El cargo Hijos de la rue de Sèvres apareció primero en Arquine.
]]>Colombia
Rogelio Salmona
Salmona, uno de los más reconocidos arquitectos colombianos, fue el primero de su país en llegar al taller de Le Corbusier y el que más años duró ahí de los latinoamericanos: seis. Salmona de hecho nació en París, el 28 de abril de 1929. Su madre era francesa y su padre colombiano. Su familia regresó a Colombia cuando él tenía dos años. Vio por primera vez a Le Corbusier en Bogotá en junio de 1947, cuando el famoso arquitecto fue invitado a presentar un plan para la ciudad y el joven aun desconocido cursaba el tercer semestre de la carrera. Al año siguiente, conflictos políticos hicieron que su familia enviara al joven Roger a París, donde buscó a Le Corbusier para entrar en su taller. Quintanta dice que el suizo lo apodó la gacela.
Germán Samper
Samper nació en Bogotá el 18 de abril de 1924. Se recibió en 1948 y, como Salmona, conoció a Le Corbusier un año antes, en Bogotá. Ese mismo año llegó a París con una beca del gobierno francés y tocó a la puerta del taller de la rue de Sèvres. No fue aceptado. Dice Quintana que Salmona lo puso en contacto con Georges Candilis y empezó a trabajar con él, lo que finalmente le abrió las puertas con Le Corbusier, quien al final también tuvo un apodo para él: el león.
Reinaldo Valencia Rey y Alberto Peña
Según cuenta Quintana, Valencia nació en 1922, se recibió de la Universidad Nacional de Bogotá en 1947 y llegó a Francia en noviembre de 1949. Regresó a Colombia a principios de 1952, tras realizar un viaje junto con Salmona por una ruta sugerida por Le Corbusier. En junio de 1952 llegó al taller Alberto Peña, el cuarto colombiano y trabajó, junto con Samper y Salmona, en el plan de Chandigarh.
Chile
Emilio Duhart Harosteguy
Duhart nació en Chile en 1917. Su familia era de inmigrantes franceses. Entró a estudiar arquitectura a la Universidad Católica de Chile en 1935, se recibió en 1941. Un año después viajó a hacer una maestría a la Universidad de Harvard, donde Gropius fue uno de sus maestros. En el 52 ganó una beca del gobierno francés, lo que le llevó a buscar entrar en taller de Le Corbusier. Como la mayoría de los becarios, su estancia sería de seis meses.
Roberto Matta
Roberto Matta, el conocido pintor, nació en Santiago el 11 de noviembre de 1911. También estudió arquitectura en la Católica. Quintana dice que probablemente fue contratado por Le Corbusier en 1934 para dibujar perspectivas y cita una entrevista en la que Matta dice haber pensado que sería difícil trabajar para el famoso arquitecto: “al contrario, fue muy fácil —dice Matta—, debido a que no le pagaba a nadie.”
Roberto Dávila Carson
Roberto Dávila nació en Santiago el 27 de enero de 1889, pero vivió en Austria desde los ocho años. Al estallar la Primera Guerra, regresó a Chile. Ahí estudió arquitectura entre 1915 y 1920. En 1930 obtuvo una beca para estudiar en París. Quería estudiar en Beaux Arts pero no fue admitido por rebasar la edad máxima para entrar. En el informe que él mismo escribió sobre su viaje —citado por Roberto Esteban Chauyire en su texto “Arquitectura moderna en Chile. El caso de Roberto Dávila Carson”— escribió: “Al tercer día de estar en París conocí al artista, pintor, escultor y arquitecto belga M. Georges Vantongerloo, uno de los tres o cuatro fundadores de De Stijl.” Vantongerloo le presentó a Theo van Doesburg, quien le dio clases particulares en junio y julio de ese año. Después viajó a Alemania y se entrevistó con Mies, entonces director de la Bauhaus, pero finalmente entró a estudiar en la Academia de Bellas Artes de Viena. Peter Behrens fue uno de sus maestros. Volvió a París en octubre de 1932 y estuvo sólo dos meses en el taller de la rue de Sèvres. Como era su costumbre, Le Corbusier no le pagó, pero le regaló unos bocetos para un estudio. A su regreso a Chile, Dávila construyó en 1936 el hotel Cap Ducal, en Viña del Mar.
