Resultados de búsqueda para la etiqueta [Tumba de Humayun ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 08 Jul 2022 07:33:51 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.2 Espacios: Taj Mahal: romanticismo a la mogul https://arquine.com/espacios-taj-mahal-romanticismo-a-la-mogul/ Wed, 27 Jan 2021 20:49:17 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/espacios-taj-mahal-romanticismo-a-la-mogul/ El emperador Shah Jahan, de la dinastía mougul, mandó construir a mediados del siglo XVII un gran monumento mortuorio a su amada esposa Arjumand Banyu Bagum (o Mumtaz Mahal) cuando ésta fallece. Un sitio remoto, una arquitectura exótica y exuberante, de inusitada belleza, perfecta manufactura y materiales preciosos, donde la pureza del mármol blanco se ve enriquecida por incrustaciones de piedras preciosas, acotada por el amor melancólico producto de la muerte de uno de los amantes.

El cargo Espacios: Taj Mahal: romanticismo a la mogul apareció primero en Arquine.

]]>

Hace una semana publiqué sobre la tumba de Humayun, considerada el precedente más importante del Taj Mahal, obra cumbre de los mausoleos reales mogules.

En ambos casos, existe en la historia un cierto toque romántico, si me permiten decirlo así, ya que el romanticismo emergió como sistema de expresión, bastante después de estos monumentos; o será que, durante la época más floreciente del imperialismo inglés, era justamente el pensamiento romántico el que imperaba a la hora de construir las leyendas de los lejanos territorios que abarcaba el poderío militar y económico de la Gran Bretaña.

El caso es que la historia más conocida y la más celebrada, versa sobre la dedicación del emperador Shah Jahan, de la dinastía mougul, a mediados del siglo XVII, para construirle un gran monumento mortuorio a su amada esposa Arjumand Banyu Bagum (o Mumtaz Mahal) cuando ésta fallece tras la labor de parto de su catorceavo hijo. Un sitio remoto, una arquitectura exótica y exuberante, de inusitada belleza, perfecta manufactura y materiales preciosos, donde la pureza del mármol blanco se ve enriquecida por incrustaciones de piedras preciosas, acotada por el amor melancólico producto de la muerte de uno de los amantes, hacen indudablemente novela.

De la novela por supuesto los mitos. Quizás para una mentalidad muy occidentalizada y actual, será menos romántico el saber que no era la única esposa del emperador, aunque sí la más amada, pues para la interpretación mogul del islam, era válido tener hasta cuatro esposas amadas —¿se podía tener otras más que no fueran amadas?

Tampoco resulta demasiado novelesco el tema de que, para construir el monumento en cuestión más alguno que otro detallito en el fuerte rojo de Agra, o en el de Dehli, Jahan prácticamente dejó al reino en ruinas, por lo que sus hijos se sublevaron y terminaron condenándolo a arresto domiciliario —en otra ocasión les mostraré la pobre “casita” donde fue retenido hasta el fin de sus días—, aunque si vale para la versión novelesca, la parte en que, desde su casa-prisión, Saha pasaba los días hasta su muerte, observando desde un balcón la cúpula blanca resplandeciendo al sol, donde dormía el espíritu de su amada.

Incluso para acentuar la desmitificación, hay una versión del revisionismo hinduista, que reclama la autoría del templo a esta religión, datándola varios siglos antes, argumentando su origen en un templo de Shiva y desacreditando la labor del emperador mogul y sus arquitectos, que sólo habrían adecuado la estructura para que funcionara como tumba. No hay argumentos científicos y por el momento, no pasa en los ámbitos académicos ni por arqueología ni por genealogía, pero si refleja que al final, como suele suceder en muchos de los grandes monumentos, su origen viene más de una imposición de una cultura sobre otra, que de un bonito cuento de hadas.

Y como yo no soy nadie para quitarle la ilusión romántica a los fanáticos de este movimiento, y a los enamorados de este recinto, mejor describiré mis impresiones personales en relación con los espacios.

A diferencia de la tumba de Humayun, trazada en un eje principal oriente-poniente, aquí el eje rector es norte-sur, partiendo de la intrincada trama urbana de la Ciudad, para rematar en al río Yamuna, que ondula majestuoso sobre la planicie del valle. Al recinto amurallado, se accede por tres posibles puertas, una al sur, otra al oeste y una más al este. Trascendiendo las puertas se abre en perfecta simetría, un gran atrio rectangular. Hasta aquí, la pureza blanca que tanto hemos visto en imágenes, es solo un referente desde las vistas lejanas exteriores, y desaparece por completo dentro de este primer gran recinto, cuya cromatización corresponde más bien a la piedra roja arenisca de la región, mencionada ya en otras publicaciones.

