Resultados de búsqueda para la etiqueta [Patrimonio ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Wed, 04 Sep 2024 00:18:44 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.3 Continuar los errores del pasado https://arquine.com/continuar-los-errores-del-pasado/ Wed, 04 Sep 2024 00:18:14 +0000 https://arquine.com/?p=92761 En 2003, durante una conferencia organizada por el Capítulo Monterrey de la Academia Nacional de Arquitectura, con el nombre de “La Arquitectura como arte urbano”, Fernando González Gortázar lanzó el siguiente comentario al público: “¿Cuál es la gran obra de arte de París? La gran obra de arte de París no es la Torre Eiffel, […]

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En 2003, durante una conferencia organizada por el Capítulo Monterrey de la Academia Nacional de Arquitectura, con el nombre de “La Arquitectura como arte urbano”, Fernando González Gortázar lanzó el siguiente comentario al público: “¿Cuál es la gran obra de arte de París? La gran obra de arte de París no es la Torre Eiffel, ni la Catedral de Notre-Dame, ni es nada. La gran obra de arte de París es París. Y hay ciudades maravillosas como Pátzcuaro, por ejemplo, que no tienen ni un sólo edificio notable; es la armonía de lo mediano, lo que hace el milagro.”

Por otro lado, desde la década de los 90, diversas administraciones municipales de Guadalajara han buscado solicitar a la UNESCO la declaratoria como Patrimonio de la Humanidad para el Centro Histórico de la capital de Jalisco y, con ello, intentar recibir los beneficios que una ciudad con esta clasificación puede conseguir, bajo el entendido de que así se podría preservar el patrimonio edificado con el que todavía se cuenta.

En todas las ocasiones, dicha solicitud ha sido simplemente improcedente, ya que el Centro Histórico de Guadalajara tiene un grado elevado de alteración, en el que no es posible reconocer una sola área con la suficiente homogeneidad para hablar de un espacio patrimonialmente íntegro, ya que el simple hecho de tener unos pocos edificios relevantes en pie, pero dispersos entre sí, no es suficiente para lograr la declaratoria.

La pérdida de patrimonio en esa ciudad se debe a la desmedida demolición de edificios, realizada a lo largo del siglo XX, con especial énfasis en las décadas de los 40, 50, 60 y 70, en las que se perdió la mayor cantidad, donde el gobierno, en sus tres niveles, fue el iniciador de esta práctica, continuada de inmediato por particulares; por supuesto, todo esto realizado siempre por arquitectos.

La motivación para demoler edificios está relacionada con el espíritu modernizador que se vivió luego de la Revolución Mexicana, en la que los gobiernos buscaron la manera de mostrarse innovadores y modernos ante el mundo, cosa que fue promovida por los arquitectos. Algunos de ellos impulsaron proyectos bastante drásticos, como la casi total reconstrucción de Guadalajara, propuesta por el arquitecto-urbanista Carlos Contreras, cuyo proyecto, que afortunadamente no se realizó, habría dejado irreconocible a la ciudad.

Esto se suma a que el criterio de los arquitectos consideraba patrimonio solo a edificios considerados monumentos como inmuebles religiosos, gubernamentales o en los que hubiera sucedido algún hecho histórico. Ante un contexto nacionalista postrevolucionario, los arquitectos desdeñaron la arquitectura realizada durante el Porfiriato e incluso en años anteriores, ya que representaban estilos europeos ajenos a nuestro contexto, como si el resto de nuestra arquitectura novohispana no hubiera sido en sí misma una importación cultural; y así se dio paso a las demoliciones.

Además, a decir del Arquitecto Fabián Medina Ramos, otra razón por la que en México se hayan demolido a consciencia bastantes edificios vigentes y en buenas condiciones tuvo que ver con la coyuntura del momento, que pretendía emular la construcción de edificios modernos en grandes ciudades europeas, reemplazando aquellos que acabaron en ruinas luego de la Segunda Guerra Mundial. Esto reflejaría la constante necesidad de los arquitectos mexicanos por imitar el exterior sin pasar por un proceso de reflexión sobre las razones de los movimientos.

Sin embargo, en Guadalajara todavía hay tapatíos que lamentan la demolición de decenas de casas y edificios eclécticos en el Centro Histórico o la zona de las Colonias. Un ejemplo es el del Edificio Genoveva, destruido en 1973: un inmueble de estilo ecléctico de tres niveles que fue sustituido por el Edificio Mulbar, un centro comercial también de tres niveles cuyo estacionamiento elevado tenía otros cinco niveles. Este hecho parece no haber recibido gran oposición, ya que “el eclecticismo no tenía un valor artístico real”, según argumentaban arquitectos y periodistas, como se vio reflejado en los periódicos del momento.

Plan Voisin Mockup of Paris © Clemens Gritl

La demolición de ciudades para su posterior reconstrucción con aires modernos suele asociarse al arquitecto suizo-francés Le Corbusier y su Plan Voisin (1925), con el que pretendía rehacer la ciudad de Paris al demolerla por completo y edificar decenas de torres de vivienda, para dejar amplias áreas verdes para el ocio de los ciudadanos, pero también grandes avenidas capaces de comunicar la ciudad y sus periferias mediante el traslado en automóviles particulares.

Si bien Le Corbusier buscó posicionar sus ideas para ser replicadas en todo el mundo, él no fue el primero en concebir la idea de destruir una ciudad para rehacerla prácticamente desde cero. Como ejemplo, está Georges-Eugène Haussmann, quien sí logró este objetivo en París en 1870 tras dos décadas de trabajo; mientras que, en Barcelona, con el proyecto de Ildefonso Cerdá, iniciado en 1860, se reconfiguró la ciudad para que, al igual que en el caso parisino, se resolvieran los problemas higiénicos (derivados de la mala ventilación e iluminación natural causadas por calles estrechas y discontinuas), lo que les dio a ambas ciudades su aspecto actual.

Volviendo a la conferencia inicial, González Gortázar también comentó: “Las pocas ciudades armónicas que quedan en México, las que podríamos presumir como ejemplo, son ciudades en las que la arquitectura contemporánea ha intervenido muy poco. Los arquitectos mexicanos hemos sido capaces de levantar magníficos edificios y hemos sido absolutamente incapaces de preservar o de crear ciudades armónicas, esta es una falla brutal de nuestro gremio en este siglo.”

Y es que esta falla se desarrolla desde su formación profesional, al haber poca o nula concientización sobre la conservación del patrimonio edificado. El aprendizaje del diseño arquitectónico suele hacerse sin pensar en el contexto urbano o patrimonial, si es el caso. Incluso en la escuela de arquitectura de la Universidad de Guadalajara, al menos durante un semestre, se les pide a los alumnos que propongan intervenciones en edificios existentes y relevantes, como un ejercicio de creatividad para lograr resultados contrastantes, alejándose de transmitir una sensibilización por el patrimonio.

