Resultados de búsqueda para la etiqueta [Xochimilco ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Mon, 15 Jan 2024 12:13:15 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.3 Xochimilco en el siglo XXI https://arquine.com/xochimilco-en-el-siglo-xxi/ Fri, 07 Jan 2022 15:05:05 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/xochimilco-en-el-siglo-xxi/ Una de las afirmaciones del libro "Xochimilco en el siglo XXI" (Turner, 2021), de Luis Zambrano y Rubén Rojas, es que "la ciudad no puede vivir sin Xochimilco y no lo ha podido hacer desde su fundación. Esta simbiosis de aproximadamente dos mil años, que ha sido altamente benéfica, sólo se ha roto en las últimas décadas. La ruptura es reciente, pero ha sido tan grande que está poniendo en peligro tanto a Xochimilco como a la ciudad misma."

El cargo Xochimilco en el siglo XXI apareció primero en Arquine.

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Una de las afirmaciones con las que inicia el libro Xochimilco en el siglo XXI (Turner, 2021), de Luis Zambrano y Rubén Rojas, es que los habitantes de la ciudad vivimos en un lago. Este hecho es popularmente conocido, pero desde hace tiempo la ciudad se planea sin tomar en cuenta sus implicaciones. “Sobre el sedimento del lecho lacustre hemos instalado concreto, casas, edificios y calles”, dicen los autores. “[Hemos] modificado su dinámica hidráulica con tajos, bordos y calzadas; cambiado su diversidad, lo que ha ocasionado la aniquilación de algunas especies y el desplazamiento de otras; importado algunas nuevas y cultivado las que nos son útiles”. Las consecuencias de esta actividad han modificado otros aspectos que forman parte del tejido urbano, como el olor, la humedad y la calidad del aire y, sobre todo, la relación que los capitalinos mantienen con sus propios ecosistemas naturales. Son prácticas culturales las que han modificado a la naturaleza urbana. Si antes de la colonia, los habitantes de Xochimilco basaban su economía en la agricultura hídrica, los procesos de modernización vieron en el agua un elemento que debía ser entubado y utilizado meramente como drenaje. Los autores mencionan que “la urgencia y los nuevos modelos de desarrollo impulsaron a ganarle terreno a la naturaleza, así que se colocó una capa de asfalto por encima de casi [todas] las corrientes de agua para darle espacio a los automóviles”, concluyendo que “las avenidas que cubren estas corrientes siguen teniendo sus nombres originales, como ocurre con los ríos San Joaquín, Consulado, Churubusco, Mixcoac y La Piedad”. 

Xochimilco es una de las zonas más afectadas por una lógica que dicta que modernizar es sinónimo de desecar. Pero la forma en la que Zambrano y Rojas se aproximan a este hito urbano es una que no separa lo natural de lo orgánico, idea que se fundamenta en la misma historia del humedal. Xochimilco es una intervención artificial sobre el medioambiente: las chinampas (el método de agricultura mexica) son formaciones humanas. Paradójicamente, Xochimilco es una evidencia de cómo la ciudad puede aprovechar ecosistemas sin devastarlos, pero, si “la chinampería necesita primordialmente del agua y del sedimento para ser naturalmente fértil”, sucede que “con la política extractiva que prevaleció durante más de cincuenta años, las chinampas estuvieron a merced del desecamiento y la erosión”. El desarrollo moderno no sólo alteró a la ecología, sino también a la sociedad y a la economía. Los productores de Xochimilco abandonaron sus tierras para migrar hacia una vida urbana, comenzaron las disputas por la utilización del agua y de las tierras, y la Ciudad de México implementó iniciativas que transformaron al humedal en un mero recurso utilitario para la vida de quienes habitan las zonas más centrales de la ciudad, lo que mantiene casi intacto un intercambio tributario entre productores rurales y el centro.

