Resultados de búsqueda para la etiqueta [javier barreiro ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Sat, 18 Mar 2023 22:05:42 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.3 Una reciente odisea cubana https://arquine.com/una-reciente-odisea-cubana/ Thu, 15 Aug 2013 15:09:59 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/una-reciente-odisea-cubana/ Entre el final de 2010 y el principio de 2011, Javier Barreiro realizo un viaje a Cuba. Su periplo lo fue registrando a manera de un diario fotográfico y algunas notas que describen la faena. Un viaje íntimo y periodístico, que nos muestran al crítico agudo que buscaba encontrar describir la realidad de la Isla en la parte final del régimen de Fidel Castro.

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Entre el final de 2010 y el principio de 2011, Javier Barreiro realizo un viaje a Cuba. Su periplo lo fue registrando a manera de un diario fotográfico y algunas notas que describen la faena. Un viaje íntimo por momentos y periodístico en otros, pero que sin duda nos muestran al crítico agudo, con humor de momentos, que buscaba encontrar describir la realidad de la Isla en la parte final del régimen de Fidel Castro. Entre sus reflexiones, podemos encontrar la ciudad como un espacio de contrastes, en donde los espacios públicos van de la apropiación política a la individual. Las fotografías muestran una isla en deterioro pero sin perder el orgullo nacionalista —que ya es un cliché de la cuba contemporánea.

A menudo, charlábamos de cómo la ciudad en estos países ex comunistas —Cuba, Corea del Norte, Albania y algunas partes de China— todavía ofrecían una especie de espacio para el caos, en donde la historia urbana queda registrada a través de todo lo que no se hace para mantener edificios, calles, parques, plazas, puentes, casas y muchas otras cosas. Nos planteábamos la pregunta del cómo en estas ciudades el “retrofit” es producto, simplemente del tiempo con una complicidad de la  doctrina política dominante y la naturaleza humana plagada de ignorancia.

La última parte del relato, insinúa que Javier quería visitar Miami para completar la radiografía de Cuba.

Pablo Lazo Elizondo

Una reciente odisea cubana

Las Tunas es el pueblo donde era juez el abuelo de mi mujer en los años cincuenta. Allí crecieron su madre y su tía. Con la llegada de la revolución, el abuelo perdió el cargo y fue condenado al ostracismo.

Los CDR son los omnipresentes Comités de Defensa de la Revolución, células ideológicas del partido y de información capilar de la Seguridad del Estado.

En el Conservatorio de Holguín asistimos casualmente al examen de graduación de un grupo de  chicas. La playa de Guardalavaca está a una hora al norte de Holguín, cerca de la playa donde se supone llegó Colón.

Estadía en Julio Antonio Mella…

De Holguín a Mella se pasa por todos los pueblos de la canción: “De Alto Cedro voy para Marcané, llegó a Puerto voy para Mayarí…” uno más deprimente que otro, atravesando un campo lindísimo, donde no hay nada plantado ni un bicho pastando —en nuestro caso, al atardecer y, al final, con luna llena.

Mella (ex Miranda) es un pueblo en el Oriente de Cuba, cerca de Santiago, cuya raquítica economía gira alrededor de un fantasmagórico central azucarero. La  mitad de los centrales están hoy cerrados: es más barato importar azúcar que producirla en Cuba.

Inútil explicar quién es quién en las fotos, personajes del Macondo donde vive buena parte de la familia de mi mujer, y que incluye desde testigos de Jehová hasta militantes del partido, chicas que estudian las más diversas carreras y que sueñan con irse del país. Para quienes vivimos dictaduras militares, la miseria y el miedo que asolan a la mayoría de las personas resulta trágicamente familiar: cómo uno se acostumbra a (casi) todo.