Una puerta de mucho mayor jerarquía se alinea al eje de la puerta sur, y marca el acceso siempre en ruta norte, que dará pie al imponente jardín cuadrado que precede al monumento.

Al igual que sucede con el mausoleo de Humayún, la puerta es un “burladero” que juega al escondite con la edificación principal, ocultándola a la vista para, justo a la mitad, en el interior del umbral que forma, enmarcarla estableciendo la secuencia de escala entra luz, sombra y otra luz, aún más brillante, potenciada por el reflejo del sol en la blancura de la piedra. Sí, la orientación del eje, y la latitud de 27°10’ Norte, generan el efecto permanente, más vertical o menos vertical, de que el sol enciende al monumento —¿o será el monumento el que potencia al sol?, habría que haberle preguntado en su momento a Ustad Ahmad Lahori, el arquitecto reconocido como líder de la obra.

Pasado este punto, se abre el espacio y el verde de los jardines combinado con el azul del cielo, dan un marco cromático a la simetría perfecta del conjunto. El mausoleo se encuentra acotado a ambos lados por dos mezquitas de arenisca roja, que en sí mismas son ya toda una manifestación de monumentalidad, pero cuya posición y escala, las hacen ver como simples guardianes. Solo una de las mezquitas es funcional, la otra está para mantener la simetría.

El mausoleo en sí, es un ejemplo de focalización absoluta. El basamento rematado en sus esquinas por esbeltos minaretes, juega a la geometría cónica como una trampa visual que solo enaltece al cuerpo central, que se remata en un gran acceso arqueado cuya dimensión vertical duplica aquella de las otras perforaciones que van rompiendo la masividad del volumen. En esto, repite la composición de la tumba de Humayún, pero la sensación es mucho más poderosa. Aquí es donde los materiales juegan un papel trascendental.

Conforme nos acercamos, el universo de detalles al bajo y alto relieve, descubren poco a poco una labor titánica de todos los estratos sociales que participaron en la obra: cargadores, canteros, escultores, joyeros… no en balde Shah Jahan estuvo a punto de quebrar al reino.

Habiendo sobrevivido al colonialismo británico, no sin momentos de deterioro y riesgo, el gran monumento derivado de un colonialismo previo al anglosajón, ahora es considerado por toda la población india, como un hito propio de su arquitectura, y ha sido promulgado patrimonio de la humanidad por la ONU.

Si bien, la atracción principal es la brillante mole blanca, el conjunto nos ofrece otros espacios extraordinariamente interesantes y en otras cromatizaciones. Hay que recorrerlo todo.

El cargo Espacios: Taj Mahal: romanticismo a la mogul apareció primero en Arquine.

]]>
Espacios: Humayun y su palacio para la muerte: precedente https://arquine.com/espacios-humayun-y-su-palacio-para-la-muerte-precedente/ Wed, 20 Jan 2021 14:38:28 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/espacios-humayun-y-su-palacio-para-la-muerte-precedente/ A la tumba de Humayun, en Delhi, se accede a través de un rotundo eje que recorre de poniente a oriente una primer secuencia de jardines, contenidos entre altos muros de piedra donde, vigilantes, reposan los restos de algunos servidores importantes formando ejes alternativos al norte o al sur.

El cargo Espacios: Humayun y su palacio para la muerte: precedente apareció primero en Arquine.

]]>

 

Casi todo mundo conoce el Taj Mahal, al menos en foto, seguida de la historia romántica sobre el emperador que manda a hacer el monumento mortuorio de su amada… Hay más en la historia, aunque hoy no platicaremos del emblemático monumento en Agra. La reflexión servirá como antífona de entrada para la siguiente entrega.

Hoy nos ocuparemos del precedente directo, en Delhi, la tumba de Humayun.

Humayun fue el segundo emperador de la dinastía Mogul, misma que dominó un imperio que abarcaba desde Afganistán hasta prácticamente todo el subcontinente indio. Fundada por Babur, descendiente de Gengis Kahan, la dinastía comenzó su expansión a partir de la ciudad de Kabul y ocupó en tiempos de este emperador toda la región denominada como Punjab a principios del siglo XVI.

