Resultados de búsqueda para la etiqueta [vivienda mínima ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Wed, 13 Mar 2024 22:29:24 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Cuadro Nakano North https://arquine.com/obra/cuadro-nakano-north/ Wed, 13 Mar 2024 22:29:24 +0000 https://arquine.com/?post_type=obra&p=88487 Situado a poca distancia de la estación de Nakano, en el oeste de Tokio, el Cuadro Nakano North es un proyecto que replantea las viviendas contemporáneas en un entorno urbano densamente poblado, rico en historia y con un espacio de terreno limitado.

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Situado a poca distancia de la estación de Nakano, en el oeste de Tokio, el Cuadro Nakano North fue diseñado por Ryuichi Sasaki Architecture, en colaboración con Kiz Architects y Hidetaka Gonai/Escenario. El proyecto replantea las viviendas contemporáneas en un entorno urbano densamente poblado, rico en historia y con un espacio de terreno limitado. Consta de tres unidades, y hace hincapié en el máximo aprovechamiento de la energía natural y una habitabilidad confortable. 

Como reflejo del contexto histórico de la vivienda en Tokio, donde aún existen zonas con terrenos muy pequeños, Cuadro Nakano North se levanta en un emplazamiento tan compacto que mide 4.7 m de ancho y 14 m de profundidad. A pesar de las limitaciones que imponen la pendiente y la proporción de superficie construida en el paisaje urbano del Tokio moderno, el edificio equilibra y optimiza su área construida. 

Dados los recientes problemas de vivienda en la capital japonesa, el proyecto abordó la difícil tarea de acomodar tres unidades residenciales y estacionamiento en un espacio pequeño. La solución de la empresa consistió en una única escalera que une hasta cuatro niveles. Además, la planta superior incorpora un mostrador de trabajo en lo alto de la escalera, atendiendo a la demanda de trabajo a distancia de la sociedad contemporánea. 

Las habitaciones, incluida la cocina, presentan un esquema minimalista con accesorios, e iluminación unificados, junto a paredes de concreto y blanco. Todo ello crea un ambiente despejado y refinado. Las ventanas herméticas de alto rendimiento, con aberturas de 1,700 milímetros cuadrados, facilitan la ventilación y la iluminación naturales, reduciendo al mínimo la necesidad de aire acondicionado. 

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Casa Hara https://arquine.com/obra/casa-hara/ Fri, 26 Nov 2021 07:00:14 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/casa-hara/ La Casa Hara, como una simple "serie de marcos de celosía", tiene como objetivo conectar todas estas entidades al ser parte de la forma colectiva del pueblo. Refuerza las viejas conexiones mientras otras nuevas con los edificios circundantes y la comunidad.

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La Casa Hara está ubicada en una aldea agrícola en la ciudad de Nagaoka, prefectura de Niigata.

La mayoría de las funciones que se requieren en una casa totalmente autosuficiente ya estaban presentes en el sitio, como la casa de los padres, áreas de almacenamiento y habitaciones privadas.

La dirección del diseño fue crear un edificio que revitalice las estructuras ya presentes en el sitio, y que tenga el potencial de adaptarse a nuevas funciones a medida que surja la necesidad o el estado de ánimo.

 

El edificio emula su entorno, compuesto por muchos invernaderos de vinilo y cobertizos de trabajo, y utiliza ensambles de madera cuadrados de 120 mm para crear una serie simple de cerchas en forma de “A”. Esa estructura crea la imagen de una gran carpa; una estructura rígida pero generosa que asimila todos los comportamientos humanos. El almacenamiento, las particiones y las habitaciones privadas se han eliminado en la medida de lo posible para simular un gran espacio abierto que se adapta a las necesidades del usuario. En  ese entorno, uno no puede evitar depender del apoyo de los otros edificios que lo rodean, sobresaliendo así de la envolvente del edificio y promoviendo el uso de la arquitectura existente. El objetivo era crear una forma de vida que nunca esté completa dentro de esta única estructura sino que, más bien, forme una pieza de la arquitectura más grande: una casa que forma parte de un grupo de edificios.

Por lo tanto, la Casa Hara, como una simple “serie de marcos de celosía”, tiene como objetivo conectar todas estas entidades al ser parte de la forma colectiva del pueblo. Refuerza las viejas conexiones mientras otras nuevas con los edificios circundantes y la comunidad.

Casa Hara es una propuesta de una “casa pequeña” que muestra un nuevo “sistema de gestión de una aldea”; una forma de revitalizar pueblos que antes eran un conjunto de fuertes interconexiones.

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El filántropo arquitecto https://arquine.com/el-filantropo-arquitecto/ Wed, 03 Nov 2021 16:17:27 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-filantropo-arquitecto/ El multimillonario estadounidense Charles Munger donó a la Universidad de California en Santa Barbara 200 millones de dólares para la construcción de un dormitorio. Con una condición: que se construya de acuerdo a su propio diseño. El problema: 94% de las habitaciones no tendrán ventanas.

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Charles Thomas Munger nació en Omaha, Nebraska, el 1 de enero de 1924. Pronto cumplirá 98 años. Es socio del multimillonario Warren Buffett. Ocupa el lugar 1580 en la lista de multimillonarios de la revista Forbes, con una fortuna calculada en 2,300 millones de dólares. Hace unos días su nombre apareció en varios portales dedicados a la arquitectura después de que Dennis J. McFadden, arquitecto con estudios en las Universidad del Sur de California y Princeton y director de diseño de la firma Leo A Daly, renunció al Comité de revisión de diseño de la Universidad de California en Santa Barbara, en protesta por el diseño de un edificio de dormitorios para más de 4,500 personas, para cuya construcción Charles Munger había donado 200 millones de dólares. Con una condición: que se construya de acuerdo a su propio diseño.

