hemos aplicado ante la escasez y el déficit es la de la incrementalidad. En primer lugar, porque eso va a ocurrir de todos modos: si las viviendas son de un tamaño insuficiente, las propias familias las van a ampliar, pero si esa realidad no se quiere ver y no se incorpora al diseño inicial, el proceso va a ser técnicamente complejo, caro, lento e inseguro. Por lo tanto, cuando decimos que los 40 m2 es mejor verlos como la mitad de una casa buena que como una casa chica, no es que entreguemos la mitad de una casa, sino que partimos de las restricciones de las políticas públicas y diseñamos para que queden alineadas con la realidad. Para que el diseño sea pertinente, hay que entender la lógica del problema, ver, escuchar y medir lo que va a ocurrir: si no sintonizo con esas fuerzas, la realidad va a pasar por encima. Muchas veces la sociedad espera del arquitecto que su aporte sea como una cosa de buen gusto o de ponerle un poco de rouge al gorila, como decía Richard Rogers. Si el diseño no se enfrenta de esta otra manera, se generan condiciones de habitabilidad tan complejas que la sociedad reacciona y dice “no más, se acabó”. En nuestro caso, en Chile fue tan brutal, que nos vimos obligados a partir de cero y reescribir la constitución. Desde la arquitectura tenemos una herramienta sintética en el núcleo de nuestra profesión: organizar las piezas en juego para llegar a una propuesta, no a un diagnóstico. Es una herramienta que puede contestar más de una pregunta a la vez, no sectorialmente, involucrando aspectos económicos, políticos, sociales, ambientales y estéticos. Cuanto más compleja sea la pregunta, mayor la necesidad de síntesis. Si no aportamos esa herramienta sintética, nos hacemos cómplices de esas sociedades que, por no reaccionar a tiempo, se convierten en bombas de tiempo. 

 

MA: La solución ya la teníamos, con la caja de herramientas ensayada desde ELEMENTAL. La vacuna funciona. El tema quizá sea exponenciar la solución. ¿Hacia dónde más puede ir la solución? ¿Hay otros modelos tipológicos?

AA: Las soluciones son las mismas de siempre, pero nunca son iguales. Nosotros aplicábamos lo incremental para resolver la escasez sin que ello significara una mala calidad. Simplemente diferíamos en el tiempo para alcanzar esa calidad. En ese sentido, la incrementalidad fue una herramienta posible. No la inventamos nosotros, ya que desde los sesenta era una solución en el PREVI de Lima, por ejemplo. O sin ir más lejos, la realidad misma: todas nuestras periferias son incrementales. La contribución no es el qué sino el cómo. Uno podría decir que entrega un lote con un pie de casa y luego lo incremental pudiera ser que construyen alrededor, pero eso produce deterioro, conflictos entre vecinos, no hay estructuras antisísmicas, etc. Y el resultado es tan malo como lo informal que ya estaba. La idea es que la incrementalidad en el tiempo signifique una mejora y no un deterioro de la condición inicial. Y eso requiere diseños muy concretos y específicos. Dicho eso, en Chile se pensaba que la informalidad era un problema de décadas atrás. Pero esto se ha gatillado de nuevo. Estamos ensayando una Unidad de Servicios Básicos, concentrando los elementos mínimos de baño, cocina y muro medianero en dos pisos, que debería medir 14 m2, que no es la casa sino la infraestructura de la casa. Radicalizamos todavía más la propuesta entregando aquello que no puede hacer una familia por su cuenta, que es la definición de una política pública. Al mismo tiempo de hacer todavía más elemental el diseño, estamos trabajando en la prefabricación de esa infraestructura, desde una planta robotizada que ayude a ganar tiempo fuera del terreno para llegar a ensamblar y no a construir.  

La otra línea que estamos trabajando, diametralmente opuesta, es tratar de participar en la discusión constitucional. Acaba de salir el libro ¿Cómo vamos a vivir juntos? como parte de una colección que contribuye a ese debate. Se resume en 11 lecciones de diseño participativo para responder a la pregunta que proponía Sarkis. La convención constituyente tiene como tarea reescribir las reglas de juego sobre cómo vivir juntos que, de alguna manera, quedaron invalidadas. Esto no es demasiado distinto al trabajo de un arquitecto cuando piensa cómo va a vivir una familia en una casa, o un grupo de familias en un edificio, en un barrio, una ciudad o un territorio.  Apareció el reto de incorporar una frase en la Constitución sobre el derecho a la vivienda o el derecho a la ciudad. La dificultad es que no puede ser demasiado específico —eso, más que un derecho, sería una ley —, ni demasiado genérico porque se arriesga quedarse en el plano de una declaración de intenciones inofensiva; todavía peor, podría crearse la expectativa y luego no poder satisfacerla. ¿Cómo frasear entonces el derecho a la vivienda en la Constitución? Yo no sabía qué responder, pero ofrecí preguntarle a alguien que, eventualmente, podía saber: Stephen Breyer, expresidente del jurado de los premios Pritzker y juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos. Lo llamé y me dijo: “No te puedo ayudar. Y la razón es que la Constitución de los Estados Unidos está basada en derechos negativos, y lo que tú me preguntas son derechos positivos. La gran diferencia entre ambos es que los primeros no tienen costo y los positivos sí. La Constitución de Estados Unidos busca evitar la interferencia del Estado o del gobierno en la libertad de expresión, de religión, de emprendimiento o de portar armas, y esa omisión no tiene costo. Los derechos positivos, en cambio, al tener costos y depender de recursos siempre escasos, implican preguntarse, por ejemplo, ¿quién es elegible para este derecho?, ¿en qué condiciones?, ¿qué dejo de pagar para pagar este derecho?”

Breyer me contactó entonces con Dieter Grimm, juez del Tribunal Constitucional de Alemania porque, me dijo, las constituciones europeas tienen una mayor tradición de derechos positivos. Grimm me respondió, entonces, que yo estaba preguntando por lo que se denomina como derechos sociales de segunda generación. De hecho, ya están los derechos medioambientales que son de tercera generación. Los derechos sociales, en cualquier caso, difieren de las libertades clásicas justamente porque tienen costos asociados y necesitan unas leyes para ser asignados. La dificultad está en que, dado que los recursos disponibles para garantizar los derechos son siempre limitados, si no se puede satisfacer un derecho, se corre el riesgo de llegar a deslegitimizar la Constitución misma. Y la necesidad de legitimidad era la razón misma por la que estamos reescribiendo la constitución en Chile. Aun así, decía Grimm, hay constituciones modernas que han garantizado derechos sociales. La de Sudáfrica del año 96, por ejemplo. En el artículo 26 dice que todo ciudadano tiene derecho al acceso a una vivienda adecuada. Pero como los que la escribieron se dieron cuenta que existía el riesgo de no cumplir un derecho, agregaron una segunda frase: el Estado se compromete a tomar todas las acciones necesarias para, con los recursos disponibles, garantizar el acceso a la vivienda descrito en el artículo anterior. De ese modo, desplazaron el foco del objetivo vinculante del derecho a la vivienda a que el ciudadano tenga derecho a exigir que el Estado tome las acciones necesarias para garantizar ese derecho. “Esto no es retórica”, decía Grimm, ya que un tribunal constitucional puede demandar al Estado para que tome estas acciones, pero no necesariamente significa que dote de viviendas a todos los ciudadanos. De hecho, esta es la aproximación que ha seguido Alemania con respecto a un medioambiente limpio. Con el cambio climático se ha articulado de este modo y el Estado tiene la obligación de tomar las medidas a su alcance. Es decir, se trata de un derecho de tercera generación.

