Resultados de búsqueda para la etiqueta [vigilancia ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Wed, 19 Jul 2023 16:19:41 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Alice Coleman (1923–2023) https://arquine.com/alice-coleman-1923-2023/ Wed, 19 Jul 2023 15:55:52 +0000 https://arquine.com/?p=80764 Alice Coleman murió en mayo de este año a los 99 de edad. Geógrafa, estuvo a cargo del segundo levantamiento cartográfico de Gran Bretaña en los años 60. Para finales de los 70, desarrolló teorías urbanas deterministas que la convirtieron en asesora favorita de Margaret Thatcher. En sus últimos años se dedicó a la grafología.

El cargo Alice Coleman (1923–2023) apareció primero en Arquine.

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El 2 de mayo pasado, pocas semanas antes de llegar a su cumpleaños número 100, murió la geógrafa británica Alice Coleman. En el obituario que publicó The Guardian, la describe como “la geógrafa que impulsó la idea del ‘espacio defendible’ para mejorar algunos diseños problemáticos de edificios de gran altura.”

Coleman nació en Londres el 8 de junio de 1923. Estudió para ser maestra y después obtuvo un doctorado del University College de Londres. Enseñó geografía en el King’s College, también de Londres, donde fue profesora desde 1987. En los años 60, Coleman fue directora del Second Land Use Survey of Britain. El primer relevamiento del territorio británico se hizo en 1930. La misma Coleman, en un texto publicado en 1961, explicaba que esos mapas, realizados en el periodo entre las dos guerras mundiales, habían sido rebasados por los usos que se habían dado posteriormente a la tierra.

En armonía con el desarrollo de la práctica del uso de la tierra en muchos países, el presente levantamiento incorpora un gran número de categorías para mapear. Por ejemplo, se pide a los topógrafos que registren cultivos individuales, que clasifiquen las fábricas según catorce tipos de productos, y observar la distribución de una docena de tipos de vegetación natural. En total, sesenta y cuatro categorías de información estarán representadas en los mapas impresos finales. Lejos de disuadir a los topógrafos (el mayor riesgo para el éxito del proyecto), el esfuerzo requerido para dominar la identificación de tantas categorías ha resultado ser un estimulante desafío para los participantes, y los mapas recibidos hasta la fecha han sido, casi sin excepción, de alto nivel.

Los datos que fueron mapeados en ese segundo relevamiento y su comparación con los que contenía el de los años 30, llevaron a Coleman a tomar una postura que se resumió en el título de otro ensayo, publicado en 1976, ¿Es realmente necesaria la planeación?

El mal uso de la tierra británica, revelado por el levantamiento de utilización de la tierra anterior a la guerra, fue una consideración importante que condujo a la institución de la maquinaria de planificación en 1947 para crear un patrón de uso de tierra más racional. El Segundo Levantamiento de Utilización de la Tierra proporciona ahora información de retroalimentación sobre qué tan bien se ha implementado este objetivo. Contrariamente a lo esperado, los hallazgos no son muy alentadores. La separación planificada de la ciudad y el campo, con el fin de integrar el paisaje urbano y conservar el recurso de las tierras de cultivo, no parece haberse logrado. Ha habido una pérdida rápida y acelerada de tierras de cultivo y, además de esto, también hay mucha tierra fragmentada y sujeta a presiones urbanas por el nuevo desarrollo en expansión. Lejos de lograr su objetivo de eliminar el ‘margen rural’ de las mezclas de uso incompatible, la planificación parece haber fomentado a menudo activamente su proliferación. En el frente urbano, los mapas de uso del suelo revelan que la falta de provisión de viviendas adecuadas parece deberse principalmente a la demolición prematura y generalizada de viviendas. Esto se explora examinando los usos antes y después de 1000 kilómetros cuadrados en el sureste de Inglaterra. El uso nuevo más grande resulta ser la tierra baldía, mientras que las carreteras y los espacios abiertos cuidados han consumido cada uno de 15 a 16 veces más tierra nueva que los usos residenciales.

 

Esas conclusiones llevaron a Coleman a acercarse al trabajo del arquitecto y planificador Oscar Newman, quien en 1975 publicó sus Pautas de diseño par la creación de espacio defendible. No está de más señalar que ese estudio fue promovido por el Instituto Nacional de Cumplimiento de la Ley y Justicia Criminal (National Institute of Law Enforcement and Criminal Justice), del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, con asistencia del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano. Es decir, parte, antes que nada, de una visión legal y policiaca del espacio. La primera línea del prólogo habla del aumento del crimen en áreas residenciales. Newman define el “espacio defendible” como “un entorno residencial cuyas características físicas (diseño del edificio y plano del sitio) funcionan para permitir que los propios habitantes se conviertan en agentes clave para garantizar su seguridad”.

