Resultados de búsqueda para la etiqueta [The Vessel ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 08 Jul 2022 07:33:46 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 The Vessel, clausurado https://arquine.com/the-vessel-clausurado/ Fri, 15 Jan 2021 01:59:08 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/the-vessel-clausurado/ Nueva York. Tres suicidios han ocurrido en los últimos seis meses en The Vessel, la escultura de Thomas Heatherwick instalada en Hudson Yards, que por ahora permanecerá clausurada.

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Una mujer de 24 años, un hombre de 19 y otro de 21 se han quitado la vida dejándose caer desde las alturas de The Vessel, la escultura de Thomas Heatherwick instalada en Hudson Yards, Nueva York. Tres suicidios han ocurrido en los últimos seis meses. Los periodistas Ed Shanahan y Kimiko de Freytas-Tamura contactaron, para su reporte en The New York Times, a Related Companies, la inmobiliaria que encargó el proyecto a la firma de Heatherwick. Un vocero declaró que la pieza estará cerrada temporalmente mientras la compañía consulta a psiquiatras y expertos en prevención de suicidios. 

Previamente a la inauguración de The Vessel, Ian Parker le dedicó un comentario incisivo en The New Yorker. La pieza no es un monumento que conmemore alguna fecha histórica. Es una atracción para turistas, aspecto que, para Parker, vuelve a la obra de Heatherwick “un monumento a nosotros mismos”, y el autor se refiere más a las activaciones narcisistas que ofrece el proyecto que al enaltecimiento de los ciudadanos de Nueva York. Para él, la pieza es un mero cascarón fotogénico, un argumento que fue replicado por otros críticos de arquitectura. El cuestionamiento, que puede tomarse como un consenso, fue que no sólo una estructura instalada en un desarrollo público multimillonario (y habitado por la clase alta neoyorkina) pretenda ser espacio público, sino que también se había invertido una cantidad monetaria importante en una escenografía que pareciera subordinar su diseño al formato cuadrado de Instagram. Heatherwick Studio describe The Vessel como una obra de arte interactiva que alienta a los visitantes a escalarla, previa reservación para que puedan tener una visión distinta del horizonte neoyorkino. En las fotografías de los visitantes nunca aparece ese paisaje. 

Además de un fondo llamativo para selfies, The Vessel,  es una infraestructura que facilita que alguien pueda quitarse la vida. El suicidio y la ciudad mantienen una relación cercana. Los puentes y las torres son infraestructura que el suicida utiliza de otra manera; incluso, sus actos han hecho que la altura de ciertos edificios se vuelva célebre. Los suicidas imprimen un tono de leyenda a los sitios de la ciudad que escogen, como ocurrió con Sofía Ahumada, una joven que, en 1899, se lanzó al vacío desde las Torres de Catedral en el centro de la Ciudad de México. El ánimo apocalíptico que despertaba el inminente cambio de siglo miró en Sofía Ahumada un signo de las convulsiones nacionales. En varias publicaciones de la época se comentó su muerte bajo la perspectiva de que la muchacha había tomado esa decisión porque la falta de restricciones morales, traídas por la modernidad decimonónica, la habían orillado a arrebatarse la vida.

Para evitar lecturas sobre “el espíritu” de nuestros tiempos, también convulsos, podemos apuntar algunas cuestiones urbanas sobre los suicidios en The Vessel. “La muerte en la ciudad se define por la espacialidad urbana”, escribe Georgina Cebey. “Podemos pensar, por ejemplo, que con las transformaciones del paisaje urbano, los modos en que la muerte se manifiesta en el espacio público también se modifican. Si la infraestructura hace posible la parte material de la civilización posible de las urbes, también hace posible nuevas formas de morir”. La inversión que representó una pieza que aumenta las visitas y la plusvalía de un vecindario neoyorkino también entregó un instrumento para los suicidas, algo que fue advertido por Audrey Wachs quien en The Architect’s Newspaper se preguntó cómo es que arte costeado por iniciativa privada no contemplara que su diseño facilitaba posibles suicidios. “Cuando uno asciende por las escaleras de The Vessel, se percibe que los barandales están a la altura de la cintura. Y cuando construyes así de alto, las personas pueden saltar y saltarán.”