30 Mella Motociclista 1 72 Santiago Altura

Primera parte de la estadía en Santiago…

Ciudad acaso más bella que La Habana. Vagando por sus calles y plazas, uno siente que ahí sucedió algo fantástico, pero hace tanto tiempo que (salvo los viejos) casi nadie recuerda qué fue –viéndola tan apagada por esa división insultante entre el país de los turistas y el de los cubanos, que viven arrinconados en su propia casa. Después está la casta de nuevos ricos, funcionarios del partido y del gobierno. Porque la miseria es enorme, pero en esa economía paralela dolarizada se encuentra de todo, siendo que el 80% de los productos es importado. La pregunta es quién accede a esa abundancia, porque el salario medio de un cubano son 15 dólares y en esas tiendas un jabón cuesta 1 dólar. Las remesas de los cubanos en el exilio son la segunda fuente de ingresos del país  y el robo a las empresas del estado (por sus propios trabajadores) es la manera habitual de “resolver” la sobrevivencia. El gobierno finge demencia. Como reza la constante consigna en muros y tiendas, plazas y baldíos: “Santiago es Santiago – con el esfuerzo de todos venceremos” (a fuerza de incitaciones a la victoria, uno no termina de entender quién es el enemigo y termina convencido de que los derrotados son los propios cubanos).

En esos días estaba el acalorado “debate” sobre la economía, en la TV, en los monolíticos Granma y Juventud Rebelde (esos órganos de información tan imparciales y objetivos del régimen), donde todo era un golpeteo de pechos (con el ministro de economía a la cabeza) por los fracasos del sistema, y Raúl Castro diciendo, con una mano en la cintura, que “puede que nos hayamos equivocado en todo, arruinando las vidas de varias generaciones” (aplausos), jugando la última carta con la “vía china”: maniatada apertura económica y cero apertura política; un intento desesperado de legalizar lo que ya es una hecho: la economía sumergida que hace funcionar al país, pero con un sistema de impuestos patético e injusto en el peor sentido capitalista. Para este año está prevista la eliminación de la ya raquítica libreta de racionamiento y van a despedir a más de un millón de empleados del estado: que se arreglen, dicen partido y gobierno, ya no los podemos mantener. Si no fuera por los 100 mil barriles de petróleo que les manda Chávez, aquello estaría hundido en el barro… A ver qué iniciativas podrán tomar las personas, después de medio siglo donde se prohibió tomar cualquier iniciativa…

Segunda parte de la estadía en Santiago…

Lo que no cuentan los periodistas y no dicen los informes (sin importar la tendencia), es cómo ese “sistema” ha impactado e impacta las vidas cotidianas de millones de cubanos: sus deseos, sus horizontes profesionales, su psicología, su ánimo, el miedo ante la prohibición de todo lo que no se ajuste a la línea y a la moral oficiales, sus relaciones sociales y amorosas.

La prostitución está ahora más encubierta. Tras la represión que ha enviado a miles de chicas a campos de trabajo, ha migrado rocambolescamente a internet… en un país donde –fuera del e-mail controladísimo, sólo pocos privilegiados acceden a la red– y cómo incide en decenas de miles saber que quien mantiene a toda la familia es, a menudo, alguna de las hijas (incluso menores de edad), que en un fin de semana con algún cliente extranjero gana más que los padres en todo el año.

Otro dato llamativo: la cantidad de gente que no hace literalmente nada: si el estado finge que les paga, ellos fingen que trabajan. No sé cómo se mide la desmoralización generalizada que produce un hecho tan brutalmente básico… como la mendicidad y la transa tan difusas.

La otra cosa que no se dice en los medios es que, tras 50 años de ese régimen, ha habido un retroceso al paleolítico: el 95% de los cubanos consume toda su energía diaria en sobrevivir, no hay tiempo ni ganas para otra cosa. La gran conquista es que hace unos años casi todos los cubanos pudieron adquirir un refrigerador (un “frío”) y una olla a presión, a pagar en incómodas cuotas durante diez años. En cuanto al famoso nivel educativo, cada vez que escriben, la mitad está llena de faltas ortografía, con una sintaxis de segundo año de escuela…

