Resultados de búsqueda para la etiqueta [Arquitectura de tierra ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Thu, 18 Jan 2024 16:45:05 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Primera infancia. Materia prima https://arquine.com/obra/primera-infancia-materia-prima/ Sun, 23 Oct 2022 06:00:35 +0000 https://arquine.com/?post_type=obra&p=70665 El centro de la primera infancia nace de un conjunto de intenciones dirigidas al impacto de las futuras generaciones. Realizado por el estudio paraguayo Equipo de Arquitectura trabajan con la materia, el espacio, la luz y su integración a la naturaleza. La tierra, como materia prima, se agrupa en la forma de muros, que a su vez componen los planos que conforman los espacios de vida, información primitiva que enriquece la percepción y el aprendizaje en la primera infancia.  

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El centro de la primera infancia nace de un conjunto de intenciones dirigidas al impacto de las futuras generaciones. Arquitectura como materia, espacio, luz y su integración a la naturaleza. Solamente lo esencial.
La tierra, como materia prima, se agrupa en la forma de muros, que a su vez componen los planos que conforman los espacios de vida. Este material contiene información primitiva, primordial, elemental, ligada a la memoria y a los sentidos, que en conjunto con la luz, nos permite experimentar texturas, colores, olores y una serie de emociones que enriquecen la percepción y el aprendizaje en la primera infancia.

Se crea una construcción vertida hacia su interior, introspectiva, como incubadora de la propia vida que allí dentro se gesta. Por fuera, grandes volúmenes de tierra ocultan y protegen el interior. Por dentro, sucede lo opuesto. El lleno construye el espacio y configura el vacío. La continuidad espacial es lo que permite fusionar el exterior con el interior, construyendo una integración entre los espacios protegidos y la naturaleza. La ventilación cruzada, los techos verdes, el adecuado asoleamiento, el uso de materiales de bajo impacto ambiental, son todas consideraciones que se incorporan al diseño arquitectónico para garantizar la correcta climatización y el apropiado confort térmico de los usuarios.

De un solo nivel, el centro se compone de 4 espacios principales: dos aulas grandes, con la posibilidad de dividirlas en 2 cada una, el área de alimentación y un área administrativa. Cada espacio, volcado en ambos lados a patios, se comunican visualmente con el exterior, eliminando el concepto del aula como espacio cerrado. El patio central, que funciona como el área de juegos, se convierte en un punto focal del conjunto. Es un punto de encuentro de las distintas edades, un piso con varias texturas y materiales, donde se aprende jugando y se juega para aprender.  Así, una esquina común y corriente, se transforma en el centro de conocimiento, centro de aprendizaje, sembrador de las semillas que allí un día plantaron, y que de a poco, el mundo será testigo de sus frutos.

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Construyendo equidad https://arquine.com/construyendo-equidad/ Mon, 20 Dec 2021 06:50:15 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/construyendo-equidad/ Empezamos el taller de tierra compactada una mañana fresca en la colonia Doctores, en un ex taller textil, actualmente llamado Laguna. Se trataba de un taller sobre la construcción con tierra compactada y el análisis de la huella de carbono y el cambio climático. Y estaba dirigido solamente a mujeres.

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“No es necesario pertenecer a una élite cultural de refugiados en un país latinoamericano como Lina Bo Bardi, Para ser talentosa.

A esas voces que nos dicen que sólo hay una forma de construir: 

Siempre hay otras formas de ser y hacer.

Podríamos comenzar a actuar desde la colectividad,

para romper estigmas y sobresalir en lo que

 nos guste, 

sin importar el género”.

Nuestra propia meditación en el umbral, 2021

 

 

Empezamos el taller de tierra compactada una mañana fresca en la colonia Doctores, en un ex taller textil, actualmente llamado Laguna, que ahora es un lugar donde se reúnen personas creativas del diseño y la arquitectura para pensar, hacer y compartir su obra en comunidad. Un lugar bastante inspirador, donde la gente, entre polvo y máquinas, crea. Ese fue el lugar que nos arropó esa mañana.