MA: ¿Pudiste incorporar la frase clave?

AA:  No es una discusión técnica sino pública, popular. Y está en proceso. 

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Lejos de ser elemental https://arquine.com/lejos-de-ser-elemental/ Wed, 16 Feb 2022 23:00:38 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/lejos-de-ser-elemental/ Formas regulares y edificios monolíticos hechos de materiales en bruto, sin procesar, con una primitividad casi brutalista: ELEMENTAL no ha hecho su nombre en el mundo de la arquitectura contemporánea con estructuras espectaculares y materiales de vanguardia, sino más bien dando un paso atrás y trabajando con fuerzas básicas como la gravedad, el clima y la humanidad.

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Formas regulares y edificios monolíticos hechos de materiales en bruto, sin procesar, con una primitividad casi brutalista: ELEMENTAL no ha hecho su nombre en el mundo de la arquitectura contemporánea con estructuras espectaculares y materiales de vanguardia, sino más bien dando un paso atrás y trabajando con fuerzas básicas como la gravedad, el clima y la humanidad. Esto hace que a menudo sus soluciones sean tan adecuadas que nos encontramos pensando: ¡por supuesto! Solo un ejemplo, un edificio en Santiago no debe estar hecho de vidrio. El clima cálido aquí exige una masa térmica pesada, no un invernadero. La experiencia “eureka” es intensa. ¿Cómo llega ELEMENTAL a este tipo de visión? Al no tener ideas preconcebidas sobre la forma de la narrativa y al adoptar un enfoque elemental.

Los arquitectos chilenos se hicieron famosos por el proyecto de vivienda social que diseñaron en un barrio pobre en las afueras de la capital, Santiago. Su polémico enfoque de diseñar “medias casas” para que sus habitantes pudieran construir la otra mitad no solo se trataba de crear un nuevo tipo de vivienda, sino de abordar las realidades de la vida en los barrios marginales. La experiencia había demostrado que las personas que viven en viviendas improvisadas siempre extendían sus hogares a un mínimo de 80 m2 con sus propios fondos limitados y, a veces, con habilidades también limitadas. Entonces, en lugar de construir los 40 m2 posibles dentro del presupuesto estatal, ELEMENTAL decidió crear un marco de 80 m2 con todas las estructuras e instalaciones básicas que harían más fácil y seguro que las personas amplíen sus hogares. Esta forma de pensar pragmática pero revolucionaria es clave para ELEMENTAL, donde no hay una forma única de construir o enfocar la arquitectura, sino tantas como proyectos, clientes y contratistas. No enfocan proyectos con un estilo específico de arquitectura en mente: su marca registrada es el proceso y el método y la forma en que se hacen preguntas para el concurso de un edificio. Como ellos mismos dicen: “No hay nada peor que la respuesta correcta a la pregunta incorrecta”. Su misión es identificar la pregunta correcta.

El proceso lo es todo: Workshop Elemental
En la actualidad, hay un gran enfoque en arquitectos y proyectos arquitectónicos de marca para los cuales la comunicación es clave. Y el fundador de ELEMENTAL, Alejandro Aravena, también es un comunicador dotado con una forma única de transmitir ideas que definitivamente ha contribuido al éxito de ELEMENTAL. Aravena fue galardonado con el premio Pritzker, el más prestigioso del mundo de la arquitectura, y en 2016 también dirigió la Bienal de Arquitectura de Venecia, la exposición de arquitectura más importante del mundo. Se podría afirmar que el prestigio ya no se trata únicamente de crear buena arquitectura, sino más bien de las historias que se cuentan al respecto. Pero en lugar de contar historias sobre edificios, ELEMENTAL preferiría hablar sobre el proceso en el núcleo de su práctica. Hablar de la arquitectura en sí es secundario a la experiencia del espacio, la gravedad y la materialidad. Así que trabajar en una exposición individual no solo se trata de documentar su trabajo, sino también de cómo se acercan a la realización de una exposición, que en sí misma se convierte en una investigación que genera la percepción de la esencia de la arquitectura. Esto hace que para ELEMENTAL una exposición no sea diferente a una pieza de arquitectura y como su arquitectura, la experiencia es más corporal y sensorial que intelectual. Por lo tanto, la exposición no son solo ilustraciones o imágenes: la documentación de ELEMENTAL de cada paso del proceso es la capa adicional que revela su enfoque de la arquitectura. En su mundo, es el registro detallado y el análisis del proceso a medida que sucede lo que crea la durabilidad de la forma y la funcionalidad de un edificio.

Parte de este proceso es incluir tantos factores diferentes o “parámetros” en el desarrollo del diseño como sea posible. Y está perfectamente bien si estos diferentes parámetros empujan el proyecto en distintas direcciones. Las fuerzas opuestas crean la tensión o síntesis necesaria para que surja la forma. Los parámetros son lo que llaman los arquitectos “informar la forma del proyecto”. Si la tarea es construir un banco, entonces ELEMENTAL entrevista a todos sobre sus rutinas de trabajo, desde el personal de seguridad hasta la empresa que proporcionará el
almuerzo al personal. Parte de la sustentabilidad del edificio es que además de los servicios básicos ofrecidos por el banco, están todos los engranajes invisibles que los hacen funcionar perfectamente. Si el banco está localizado cerca de una barrio marginal que plantea una amenaza a la seguridad, entonces “barrio marginal”, “crimen” y “seguridad”, se convierten en parámetros para generar un mayor nivel de síntesis en el proyecto. En lugar de rendirse ante tales desafíos al mover el banco a un área más segura o construir un muro a su alrededor, ELEMENTAL desarrolla una “solución total” que implica una regeneración urbana positiva al rodear al banco con un nuevo parque elevado a 18 metros sobre un puente que debía construirse de todos modos. De nuevo: ¡por supuesto! Este tipo de inclusión en la comunidad es
parte de lo que los arquitectos denominan WE —Workshop ELEMENTAL— y forma el marco de cada nuevo proyecto.