Añade González Gortázar: “es que de verdad es una tragedia lo que está pasando por todo el país, ya no hay lugar intocado. La Ciudad de México tuvo escenarios… Zacatecas sigue siendo la mejor [ciudad] de México, en mi opinión, porque no hubo arquitectos, porque la marginación la salvó.”

La bonanza económica, por la que pasaron algunas ciudades mexicanas a mediados del siglo XX, permitió que la arquitectura moderna se abriera paso con rapidez, en especial en las capitales de los estados, que continuaron siendo relevantes, en contraste con poblaciones pequeñas o ciudades cuyas actividades como mineras o industriales cesaron. Hacia el final del siglo, la economía del mundo había cambiado y las dinámicas de consumo se sobrescalaron, provocando un crecimiento desmedido de las ciudades y su población y, con ello, de las demandas inmobiliarias.

La dinámica destructiva que acompañó al movimiento moderno en México desde su aparición sigue vigente hoy en día. Por eso la situación de esta arquitectura que se autocondenó es irónica, y está siendo demolida para dar paso a construcciones contemporáneas, tal como los arquitectos modernos hicieron con obras antiguas, pero esta vez respondiendo a un mercado voraz cuya prioridad es el mercado mismo, lo que deja obras que no necesariamente son mejores, sino incluso lo contrario.

Aun cuando la edad de algunas obras esté alcanzando o sobrepasando los 90 años, no existen los suficientes recursos legales para protegerlas. Esto ha derivado en un reemplazo de edificaciones que, por el ritmo acelerado del mercado, no responden ni intentan dialogar con su historia, y menos todavía con su contexto cultural. El modelo inmobiliario actual ha heredado la peor parte del movimiento moderno: aun cuando sus bases iniciales eran sociales, las abandonó para integrarse a un desarrollo neoliberal que está degradando todas las partes que la integran.

La conservación del patrimonio edificado va más allá de la cosmética de las ciudades, en realidad, tiene implicaciones sociales más profundas, desde el arraigo e identidad regional de una población determinada, hasta los efectos de desigualdad que la turistificación, gentrificación y otros fenómenos provocan, sin dejar de lado que también se debería evitar que esta conservación se vuelva en sí misma causa de estos fenómenos.

Si París se puede considerar una obra de arte en sí misma, es porque todas las capas de historia se han sabido entrelazar de manera coherente, conservando lo antiguo e integrando lo nuevo con orden. El desarrollo inmobiliario podría seguir permitiéndose, pero con un debido orden. Y, en el caso del patrimonio arquitectónico, no debería permitirse en las zonas de protección, sino en zonas en las que realmente pueda significar un beneficio tanto económico como social.

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Un espacio reencontrado https://arquine.com/obra/un-espacio-reencontrado/ Wed, 17 Jan 2024 17:00:29 +0000 https://arquine.com/?post_type=obra&p=86905 La restauración y recuperación volumétrica del Antiguo Monasterio de Santa Clara como Centro Cultural es un proyecto que incide, en esencia, en el reencuentro de espacios olvidados y perdidos. Se sitúa en un monasterio de religiosas clarisas, un edificio del siglo XVI, que contenía viviendas tras dejar de ser espacio religioso en 1835.

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La restauración y recuperación volumétrica del Antiguo Monasterio de Santa Clara como Centro Cultural es un proyecto que incide, en esencia, en el reencuentro de espacios olvidados y perdidos. Se sitúa en un monasterio de religiosas clarisas, un edificio del siglo XVI, que contenía viviendas tras dejar de ser espacio religioso en 1835. El proceso de ocupación llegó a desdibujar la huella del conjunto hasta el punto de encajar varias viviendas dentro la propia iglesia. 

Tras un proceso de adquisición de cada una de las propiedades por parte del Ayuntamiento de Beas de Segura, comenzó un proceso de documentación y estudio de las realidades materiales existentes, tanto a nivel histórico, como arqueológico y arquitectónico. Concluido éste, pudimos desdibujar la huella de la traza original del monasterio y así poder plantear la idea de llevar a cabo una recuperación volumétrica tanto del espacio religioso como de las dependencias adyacentes. 

Cuando el proyecto surge, más por un ejercicio de vaciado que por un ejercicio de adición, son los elementos existentes los que van definiendo la intervención y las nuevas incorporaciones buscan subrayar el carácter proyectual de las originales. Dado que todas las fases van dejando huella, el proceso de desvelar cada uno de los acontecimientos acaecidos en estos espacios se convierte en un proceso de redescubrir la historia. 

El proyecto, tras eliminar añadidos en los espacios interiores, subraya y deja cada una de las marcas fosilizadas en las paredes como parte de la historia del monasterio. En los exteriores se lleva a cabo una anastilosis a partir de diversas piezas dispersas, recuperando parte de la volumetría del antiguo claustro que daba acceso a la iglesia. 

Todo el proceso, tanto de proyecto como de obra, se llevó a cabo durante más de cuatro años, tiempo en el que se documentó, investigó, analizó y se dialogó entre los diferentes agentes participantes, la solución más adecuada para la recuperación de este espacio patrimonial. 

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San Pablo Huitzo: patrimonio vivo sin proceso de momificación https://arquine.com/san-pablo-huitzo-patrimonio-vivo-sin-proceso-de-momificacion/ Tue, 03 Oct 2023 15:48:06 +0000 https://arquine.com/?p=83492 El patrimonio puede ser entendido desde la herencia física, financiera, sentimental, etc., recibida de nuestros antecesores, a los sistemas normativos para la conservación de valores colectivos abarcando amplios territorios de nuestro planeta. El alma patrimonial, por decirlo de alguna forma, es como un ecosistema en donde, entre más diversidad, más posibilidades de resiliencia se tiene.

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El patrimonio puede ser entendido a partir de múltiples referencias visuales que van desde la herencia física, financiera, sentimental, etc., recibida de nuestros antecesores, a los sistemas normativos para la conservación de valores colectivos abarcando amplios territorios de nuestro planeta (aunque al día de hoy ya nos debería quedar claro que es un todo), hasta los objetos materiales, muebles o inmuebles, preservados a lo largo de la historia de las culturas, o de aquellos conceptos inmateriales como el conocimiento que se transmite de una generación a otra creando identidades territorio-culturales a diversas escalas demográficas.

José Saramago, escritor portugués ya fallecido, redactaba en sus Cuadernos de Lanzarote que el patrimonio vale lo que vale el espíritu, reclamando con ello lo que él consideraba la pérdida de la esencia colectiva de la identidad portuguesa. Y es que en el amplio abanico de lo patrimonial hay casi una versión sobre el tema como habitantes humanos hay en el planeta.