Desde entonces, la nota a pasado de los medios dedicados a la arquitectura a los grandes periódicos de los Estados Unidos. La imagen de la perspectiva exterior del masivo edificio, con molduras de aire neoclásico, no sorprende tanto como la planta que muestra el tamaño y la distribución de los dormitorios. Es precisamente por eso último que McFadden renunció, diciendo, según da cuenta el portal Archinect, que le resultaba “insoportable desde su perspectiva como arquitecto, como padre y como ser humano.” Y añadía: “El edificio es un experimento social y sicológico con un impacto desconocido en las vidas y el desarrollo personal de los estudiantes que atiende la universidad.”

Vista del edificio propuesto por Munger

Planta tipo

 

Planta tipo de una suite

 

El edificio propuesto por Munger tiene 9 niveles de dormitorios. En cada nivel hay ocho “casas”. Cada casa está formada a su vez por ocho “suites” a lo largo de un corredor que desemboca en un área común. Las suites están formadas por ocho habitaciones de aproximadamente 3 por 2 metros (10 x 7 pies), además de dos baños, una cocina y un comedor. Prácticamente ninguna habitación tiene ventanas. En un artículo publicado en Los Angeles Times, McFadden amplía la descripción:

Cada piso albergará a 512 estudiantes en un rectángulo 20% más grande que el área de la cancha del estadio de los Dodgers. El edificio, de más de 156,000 metros cuadrados —con sólo dos entradas— intenta experimentar una ingeniería social al crear espacios de vida comunal para grupos de 64 estudiantes en el perímetro del edificio, relegando las unidades de vivienda para 8 personas al interior. El ambiente está sellado; no hay ventanas hacia el exterior en el 94% de las habitaciones individuales.

“No me sorprende que alguien vea el diseño y diga «¿qué diablos pasa aquí?”, dijo Munger, el arquitecto filántropo, según una nota del New York Times. “Lo que está pasando —agregó— es que va a funcionar mejor que cualquier otra alternativa práctica.” Y en una entrevista con Fred A. Bernstein, publicada por Architectural Record, tras calificar como idiotas a sus críticos y asegurar que otras universidades estarían celosas de su proyecto, Munger afirmó haberse basado en la Unidad de habitación de Marsella, de Le Corbusier, corrigiendo sus errores —pues no funciona bien al ser un edificio demasiado estrecho. La falta de ventanas la justifica con referencias a los camarotes en los cruceros de Disney y la resuelve con pantallas led tras cortinas y con control de intensidad para que la persona que ocupe la habitación pueda regular la iluminación que prefiera.

Munger Graduate Residences, Universidad de Michigan

 

Y aunque la sorpresa y rechazo en el mundo arquitectónico por la propuesta de Munger son recientes, no se trata de su primer proyecto. Las Munger Graduate Residences, en la Universidad de Michigan, también diseñadas y financiadas por Munger, están formadas por suites con 6 unidades individuales y un baño privado. Sin ventanas en la mayoría de los casos. La falta de iluminación y ventilación naturales no impide que la Universidad de Michigan presuma que al vivir en el Munger “formas parte de una única comunidad de pensadores, diseñadores y actores […] habitando un ambiente que te pide crecer, adaptarte y prosperar.”

Las propuestas de Munger son, sin duda, un caso extremo de la relación entre diseño y precariedad —y, en este caso, “filantropía”. Pero desgraciadamente la construcción de espacios inapropiados para su ocupación, desde habitaciones para trabajadoras domésticas hasta “suites” vendidas como departamentos, es hoy una práctica habitual en el mercado inmobiliario, y muchas veces con el apoyo y supervisión de algún arquitecto.

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Casa en Newton https://arquine.com/obra/casa-en-newton/ Fri, 17 Sep 2021 06:00:12 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/casa-en-newton/ La Casa en Newtown explora cómo una pequeña huella puede crear un alto nivel de comodidades, y cómo podemos vivir de forma más sostenible. 

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La Casa en Newtown explora cómo una pequeña huella puede crear un alto nivel de comodidades, y cómo podemos vivir de forma más sostenible.  El sitio se encuentra en una zona densa rodeada de una variada trama urbana, líneas de tren, carriles,  jardines y parques comunitarios. Ubicado en el medio del ajetreado Newtown en el interior oeste de Sydney, el sitio es pequeño e incómodo, pero se beneficia de la buena luz solar y la proximidad a las comodidades urbanas.

La casa está en medio de una hilera de seis terrazas. Vista desde atrás, esta hilera es un conglomerado de diversos materiales, texturas y colores. La casa está adyacente a una concurrida línea de tren, debajo de una ruta de vuelo y en medio de un contexto urbano variado y activo. El área total del sitio es de 68 m2 diminutos y 3.6 m de ancho. En la parte trasera del sitio hay un parque comunitario muy querido y una iglesia catalogada como patrimonio, así como  árboles maduros y huertos comunitarios. La fila de la terraza se encuentra dentro de un bloque triangular que da como resultado una serie de límites en ángulo. El  sitio tiene 13 límites diferentes (y en ángulo) a diferencia de los típicos cuatro
límites que normalmente se colocarían según los patrones de calles urbanas. El diseño del proyecto necesitaba racionalizar estos ángulos, el sitio diminuto y su contexto urbano activo.