Coleman publicó en 1985 sus ideas sobre urbanismo y planeación o, más bien, su fracaso, en el libro Utopia on Trial: Vision and Reality in Planned Housing. En el obituario de The Guardian, Loretta Lees explica que Coleman “condenó tales desarrollos como idilios fallidos, criticando a los planificadores autoritarios y paternalistas dentro del Ministerio de Vivienda, el gobierno local y el Departamento de Medio Ambiente. Como alternativa, promovió modificaciones que creía que abordarían algunos de los problemas creados inadvertidamente por un diseño deficiente.” La posición y las ideas de Coleman resultaron —evidentemente, dirán algunos— muy atractivas para Margaret Thatcher, quien la invitó a colaborar en su gobierno en temas de urbanismo y ¿no planeación?

En un texto reciente titulado “Dystopian on Trial: Alice Coleman’s Architectural Determinism”Robert Bevan escribe:

Para Coleman, el problema no era la pobreza o las políticas de asignación o el mantenimiento, sino que el “antiguo sistema de selección natural” había sido interrumpido por el “ideal utópico de vivienda planificada por una autoridad paternalista”. El problema, entonces, no era sólo el diseño modernista per se, sino la interferencia estatal en el funcionamiento del libre mercado. Como era de esperar, su trabajo encajaba perfectamente en la política de privatización de viviendas de Thatcher bajo el derecho a comprar que ha resultado catastrófica para la oferta de viviendas asequibles.

Las deficiencias del estudio de Coleman, como la falta de un índice comparativo de privación socioeconómica para comparar con sus variables de diseño, fueron criticadas rotundamente en ese momento. Sin embargo, su pensamiento encontró su camino en un experimento de remodelación de una propiedad financiado por el gobierno de £ 50 millones. La policía local cuestionó sus afirmaciones de que los cambios de diseño siguiendo su método en Mozart Estate de Westminster habían causado una caída en el crimen (en lugar de un cambio en las tácticas policiales en ese momento), sin embargo, su enfoque sobrevive en el régimen actual de Secured by Design bajo el cual la policía todavía interfiere en cuestiones de diseño, como la disposición de los conjuntos de vivienda.

El caso de Coleman es uno más de personas involucradas en el diseño del entorno —arquitectos, urbanistas, planificadores— que en una confusa mezcla de datos no del todo corroborados, deducciones que tienen todo de ideológico sin asumir peros se presumen como trabajo científico y posiciones políticas no confesadas disfrazadas de saber experto y objetivo, imponen decisiones y proyectos a cientos y miles de personas con una autoridad que no es mucho mayor a la que tendría un grafólogo para diseñar planes de estudio académicos. De hecho, como señalan tanto Lees como Bevan, el hecho de que Coleman, en sus últimos años, se haya dedicado al estudio de la grafología y se haya vuelto editora de la Graphological Magazine, mucho nos dice de ese tipo de teorías deterministas.

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Publicidad y privacidad en la tecnología https://arquine.com/publicidad-y-privacidad-en-la-tecnologia/ Fri, 08 Jan 2021 15:37:12 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/publicidad-y-privacidad-en-la-tecnologia/ Nuevas tecnologías permiten cada vez mayor conectividad entre espacios distantes y mejores maneras de visualizarlos, ¿qué pasa cuando la opacidad de nuestros edificios ya no es obstáculo para que se puedan monitorear las actividades de quienes los habitan? 

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¿De qué hablamos cuando hablamos de privacidad? Actualmente, la definición es compleja. Es cierto que entregamos información a los algoritmos que rigen nuestras redes sociales y nuestras compras por internet, pero también lo es que eso no implica que demos autorización para ser literalmente observados por gobiernos o clientes privados que tengan ciertos intereses como para también vigilar los espacios mismos que habitamos, además de nuestros datos. Dos tecnologías, en dos escalas distintas, plantean posibles problemas sobre la privacidad y sus implicaciones. 

La primera iniciativa corresponde a los interiores. Recientemente, Amazon anunció que su dispositivo Alexa podría ser instalado en edificios de vivienda en Estados Unidos con el fin de agilizar la comunicación entre inquilinos y propietarios. Los propietarios que adopten este sistema podrán configurar Alexa con comandos de voz específicos a los que, supuestamente, tendrán únicamente acceso los inquilinos, quienes podrán utilizarla para enviar solicitudes de mantenimiento o pagar la renta, asuntos que podrían resolverse con mensajes de texto o con aplicaciones bancarias para hacer transferencias. La propuesta de Amazon pareciera que consiste en añadirle el adjetivo “Smart” a lo que consideran una experiencia que se puede mejorar: la de rentar un departamento, algo que los inquilinos podrían describir como una necesidad. Además, el programa Alexa para vivienda instala las bocinas no en un sitio específico para que todos los inquilinos puedan utilizarlas, sino en el interior de los departamentos. 