Pero mi historia sobre el taller no comienza en Laguna, comienza en twitter. Me apareció en el feed un tweet que hizo la arquitecta Mariana Ordoñez en su cuenta personal, compartiendo el banner de publicidad del evento. Al mismo tiempo, el anuncio del evento ya había conquistado Instagram y contaba con más publicidad que la cuenta de Laguna. Cuando leí de qué se trataba el evento me llamó la atención que era un taller sobre la construcción con materiales locales (tierra compactada) y el análisis de la huella de carbono y el cambio climático. Esto es algo que si bien se ha vuelto tendencia, considero muy importante para informarse y aprender hoy en día. Tenía tiempo que quería aprender sobre su uso de forma 100% análoga para conocer el verdadero proceso, y no con robots o cualquier otra tecnología de por medio como lo había hecho un año antes en Zurich, Suiza. Pero el banner también incluía otro tema que me llamó más la atención: el taller solamente estaba dirigido a mujeres, ¡yo nunca había visto eso! La propuesta era fuerte y no la pude dejar pasar, no pasaron ni 10 minutos y ya les había escrito a las organizadoras sobre mi interés en asistir, ni miré el precio (¡típico de mí!).

Cuando vi el cartel completo vinieron a mi cabeza recuerdo de muchas escenas en las que fui humillada, violentada y discriminada en el campo de la construcción únicamente por una razón: ser mujer. En México, la industria de la construcción emplea 4.3 millones de personas, de las cuales sólo 3.8% son mujeres, y a nivel global las mujeres sólo representamos el 10% de la construcción, pero lo que más miedo da es que de ese 10%, 86.7% están en puestos administrativos y sólo el 2.5% en campo

 

“Otras formas,

debe haber otras formas”

Durante el taller nos tapamos los ojos, pusimos la mente en cero y empezamos a sentir, a sentir la tierra con las manos. Su textura, su olor y cómo nuestro cuerpo se envolvía en este material. Donde se hacían uno mismo, donde todos mis sentidos estaban ahí, sintiendo cada gramo de tierra y agua. Nos ensuciamos y nos complementamos junto a la tierra.

El taller se dividió en 3 fines de semana donde cada sábado fue un proceso evolutivo, desde la parte teórica, la parte de taller, construcción y la parte de conclusión. En cada una de las etapas el aprendizaje y la plática fueron muy enriquecedoras. 

 

“Podemos hacerle frente a la diferencia, 

a las restricciones impuestas,

como lo hicieron Sor Juana y Madame Bovary.”

 

Y así, Montse, Brenda Isabel y Florentina se presentaron con todas como Colectiva Argamasa, siendo una voz que representa a ese 90% de mujeres que hemos sido excluidas, violentadas y divididas en la actividad de la construcción.  Colectiva Argamasa es una iniciativa de tres arquitectas que busca articular la presencia de mujeres en los espacios físicos y políticos a partir del intercambio de experiencias y saberes, la facilitación de medios y el acompañamiento durante procesos que coloquen a las mujeres como agentes productoras y tomadoras del espacio, y la denuncia y visibilización de las condiciones que las vulneran en el territorio. 

 

 

“¿Cuál es el camino a seguir y qué podemos hacer al respecto? 

Podemos contar con la tierra como aliada para construir nuestros espacios seguros.”

 

La tierra como elemento de la naturaleza existe desde antes que la especie humana existiera y como elemento de construcción, ha existido desde que los seres humanos buscan refugio y se establecen en un sitio. Está con nosotros todos los días, la tierra es abundancia y por eso mismo debemos cuidarla. El equipo de Colectiva nos contaba los orígenes y la importancia de este material:

“Durante los primeros siglos del Antropoceno, la especie humana habitó —más allá de la necesidad de abrigo como se suele reducir— desde sus cosmovisiones, que han sido resultado de las relaciones íntimas y profundas con su hábitat. Estas permitieron lecturas y aprovechamientos particulares a partir de los recursos y las posibilidades de cada territorio. Sin embargo, desde siempre se observa como constante el uso de la tierra para construir en diferentes latitudes con una amplia variedad climática, sísmica y cultural, lo que demuestra la eficacia de este material en términos constructivos y de habitabilidad. Los primeros vestigios de construcción con tierra datan del Neolítico y están situados en Mesopotamia. En China, entre los siglos XII y xXX, fue construido Fujian Tulou, un complejo de grandes edificios de tierra apisonada de tres y cinco pisos de altura. Incluso la Gran Muralla china fue erigida casi en su totalidad con esta técnica y luego revestida con piedra. A su vez, en América Latina casi todas las civilizaciones precolombinas construyeron con tierra. Por ejemplo, el núcleo de la pirámide del Sol, edificada entre I a. C. y VIII o IX d. C., en Teotihuacan, México, está conformado por dos millones de toneladas de tierra apisonada. De la misma manera, la zona arqueológica de Chan Chan, capital del reino chimú, cerca de Trujillo, en Perú, cuenta con veinte kilómetros cuadrados construidos con tierra en forma de tobas andinas.”