Primera parte de la estadía en La Habana…

Dentro de su esplendor fantasmagórico, la capital estaba más triste que de costumbre. Conviven consignas oficiales y publicidad de santería para aliviar los males, infinitos changarros donde se venden sobras y se ofrecen servicios tan básicos como inverosímiles. El cartel del homenaje a Lezama Lima es un ultraje: la mitad de los participantes son los que lo traicionaron y le hicieron la vida imposible; ahora lo festejan. El grupo de chicos travestis que ocupaba cada noche la escalera de entrada a nuestro edificio, usaba el zaguán para tener sexo, mear y llenarse de pastillas. Después de medio siglo de reprimir a los homosexuales, ahora se toleran un par de discotecas gays… pero igual mañana Fidel o Raúl Castro se despiertan con el pie izquierdo y ordenan cerrarlos con arrestos en masa contra esa lacra social de degenerados contrarrevolucionarios.

Segunda parte de la estadía en La Habana…

La belleza melancólica del Vedado está cada vez más descascarada, salpicada aquí y allá con la casona impecable de algún nuevo rico o funcionario del gobierno. Las escenas de vida parecen de un tiempo detenido al margen de la vida. Uno les puede encontrar su poesía, pero es siempre un poco escandalosa apenas penetra en la intimidad de las casas y las charlas (serán para otro momento)…

La desinformación total, ligada a la ilusión de saberlo todo, se acompañan con un desinterés casi absoluto por lo que pasa en el resto del mundo: Cuba sigue siendo para el 95% de los cubanos que he conocido, el ombligo no del mundo sino del universo. Uno no sabe si el desinterés se debe a que no pueden salir de ahí ni acceder a ningún tipo de información fuera de la oficial, entonces para que interesarse en algo que nunca voy a conocer… Fuera del e-mail, salvo una minoría de privilegiados del régimen, la población no tiene acceso a internet o a la prensa extranjera: el régimen (como un papá severo pero responsable) vela por la salud mental de sus hijos, no sea cosa que sepan cosas que luego les harán daño.

Mi próxima etapa será Miami, para completar el mosaico del universo cubano. Es que cuando regresen (o vayan) los cubanos de Florida todo será aún peor, no desesperen…

por Javier Barreiro Cavestani

149 Habana ColArq2 141 Habana Vedado 9 137 Habana Parque infantil 1 131 Habana El deber 130 Habana Arbol 126 Habana edif. 4

24 Mella Fidel BAJA

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Banquetas https://arquine.com/banquetas/ Thu, 21 Mar 2013 18:41:53 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/banquetas/ La arquitectura, salvo raros ejemplos, es lo que se desplanta del suelo, con una vocación más o menos declarada de alcanzar el cielo. Del suelo hablamos poco.

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Los humanos solemos mirar hacia adelante o hacia el costado. Para que miremos al suelo o al cielo tiene que suceder algo extraordinario. La arquitectura, salvo raros ejemplos —como túneles y tumbas—, es lo que se desplanta del suelo, con una vocación más o menos declarada de alcanzar el cielo. Del suelo hablamos poco: lo hacen los campesinos, porque de la tierra depende su suerte; los ingenieros, porque los cimientos son relevantes para erigir lo demás; los geólogos, porque necesitan estudiar o arrancarle algo a la tierra. Los niños chiquitos y los animales viven en el suelo, tal vez por eso no hablan o viceversa.

Las banquetas (o aceras o veredas) son un invento reciente, de la Europa del siglo 19. Mejor dicho, en ese tiempo se reinventan, porque los romanos ya las conocían y Pompeya muestra esas cebras peatonales, en forma de pilares, por donde se atravesaban aquellas calles, que eran auténticos lodazales donde confluían los desagües domésticos y toda la inmundicia imaginable. En los inicios de la modernidad se vuelve a separar vehículos de peatones, todo un emblema de civismo. Sin embargo, en las ciudades europeas donde pervive la planta medieval, el peatón sigue conviviendo, primero con el carruaje y luego con el coche, y la ausencia de banquetas sigue predominando en los centros históricos de Roma, Florencia, Ámsterdam o de cualquier pueblo medieval.