Nuestra respuesta de diseño para la nueva adición fue expresiva en color y simple en forma.
El diseño agregó un nuevo volumen del primer piso con sutileza. Las aberturas a la casa se proyectaron como aberturas  enmarcadas hacia el parque trasero. Los umbrales al patio brindan un borde fino que se adapta a la escala de la casa y sutilmente extruyen la longitud.

Estos nuevos umbrales traseros exploran la privacidad y la publicidad. El balcón trasero estilo Juliette y el el techo verde al que se accede desde el dormitorio del primer piso permite que el edificio se “abra” al parque trasero y a la comunidad urbana, o que se “cierre” cuando se requiera privacidad.

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Housing La Huella https://arquine.com/obra/housing-la-huella/ Tue, 30 Mar 2021 08:00:53 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/housing-la-huella/ Según la normativa, por la superficie del terreno se podían construir como máximo 4 viviendas. Agrupamos esta cifra en dos grupos de dos, formando un par de bloques separados por un cantero verde.

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Ubicado en La Calera, al noroeste de la ciudad de Córdoba en el barrio Cuesta Colorada, este proyecto es uno de los primeros que diseñamos en su tipología. Tanto la topografía del terreno, como el tipo de vivienda a desarrollar, nos dieron las pautas para el diseño. Con una pendiente positiva bien pronunciada, debíamos salvar la diferencia de niveles desde el proyecto para poder apropiarnos correctamente del espacio verde.

Según la normativa, por la superficie del terreno se podían construir como máximo 4 viviendas. Agrupamos esta cifra en dos grupos de dos, formando un par de bloques separados por un cantero verde. Para resolver la diferencia de desnivel, diseñamos una tipología a tres niveles. El primero queda casi semienterrado y sólo tiene un acceso desde el frente el cual, completamente enterrado en la parte de atrás, se usa como espacio de cochera.

La vivienda se extiende en los dos niveles superiores. El nivel intermedio, donde se desarrolla la parte social, tiene vistas hacia el frente y salida hacia el jardín. El último nivel contiene el área privada. Cada unidad se plantea con una exigencia máxima de metros cuadrados cubiertos, por lo que el desafío estaba en desarrollar una vivienda mínima, funcional y cómoda.

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En busca de una salida al laberinto normativo de la Ciudad de México: densificación y cohabitación https://arquine.com/en-busca-de-una-salida-al-laberinto-normativo-de-la-ciudad-de-mexicio-densificacion-y-cohabitacion/ Tue, 09 Feb 2021 15:38:26 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/en-busca-de-una-salida-al-laberinto-normativo-de-la-ciudad-de-mexicio-densificacion-y-cohabitacion/ Actualmente, la norma mexicana no incluye ninguna figura que sea capaz de albergar en sí un sistema de cohabitación. En México, los esquemas más cercanos son las residencias de estudiantes, a las que les corresponde inexplicablemente el uso de hotel por normatividad, lo cual parece poco razonable ya que el funcionamiento y uso de uno y otro es completamente diferente.

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Un laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres.

Jorge Luis Borges

Según ONU-HABITAT para el 2050 se espera que el 75% de la población viva en una forma de territorio urbano, contrastantemente, dichos territorios representan tan solo el 3% de la superficie terrestre(1). Como sucede en la mayoría de las grandes metrópolis del mundo, la tierra se vuelve más escasa y, como con cualquier recurso, su precio es inversamente proporcional a su disponibilidad. La Ciudad de México no es la excepción: la escasez de suelo y su encarecimiento se han convertido en un verdadero quebradero de cabeza, tanto para sus ciudadanos, que difícilmente pueden permitirse una vivienda digna a un precio razonable, como para arquitectos y urbanistas, que a duras penas pueden ofrecer soluciones adaptadas a nuestros tiempos, principalmente por el obsoleto laberinto normativo en el que hay que sumergirse. 

La problemática se agrava al comprobar que no existe una normatividad coherente y lógica que secunde el desarrollo de vivienda asequible dentro de la ciudad. Al ser cara y escasa la tierra susceptible a desarrollarse dentro de la ciudad, las grandes empresas vivienderas compraron terrenos a las afueras de la ciudad, donde la tierra es más barata, promoviendo así el desarrollo incontrolado de miles de casas a través de créditos precolocados y ubicando a gran cantidad de ciudadanos a más de 30 kilómetros de su lugares de trabajo, con una doble consecuencia: la expansión de la mancha urbana y el impacto ambiental derivado del uso obligado del vehículo particular.

El precio del suelo en la Ciudad de México está determinado de forma indirecta por el potencial de desarrollo y la accesibilidad a servicios de una zona determinada. A efectos de la norma de la Ciudad de México, el potencial de desarrollo queda determinado por dos coeficientes: el COS (Coeficiente de Ocupación del Suelo) y el CUS (Coeficiente de Utilización del Suelo).(2) La instancia que regula el uso del suelo en la Ciudad de México es la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI).

Por tanto, se puede asumir que las zonas que son más propensas a ser densificadas y con mayor acceso a servicios, serán aquellas con mayor desarrollo urbano e inmobiliario. Es precisamente el uso del suelo lo que mueve la demanda del mercado, con un claro desequilibrio entre distintas zonas dentro de una misma ciudad. Así, si el gobierno determina dicho uso del suelo y el potencial e indirectamente controla el precio. Por lo tanto, el encarecimiento en el valor de la tierra dentro de la Ciudad de México está provocada por el mismo gobierno.