La construcción con tierra ha existido en diversas regiones del mundo, expresado con diferentes técnicas, colores, texturas e intenciones ya que cada región tiene su propio clima y esta técnica se adapta a esta diversidad de climas y temperaturas para proteger el espacio habitable. Este material es ancestral, fueron los pueblos originarios quienes hicieron las primeras investigaciones y quienes la utilizaron para habitar. Hoy en día, muchos de los símbolos arquitectónicos que más han trascendido en la historia de la humanidad, se hicieron con tierra.

Esto nos permite llegar a concluir que la tierra es el material más democrático que existe en el planeta, ya que es el material constructivo más asequible para cualquier persona, en cualquier región, clima o lugar, sin importar raza, color, sexo o cualquier otro rasgo o interés que nos identifique. La tierra es nuestra raíz y desgraciadamente habitamos una realidad que responde a las lógicas de un proyecto en un mundo patriarcal, racista y capitalista, y que para mantener su hegemonía opera mediante múltiples opresiones, que ha llevado a decadencia el uso de este material como método constructivo así como relacionarlo como un símbolo de austeridad y pobreza, cuando no es así. La tierra, como dije al principio, es abundancia, es riqueza que debemos y tenemos que cuidar todos los días. Es un material sostenible, circular, sustentable, tiene capacidades acústicas y térmicas que regulan el espacio interno y externo y es tan noble que se adapta a cualquier circunstancia, escala y geometría.  Si la tierra fuera una persona, sería alguien muy humilde y paciente.

Personalmente desconocía todo el poder de este material, así como su comportamiento, y como dije anteriormente, es un material tan noble que no necesitas ser un experto para trabajarlo.

En la segunda sesión del taller, el equipo de Argamasa, nos presentó personalmente con el material, nos pusieron una bolita de tierra y empezamos a hacer pruebas técnicas para estudiar su composición y el uso que tenía dependiendo de su estado. Fue muy interesante cómo todas nos relacionamos, no sólo físicamente, sino íntimamente, desde nuestro cuerpo hasta nuestro sentir con el material, fuimos experimentando y comprendiendo cómo es la tierra.

La tierra como materia es producto de la erosión química y mecánica de una roca madre que se desagrega en partículas minerales de dimensiones variables. Por lo general se halla una capa de humus de forma superficial, que es la materia orgánica y vegetal que suele ser potencialmente útil para la agricultura. Debajo de esta puede encontrarse una mezcla de arcillas, limos y arenas, en ocasiones con grava y piedras, que podría ser materia prima para la construcción en función de su composición. Esta dependerá de las condiciones locales, es decir, del sitio donde se extraiga.

La grava, la arena y los limos funcionan como agregados que conforman la masa, mientras que las arcillas son un ligante que permite la cohesión del material al activarse a partir del contacto con el agua (absorben el líquido y comienzan a hincharse para envolver a los otros componentes). Luego, las condiciones ambientales, como temperatura y aire, permiten que la mezcla se seque; en este proceso las arcillas disminuyen su volumen y atraen hacia ellas al resto de los elementos.

La tierra es nuestra, habita a diario y nos protege. 

 

Crear colectivamente, sumarnos desde todas nuestras particularidades, es posible. 

Nosotras podemos hacer todo lo que nos apasiona sin importar que la gente diga que no.

“No dejemos que nadie nos robe lo que nos pertenece”

 

Existen diversos métodos constructivos donde la tierra funge como materia prima. La clasificación más sencilla parte de la técnica utilizada para la conformación de muros: albañilería, muros monolíticos y técnicas mixtas. Existen diversos procesos pero el cómo se trabajan, lo vuelve un factor importante para elegir esa técnica en tu proyecto. En este taller, mis compañeras de Coletiva Argamasa, decidieron trabajar con la técnica de tierra compactada, tapial, que consiste en un encofrado de madera que se rellena con múltiples capas de tierra (cada una se compacta con un pisón), por algo muy importante: porque permite la colaboración y participación todas y eso enriquece el proceso.

