Resultados de búsqueda para la etiqueta [Paul Shepherd ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 08 Jul 2022 07:32:21 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Jardín, paisaje https://arquine.com/jardin-paisaje/ Fri, 14 Aug 2020 14:18:48 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/jardin-paisaje/ La diferencia del jardín con el bosque y el parque no es tema de ubicación sino de factura. El parque, aún si se encuentra dentro de un entorno urbano, es relativamente natural, como el bosque; el jardín en cambio es puro artificio.

El cargo Jardín, paisaje apareció primero en Arquine.

]]>

“No hubo paisajes —escribió Georges Bataille en el primer capítulo de la primera parte de su Teoría de la religión, titulado La animalidad— en un mundo en el que los ojos que se abrían no aprehendían lo que miraban, en el que, a nuestra medida, los ojos no veían.”[1] ¿Y los jardines, cuándo? 

¿Cuál es la diferencia entre un bosque, un parque y un jardín? El Bois de Boulogne, el Parc de Montsouris o los Jardines de Luxemburgo, en París, por ejemplo. Las diferencias, de atender a los diccionarios, son de ubicación y de factura. El bosque —–conjunto de árboles y matas— es uno de los estados naturales o salvajes de la tierra, más allá, antes y fuera de los límites del mundo construido y civilizado. Es parte, aún, de lo que Paul Shepheard llama lo silvestre  Wilderness— : el mundo antes de la aparición de la humanidad.[2] El parque —palabra que viene del francés parc y ésta a su vez, probablemente, del antiguo alemán parruk: una parcela de tierra cercada y reservada generalmente a la caza— es un terreno natural cercado que ha quedado al interior de algún espacio civil y artificial, sea la urbe o, en su caso, estructuras sociales de apropiación: parques de caza privados o parques nacionales reservados, por ejemplo. La diferencia entre bosque y parque es, pues, de ubicación y, sobre todo, contexto: ambos son terrenos naturales, acaso silvestres, pero el bosque es exterior o, de menos, marginal y limítrofe respecto a la ciudad, a lo civilizado, mientras que el parque ha sido rodeado, comido o, de algún modo, producido por aquella ciudad.

La diferencia del jardín con el bosque y el parque no es tema de ubicación sino de factura. El parque, aún si se encuentra dentro de un entorno urbano, es relativamente natural, como el bosque; el jardín en cambio es puro artificio.[3] De no ser aquellos míticos de hechura divina, como el Edén o el de las Hespérides con sus respectivos árboles y frutos —a la larga, quizás, confundidos: los árboles de la vida y del conocimiento del bien y el mal con su fruto prohibido en el Edén y el de las manzanas doradas de la inmortalidad en el de Hera—, los jardines se deben a la mano humana. Son tierra cultivada, construida: landscapes —palabra que tiene su origen en el holandés landschap: tierra trabajada, construida, artificial. Así, si el paisaje se construye con la mirada —al ser medido con ojos humanos, como dice Bataille—, el jardín se construye, además, con las manos, trabajando y transformando la tierra. Frente al paisaje —la vista pintoresca— se presenta el jardín como parcela trabajada. Aunque generalmente improductivos —sobre todo comparados con la tierra dedicada al cultivo agrícola— los jardines no son poco exigentes. Cualquiera que mantenga uno en casa lo sabe. “Se necesita cierta dedicación para mantener un jardín en buena forma: desyerbar, con lluvia o sol, luchar contra el musgo. Los jardines, en otras palabras, necesitan mantenimiento para que se mantengan todas las cosas ordenadas y controlar a la naturaleza en estado bruto. Los jardines vividos no son paisajes congelados.”[4] Con todo, “aún quien trabaja en su propio jardín, es decir, quien contribuye a la ficción al imitar la labor del agricultor, debe finalmente confesar la arbitrariedad de lo que hace y regresar a actividades más reguladas.”[5] Al final, el jardín también es ornamento.


Notas:

1. Georges Bataille, Teoría de la religión, Taurus, Madrid, 1991, p.25

2. Paul Shepheard, The Cultivated Wilderness, or what is landscape? MIT Press, 1997, p.VII. Shepheard añade: “El cultivo (o la cultura –cultivation) es todo lo que hemos hecho desde esa aparición. Landscape es otro nombre para las estrategias que han gobernado lo que hemos hecho.”

3. Estas definiciones son, sin duda, problemáticas. De acuerdo con ellas Central Park, por ejemplo, es un jardín.

4. Catherine Alexander, The Garden as Occasional Domestic Space, en Signs, vol. 27, No.3, Primavera 2002, p.861.

5. Robert Harbison, The Built, the Unbuilt and the Unbuildable, In Pursuit of Architectural Meaning, MIT Press, 2001 (1991, 1ª), p.18.

El cargo Jardín, paisaje apareció primero en Arquine.

