Resultados de búsqueda para la etiqueta [vivienda vernácula ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Wed, 15 May 2024 16:32:06 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Saberes al borde. Materialidades para habitar el río Medellín https://arquine.com/saberes-al-borde-materialidades-para-habitar-el-rio-medellin/ Wed, 15 May 2024 15:51:58 +0000 https://arquine.com/?p=90124 Construir al borde de la precariedad constituye saberes valiosos que se vuelven ilegítimos en la medida en que existe un poder que así lo dicta. Son conocimientos que evidencian su capacidad de captar las múltiples agencias que existen en el lugar, y de ponerlas a trabajar a su favor con el más mínimo gesto de intervención.

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Todo cuanto tiembla en el borde es nacimiento.
Piedad Bonnett 

 

Son las siete de la mañana, la luz ha aclarado el cielo desde hace más de una hora, pero el sol recién se eleva más allá de las sinuosas laderas. Entre sus paredes y pliegues, y detrás de sus cúspides, miles de escamas anaranjadas se superponen y amontonan. Para quien recién llega a esta ciudad, su imagen está impregnada de una sensación de falta de espacio. 

Aunque es domingo, y el metro elevado está casi vacío —infraestructura habituada a cuerpos comprimidos para el tránsito productivo—, elijo estar de pie en uno de sus tantos vagones. Miro, desde una de sus ventanas, el transcurrir casi recto del río Medellín, que acompaña mi camino inicialmente por oriente —hasta desaparecer—, y que brota —tras una extensa curvatura— en el lado opuesto al comienzo de mi viaje. Es justo en este punto, cuadras antes de llegar a la estación Industriales, que lleva este nombre en “honor” a las principales fábricas que, durante muchos años, han vertido sobre la ciudad y este río: venenos, contaminación y desigualdad, que se hacen más visibles otros habitantes, no ya de las lejanas laderas, sino en los bordes próximos que confinan hoy el río de la ciudad. 

El Aburrá, antiguo nombre del río Medellín, en su paso por la lógica productiva materializada, fue recti-ficado, es decir, obligado a perder sus meandros —curvas que retrasan el transcurrir de su caudal— a mediados del siglo pasado. En el pasar de sus intervenciones, se crearon taludes a base de placas de concreto, y en su parte superior prosiguió su geometría por medio de vegetación, que hoy en día componen, de forma naturalizada, el paisaje de esta ciudad. Sobre, entre y cerca de estos taludes, los habitantes en situación de calle, o en este sentido, en situación del río, construyen sus provisionales moradas. 

A diferencia de los discursos hegemónicos, que actúan con violencia sobre estos cuerpos que tienen conocimientos y prácticas situadas —y sin negar los riesgos inminentes de habitar los márgenes de un río fuertemente contaminado e impredecible en sus crecientes hasta el desborde—, esta pequeña reflexión quiere reivindicar, visibilizar y valorar los saberes constructivos y la capacidad de lectura del territorio para el emplazamiento y construcción de sus habitáculos, que les permiten permanecer y sobre-vivir en este espacio. Como se verá a continuación, se trata no sólo de una respuesta precaria, sino de saberes éticos, dignos de ser aprendidos y reproducidos, en lugar de ser sufrir menosprecio y verse eliminados violentamente. 

 

Saberes vernáculos contemporáneos: la naturaleza de la basura 

En 1967, Lina Bo Bardi presentó, en la muestra Moderno: Diseño para la vida cotidiana en Brasil, México y Venezuela, 1940-1978, una silla que habría diseñado y construido, mientras esperaba la llegada de un autobús a pie de carretera. Lina señaló que habría aprovechado toda la experiencia popular, vernácula, del noreste brasileño para llegar a este simple y hoy icónico diseño. [1] En él utilizó, de la forma más simple posible, lo que encontró a la mano, como cuerdas y maderas, y las reunió mediante métodos y lógicas constructivas simples. 

¿Qué diferencia podríamos decir que existe entre este gesto de Bo Bardi y todos aquellos otros acontecimientos creativos que día a día surgen como respuesta a una necesidad? Me atrevería a contestar que ninguno. Salvo la visibilidad que se le otorgan a ciertos personajes y discursos por sobre otros, a veces, de manera muy tardía, como en el caso de Bo Bardi. Día a día, en la clandestinidad, y bajo la más humilde de las respuestas, las personas solucionan sus necesidades y facilitan su lugar de vida, por vía de la infinidad de materialidades diseñadas por sí mismos, construidas con lo que cuentan a su alrededor, sin el más mínimo de los reconocimientos. 