Guillermo Jullian de la Fuente
Jullian de la Fuente nació en Valparaiso en 1931. En 1958, tras graduarse de la Pontificia Universidad Católica de Valparaiso, viajó a Europa. Quería trabajar con Le Corbusier, pero él mismo contó en una entrevista su estrategia: “La estrategia fue darme cuenta de que no podía llegar al tiro. No sabía francés, sabía lo justo pa decir bon our o cantar la Marsellesa el 14 de julio. Este viaje por Europa me sirvió para eso. Al tiempo que estaba participando de ciertas experiencias. (…) Visité todas las cosas de Le Corbusier que estaban a la mano. Antes de llegar a París de vuelta, se me ocurrió visitar a su mamá. Golpeé la puerta y me salió una viejita que me dice que está encerrada en la petit maison, que el hijo la encerraba porque estaba medio loca. Yo soy un arquitecto chileno, quiero conocer a Le Corbusier, le dije. Bueno, si quiere conocer la casa, puede saltar el muro.” Jullian entró a trabajar con Le Corbusier en 1959. Participó en proyectos como el Carpenter Center, en Harvard, y en el proyecto del Hospital de Venecia, incluso tras la muerte de Le Corbusier.
Uruguay
Justino Serralta
Serralta nació en 1919 en Melo, Uruguay. Entró a trabajar al taller de la rue de Sèvres gracias a que conocía al pintor Héctor Sgarbi, también uruguayo, amigo de Nicolas de Staël, pintor francés de origen ruso, buen amigo de Le Corbusier. Estuvo con él de 1948 a 1951 y se encargó del diseño del techo de la Unidad Habitacional de Marsella. Serralta contó alguna vez que cuando acompañó a Le Corbusier a revisar la obra en Marsella había otro pintor visitándola: Picasso, quien le pedía que cantara un tango. Junto con André Maissonier dibujó la segunda versión del Modulor —publicada en 1955. Después Serralta desarrollaría su propia versión del sistema corbusiano: el Unitor.
Carlos Clémot
En 1959 Justino Serralta y Carlos Clémot ganaron el concurso para el proyecto del Hogar Estudiantil Universitario, en Montevideo. Clémot nació en 1922 y se recibió de arquitecto en 1948. Viajó a París en 1949 con una beca del gobierno francés. Según él mismo, trabajó con Le Corbusier un año y ocho meses.
Carlos Gómez Gavazzo
Gómez Gavazzo nació en Montevideo en 1904. En 1932 obtuvo una beca para un viaje de estudios a Europa. Entre 1933 y 1934 estuvo cinco meses trabajando con Le Corbusier, a quien había conocido cuando éste visitó Montevideo en 1929. El proyecto más importante en el que trabajó Gómez durante su estancia en la rue de Sèvres fue la propuesta de Le Corbusier para la capital argelina.
México
Quintana nombra a tres mexicanos que trabajaron con Le Corbusier: Teodoro González de León —el más conocido y cuya estancia, gracias a una beca del gobierno francés, ha sido suficientemente comentada—, Vicente Medel Martínez y Pedro de la Mora y Palomar. Medel nació en 1924 en España, y se recibió como arquitecto en la Universidad Nacional en 1947. Según los datos que obtuvo Quintana en la Fundación Le Corbusier, al parecer Medel trabajó en el taller de la rue de Sèvres sólo dos meses, mayo y junio de 1948. De Pedro de la Mora hay menos información: parece que sólo trabajó un mes, mayo de 1948. Era —según información de Lorenzo Díaz— hermano de Enrique de la Mora y estudió en San Carlos en la misma generación que Medel, González de León, Ramón Torres, Héctor Velázquez y Alfonso Liceaga, entre otros. De la Mora, Medel y Liceaga se embarcaron juntos a París. De la Mora se quedó en aquella ciudad dos años y medio, pese al poco tiempo que pasó en el estudio de Le Corbusier. Quintana también menciona a Enrique Castañeda Tamborrel —Ciudad de México, 1917— quien según su biografía, publicada en el número 34 de la revista Calli, de julio y agosto de 1968, “en 1947 durante seis meses colaboró en el taller del arq. Le Corbusier.” Por su parte Juan Manuel Heredia, en su artículo “Le Corbusier jamás visitó México”, da cuenta de que en el número 5 de Arquitectura y lo demás, publicado en septiembre de 1945, se incluye una nota sobre “Manuel de Araoz, de 29 años de edad, (…) un arquitecto que apenas recibido en la Facultad de Arquitectura en 1939 salió para Europa, logrando matricularse en Beaux Arts, en París, en el mismo año de 1939 y entrando a trabajar con el famoso arquitecto Le Corbusier, con quien estuvo hasta el mes de octubre de 1939, fecha en que se le obligó a salir de Francia, como consecuencia de la última guerra mundial.”
