El cargo Una cabeza nueva para un viejo edificio apareció primero en Arquine.
]]>El mayor logro del proyecto, además de adaptar la nueva estructura rectangular a la forma trapezoidal de la fábrica, fue la abrumadora cantidad de materiales reutilizados con la que se edificó: la estructura portante de acero (que el despacho trajo de un centro de distribución en Lysbüchel [Basilea]); el revestimiento de las fachadas de granito, las pérgolas de los balcones, las ventanas aislantes de aluminio y la escalera exterior (proveniente de unas oficinas en Orion [Zürich]); por no mencionar los suelos de madera y carpintería exterior, prefabricados y disponibles desde un principio en el sitio de construcción. Con todos estos elementos reutilizados y readaptados por 1,266 m2 de superficie, se obtuvo un ahorro de 500 toneladas de materia prima y de 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Procesados con un aporte energético mínimo, estos materiali poveri naturales siguen siendo compostables y proporcionan un clima interior confortable.
Mientras que las emisiones de dióxido de carbono en la construcción se redujeron a más de la mitad, los costes se mantuvieron dentro de los límites de los costes previstos para un edificio semejante, pero sin utilizar materiales recién extraídos o transportados. La diferencia es que la gran mayoría de los gastos correspondieron a la mano de obra de los artesanos implicados. Debido a sus cualidades, el material reutilizado requería cierta cantidad de trabajo manual, destreza y experiencia antes de poder instalarlo que se encontró dentro de la propia economía local, lo cual también benefició a la sostenibilidad y vocación social del proyecto.
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