 

Matemática e intuición
El uso de conceptos matemáticos como ecuaciones y variables, más la inclusión de tantas voces de diferentes usuarios que infor- man a la arquitectura, puede hacer que el proceso de ELEMENTAL parezca complicado. Pero junto con el caos sistemático de Workshop ELEMENTAL se encuentra una profunda fascinación por las soluciones simples, que son el objetivo de la síntesis compleja. Como en las leyes de la física, el equilibrio surge del caos. La arquitectura de ELEMENTAL se crea al trabajar con formas simples y las fuerzas fundamentales de la gravedad y el peso, fuerzas tan elementales que rara vez pensamos en ellas. La relación simple e incontrovertible entre la gravedad y el volumen en la naturaleza caracteriza el trabajo de ELEMENTAL. Todos hemos visto una arquitectura que utiliza la ingeniería para controlar las leyes más fundamentales de la naturaleza y hacer que los edificios hagan cosas que no creíamos posibles, pero esto no es lo que hace ELEMENTAL. En su lugar, intentan señalar cosas que están justo frente a nosotros, pero que tal vez no notemos en nuestra vida cotidiana: las fuerzas simples pero poderosas que son la base misma de la arquitectura. Señalan las circunstancias de hecho de un proyecto y dicen: “Mira, es así de simple”. ELEMENTAL es el arte de transformar los hechos en forma.

Como ellas mismas se presentan, algunas fuerzas son simplemente “demasiado intensas”. Las leyes de las matemáticas y la física son incontrovertibles y se pueden utilizar en su forma más simple para dirigir la arquitectura. Tales leyes son herramientas para ELEMENTAL, como lo es su intuición. A menudo mencionan la intuición como un elemento poderoso en la creación de un proyecto: el tipo de intuición involucrada cuando el arquitecto se encuentra con el cliente, cuando una persona se encuentra con la otra, cuando se dicen algunas cosas y otras no, la forma en que las personas hablan, un gesto específico. Esta atmósfera y energía aportan un elemento de oportunidad al proceso. Crear edificios que puedan durar siglos basándose en la intuición es una liberación. Pero lo más liberador es que esto no es lo que ELEMENTAL usa para “vender” sus proyectos. La intuición siempre está contrarrestada por el sentido común.

El sentido común de la sustentabilidad
La investigación de Elemental de lo elemental, de las condiciones básicas dadas a través del diseño, agudiza su propia comprensión del diseño. Este es el tipo de investigación que se encuentra detrás del diseño de su silla “Sin silla”. El proyecto comenzó con una simple pregunta: ¿qué hace el cuerpo? ¿Cómo descansamos nuestras piernas? ¿Cómo se sentó la gente cómodamente en el suelo? ELEMENTAL a menudo regresa al comportamiento primario, transformando sus preguntas e investigación en declaraciones o proyectos que determinan la dirección que toma la arquitectura. Estas investigaciones también pueden decirnos algo sobre la sustentabilidad. Debido a que la sustentabilidad no debe limitarse a los edificios “verdes”, el reciclaje o el consumo de CO2. También puede tratarse de simplificar las cosas como una forma de desintoxicación del mundo del consumo en el que vivimos, lo que agota nuestras mentes y cuerpos tanto como elplaneta en el que vivimos.

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Una nueva práctica de la arquitectura: del director de orquesta a facilitador de trabajo horizontal https://arquine.com/una-nueva-practica-de-la-arquitectura-del-director-de-orquesta-a-facilitador-de-trabajo-horizontal/ Mon, 05 Apr 2021 03:12:23 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/una-nueva-practica-de-la-arquitectura-del-director-de-orquesta-a-facilitador-de-trabajo-horizontal/ El arquitecto es un actor más en un proceso multitudinario donde su voz debe pesar igual que la del usuario de la intervención del espacio construido. El arquitecto contribuye con sus conocimientos técnicos y de coherencia espacial y distributiva, pero no debe eclipsar los saberes de las personas que han adaptado un espacio sumamente valioso, donde la habilidad y el ritmo de la comunidad están representados.

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Ve con la gente.

Vive entre ellos. 

Ámalos.

Trabaja con ellos.

Aprende de ellos.

Comienza desde donde están ellos.

Construye sobre lo que ya tienen.

Cuando el trabajo esté hecho,

La gente dirá:

“Lo hemos hecho por nosotros mismos”

Lao-Tse, Siglo V, A.C. 

 

 

Cuando Ayn Rand en la novela El Manantial, tenía que personificar la figura del individualismo, el ego del hombre y el culto a la originalidad a ultranza, no dudó en utilizar a un arquitecto como la figura central que encarnizaba esas características. Al mismo tiempo, la autora señalaba como símbolo de estancamiento a todo lo colectivo y la tradición, considerados elementos contrarios a las cualidades de Howard Roark. 

Esta figura del arquitecto ha marcado generaciones enteras que aspiran al starchitectismo como eje rector de la profesión. Sin duda ha habido aportaciones geniales desde esa perspectiva. Edificios que admiramos y estudiamos por la manera en que se viven y se sienten, o que incluso llegan a sintetizar experiencias, técnicas y modos de vida particulares de una región. Estas construcciones dejan registro no sólo del talento del arquitecto o arquitecta en cuestión, sino de la cultura que las envuelve. 

Sin embargo, el rol del genio creador se queda corto ante la exigencia del tiempo actual, donde queda claro que es insuficiente en algunos contextos en donde pretende ser adaptado. Tal es el caso de los espacios de precariedad. Esta crítica no es nueva. Jane Jacobs, en la década de los sesenta, observó cómo la ciudad y la arquitectura moderna son incompatibles con las actividades humanas. Jacobs ponía especial atención en cómo el entorno construido beneficiaba o deterioraba las relaciones humanas. Otro antecedente importante es John Turner, quien en su clásico estudio sobre el valor de la autoconstrucción, Vivienda por la gente, de 1974, menciona que los habitantes de los asentamientos autoconstruidos (informales) en el Sur Global son los mejores jueces de sus propias necesidades y por ende más capaces que nadie para abordarlos. Turner argumenta que mientras estos asentamientos parezcan desorganizados e inadecuados en sus años tempranos de desarrollo, en ellos están expresados su propia lógica y voluntad de mejorar según lo vaya permitiendo la economía familiar. 

El valor de los procesos comunitarios que suceden en la ‘informalidad,’ ocurre porque los miembros de la comunidad trabajan en lo que Faranak Miraftab llama ‘espacios inventados de ciudadanía’, definidos como las acciones colectivas de la población en pobreza que confrontan a las autoridades y desafían al status quo. Por otro lado, según Vanesa Watson, los planes y proyectos de revitalización urbana hechos por los gobiernos en el Sur Global en áreas informales, caen en un ‘choque de racionalidades’, entre las lógicas de las comunidades y la de los ideales políticos. 

Actualmente, vemos una sobrada confianza del trabajo del arquitecto o urbanista en los espacios de informalidad, en donde se confía que sabrán dirigir las necesidades de la población. En la mayor parte de estas intervenciones, la participación de las comunidades es meramente de trámite, donde la relación de expertos académicos y expertos locales es vertical y moldeada por la figura de autoridad. Pocas veces el arquitecto o urbanista se asume como un actor más. La mayoría de las veces, los gobiernos terminan fomentando este rol, para legitimar un proceso de construcción o ‘embellecimiento’ barrial que ya ha sido echado a andar desde las mismas oficinas de gobierno. En otras palabras, no existe una verdadera voluntad de aprender de la comunidad y de aprovechar sus fortalezas, sino de justificar un proyecto urbano-arquitectónico.