En pocas ciudades contemporáneas pervive el cuidado de la banqueta y más escasas son aquellas que cuentan con normativas y reglamentos; prueba deplorable del abandono abrupto de toda convivencia, con el ritmo lento que la pautaba, en favor del vértigo automovilístico y la desconfianza hacia el prójimo. Las banquetas de Río de Janeiro son una excepción deslumbrante. Bueno, las de las zonas históricas de la ciudad. Lo notable de sus diseños en mosaico, con claras reminiscencias de los de Lisboa, estriba en cómo el caos de sus elementos compone un orden amable y fantasioso.

Si el lema de la bandera y del estado brasileño es “Ordem e Progresso” (consigna tomada del positivista Comte, y como todo emblema, más deseo que realidad), las banquetas de Río componen un orden que no refleja ningún progreso, sino el desorden ancestral apenas controlado para poder funcionar y disfrutar. Las más célebres son las que diseñó Burle Marx en el malecón de Copacabana. El oleaje plano que componen no sólo alude al mar que delimitan, sino que propone un ritmo al caminante, donde la sensualidad de la curva asume un cariz hipnótico, como de cadencia arcaica y ligera a la vez. Su misma abstracción compone a veces figuras de pájaros y otros bichos, pero predomina la pura geometría que concentra y relaja en su alternancia de teselas negras y blancas esculpidas por el picapedrero.

Las planchas de hierro forjado —donde se esconden tuberías y  cableados— constelan las banquetas con anagramas indescifrables de los bárbaros modernos que llegaron no se sabe bien de dónde. Estos fósiles caídos del cielo irrumpen como cuerpos extraños que amenazan la perfección imperfecta del mosaico. Como un statement contra el dominio de la simetría. Si caminar es un signo de civilización, ya que somos la única especie capaz de caminar sin meta ni propósito, al encuentro del otro o de uno mismo, la ausencia de banquetas (y de tantos otros emblemas de convivencia civilizada) en los desarrollos anti-urbanos de nuestras megalópolis, señala la entrada triunfal al universo del aislamiento y la soledad… en esta era de las comunicaciones a granel.

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Alcantarillas 10






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Javier Barreiro (1959-2013) https://arquine.com/javier-barreiro-1959-2013/ Thu, 21 Mar 2013 15:49:21 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/javier-barreiro-1959-2013/ El pasado 10 de marzo falleció el poeta, escritor, dramaturgo, cineasta y crítico, Javier Barreiro Cavestany, director editorial de Arquine por más de 10 años.

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Humberto Ricalde nos presentó en el bar Mata. Recién llegado de su Roma adoptiva y a los pocos meses de mi exilio voluntario, Humberto nos juntó para siempre. O casi. Entonces, Javier me apantalló con uno de sus mejores lados: el seductor. Arremolinado y ameno cautivaba con citas de Karl Kraus, imágenes de Passolini y anécdotas de su paso por París o Barcelona. Sus orígenes uruguayos aparecieron más tarde para desvelar el rancio abolengo aristocrático de la estirpe materna que marcó su acomodado estilo de vida burgués, con batín de seda, hasta cuando no alcanzaba para la renta. Así eran sus –nuestros– primeros años en México donde todo se valía para garantizar una cena, aprovechando a veces su parecido con John Malcovich, su versatilidad lingüística o su memoria envidiable que le permitía recitar párrafos enteros. Su buena mano cocinando –más allá del buen sazón– sólo era el inicio de tantas conversaciones de un iconoclasta nocturno.

