Resultados de búsqueda para la etiqueta [Francisco Artigas ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Thu, 18 May 2023 22:26:10 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.2 La Reja de Vacío | Parte 2 https://arquine.com/la-reja-de-vacio-parte-2/ Thu, 18 May 2023 22:15:56 +0000 https://arquine.com/?p=78728 Poco tiempo después de que llegué a vivir a la ciudad de México, tuve un afortunado encuentro en una librería de viejo en Miguel Ángel de Quevedo: un pequeño tomo con una portada no demasiado atractiva y notoriamente descolorida por los años, que sin embargo se convirtió pronto en un objeto personal entrañable y sobre […]

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Poco tiempo después de que llegué a vivir a la ciudad de México, tuve un afortunado encuentro en una librería de viejo en Miguel Ángel de Quevedo: un pequeño tomo con una portada no demasiado atractiva y notoriamente descolorida por los años, que sin embargo se convirtió pronto en un objeto personal entrañable y sobre todo, en una especie de portal del tiempo, a través del cual, los autores me transmitieron curiosidad y pasión.

Durante más de dos años me empeñe en dedicar, prácticamente todos mis tiempos libres a visitar las más posibles, de las obras que reúne el libro “Catálogo de Arquitectura Contemporánea de la Ciudad de México “de Louise Noelle y Carlos Tejeda, el cuál fue editado con el apoyo del fomento cultural Banamex, en el año 1993, el mismo año en que nací.

Ordené las obras por accesibilidad, comenzando la lista por aquellas que además de su cercanía, eran espacios públicos o cuyo acceso no tenía costo. La lista concluía con aquellas obras que han sido destruídas o fatalmente modificadas, hasta el punto de no poderlas reconocer.

Esta es la segunda parte de mi crónica en estos edificios:

4. Fuentes y bebedero de las arboledas 1958-1960
Luis Barragán

Llegar hasta esta zona fuera de los límites de la ciudad me supuso un recorrido largo por el periférico hasta arribar a la colonia las arboledas, una zona en donde las calles que antes eran abiertas, se han ido convirtiendo gradualmente en privadas. Milagrosamente, (aunque quién sabe si afortunadamente), dos obras de Luis Barragán, a quien conocemos por su elitista costumbre de esconder la belleza detrás de muros gigantes, se encuentran en plena calle, en pleno espacio público. Se trata de dos fuentes, proyectadas con las ecuestres finalidades de este fraccionamiento, en donde seguramente pensaron que la mancha urbana nunca llegaría a tocar, y con ella los problemas de inseguridad, contaminación, etc.

La primera fuente que encuentro en el polvoso camino, me provoca una suspicacia importante, no parece que la hubiera hecho Barragán, la sospecha aumenta después de haber visto desde la ventana del coche, un pastiche mal ejecutado y de una escala muy escueta en la entrada del fraccionamiento, de la fuente de los amantes, (cuyo original se encuentra en otra zona de la colonia, ¿adivinen que? privada también). Pues resulta que no, la fuente sí fue proyectada por Barragán, pero dista muchísimo en acabados y entorno de las fotografías espléndidas que existen en muchas publicaciones sobre la obra del arquitecto tapatío.

Caminando lo que sentí como más de un kilómetro sobre un parque lineal, algo seco, me encuentro finalmente con la imagen ruinosa aunque no por ello poco impactante, del bebedero con el gran muro blanco en el que se reflejan lentas las sombras de los eucaliptos; el bebedero está seco, me asomo a su interior y me encuentro con envolturas de plástico y otras basuras. Hace poco cierto conocedor y entusiasta de la obra de Barragán, me hizo saber que las fuentes se encuentran hoy cercadas, con la poco creíble excusa de que están en restauración; veremos con el tiempo cuál será su destino.

5. CAPFCE Fábrica de escuelas 1967
Francisco Artigas

No tenía este edificio en el radar, hasta que un día, visitando otros espacios en Coyoacán, me lo topé de frente; mi asombro fue grande al encontrar un edificio semejante en un entorno en el que todo son casas medio coloniales con bardas enormes; se trata de un solar de dimensiones importantes, tapizado con un pasto extremadamente cuidado y bien cortado, en el que pareciera haber aterrizado el edificio blanco y porticado de Artigas. Luego de tomar algunas fotos del edificio desde la calle, me abalancé a su escalinata, y ya dentro del pórtico pude notar la presencia de los espejos de agua, discretos y pequeños, perfectamente limpios.

No me atreví a cruzar el umbral de la puerta, pues los enormes vanos acristalados permiten vislumbrar el poco interés del contenido del edificio-vitrina, oficinas y oficinistas. Sin embargo, descubrí un sendero que parte el pasto perfecto en dos secciones y comencé a caminar por él, en eso estaba cuando a lo lejos empecé a escuchar gritos, nada menos que de un par de guardias que se acercaban todavía masticando la comida, a indicarme que estaba prohibido el paso, y también tomar fotografías de la zona de la acera hacia dentro de la propiedad, y que tenía que borrar las que había tomado; me aproveché de su inusitada amabilidad, para no hacer tal cosa, y explicarles que tomaría fotos solo desde la calle, con lo que parecieron estar de acuerdo.