Antes de entrar al escenario, nos organizamos en grupos y Florentina nos explicó el proyecto: “Buscamos hacer un mueble de tierra compactada con estas dimensiones para que tenga tal uso, sin embargo, nos interesa su opinión y participación en este proceso, vamos decidiendo juntas.”

Este llamado, nos inspiró para ponernos las botas, los guantes, las gorras y amarrarnos el pelo, porque la acción empezaba. Primero un grupo de mujeres se reunió para mezclar arena, cal, cemento y la protagonista, la tierra, hicieron la mezcla. Otro grupo se dedicó a cernir la tierra con el tamiz y la agregó a la mezcla, y otro grupo empezó a poner aceite a los moldes donde se iba a vaciar la mezcla. Con nuestras manos, esfuerzo, sudor y muchísima fuerza, logramos mezclar la tierra, cernirla, poner el molde en forma y empezamos juntas a vaciar.

Pusimos el flexómetro a la medida, colocamos color en el molde como referencia y empezamos a vaciar la tierra. En lo particular este paso no fue fácil, los rayos del sol nos daban justo en la cara y llenas de sudor pero también de mucha emoción por construir nuestro mobiliario y sobre todo, construirlo juntas. Naomi le gritaba a Wendi, mientras Dana se reía con Teresita y Rosita, quienes todo el tiempo nos hacían bromas. Así, entre risas, miradas, órdenes y sugerencias, empezamos a construir.

Lo que iba a ser el mobiliario original se transformó organizadamente y empezó a aparecer nuestra mobiliaria, con nuestras medidas,  proporciones, nuestro diseño, nuestra firma, un mobiliario autogestionado. La autogestión ha sido tachada, eliminada del sistema como una respuesta culpable, irresponsable y mediocre. Nosotras la trajimos a la mesa como una respuesta colectiva, que suma, que evoluciona y muta. Un proceso abundante como el material mismo.

La tierra une y esa mañana, nos unió. 

 

“Habitemos nuestros espacios desde el inicio,

Preguntémonos: 

¿Qué necesito? ¿Por qué sería así el espacio? 

¿Cómo es el espacio público? ¿Cómo podría subsanar tanta violencia?”

 

Siempre me habían dicho, en la academia, en la casa y en las calles, que las mujeres éramos conflictivas, emocionales, que no se podrían organizar, ni apoyar, ni trabajar juntas. En los  últimos años hemos demostrado lo contrario y para no irme tan lejos vayamos a ese día: estábamos organizándonos, apoyándonos y trabajando juntas.

Claudia Turrent, Ana Heringer, Karen Poulain, Mud Girls Collective entre otros nombres que jamás había escuchado, entraron en mi cabeza. Jamás había escuchado sus nombres porque el sistema se ha dedicado a callarlas, esconderlas y desaparecerlas. La academia y el mundo profesional siempre habla de personajes significativos en la construcción y el diseño que admiro mucho pero siempre coincide que la mayoría son hombres. Colectiva Argamasa nos dio a conocer una lista de grandes mujeres para empezar a admirar, poner de referente y darles luz para brillar, somos nosotras quienes podemos hacerlo. 

 

“-¿Para qué y para quién construimos este taller? 

-Para nosotras, con nosotras y por nosotras” 

 

Fue muy curioso que el taller no era de mujeres del mismo rango de edad o nivel socioeconómico; lo más impactante fue encontrar un mundo multidisciplinario de mujeres valientes, activas, de rango de edad entre 20 a 40 años de edad, originarias de distintos puntos de la república y el mundo, que aunque venían de mundos y realidades diferentes, nos unía la misma razón: reconocer nuestros privilegios, aceptarnos, amarnos sin juzgarnos y sin castigarnos tanto física como personalmente, abrazarnos. En ese momento, abracé a mi cuerpo y a mi persona, sentí una paz como hace mucho no sentía y me dejé llevar por este grupo de mujeres luchadoras y valientes.