Sabía invitar. Sabía escoger los contertulios. Aún cuando nunca se hizo un lugar entre sus pares. Nunca quiso ser un escritor local más, un poeta a sueldo del Estado. Discutíamos. Compartíamos a Sebald y a Calvino. Me empujó a Kapuściński, a Saúl Bellow y a Joseph Conrad. A partir de una brillante disertación sobre el Batherby de Melville me regaló una pequeña gran joya: Jakob von Gunten de Robert Walser. Entretanto surgieron algunas colaboraciones, correcciones de estilo de nuestros torpes textos y se fue acomodando en el género arquitectónico, aunque no llegara a tal. Entre entrevistas y reseñas fue reorientando la línea editorial de Arquine hacia territorios fronterizos con el arte, la literatura, el teatro o el cine. El poeta se hizo experto en arquitecturas recientes, aliñadas con berninis de su memoria romana y fue por años sparring y amigo muy querido. Pocos años atrás los senderos se bifurcaron y abandonó la aventura que nos unía, en lo que construyó una familia. Ahora, Javier el poeta, El animal sin manada, parafraseando el título de su tercer y último libro de poemas, nos deja tras un repentino y agresivo cáncer. Deja a Ariadna y a su hijo Lucio.  Te vamos a extrañar.

Miquel Adrià | @miqadria

Javi foto

 

El pasado 10 de marzo falleció en la ciudad de México, el poeta, escritor, dramaturgo, cineasta y crítico, Javier Barreiro Cavestany. Nacido en Montevideo, Uruguay, pero nacionalizado mexicano, publicó en Italia –Sipario, Diario della Settimna, Il Manifesto–, España, Inglaterra–The Arts Newspaper–, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Colombia, Japón y México en medios como La Jornada Semanal, Letras Libres y Zona de Danza entre otras. Viajero incesante radicado en México desde 1997, en donde lo conocí cuando iniciamos el proyecto de la revista TRAZOS dirigida por Humberto Ricalde. Fue durante más de diez años director editorial de la Arquine en donde dirigió con paciencia y precisión el proyecto  creado por Miquel Adriá. Con una escritura precisa y fina, Javier desenvolvió el debate de la arquitectura y el cómo pensar con arquitectura. Inteligente y genial en ocasiones, buscó que Arquine proyectara nuevos límites en la difusión de la arquitectura en Latinoamérica, siempre apoyado en una línea crítica intrínseca a la profesión.

Nunca exento de polémicas, buscó que esta revista mexicana –que lleva más de 15 años en circulación– especulara en cada número, un tema o debate distinto ligado a la profesión, haciendo uso de la obra construida en una región geográfica que generalmente ha quedado fuera del panorama de publicaciones en el mundo anglosajón. El tratamiento temático que Javier aplicó también logró aquello que otra gran publicación, DOMUS, hizo en la Europa de los años setenta: sociabilizó la arquitectura, la colocó en la mesa de debate de otras disciplinas y abrió relaciones a otros medios. Ayudado por su vocación de escritor y sus conocimientos en arte contemporáneo, su dirección buscó establecer vínculos con otras disciplinas. No siempre bien logrados, su esfuerzo ha marcado pauta en otras publicaciones latinoamericanas posteriores. En sus palabras, “buscaba que Arquine fuera una plataforma para pensar con arquitectura”.

Siempre colocando las ideas a debate, el consejo de la revista operó bajo su dirección como una máquina de hacer ideas, con una crítica que permeaba cada número, de por qué tratar el tema en cuestión. Durante estos diez años en los que Javier Barreiro estuvo al frente de Arquine no sólo abrió el debate de la arquitectura latinoamericana contemporánea de Chile, Brasil, Uruguay, Costa Rica, Colombia, México y Venezuela, sino que además ayudó a establecer un intercambio regional a gran escala. Javier continúo su práctica artística que siempre combinó con la de promotor cultural dentro de distintas instituciones en varios países. Durante el 2011, tuve la oportunidad de compartir una parte del guion de su último cortometraje Donde termina el mar. Durante varias charlas, Javier argumentaba que la vida es un largo plano-secuencia y que como tal, hay que contarla como si fuéramos los directores y la vamos “haciendo” al construirla. Javier deja en vida a su compañera Ariadna y a su hijo Lucio.