Hay una muy nutrida crítica acerca de este enfoque de la arquitectura y el urbanismo. Según Katherine Rankin, la planeación urbana es instrumental a la lógica de acumulación capitalista en la medida que proporciona la tecnología para futuras inversiones en las periferias urbanas. Por lo tanto, el rol del planeador es reproducir la globalización utilizando etiquetas como ciudades ‘creativas’ o ‘verdes’. Al hacerlo, la planeación está también legitimando el silencio y la violencia a través de la que las poblaciones con grados de marginación son rutinariamente desplazadas de los espacios urbanos considerados deseables para la acumulación capitalista. 

Esta incompatibilidad entre la precariedad y los arquitectos afecta porque es precisamente en los espacios de falta de recursos, donde los residentes han reaccionado echando mano de la colaboración, la inventiva y la originalidad. Estos elementos funcionan si se mantiene el delicado balance del entorno que fomentó esa riqueza colaborativa en un principio, del cual forma parte el entorno natural y construido. Cuando un arquitecto o urbanista es introducido a esta delicada ecuación, si no entiende los ritmos comunitarios, puede amenazar o diluir la fuerza y agencia que las comunidades han generado como método de defensa a lo largo de su historia. 

Ya se han visto algunas incursiones de la arquitectura en la búsqueda de una participación más activa en el diseño. Alejandro Aravena y el equipo de Elemental, mostraron como la transversalidad contribuyó de manera significativa en los proyectos arquitectónicos de vivienda en el contexto de un asentamiento irregular, cuyos miembros aportaron propuestas y sugerencias. Sin embargo, al mismo tiempo hemos visto las limitaciones de este acercamiento; mientras que en la Quinta Monroy, en Chile, el proyecto funcionó en mayor o menor medida, cuando se quiso exportar el modelo a Santa Catarina, Nuevo León, México, las virtudes del modelo chileno fallaron en una comunidad donde la gente llegaba a habitar el espacio sin conocerse previamente. En Santa Catarina, los vecinos no generaron el nivel de amalgamamiento entre ellos ni en el contexto inmediato. En Las Anacuas puede observarse que no se generó apropiación del espacio y que incluso los vecinos optaron por separarse del entorno a través de portones para controlar el acceso al área verde al interior del complejo que se suponía debía ser pública.

Las Anacuas. Proyecto de Elemental en Santa Catarina, México. Se puede observar los portones agregados por los vecinos. Fuente: Google Street View.

 

Es común ver como en la arquitectura y urbanismo, se suele trabajar con modelos preconcebidos que se intentan imponer en contextos distintos de donde fueron implantados. Muy rara vez estos resultados son igual de positivos que en el lugar donde fueron concebidos, en algunos otros casos, los resultados son adversos, generando más problemas que enraízan desconfianza y obstaculizan futuras colaboraciones con dicha comunidad.

El problema radica en que se exportan y copian los resultados, en lugar de los procesos. Confiriéndole a la arquitectura de una condición casi sobrenatural, se asume que sus bondades son intrínsecas del trabajo arquitectónico y que la nobleza del diseño es tal que cualquier entorno deberá ser capaz de recibir los beneficios de la arquitectura culta realizada en un estudio, más si este es de renombre. 

 

La propuesta

En 2007, Matthew Frederick publicó 101 cosas que aprendí en la escuela de Arquitectura. El punto 21 compara al arquitecto con un director de orquesta, alguien que tiene que coordinar al equipo de múltiples profesionistas en un proyecto arquitectónico. En algunos contextos esto puede que funcione, pero en otros, aquellos donde la gente ha suplido no solo a los arquitectos, sino a muchos otros profesionistas, la arquitectura está obligada a construir —literal y metafóricamente—, sobre la compleja red de relaciones sociales prexistentes.

 

En este contexto, las escuelas de Arquitectura deben buscar la creación de una nueva cepa de arquitectos con cualidades para entender el valor que existe en contextos no tradicionales. Hemos sido testigos de la fragilidad de la idea del arquitecto como ser con cualidades sobrenaturales. Cuando se ha cuestionado la profesión arquitectónica, el gremio ha lanzado patéticos desplegados defendiendo la nobleza de la profesión desde una postura positivista, y sin siquiera sugerir alguna autocrítica de la responsabilidad de la arquitectura y de los arquitectos en el resultado de la —muchas veces deficiente— ciudad “planeada” que tenemos. 

Una lectura clave para enmarcar el sentido emancipador que puede tener la arquitectura es La pedagogía del oprimido de Paulo Freire, cuya tesis central es que las poblaciones oprimidas deben diseñar sus propios instrumentos de liberación. El trabajo de Freire opera bajo el marco de horizontalidad alejada de los enfoques positivistas. Para Freire, es muy importante que la población ‘oprimida’ diseñe sus propios instrumentos de liberación, es decir, la pedagogía del oprimido, debe ser forjada con y no para los oprimidos. La teoría freiriana puede relacionarse con el trabajo arquitectónico en los contextos de informalidad y de comunidades sub-representadas. Los arquitectos y urbanistas perdemos una oportunidad inmejorable para contribuir a enaltecer y darle aún más fuerza al trabajo cooperativo que las comunidades ya están realizando. Por ello es necesario esta cepa de arquitectos que facilite procesos articuladores de la agencia, las capacidades locales, los recursos de la comunidad y las técnicas sus habitantes, que potencien las redes de apoyo que ya existen.

Un punto de arranque sería democratizar los procesos y socializar los éxitos en las comunidades. Que la ‘mano’ de obra se extienda a las cabezas e intelecto que den rienda a posibilidades distintas, originales y adaptadas a contextos y realidades específicas. Esto no es un trabajo menor, ya que los y las arquitectas tendrán que adoptar nuevos conocimientos de mediación y organización, que ahora, es un enfoque poco explorado en las escuelas de arquitectura. Y es que esto va más allá de llegar con la idea extractivista tan recurridos en la interacción arquitecto/sitio, en donde armados de cuestionarios, pretendemos medir cuantitativamente algo que solo se puede experimentar a través de procesos deliberativos largos.

Esta aproximación no es completamente nueva a la profesión de la arquitectura, de hecho, la que identificamos como buena arquitectura es aquella que mejor responde a los estímulos del entorno. Ahora habría que agregar la no sencilla tarea de integrar dentro de estos estímulos, las aportaciones de las comunidades locales, mientras se facilita un proceso de mediación para equilibrar los diferenciales de poder que existen en las relaciones sociales dentro de una comunidad y la relación de esta con los gobiernos locales. Incluso en el ámbito académico, con la propuesta terapia de lugar, Marysol Uribe propone un ejercicio de arquitectura alejado de la idea de intervención del espacio abogando por su transformación, para dar paso al trabajo colectivo y a los valores prexistentes e inconscientes de las diversas formas de habitar.

