Río Nazas 207 es un proyecto localizado en un contexto multifacético y enriquecedor para todos los que rodean y viven el edificio. Se encuentra ubicado en una de las colonias más icónicas de la Ciudad de México, la colonia Cuauhtémoc. Es un proyecto habitacional de 10 departamentos en un terreno de 258 m2. Dividido en cinco niveles, tiene un área de desplante del 80%, otorgando un 20% de áreas libres respecto a la norma. Con dos departamentos por nivel, espejeados uno del otro, se logra una disposición adecuada para la iluminación natural de todos sus espacios, además de generar frente a la calle para ambos.

El proyecto está conformado por nueve departamentos tipo y un departamento más pequeño, resultado del acceso vehicular hacia un medio sótano para el estacionamiento. Cada departamento tipo cuenta con dos recámaras, dos baños, cocina/comedor, sala, balcón principal y posterior. Este tipo de desarrollos generan un producto muy adecuado al mercado, dirigido hacia posibles ejecutivos o familias pequeñas con espacios muy bien distribuidos, amplios y bien aprovechados.

Los acabados del edificio fueron escogidos enfocados al cliente final y con la intención de lograr el menor mantenimiento posible. Es por eso que los departamentos cuentan con mármoles nacionales en cocina y baños, granitos y deck en balcones además de madera en recamaras y áreas de estancia. Las áreas comunes están terminadas con granitos para las zonas de tránsito, así como para el acceso peatonal. Como resultado, espacios elegantes, contemporáneos y de buen gusto en un proyecto que busca ser atemporal. La fachada se ejecutó con la intención de utilizar la menor cantidad de materiales y elementos, buscando un diseño limpio, contemporáneo y respetuoso con el contexto. A su vez, la edificación no pasa desapercibida gracias a su juego de interposición de elementos y sombras con líneas muy sutiles.

El cargo Río Nazas 207 apareció primero en Arquine.

Intervención arquitectónica en casa pre-existente en la colonia Florida

Los elementos esenciales de la nueva composición son tres: madera, vegetación y luz. La madera aporta calidez en tres tiempos: celosías exteriores, ventanas y carpinterías interiores. La vegetación se implementa en todos los rincones de la casa, jardines, balcones, terrazas, patios y baños. La luz por último se filtra entre las celosías y las plantas para entrar con una nueva calidad al espacio.

La aportación arquitectónica principal consistió en imaginar un tercer nivel inexistente: un espacio de convivencia privada con vistas a la jacaranda del jardín, elemento protagónico del lugar, que recibe el acento y la atención que merece desde otro punto de vista. Para lograrlo, una cubierta ligera de madera se deposita sobre tres placas que se deslizan sobre la preexistencia. La retícula estructural genera un claro amplio, libre de vigas y soportes intermedios.

La tercera piel de madera sirve para mitigar vistas hacia los vecinos y permitir de este modo la generación de espacios antes inexistentes: terrazas, balcones y patios interiores con vegetación.

La vegetación juega un rol distinto en cada rincón de la casa. En ocasiones es alta para dar privacidad, en otros casos es de sombra, en las recámaras aporta olores. Tres árboles darán cítricos en temporada. En el acceso, un ritmo de jazmines colgantes aporta techo y sombra a los coches.

La construcción y vivencia de esta obra hace que nos demos cuenta de algo que tenemos adherido a la médula de nuestro quehacer: otorgar esa nueva sensación que hace que la experiencia de un espacio sea totalmente distinta, cercana al cuerpo y a los sentidos de quien lo va a habitar.

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