Comencé entonces a imaginarme entrevistando a los arquitectos que idearon este tipo de edificio, ¿Sabían que estaban condenando a esa obra a una vigilancia perpetua, sin la cual, el edificio queda desprotegido? ¿Imaginaron acaso qué pasaría si cesaran las funciones del edificio algún día y tuviera que quedarse a su suerte? De ser afirmativo, seguro pensaban que para entonces ya no estarían en este plano, y no tendrían por qué afrontar semejante responsabilidad. Tendrían razón.

6. Hotel Camino Real Legorreta Arquitectos 1968

El hotel Camino Real de Polanco es uno de los edificios que más veces he visitado, y al que más visitantes he conducido; les muestro el hotel como si fuera mío. Nunca se me ha acercado el personal del hotel a preguntarme con las peores sospechas mi número de habitación, como sí me ha ocurrido en otros hoteles de postín, mucho menos interesantes, en los que he entrado a curiosear. El complejo me parece un milagro, que a pesar de las desafortunadas modificaciones que le hacen cada cierto tiempo, ha resistido con honor como la pieza emblemática que fue desde su inauguración; Un hotel que también es un museo, en cuya proyección metieron la cuchara los artistas y arquitectos más flamantes de la época.

A pesar de que por razones más o menos obvias, los jardines interiores y la zona de la alberca está reservada para los huéspedes, tiene muchos espacios que pueden ser visitados por cualquiera sin el menor cuestionamiento, y sin duda, la pieza clave en materia de espacio público es su acceso. Con una fuente de la que se ha especulado mucho y poco queda claro, este espacio puede ser transitado a pie, en coche e incluso hasta en bicicleta; pero fue durante la cuarentena ocurrida a inicios de la pandemia del COVID 19, cuando tuve un encuentro único con la arquitectura de este acceso; El hotel había interrumpido totalmente sus actividades y servicios por primera vez desde su apertura, el amplio acceso de bahía al lado de la fuente fue encofrado en una enorme caja de panel de yeso, los ventanales del lobby y la discreta entrada al estacionamiento, estaban tapiados; dejando así una especie de plaza cuyo único elemento era el enorme cráter perfectamente semiesférico de la fuente vacía, rodeada por el gran muro amarillo, la celosia rosada y el silencio inquietante que bajo el intenso sol de aquel día parecía el delirio llevado a la realidad de un cuadro de De Chirico. A pesar de lo mucho que he visitado el hotel después de esta experiencia, no he vuelto a ver la fuente vacía, y no se si la volveré a ver.

7. Taller de Arquitectura Agustín Hernandez Navarro 1974-1976

En febrero de 2022, cierta galería itinerante de arte contemporáneo, conocida por conseguir los espacios temporales más espléndidos, logró organizar una muestra dentro de lo que durante mucho tiempo fue el taller de Agustín Hernández, posiblemente su obra más difundida y en la que se consuman todas las preocupaciones que su trabajo buscaba solventar; Para entonces la oficina de arquitectura se encontraba ya vacía y el arquitecto retirado. El día de la inauguración, pudimos no solo acceder a la enigmática estructura, sino acercarnos a Agustín quién era posiblemente el último gran arquitecto vivo, de la generación que aparece en el libro editado por Banamex. Con sonrisa y un aire de personaje mitológico, soltó una que otra firma sobre los libros de unos pocos afortunados antes de salir a fumarse un cigarrillo y desaparecer.

Sobra decir que la experiencia de recorrer los espacios de la casa estudio sin limitaciones fue única. Pero al observar la parte trasera desde adentro, (que casi nunca se ve en las fotos y tampoco se puede apreciar desde el frente), fue cuando comencé a entender que la casa estudio se separaba gradualmente y por capas del espacio público, aún cuando parecía estar inmersa en él. La estructura, de cualidades escultóricas, tiene un frente monolítico, que se abre por detrás y los costados hacia el vacío implacable debido a las cualidades de su emplazamiento (un terreno de pendiente pronunciada). Esta particularidad me parece emocionante, pues logró concretar lo que muchos intentaron pero no lograron, o lograron parcialmente: hacer un edificio sin bardas y con una escala pública muy considerable, pero que al mismo tiempo es impenetrable, y por lo tanto, seguro. En la casa estudio de Agustin Hernandez, La reja es el vacío, Si hoy la casa se encontrara deshabitada y sin uso, no correría riesgo ni estaría condenada a la vigilancia permanente. Ojalá en algún momento se logren las intenciones que la galería propuso por ese entonces, de abrir la casa estudio al público, y podamos disfrutar y analizar con más facilidad, esta obra cumbre.

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Fernando Luna: la arquitectura como imagen https://arquine.com/arquitectura-como-imagen/ Tue, 03 Apr 2018 00:18:34 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/arquitectura-como-imagen/ Fernando Luna arquitecto y fotógrafo, nacido el 30 de mayo de 1935, fue uno de los principales colaboradores de Francisco Artigas. Para Luna Artigas fue su mentor, de quien aprendió el equilibrio de las proporciones, luces y colores que reinterpreto en toda su obra, tanto fotográfica como arquitectónica.

