Resultados de búsqueda para la etiqueta [Carlo Ratti ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Thu, 06 Mar 2025 21:40:48 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Revista arquine No. 111 | inteligencias https://arquine.com/product/revista-arquine-no-111-inteligencias/ Mon, 03 Mar 2025 17:31:07 +0000 https://arquine.com/?post_type=product&p=97138 La Biennale de Arquitectura de Venecia de este 2025 tiene por tema las inteligencias. En palabras de su director Carlo Ratti “cuando hablamos de inteligencia hoy en día, todo el mundo piensa en inteligencias artificiales y ChatGPT, pero en realidad se trata de todos los diferentes tipos de inteligencias naturales, artificiales y colectivas, que dan […]

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La Biennale de Arquitectura de Venecia de este 2025 tiene por tema las inteligencias. En palabras de su director Carlo Ratti “cuando hablamos de inteligencia hoy en día, todo el mundo piensa en inteligencias artificiales y ChatGPT, pero en realidad se trata de todos los diferentes tipos de inteligencias naturales, artificiales y colectivas, que dan forma al entorno construido, el lugar donde hemos vivido en los últimos miles de años.” Desde la arquitectura, el vínculo con las inteligencias tiene su origen en el proyecto y llega hasta la construcción, y la interacción entre ellas —natural, artificial y colectiva— puede ser determinante para amortiguar y adaptarnos al inevitable cambio climático.

La arquitectura nació para protegernos del clima, de la intemperie. Precisamente siempre se ha tratado de diseñar y construir artificios para lidiar con y contra la naturaleza, desde la choza primitiva que protegía de la lluvia, el frío, la humedad y así sucesivamente con todas las tipologías. Hoy, la combinación de las inteligencias, puede ayudarnos a adaptarnos y enfrentarnos a un clima cada vez más extremo.

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Carlo Ratti rumbo a la Bienal de Arquitectura de Venecia 2025 https://arquine.com/carlo-ratti-rumbo-a-la-bienal-de-arquitectura-de-venecia-2025/ Wed, 23 Oct 2024 15:12:38 +0000 https://arquine.com/?p=93745 Presentamos un intercambio sucinto entre Carlo Ratti, comisario para la Bienal de Arquitectura de Venecia que se llevará a cabo el próximo año, y Miquel Adrià, director de Arquine, a propósito de las ideas y conceptos que caracterizarán al evento por celebrarse del 24 de mayo al 23 de noviembre de 2025. Miquel Adrià: ¿Sobre […]

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Presentamos un intercambio sucinto entre Carlo Ratti, comisario para la Bienal de Arquitectura de Venecia que se llevará a cabo el próximo año, y Miquel Adrià, director de Arquine, a propósito de las ideas y conceptos que caracterizarán al evento por celebrarse del 24 de mayo al 23 de noviembre de 2025.

Miquel Adrià: ¿Sobre qué ideas y conceptos tratará la Bienal de Arquitectura de Venecia 2025?

Carlo Ratti: El tema de la Bienal de Venecia de 2025 será la inteligencia. Por lo regular, la Bienal tiene un título en italiano y otro en inglés. Esta vez sólo usamos la raíz común de la palabra, que es intelligens. Lo que nos gusta de la raíz latina es que está compuesta por gens, que es casi como una raíz apócrifa dentro de la raíz, y que implica la multiplicidad de las inteligencias, lo cual era importante para nosotros. Cuando hablamos de inteligencia hoy en día, todo el mundo piensa en inteligencias artificiales y ChatGPT, pero en realidad se trata de todos los diferentes tipos de inteligencias, naturales, artificiales y colectivas que dan forma al entorno construido, el lugar donde hemos vivido en los últimos miles de años. Miro esto con una lente muy específica, que es la del cambio climático. Ya sabes, podemos retomar al abad Marc-Antoine Laugier, quien decía en la Francia del siglo XVIII que la arquitectura comienza cuando el clima está en contra de nosotros, así como la choza primitiva comenzó para tratar de protegernos de la lluvia, el frío, la humedad, y así sucesivamente. Y bueno, ahora sabemos que el clima del mañana podría ser en realidad más extremo de lo que estamos acostumbrados. Si nos fijamos en los datos de los últimos 12 a 18 meses, y tras hablar con científicos del clima, todo el mundo está preocupado por lo que está ocurriendo en el planeta, así que nos dimos cuenta de que la única manera de adaptarnos es la arquitectura. La arquitectura lleva mucho tiempo ocupándose del cambio climático, pero sobre todo de mitigarlo. Pero si pensamos en la mitigación, no sólo se trata de arquitectura, sino también de movilidad. También tiene que ver con las industrias, con muchas otras cosas, con la producción de energía. Pero si pensamos en la adaptación, sólo la arquitectura puede salvarnos. Así que, de alguna manera, queremos que el año que viene la arquitectura ocupe un lugar central, ya que nos enfrentamos a un clima que podría ser más extremo de lo que hemos visto en los últimos miles de años. Así que, de nuevo, para resumir, se trata de las inteligencias, naturales, artificiales, colectivas y de cómo pueden ayudarnos a enfrentarnos a un clima que podría llegar a ser más extremo de lo que estamos acostumbrados y de lo que deseamos. 