Pablo Lazo

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Cada vez que nos salimos del centro es un avance. Conversación con Jorge Wagensberg https://arquine.com/cada-vez-que-nos-salimos-del-centro-es-un-avance/ Mon, 13 Jun 2011 17:51:43 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/cada-vez-que-nos-salimos-del-centro-es-un-avance/ La arquitectura natural es la que ocurre por selección natural, cuando la solución es antes que el problema. Cuando no hay un cerebro que está resolviendo algo, dijo Jorge Wagensberg en esta conversación.

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Javier Barreiro (JB): En la arquitectura y en la cultura en general sigue habiendo cierta confusión a la hora de distinguir entre lo natural y lo cultural. En tu artículo “La arquitectura natural” (Arquine 55) planteas ese problema de una manera que podría leerse como un dualismo. ¿Puedes aclararar tu postura?

Jorge Wagensberg (JW): La arquitectura natural es la que ocurre por selección natural, cuando la solución es antes que el problema. Cuando no hay un cerebro que está resolviendo algo, la ventaja tiene una desventaja, y es que necesitas millones de años para encontrar soluciones. Pero tiene una ventaja, y es que la selección natural sólo conserva los éxitos y elimina los fracasos. La arquitectura cultural, en cambio, puede buscar ideas, no soluciones, que luego tiene que desarrollar con su capacidad cognitiva. Y también puede encontrar soluciones en la naturaleza. No quiero decir que la naturaleza sea inteligente ni sabia, ni siquiera que sea la solución única, pero es una alternativa a tener en cuenta.

JB: ¿Cómo es que la especie humana desarrolló esa aptitud que la diferenciaría del resto de lo natural? ¿Lo cultural no es parte de lo natural?

JW: Lo cultural es un logro de lo natural. Emerge la cultura y la capacidad cognitiva por selección natural, pero luego inventa un área nueva. Lo mismo se puede decir de lo natural respecto a lo inerte. Por ejemplo, ¿por qué las estrellas son redondas y no cúbicas? Esto ni siquiera es por selección natural, es por selección fundamental. La vida se adquiere por selección fundamental y lo cultural por selección natural. La frontera entre lo natural y lo cultural está en el cerebro cognitivo, en la capacidad de trazar un plan, de anticipar la incertidumbre.

JB: ¿La diferencia no está en la capacidad de pensamiento abstracto y simbólico, de lenguaje articulado, en la capacidad de almacenar información y transmitirla de una cierta manera?

JW: Hay muchas inteligencias. La inteligencia O es la de una piedra. La inteligencia 1 va de una bacteria a una hormiga, que es procesar, anticipar lo que ya ha ocurrido, lo que está grabado. Un calamar no tiene ninguna ventaja importante sobre una hormiga. En cambio entre un pulpo y un calamar ya hay un salto brutal, que es fallar un plan A contra un plan B; pero entre un calamar y un perro vuelve a haber una distancia enorme: el perro tiene sobre el calamar que administra intestinos. Pero no puedes encontrar una vaca que no alivie sus intestinos sobre una alfombra persa. En cambio, un perro sí. Y después de la administración de instintos, viene justamente el símbolo, lo abstracto, la capacidad cognitiva.

JB: Pero esa manera de ordenar lo existente, siempre con el homo sapiens en el centro, ¿no se convierte en el dogma del antropocentrismo? Digo esto, sin dejar, claro, de reconocer lo específico humano.

JW: Cada vez que quitamos al ser humano del centro conseguimos un avance. No hay más que mirar la historia. Pero lo que no podemos evitar es ser el centro del pensamiento, porque pensamos nosotros, no piensa una piedra. Pero justamente el ejercicio que tenemos que hacer es barrernos del centro.

JB: ¿Por qué hay esa resistencia, es como un resabio teológico?