Por supuesto, habrá espacios donde esta arquitectura deliberativa será más apropiada que en otros. En la elaboración de una casa campestre para una familia de clase alta, probablemente no sea el mejor curso de acción. Pero en la arquitectura de carácter civil, elaborada por el Estado en espacios donde las comunidades han tenido que hacer frente a la carencia por medio de la organización social, esta práctica de la arquitectura se vuelve relevante, sobre todo si se quiere garantizar las grandes inversiones de recursos públicos, el éxito y longevidad de un proyecto dentro de una comunidad.

La propuesta en este texto, no busca una arquitectura sin arquitectos (Rudofsky, 1964), tampoco poner al arquitecto en el centro de la búsqueda de una respuesta única a un problema multisistémico, como lo hizo Hannes Meyer en El arquitecto en la lucha de clases, quien habla de la responsabilidad del arquitecto en aportar una arquitectura coherente con una sociedad socialista. El presente texto propone una práctica donde el arquitecto sea un actor más en un proceso multitudinario donde su voz pese igual que la del usuario de la intervención del espacio construido. Una respuesta en la que el arquitecto contribuya con sus conocimientos técnicos, y de coherencia espacial y distributiva, pero que estos no eclipsen los saberes de las personas que han adaptado un espacio sumamente valioso, donde la habilidad y el ritmo de la comunidad están representados.

Celebro la premiación de Lacaton y Vassal en el Pritzker, porque se premia la economía, sobriedad y funcionalidad por encima del culto al genio y a su arquitectura, pero no dejan de ser una respuesta generada desde el intelecto de una persona (en este caso dos) y no como el resultado de un proceso deliberativo de una comunidad. 

 


Referencias: 

Frederick, M. (2007). 101 things I learned in architecture school. Mit Press.

Freire, P. (1968). Pedagogía del oprimido. 

Jacobs, J. (1961). The death and life of great American cities.

Meyer, H. (1981). El arquitecto en la lucha de clases. 

Miraftab, F. (2009). Insurgent planning: Situating radical planning in the global south. Planning Theory, 8(1), 32-50.

Rand, Ayn (2004). El manantial.

Rankin, K. (2009): Critical development studies and the praxis of planning. City: analysis of urban trends, culture, theory, policy, action, 13:2-3, 219-229

Rudofsky, B. (1987). Architecture without architects: a short introduction to non-pedigreed architecture. UNM Press.

Turner, J. F. (1976). Housing by people towards autonomy in building environments (No. 728 T8).

Uribe, Marysol (2020). El lugar como la configuración de las funcionalidades del espacio. Tesis Doctoral, Facultad de Arquitectura. Universidad Autónoma de Nuevo León.

 

 

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Pritzker 2021: cautela ante la extrapolación de conceptos https://arquine.com/pritzker-2021-cautela-ante-la-extrapolacion-de-conceptos/ Tue, 23 Mar 2021 11:24:52 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/pritzker-2021-cautela-ante-la-extrapolacion-de-conceptos/ Si con el Pritzker a Lacaton & Vassal no se premia el formalismo, sino las tácticas y posturas con las que nuevas generaciones pueden tomar nota de estas formas de trabajo, convendría examinar a profundidad qué es lo que posibilita que existan estas formas de trabajo. El trabajo crítico no puede manufacturarse.

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El discurso mediático de la arquitectura contemporánea pareciera desplazarse cada determinado tiempo como un movimiento de péndulo: un vaivén entre la apreciación por lo formalista y por lo ‘socialmente comprometido’. Luego de que el pasado 16 de marzo se anunciara la premiación del Pritzker a Lacaton & Vassal, es posible que la parte consumidora de noticias culturales del gremio ahora mismo se encuentre oscilando sus voluntades, nuevamente, hacia el compromiso social.

Antes de que esto ocurra y las respectivas redes de influencia comiencen a elucubrar sobre el futuro de las ciudades, conviene recordar un suceso reciente sobre el impacto de este premio.

Se trata de la hazaña lograda en 2016 por Alejandro Aravena quien, perteneciendo un año antes al jurado del Pritzker, en paralelo recibió el premio y sirvió como curador de la bienal de arquitectura de Venecia. Culminación de la popularidad que tuvo su propuesta para promover y comercializar la mitad de una casa no sólo al lumpen chileno, sino al de los países interesados en su esquema; un modelo diligentemente criticado y cuestionado por escritores como Camillo Boano. El modelo de la “half-happy architecture” dio rienda suelta a una vorágine de proyectos que pancistamente imitaron el esquema habitacional propuesto con las casas ELEMENTAL. Por una comodidad derivada de la réplica, la virtud de estos trabajos consistió, a grandes rasgos, en asignarle un nuevo empaquetado a una idea inmobiliaria que no era nueva ni resolvía mucho del rezago urbanístico encontrado en el continente americano, pero que fue del amplio agrado de la burguesía intelectual.

Con la obra de Lacaton & Vassal, por el contrario, aborda intervenciones urbanas mordientes, producto de realizar malabares entre negociaciones de presupuestos, programación arquitectónica, equipamientos de distinto índole, voluntades políticas —esto sin descuidar la ruta mediática de documentación y divulgación extendida que suele conducir al Pritzker.

Sobre el trabajo de la firma, mucho se ha hablado estos días de su mesura en la elección de materiales, en la responsabilidad monetaria de los proyectos y en su posicionamiento sensato, como el acto de desengañar al jurado del concurso para un espacio público en Burdeos, al exponerle que una nueva intervención sencillamente no era necesaria.  Además de su desinterés por la grandilocuencia formal, destaca también la aversión a la representación digital compleja, un elemento inescapable de la producción actual de cualquier firma con ambiciones similares.

Si existe una plástica para visualizar un tipo de arquitectura auténticamente sustentable, esta luce más como la sobriedad no-complaciente de Lacaton & Vassal que la de torres ridículas, pobladas innecesariamente de árboles y enredaderas que suelen acaparar atención en medios (casi siempre) no especializados.

Sin embargo, para que el pragamtismo de Lacaton & Vassal pueda relucir o ser celebrado como ha ocurrido con su reciente premiación, se requiere del polvo asentado de una serie de sucesos históricos que conviene poner en contexto. Dicho de otra manera: Lacaton & Vassal son capaces de referirse, como lo han hecho, al acto de demoler edificaciones como un acto “violento”, pues en la historia de su semántica urbana, la francesa, se han acumulado procesos dramáticos de transformación y reorganización a los que muchas ciudades del mundo son y continúan siendo ajenas. 