Para el Consejo Nocturno, una de las muchas características que definen a una construcción vernácula, sería esta. La de retomar los materiales más próximos y hacer con ellos una “prolongación del entorno, no su refrenamiento o dominación”. [2] Pues bien, la primera propuesta de este texto es que las personas que habitan el borde del río Medellín hacen arquitecturas vernáculas. Mas no en el sentido clásico de la exclusiva utilización de materiales “naturales”, como lo harían los animales, según Pallasmaa: 

Las culturas tradicionales, con sus arquitecturas vernáculas, emplean los mismos materiales naturales que los animales —como fibras vegetales, hojas, ramas, arcilla, barro, excrementos de animales o nieve— y están obligados a trabajar estos materiales de acuerdo con sus propiedades físicas. [3] 

Se sabe, sin embargo, que los pájaros contemporáneos adaptan a sus nidos tapas plásticas, envolturas y telas que encuentran por la calle. No podría reprochársele al animal de perder su capacidad de saber construir de forma armónica por la utilización de estos materiales. Sin embargo, sería más común negar que una arquitectura vernácula pueda estar hecha a base de basura. A menos, claro, que entendamos esos otros materiales como parte de la naturaleza del espacio social. En estricto sentido, cualquier material natural, incluido árbol o tierra, ha pasado ya por un proceso de transformación metabólica por otros cuerpos, como le expresa Bruno Latour al redefinir la naturaleza: “Las formas de vida tienen consecuencias, su metabolismo deja un montón de residuos, unos residuos que son utilizados por otras formas de vida,” [4] es decir: no existe lugar y materia prístina, no existe naturaleza inmaculada, todo ha sido ya modificado con anterioridad. 

Para la finalidad de ese ensayo, hablaré de la basura (los desechos inservibles de unos), como un material natural para otros, dado que es una materia prima encontrada en el territorio y utilizado a su favor, y que cumple además con otra de las características fundamentales de una buena arquitectura vernácula: “la energía invertida —para su producción— es baja.” [5] Es decir, definiré los materiales utilizados por los habitantes del río Medellín como naturales. Basura para el sistema dominante de consumo y desecho, pero materia prima para quienes están al borde de esta lógica, como el pájaro que usa la tapa plástica en su nido sin tener que fabricarla. 

 

 

Métodos a (la) mano. Saberes del sustento

En Animales arquitectos, Pallasmaa hace hincapié en todos los métodos y destrezas que los animales utilizan para construir sus propias moradas. Con pocas herramientas, y en la mayoría de los casos, con sus propios cuerpos, los animales excavan, esculpen, moldean, apilan, enrollan, pliegan, hilan, tejen y cosen. Sin máquinas ni combustibles, agrupan la materia dispersa y la vuelven estable y habitable. 

Diagrama: Saberes al borde

 

Movilizado por este metro, observo, a lo largo de 5 kilómetros —que van desde la estación Industriales hasta la estación Ayurá—, la forma en que seres humanos habitan y se adaptan a su entorno. Hay quienes reposan, como quien encuentra una cueva en su camino, los desemboques principales, hechos a base de concreto, mientras estos posean poco o nulo caudal. En el duro calor del mediodía, este el refugio más fresco ante el inclemente sol. Pero también hay lugares modificados, donde se ha excavado, moldeado y apisonado la tierra para dar espacio a sus casas. Entre árboles —dado que saben que las raíces sostienen la tierra—, y arriba de los desemboques —puesto que saben que estabilizan la resistencia del piso—, los humanos generan un hueco y en él extienden plásticos, tensan lonas, pliegan y doblan telas, las hilan, apilan tablones, cartones y plásticos. Para mantener la tensión y mínima amplitud al interior, hacen contrapesos con llantas y botes llenos de tierra o piedras, y usan troncos a modo de contrafuertes a las orillas. Ponen a trabajar al unísono a múltiples materiales que han podido recolectar a su alrededor. Algunos, cargados desde los barrios aledaños hasta el sitio, y otros que, como me cuenta uno de sus habitantes, “son traídos por el propio río.” [6] 

Con sus diseños abren y cierran su morada al exterior con solo plegar una de las lonas hacia el techo. Saben aprovechar los lazos tensados hacia los árboles para tender su ropa, o utilizan las planchas de concreto inclinadas para ponerlas a secar al sol. Tienen y guardan pertenencias: bicicletas, colchones, cobijas, utensilios con los que cocinan, herramientas con las que mantienen y reparan su frágil hogar. Acumulan plásticos, cartones y metales para venderlos más tarde. Algunos pocos cultivan sus alimentos (papayos o maíz) y usan incluso espejos como sistemas de vigilancia. Tienen sus costumbres, ordenan a su manera el lugar, tienen una morada, un reducto para intentar descansar.  