La estructura de The Vessel es más bien imprudente. Related Companies está evaluando modificar la estructura para evitar más suicidios. En lo que esto ocurre, las visitas a The Vessel ya habían disminuido por la pandemia. Mientras se evalúa qué cambios se harán al diseño y mientras la pandemia no permita aglomeraciones de turistas en este espacio, el futuro de The Vessel como atracción turística es incierto. Por ahora permanecerá clausurada, una atracción millonaria vacía en Hudson Yards.

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Urbanismo de feria https://arquine.com/urbanismo-de-feria/ Mon, 08 Apr 2019 16:42:35 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/urbanismo-de-feria/ Hudson Yards es un paso más en la larga transformación de Manhattan con ese tipo de urbanismo que Robert Fitch estudió —y denunció—, impulsado por las finanzas, las empresas de seguros y de bienes raíces, FIRE, por sus siglas en inglés. Aunque habría que agregar el espectáculo de las atracciones que hacen las veces de espacio público. Urbanismo FIRES o urbanismo de feria y, en nuestro sentido coloquial que llama feria al dinero, de mucha feria.

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En días recientes se inauguraron dos nuevas atracciones en la ciudad de Nueva York. Sí: atracciones, como las de una feria. Una se llama —provisionalmente, en lo que se elige por decisión popular su nombre— The Vessel, una especie de cono invertido, con una imagen un tanto de canasta y, según otros, de panal, formado por 154 tramos de escaleras que llevan desde el suelo hasta ninguna parte y que sirve de símbolo a Hudson Yards, el nuevo desarrollo inmobiliario en Manhattan y el más grande privado en los Estados Unidos, según presumen. Aunque símbolo también es un calificativo que no le queda del todo a lo que no es por ahora, de nuevo, otra cosa que una atracción, como en las ferias.

El multimillonario Stephen Ross, dueño de los Miami Dolphins y promotor del desarrollo inmobiliario en Hudson Yards, se imaginó que The Vessel llegará algún día a ser el ícono de Nueva York, como la Torre Eiffel, que fuera la principal atracción en la Exposición Universal de Paris en 1889. La torre “es un dispositivo arquitectónico que hace que los habitantes tomen consciencia de sí mismos, pues permite  la inspección a vista de pájaro del ámbito común, lo que puede desencadenar un súbito arrebato de energía y ambición colectiva.” Eso lo escribió Koolhaas en Delirious New York y no de la Torre Eiffel sino de la que se construyó en Filadelfia en 1876 para el centenario de la independencia de los Estados Unidos y que, tras desmantelarla, fue levantada de nuevo en Coney Island.

Es difícil imaginar si The Vessel desencadena arrebatos colectivos similares a los de 1876, pero la gente hace fila para subir y en vez de tomar consciencia de sí mismos se toman una selfie, que quizá sea el equivalente contemporáneo. Hace un año Ian Parker apuntaba en un artículo del New Yorker que la proporción de The Vessel, de similar altura que anchura, era perfecta para Instagram. Parker cuenta que Ross quería para Hudson Yards algo grande y monumental y que, tras consultar con algunos curadores, tenía los nombres de Kapoor, Koons, Maya Lin y Richard Serra. También dice que éste último le respondió a Ross: “ya sabe lo que hago: será acero estructural y monumental, ¿qué mas quiere que le muestre?,” y que un representante del famoso escultor negó que hubiera usado esas palabras.