 

La perversión del sistema

A falta de capacidad de desarrollar la totalidad de la vivienda social requerida, el gobierno de la Ciudad de México, a través de la Procuraduría Ambiental y Ordenamiento Territorial (PAOT), publicó la Norma 26 en el año 2000, con el objetivo de incentivar la producción de vivienda asequible en las cuatro alcaldías centrales de la Ciudad de México a través de la iniciativa privada. La Norma 26 dividía la ciudad en centralidad y periferia, y según la ubicación del predio determinaba si se podían o no incrementar dos niveles en altura en las construcciones, lo cual incrementaba el CUS propio del uso del suelo. El número de viviendas permitidas y su superficie quedaba intacto y determinado de acuerdo con las especificaciones de vivienda social del Instituto Nacional de Vivienda (INVI), 65 metros cuadrados y un precio máximo de quince veces el sueldo mínimo de un año en la Ciudad de México.(3) Esto significaba que, al construir un desarrollo de viviendas según las características específicas establecidas por ley, con un precio de venta menor a 1 millón de pesos, como retorno se gratificaba con la opción de construir dos pisos adicionales. Al poco tiempo, todo se quedó en buenas intenciones, ya que algunos desarrolladores inmobiliarios detectaron los vacíos legales de la norma para sacar beneficio económico propio. 

Efectivamente, muchos de los inmobiliarios utilizaron la normatividad para conseguir más densidad de desarrollo, pero no precisamente para generar vivienda social asequible dentro de la ciudad. En contraposición a lo que la ley establecía, lo que hicieron fue urdir una telaraña de trampas logrando construir mayor número de viviendas y niveles permitidos. Así, el juego de los desarrolladores inmobiliarios se basaba en vender primero a precio de vivienda social las edificaciones, tal y como marcaba la Norma, pero a empresas propias. De este modo se enriquecían, ya que el precio final de venta que posteriormente ofrecían a los ciudadanos era más propio de viviendas de clase media y alta. El Gobierno detectó los abusos de los inmobiliarios y suspendió la Norma 26 a partir agosto de 2013; lo preocupante es que desde entonces no hayamos tenido una norma o un programa que incentive realmente el desarrollo de vivienda asequible en la Ciudad de México.

 

Desgranando las aristas del problema

Hay más normas sin sentido en la reglamentación. Según la Norma Mexicana, una vivienda, para ser considerada y desarrollada como tal ha de contar obligatoriamente con determinados locales o espacios de uso definido, especificados en el Reglamento de Construcciones de la Ciudad de México: una cocina, una sala, un comedor, dos recámaras, un baño, etc. Hasta hace 4 años nos encontrábamos con el siguiente absurdo: tuviéramos o no vehículo, las viviendas tenían que proyectarse con estacionamiento. 

Hoy en día, parece que la Norma no ha evolucionado mucho más. ¿Cómo explicarnos que toda vivienda ha de tener necesariamente determinado número y tipo de espacios, independientemente de la demanda real del usuario, limitando posibles diseños que reflejen el ritmo de vida de nuevas generaciones? Por tanto, otro factor más para el encarecimiento de la vivienda es la obligatoriedad espacial que supone un sobredesarrollo de metros cuadrados, traducida en espacios que los usuarios probablemente ni demanden ni utilicen. Más allá del programa obsoleto de vivienda al que me he referido, realmente el gran problema que subyace es la evidente incapacidad de la Norma de adaptarse a la realidad del mundo en que vivimos y los estilos de vida de los mexicanos. A pesar de la complejidad descrita, la problemática poliédrica a la que está sometida la Ciudad de México se puede resumir en una ecuación irracionalmente sencilla:

 

Política de

no densificación

+ Control del

uso de suelo

+ Escasez y alto costo del suelo + Programa inflexible de vivienda = Imposibilidad de construir vivienda

asequible

+ Expansión de la mancha urbana

 

El cohabitar como solución

No estar dispuesto a densificar ciertas zonas de la ciudad, significa al mismo tiempo estar dispuesto a contribuir al crecimiento imparable de la mancha urbana. El promedio de densidad de la Ciudad de México es de tan sólo 1.5 niveles; su punto más largo de punta a punta es de 60 kms. Las ciudades tienen que empezar a densificarse como parte de la solución al problema. 

La calidad de vida de los ciudadanos se basa en la construcción de un equilibrio entre espacios públicos y privados: las unidades mínimas de vivienda (uso privado) se pueden hacer más chicas en función de la oferta y cantidad de espacios públicos (uso colectivo o compartido) que la ciudad ofrezca. Un esquema de cohabitación parte de una unidad mínima indispensable con muchas áreas comunes compartidas por otras unidades mínimas, como pueden ser una sala de televisión, un gimnasio, cocinas, comedores, salas de estudio, jardines, patios, albercas, entre otras. Por tanto, en la medida en que se reduce la unidad mínima, se logra generar viviendas más asequibles y más adaptadas al estilo de vida actual.