Antes de proponer una serie de soluciones con las que se podría restaurar al ecosistema de Xochimilco, los autores reflexionan sobre los significados que la ecología tiene para los seres humanos. Es verdad que los ecosistemas pueden proveer de servicios, como sucede con las chinampas, que posibilitan la siembra de alimentos. También, mucha de la diversidad botánica de la zona captura la huella de carbono de manera orgánica, algo que la geoingeniería ha pensado mediante experimentos más complejos. Pero “quizá uno de los peores problemas sobre el concepto de servicios ecosistémicos es la visión utilitarista de un ecosistema. La palabra servicios sugiere una relación unidireccional de provisión de la naturaleza al ser humano”. Bajo esta perspectiva, “la naturaleza se vuelve un sirviente del humano, a la cual hay que maltratar mucho para que siga sirviendo bien” e, igualmente, se vuelve la “culpable de los desastres meteorológicos”. Los decretos de zonas protegidas, la reducción de peces exóticos, así como la transformación de las chinampas en refugio, la cual permitiría el incremento de especies endémicas y agua limpia, son algunos de los ejes que pueden dirigir las acciones para conservar un humedal con el que se podría obtener un futuro mucho más sostenible para la ciudad. Sin embargo, la acción más fundamental es la de resignificar las diferencias entre naturaleza y ciudad, tomando en cuenta los últimos avances de la ciencia, pero también las técnicas que no se encuentran legitimadas por los saberes institucionales. Para los autores, los seres humanos han sido los protagonistas de Xochimilco ya que, desde su formación, ha representado una posibilidad de que intervenir a la naturaleza puede hacerse de manera benéfica para una comunidad entera. En su momento, la colonización no fue de la mano del extractivismo, y esto es lo que Zambrano y Rojas piden revisar, ya que:

La ciudad no puede vivir sin Xochimilco y no lo ha podido hacer desde su fundación. Xochimilco, visto como un socioecosistema, no se puede concebir sin la interacción de los humanos a partir de sus canales de transporte y de chinampas productivas; sin ellas sería un lago más. Esta simbiosis de aproximadamente dos mil años, que ha sido altamente benéfica, sólo se ha roto en las últimas décadas. La ruptura es reciente, pero ha sido tan grande que está poniendo en peligro tanto a Xochimilco como a la ciudad misma.

El cargo Xochimilco en el siglo XXI apareció primero en Arquine.

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Xochimilco, más que trajineras: reflexiones de un pasado y presente lacustre https://arquine.com/xochimilco-presente-lacustre/ Mon, 15 Apr 2019 13:00:41 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/xochimilco-presente-lacustre/ Desde hace tiempo los chinamperos de San Gregorio Atlapulco han advertido a las autoridades sobre la continua desecación del lago de Xochimilco y de sus canales, y sobre las graves afectaciones que esto trae para la producción agrícola de la zona y el fuerte impacto que tiene para el desarrollo económico y social de sus habitantes.

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Fotos cortesía Federico Contreras

 

Desde hace tiempo los chinamperos de San Gregorio Atlapulco han advertido a las autoridades sobre la continua desecación del lago de Xochimilco y de sus canales, y sobre las graves afectaciones que esto trae para la producción agrícola de la zona y el fuerte impacto que tiene para el desarrollo económico y social de sus habitantes. Situación que se ha visto agravada a partir del sismo del 19 de septiembre de 2017 y resurge con un aire desesperanzador para el rescate y conservación de los canales de la zona.

 

Para muchos habitantes de la Ciudad de México, Xochimilco es el lugar de las trajineras. Un lugar de atractivo turístico a donde ir, ya sea por su tradicional venta de plantas y flores, por su gastronomía e incluso para ir a “enfiestar” y pasear por sus canales. Sin embargo, también hay quienes confunden el término de trajinera con el de chinampa, como si se tratara de lo mismo. Se muestra un desconocimiento completo de la relación histórica, económica, social, cultural y ambiental de Xochimilco con el resto de la ciudad; se desconoce el pasado lacustre como definición, no exclusivamente de Xochimilco sino de todo el Valle de México.

 

Xochimilco es Patrimonio Cultural de la Humanidad, una zona declarada junto con el Centro Histórico de la Ciudad de México por la UNESCO desde 1987 por representar un remanente tangible del pasado lacustre prehispánico de lo que fuera Tenochtitlán. Sin embargo, además de su gran valor histórico y cultural, tiene un gran valor ecológico. Esta demarcación brinda importantes servicios ecosistémicos al resto de la ciudad; provee de condiciones naturales para la producción y cultivo de alimentos, abastecimiento de agua, regulación de la calidad del aire, recarga de acuíferos y control de inundaciones, así como también el alojamiento y mantenimiento de una gran biodiversidad. Estos beneficios también los aportaban en conjunto los otros 4 lagos de la cuenca del Valle de México (Xaltocan, Zumpango, Texcoco y Chalco) y su incidente pérdida se refleja en impactos que atentan afectando la calidad de vida de los ciudadanos. Sin estos beneficios se puede acrecentar la vulnerabilidad ante impactos sobre la salud y desastres como deslaves e inundaciones. Además de crear afectaciones sociales y políticas como lo ha sido, hasta ahora, con el controversial Lago de Texcoco. A pesar de los beneficios que la zona aporta al resto de la ciudad, la desecación del lago de Xochimilco ha sido producto de una modernización urbana que se buscaba desde principios del siglo XX, cuando la entubación de ríos y la desecación de canales, para dar paso a la construcción de avenidas y calles, parecía ser el único camino hacia el desarrollo urbano óptimo y por ende a un crecimiento económico favorable. Pues daban lugar a nuevas infraestructuras que representaban mejores medios de comunicación y transporte, aún cuando los canales, como el Canal Nacional, ya tenían esa función, pues por medio de distintas embarcaciones, desde trajineras hasta chalupas se transportaban productos y gente al centro de la capital. De esta manera se fue rompiendo el vínculo que unía a Xochimilco con la ciudad, y acortando la función de los canales a meramente de carácter recreativo. 