MA: ¿Cuál crees que debería ser el papel que los pabellones nacionales deben jugar para reaccionar a esta cuestión?

CR: Tuve mucha suerte de formar parte de la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2014, cuando Rem Koolhaas era el director. Y una cosa que me gustó mucho, y que Rem realmente trató de impulsar, era cómo los pabellones nacionales podían tratar de tener una participación coral, no sólo ser diferentes voces. No se trataba, ya sabes, de generar un discurso fácil sobre cosas muy interesantes, sino de ir en direcciones diferentes, pero de una manera sincronizada. Y claro, eso es muy difícil, porque tienes muchos curadores, y como director de la Bienal de Arquitectura puedes darle seguimiento a la parte internacional, pero no tienes mucho control sobre las participaciones nacionales. Al mismo tiempo, lo que hicimos en mayo pasado fue anunciar un solo tema, que era “un lugar, una solución”, sobre cómo podíamos aprender de los experimentos, de la arquitectura, de las formas de adaptación alrededor del mundo, y como esto podría ejecutarse en Venecia, y después esto se convirtió en un laboratorio dentro del laboratorio. Así que es un lugar en donde todas las soluciones pueden ser discutidas, compartidas, y una manera de aprender unos de otros en todo el planeta. Y tengo que decir que, en un inicio, pensé que era una tarea muy difícil. Recuerdo que por aquel entonces Rem me decía que era difícil coordinar todas estas voces tan distintas. Pero entonces empezamos a reunirnos cada pocas semanas con la mayoría de los curadores. Algunos de ellos aún tienen que ser nominados, como en el caso de la representación mexicana. Creo que pronto será nominada. Eso ha sido muy emocionante, porque, al hablar entre nosotros, poco a poco la conversación se hizo mucho más armoniosa y terminó por convertirse en una especie de conversación coral. Así que estoy muy ilusionado con lo que veremos el año que viene, que no se basará en un enfoque de arriba hacia abajo. Se basará más bien en una sincronización de abajo hacia arriba entre todos los curadores de los pabellones nacionales.

MA: En pasadas bienales algunos pabellones nacionales intentaron mostrar lo que ocurre en sus países, mostraban mucha información, a veces muchos proyectos recientes, pero sin relación con el tema o sin exponer cuestiones específicas sobre las que se necesitaba poner atención. ¿Cree que ahora sea así? ¿Tiene alguna sugerencia para nosotros, en términos del pabellón mexicano, de cómo podemos abordar este tema, o cómo aprovechar esta oportunidad para compartir algunas cuestiones específicas?

CR: Creo que hoy en día está apareciendo una hermosa arquitectura en México. Y también hay hermosas ideas en términos de reflexión. ¿Qué me viene a la mente? Pienso en Acapulco, por ejemplo, y lo que pasó con la devastación causada por el clima y lo que está pasando ahora, y lo que pasará en el futuro. Esto es lo primero que me viene a la mente. Pero considero que en México la belleza de la experimentación arquitectónica contemporánea se mezcla con la adaptación a un clima cambiante, lo que podría dar lugar a un hermoso pabellón el próximo año.