En esta columna, el tomar postura es una de las reglas para el ejercicio de la reflexión, entendiendo que es una acción subjetiva, personal y, por lo tanto, susceptible a compartirse, pero de ninguna manera a imponerse, para así poder escuchar otras.

El alma patrimonial, por decirlo de alguna forma, es como un ecosistema en donde, entre más diversidad, se tienen más posibilidades de resiliencia, por lo que en mi vida he ido aprendiendo a aceptar diversas posiciones, planteamientos y acciones sobre la conservación patrimonial. El viajar me ha permitido apreciar desde ciudades completas —que han quedado “momificadas” físicamente en el tiempo, y donde lo que se aprecia es un transitar turístico para ver calles, templos, y edificaciones diversas, donde ya prácticamente no quedan habitantes locales que les confieran la habitabilidad para la que fueron creadas, hasta sitios vivos, en constante proceso evolutivo que combinan la preservación de objetos e ideas locales, con la inquietud y búsqueda aspiracional de evolucionar en la actualidad de su tiempo y seguir existiendo como un todo. El espacio que comparto hoy reflexiona sobre esta última versión.

Por ello en esta ocasión, si nuestras y nuestros estimados lectores son adictos, como su servidor, a visitar la Ciudad de Oaxaca y sus alrededores, o si no han estado, pero planean dicha visita entre sus objetivos futuros, permítanme introducirles un peculiar descubrimiento que, gracias a la gestión de nuestra colega Amparo Socorro y al curso Intersemestral o de Verano que realizamos la maestra Pilar Álvarez y yo, con las Universidades Javerianas de Bogotá y Cali pudimos experimentar en junio del presente año, todas y todos los que participamos en esta apuesta de intercambio académico.

San Pablo Huitzo se encuentra a orillas de la sierra denominada Nudo Mixteco, en cuyo extremo norte nace el Valle de Etla, uno de los tres que conforman el de Oaxaca. Es el punto natural donde desemboca tras cruzar si usted viaja por vía terrestre el mencionado Nudo, el camino que une al estado oaxaqueño con el de Puebla, y por donde escurre también el río Ayutla, que riega los sembradíos de la región desde que la agricultura surgió en estos territorios.

La cultura Mixteca le denominaba Huijazoo, y dejó memoria de ello en lo que hoy es una pequeña zona Arqueológica así denominada. Durante el dominio mexica, se renombró como Guaxolotitlán, según los datos oficiales del municipio, para finalmente en el periodo del Virreinato de la Nueva España, adoptar su nombre actual.

Ahí no encontrarán una población donde las edificaciones ejecutan el papel de una escenografía detenida en el tiempo, ni a los habitantes jugando el juego del folklore, pero no por ello dejarán ustedes de encontrar atractiva la visita, tanto en los elementos relacionados con el patrimonio tangible inmueble, como en las esencias de aquél que es intangible y se percibe solo en la sutileza del trato.

Para llegar a la plaza central, recorrerá usted alguna calle cuya traza urbana se ha ido extendiendo hasta el borde de la carretera federal libre de peaje, donde un arco le da la bienvenida. La carretera de cuota pasa más lejos, tangente e indiferente cono son siempre estas vías, a todo aquello que sucede en el territorio, más allá del objetivo que es llegar lo más rápido posible al destino principal.

El trayecto le conducirá a la plaza principal, ahí encontrará un largo porticado hacia el norte de la misma, construido en dos etapas: La primera, en los años 20 del siglo pasado, cuando la necesidad de los gobiernos postrevolucionarios, utilizaron el lenguaje neocolonial, como un sistema ideológico para generar una identidad moderna a partir del mestizaje. En ese sentido, el pórtico reproduce con rigor académico una estilizada arcada que da sombra a las dependencias municipales, durante la primavera, otoño e invierno, ya que es fachada sur. La segunda etapa, en los años 70, donde la homogenización de la ceremonia festiva que conmemora el inicio de la lucha independentista, obligaba a ampliar el edificio y dotarlo de un balcón con campanario para replicar el “grito” que Hidalgo diera en la población de Dolores, hace algo más de 200 años. La adición no deja de ser un pastiche, pero hay que reconocer, hecho con la dignidad colectiva de los oficiales albañiles del sitio, que buscaron unificar los lenguajes previos de la mejor manera. 

La plaza se divide en dos segmentos, un espacio duro para ceremonias civiles, seguido al sur de un espacio blando, esmeradamente cuidado en su jardinería y sombreado por centenarios árboles, donde los habitantes aún se concentran para socializar y relacionarse lúdicamente. Siguiendo la trayectoria sur de esta secuencia de espacios, usted llegará a un arruinado pórtico, más antiguo que aquel del Palacio Municipal y que deriva de la época virreinal. La gente de Huitzo le denomina “la Hacienda”, seguramente esta edificación de propiedad privada, incomprensiblemente abandonada al exterior, habría sido originalmente la casa grande de este sistema productivo, y de ahí el nombre. No deja de dar un tono romántico y melancólico este rítmico juego de columnas prismáticas que no sostienen ya, más que fragmentos de un tejado que se sigue desvaneciendo en el tiempo.

Al oriente de la plaza, su sección dura y cívica se remata con una escalinata que nos conduce a la plataforma donde hace unos 450 años, los Dominicos levantaron un conjunto conventual, que consagraron al patrón de la Región: San Pablo. La escalinata es uno de los tres accesos que tiene el conjunto para ingresar al amplio atrio, cuyas capillas pozas presentan una tipología totalmente inusual: Una robusta columna de mampostería, que sostiene un ligero tejado que completa su apoyo en los muros que forman la esquina.

La portada principal del conjunto, se compone del templo en el lado norte, reconstruido tras un terremoto en el siglo XVIII, pero que conserva la esencia del XVI. La austera portada del templo es acotada por dos torreones y se remete entre ellos, pero los tres elementos tienen la misma altura, dando así una unidad compositiva. Por encima, los campanarios reposan en las torres mientras que el frontón que remata la nave lo hace sobre la placa de la portada. Al interior ésta sola nave con capillas cripto colaterales y bóveda de cañón corrido acoge las celebraciones religiosas y el rezo individual de quien aún tiene fe. La dimensión del espacio interior del templo es menos imponente que en otros ejemplos de la misma época, pero también más acogedora; su escala es digna de ser conocida.