Llegaron todas por diferentes medios y formas como dice el dicho: “tanto mundo y coincidir”, pues sí, porque todas hemos sido víctimas de un sistema opresor y violento que como consecuencia ha juntado nuestras exigencias, sugerencias y reclamos, porque SE VA CAER, repito, ¡SE VA A CAER! 

 

…Y LA TIERRA NOS UNIÓ, ¡Y SE CAYÓ!

El día 30 de Octubre del 2021, 13 mujeres construimos una mobiliaria autogestionada con la herramienta más democrática y accesible del mundo: nuestras manos. El futuro está hecho a mano y juntas no sólo lograremos romper con el patriarcado, sino construir una mejor sociedad consciente, empática y más justa para que las próximas generaciones tengan más y mejores oportunidades, no sólo en el mundo de la construcción, sino en todas las áreas laborales y personales y que nadie tenga que decir: ODIO SER MUJER.

El feminismo llegó a mi vida para quedarse y desde hoy nadie me puede decir de lo que no soy capaz y dónde están mis límites. Sólo yo soy quien tiene el poder de decidir sobre mí, sobre mí cuerpa y sobre mi persona, sí, mi cuerpa, no mi cuerpo, desde ahí empieza el cambio para reflejarlo en todos lados. 

Hoy el movimiento es exagerado porque así tiene que ser, de otra forma nadie nos escucharía. Para que mañana exista un equilibrio y el sexo no sea un problema, ni una cuestión y podamos ser simplemente seres humanos.

No solo vamos a construir muros de tierra, vamos a construir equidad

 

“Siempre mirando hacia nosotras.

Nosotras.  

Todas juntas”.

 

Encuentra a Colectiva Argamas en Instagram: colectiva_argamasa

 

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No somos Mario Botta: cuatro ejercicios en el uso contemporáneo del ladrillo en Chiapas https://arquine.com/obra/no-somos-mario-botta-cuatro-ejercicios-en-el-uso-contemporaneo-del-ladrillo-en-chiapas/ Wed, 06 Sep 2017 12:47:39 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/no-somos-mario-botta-cuatro-ejercicios-en-el-uso-contemporaneo-del-ladrillo-en-chiapas/ La arquitectura contemporánea chiapaneca parte de condiciones sociales que exigen creatividad en el uso de materiales ante presupuestos limitados, transferencia de tecnología que parte de lo que se tiene al alcance, sensibilidad al entorno y máximo aprovechamiento de las condiciones físicas; nuevos e intensivos acercamientos a la lógica detrás de la tradición constructiva local y miradas que van más allá del superficial folclorismo y del homenaje formal.

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Recuerdo particularmente una opinión dirigida al proyecto Casa Roja, en la que se criticaba las columnas y trabes expuestas, así como la calidad “obra negra” del ladrillo artesanal y la evidencia de mano de obra medianamente calificada, “aprendan de Mario Botta” remataba a manera de reclamo uno de tantos comentaristas en Facebook, asumido como crítico de arquitectura. Su opinión me hizo pensar en otra reflexión sobre la obra de Louis Kahn, en el sentido de la diferencia de material y mano de obra entre sus obras americanas y las construidas en India, magistrales, pero diferentes. Cada obra resume de donde viene.

La arquitectura chiapaneca como toda la realizada en el resto del país y Latinoamérica, refleja la influencia de todas las ideas externas y al mismo tiempo es producto de las condiciones sociales, económicas y físicas del lugar. A pesar del poco o nulo interés que historiadores y críticos han mostrado por lo que acontece en el sur del país, esto no significa que cada  movimiento o corriente arquitectónica, encuentre rápidamente una interpretación, desde el barroco, hasta el neoclásico, las corrientes nacionalistas y el movimiento moderno. Esta respuesta a los estímulos externos ha mostrado un mayor dinamismo en la segunda década del siglo XXI, con el auge de las redes sociales y el crecimiento de sitios de  intercambio global de  ideas, lo que permite no solo conocer lo que se hace en los grandes centros de influencia  global, sino en las periferias del llamado subdesarrollo, en donde han florecido expresiones arquitectónicas que han abandonado la complejidad formal y constructiva, en beneficio de soluciones más sencillas.

La revaloración de los recursos locales, de los sistemas de ventilación pasivos, la sustitución de recubrimientos industriales y onerosos por una sinceridad material que saca ventaja de la mano de obra local y de un material tan común como el ladrillo hecho de tierra recocida y el aprovechamiento de construcciones ya existentes o de materiales reciclados, se han convertido en característica de la arquitectura chiapaneca contemporánea.