Hay otro punto que me gustaría comentar. La Bienal de Arquitectura de Venecia del año que viene será muy diferente. Es la primera vez que tenemos una gran convocatoria abierta, así que la participación de gente de todo el mundo durante el verano de este año fue muy enriquecedora. Fue muy difícil, no me malinterpretes. Estábamos inundados de propuestas que teníamos que enviar para ver miles de documentos y responder, y todo el mundo quería asegurarse de que todo fuera visto por nosotros. Pero, al mismo tiempo, fue muy enriquecedor. Al hacerlo, descubrimos un montón de cosas muy interesantes que están ocurriendo, o que están haciendo jóvenes que se están graduando en muchas partes del mundo, y que no habríamos descubierto de otro modo si sólo hubiéramos visto por encima. Así que algo importante del año que viene será también este proceso ascendente en la Bienal. Se tratará de llegar no sólo a los arquitectos. Nos gusta la idea de que sea una conversación vital para el planeta, para el entorno construido, para la manera en que vivimos hoy. Porque mañana muchos de nosotros ya no estaremos, pero habrá consecuencias más duraderas. Así que este tipo de enfoque coral y ascendente también es algo que veremos en el propio proceso curatorial que nos llevará a la Bienal del año que viene. Algunas cosas funcionarán mejor, algunas cosas funcionarán no tan bien. Pero, de nuevo, de eso se trata tal vez, de aprender de la naturaleza y de la inteligencia natural. La naturaleza intenta muchas cosas y gracias a eso surgen buenas cosas. Ojalá así sea en Venecia el próximo año.

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Carlo Ratti, curador de la Bienal de Arquitectura de Venecia 2025 https://arquine.com/carlo-ratti-curador-de-la-bienal-de-arquitectura-de-venecia-2025/ Mon, 08 Jan 2024 19:32:45 +0000 https://arquine.com/?p=86652 Carlo Ratti (Turín, 1971) será el curador general de la 19.a Bienal de Arquitectura de Venecia, que se realizará del 24 de mayo al domingo 23 de noviembre de 2025. Conocido por su enfoque tecnocrático, sensorial y, en especial, por ser uno de los pioneros de la arquitectura de código abierto (Architettura Open Source) y […]

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Carlo Ratti (Turín, 1971) será el curador general de la 19.a Bienal de Arquitectura de Venecia, que se realizará del 24 de mayo al domingo 23 de noviembre de 2025. Conocido por su enfoque tecnocrático, sensorial y, en especial, por ser uno de los pioneros de la arquitectura de código abierto (Architettura Open Source) y de la idea de ciudad de 15 minutos, el también ingeniero encabeza su propio despacho en Turín, CRA-Ratti Associati (con sedes en Nueva York y Londres), y es profesor en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) —en donde dirige el SENSEable City Laboratory.

También es notable su trayectoria académica: formado en el Politécnico de Turín y la École Nationale des Ponts et Chausées, en París, realizó su maestría en la Universidad de Cambridge y su doctorado en el propio MIT. Es colaborador regular en diarios como Il Sole 24 ore, La Stampa, Corriere della Sera, Domus y, en inglés, The New York Times, The Washington Post, Financial Times, Scientific American. En 2012 la revista Wired lo incluyó en su lista de las “50 personas que cambiarán el mundo” por su trabajo en la reconceptualización de las maneras de pensar la ciudad y solucionar problemas como el gasto ineficiente de energía y estimular la actividad empresarial con urbanismo y tecnología.

En el comunicado de prensa que compartió la Bienal, que se refiere a él como “uno de los diez académicos más citados a nivel internacional en el campo del urbanismo y coautor de más de 750 publicaciones científicas”, Ratti comenta lo siguiente, que podría interpretarse como un anuncio previo de los temas que articularán su comisariato:

A los arquitectos nos gusta pensar que somos ‘listos’, pero la verdadera inteligencia está en todas partes: desde el ingenio incorpóreo de la evolución, hasta la creciente potencia de cálculo de nuestras computadoras, pasando por la sabiduría colectiva en general. Para hacer frente a un mundo en llamas, la arquitectura debe ser capaz de aprovechar toda la inteligencia que nos rodea. Me siento profundamente honrado de tener la oportunidad de comisariar la Bienal de Arquitectura 2025.