A la derecha del templo, se desarrolla el convento. Un solo arco de tres centros, anuncia el portal de peregrinos, enmarcado por un cornisamiento sobre el cual, se remete un balcón, haciendo una composición volumétrica por demás rica, mientras que un sólido volumen, con un gran vano tapiado se proyecta hacia el atrio. Al interior, el claustro refleja la calidez de un patio ajardinado, con su pozo al centro que narra la vida cotidiana del párroco y sus ayudantes. Los interiores, conviven extrañamente entre la escenografía museística y la actividad práctica del día a día: El refectorio montado como si fueran a degustar sus alimentos varios frailes, es fotogénico pero frío, en cambio, otro espacio donde hoy día sirve de comedor para quienes habitan permanente o temporalmente el convento como casa parroquial, se siente cálido, vivo, cotidiano, sin por ello renunciar al marco que le da una bella y significativamente grande, cajonera de madera barroca. Fragmentos de esgrafitos aún ornamentan la parte superior de los muros. 

Pero la cocina ¡ah, la cocina! El orden y acomodo de los distintos utensilios, aún de madera y barro, sugieren una puesta museística, pero en el fogón arde la leña, y las hoyas humean soltando el aroma de un guiso ricamente sazonado, de todo el convento, es éste el espació para mi gusto (y ahora sí, haciendo valer el origen de la palabra) más notable.

Detalles de la arquería del claustro sugieren que quien levantó la edificación, tenía una particular y bien educada mano proyectual, y que aquellos que asistieron como albañiles en el proceso, el conocimiento arraigado por centenas de años, para moldear y conformar la piedra en plástica estructural capaz de soportar el tiempo y movimiento de la tierra, sin desatender la escala y la proporción de su arquitectura. Vale destacar justamente, la escala misma del claustro, ya que el convento es una edificación de dos niveles, sin embargo, solo el claustro bajo presenta arquería, mientras que el alto remete su fachada, dejando un deambulatorio externo a manera de terrazas. Este juego volumétrico, da la sensación de una edificación más cercana a una vivienda particular, que a un edificio de habitación colectiva e institucionalizada. Tomando en cuenta que la orden son los dominicos, y que su arquitectura al menos en lo que fuera la Nueva España no se caracteriza normalmente por la humildad, llama notablemente la atención la expresión narrada.

Un segundo patio de menores dimensiones, recuerda más a una casa solariega extremeña, que, a un convento de frailes, y el pequeño huerto trabajado en ella, termina de acentuar está muy personal sensación.

Salimos del convento al atrio, para deslizarnos hacia el pueblo por otra de las puertas atriales, la oriente, donde una bella calzada refuerza su perspectiva con la tan necesaria sombra en nuestras latitudes tropicales que provee el follaje formando una verde galería. Las casas que rodean al conjunto conventual, vuelven a ejercer esta bella tensión entre la memoria reflejada en los muros de adobe que se erosionan hacia el olvido, los tejados de una sola agua, otra intrigante calzada arbolada que culmina en una reja, o los grandes ventanales con cierros de herrería, y las adecuaciones que las nuevas generaciones van haciendo para sentirse parte de un mundo contemporáneo que no se detiene. La estructura urbana se desarticula, otros espacios no fotografiados se transforman, como la vía del tren que quiere ser un paseo peatonal, más lejos, ya no visitados, los restos arqueológicos de Hujazoo.

Las amables personas que habitan Huitzo nos despiden junto a su presidente municipal, observando cómo el enorme autobús que nos llevó hasta allí, tiene serios problemas para encontrar una forma de salir del entramado urbano, divertidas y expectantes. Nos han abierto su casa, nos han permitido aprender de ellas, nos han declarado sus anhelos, sus miedos, su esperanza. A cambio devolvemos ideas, propuestas de cómo actuar en espacios puntuales, y claro está, este escrito que les invita, queridas y queridos lectores, a conocer un patrimonio aún no momificado, en tensión inevitable, muy olvidado por la industria del turismo, y la “infraestructura” supercarretera.

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Renovación de los silos en el muelle de Minsheng https://arquine.com/obra/renovacion-de-los-silos-en-el-muelle-de-minsheng/ Mon, 13 Jul 2020 11:00:01 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/renovacion-de-los-silos-en-el-muelle-de-minsheng/ La clave en la "reutilización adaptable" es "identificar un uso o combinación de usos o limitaciones de usos que retengan la importancia cultural del lugar".

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El almacén de silos de 80,000 toneladas es el patrimonio industrial más importante del muelle de Minsheng. Aunque sólo tiene 22 años de antigüedad, posee un gran valor de conservación por su extinta tipología arquitectónica. Según el método de clasificación de Alois Riegl —historiador de arte austriaco—, el silo es algo así como un “monumento involuntario (Ungewollte Denkmal). El edificio se ha mantenido como una reliquia urbana.

Siempre hay ciertos conflictos entre el concepto de “renovación” y el principio de conservación de la “originalidad”. En efecto, la originalidad es irrecuperable sin el tiempo original y el trasfondo social. La renovación y la conservación del patrimonio industrial deben basarse en la reserva y la continuación de su valor histórico y sus significados culturales, y recibir nuevas connotaciones en una nueva era.

La “Reutilización Adaptativa” de edificios históricos propuesta por la Carta de Burra del ICOMOS ha recibido una mayor atención en estos días y ha sido promovida en proyectos de conservación del patrimonio industrial. La clave en la “reutilización adaptable” es “identificar un uso o combinación de usos o limitaciones de usos que retengan la importancia cultural del lugar”. El nuevo uso de un lugar debe implicar un cambio mínimo en el tejido significativo. Se fomenta la “reutilización adaptativa” definida en la Carta de Burra, por su objetivo de ajustar un lugar para acomodar un nuevo programa que no perjudique el significado cultural. La “identificación del uso apropiado” debería ser un requisito importante para las transformaciones de los edificios industriales.

El almacén de silos, que sirve como principal espacio de exposición para la SUSAS 2017, es un intento activo de reutilización espacial con la orientación del principio de “reutilización adaptativa”. El espacio cultural público, para exposiciones de arte principalmente, es un uso adecuado identificado para el silo que concuerda con su imagen espacial relativamente cerrada.

Colaboraron con el artista Zhan Wang en la decoración de textura rugosa de acero inoxidable reflectante de la placa inferior de la escalera mecánica colgante, que refleja el contexto circundante y, de alguna manera, hace que el enorme volumen de la escalera sea más ligero.

En el futuro, después de que el granero que conecta la orilla del río y el tercer piso del almacén de silos se transforme en una rampa peatonal automática, se formará un espacio público continuo, desde el paseo marítimo hasta la parte superior del almacén de silos, como un vínculo importante de la conexión del paseo marítimo y el proyecto de renovación urbana del muelle de Minsheng, y por lo tanto se creará un nuevo carácter público.