El cohabitar ha existido desde los principios de la humanidad, algunos ejemplos de ello podrían ser: la casa prehispánica donde al patio central servía de cocina y comedor a varias familias, compartiendo no sólo el espacio sino el acto de mismo de cocinar y comer; o la casa romana bajo una estructura similar. Sin embargo, desde la perspectiva de utilizar los esquemas de cohabitación para el desarrollo de vivienda asequible dentro de las ciudades, está el proyecto Narkomfin4 desarrollado en Rusia en el año de 1934. El objetivo del proyecto era lograr bajar los precios de las viviendas, para lo cual utilizaron dos estrategias: por un lado, eliminar las cocinas de las viviendas, con lo cual redujeron los metros cuadrados requeridos  y eliminaron la necesidad de llevar gas a todo el edificio (una de las instalaciones más cara en desarrollo de una vivienda); por el otro lado, ubicaron  en la planta baja una serie de cocinas y comedores comunales los cuales no solo cubrían la función sino que ayudaban a la construcción de una comunidad.

 

Una nueva realidad

Apostar por la densificación y los esquemas de cohabitación sería una solución a la gran carencia de vivienda asequible en las ciudades y un modo de frenar el crecimiento desorbitado del costo del suelo. La cohabitación ya es una realidad en México a pesar de no existir diseños específicos a escalas arquitectónica-urbana que garanticen la seguridad y calidad de vida de los usuarios. Han sido las propias generaciones de millenials las que han contribuido a que el cohabitar se esté desarrollando en México de forma inorgánica. 

Como ejemplo, los datos que recientemente arrojaba la revista Forbes México: Como consecuencia de la pandemia y la falta de vivienda asequible en la ciudad, el 43% de los millenials tuvo que mudarse de casa; de los cuales el 19% tuvo que regresar a la vivienda de sus padres(5).  Estas generaciones se han visto obligadas a vivir bajo un esquema comunitario. Habitualmente se ven obligados a rentar entre varios jóvenes pisos o cuartos bajo un “esquema ordinario” de vivienda que, a efectos prácticos, ha terminado transformándose en un “esquema de cohabitar”, pero sin un diseño arquitectónico adecuado de cohabitar que cubra sus necesidades. ¿A dónde nos lleva esto?

Actualmente, la norma mexicana no incluye ninguna figura que sea capaz de albergar en sí un sistema de cohabitación. En México, los esquemas más cercanos son las residencias de estudiantes, a las que les corresponde inexplicablemente el uso de hotel por normatividad, lo cual parece poco razonable ya que el funcionamiento y uso de uno y otro es completamente diferente. Por otro lado, además del problema de uso, nos encontramos con el de la zonificación, el esquema de distribución del uso de suelo en la Ciudad de México está regido bajo el principio de la zonificación lo cual, inmediatamente, limita el lugar donde se podrían construir las edificaciones con este uso. Una vez dándonos cuenta de que el cohabitar ya es una realidad en México, independientemente de que el gobierno, las normatividades o los profesionales queramos verlo, es importante incluirlo en una norma que secunde su desarrollarlo. De la misma forma, caminar hacia una normatividad adaptada al mundo contemporáneo, que impulse políticas públicas que ofrezcan una solución viable al problema del suelo y vivienda social asequible dentro de nuestras ciudades. Si alguna vez tienen oportunidad de adentrarse a la normatividad de la Ciudad de México, o mejor aún, osar aplicarla en algún proyecto, les adelanto que probablemente experimenten la sensación de adentrarse en un mundo borgiano de contradicciones, un laberinto legal del cual parece no haber salida.


(1) ONU UN-HÁBITAT: https://mirror.unhabitat.org/documents/GRHS09/K0952834s.pdf
(2) El COS o Coeficiente de Ocupación del Suelo indica qué tanta área del terreno puede construirse y qué tanto debe quedar libre. El CUS o Coeficiente de Utilización del Suelo establece el total máximo permitido de metros cuadrados construidos en un proyecto.
(3) Norma de ordenación número 26: http://www.paot.org.mx/centro/normas/df/pdf/2015/NGO_26_10_08_2010.pdf
(4) Edificio Narkomfin: https://www.architectural-review.com/essays/making-sense-of-narkomfin
(5) Forbes México: https://www.forbes.com.mx/noticias-43-de-millennials-ha-tenido-que-mudarse-de-hogar-tras-pandemia/

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Una habitación https://arquine.com/obra/una-habitacion/ Thu, 19 Nov 2020 12:00:44 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/una-habitacion/ El proyecto es una habitación, con todo el que significa hacer una habitación. Un único espacio; compacto y total donde la temporalidad deja de estar ligada a una secuencia de estancias para pasar a traducirse a muebles, en la propia acción del que vive en ella.

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El proyecto del joven arquitecto inglés John Pawson –una pequeña vivienda en Londres que serviría albergar la vida del viajante durante sus descansos en la ciudad– dio pie a una reflexión necesaria para que surgieran las primeras ideas para la reforma de esta vivienda de tan solo 28 m². Una casa para un momento concreto, sin permitir una vida extensa y abundante, sino esencial en su uso. 
Una reforma que pretende comprender esta visión sobre la vivienda mínima.

La preexistencia se entendía como una primera naturaleza, base irregular llena de rastros y del cual el proyecto se quería aprovechar. El trabajo de vaciado ayudó a descubrir toda una serie de elementos olvidados por el tiempo: las baldosas hidráulicas típicas de las viviendas de los barrios obreros, las molduras clásicas de las puertas y ventanas y sobretodo los ya olvidados postigos, que una vez estuvieron allí.

El proyecto se construye de forma lenta, con aciertos y cambios que van surgiendo. Los hallazgos y los detalles obligan a mantener una comunicación constante con los operarios y así, soluciones.

El único muro que se construye es el del baño, una división ligada a las vueltas del techo y los límites de la carpintería, encajada y provocando la formalización rectangular de la habitación como único espacio. La cocina y el baño, igual que la terraza, se entienden como unos anexos de servicio, como si se adjuntaran de forma necesaria para poder vivir.

