Resultados de búsqueda para la etiqueta [Rótulos ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 24 Feb 2023 03:13:51 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Rotulistas en México https://arquine.com/rotulistas-en-mexico/ Fri, 12 Aug 2022 15:37:07 +0000 https://arquine.com/?p=66798 El arte de las letras a pie de calle, en  el ámbito publicitario o en cualquier otro soporte, nos habla de las infinitas posibilidades estéticas y discursivas donde el humor y nuestra cultura están reflejados

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Mucho se ha hablado sobre las medidas clasistas de desaparecer los rótulos no sólo de la Cuauhtémoc, sino de otras Alcaldías en la Ciudad de México. Sin embargo, no perdamos de vista que lo importante son las personas que han dedicado su vida a este maravilloso oficio y quienes lo han mantenido vigente: lxs rotulistas en México.

El arte de las letras a pie de calle, en  el ámbito publicitario o en cualquier otro soporte, nos habla de las infinitas posibilidades estéticas y discursivas donde el humor y nuestra cultura están reflejados. No hay mayor testigo de la cultura visual mexicana que los rótulos, y sobre todo, quienes dominan el pincel con gran pulso y muchos años de experiencia.

Te compartimos el trabajo de rotulistas para que acudas a ellos en caso de querer embellecer tu local con rótulos y también para agrandar el listado, si quieres compartirnos tu rotulista de confianza, y saber con quienes podemos acudir cuando necesitemos de sus servicios:

Isaías Salgado

Durante el Abierto Mexicano de Diseño en 2019 y junto a Isaias, estuvimos despachando letras gratis con el carrito de rótulos. Isaías es nuestro rotulista de confianza y tiene 35 años dedicándose al rótulo tradicional a mano alzada, también al dibujo publicitario y un poco de aerografía y graffiti. Le gusta mucho hacer todo tipo de letras y tipografías aunque sus favoritas son la helvética, script, gótica y bridge. Puedes solicitar sus servicios por su Fb o Ig o a su celular 5536424194.

Morras Chidas Rotulando

Se trata de una colectiva de mujeres que convoca a otras mujeres a expresarse frente a la violencia de género. Lo interesante de esta colectiva es que nos demuestra el potencial del rótulo a través de los hilos, las agujas, los pinceles o los textiles; el bordado y el rótulo son su principal herramienta de protesta.

Está conformada por rotulistas y artistas textileras que son las diseñadoras gráficas Erika Varela y Abi Dav, la tejedora Adriana Moreno y la artista textil y fundadora de la colectiva, Anahuac. Sus trabajos y soportes son variados, desde rótulos en puestos de comida hasta publicidad de sonideros y eventos musicales en bardas de la periferia. Sus tipos de letras favoritas son las góticas, las de jalón o casuales, las arial black y algunas variantes de la cancilleresca. Respecto a sus planes futuros se encuentra un proyecto colectivo de rótulos bordados en gran formato que expondrán a finales de año, entre otras actividades que compartirán en sus redes para llevarse a cabo en agosto.

Rotulación Tradicional

Eduardo lleva siete años como rotulista en Guadalajara. Su primer acercamiento al mundo de las letras fue durante su infancia y posteriormente durante su adolescencia cuando conoció más acerca de técnicas y materiales. En cuanto a técnica y para algunos encargos, realiza serigrafía con rotulado, que consiste en estampar en superficie para conseguir un resultado más exacto. También utiliza la técnica de aplicación de hoja de oro en cualquier superficie. Eduardo no tiene un tipo de letra favorito aunque siempre se orilla por incluir en sus diseños letras casuales, de bloque o algunas con serifas en todas sus variantes y acomodos. Puedes contactarlos para sus servicios en Ig.

Rótulos Bautista

El taller nace en 1980 en el municipio de Villa de Etla, Oaxaca, y fue fundado por el maestro Arturo Bautista, su papá pintaba pequeños murales de toreros y después enseñó a sus hijos, entre ellos a Arturo, en la década de 1980. Después Arturo le enseñó a su hijo Giovanni, quien comenzó a los 7 años como su ayudante y a los 12 años ya se encargaba de rotular los taxis y las cruces de difunto. Desde entonces, Giovanni se ha dedicado al rotulado, pertenece a la segunda generación de rotulistas de la familia Bautista y también es diseñador gráfico. Sus letras favoritas son las góticas y con el paso del tiempo ha adoptado un estilo.

Puedes solicitar sus servicios en redes sociales como Fb e Ig y realizan envíos de piezas de rótulos nacional e internacional.

