Resultados de búsqueda para la etiqueta [Sismo 7 de septiembre ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 08 Jul 2022 07:23:24 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Compartir experiencia https://arquine.com/compartir-experiencia/ Sat, 28 Oct 2017 18:08:40 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/compartir-experiencia/ El arquitecto japonés Shigeru Ban, premio Pritzker 2014 y reconocido por su trabajo en distintas partes del mundo tras catástrofes naturales y humanitarias, está en México. En una conversación con arquitectos locales, tras afirmar que no ofrecía soluciones sino sus experiencias, explicó sus ideas y lo más importante de su método: empezar a trabajar donde haga falta.

El cargo Compartir experiencia apareció primero en Arquine.

]]>

“No vengo a ofrecer soluciones. Vengo a compartir experiencias.” Así empezó ayer, viernes 27 de octubre, la conversación que sostuvo Shigeru Ban con varios arquitectos mexicanos a invitación del Tecnológico de Monterrey. Ban, nacido en 1957, estudió arquitectura en Tokyo, en SCI_Arc, en Los Angeles, y en Cooper Union, en Nueva York, donde se graduó en 1984. Un par de años después empezó a experimentar con los posibles usos como estructura constructiva de tubos de cartón. Por entonces, dijo Ban, se sintió un tanto decepcionado de una profesión donde se trabajaba primordialmente para gente con poder y con dinero. Tras el genocidio en Ruanda en 1994, Ban se ofreció a trabajar con la Comisión para Refugiados de las Naciones Unidas poniendo a prueba tres prototipos de albergue fabricados con tubos de cartón como estructura. Desde ese momento, Ban ha dedicado parte de su tiempo a atender las necesidades de poblaciones afectadas no sólo por guerras y desplazamientos sino también por catástrofes naturales.

En 1995, Ban diseñó para los damnificados por el terremoto en Kobe, Japón, un refugio de cuatro metros cuadrados hecho con muros de tubos de papel de 108 milímetros de diámetro y techados con una membrana de PVC. Ese mismo prototipo lo volvería a usar después en Turquía, en 1999, y en India, en el 2001. Ban ha diseñado otro tipo de espacios para los damnificados además de refugios. En Kobe una iglesia; en Chenghua, China, aulas para una escuela primaria; en L’Aquila, Italia, una sala de conciertos temporal. Usando variaciones al mismo sistema constructivo, también a Diseñado construcciones permanentes, como la Casa de Arte para niños en Fukushima o la catedral de Christchurch, en Nueva Zelanda.

En su presentación, Ban dijo que las soluciones arquitectónicas son distintas dependiendo del sitio y sus condiciones, así como de los materiales disponibles. Su prioridad es que las estructuras que construye sean seguras y confortables, pues aún los refugios calificados como temporales pueden ser ocupados por más tiempo del previsto o deseable antes de que se construya nuevas casas para los damnificados. Sobre su método de trabajo, Ban dijo que junto con sus estudiantes busca una comunidad afectada donde su ayuda pueda ser útil. “No busco tener la imagen completa del problema para empezar a trabajar. Empiezo trabajando.” Junto con el diseño, la logística para recolectar fondos y materiales para la construcción es igual de importante. Ban afirmó que no hay que esperar que el gobierno o alguien organice los trabajos de ayuda, sino que hay que empezar cada uno en alguna comunidad. La organización, dijo, va surgiendo. Al ser cuestionado sobre la importancia de preservar la identidad constructiva en un sitio, respondió con una pregunta: ¿qué es la identidad?, y remarcó la importancia de trabajar con arquitectos y escuelas de las comunidades afectadas, para entender cómo se debe dar respuesta en un caso de emergencia. Insistió en que “en arquitectura, el problema no es el material con el que se construye sino el cuidado que se pone al construir.” Por lo mismo, no confía en el concreto como material constructivo en algunas situaciones: “es más fácil engañar y no cumplir las normas con estructuras de concreto que de madera,” dijo. Ante otra pregunta de los participantes, Ban volvió a subrayar que lo más importante para él es, también en el caso de los refugios temporales, la solidez estructural de los proyectos que realiza y la comodidad que ofrecen a quienes los ocupan. Dijo que ninguno de los diseños que ha hecho para situaciones de crisis humanitarias tienen derecho de autor protegido y que, por lo mismo, pueden ser copiados, siempre que se investigue lo suficiente y se construya de modo que se cumplan aquellas dos condiciones: solidez y comodidad. También recomendó a los profesores de arquitectura llevar a los estudiantes a ver los daños, incluso si aun no están capacitados para ayudar: ver les servirá para entender para qué tienen que estar preparados.