Pero lo anterior no debe entenderse solo como un producto espontaneo, también es fruto de un crecimiento en la investigación de nuevas maneras de construir, utilizando lo ya existente para crear nuevos sistemas adaptados, como el Domotej, un sistema alternativo de techumbre compuesto por  piezas prefabricadas  de tabique rojo recocido artesanal, junteado con mortero y reforzado con alambre. Para su elaboración los bóvedas de ladrillo no requieren mano de obra especializada, cada pieza se alinea sobre un sistema  de montenes, finalmente se cuela una capa de concreto de tres centímetros con malla electrosoldada de refuerzo. Este sistema low cost fue desarrollado por un equipo conjunto de la Universidad Autónoma de Chiapas  y de la Universidad de Sao Paulo en Sao Carlos, Brasil, dirigido por Gabriel Castañeda Nolasco y Francisco Vecchia, enfocado a la autoconstrucción de vivienda popular y adaptado a condiciones físicas y sociales tanto de México como Brasil.

Recientemente el trabajo del doctor Castañeda ha sido aplicado a una serie de proyectos de carácter social que involucra a la propia Universidad Autónoma de Chiapas y a  organizaciones sociales. Un ejemplo es La Casa del Abuelo, proyecto que involucró a la Asociación civil Integralía Humanitaria y a un equipo de alumnos y maestros de la Universidad dirigido por los arquitectos Antonio Nivón Santiago, Manuel Antonio López Hidalgo con la asesoría de Castañeda. El proyecto, un espacio prototipo construido aplicando el sistema Domotej, muros y pisos de tabique rojo recocido de desecho, reciclado en ladrilleras de los alrededores de Tuxtla Gutiérrez, fue también un ejercicio de transferencia  de conocimiento, permitiendo que los alumnos participaran en la planificación y construcción del espacio. Casa del abuelo ha recibido reconocimiento en la Bienal de Arquitectura de Quito en la categoría de Impacto social y una Mención de Honor en Premio  Obras Cemex 2017.

Dos proyectos realizados en Chiapas utilizando el ladrillo rojo como material característico irrumpieron en diversas plataformas dedicadas a la difusión de arquitectura. El  primero, Casa Roja, proyecto de 2014, surgió como una alternativa a la oferta de vivienda local. Construida en la ciudad de Tapachula, se basa en un catálogo sencillo de materiales: concreto, ladrillo y acero y el uso y aprovechamiento de sistemas pasivos de ventilación inspirados en la arquitectura popular chiapaneca, pero también en la lección arquitectónica moderna del desaparecido Mercado de Arriaga. El proyecto generó  interés y discusión sobre el uso del ladrillo en Chiapas.

Otro proyecto residencial se convirtió en la obra más vista de ArchDaily en 2016 fue Casa Tadeo, que aprovecha un terreno de quince por siete metros, tomando como premisa la honestidad constructiva para aprovechar limitados recursos económicos. Además explora igualmente sistemas pasivos para propiciar confort en un clima cambiante, como el de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. El proyecto fue realizado por Apaloosa Estudio de Arquitectura, dirigido por Luis Armando Gómez Solórzano y contó con la colaboración de Daniel Terán Orozco. Apaloosa es uno de los estudios de arquitectura con mayor crecimiento en Chiapas, recientemente su proyecto Casa Gala, también tomando como discurso compositivo el ladrillo, fue finalista en Obras Cemex 2017.

La obra pública del estado, rodeada de vicios, soluciones anacrónicas y dispendio indiscriminado, no ofrece un buen panorama. Sin embargo se rescatan ejemplos de pequeña escala: la Estación Cultural de Tecpatán, Chiapas, es un espacio para el fomento cultural y artístico local. Un proyecto que combina un sensible acercamiento al lugar y sobriedad estructural. Esfuerzo de gestión con autoridades locales, iniciativa privada y organizaciones locales, fue proyectado por ODD, Oficina de Diseño y Taller Brigada de Arquitectura, un ensamble de arquitectos chiapanecos  jóvenes, pero con experiencia en diversas estancias fuera de Chiapas, encabezado por Camilo Nucamendi, para este proyecto se contó con la colaboración de Rafael Pastrana.