 

A su muerte, heredó el imperio Humayun su hijo, de quien se dice fue un hombre sabio y bondadoso, más propenso a la cultura, la filosofía y el arte que a la mano férrea con que se controla un imperio. De ahí que, desde la perspectiva guerrera de los mogules, no se le considerara un gran gobernante; sin embargo, esa misma personalidad genera que su esposa principal —entre los mogules, cuya religión es el Islam, era permitido tener hasta cuatro esposas amadas—, Hamida Begun, le mandara construir un enorme mausoleo entre jardines paradisíacos que conservara su memoria perenemente.

La iniciativa de Hamida Begun fue de una trascendencia fundamental en este tipo de programas arquitectónicos, ya que de ahí se generó todo un conjunto dedicado a los cenotafios de personajes importantes y, posteriormente, se desarrollaron otros tantos en distintas ciudades, entre los que destaca el renombrado Taj Mahal.

Así, la arquitectura monumental Mogul transita entre ciudades fortificadas y grandes mausoleos ajardinados.

Al recinto se accede a través de un rotundo eje que recorre de poniente a oriente una primer secuencia de jardines, contenidos entre altos muros de piedra donde, vigilantes, reposan los restos de algunos servidores importantes formando ejes alternativos al norte o al sur. Estas tumbas son ya un pequeño anuncio que antecede al evento principal. Una puerta, terminada en un austero aplanado de cal, marca un primer cambio de escala. Al trascenderla, el eje remata con una segunda y más suntuosa que juega, ya en la perspectiva, con la enorme cúpula que, por lo pronto, en segundo plano focaliza la dirección como un imán de atracción imposible de rehuir. Los materiales comienzan a cobrar otro significado: sillares de cantera gris combinados en detalles de arenisca roja propia de la región tienen la intención de magnificar al protagonista del conjunto.

Al pie de la segunda puerta, de geometría abocinada, desaparece el segundo plano de la cúpula, pues es necesario volver a cambiar la escala, y sólo escondiéndola podremos recuperar el impacto de su verdadera magnitud. El gran muro  hace que la forma se aligere, se fracture con perforaciones arcadas y detallados balcones: no es una puerta defensiva, es una puerta ritual. Al pasar por ella, un recinto en penumbra terminará de hacer el efecto de escala requerido. El arco que nos permite salir del recinto y entrar al jardín principal se convierte en un marco tras el cual, bañado en luz, se manifiesta el gran mausoleo.

Como si fuera el centro de un universo propio, la enorme tumba se convierte en el generador de un trazo donde la geometría es rigurosa, marcada por canales de agua y fuentes que bañan los jardines como si estos fueran un oasis en un desierto imaginario, memoria quizá de otros territorios menos fértiles del gran imperio. El volumen, construido con base en sillares de arenisca roja y mármol, como casi toda la arquitectura monumental de la región que caracteriza esta parte de la arquitectura Mogul, se sustenta con un basamento donde están las tumbas reales, y está rodeado por una arcada perimetral. Sólo uno de los arcos en cada fachada tiene trascendencia hacia una escalinata que permite acceder al siguiente nivel. Una vez ahí, también en simetría rigurosa, se abren enormes los accesos al interior ceremonial. Celosías labradas juegan el juego de la luz y la sombra en variables geométricas interminables.

La perfecta simetría de todo el conjunto sólo es alterada por la curiosa posición, al sur este de la tumba del barbero real que, seguramente como todo buen barbero, habrá sabido ser el gran conversador de las intimidades del monarca, y de ahí que le quisiera junto a él en la otra vida.

La arquitectura es un extraño instrumento capaz de polarizar en belleza los extremos más absurdos que, a lo largo de su historia, se ha empeñado en mantener nuestra especie; se puede materializar con la cotidianidad básica de la vida de una persona: un fogón, un poyo, una ventana y un techo; se puede materializar a través de los egos más desbordados, sustentados en la idea de un amor suntuoso y deificado como en este caso. En los dos extremos, el resultado final puede ser de gran belleza a diferencia las pretensiones que la originan. 

Datado a finales del siglo XVI, el recinto tuvo diversos usos posteriores, pero fue rescatado en los noventas del siglo pasado y actualmente es parte de la lista de Patrimonio Mundial en la UNESCO. La democratización de un Estado, permite eventualmente que aquello que sólo pertenecía a unos cuantos ahora pertenezca a todos.

El cargo Espacios: Humayun y su palacio para la muerte: precedente apareció primero en Arquine.

]]>