Martín Hernández Robles

Martín es rotulista tradicional por más de 40 años y es heredero de este oficio gracias a su papá, quien aprendió desde la edad de 7 años. Además de hacer rótulo a pincel, también aprendió la técnica de rótulo en estaño y oro fino. El tipo de letra que más usa es Helvética, Times Roman y brush, pero se apega a lo que el cliente requiera. Si quieres visitarlo, su taller se encuentra en República de Perú 58, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Melquiades García

Melquiades lleva más de 50 años dedicado al rótulo artesanal que data desde 1960 y se trata de una técnica a base de cristal, papel estaño y pintura de esmalte. Su obra está presente en distintos negocios y locales de la Ciudad de México.

Abigail Dávalos

Abi es diseñadora y su gusto por las letras ha estado latente desde niña. Sus papás trabajan en la Central de Abastos y desde pequeña estuvo de cerca con la gráfica popular como los rótulos en las bodegas y las cartulinas fluorescentes. Comenzó a rotular a partir de la pandemia con un primer acercamiento en la caligrafía y el lettering, y después con rótulos en madera y letreros. Además de rotulación tradicional, también trabaja digitalmente a través de diseños y logotipos basados en la gráfica popular mexicana, que es su principal inspiración. Ha explorado diferentes soportes para el rótulo como aretes, cerámica y galletas, entre otros. Además ha explorado técnicas como esmalte sobre lámina, esmalte sobre madera y vinílica sobre madera. Puedes solicitar sus servicios por Ig o a su correo abipubli6@gmail.com

 

Armando Téllez

Armando se dedicó más de 15 años al rótulo publicitario para locales y comercios, pero lo dejó y hace poco volvió a retomarlo. Además del rotulado tradicional a pincel, también trabaja con el aerógrafo. Su tipo de letra favorita es la manuscrita y conocida como script. Puedes solicitar sus servicios a través de Whatsapp al 553730 1992.

Alina Kiliwa

Alina es diseñadora gráfica y calígrafa, pero ha practicado y aprendido sobre el oficio de los rótulos de manera autodidacta y a través de talleres libres desde hace ocho años. Interesada por el street art, también hace murales en gran formato. Además de la rotulación con pincel, también practica con el aerosol y la técnica del papel estaño que le provee brillo a las letras. Si quieres aprender con ella, puedes acudir a su curso de Domestika. Puedes contactarla en su IG o su correo alinakiliwa@gmail.com.

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Rótulos blanqueados: borrar al otro como política pública https://arquine.com/rotulos-blanqueados/ Tue, 24 May 2022 15:55:38 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/rotulos-blanqueados/ La reciente determinación de la alcaldesa de la Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, de sustituir los rótulos que identificaban a distintos puestos callejeros, pero también la defensa de los mismos que desde se ha emprendido desde cierta posición, plantean una realidad ambigua: borrar los rótulos físicamente de sus superficies, o sustraerlos para mostrarlos en galerías, es negar que puedan existir en los contextos para los que fueron hechos. 

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A finales del año pasado, Sandra Cuevas, alcaldesa de la delegación Cuauhtémoc, presentó la propuesta de un “corredor cultural” para la Zona Rosa, en la calle de Génova, con la instalación de 4 mil metros cuadrados de pantallas led que se volverían una atracción que “activaría” un territorio que, de hecho, no se encuentra abandonado. El proyecto fue descrito como “un espectáculo para los sentidos”. Para el equipo de la funcionaria, proyecciones de entretenimiento eran un aporte sensorial para los visitantes de una zona de la ciudad que continuamente ofrece estímulos que van desde el tránsito hasta las fiestas y el ligue. El llamado corredor cultural puede leerse, por tanto, como una toma de postura ideológica y política. Para la alcaldesa, la “experiencia ambiciosa e innovadora” de un túnel audiovisual atraería a la Zona Rosa un público primordialmente familiar, para rescatar un sector que, desde la segunda mitad del siglo XX, tiene una identidad que reconoce cualquier habitante de la ciudad: es un lugar de encuentro homosexual y el sitio de los mejores antros de la delegación. 

“Para Doña Josefina las ofertas laborales a sus 56 años no existen, sobrevive gracias a ese puesto —su única fuente trabajo y su vida— el cual solicitó que pintaran y colocaran el logo de la alcaldía Cuauhtémoc y adecuarse al orden y disciplina de este nuevo gobierno,” reza un tuit de Sandra Cuevas quien, recientemente, ordenó retirar los rótulos de los puestos de comida que pueblan las calles de su delegación y de la Ciudad de México. Los rótulos serán sustituidos por el logotipo de su jurisdicción y por el eslogan de su gobierno: “Alcaldía Cuauhtémoc es tu casa”. Textualmente, se admitió que los vendedores no tenían otra opción más que aceptar una decoración impuesta, en lugar de los dibujos de tortas y sándwiches, de las ilustraciones de despachadores que, sonrientes, atienden a sus comensales, o de los meros anuncios tipográficos que cubren las estructuras que son utilizadas por los proveedores de comida. No resulta irónico que un proyecto millonario se justifique como un regocijo sensorial al tiempo que se obliga a vendedores a borrar los diseños que decoran sus negocios, ya que las políticas públicas de Sandra Cuevas están definiendo qué es atractivo y qué es contaminación visual; qué es una obra innovadora y de buen gusto, y qué es un objeto que necesita ser disciplinado.