En estos días Shigeru Ban recorrerá varias comunidades del país para buscar aquella donde piense que su trabajo se necesita y será más útil, y aconsejó a los arquitectos locales hacer lo mismo: “ustedes saben más que yo qué hace falta aquí”, dijo.

El cargo Compartir experiencia apareció primero en Arquine.

]]>
Los arquitectos y sus aprendices frente al desastre de los temblores https://arquine.com/los-arquitectos-y-sus-aprendices-frente-al-desastre-de-los-temblores/ Mon, 09 Oct 2017 15:25:08 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/los-arquitectos-y-sus-aprendices-frente-al-desastre-de-los-temblores/ La primera responsabilidad de un arquitecto es que sus construcciones no se caigan. Sin esta condición, el primer valor social o útil del oficio ni siquiera está cumplido, por lo que los demás aspectos de una obra son irrelevantes. Tal obra no es arquitectura. Vitruvio lo repitió una y otra vez: una de las tres condiciones de la arquitectura es la de la firmitas. Sin esa firmeza, ni la comoditas ni la venustas (belleza) tienen sustento. Están huecas.

El cargo Los arquitectos y sus aprendices frente al desastre de los temblores apareció primero en Arquine.

]]>
La primera responsabilidad de un arquitecto es que sus construcciones no se caigan. Sin esta condición, el primer valor social o útil del oficio ni siquiera está cumplido, por lo que los demás aspectos de una obra son irrelevantes. Tal obra no es arquitectura. Vitruvio lo repitió una y otra vez: una de las tres condiciones de la arquitectura es la de la firmitas. Sin esa firmeza, ni la utilitas ni la venustas (belleza) tienen sustento. Están huecas.

De nada vale esconderse tras el trabajo del calculista, del especialista en mecánica de suelos, del encargado de construir la estructura, de los Directores Responsables de Obra. La verdadera labor del arquitecto es saber, coordinar y asegurarse de que su proyecto tenga bases firmes, resistencia y duración. Que logre coordinar el correcto funcionamiento y desempeño del equipo de la obra para dar con ésta, por lo menos, seguridad para sus usuarios.

Por demasiado tiempo muchos arquitectos se han desentendido de esta responsabilidad, limitándose a generar “diseños” más o menos vistosos. Así, muchas construcciones de la cabal y moral responsabilidad de los arquitectos simplemente “se cayeron” como resultado de los sismos de los pasados días.

De allí que todas las escuelas de arquitectura del país, sus maestros, alumnos y directivos, deberían estar profundamente concernidos por los acontecimientos. En primer lugar, en ver cómo ayudan en algo para los inmensos y urgentes trabajos de reconstrucción de pueblos y edificaciones específicas afectados. En segundo lugar, en procurar extender sus trabajos normales a la asesoría y apoyo de las construcciones informales o realizadas sin el debido auxilio técnico capaz de darles a éstas un mínimo de solidez. Es una ingente labor que no por eso debe de soslayarse.

Ante estos hechos, las preocupaciones esteticistas y el cultivo de las modas que en tantas escuelas y despachos se practican resultan absolutamente frívolas, aun irresponsables. A la luz de las tragedias en curso, de los cientos de miles de viviendas arruinadas y por construir, de los pueblos descoyuntados y sus infraestructuras lastimadas, pareciera evidente la responsabilidad que el gremio de los arquitectos acudiera a ayudar en todo lo posible. Con urgencia, con eficacia y sin ningún tipo de protagonismo. Y cuánto más los aprendices en ciernes: tienen ante ellos la gran oportunidad de conocer los límites del oficio que buscan abrazar.

Escuelas de arquitectura, Colegios, Academias, arquitectos independientes; todo el conjunto de los generadores de espacios construidos habitables –desde la región hasta la casa- tienen ante sí una grave obligación. La de revisar sus prioridades, la de asumir su papel como responsables de los ámbitos edificados, la de acudir al llamado de la necesidad de la población y anteponer este esfuerzo a la indiferencia, la frivolidad, la irrelevancia que han hecho, por cierto, del gremio arquitectónico formal algo superfluo para una aplastante proporción de los verdaderos requerimientos espaciales de la población. Es un gran reto.

El cargo Los arquitectos y sus aprendices frente al desastre de los temblores apareció primero en Arquine.