 

A mediados del siglo XX se empezaron a agotar los manantiales y canales de Xochimilco, ya que se extraía agua de la zona para abastecer una urbanización creciente que demandaba más servicios. Esto tuvo como consecuencia que se empezaran a presentar hundimientos en la zona lacustre como en el ejido de San Gregorio, en donde se registraron hundimientos de hasta 4 metros. Ante dicha problemática, los canales fueron abastecidos entonces con aguas tratadas e incluso con aguas negras, resultado de un desarrollo urbano con deficiencias de drenaje. Este abastecimiento artificial a los canales tuvo gran repercusión ambiental. Se contaminaron los canales afectando el crecimiento de flora nativa y ahuyentando la fauna. Además la contaminación del suelo hizo que las chinampas perdieran su fertilidad; lo que provocó una gran baja en la producción agrícola y fomentó un cambio en su uso de suelo, pasando de suelo de cultivo al habitacional; lo cual a su vez resultó en graves problemas ambientales y sociales. Se generó así una degradación socio-ecológica de Xochimilco, pues no solamente se ha afectado la economía humana y el desarrollo social sino también al ambiente. La degradación ecológica y económica de los canales de Xochimilco va en crecimiento pues se sigue extrayendo agua del subsuelo. El abastecimiento de agua tratada a los canales sigue siendo una práctica vigente pero es deficiente por el poco mantenimiento a cárcamos y estaciones de bombeo, aunado a fugas en tuberías y daños a la red hidráulica en general; esto resultó afectado también a partir del sismo del 19 de septiembre. La falta de agua en los canales empieza a ser cada vez más visible y preocupante.

El problema va más allá del área de actuación de las autoridades locales, se necesita la suma de esfuerzos entre distintas instancias del gobierno local con el gobierno federal, pero también con los habitantes de la localidad. Se tiene que entender a Xochimilco como parte de un sistema urbano y no como un elemento adyacente a él. Ya que las estrategias y esfuerzos que se han hecho hasta el momento para mantener el titulo de Patrimonio Cultural de la Humanidad no han presentado éxito: el acelerado crecimiento urbano en toda la zona ha sobrepasado los planes de acción para el rescate de chinampas y de sus canales. También se necesita de un gran esfuerzo social para valorar, exigir y actuar en un verdadero rescate de la zona; es necesario que veamos más allá de sus trajineras. Pensemos entonces en rescatar para integrar, restaurar y conservar en vez de rescatar para solo preservar; hagamos de Xochimilco algo más que un remanente histórico, hagámoslo parte de un presente urbano que busque integrarlo como  elemento clave para el desarrollo de un futuro sostenible. 


Referencias: 

  • Figueroa Torres, M., Linares Jauregui, F., Ferrara Guerrero, M., & Castro Mejía, J. ((eds) 2014). Manejo Integral de la Cuenca de Xochimilco y sus afluentes. Recuperado el 8 de abril de 2019, de UAM, Número especial de la revista E-Bios.: https://es.scribd.com/document/309629093/Manejo-Integral-Cuenca-Xochimilco
  • GPPA Consultores. (2012). Informe final “Taller Seminario: Temas Ambientales” Tendencias y propuestas sobre el hundimientos de la zona del ANP “Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco”. México: Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del Dsitrito Federal.
  • Terrones López, M. (2006). Xochimilco sin arquetipo: historia de integración urbana acelerada. Recuperado el 7 de abril de 2019, de Universidad de Barcelona, REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Vol. X, núm. 218 (37): http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-218-37.htm

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