]]>
La arquitectura https://arquine.com/la-arquitectura/ Wed, 10 Feb 2016 06:50:07 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/la-arquitectura/ Para Eugenio Trías, lo que la arquitectura hace es permitir que el espacio tenga sentido a partir de determinar las posibilidades de un cuerpo, separándolo de su entorno al tiempo que dicha separación actúa como una articulación. Construida la idea de la arquitectura, queda entonces pensar qué es arquitectura bajo esos términos.

El cargo La arquitectura apareció primero en Arquine.

]]>
¿Qué es la arquitectura? La pregunta puede que no le importe realmente a muchos que no sean arquitectos y acaso tampoco a todos. Probablemente a la mayoría tampoco le interese intentar responder una pregunta cercana, pero no idéntica: ¿qué es arquitectura? En principio, para responder la segunda pregunta habría que tener al menos algún indicio de la primera. Si quiero apuntar con el índice aquello que supongo sí es arquitectura: una casa, un templo, el edificio que contiene una biblioteca o un museo, y distinguirlo de aquello que no lo es: un automóvil, un vestido, un paraguas, deberé tener alguna noción de aquello que es la arquitectura —así, o con mayúscula: la Arquitectura, da igual. En su libro What is architecture, an Essay on Landscapes, Buildings and Machines, Paul Shepard introduce una tercera pregunta, similar pero de nuevo divergente: ¿cómo debe ser la arquitectura? A esta última pregunta respondemos diciendo que orgánica o funcional, honesta o duradera, simbólica o con vocación social. La clásica triada vitruviana, firmitas, utilitas, venustas, determina tres características con las que la arquitectura debe cumplir, así debe ser para ser buena arquitectura: resistente, útil y atractiva.

Para determinar lo que es la arquitectura, ¿necesitamos saber lo que es arquitectura o viceversa? Cuando Nikolaus Pevsner sentenció que los cobertizos para bicicletas eran construcciones, pero no arquitectura, ¿partió de una idea previa de lo que es la arquitectura? Y cuando Paul Shepard dice que las sombrillas son arquitectura o Sanford Kwinter que un altavoz también es arquitectura, ¿parten de un concepto de lo que es la arquitectura o lo construyen, poco a poco, a partir de distintos tipos de arquitectura? 

Eugenio Trías nació en Barcelona el 31 de agosto de 1942 y murió en esa misma ciudad el 10 de febrero del 2013. Estudió filosofía y en 1976 entró como profesor de Estética a la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. En 1991 publicó su libro La lógica del límite. El libro está dividido en dos sinfonías, la primera con sólo dos movimientos y la segunda con los cuatro tradicionales. En el preludio que antecede a las sinfonías, Trías cuenta que las ciudades romanas estaban rodeadas de un espacio que no era una frontera cerrada sino una zona que permitía tanto la defensa de la ciudad, el mundo civilizado, como la asimilación progresiva del afuera, el territorio de los bárbaros. Esa zona era el limes: “un espacio tenso y conflictivo de mediación y enlace.” Una delimitación que al mismo tiempo articula. Trías usa la idea del limes como metáfora para entender una razón que no se cierra sobre sí misma y que permite ampliar el universo del sentido.

La primera sinfonía es una estética: una estética del límite, es decir, una investigación de aquello que hace sensible ese proceso en el que aparece el sentido o, dicho de otro modo, en el que lo sentido llega a tener sentido. En el límite, Trías coloca a la música y la arquitectura, las artes —y aquí, en el sentido griego, habría que decir, también, las técnicas— que hacen posible que, respectivamente, el tiempo y el espacio tengan o hagan sentido. La arquitectura actúa entre el cuerpo y el ambiente y, más específicamente, sobre el cuerpo mismo. El diseño, dice, “es la forma posible que el cuerpo puede adoptar” y, por tanto, lo que la arquitectura y el urbanismo producen es “un genuino diseño del cuerpo y de sus modos específicos de ocupar e espacio en reposo o en movimiento.” Si el limes es aquello que, al mismo tiempo, separa y articula la ciudad —el mundo, propiamente— del más allá, el afuera, la arquitectura, como arte fronteriza o limítrofe, que es uno de los modos como la califica Trías, separa y articula, al mismo tiempo, nuestros cuerpos del más allá, del afuera.

Lo que hace Trías, entonces, es construir una idea o, más bien, una lógica —implícita en su estética— de lo que la arquitectura hace: permitir que el espacio tenga sentido a partir de determinar las posibilidades de un cuerpo, separándolo de su entorno al tiempo que dicha separación actúa como una articulación. Y construida la idea de la arquitectura, queda entonces pensar, en este caso, qué es arquitectura bajo esos términos: ¿el cobertizo, el paraguas, el altavoz?

El cargo La arquitectura apareció primero en Arquine.

]]>