]]>
Temblores y señales de vida https://arquine.com/temblores-y-senales-de-vida/ Mon, 25 Sep 2017 17:25:14 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/temblores-y-senales-de-vida/ El suelo bajo nuestros pies puede deshacerse de toda una civilización con algunas simples y enérgicas sacudidas. El problema es el factor tiempo. Cada día pasado por los usuarios sin un techo adecuado representa un costo humano altísimo. Es allí, por ejemplo, en donde los arquitectos podrían hacerse útiles de inmediato.

El cargo Temblores y señales de vida apareció primero en Arquine.

]]>

El suelo bajo nuestros pies puede deshacerse de toda una civilización con algunas simples y enérgicas sacudidas. La ciega energía del planeta nos tiene a su merced. La vivencia primigenia, terrible, de las realidades telúricas sobre las que vivimos se hicieron más que patentes para quien escribe esta columna y las atestiguó en la Ciudad de México. Terror, incertidumbre, gente histérica, largos segundos que nadie sabía cuándo terminarían. Y una aplastante sensación de impotencia y desamparo. Es la hora de que todos los recursos de la ciencia son incapaces de prever los temblores. Cabe, entonces, primero llevar adelante las actuales y urgentísimas medidas de rescates humanos, y luego tomar con mayor intensidad todas las providencias necesarias para prevenir pérdidas de vidas, lesionados y todos los graves daños subsecuentes.

Los sismos que han azotado al país resultan altísimamente dolorosos. Afortunadamente la gente ha respondido con una viva y reconfortante solidaridad. Las autoridades parecen tener una mejor coordinación. Pero subsisten múltiples incógnitas. Habría que ser mucho más puntuales en la revisión estructural de los inmuebles y, en su caso, en su indispensable reforzamiento constructivo. También sería necesario contar con planes de contingencia aún más eficaces y previsores. Y una más intensa y permanente campaña de concientización y orientación para la población. Tal vez se debería contar, en las extensas zonas sísmicas, con bodegas permanentes y constantemente actualizadas conteniendo los avituallamientos y materiales indispensables para hacer frente en cualquier momento a las catástrofes naturales.

Está, entre tantas cosas, el grave asunto de los efectos del anterior temblor en el Istmo. Miles y miles de casas destruidas. Decenas de millares de gentes sin techo. Desde el urbanismo, desde la arquitectura, el gremio tendría que apoyar la reconstrucción decididamente. Desde Oaxaca, el maestro Francisco Toledo ha hecho un sensato llamado para evitar que se sustituyan las anteriores, adecuadas y tradicionales viviendas por habitaciones de emergencia edificadas al vapor, con precariedad de materiales y graves carencias espaciales. Su punto de vista reside en que los recursos para la reconstrucción se canalicen a la propia gente, que así pueda reconstruir sus viviendas siguiendo los patrones deseables por ellos. Habla, por ejemplo, y con toda razón, de la tipología con patio, con buenos materiales y espacios generosos. Sabe que esto tomará más  tiempo y recursos, pero afirma que es preferible.

El problema es el factor tiempo. Cada día pasado por los usuarios sin un techo adecuado representa un costo humano altísimo. Es allí, por ejemplo, en donde los arquitectos podrían hacerse útiles de inmediato. Tal vez se pudieran cambiar los ejercicios autorreferenciales tales como las exposiciones de obras de arquitectos para arquitectos por ejercicios profesionales eficaces y oportunos que puedan contribuir con soluciones habitacionales emergentes para el Istmo y otros lugares. Soluciones que combinen la rapidez de la construcción con el empleo de espacios y materiales adecuados a la idiosincrasia de la población, y con una presencia urbanística y fisonómica apropiada. Proponer nuevas soluciones tipológicas que atiendan la comprensible exigencia del Maestro Toledo con atingencia constructiva, económica y espacial. (El maestro Óscar Hagerman ha puesto ya las muestras).

Una combinación cuidadosa y flexible de una institución como el Infonavit con estas nuevas aportaciones del gremio, en estrecho acuerdo y colaboración con los usuarios, podría sentar un nuevo y muy valioso precedente.

Reconstruir los daños de los desastres naturales debería de llevar la premisa de reconstruir también las tradicionales e insustituibles formas de vida de la población, el respeto a sabidurías constructivas y humanas que deben, en medio del dolor y la pérdida, devolverle lo más posible a todos los afectados. Es la hora de la inteligente y activa solidaridad.

El cargo Temblores y señales de vida apareció primero en Arquine.

]]>