La arquitectura contemporánea chiapaneca parte de condiciones sociales que exigen creatividad en el uso de materiales ante presupuestos limitados, transferencia de tecnología que parte de lo que se tiene al alcance, sensibilidad al entorno y máximo aprovechamiento de las condiciones físicas; nuevos e intensivos acercamientos a la lógica detrás de la tradición constructiva local y miradas que van más allá del superficial folclorismo y del homenaje formal.

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La importancia de las acciones a pequeña escala https://arquine.com/obra/la-importancia-de-las-acciones-a-pequena-escala/ Wed, 10 Aug 2016 23:37:25 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/la-importancia-de-las-acciones-a-pequena-escala/ Una pequeña biblioteca en Burundi, construida con materiales accesibles y mano de obra local, demuestra como el diseño arquitectónico puede ayudar a transformar a la comunidad, recuperando saberes perdidos, incentivando la economía local y potenciando transferencia de conocimiento va en todas las direcciones gracias a un enfoque participativo.

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Proyecto Arquitectónico: BC Architects
Ubicación: Muyinga, Burundi
Fotografía: BC Architects
Año: 2012

La primera biblioteca de Muyinga una escuela inclusiva a futuro para niños sordos, fue construida por el estudio BC Architects —el diseño se concibió cinco años atrás en OpenStructures.net—y miembros locales de la comunidad, a través de un enfoque participativo.

Inspiraciones vernaculares

Un estudio exhaustivo de las prácticas arquitectónicas vernáculas de Burundi fue la base del diseño del edificio. Dos meses de trabajo de campo en la región y en las provincias de los alrededores, dio una visión sobre los materiales, técnicas y tipologías edificatorias locales. La biblioteca se organiza a lo largo de un pórtico longitudinal cubierto, un espacio que a menudo se encuentra dentro de la vivienda tradicional de Burundi, ya que proporciona un refugio de las fuertes lluvias y el sol.

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La vida sucede sobre todo en este “pórtico pasillo”; encuentros, descanso, conversación, espera. Este pórtico pasillo es de gran tamaño para convertirse en la extensión de la biblioteca. Las puertas transparentes entre columnas crean la interacción entre el espacio interior y el porche. Completamente abiertas, estas puertas hacen que la biblioteca se abra a la plaza adyacente, con impresionantes vistas sobre Las Mil Colinas de Burundi. En el extremo longitudinal, el pórtico desemboca en la calle. En el otro, continua como la circulación y acceso principal para la futura escuela.

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El muro del complejo fue considerado en un proceso de co-diseño con la comunidad y la ONG local. La pared facilita el aterrazamiento de la pendiente como un muro de contención hecho de piedra seca, de altura baja en las plazas y parque del lado de la escuela, y alta en el lado de la calle. De este modo, la vista hacia el valle no se ve comprometida, mientras que la seguridad está garantizada.

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La forma general de la biblioteca es el resultado de una lógica estructural, derivada de una parte de la elección del material (mampostería de bloques de tierra comprimida y tejas de arcilla cocida). Las tejas de producción local eran considerablemente más pesadas que las láminas de hierro corrugado importadas. Esto inspiró el sistema estructural de columnas estrechamente espaciadas a intervalos de 1.30m, que también funcionan como contrafuertes de los muros. Esta repetición rítmica de columnas es una característica reconocible del edificio, tanto en el exterior como en el interior. El techo tiene una pendiente de 35% con un voladizo para proteger los bloques CEB sin hornear. Consideraciones climáticas inspiraron el volumen y la fachada: un interior alto con ventilación cruzada continua ayuda a guiar el aire húmedo y caliente lejos. Por lo tanto, la fachada se performa de acuerdo con el ritmo de los bloques de tierra comprimida (CEB), dando a la biblioteca de su característica luminosa por la noche.

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La doble altura en el lado de la calle dio la posibilidad de crear un espacio especial para los lectores más pequeños de la biblioteca. Este espacio de niños consiste en una zona de estar de madera en la planta baja, lo que podría facilitar lecturas acogedoras durante clase. Está coronada por una enorme hamaca de cuerda que funciona como altillo y en el que los niños puedan soñar con los libros que están leyendo. La escuela a futuro continuará su movimiento de forma inteligente a través del paisaje del lugar, creando zonas de recreo y patios para acomodar laderas y árboles existentes. Mientras tanto, la biblioteca funcionará como un edificio autónomo,.