La periodista Joanna Nelius señala que los dispositivos Echo de Amazon (es decir, su gama de bocinas inteligentes) tiene una función llamada Drop In, en la que cualquier dueño de una bocina puede acceder a otra que haya comprado sin tener que estar en el mismo espacio. Es decir, mediante una simple operación remota, un usuario de Alexa puede ingresar al micrófono de otra Alexa. Amazon ya ha especificado que los propietarios no tendrían control de los comandos del micrófono, como reporta el portal Futurism. Surgen entonces las preguntas: ¿por qué entonces este sistema se debe instalar al interior de los departamentos? ¿No es posible atender a los inquilinos a través de las herramientas usuales, como las llamadas telefónicas, los correos electrónicos o las charlas presenciales? También, ¿qué impacto tendrá este sistema sobre los precios de los departamentos y sobre las comunidades que se construyen al interior de los edificios? 

La mayoría de las veces las propiedades privadas pueden esquivar regulaciones legales. Nelius se pregunta si en las cláusulas de los contratos de renta se incluirá una que vuelva obligatorio para el inquilino que autorice el acceso a la función Drop In a su casero. También, la mayoría de las veces los problemas de las viviendas son solucionados entre los vecinos, y su organización puede ir en detrimento de los intereses del propietario (o cubre la ineficiencia del mismo, dependiendo el caso). Que se instale una “ventanilla única” para las peticiones de los inquilinos merma las posibilidades de que puedan tomar cartas en el asunto.

Otra nueva tecnología corresponde al exterior. La compañía científica Capella Space lanzó un satélite capaz de captar imágenes nítidas a través de la atmósfera, no importa si es de noche o de día, o si hay neblina o está lloviendo. El satélite igualmente tiene la capacidad de penetrar a través de superficies como son bosques, el suelo terroso o las paredes de los hangares aeroportuarios, con el fin de detectar talas ilegales, la cantidad de petróleo de un territorio específico o despegues no autorizados de bases áreas militares. Según se lee en su página oficial, la misión de la compañía es la de construir imágenes más precisas de un planeta que enfrenta una crisis climática, con el fin de preservar la ecología de diversas regiones. El satélite está autorizado para trasladarse sobre todo el globo terráqueo y las imágenes que recoge son vendidas, a través de una plataforma diseñada por la misma compañía, únicamente a gobiernos o a clientes privados. A decir de Payam Banazadeh, presidente de Capella Space, el satélite representa un avance científico ya que puede proveer una imagen más fiel del planeta, con la particularidad de que no puede ser consultada por cualquiera. Otro aspecto cuestionable del satélite es que, en las capturas de paisajes urbanos, las paredes de los edificios aparecen transparentes. Capella Space ha declarado que el satélite no tiene la capacidad de mirar a través de muros residenciales o de rascacielos, y que esa consistencia de las imágenes urbanas es en realidad una interferencia del satélite, un glitch.

Tanto Amazon como Capella Space dicen defender la privacidad de inquilinos o del planeta entero. Pero en realidad no se está reportando en su totalidad  la manera en la que se usan ambas tecnologías. Algo similar sucede con los usuarios de las redes sociales: no somos advertidos de su estructura y sus implicaciones. Cómo se entrega la información y cómo se instrumentaliza son asuntos que se han difundido a través de las noticias, no tanto porque exista un aviso legal que el usuario pueda entender de manera clara. Que Amazon y Capella Space declaren que no violarán la privacidad al tiempo que están diseñando instrumentos con la capacidad de violarla es algo más bien ambiguo. Amazon está ofreciendo un sistema de micrófonos a personas que pueden reservarse el derecho a desalojar a los inquilinos, mientras que Capella Space ofrece su conocimiento científico a todo aquel que tenga la capacidad de comprarlo.

“A los seres humanos siempre nos han confundido nuestras propias metáforas”, dijo el artista Trevor Paglen en 2018 durante una entrevista para Arquine. “Creo que la transparencia nunca consistió solamente en poner vidrio sobre un edificio. Esa transparencia ahora es espionaje masivo, por ejemplo.” Una fotografía de la tierra tomada por un satélite como el de Capella Space no sólo refleja la tierra, sino también la información que es interpretada a partir de los intereses de quien la haya adquirido. La supuesta transparencia radiográfica del dispositivo se hace opaca si nos preguntamos bajo qué criterios Capella Space venderá esa información, si sólo basta con tener el dinero para comprarla y si hay manera que los datos que arrojan las imágenes de su satélite sean utilizados únicamente para preservar la ecología o paliar la crisis climática. Por otro lado, el cristal de un edificio hace más fácil observar a quienes están dentro, como analiza Beatriz Colomina en su libro X-Ray Architecture (2019). Los habitantes de una caja de cristal están expuestos, menciona la autora. Pero, ¿qué pasa cuando la opacidad de nuestros edificios ya no es obstáculo para que se puedan monitorear las actividades de quienes los habitan? 

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