Salvo por un par de proyectos, el trabajo de Lacaton & Vassal es exclusivamente europeo, y de igual manera, casi exclusivamente francés. Sus proyectos insignia, como el caso del Palais de Tokyo o la Tour Bois-Le-Prêtre se sitúan en París, ciudad con una de las manchas urbanas más incansablemente trabajadas y retrabajadas, por renovarse nuevamente en un ambicioso plan maestro recién aprobado por la alcaldesa Anne Hidalgo. Como ha señalado el crítico y escritor Owen Hatherley en su columna para Tribune, una propuesta similar a la de la intervención en esta torre no sería siquiera transferible a la mentalidad de los condados ingleses. Uno pensaría erróneamente que existe una afinidad de estrategias de reapropiación de espacio entre Francia e Inglaterra, sirviendo como una especie de testimonio a la dificultad de trasladar un caso de éxito como el de la afamada intervención en el XVIIe arrondissement.

 

Sirviéndose del mismo ejemplo, un vistazo en Google Earth al emplazamiento de la Tour Bois-Le-Prêtre muestra la composición de áreas verdes y edificaciones que permite a París tener una densidad poblacional cercana a 21,000 habitantes por kilómetro cuadrado y mantener manzanas espaciadas entre las que puede prosperar una idea como la del proyecto de Lacaton & Vassal. De la misma manera en que sería impensable trasladar un proyecto habitacional como el de esta torre a lugares como Nicolás Romero, Estado de México, Rocinha en Río de Janeiro o el Campamento Manuel Bustos en Viña del Mar, se debe reconocer que incluso en las zonas con un contexto urbano o una densidad similar, operaría un factor de composición de clase que dificultaría poder replicar un ‘caso de éxito’ como este en cualquiera de las ciudades más urbanizadas de México, o de cualquier estado-nación que no comparta una acumulación de transformaciones urbanas como las de París.

Más que apelar a un llamado a lo vernáculo, o de otra fastidiosa reivindicación del regionalismo crítico, el llamado aquí se trata de comprender cómo es que procesos como la haussmannisación o la recomposición del trazo histórico desde la posguerra en París, forman un cúmulo histórico que facilitan proyectos de una complejidad gerencial y política como los de Lacaton & Vassal. En contraste, la historia urbana del continente americano, más que definirse por megaproyectos de reconstitución, está marcada por la inseguridad y la miseria, y no ha alojado trabajos como los realizados durante el Segundo Imperio, sino que continúa casi homogéneamente con gobiernos empeñados en una batalla perdida por acentuar el hacinamiento.

 

Si éstos son Pritzkers donde no se premia el formalismo, sino las tácticas y posturas con las que nuevas generaciones pueden tomar nota de estas formas de trabajo, convendría examinar a profundidad qué es lo que posibilita que existan estas formas de trabajo. El trabajo crítico no puede manufacturarse. Por el delicado entramado institucional y político que implican intervenciones como las de esta firma, sería un acto de vulgaridad política si como consecuencia de malas interpretaciones del trabajo de Lacaton & Vassal, comenzaran a aparecer propuestas de despachos que impostaran soluciones como las de la firma, obviando las negociaciones políticas y sociales que posibilitan sus formas de trabajo, y en cambio,  se disfrazaran proyectos inmobiliarios convencionales con la ‘estética jodidista’ de los arquitectos franceses. 

Aunque sería difícil cuantificar la magnitud de los desaciertos, en el corpus de arquitectura mexicana del siglo XXI sí es posible señalar suficientes proyectos que han incurrido en el error de remedar estrategias que no respondían a una necesidad formal ni realista en tal o cual sitio, sino a la suma de una asignación presupuestal y un ego disponible.

Ajeno a la estrenada visibilidad de Lacaton & Vassal, el devenir de la arquitectura de cualquier lugar estará en mejores manos cuando los actores generadores de proyectos no cometan la ingenuidad de malinterpretar soluciones ceñidas a la especificidad de un lugar, ni emulen una estética particular. Ya se ha cometido este error suficientes veces.

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Elemental https://arquine.com/elemental/ Sun, 14 Jun 2020 23:40:52 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/elemental/ Se han desarrollado diversas estrategias que tratan de comprender la lógica de la autoconstrucción para integrarla a los procesos productivos de igual manera que arquitectos expertos han participado con comunidades para racionalizar la construcción de participativa.

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Se han desarrollado diversas estrategias que tratan de comprender la lógica de la autoconstrucción para integrarla a los procesos productivos de igual manera que arquitectos expertos han participado con comunidades para racionalizar la construcción participativa. En el caso mexicano, Carlos González Lobo, como otros tantos arquitecto en Latinoamérica, ha tratado de racionalizar la construcción espontánea, mientras que Oscar Hagerman ha participado con las comunidades en el diseño de sus viviendas y centros comunitarios, manteniendo en ambos casos la cercanía y por tanto un impacto local. En este sentido el equipo de Elemental, liderado por el chileno Alejandro Aravena, se planea las mismas preguntas: ¿puede una casa ser realmente flexible si no incorpora el crecimiento futuro y los procesos de autoconstrucción?, respondiendo con el Manual de vivienda incremental y diseño participativo a la necesidad de adaptar la vivienda a lo largo del tiempo. Su análisis parte de algunas certezas para alejarse de las inercias gubernamentales, asumiendo que cualquier familia de clase media puede vivir razonablemente bien en una vivienda de 70 a 80 metros cuadrados. ¿Pero qué pasa si no alcanza?, se preguntan en Elemental. “Tanto las políticas públicas como el mercado han desarrollado dos estrategias para enfrentarse a la escasez de recursos: alejar y achicar. Cuando no hay dinero se tiende a construir en terrenos remotos cuyo costo de la tierra es muy bajo y a construir viviendas de 30 a 45 m2.” Y frente a la escasez de tamaño las familias reaccionan ampliando como pueden. Aravena concluye con que media casa buena no es igual a una casa chica, como se mal interpreta desde las políticas gubernamentales, sino que lo mas eficiente es hacer la mitad de la casa que una familia nunca va a poder. A su vez, se dieron cuenta que la suma de acciones individuales, incluso de una cierta calidad en sí mismas, no garantizan la calidad colectiva ni el bien común. La idea de vivienda progresiva o incremental no es nueva: se planeó en los años sesenta. Entonces, se preguntan Elemental ¿qué es nuevo? La incrementalidad no es dejar una construcción inacabada y esperar que cada individuo la complete. La incrementabilidad debe ser diseñada. Siguiendo el sentido común y la ley del mínimo esfuerzo, hay que anticipar en la forma inicial esa segunda mitad que le permitirá a cada familia alcanzar el estándar de la clase media. La vivienda, casi por definición, es una inversión, aunque lamentablemente, en la vivienda social eso no ocurre. La propuesta de Elemental considera que “la vivienda debe ser una inversión más que un gasto social y debe ser una herramienta para superar la pobreza y no sólo un techo para protegerse de la intemperie.” Para ello proponen sustituir los desarrollos donde el suelo cuesta poco, por otros que inserten las viviendas dentro de la red de oportunidades que las ciudades concentran, partiendo de la ecuación: densidad suficientemente alta, en baja altura (eliminando espacios colectivos como pasillos y ascensores que no pueden ser mantenidos) sin hacinamiento y con la posibilidad de crecimiento, que permita alcanzar con el tiempo unos estándares de clase media. 