Cambiar(nos) las formas de vida 

A veces, para justificar sus desplazamientos y desarraigos, o generar narrativas contra los ya de por sí desfavorecidos, los medios de comunicación hablan de personas que generan “zonas peligrosas” [7] o equiparan su aparición, cada día más cotidiana entre las calles, como la de las “plagas”. Eliminan la palabra casa, hogar o morada, y en su lugar nombran a sus lugares como cambuches, [8] palabra local que define lugares poco fiables e improvisados. Sí, están hechos de materialidades menos uniformes en la absurda estética citadina, y menos fuertes y durables, según las normas que dictan hoy cómo vivir, mas no por ello son menos significativas e importantes para sus moradores. Son saberes pertinentes para un mundo de derroche y sobreproducción absurda. Una vida al borde, no sólo de un río contaminado, sino del sistema hegemónico que nos dirige. 

En su libro Fantasma de la vida moderna, el filósofo Luis Arenas propone engendrar contra la idea dominante de las firmitas, un espacio frágil, definido como un espacio “fluido, flexible, amable. [que] Como los fluidos, adoptará la forma de lo que lo contiene. Escuchará atento y en silencio las necesidades de su entorno y de sus habitantes.”[9] 

Creo que, sin entrar en mayor detalle, podríamos consensuar que estas moradas se asemejan en gran medida a la descripción que el filósofo propone. Con esto no quiero que se interprete que su precariedad deba ser romantizada, puesto que son las propias prácticas del sistema —extractivas, acumulativas y de competencia, y por tanto de expoliación y expulsión a quien no puede cumplirlas—, las que obligan a estos moradores a vivir al borde de un río. Es la propia desigualdad la que genera estas otras formas de vida. Sin embargo, no podemos, por sobre esa evidente disparidad, in-visibilizar las energías, materias y conocimientos vertidos en la construcción y mantenimiento de su propio hogar. Antes bien, es pertinente observarlas y aprender de ellas. Son saberes valiosos que se vuelven ilegítimos en la medida en que existe un poder que así lo dicta. Conocimientos que evidencian su capacidad de captar las múltiples agencias que existen en el lugar, y de ponerlas a trabajar a su favor con el más mínimo gesto de intervención. Se trata de aprender a entender y respetar sus saberes y costumbres, y de ejercitar una capacidad de ver en las diferencias una potencia para transformar —no bajo la idea colonialista— sólo su vida, sino la nuestra. 

 

Referencias 

[1] Instituto Bardi / Casa de Vidro, A cadeira beira de estrada é um projeto de Lina Bo Bardi que junta materiais simples e características do trabalho da arquiteta, post disponible en Facebook, 30 de junio de 2014. 

[2] Consejo Nocturno, Un habitar más fuerte que la metrópoli, Pepitas de calabaza, España, 2018, p. 106. 

[3] Juhani Pallasmaa, Animales arquitectos, Gustavo Gilli, España, 2021, p. 31. 

[4] CCCB, “Natura, Bruno Latour i Gerard Ortín Castellví. Un vocabulari per al futur”, video disponible en YouTube,13 de octubre de 2020. 

[5] Juhani Pallasmaa, op. cit., p. 16. 

[6] En una de las breves y pocas entrevistas que pude realizar, ya que los habitantes están inmersos en una comprensible desconfianza, a uno de los habitantes —que ha preferido no divulgar su nombre—, al preguntarle de dónde consigue los materiales para construir su lugar, le consta esta situación al preguntarle de dónde consigue los materiales para construir su lugar. 

[7] Redacción, “La ciudadela al borde del río Medellín”, Alerta Bogotá, 14 de enero de 2015. Alerta Bogotá. Recuperado de https://www.alertabogota.com/noticias/local/habitantes-de-la-calle-crearon-una-ciudadela-al-borde-del-rio-medellin. 

[8] Santiago Olivares Tobón, “En más de 30 sitios en Medellín, habitantes de calle levantaron sus cambuches”, El Colombiano , 8 de octubre de 2022. Recuperado. 

[9] Luis Arenas, Fantasma de la vida moderna, Trotta, España, 2011, p. 216. 

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Programa Aldeas https://arquine.com/obra/programa-aldeas/ Mon, 06 Feb 2023 21:10:23 +0000 https://arquine.com/?post_type=obra&p=75017 El programa ALDEAS, fundado hace casi 10 años en Colombia, pretende aprovechar la madera que cumple su periodo de maduración como un recurso renovable, y que, puede ser utilizada en proyectos de vivienda de interés social, escuelas, viveros, centros comunitarios, aulas ambientales, entre otros.  