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La amenaza de Trump de destruir sitios históricos en Irán: un crimen de guerra https://arquine.com/la-amenaza-de-trump-de-destruir-sitios-historicos-en-iran-un-crimen-de-guerra/ Tue, 07 Jan 2020 15:06:25 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/la-amenaza-de-trump-de-destruir-sitios-historicos-en-iran-un-crimen-de-guerra/ A la luz de la renuncia de la administración de Trump a la Unesco en 2019, las amenazas del presidente al patrimonio cultural iraní no deben tomarse a la ligera. Todos debemos ser conscientes de lo que podría perderse para siempre.

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El mensaje de año nuevo de Donald Trump, que dio en Twitter poco después de que los Estados Unidos mataran a Qassem Suleimani fue inequívoco: “Que esto sirva como una ADVERTENCIA que si Irán ataca a cualquier estadounidense o instalaciones de los Estados Unidos, tenemos en la mira 52 sitios iraníes… algunos de muy alto nivel e importancia para Irán y la cultura iraní, y esos objetivos, e Irán mismo, serán golpeados muy rápido y muy duro.”

Queda poco espacio para la especulación: el presidente amenaza con destruir patrimonio cultural, lo que constituye un crimen de guerra según las leyes internacionales que los Estados Unidos han tanto impulsado como firmado. Esto incluye la Convención de Ginebra, de 1949, y la resolución 2347 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de 2017, que “condenan la destrucción ilegal del patrimonio cultural, incluyendo la destrucción de sitios y artefactos religiosos, y el saqueo y contrabando de bienes culturales desde sitios arqueológicos, museos, bibliotecas, archivos y otros sitios, especialmente por grupos terroristas.”

La descripción de los sitios culturales más valiosos de Irán cae bajo esas regulaciones, que se crearon en principio al terminar la Segunda Guerra Mundial, una época en la que ambos lados perdieron invaluables construcciones, obras de arte y prácticas culturales, en mayor medida debido al avance tecnológico del armamento. El temor de futuras guerras con un uso extendido de bombardeo aéreo e incluso armamento nuclear era tan grande que uno de los imperativos de las nacientes Naciones Unidas fue proteger de la destrucción indiscriminada no sólo a la gente sino también los espacios donde vivían. Así es como se acuñaron términos hoy comunes como los sitios patrimonio de la humanidad de la Unesco: no como una lista de sitios bellos y valiosos para ser visitados o vistos, sino como un inventario de espacios donde bajo ninguna circunstancia podrían llevarse a cabo actos de guerra.

Cuando hoy los conflictos se extienden sobre distancias mayores entre el atacante y su blanco, esa legislación exige mayor obediencia que nunca de parte de sus signatarios.

A inicios de 2001, la destrucción de los Budas de Bamiyan por los talibanes y la de Palmira por por parte del Estado Islámico en 2015, nos hicieron más conscientes de la fragilidad del patrimonio cultural. El clamor global tras el incendio accidental que consumió el techo de la catedral de Notre Dame también fue fuerte: el sentimiento de que tesoros del pasado se escapan a nuestra protección es una de las características de la cultura contemporánea. Sin embargo, hay que recordar que la construcción de los talibanes o de Isis como enemigos bárbaros hace más fácil que el público denuncie estos actos como crímenes de guerra.

Irán es una nación muy mal conocida, en parte porque el acceso ha sido restringido desde la revolución iraní de 1979, pero en gran medida porque la política occidental de la guerra fría cubrió al país con un barniz comunista, señalándolo como una tierra bárbara, una percepción que persiste hasta nuestros días. Su régimen, no secular y represivo, ha reforzado la reputación negativa, acusado del asesinato de más de 1,500 activistas en los últimos tres meses, en medio de un apagón de internet. En ese contexto, Irán es visto a menudo más como un vacío cultural que como la cuna del Imperio Persa y de grandes logros en las artes y en las ciencias.

Hoy, 24 sitios en Irán están protegidos por la Unesco: Persépolis, uno de los últimos conjuntos arqueológicos masivos de la antigua Persia, protegido por instituciones iraníes; la plaza Naqsh-e Jahan, en Isfahan, con sus asombrosas mezquitas y una arquitectura que suma la ingeniería, el simbolismo religioso y el dominio material; la ciudad histórica de Yazd, el paisaje esencial del que tomamos todas nuestras referencias fantásticas al antiguo oriente de las Mil y una noches.

Además, desde agosto del 2016, más de 50 sitios iraníes están en la lista de espera de la Unesco, esperando la declaración. Al contemplare esa colección de tesoros arquitectónicos, debemos entender que esos lugares no existen independientemente de las personas que ahí viven, aman, ríen y rezan: los iraníes entienden el valor que tienen esos sitios mejor que cualquiera y han realizado loables esfuerzos para preservarlos, restaurarlos y compartirlos.

Por tanto, no podemos separar estos sitios de valor de su gente. Cualquier ataque injustificado contra los iraníes o el debilitamiento de sus instituciones, inevitablemente pondrán en riesgo de daño a esos sitios, un patrón que debimos aprender de Palmira y el Mosul tras los daños irreparables a artefactos conservados en su museo.

A pesar de que la Unesco ha sentado las bases para la protección absoluta de edificios invaluables, aun tenemos que entender mejor la relación entre los humanos y el ambiente que produce la cultura. A la luz de la renuncia de la administración de Trump a la Unesco en 2019, las amenazas del presidente al patrimonio cultural iraní no deben tomarse a la ligera. Todos debemos ser conscientes de lo que podría perderse para siempre.


Este texto se publicó en inglés en el periódico The Guardian y se reproduce aquí con permiso del autor.

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Declaran monumento histórico nacional al parador Ariston en Argentina https://arquine.com/declaran-monumento-historico-nacional-al-parador-ariston-en-argentina/ Wed, 27 Nov 2019 18:54:29 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/declaran-monumento-historico-nacional-al-parador-ariston-en-argentina/ Ubicado sobre los acantilados de la zona sur de Mar del Plata, Argentina, el parador Ariston es la única obra del arquitecto húngaro Marcel Breuer en Latinoamérica, un edificio que está abandonado desde 1993 y que se encuentra actualmente en ruinas.

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Ubicado sobre los acantilados de la zona sur de Mar del Plata en Argentina, el Parador Ariston es la única obra del arquitecto húngaro Marcel Breuer en Latinoamérica. El edificio, abandonado desde 1993, se encuentra actualmente en ruinas. Hace unas semanas la Cámara de Diputados de Argentina sancionó una ley que podría salvarlo, declarándolo monumento histórico nacional.

Marcel Breuer llegó a Argentina en 1947 como profesor de la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires y terminó diseñando el parador junto con los arquitectos argentinos Eduardo Catalano y Carlos Coire. Breuer fue primero alumno y después maestro de la escuela de la Bauhaus. Además con el tiempo concretó una producción sobresaliente que incluye al edificio de laUnesco en París y el Museo Whitney de Nueva York, entre muchas otras obras.