Su modelo parte de la necesidad de redensificar en áreas urbanas en el entendido que “la ciudad ha sido un invento humano muy eficiente para mejorar la calidad de vida de la población, particularmente de los más pobres. Para Aravena, “la ciudad es prácticamente un mecanismo de salud pública, un vehículo de supervivencia.” Las ciudades son básicamente una concentración de oportunidades: de trabajo, de educación, de salud, de movilidad, incluso de recreación. Sin embargo, Elemental también señala que “si los gobiernos y los mercados no pueden reaccionar a tiempo la gente no irá a las ciudades. El proceso de urbanización será a base de campamentos” y, lamentablemente, “el proceso de urbanización verá aumentar la proporción de gente excluida de los beneficios y oportunidades que las ciudades concentran.”  Concluyendo que “en general, en el mundo se sabe como hacer viviendas con muchos recursos. También se sabe como hacer viviendas muy económicas pero de mala calidad. Como hacer viviendas económicas de calidad es lo difícil.”

Elemental propone hacer posibles las ampliaciones, ya que un edificio no acepta los crecimientos individuales salvo en planta baja (horizontal) y en el último nivel (vertical). La contribución de Elemental ha sido diseñar una casa lo suficientemente porosa para que acepte ampliaciones dentro de la propia estructura, inscritas dentro de la silueta del volumen. El resultado de su propuesta es un híbrido entre casa y edificio, que toma de él la alta densidad, para hacer un uso eficiente del suelo, y toma de la casa la posibilidad de crecimiento.  A su vez, pone énfasis en la importancia de la localización para lo cual es fundamental tener una densidad suficientemente alta. Esta densidad debe ser alcanzada garantizando a cada propiedad acceso directo e individual al suelo evitando bucles verticales y corredores horizontales comunes, dado el nivel de conflicto social y deterioro urbano que en ellos se produce. El diseño, para Aravena, debe resolver densidades suficientemente altas, en baja altura, sin hacinamiento, con posibilidad de crecimiento.  Así, “la autoconstrucción puede dejar de entenderse como una amenaza de deterioro y podría convertirse en una alternativa para personalizar tanto el espacio urbano como la vivienda misma.”

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Agenda de la semana https://arquine.com/agenda-de-la-semana-86/ Fri, 17 Apr 2020 19:37:52 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/agenda-de-la-semana-86/ ¿Qué puedes disfrutar esta semana desde casa? Consulta nuestra agenda de eventos y descubre distintas actividades, conferencias y exposiciones relacionadas con el arte, la arquitectura, el diseño y la ciudad en formato digital.

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#ConferenciasEnCasa | Alejandro Aravena en #Mextrópoli2019

El viernes 17 de abril a las 8:00pm (Hora de la Ciudad de México) Arquine presenta la conferencia del Premio Pritzker Alejandro Aravena durante su participación en #Mextrópoli2019.

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#ConferenciasEnCasa | Josep Bohigas

Este sábado 18 de abril a las 10:00am (Hora de la Ciudad de México) Arquine presenta la conferencia La Avenida de La Luz de Josep Bohigas.

Bohigas es Arquitecto Director de Barcelona Regional y de la Agencia de Ecología Urbana. Es socio fundador de BOPBAA. Profesor en el departamento de proyectos arquitectónicos de la UPC. Máster en Arquitectura (AAD) en Columbia University.

Cupo limitado

Para recibir el link de acceso a ZOOM debes escribir previamente al correo: posgrado@arquine.com


 

#LaHoraArquine con Tomás Casademunt

El próximo lunes 20 de abril desde las 5:00pm en Instagram Live, Arquine presenta #LaHoraArquine donde conversaremos con Tomás Casademunt.

Únete a la transmisión.


 

#LeeEnCasa | Descarga gratis la revista Arquine No.89


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#LeeEnCasa

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Premio Pritzker 2016 para Alejandro Aravena https://arquine.com/premio-pritzker-2016-para-alejandro-aravena/ Mon, 11 Apr 2016 18:14:14 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/premio-pritzker-2016-para-alejandro-aravena/ El chileno Alejandro Aravena es el galardonado más joven de la historia con tan solo 49 años del nobel de la arquitectura. Con este galardón se premia a un arquitecto que lidera una nueva generación con visión holística, que atiende la arquitectura y su medio desde la responsabilidad social, el diseño de la vivienda colectiva y la ciudad.

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Esta 38ª edición de los Premios Pritzker nos tomó por sorpresa. El chileno Alejandro Aravena es el galardonado más joven de la historia con tan solo 49 años y hasta la pasada edición fue jurado del nobel de la arquitectura que le acaban de otorgar (Shigeru Ban, premio Pritzker 2014 también fue jurado anteriormente del 2006 al 2009). Con este galardón se premia a un arquitecto que lidera una nueva generación con visión holística, que atiende la arquitectura y su medio desde la responsabilidad social, el diseño de la vivienda colectiva y la ciudad.

Nacido en 1967 inició su carrera en 1994. Llevó a cabo algunos edificios en la Universidad Católica de Chile, su alma Mater: la Escuela de Matemáticas (1998), la Escuela de Medicina (2001), la ampliación de la Escuela de Arquitectura (2004), las Torres Siamesas (2005) y más recientemente el Cetro de Innovación Anacleto Angelini (2014), publicada en la Revista Arquine 72 | Marcos para la cultura. En cada edificio, la presencia del usuario es determinante, así como la elección del material específico que le da carácter. En el mencionado Centro de Innovación Angelini, por ejemplo, se trata de una arcaizante y sólida masa con perforaciones a escala urbana y un luminoso atrio central al que se vuelcan todos los espacios. De este modo el consumo energético es mínimo. Una forma casi icónica y contundente que concibe en su interior muchos espacios intersticiales como lugares de encuentro.

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Alejandro Aravena ha vendido produciendo una arquitectura de excelencia desde su oficina, tanto en Chile donde vive y trabaja, como en los Estados Unidos o China, con proyectos que van desde la escala doméstica hasta edificios institucionales con la misma frescura y habilidad con que aborda los proyectos sin ideas preconcebidas ni formas predeterminadas. Aravena entiende de materiales y de construcción sin olvidar el poder poético que puede tener la arquitectura para comunicar valores.