Finalmente el elegido fue Thomas Heatherwick, a quien Parker cita diciendo que, en un lugar donde no hay nada que conmemorar, The Vessel puede pensarse como un monumento a nosotros mismos. Habría que preguntarse qué idea de nosotros se puede tener subiendo en fila india los cientos de escalones y cuando el grupo más grande que puede concentrarse en el lugar está determinado por el tamaño de los descansos entre escalera y escalera. Por su parte, la corporación que construyó Hudson Yards y encargó The Vessel tiene muy claro quienes son nosotros: ellos mismos. A los pocos días de inaugurada y tras de que se subieran cientos de fotos a Instagram, se supo que entre las cláusulas que, sin saberlo, se aceptan al obtener el boleto gratuito para subir la enorme escalinata, una declara que cualquier imagen tomada en The Vessel y publicada en redes sociales podrá ser usada por “la compañía”, a perpetuidad y sin el pago de ningún derecho. Lo anterior hizo que Feargus Osullivan escribiera que, aunque presentándose como un espacio lúdico abierto al público, The Vessel es en realidad un panóptico Instagram friendly. 

La segunda atracción recién inaugurada en Hudson Yards —que también tiene nombre, corto, fácil de recordar y antecedido por un artículo— es The Shed. Se trata de un ambicioso espacio cultural multiusos diseñado por Elizabeth Diller —de Diller Scofidio + Renfro— y el diseñador teatral David Rockwell, dedicado —según se puede leer en el sitio de este útlimo— a “encargar, producir y presentar todo tipo de artes escénicas, visuales y cultura pop.” Laura Feinstein escribió en City Lab que The Shed “es en muchos sentidos subversivo: ¿qué pasa si todos los niuyorquinos pueden tener acceso a programación cultural de primer nivel sin importar sus ingresos? ¿Y qué pasa si todos los géneros se pueden mezclar sin hacer diferencia?” Pero la crítica de Oliver Wainwright en The Guardian no es tan favorable. Wainwright cuenta que el proyecto surgió como un complemento exigido por la ciudad de Nueva York a los desarrolladores para que no todo el “espacio público”, por así llamarlo, fuera lo que queda —por mucho que sea— entre espacios comerciales. Pese al costo de este artilugio —500 millones de dólares—descendiente de las ideas dibujadas por Archigram y Cedric Price, según Wainwright “desde la disposición hasta la calidad de la obra, The Shed se siente como un doloroso compromiso.” Es posible que eso no tenga importancia si la programación, a cargo de Alex Poost, antes director del Festival Internacional de Manchester, es suficientemente rica y variada.

Si The Shed cumple con su filantrópico cometido y The Vessel sigue atrayendo multitudes de atléticos instagramers para hacerse selfies de altura y si la atracción por venir, The Edge —¡cómo podía faltar el nombre!—, “el mirador al aire libre a más altura de occidente” que será inaugurado el próximo año en una torre de oficinas diseñada por Kohn Pedersen Fox, tiene similar convocatoria, se podrá decir que Hudson Yards cumplió con ofrecerle a Nueva York nuevas atracciones que hacen las veces de “espacio público”. Para un desarrollo inmobiliario que contó con un subsidio público de casi 6 mil millones de dólares —el doble de lo que se prometió a Amazon por su fallida segunda sede en Queens— y donde rentar un departamento de una recámara llegará a costar más de 5 mil dólares,  tanto “espacio público” es, quizá, un triunfo.

De Hudson Yards Alexandra Lange ha escrito que es un barrio explícitamente para ricos, una Ciudad Prohibida ultra capitalista, según Hamilton Nolan, o la más grande gated community de Manhattan, como la describió en el New York Times Michael Kimelman. Eso a pesar o gracias a ese tipo de “espacio público”. En cualquier caso, Hudson Yards es un paso más, radical, en la larga historia de la transformación de Manhattan con ese tipo de urbanismo que Robert Fitch estudió —y denunció— en su libro The Assassination of New York, impulsado por las empresas financieras, las de seguros y las de bienes raíces, FIRE, por sus siglas en inglés —finance, insurance y real estate. Aunque habría que agregar a la sigla una s por el espectáculo en que se convierte la ciudad con las atracciones que hacen las veces de espacio público. Urbanismo FIRES o urbanismo de feria y, en nuestro sentido coloquial que llama feria al dinero, de mucha feria.

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