La ley próxima a sancionarse, evitaría la demolición  del parador Ariston pero no el progresivo deterioro natural que ya ha llegado a un punto crítico.

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Reconstruir el patrimonio: una tarea inmensa | Conversación con Arturo Balandrano https://arquine.com/reconstruir-el-patrimonio-una-tarea-inmensa-conversacion-con-arturo-balandrano/ Thu, 19 Sep 2019 15:00:19 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/reconstruir-el-patrimonio-una-tarea-inmensa-conversacion-con-arturo-balandrano/ Arturo Balandrano, Director General de Sitios y Monumentos del INAH, conversó con Arquine sobre las metodologías, retos y planes para la reconstrucción del patrimonio arquitectónico los sismos de septiembre del 2017.

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El balance que se hizo desde las primeras horas después de los dos sismos por parte del INAH, del INBA y la Dirección General de Monumentos, todos de la Secretaría de Cultura, fue un universo de 2,340 inmuebles dañados, de los cuales el 92% es arquitectura religiosa de los siglos XVI al XIX, y en menor medida sitios arqueológicos y arquitectura de carácter relevante de los siglos XX y XXI. El desastre rebasó las capacidades de las instituciones de este país y los institutos de la Secretaría de Cultura volcaron todo su personal al campo para realizar diversas acciones. Primero, se tuvo que hacer un registro, verificación y clasificación de los daños con el objeto de darle dimensión y escala a las afectaciones. Luego, siguió prever medidas de seguridad y de apuntalamiento.

Hay que apuntar que, además de los 2,340 inmuebles afectados, también resultaron dañados bienes muebles, pintura de caballete, escultura, pintura mural, retablos, archivos, mobiliario antiguo, etcétera. Más de 10,000 bienes resultaron afectados en total y cerca de 4,000 registraron daños, y el resto tuvieron o tienen que ser resguardados durante las obras de restauración. Si bien ya habíamos enfrentado, en épocas recientes como el 85 y el 99, terremotos por supuesto que importantes –en el segundo logramos restaurar más de 1,500 bienes inmuebles en su totalidad en un plazo de dos años– el daño, en cantidad y gravedad, fue mucho menor. En esta ocasión, además de la extensión territorial, el número de bienes afectados y la dimensión del daño fue mucho más grave: más del 20% de los inmuebles resultaron afectados con daños severos, es decir, colapsos de elementos estructurales que ponen en riesgo la estabilidad del inmueble, y un 60% con daños moderados: grietas y fracturas y desprendimientos y colapsos de elementos decorativos que no ponen en riesgo la estabilidad del inmueble. Otro 18% son daños menores.

Los inmuebles con valor patrimonial y cultural demandan una respuesta especializada de parte los organismos gubernamentales cuando se trata de evaluar los daños provocados por un sismo. Además de las estructuras y de los refuerzos que éstas necesitan, dichos edificios albergan elementos ornamentales que tienen que considerarse para su reparación.  Arturo Balandrano, Director General de Sitios y Monumentos del INAH, conversó con Arquine sobre las metodologías, retos y planes para la reconstrucción del patrimonio arquitectónico los sismos de septiembre del 2017.

Por su naturaleza, en el caso del patrimonio cultural, la recuperación y restauración puede resultar más compleja que en otros sectores, como salud o educación. Hay algunos inmuebles en la zona oriente del Estado de México donde colapsó el 40% de la estructura del inmueble. Aun así, la posibilidad de hacer una reestructuración restituyendo los valores patrimoniales a través de procesos de restauración que permitan mantener la integridad y la autenticidad de los bienes es factible. Para poder hacerlo, lo primero que necesitábamos era identificar los daños y trazar metodologías que nos permitieron sistematizar su reconocimiento, tomadas de las experiencias italianas. Entonces, nos dimos a la tarea de conseguir recursos. Primero, buscamos los del Fondo Nacional de Desastres Naturales que estableció el Gobierno Federal. Las reglas de operación del FONDEN preveen que se soliciten recursos en un plazo de 30 en los cuales integrar un expediente explicando el daño, cómo se va a recuperar y el costo. Tuvimos que elaborar en esos primeros 30 días después de ambos sismos los expedientes, para lo que fueron a campo todos nuestros especialistas. Se subieron 1,542 expedientes al FONDEN, lo que nos garantizó la posibilidad de utilizar 6,000 millones de pesos. El resto de los 2,340 lo manejamos a través del seguro que el INAH contrató después del terremoto de 1999. Logramos recuperar de la aseguradora un monto de un poco más de 5,000 millones de pesos.. Insisto en la diferencia con otros sectores en donde el trabajo es demoler y reconstruir, pues estamos trabajando con los especialistas de todo el país, tanto de instancias gubernamentales como con empresas privadas. En esto también enfrentamos un problema muy grave por el limitado mercado de empresas dedicadas a la restauración en nuestro país. Contando con un catálogo de monumentos históricos de más de 117,000 y más de 300, 000 sitios arqueológicos en el país, existen 420 empresas especializadas registradas.

Ya garantizados los recursos estamos trabajando en la elaboración de los proyectos. Hemos restaurado y entregado hasta ahora más de 820 monumentos. Nos han preguntado por qué vamos tan lentos. Respondemos que no vamos lento sino con el ritmo que el patrimonio requiere. El patrimonio requiere de una atención muy especial, requiere de investigación histórica, de investigación técnica, de análisis químicos, estructurales y de resistencia de materiales.

En el sector cultura, ¿qué es lo que falta? El INAH atendió prácticamente la totalidad de los bienes culturales, históricos y arqueológicos a federal. El seguro que tenemos contratado nos proveyó para esos inmuebles pero nos puso trabas para cumplir con los términos de la póliza. El seguro se negó a cubrir los inmuebles que no son federales, pues la póliza indica sólo el interés legal del INAH. En términos prácticos, lo que ha sucedido es que no han pagado daños a inmuebles que son monumentos históricos de propiedad estatal, municipal, comunal, ejidal o privada. Para los cuatro sectores esta nueva administración otorgó 8,000 millones de pesos más para atender lo que hace falta. La prioridad fundamentalmente es la vivienda, con más de 5,000 millones dedicados a ese rubro. A los otros 3 sectores nos dieron a cada uno 800 millones de pesos. El tema es la eficiencia con la que tenemos que trabajar para poder ejercer esos fondos que tienen la limitante de deber ejercerce en este año. Entonces estamos en una carrera frenética para poder atender a los solicitantes de los estados, poder transferir recursos, contratar los proyectos ejecutivos de restauración y hacer las obras en los cinco últimos meses del año. Tenemos una previsión aproximada de que tendremos alrededor de 200 obras que complementan los inmuebles en que está trabajando el INAH.