Alejandro-Aravena-ELEMENTAL-03ELEMENTAL, 2015, Santiago, Chile. Foto por ELEMENTAL

Pero, quizá, lo más destacable de su obra tenga que ver con la vivienda social. Desde 2,000 fundó ELEMENTAL para abordar los aspectos sociales que resuelvan la demanda de vivienda económica sin perder la calidad arquitectónica. Su empresa Do Tank (en oposición al manoseado Think Tank) ha construido más de 2,500 viviendas partiendo de soluciones imaginativas y flexibles para vivienda social de bajo costo. El equipo de ELEMENTAL participa en cada etapa del proceso involucrando a los políticos y abogados, desarrolladores y constructores, compradores y usuarios, para obtener los mejores resultados en beneficio de los habitantes y de la sociedad. Comprender a los usuarios y sus aspiraciones desde su participación activa en el proceso de toma de decisiones así como propiciar el buen diseño, constituyen los elementos básicos para mejorar la calidad de los conjuntos habitacionales. A su vez, ELEMENTAL incorpora el factor tiempo, como enseñanza extraída de la lógica de la informalidad, considerando la construcción como un proceso que puede ser completado a lo largo del tiempo por los usuarios una vez que los elementos estructurales y las áreas de servicio están construidas.

Alejandro-Aravena-ELEMENTALELEMENTAL, 2013, Santiago, Chile. Foto por ELEMENTAL

Alejandro Aravena representa y condensa todas las virtudes del arquitecto contemporáneo comprometido tanto socialmente como con el diseño de calidad, que se refleja desde sus escritos, su activismo y sus proyectos. Este modelo de arquitecto, transforma al profesional liberal del siglo pasado en un activista que busca soluciones colectivas reales para transformar la sociedad. Y en buena medida, las nuevas generaciones que están tratando de ver los rumbos del futuro de la arquitectura pueden ver en este modelo de arquitecto un camino que les permita crear sus propias oportunidades.

El jurado conformado por Lord Palumbo (presidente por última ocasión después de 11 años), el juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos Stephen Breyer, la curadora y editora alemana Kristin Feireiss, el empresario indio Ratan Tata, y los arquitectos Yung Ho Chang de Beijing, Glenn Murcutt de Sydney, Richard Rogers de Londres y Benedetta Tagliabue de Barcelona, destacó la combinación de inteligencia, pasión y compromiso de Alejandro Aravena. Con este galardonado se fortalece un modelo híbrido –entre diseñador y activista– que él mismo promueve desde la Bienal de Arquitectura de Venecia que dirige este año, a la vez que orienta la mirada hacía las arquitecturas emergentes latinoamericanas que, lejos de virtuosismos formales o laberínticas investigaciones, se enfocan a construir arquitectura de calidad con compromiso social.

¡Felicidades Alejandro!

Alejandro-Aravena-ELEMENTAL-02ELEMENTAL, 2013, Santiago, Chile. Foto por ELEMENTAL

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El discurso de Aravena https://arquine.com/aravena-y-premio-pritzker/ Wed, 06 Apr 2016 14:24:53 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/aravena-y-premio-pritzker/ Hoy, 4 de marzo, se celebra la ceremonia de entrega del Premio Pritzker 2016 que reconoce el trabajo del chileno Alejandro Aravena. Sigue la ceremonia en directo desde la sede la la ONU en Nueva York a partir de las 6:30 pm (hora México).

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4cp100 Alejandro Aravena Photo by Cristobal Palma

Parece que 2016 es el año de Alejandro Aravena. A la expectativa creada con su bienal desde el frente’ —que, en palabras de Paolo Baratta, su presidente, debía dejar atrás “la Bienal experimental de Rem Koolhaas” para “pasar a una que convoque a los arquitectos y esté dedicada a la exploración de las nuevas fronteras que muestren lo vital de la arquitectura (…) y exponga una arquitectura comprometida en dar respuesta a demandas específicas” para “reaccionar frente a la brecha entre la arquitectura y la sociedad civil, que ha transformado la arquitectura en un espectáculo”— hoy, además, se suma el anuncio de que el arquitecto chileno, fundador de ELEMENTAL, recibió el premio Pritzker de este año, el más prestigioso de cuantos puede recibir un arquitecto. Y lo hace con apenas 48 años, siendo uno de los arquitectos más jóvenes a la hora de recibir el premio.

De acuerdo al jurado, Aravena “lidera una nueva generación de arquitectos que tiene una comprensión holística del entorno construido” (…) “demostrando la capacidad de conectar la responsabilidad social, las demandas económicas, el diseño del hábitat humano y la ciudad”. Sus proyectos al frente de ELEMENTAL –un Do Tank como ellos mismos se definen– desde su fundación en el año 2000 son una buena muestra de ello, desde el ataque al problema de la falta de una vivienda de calidad a los las nuevas necesidades urbanas que trajo consigo el terremoto de 2010; su oficina lidera gran cantidad de proyectos sociales que hacen frente a frente “a los desafíos sociales y económicos de la actualidad”. Un actitud que ha permitido llevar el rol del arquitecto desde la apatía a ese compromiso social que aspira con “reportando desde el frente” y donde el arquitecto participa como uno más del complejo proceso de construcción.

Alejandro-Aravena-Quinta-Monroy-Housing-03_0 Quinta Monroy Housing, 2004, Iquique, Chile. Photos by Cristobal Palma — Left: “Half of a good house” financed with public money. Right: Middle-class standard achieved by the residents themselves.

Junto a estos proyectos, Aravena ha desarrollado otro tipo de proyectos, muchas veces vinculados a la Universidad Católica de Chile, donde él se formó, como son la Escuela de Matemáticas (realizada en 1998), la Facultad de Medicina (2001), la renovación de la Escuela de Arquitectura (2004), las Torres Siamesas (2005) y el reciente UC Centro de Innovación – Anacleto Angelini (2014), que dan muestra de una arquitectura consciente del usuario, su entorno y su materialidad.

Alejandro-Aravena-Innovation-Center-08UC Innovation Center – Anacleto Angelini, 2014, San Joaquín Campus, Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. Photo by Nina Vidic.

Cierto es que su elección no va sin ciertas dudas, como son su juventud y su reciente posición como jurado del mismo premio, circunstancias que en nada demeritan la calidad de su trabajo como arquitecto, sea en proyectos de calado social o no, pero que en el contexto del Pritzker no pasarán desapercibidas.

Aravena se encuentra en el inicio de su momento de madurez, manifestada en grandes proyectos arquitectónicos como el mencionado Centro de Innovación Anacleto Angelini, una bella construcción de concreto con una gran comprensión del la forma, el contexto y las necesidades del programa. Lo que también es cierto es que, de algún modo, este premio puede ser visto como un reconocimiento a toda una generación de arquitectos chilenos que ha sabido crear un proyecto y un lenguaje propio, aplaudido alrededor del mundo. Y, al mismo tiempo, demuestra la voluntad del Pritzker de premiar en la figura de Aravena al arquitecto comprometido socialmente, siguiendo la tendencia que ha venido marcando durante los últimos años y de la que hasta la Bienal de Venecia se ha querido hacer eco.

Alejandro-Aravena-Architecture-School-01 Architecture School, 2004, Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. Photo by Martín Bravo

Alejandro-Aravena-Bicentennial-Childrens-Park-01 (1)Bicentennial Children’s Park, 2012, Santiago, Chile. Photo by Cristobal Palma

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