Los elementos móviles preexistentes, puertas y ventanas, se trabajan para generar un diálogo entre ellos. La puerta corrediza, que pasa de la cocina al baño, la puerta del lavadero y el resto de elementos se pintan de blanco en su interior, pero de color en su exterior, buscando un juego cromático en su acción y movimiento. Se construye un lenguaje íntimo.

Las antiguas divisiones quedan patentes en el suelo, como un rastro del qué había, pero también de los cambios provocados en obra, haciendo que surja un palimpsesto de plantas que dialogan con la nueva vida del piso. La composición en las paredes interiores se trabaja desde la comprensión de su totalidad. El diseño de unos nuevos postigos liga las diferentes paredes y aperturas, haciendo que aparezca una relación directa entre ellas. La partición de los postigos en dos tramos, permite dar intimidad e iluminar el espacio de forma limitada o total, para jugar también, con su expresión en interior. La dirección de los tiradores remite de forma directa a nuestra acción.

Una única pared ciega se equilibra a través de un estante continúo y a 1.52 metros de altura respecto al suelo. Situando así una cota visual que divide y organiza el espacio y que permite situar aquellos objetos que lo construyen.


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Contra la vivienda mínima https://arquine.com/contra-la-vivienda-minima/ Wed, 15 Apr 2020 14:19:51 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/contra-la-vivienda-minima/ El problema de la vivienda no sólo se "soluciona" al organizar espacios e inventar formas arquitectónicas, hay que replantear formas de vida y, así, las estructuras sociales y económicas en que se sostienen.

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1. Vivienda mínima

Karel Teige —arquitecto, fotógrafo y crítico de vanguardia, nacido en Praga en 1900, dice su nota biográfica— publicó en 1932 Nejmenší byt. Eric Dluhosch, traductor del libro al inglés, explica que nejmenší quiere decir el más pequeño, mientras que byt es apartamento, pero también cuarto y, por extensión, vivienda. Dluhosch traduce al inglés como The minimum dwelling lo que al español acostumbramos llamar vivienda mínima. En el capítulo que trata ese asunto —y que da título al libro—, Teige escribió:

Cualquier discusión sobre este tema debe tener en mente que los problemas sociales y económicos reales de la vivienda para los estratos con ingresos mínimos para subsistir, difícilmente podría resolverse proponiendo alguna solución funcional ideal, por el hecho de que dicho ideal queda fuera de su alcance. La pregunta correcta a hacerse es, entonces, cómo proveer a esos estratos con una vivienda que satisfaga al menos los requerimientos mínimos para una vida saludable.

Pocos años antes de que Teige publicara Nejmenší byt,, el segundo CIAM, en Frankfurt en 1929, tuvo por tema Die Wohnung für das Existenzminimum, lo que a veces se traduce también como la vivienda mínima, aunque Existenzminimum es, además, salario mínimo o “los ingresos mínimos para subsistir”, de los que habla Teige. El título Nejmenší byt quizá sea más cercano a Kleinwohnung, la pequeña vivienda, como lo usó Alexander Klein en su artículo “Elaboración de plantas y configuración de espacios en pequeñas viviendas y nuevos métodos de valoración” — Grundrißbildung und Raumgestaltung von Kleinwohnungen und neue Auswertungs-Methoden—, publicado en 1928. En ese texto Klein citaba al doctor Gruschka quien decía que «el concepto de “mínimo de vivienda” —Wohnungsminimum— debe entrañar una profunda modificación, tanto cualitativa como cuantitativa, de cada una de las peculiaridades de la vivienda de modo que el funcionamiento de ésta se sitúe a un nivel asequible para la economía familiar… sin que ello suponga un deterioro de las condiciones de vida, tanto físicas como espirituales, de sus moradores.»

Hermann Muthesius, Wie baue ich mein Haus?, 1919

 

Para Teige, la idea de una vivienda mínima debería distinguirse radicalmente de la de un departamento pequeño y, sobre todo, de la de una casa unifamiliar chica —Das kleine Einfamilienhaus, como se titulaba un capítulo del libro de Hermann Muthesius Wie baue ich mein Haus?, ¿Cómo me construyo mi casa?, publicado el mismo año de la fundación de la Bauhaus, 1919. Teige escribió:

Si la vanguardia arquitectónica quiere reclamar el eslogan de la vivienda mínima, debe aprender a entender que el secreto de esa cultura de la vivienda en particular, cuyos representantes son Wright, Le Corbusier, Loos, Gropius y Mies van der Rohe, también es un secreto sucio de la sociedad actual, que con su máscara de opulencia y alta cultura —que revela una situación singular, expresada de manera inmejorable en el dicho popular “algunos tienen la dona mientras otros se quedan con el agujero” Se ha hecho costumbre en las revistas de arquitectura llamar a esta arquitectura, esa Baukunst, y a su suntuosidad técnica como “nuestra cultura de la vivienda”. Si eso fuera verdad, y si designamos como cultura sólo eso que es accesible a los ricos, entonces el eslogan de la “vivienda mínima” es, de hecho, un grito de guerra contra la cultura burguesa y contra la ideología arquitectónica burguesa, un llamado para una arquitectura socialista y proletaria, y una solución socialista al problema de la vivienda.