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Fotografías: Fernando Luna

Instituto Nacional de Infraestructura Educativa, antes CAPFCE. Arquitecto Francisco Artigas

 

Fernando Luna arquitecto y fotógrafo, nacido el 30 de mayo de 1935, fue uno de los principales colaboradores de Francisco Artigas. Para Luna, Artigas fue su mentor, de quien aprendió el equilibrio de las proporciones, luces y colores que reinterpretó en toda su obra, tanto fotográfica como arquitectónica. El miercoles 28 de marzo de 2018 falleció a los 83 años de edad.

Como si hubieran sido parte de alguna película del cine mexicano de la época de oro, las fotografías de Fernando Luna capturaban la modernidad de las construcciones con mujeres hermosas, vestidas a la moda y tonos pasteles. Sin duda Julus Shulman era una de sus referencias, pero la fascinación de Luna por los automóviles de lujo –tanto que en la sala de su casa tenia un MG 82– y algunos animales le dieron su sello distintivo. En cada una de sus fotos lograba crear escenas.

Casa Echeverría. Arquitecto Francisco Artigas

 

Su trabajo de arquitectura básicamente se centró en fotografiar la obra de Francisco Artigas –con quien colaboró por más de 45 años, no sólo como fotógrafo, sino también como arquitecto– mostrando una época a la par que intentaba marcar tendencia con un toque de glamour, pero conservador.

Hoy recordamos a Luna por su forma de expresión y su acabado Technicolor, que en su época sugería a un fotógrafo pionero e imaginativo que, junto con su evolución como arquitecto, logró crear una fantasía casi cinematográfica de la arquitectura moderna.

Instituto Nacional de Infraestructura Educativa, antes CAPFCE. Arquitecto Francisco Artigas

 

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Francisco Artigas y el CAPFCE https://arquine.com/francisco-artigas-y-el-capfce/ Thu, 19 Sep 2013 17:31:51 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/francisco-artigas-y-el-capfce/ El CAPFCE (luego INIFED) de Francisco Artigas es uno de los mejores ejemplos de arquitectura institucional en la ciudad de México y probablemente en el país, al haberse conservado en sus condiciones prácticamente originales, incluyendo el jardín que lo rodea.

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Hijo del general del mismo nombre, Francisco Artigas quizá sea el primer nombre de arquitecto que viene a la mente al pensar en el estilo arquitectónico del Pedregal de San Ángel, en los años cincuenta y sesenta. Estudió ingeniería en la ciudad de México, abandonó la carrera un año después para dedicarse a trabajar y, mediante viajes, lecturas y el estudio de la obra de arquitectos como Richard Neutra, Rudolf Schindler, Charles Eames y Raphael Soriano, se convirtió en arquitecto autodidacta. Tras construir varias obras en Culiacán, su primera casa en el pedregal fue la Chávez Peón y, en 1952, la del número 240 de la calle del Risco: un par de losas y una caja que se posan apenas sobre una formación de lava donde está casi tallada la escalera de acceso.

En los años cincuenta, se asoció con Santiago Greenham y posteriormente con Fernando Luna. Como muchos otros de la primera y segunda generaciones de arquitectos mexicanos modernos, Artigas se volvió hacia una arquitectura de tintes regionales, yendo en ese camino quizá mucho más lejos que la mayoría de sus coetáneos. De Artigas, Esther McCoy escribió que proyectaba “para su tiempo, pero en su afán de entender más las necesidades de México, acepta las lecciones de los constructores coloniales”. Y apunta que Artigas era “naturalmente ecléctico: su forma de expresión no evoluciona gradualmente, sino que elige tendencias que crecen paralelas en el tiempo y separadas en el espacio”. En su obra hay, pues, sincronía entre modernidad y tradición —en un camino muy distinto al que tomarán, por ejemplo, Juan O’Gorman o Luis Barragán—, en respuesta, según McCoy, una al entorno urbano y otra al rural.

Varios autores notaron, sin embargo, que la calidad espacial moderna se mantiene en ambas facetas de su producción. Para McCoy, de nuevo, en su arquitectura rural la “planta y la técnica constructiva son evidentemente modernos en su concepción”. Cabe señalar que, si bien este rasgo es cierto, también revela, en ambos casos, una concepción del interior como decorado y una ambigua relación con el puritanismo formal de la arquitectura moderna.

El CAPFCE (luego INIFED) era el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas, y Francisco Artigas fue por un tiempo su director. El edificio que albergó sus oficinas es uno de los mejores ejemplos de arquitectura institucional en la Ciudad de México y probablemente en el país, al haberse conservado en sus condiciones prácticamente originales, incluyendo el jardín que lo rodea. Es un edificio de planta cuadrangular con un patio central, de dos niveles y con un pórtico de columnas de mármol blanco que lo rodean por tres de sus cuatro lados.

*Texto publicado originalmente en el libro 100×100 Arquitectos del siglo XX en México.

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