Cabe especular, a partir de estas palabras, que la labor de Ratti en la bienal orbitará en torno al pensamiento y reflexión de las inteligencias en un momento en que en la esfera pública abundan los debates acerca del uso y comercialización de las aplicaciones algorítmicas, identificadas como inteligencias artificiales, mismas que han impactado aspectos de la vida cotidiana y multitud de profesiones, incluida la arquitectura.

Después de varias ediciones con comisarios de origen diverso, la dirección de la Bienal regresa a territorio local, pues Ratti es el primer italiano en presidirla en los últimos 20 años, desde que Massimiliano Fuksas definió el programa en 2000 (bajo el tema “Less Aesthteics – More Ethics”), por no mencionar a otros connacionales suyos como Aldo Rossi, Paolo Portoghesi y Francesco dal Col. En las últimas tres bienales, por ejemplo, la organización del evento estuvo en manos del chileno Alejandro Aravena (15.a edición, 2016, “Reportando desde el frente”); las irlandesas Shelley McNamara e Yvonne Farrell (16.a edición, 2018, “FREESPACE”); el libanés Hashim Sarkis (17.a edición, 2020, “¿Podremos vivir juntos?”); y la ghanesa-escocesa Lesley Lokko (18.a edición, 2023, “El laboratorio del futuro”).

El anuncio de Ratti como curador general ha sido recibido como algo más que una simple noticia cultural. Catherine Slessor escribe en Dezeen, por ejemplo, algunas ideas sobre el nombramiento en el contexto de la política italiana, marcada por el ascenso de la ultraderecha, encarnada en la primera ministra de aquel país. El nombramiento se hizo el pasado 21 de diciembre de 2023, a partir de la propuesta del presidente Roberto Cicutto, director general de la Bienal de Venecia, en acuerdo con Pietrangelo Buttafuoco, escritor que lo sucederá en ese mismo cargo para el cuatrenio 2024-2027. Este último aspecto ha causado controversia y marca un giro que está en directa relación con la actualidad política italiana: el cargo de presidente de la Bienal se designa por parte del Consejo de Ministros, encabezado actualmente por Giorgia Meloni (la primera mujer en ese cargo), conocida internacionalmente por sus posturas antimigratorias, provida y contra los derechos de la comunidad LGBTQ+. Buttafuoco, igual que Meloni, participó en el Frente de la Juventud del Movimiento Social Italiano, partido descendiente del que fundara Benito Mussolini en 1943 (República Social Italiana) y que, a su vez, ha sido el origen del actual partido en el poder. La designación de Buttafuoco ha sido interpretada en su país como un triunfo que le “quita” a la izquierda uno de sus feudos, precisamente, la Bienal de Venecia.

Tan sólo unos días después de su nombramiento, Ratti publicó el 26 de diciembre un ensayo (junto a Edward L. Glaeser) en el New York Times, titulado “Billionaire-Built Cities Would Be Better Than Nothing” (“Las ciudades construidas por billonarios serían mejores que nada”). El texto es una defensa del intento de varias compañías estadounidenses sitas en Silicon Valley, California, por construir una ciudad en las afueras de San Francisco, con un área de 50 mil acres y una población proyectada de 400 mil habitantes. Entre los involucrados en este proyecto, que encabeza la desarrolladora Flannery Associates, y que se llama de manera tentativa “California Forever in Solano Country”, se encuentra gente como Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn; Nat Friedman, consejero en Midjourney (desarrollador de softwares de inteligencia artificial); Patrick y John Collison, de la financiera multinacional Stripe; o incluso la empresaria y activista Laurene Powell Jobs (conocida también por ser la viuda de Steve Jobs, exCEO de Apple). La iniciativa ha sido criticada como un intento de los multimillonarios por construir una megaciudad “secreta”, además de un despropósito en medio de la crisis de vivienda y los incendios de gran escala que han azotado y desplazado a los californianos de a pie en años recientes. Sin embargo, Ratti y Glaeser citan ejemplos de ciudades construidas con ayuda de la iniciativa privada, como Woodland, en Texas (con apoyo de industriales del gas natural), o Celebration, en Florida (con financiamiento de Walt Disney Company); además de un antecedente fallido como el de Sidewalk Labs, que intentó su propia utopía futurística en Toronto, Canadá, y fracasó.