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El patrimonio expandido | Conversación con Inti Muñoz https://arquine.com/el-patrimonio-expandido-conversacion-con-inti-munoz/ Thu, 19 Sep 2019 13:00:27 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-patrimonio-expandido-conversacion-con-inti-munoz/ Catalogar y restaurar ya no tendría que atender únicamente a lo histórico, sino también a lo contemporáneo, además de mirar también las expresiones que no están necesariamente legitimadas por las instituciones arquitectónicas. Inti Muñoz, asistente del secretario de Cultura, habla sobre el reto que implica ampliar la catalogación patrimonial.

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Se han expandido las perspectivas que nos permiten entender el patrimonio arquitectónico como algo no sólo canonizado, sino también vernáculo. Este factor ha complejizado la normativa y la respuesta que ésta debe dar ante el rescate patrimonial. Catalogar y restaurar ya no tendría que atender únicamente a lo histórico, sino también a lo contemporáneo, además de mirar también las expresiones que no están necesariamente legitimadas por las instituciones arquitectónicas. Inti Muñoz, asistente del secretario de Cultura, habla sobre el reto que implica ampliar la catalogación patrimonial.

 

Desde un nivel personal puedo corroborar que el impacto de los sismos de 2017 es el más grande del que se tenga registro en la historia moderna de México. En parte porque el concepto de monumento histórico ha cambiado. Fue muy grande el daño al patrimonio, y esto no sólo respecto a lo material sino también por las implicaciones simbólicas, sociales, culturales e incluso económicas. La inmensa mayoría de los más de 2,300 monumentos históricos o de valor artístico son templos, y quienes trabajamos en torno al patrimonio podemos constatar de primera mano cómo los templos católicos —mas allá de lo religioso y de la concepción que uno pueda tener sobre la laicidad del Estado a más de 175 años de la Reforma Liberal— juegan un papel fundamental en la vida comunitaria. En muchos casos son el principal espacio público de las comunidades, un lugar de encuentro, de trabajo comunitario, de organización social, y juegan un papel de articulador económico.

Si bien tenemos instituciones culturales públicas fuertes con una larga trayectoria, con un vastísimo capital humano y un conocimiento acumulado y sistematizado a lo largo de muchas décadas, es claro que esa fortaleza de nuestras viejas instituciones culturales y de la ley que les da herramientas para trabajar no se ve reflejada en esta situación, producto de décadas de ahorcamiento presupuestal. Nuestras instituciones no estaban preparadas para enfrentar una tragedia de ese tipo. Existen expertos, especialistas del más alto nivel pero en instituciones que tenían capacidad material de respuesta suficiente.

A mí me tocaron los terremotos estando en la oficina de la UNESCO en México, y participamos en el primer monitoreo. Los daños fueron de distinto tipo. Algunas zonas de Xochimilco y el corredor de los primeros monasterios del siglo XVI en las laderas del Popocatépetl fueron devastadas. Se trata de construcciones impresionantes, de un valor inconmensurable, donde aflora la arquitectura renacentista, medieval incluso. Vimos que la falta acumulada de mantenimiento fue una de las causas de los daños adicionales al temblor, incluyendo malas intervenciones a veces promovidas por el personal parroquial. En cambio,  Parroquia de Atlatlahucan en Morelos, por ejemplo, resultó con muchísimos menos daños que cualquier otro edificio en la zona gracias a una tradición que involucra a la comunidad en conjunto con el INAH en la gestoría de la conservación permanentemente en una junta vecinal.

En la Ciudad de México, cuando tomamos la rienda de la nueva administración, particularmente en la Secretaria de Cultura, nos sorprendió la dimensión de los daños y la cantidad de inmuebles afectados: 196 monumentos históricos, es decir, anteriores a 1900, y 7 inmuebles declarados monumentos artísticos o catalogados por su valor artístico por el INBA. En diciembre de 2018 el proceso de reconstrucción y restauración estaba atorado por distintas razones, incluyendo que la ciudad no había aportado la parte de recursos con la que se había comprometido y por la complejidad administrativa para empezar a trabajar. Nos llevamos cinco meses de trabajo en la solución de todos los problemas administrativos. Descubrimos que había dictámenes de seguridad estructural que aun no habían sido revisados y nuestra primera tarea fue cerrar diez templos al culto, como San Fernando, la Santa Veracruz, la Santísima y varios más en la Magdalena Contreras, donde hoy todos los templos tradicionales están cerrados.

En el proceso surgieron nuevos datos, como la existencia de una cantidad importante de edificios que no estaban en ese universo que estaba siendo atendido: monumentos históricos o parte del patrimonio cultural según la Ley Federal, pero también según las leyes de la ciudad. La Ley de Desarrollo Urbano de la Ciudad establece dos categorías y puede considerar de valor patrimonial edificaciones que no están considerados a nivel federal. Ese nuevo universo resultó ser de varios cientos de edificios y hoy tenemos la constancia de, al menos, 127. Hay otros edificios que son parte del patrimonio cultural pero están incluidos en los censos de edificios dañados de vivienda. Estos 127 incluyen edificios tan importantes como la Casa de Talavera o el Palacio del Conde de Regla en el Centro Histórico y muchos edificios modernos de vivienda, de propiedad privada, que están a penas catalogados por el INBA.

El reto es muy grande y contrasta el hecho que aun teniendo una escuela de restauradores y arquitectos especializados en patrimonio y de ingenieros estructuristas especializados de gran tradición, no tenemos la suficiente capacidad de atención especializada, rebasados por la dimensión de los daños, pero también detenidos por herencias burocráticas. Hoy el gobierno de la ciudad ya ha hecho una aportación de 133 millones de pesos que se destinará íntegramente a la rehabilitación de los templos más dañados en los pueblos originarios. Se definió esa categoría para catalogar inmuebles que son parte de la vida cultural de la comunidad. Ya se contrataron las obras con empresas a recomendación del INAH y vamos a comenzar a trabajar en 18 templos. El primero va a ser San Bernardino de Siena en Xochimilco.

Todo esto también debe servirnos para buscar una transformación estructural en nuestra capacidad de respuesta ante los desastres en materia de conservación del patrimonio cultural en todo el país. Lo que pasó con los sismos también es un síntoma de la insuficiencia en el mantenimiento. La nueva propuesta debe incluir una nueva política de mantenimiento. La Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, planteó al inicio de la administración combinar la creación de escuelas-talleres en todos los municipios donde haya monumentos históricos con una mayor implicación de las comunidades en la conservación y con la implementación de medidas de mantenimiento y prevención.

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Idea Exchange Old Post Office https://arquine.com/obra/idea-exchange-old-post-office/ Mon, 17 Jun 2019 15:00:46 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/idea-exchange-old-post-office/ El proyecto Idea Exchange Old Post Office muestra el valor de fusionar lo histórico con lo contemporáneo.