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Investigación de materiales locales

El desafío de la escasez de recursos para este proyecto se convirtió en una oportunidad. El diseño se las arregla para respetar una corta cadena de suministro de materiales de construcción y mano de obra, apoyando a la economía local e instaurando orgullo en la construcción de una biblioteca con materiales accesibles como la tierra. Después de una extensa investigación de materiales en relación con el contexto, se decidió utilizar ladrillos de tierra comprimida (CEB) como material principal para la construcción del edificio. Las vigas sobre las que se apoya el techo son de madera de eucalipto, que se cosecha de manera sostenible en Muramba. La madera de eucalipto hace ácido del suelo y bloquea el crecimiento de otra vegetación. Las baldosas del techo y del suelo se hacen en un taller local en los alrededores. Este techo reemplaza planchas de hierro corrugado importadas y revaloriza materiales locales como un elemento clave en el diseño de la infraestructura pública. En el interior se utilizó bambú local, así como en filtros de luz y en las lámparas dentro de la biblioteca. La confección de redes a partir de fibras vegetales de Sisal es una de las pequeñas micro-economías que florecieron en este proyecto. Tomó un gran esfuerzo para encontrar el único anciano en Muyinga que domina la técnica de tejido de cuerda, educando a otros 4 trabajadores. La hamaca resultante sirve como espacio para que los niños puedan jugar, relajarse y leer, en un altillo encima del espacio de la biblioteca. Por último, una estructura de esqueleto de concreto ligero está en el interior de las columnas de CEB, de manera que ambos materiales (CEB y concreto) están separados mecánicamente.

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Diálogo intercultural y procesos participativos

BC architects & studies se centró desde el principio en la implementación de procesos participativos en la práctica constructiva y la misma organización de la biblioteca también se basa en este principio. La dirección de la biblioteca incluye todos los directores de escuelas primarias y secundarias vecinas, facilitando el contacto y la cooperación entre los futuros estudiantes sordos y los estudiantes auditivos. La biblioteca también será la sede de noches de cine para toda la comunidad de Muyinga.

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Procesos educativos durante la construcción

Diferentes instituciones educativas contribuyen a este proyecto. Desde la escuela de verano con la Universidad de Arquitectura de Bruselas (LUCA) se unen cada año entre 3 y 6 estudiantes para trabajar en el campo en Burundi durante 6 semanas, con el apoyo de una beca de VLIR-UOS. Asimismo, entre 20 y 30 estudiantes de la secundaria Zevenkerken amplían esa perspectiva con una estancia de 2 semanas. Estos talleres traen una comprensión de los efectos sociales, culturales, ecológicos y económicos directos de ciertas acciones en un mundo globalizado: las acciones a pequeña escala son importantes.

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Durante todo el proceso de la construcción, tratamos de crear buenas condiciones para la transferencia de conocimientos. Los constructores dominan la producción y la construcción de CEB a través de nuestros conocimientos. Nosotros dominamos el tejido de hamacas de sisal y los detalles de baldosas del suelo y del techo a través del conocimiento de los constructores locales, y así sucesivamente. La transferencia de conocimiento va en todas las direcciones. Para este proyecto, los arquitectos de BC-AS trabajaron en asociación con la ONG de la diócesis de Muyinga Odedim (Organización Diocésaine pour l’Entraide et le Développement Integral de Muyinga). Juntos promueven un enfoque integral en el proceso de construcción en Burundi, con un enfoque específico en el desarrollo de las estructuras educativas (escuelas). Satimo, una pequeña organización belga sin fines de lucro, da apoyo financiero. Además de eso, el proyecto está estrechamente relacionado con SHC, una ONG para ayudar a las personas con discapacidades sensoriales en África. También Rotary Aalst, Zonta Brugge, Provincia de Flandes Occidental, Abdijschool Zevenkerke y Vocatio merecen una mención por su apoyo financiero. Finalmente VLIR-UOS en combinación con la facultad de arquitectura de la Universidad Católica de Lovaina, campus Sint-Lucas Bruselas / Gante, y la Hogeschool Gante son el socio académico de este proyecto.

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