JW: Yo creo que es muy difícil sacarse como referencia cuando somos la referencia. Es decir, el cerebro es el centro del cerebro y por eso el yo es difícil sacarlo de adentro. Uno de los saltos importantes es la autoconciencia, el darse cuenta de que yo soy yo. Pero una vez sabes que tú eres tú, el problema de la objetividad es sacarte de en medio. Por ejemplo, Copérnico, respecto de Ptolomeo, el gran avance es haber sacado el planeta Tierra como centro del universo. El gran salto de Darwin fue sacar a la especie humana como centro de las especies biológicas, porque es una especie como cualquier otra. Freud sacó el inconsciente humano como centro de la conciencia. Es decir, cada vez que le damos una patada al yo, al ser humano como centro, damos un salto. La Revolución Francesa sacó del centro a la aristocracia y a la iglesia; el marxismo sacó del centro a la burguesía.

JB: Otro equívoco recurrente es la confusión entre naturaleza y paisaje. ¿Cómo se dirime en la ciencia la diferencia entre paisaje, como mirada sobre el entorno (cultural), y naturaleza, que sería lo dado (fundamental), pero de la que sin embargo formamos parte?

JW: Muy buena pregunta. La arquitectura consiste en crear la superficie que distingue el dentro del fuera, y el paisaje es el fuera. La física siempre empieza por definir el sistema de una manera irregular: sea éste el sistema y sea éste el entorno o paisaje el resto del universo. De manera que el sistema más el paisaje es la totalidad del universo.

JB: Y en el caso de un hormiguero, ¿por qué sería más natural que un rascacielos? ¿Lo que hace que algo sea artificial o cultural es el simple hecho de que es o no un producto humano?

JW: La clave está de nuevo en la selección natural y en la selección cultural. Un hormiguero nunca innova; si hay una novedad es porque se ha convertido en otro tipo de hormiguero. En cambio, un ser humano es capaz de encontrar algo no previsto, de plantear el problema primero y luego la solución. En el hormiguero la solución va por delante del problema. Si la incertidumbre te crea una situación nueva, un hormiguero o tiene la solución ó desaparece.

JB: ¿O sea contempla una gama de respuestas limitada?

JW: Las tiene que tener anticipadamente. Mientras que los humanos somos capaces de encontrar soluciones nuevas. Es la diferencia entre un ordenador y nosotros. Un ordenador tampoco tiene plan B. Un hormiguero es como una computadora, el cerebro de una hormiga está programado. Si por azar adopta una solución no prevista, esa hormiga no es capaz de enseñárselo a su prole. Cultural es el conocimiento transmitido por vía no genética. Además de los humanos, pueden hacerlo los chimpancés; también los elefantes, ciertos pájaros…

JB: En este sentido, ¿cómo funciona la relación entre lo funcional y lo formal?

JW: Últimamente, me he convencido de que lo bello no tiene porqué ser útil. Hay la belleza de lo inútil. Pero, al contrario, también hay una belleza intrínseca a lo útil. Todos los usos tienen una cierta belleza. Yo tengo un aforismo que dice: la ética es la estética del comportamiento.

JB: Pero siento que el dualismo sigue muy arraigado y termina siendo moralista. Creer, por ejemplo, que la vida y la muerte son cosas opuestas. Para un biólogo resulta obvia su falsedad: la muerte es parte del ciclo vital y ni siquiera un momento muy relevante…

JW: No, claro. Yo he llegado a la conclusión de a dónde ire cuando muera… A donde estaba antes de nacer. Un lugar donde no tienes que debatir si eres bueno o malo; algo muy alejado de la estética y de la ética.

JB: También tiene que ver con el culto de la individualidad que hemos construido los humanos, y que nos parece una conquista, pero eso trae aparejado un montón de angustias… La desaparición, la incapacidad de aceptar que uno forma parte de un ciclo más grande y que lo importante es el ciclo, no yo…

JW: Eso sólo tiene consecuencias malas para la colectividad… Hay esa definición de la vida como una enfermedad mortal de transmisión sexual. Bromas aparte, sólo se muere lo que está vivo, claro. Pero sí, no admitimos desaparecer… Tienes razón, está ligado a que no logramos apartarnos del centro. Y para superar eso tienes que salirte y mirarte desde afuera.

Fotos: Lourdes Grobet

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