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Idea Exchange Old Post Office, la primera biblioteca “sin libros” de Canadá dedicada a Makerspaces, ofrece a los residentes de Cambridge acceso gratuito a una variedad de espacios para el aprendizaje y la creatividad, y un nuevo hub central para el encuentro.

Anclado en el banco del Gran Río, el proyecto remarca un hito – el edificio de oficina de correos, enumerado 1885 que había caído en un preocupante estado de deterioro – y agrega un pabellón transparente de 835 metros cuadrados que envuelve el edificio original y se proyecta sobre el agua, revelando a los transeúntes su interior e invitándolos. La arquitectura multidimensional comunica, desde todos sus frentes, exudando inteligencia y practicidad mientras fusiona con habilidad lo viejo y lo nuevo.

El logro de formas sofisticadas se debe a la utilización de materiales disponibles que han sido personalizados, para maximizar su utilidad, apariencia y economía. Elementos estándar, tales como paneles de yeso y tiras de luces, son tratadas con tal grado de cuidado que añade elegancia.

The Idea Exchange Old Post Office es un emblema del orgullo cívico, de los avances tecnológico en comunicación (en su transición de oficina de correos a hub digital), y de la transformación del Sistema de Bibliotecas de Cambridge, renombrado en 2015 como el Idea Exchange.

La entrada a través de una caja de vidrio resulta en una progresión en ascenso sobre la escalera con vista al edificio histórico, proporcionando a los usuarios un primer plano de la impecable mampostería restaurada mientras los dirige al pabellón contemporáneo que vuela sobre las paredes del río. Ésta área, equipada con muebles y sillas, ofrece impresionantes vistas de piso a techo de los alrededores.

Los vanos rítmicos del antiguo edificio son ahora entradas al completamente equipado Café / Salón de lectura, al que se accede por puentes que hacen referencia a los puentes sobre el río. Las abertura en el suelo permiten el paso de luz natural a través de los tragaluces, conectando así las actividades que suceden en los niveles inferiores al corazón del edificio.

Hay cuidado y eficiencia en los detalles, por ejemplo, los patrones de piedra en la fachada que es herencia del antiguo edificio inspiraron un patrón cerámico personalizado que reduce la ganancia de calor, y otro perforado que favorece la ventilación de las áreas de servicio y calentadores. De manera similar, un cielo raso perforado absorbe el sonido al tiempo que suaviza la uniformidad visual del espacio.

En el nivel inferior, los usuarios pueden disfrutar de una serie de espacios de estudio creativos. Hay una caja negra de teatro, estudios de grabación de audio y cine, áreas de laptops y juegos e instrumentos musicales disponibles para la grabación y el performance.

El segundo nivel, es un Centro de Descubrimiento para niños, un espacio amplio y claro equipado con mesas inteligentes, equipos para construcción de robots, y muros equipados con Lego, Lite Bright imanes.

Manteniendo la mezcla entre lo viejo y lo nuevo, el salón de enseñanza flotante de vidrio, la gran terraza en azotea y el techo verde ofrecen vista al río y una mirada cercana al edificio patrimonio, incluyendo su recién restaurado techo de tejas.

Al renovar el antiguo edificio, los arquitectos contemplaron también el futuro, anticipando que un paseo por el río eventualmente seguiría el curso del agua, revistieron la sous-face del voladizo con paneles de aluminio pulido en un acabado espejo que intensifica la relación del edificio con su entorno, dando a los futuros caminantes una razón para mirar hacia arriba. Cambridge es una ciudad pequeña, pero con un rico patrimonio en arquitectura bibliotecas que proporciona contexto para este proyecto. Las bibliotecas del siglo XIX utilizan arquitectura clásica para mostrar el valor puesto en el conocimiento y las ideas, el proyecto Idea Exchange Old Post Office muestra el valor de fusionar lo histórico con lo contemporáneo.

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El patrimonio arquitectónico como futuro https://arquine.com/el-patrimonio-arquitectonico-como-futuro/ Mon, 13 May 2019 15:00:19 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-patrimonio-arquitectonico-como-futuro/ Cada año que pasa sin revertir los deterioros del patrimonio edificado significa pérdidas, desgastes, desaliento. Esto puede revertirse si como sociedad asumimos que, lejos de ser una carga, el patrimonio edificado puede ser una extraordinaria herramienta de futuro.

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Cualquier visita a los barrios antiguos de la ciudad, o al mismo centro metropolitano, da razón de numerosos casos de fincas patrimoniales abandonadas, subutilizadas, o en franco proceso de deterioro. Estos casos puntuales, multiplicados por centenares, constituyen un alarmante y significativo porcentaje del patrimonio edificado tapatío.

A esta situación concurren muy diversos factores: desgano de los propietarios, cálculos poco realistas de una mayor ganancia en el caso de ver totalmente demolida la construcción, falta de estímulos eficaces por parte de las autoridades, expectativas pesimistas sobre los entornos particulares, problemas sucesorios o de copropiedad, falta de una flexibilidad responsable e inteligente de los ordenamientos relativos a la problemática…

El común denominador podría ser la ignorancia de lo que significa un patrimonio construido, la ausencia de una visión más imaginativa y actual sobre el patrimonio, y la falta de una gestión que apoye decididamente a los propietarios. Es indispensable recordar cada vez la función central que tiene en la ciudad su historia. Sin esa memoria, plasmada de manera muy clara en los contextos construidos tradicionales, se extravía toda la experiencia que ha edificado, a través de los años, nuestro presente. Y, por consiguiente, sin toda esa comprensión y ese aprendizaje, se carece de los medios suficientes para encarar el futuro con lucidez. Así como una cierta conciencia ecológica ha logrado ir permeando sectores cada vez más amplios de la sociedad, lo mismo debería de suceder con la conciencia patrimonial, inculcada desde la más temprana edad.

No se trata de entornos “pintorescos”, ni de edificaciones “agradables”. Esto es, entre otras cosas, el resultado de una política urbana por preservar y renovar imaginativamente contextos y fincas para darles una nueva viabilidad económica y social. Actuar en el presente y afrontar un futuro deseable.

Desde luego, es una labor ardua y que involucra varias disciplinas. El objetivo es lograr una gestión integral del patrimonio acorde plenamente con nuestra circunstancia. Sin duda existe en nuestros medios arquitectónicos la inventiva y el talento para generar propuestas que puedan ser procesadas y gestionadas por equipos eficaces.

Cada año que pasa sin revertir los deterioros del patrimonio edificado significa pérdidas, desgastes, desaliento. Esto puede revertirse si como sociedad asumimos que, lejos de ser una carga, el patrimonio edificado puede ser una extraordinaria herramienta de futuro.

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