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El programa ALDEAS, fundado hace más de 12 años, pretende aprovechar la madera que cumple su periodo de maduración (aprox.  5.000 ha de plantaciones disponibles) como un recurso renovable que se encuentra alrededor de los embalses propios, y que, puede ser utilizada en proyectos de vivienda de interés social, escuelas, viveros, centros comunitarios, aulas ambientales, entre otros.  

Durante los primeros años de esta iniciativa, se dio especial atención a viviendas de interés social en los Municipios del Departamento de Antioquia (Colombia). En los últimos años el programa se ha concentrado mucho más en el desarrollo de escuelas rurales ubicadas en resguardos indígenas, considerando que existe un vasto territorio que históricamente ha estado poblado por diferentes grupos indígenas con diversas características étnicas y culturales. Hasta el momento, se han construido 13 escuelas indígenas para la cultura Senú y Embera en diferentes municipios del Departamento de Antioquia.  

De acuerdo con esto, y adicionalmente a la disponibilidad del material de madera, el reto también consiste en resaltar y fortalecer la identidad de cada comunidad mediante la investigación de la etnia, identificando sus hábitos, costumbres y principales rasgos. La implementación de un diseño desarrollado a partir de talleres de imaginarios con los habitantes de cada resguardo indígena, es decir, de manera participativa, se convierte en una herramienta primordial para obtener un resultado con el cual los pobladores se sienten identificados y que responde tanto a la visión ancestral como al proceso de adaptación de la cultura a la contemporaneidad. 

A través de una metodología de diseño participativo desarrollado con los habitantes de cada resguardo indígena, se obtiene un resultado con el cual los pobladores se sienten identificados, respondiendo tanto a la visión ancestral como al proceso de adaptación de la cultura a la contemporaneidad. Como resultado del taller de imaginarios con la comunidad, se obtienen unas premisas de diseño que son para los arquitectos, una guía de diseño durante el desarrollo del proyecto. 

Específicamente para la comunidad Indígena Emberá, las edificaciones se componen de tres niveles: el espacio palafítico que separa el suelo y el nivel habitable, el espacio para los animales (Deakadebema) y el espacio habitable para las personas (el Debema). Finalmente el espacio cónico de la cubierta (el Iterebema), es el espacio para los alimentos. Los vanos abiertos de fachada se aprovechan para que la misma comunidad, a través de tejidos, incorporen la imagen gráfica de su cultura.  

A partir de la forma aparentemente circular de dos módulos de 12 y 16 lados respectivamente formando un “tambo”, se genera en uno de los módulos que funge el papel de espacio central para las clases académicas. En el segundo modulo se tiene un espacio central para restaurante. Siguiendo con esta metodología se han desarrollado otros proyectos de infraestructura comunitaria como viviendas indígenas, escuelas indígenas Senú, lugares de encuentros las cuales obedecen a premisas formales diferentes, pero que buscan principalmente enaltecer la cultura de las comunidades y hacerlas participes en su desarrollo. 

Gracias a esta iniciativa EPM (Empresas Públicas de Medellín) ha logrado tener presencia en 36 municipios del Departamento de Antioquia buscando el desarrollo equitativo y sostenible de los territorios contribuyendo al mejoramiento de vida de sus habitantes. 

Sobre EPM (Empresas Públicas de Medellín)
Empresa de servicios públicos que presta los servicios de Generación y distribución de energía, acueducto y alcantarillado de agua, gas, entre otros en Colombia y algunos países en Latinoamérica, posee 10 de los 23 embalses de generación de energía en Colombia, con un total de aprox.  74.000 hectáreas de extensión del territorio. Para el cuidado de los cuerpos de agua de los embalses y sus cuencas hídricas, EPM a través de programas ambientales y sociales, realiza la siembra y cuidado de plantaciones de árboles maderables, obteniendo más de 20.000 toneladas de madera anuales. En ese sentido, se identifica una gran oportunidad para el aprovechamiento de esta madera, y utilizarse en proyectos de ámbito social y comunitarios en las áreas de influencia donde EPM tiene presencia.  

Contacto: uo5026@epm.com.co

Algunos datos importantes son:
Más de 2.000 viviendas campesinas y 18 viviendas indígenas
13 escuelas indígenas
5 viveros
36 municipios intervenidos
Mas de 105.000 m2 construidos
Más de 10.300 personas beneficiadas

 

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