Algunos libros de Carlo Ratti son: Open-Source Architecture (2015) [Arquitectura de código abierto]; La città di domani. Come le reti stanno cambiando il futuro urbano (2017) [La ciudad de mañana. Cómo las redes están cambiando el futuro urbano]; Urbanità. Un viaggio in quattordici città per scoprire l’urbanistica (2022) [Urbanidad. Un viaje a catorce ciudades para descubrir el urbanismo]; y Atlas of the Senseable City (2023) [Atlas de la ciudad sensoriable].

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La carta de Jacques https://arquine.com/la-carta-de-jacques/ Mon, 02 Nov 2020 15:12:24 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/la-carta-de-jacques/ La revista Domus publicó una carta en la que Jacques Herzog responde a las preguntas de David Chipperfield sobre qué pueden hacer los arquitectos frente a la crisis ambiental, la desigualdad social, la pobreza o la crisis sanitaria. La respuesta de Herzog es tan honesta como cínica: nada.

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Querido David,

Me preguntas qué debemos hacer los arquitectos respecto a la inequívocamente innegable catástrofe ambiental. Acerca de la desigualdad social. Sobre la pobreza. Sobre la degradación de los recursos del planeta. Sobre la pandemia, que nos ha colocado en una situación casi irreal que exige una descripción. Todo esto manejado por líderes políticos cuyo cinismo y absurdas acciones avergonzarían a los hermanos Marx.

La respuesta, querido David, es: nada.

Ese es el primer párrafo de la carta que Jacques Herzog le dirige a David Chipperfield, quien durante este año funge como editor invitado de la revista italiana Domus. La carta de Herzog es brutalmente honesta y, al mismo tiempo, brutalmente cínica, al punto que se puede señalar a quienes ejercen la arquitectura de la manera que la presenta del mismo modo que lo hace con los políticos: su cinismo y absurdas acciones avergonzarían a cualquier Marx, sean Groucho, Gummo, Harpo o Chico, Zeppo o Karl.

¿Puede la arquitectura cambiar o anticipar algo?, pregunta Herzog. Y la respuesta es otra vez negativa: “Los arquitectos no podemos prevenir la comercialización del arte ni tampoco un crecimiento del mercado inmobiliario”, afirma, pidiéndonos aceptar que los efectos colaterales de un edificio como la Tate Modern son imprevisibles e inevitables. “Los arquitectos necesitamos clientes”, escribe, y se antoja pensar en un vampiro de película entornado los ojos mientras apresta los colmillos al cuello de su víctima diciendo “los vampiros necesitamos sangre”. A veces, dice, los encargos vienen de “gobiernos que no tienen los mismos estándares democráticos que tenemos en Europa.” Dejemos de lado el problema de determinar la propia regla como la única que mide, pues no importa: “¿alguna vez la arquitectura ha logrado cambiar a la sociedad?” No, responde de nuevo el reconocido arquitecto, “no podemos cambiar la sociedad pero podemos hacer una contribución tangible”. En ese momento las luces de un auditorio imaginario bajan de intensidad, se abre la elegante cortina de terciopelo rojo que está detrás del orador y comienza la proyección de imágenes que muestran las contribuciones tangibles del arquitecto. Proyectos realizados en el taller de diseño que desde hace veinte años enseña en la ETH de Basel, especialmente uno que propone “construir en lo construido”. Más tarde veremos las fotografías de una clínica construida hace también veinte años y que cambió la tipología hospitalaria. “La salud es un campo totalmente descuidado —dice. A los arquitectos rara vez se les permite involucrarse y, cuando lo hacen, no podían transformar al hospital en un lugar valioso y habitable.” La mayoría de los hospitales actuales, sigue Herzog, incluso los más reconocidos, están alojados en “aburridas cajas, feos monstruos afeados aún más por sus anexos”. Al parecer, esas feas y aburridas cajas se construyen o bien sin la intervención de ningún arquitecto o de algunos que no pueden convencer de abandonar su mal gusto a sus clientes —que obviamente necesitan. Porque todo esto es cuestión de gusto. “Deberíamos repensar radicalmente el uso del concreto —afirma—, no sólo porque queremos ser ambientalmente correctos” y proteger “preciosos recursos no renovables, como la arena y la grava.” Y claro que “podemos trabajar sin concreto, a menos que juegue un papel estético específico”. Papel que, sin duda, decidirá el arquitecto, y nada más. Más allá de las contribuciones tangibles, no hay mucho. Los escritos y teorías de arquitectura, incluidos los que él ha firmado, dice Herzog, sólo sirven como materia para disertaciones y exámenes. Nada más.