Para Teige, “el tipo dominante de vivienda es, naturalmente, el tipo de vivienda de la clase dominante”, reservada para ciertos niveles de prosperidad: “un salario mínimo —Existenzminimum— excluye la vivienda en el sentido convencional de la palabra.” Eso pasaba, según Teige, aun con la nueva arquitectura cuyo “enorme progreso técnico y arquitectónico” impresionaba, en la que “los ornamentos han desaparecido por completo y las formas simples, geométricas, han triunfado”, pero en la que se mantenían sin cambio “todas las características fundamentales del habitar burgués: la casa se mantiene como un objeto aislado, espacial, posando como una obra de arte.” Teige pensaba que las posibilidades ofrecidas por la arquitectura y la tecnología de su época no se habían realizado por completo. Y también pensaba que el principal obstáculo para una auténtnica transformación de la vivienda era que seguía basándose en la organización familiar burguesa y en el sometimiento de la mujer a las tareas domésticas: “la vida privada en las viviendas actuales está constreñida a conformarse a los dictados del matrimonio burgués”.

 

 

 

2. Cómo vivir en un departamento

William Heath Robinson nació en el Reino Unido en 1872. Su ambición era convertirse en un pintor de paisajes, pero para ganarse la vida empezó a trabajar como ilustrador de libros. Las mil y una noches, algunas obras de Shakespeare y cuentos de Hans Christiani Andersen. También escribió algunos libros infantiles. También empezó a publicar dibujos en algunos diarios. En muchos de ellos presentaba complicados y absurdos mecanismos usados para resolver tareas aparentemente sencillas. Sus invenciones se hicieron tan populares que su nombre se incluyó en el diccionario en 1912 para designar artefactos ingeniosos y, al mismo tiempo, absurdos. ¡Un Heath Robinson! Entre 1932 y 1933 dibujó una serie titulada Flat Life en la que presentaba artilugios para aprovechar al máximo el espacio mínimo de la vivienda moderna. En 1936, junto con K.R.G. Browne publicó un libro derivado de aquellos dibujos, How to Live in a Flat. En la introducción a su libro escriben:

La  historia no registra, hasta donde sé, el nombre de la persona que invento el Hogar —probablemente porque fue devorado por un megaterio de cuello retorcidio antes de que lo pudiera entrevistar la prensa, que por entonces aún no existía. Parece cierto, sin embargo, que el primer y original Hogar fue simplemente un agujero en un risco, sin ninguna de las comodidades modernas.

 

 

 

Las cuevas dejaron de ser populares —dicen— y alguien las sustituyó por un nuevo invento: las casas, que a su vez cedieron lugar a la vivienda del futuro: el departamento. De cierta manera los dibujos de Heath Robinson son un complemento irónico a las críticas de Karel Teige. Una pequeña burguesía se ve obligada a utilizar complicados artefactos para continuar con sus rituales domésticos en sus modernos y pequeños departamentos. La arquitectura es simple, geométrica, moderna —tanto que sus techos se ocupan para actividades deportivas, como años más tarde ocurrirá en la Unite d’habitation corbusiana. Pero las formas de vida y las formas arquitectónicas no se corresponden. Porque en el fondo, para cambiar la arquitectura hay que transformar las primeras tanto o más que las segundas.

 

3. Cómo ocupar una casa

Algunas de las invenciones de Heath Robinson me hicieron recordar una foto que hace años encontré en un periódico y recorté. Hoy no sé dónde está ese recorte —probablemente entre las páginas de algún libro esperando el reencuentro. Pero por suerte alguna vez la escanée, sin tener cuidado de anotar más datos acerca de la imagen. Recuerdo que se trata de una protesta de okupas, tal vez en Cataluña. Los ocupantes de la casa, que con sus acciones ponen en duda una de las máximas aparentemente inamovibles de la ideología burguesa: la propiedad privada, se instalan en un mecanismo no tan sofisticado como un Heath Robinson pero que sirve para lo mismo: extender el espacio doméstico interior. Con esa acción subvierten también otra lógica de la ciudad tradicionial, aquella que postula una diferencia entre lo que se hace en público y lo que pasa en privado. El espacio que ocupan los okupas realmente no está en la propiedad privada sino que se descuelga de la fachada de esta sobre el espacio público, en un espacio aún por definir.

Entre la crítica radical de Teige, la ironía de Heath Robinson y las acciones de los okupas algo se perfila: el problema de la vivienda no sólo se “soluciona” al organizar espacios e inventar formas arquitectónicas, hay que replantear formas de vida y, así, repensar las estructuras sociales y económicas en que se sostienen.

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El habitar liberado https://arquine.com/el-habitar-liberado/ Mon, 26 Aug 2019 07:00:48 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-habitar-liberado/ La reedición del libro de Giedion a noventa años de su publicación no sólo tiene sentido tratándose de una obra muchas veces citada pero de difícil acceso, sino porque, ante una crisis de la vivienda puede servir de advertencia a quienes, todavía hoy, piensan que ese problema es un asunto de forma.

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QUEREMOS LIBERARNOS DE:

la casa con valor eterno y sus consecuencias

la casa con una renta onerosa

la casa con gruesos muros y sus consecuencias

la casa como monumento

la casa que nos esclaviza con su mero mantenimiento

la casa que devora el trabajo de la mujer

 

NECESITAMOS POR TANTO:

una casa asequible

una casa abierta

una casa que nos facilite la vida

Sigfried Giedion, Befreites Wohnen

 

Eso, que podríamos calificar como un manifiesto, lo escribió Sigfried Giedion y aparece en la página 5 de su libro Befreites Wohnen, El habitar liberado, publicado originalmente en Zurich en 1929 y reimpreso en el 2019 en versión facsímil por Lars Müller Publishers acompañado de una introducción de Reto Geiser y la traducción al inglés —de Geiser y Rachel Julia Engler.