A finales del siglo XIX, el régimen de Porfirio Díaz tecnificó a la capital del país con infraestructuras de transporte y de servicios, con nuevos edificios y avenidas que construirían la imagen de una ciudad moderna. Esas tecnologías trajeron consigo un discurso sobre el orden y la disciplina, lo que provocó que se interpretaran de maneras muy particulares otras manifestaciones que no se encontraban en los parámetros de disciplinas como el urbanismo, la arquitectura o las artes decorativas; o bien, los parámetros de quienes podían decidir ya que su mero poder adquisitivo legitimaba su “conocimiento” sobre los problemas comunes. Hasta bien entrado el siglo XX, la vecindad (una forma de vivienda que surgió durante el XIX) fue una curiosidad antropológica que era estudiada porque era inexplicable que, en una ciudad que se encontraba en un progreso vigorizante, hubiera quienes vivían hacinados en hogares donde lo privado se confundía con lo público: los baños eran comunales, al igual que los propios espacios donde la gente tenía que experimentar, según criterios específicos, una domesticidad retirada del mundanal ruido. Estas ideas sobre el espacio permearon los escritos que José Tomás de Cuéllar hizo sobre las formas de ocupar la calle. Para el autor, existía un contraste muy importante entre aquellos que conocían “los placeres de lo doméstico” y los que se encontraban inmersos en una “promiscuidad” propia las vecindades: los ciudadanos que terminaban contaminando visualmente a las calles. Para el cronista, era inconcebible la imagen de una persona probándose unos zapatos con un vendedor ambulante a un lado de una familia que disfrutaba de sus “fritangas” con bastante indiferencia por estar en cercanía de un pie ajeno. 

Los juicios decimonónicos no tenían ocultas sus intenciones ideológicas, y cuando las élites hablaban de contaminación visual hablaban de nada más que eso: de una materia tóxica y pestilente que invadía con su podredumbre el paisaje de la ciudad. Para el espíritu finisecular, la pobreza era un mal a erradicarse y esa posible victoria se tenía que ver reflejada sobre la calle: el momento que dejara de ser visible, era el momento de la victoria.  Aquello que tiene la suficiente dignidad para mostrarse en la calle está dictado por quienes detentan el orden y la disciplina; por quienes buscan que sus ideas estéticas estén relacionadas a sus ideas sobre clase. Como vemos, no hay muchas diferencias entre las prácticas autoritarias del porfirismo y las de una funcionaria que habla exactamente en los mismos términos de un siglo que, pensamos, está superado en la historia política y urbana. Pero, ¿somos realmente aptos para entender el verdadero daño que ha causado la falta de rótulos en la delegación Cuauhtémoc? O, a pesar de las buenas intenciones, ¿ocupamos los mismos sitios de autoridad que nos autorizan a hablar de aquello que debe ser valorado y protegido? 

Diseñadores gráficos, historiadores del arte y curadores reaccionaron desaprobatoriamente a las prácticas de Sandra Cuevas. Por supuesto, lo sospechoso hubiera sido mostrarse a favor de una decisión que afecta a una expresión gráfica que, de pronto, fue definida como “contaminación visual” (lo que implica decir que las economías informales son nocivas, pero si es imposible eliminarlas, por lo menos hay que revestirlas) a pesar de que haga menos daño que la tala de árboles que a veces implica la construcción de muchos desarrollos inmobiliarios. Esta reacción, ¿toma en cuenta las voces de los comerciantes? Se habla de proteger los rótulos, de poner en su justo valor una plástica que define a “nuestra” ciudad y que le da identidad y tradición. Inevitablemente, se antepone el adjetivo “popular” al diseño gráfico que acompaña a estos lugares de comida, una perspectiva que bordea en la fetichización de estos rótulos: son posibles objetos de museos o una de las ramas del diseño popular que vale la pena estudiar y catalogar, para insertarla en un gabinete de las curiosidades que no se parecen al diseño “a secas”. Al diseño que sí tiene una serie de características que lo distinguen de estas expresiones. Así, los comerciantes, y su forma de habitar las calles, siguen estando fuera de la discusión pública, en tanto que no son interlocutores en el debate y, por ende, del espacio público. Borrar los rótulos físicamente de sus superficies, o sustraerlos para mostrarlos en galerías, es negar que puedan existir en los contextos para los que fueron hechos. 

 

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