Podríamos imaginar a un famoso diseñador diciendo que, dadas las condiciones actuales del mundo, la industria de la moda tendría que rechazar seguir produciendo ropa de bajo costo aprovechando —explotando, pues— la materia prima y la mano de obra baratas de ciertas regiones del mundo; que también debería poner un freno a la absurda ansiedad por novedades que impulsen un consumo innecesario temporada tras temporada; o rechazar la idea de la alta costura como un desfile de costosísimas piezas para vestirse una sola vez por unos cuantos privilegiados; incluso, con cierta ingenuidad, suponer que imprimir consignas políticas en camisetas ayudaría a hacernos conscientes sobre temas específicos sin descuidar el negocio. O llegar hasta confeccionar ropa más duradera y en cada tienda de la marca abrir un taller para zurcir prendas u obsequiar patrones para quien quisiera hacerse sus propios vestidos. Si un hipotético editor invitado de alguna revista de moda hubiera preguntado qué pueden hacer los diseñadores de moda respecto a la catástrofe ambiental, a la desigualdad social, a la pobreza, etcétera, quizá las contribuciones tangibles que hubieran sugerido resultarían más tangibles que las del arquitecto, y su respuesta se resumiría en algo menos chocante que un nada.

Aunque quizá, como apunté antes, la respuesta de Herzog sea tan honesta como cínica y, en realidad, el papel de los arquitectos frente a todas estas crisis acumuladas sea mínimo, menor incluso al de un diseñador de moda, casi inexistente: como arreglar las sillas de la cubierta del Titanic mientras los músicos siguen tocando.[1]

Tras la carta de Herzog, la revista Domus publicó otra, que también responde al cuestionamiento de Chipperfield, firmada en conjunto por el arquitecto e ingeniero Carlo Ratti y el “artista e innovador” Daan Roosegaarde. A diferencia del nada de Herzog, ellos responden diciendo que “podemos y debemos hacer mucho”. En referencia a la excusa esgrimida por Herzog —“necesitamos clientes”—, Ratti y Roosegaarde citan primero a Wright enlistando las tres cosas más importantes para la arquitectura —“clientes, clientes y clientes”— y señalan como inspiración nada menos que a Luis Barragán, quien tuvo, dicen, “la audacia de declarar: «estoy cansado de escuchar a los clientes hablar de sus gustos»” —porque de eso se trata, está claro, de clientes y de gustos. Apuntan, claro, que la posición de Barragán fue un “lujo”, derivada de una “estabilidad financiera” que podía “pagar la fianza de su libertad estética” —porque de eso se trata, claro, del arquitecto y de su libertad estética. Queda al margen que esa estabilidad financiera se consolidó gracias al negocio de comprar tierra barata, fraccionarla y revenderla cara. Así, parte de la respuesta de Ratti y Roosegaarde parece sugerir que lo más urgente a resolver para poder actuar frente a las crisis acumuladas del mundo actual es la manera como un arquitecto pueda sobrevivir y mantener su “libertad estética” —porque de eso se trata, claro— sin depender de los clientes.

También dicen que “no debemos dejar que la tiranía del encargo nos impida comprometernos en los retos más urgentes de hoy” y sugieren otras formas como el diseño colaborativo y abierto —Ratti es coautor del libro Open Source Architecture. Pero quizá haga falta dejar de insistir en el problema del cliente —o de su ausencia— y su correlato: el usuario —abstracto genérico de género masculino— y pensar en personas, en ciudadanas, en habitantes, humanos y no humanos. Quizá habría que pensar que si bien muchos de los problemas y las crisis apuntadas por Chipperfield pasan por la arquitectura, no dependen necesaria y exclusivamente de las decisiones y opiniones de arquitectos, menos de aquellos cuyo principal interés es cómo mantener su “libertad estética”.


  1. “Ser sustentable es como darle otro arreglo a las sillas de la cubierta del Titanic mientras se está hundiendo. No se hace lo suficiente como para modificar por completo nuestras relación extractivista y degenerativa con la naturaleza.” Holly Jean Buck.

El cargo La carta de Jacques apareció primero en Arquine.

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