Giedion nació el 14 de abril de 1988 en Praga, hijo de un empresario textil suizo, quien lo animó a estudiar ingeniería industrial antes de que optara por la historia del arte en Munich, bajo la tutela del famoso historiador, también suizo, Heinrich Wölfflin. Gideon se doctoró en 1922. En 1923 viajó a Weimar para ver la primera exhibición de la Bauhaus y ahí conoció a Gropius —quien ya a finales de los años 30 lo invitaría a Harvard. Gropius escribió sobre Giedion que, “a diferencia de otros historiadores de la época, quienes se encontraban desconcertados más que interesados por lo que vieron, Giedion entendió inmediatamente.” De la misma visita a la Bauhaus, Jean Louis Cohen dice que desde ese momento Giedion “entendió el proyecto del historiador como inseparable de los problemas de su época,” asumiéndose como un “historiador militante.” En adelante —y eso lo afirma Beatriz Colomina— para Giedion no habrá distinción en su práctica entre el trabajo de un arquitecto y aquél de un historiador: “están ambos comprometidos, con igual estatus, como colaboradores en el proyecto moderno.” Eso lo dejará más que claro el mismo Giedion en un texto publicado en 1957, History and the Architect:

«La historia es un espejo que siempre refleja la cara de quien lo mira. El historiador debe mostrar las tendencias de desarrollo con tanta claridad y fuerza como le sea posible. Pero la llamada objetividad del historiador no es otra cosa que una ficción.”

En 1927 Le Corbusier le escribió a Giedion: “permítame hacerle un cumplido: usted es muy inteligente en sus consideraciones sobre la arquitectura. Sabe como extraer la esencia de las cosas, las líneas vitales, las raíces de las causas.” Cuando al año siguiente Le Corbusier fue motor central del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna, Giedion fue nombrado el primer —y único— secretario general. Ese mismo año Giedion publicó Bauen in Frankreich, Eisen, Esenbeton —Construyendo en Francia, acero y ferroconcreto (concreto armado)—, un libro en el que, como en varios más de aquella época, la imagen y el texto se acompañan para construir el discurso. Bajo alguna fotografía de un edificio de acero y vidrio, Giedion escribirá: “cuando el siglo XIX siente que nadie lo observa, se vuelve atrevido.” Ese atrevimiento es el que, en tanto historiador militante, Giedion revela en la arquitectura moderna de las primeras décadas del siglo XX. Walter Benjamin citará repetidamente esa obra de Giedion en su inacabada Obra de los pasajes y dirá: «Intento desarrollar la tesis de Giedion. “En el siglo XIX la construcción juega el papel del subconsciente.” ¿No sería mejor decir “el papel de los procesos corporales”, alrededor de los cuales las arquitecturas “artísticas” se reunen, como sueños rodeando el marco de procesos fisiológicos?»

 

Befreites Wohnen, publicado al año siguiente, fue un pequeño libro por encargo para la serie Schaubücher, del editor Emil Schaeffer. Reto Geiser explica que “estos libros estaban pensados para ser coleccionables y prácticos, conteniendo sólo textos breves basados primordialmente en una argumentación visceral y visual y, por tanto, al mismo tiempo educativos y entretenidos.” El tiraje del pequeño libro de 12.5 x 19 centímetros, con 100 páginas y 86 ilustraciones fue de 12 mil ejemplares. Se trataba abiertamente también de un manifiesto, como el mismo Giedion deja claro desde la advertencia en la página 4: “no queremos transmitir conocimiento de edificios individuales sino más bien compartir una MANERA DE VER” (Anschauung, en alemán).

Esa nueva visión tiene que ver con imaginar la casa “no como un corsé que nos confina sino como algo que intensifica nuestro contacto con el suelo, el cielo y el mundo exterior.” Casas que respondan a nuestra condición humana y, en particular, a nuestros cuerpos de manera orgánica: “el mismo ser humano está operando en todas partes. Por eso exigimos los mismos medios de diseño en todas partes.” Para Giedion —como lo había dicho ya Le Corbusier—, la solución se encuentra en el modo de producir esa vivienda, de manera estandarizada e industrial, que sólo puede ser efectiva si se acompaña de una “reforma de usos del suelo —aunque en alemán dice Bodenreform, que se traduce usualmente como reforma agraria (la traducción al ingles dice land reform—, la consolidación de los terrenos para construir bajo el dominio público y una planificación territorial —Landesplanung— totalmente organizada.” Giedion concluye que su librito habrá cumplido con su propósito si “ayuda a eliminar el prejuicio de que «la casa tiene un valor eterno.»”

La reedición de este libro a noventa años de su publicación no sólo tiene sentido tratándose de una obra muchas veces citada pero de difícil acceso, sino porque, ante una nueva crisis de la vivienda —que parece recurrente desde hace al menos siglo y medio— puede servir de advertencia a quienes, todavía hoy, piensan que ese problema es un asunto sólo de forma:

“Si el cambio que está por ocurrir en la CONSTRUCCIÓN y la HABITACIÓN fuera sólo una CUESTIÓN DE FORMA, se habría hecho evidente con rapidez y se habría resuelto de igual manera. Pero tal como se encuentra requiere intervenciones en la economía y en el ser humano por entero —y no sólo en sus restos estéticos.”

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