Argentina
Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy
Kurchan nació en Buenos Aires el 21 de noviembre de 1913. Ferrari también nació en Buenos Aires, en 1914. En 1937 viajaban junto con otros veinte argentinos por Europa. Dice Quintana que en noviembre regresaron a París para volver a ver el Pavillon des Temps Nouveaux, diseñado por Le Corbusier, y que “a los tres meses tocaron a la puerta, no de la oficina sino del departamento de Le Corbusier”. Consiguieron el trabajo. Entre los demás arquitectos que trabajaban en la rue de Sèvres, estaba el catalán Antoni Bonet con quien hicieron equipo no sólo en el taller, sino cuando los acompañó de vuelta a Buenos Aires, donde fundaron el Grupo Austral y firmaron el conocido sillón BFK —Bonet, Ferrari, Kurchan.
Brasil
Ernest Robert de Carvalho Mange y Adolf Franz Heep
En uno de sus ensayos, Quintana escribe que Ernst de Carvalho Mange —nacido en Sao Paulo en 1922— fue el único brasileño en el taller de la rue de Sèvres, “a pesar de que Le Corbusier intentó muchas veces construir en Brasil”. Al parecer Mange estuvo un año, entre 1947 y 1948, trabajando en el proyecto de Marsella, aunque los dibujos con su nombre han desaparecido. En otro de sus textos, Quintana suma a Mange el nombre de Franz Adolf Heep como el segundo brasileño en el taller corbusiano. Heep nació en Alemania en 1902, estudió en Frankfurt y en la École Spéciale d’Architecture. Entró a trabajar con Le Corbusier en 1928 y estuvo con él cuatro años, colaborando, entre otros, en el proyecto de la Villa Stein. Heep emigró a Brasil en 1947.
Venezuela
Augusto Tobito
Tobito nació en la ciudad de Rubio, Venezuela, el 8 de julio de 1921. Estudió en la Universidad Nacional de Colombia, donde se recibió en 1947, mismo año en que Le Corbusier visitó Bogotá. Tobito llegó a París en febrero de 1953 y se quedó en la rue de Sèvres por seis años. Quintana dice que participó en veintisiete proyectos —contra veintinueve de Salmona.
Puerto Rico
Efraín Pérez Chanis
Perez Chanis nació en 1920 en Panamá. Quintana dice que “se presentó por iniciativa propia (como Samper y González de León) al taller en febrero de 1952” y tuvo una pasantía “corta e intensa”.
Perú
Roberto Wakeham Dasso
Wakeham estuvo con Le Corbusier cinco meses en 1948. Quintana dice que era hijo de arquitectos alemanes establecidos en Perú.
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]]>Rogelio Salmona transformó su país con sus torres y estructuras de tabique aparente. El primer latinoamericano en recibir la Medalla Alvar Aalto y considerado el mejor arquitecto colombiano de todos los tiempos, murió tras una dilatada batalla contra el cáncer.
Salmona nació en Paris el 28 de abril de 1929, hijo de español y francesa y se trasladaron a Colombia siendo él un niño. Si bien su educación fue francófona, siempre se identificó como colombiano y creció en el barrio bogotano de Teusaquillo. Su carrera inició en Bogotá a finales de los años cincuenta, después de una década en el Taller de Le Corbusier, con quien participó en proyectos como el complejo gubernamental de Chandigarh, en la India. En Colombia se inspiró en las tradiciones constructivas del norte de África y del sur de España donde se apreciaban las influencias moriscas. Desde los Setenta vivió en sus Torres del Parque, un conjunto residencial que define el paisaje urbano bogotano, desde las afiladas torres curvas de tabique aparente que brillan sobre el fondo verde del cerro de Montserrate y se vuelcan sobre la plaza de toros.
Con Salmona, la arquitectura colombiana adquiere su identidad a partir de la expresión de la materia. Y la materia colombiana se expresa, por excelencia, desde la modulación y la textura del tabique aparente. Nacionalizó sabiamente un material con el que se ha construido la historia universal, retomando las lecciones de la modernidad más heterodoxa, si bien el origen de la arquitectura moderna colombiana no sólo procede de las construcciones vernáculas coloniales y mediterráneas, sino que arranca con la influencia escandinava y el énfasis que ésta daba a la expresión del material. Esta arquitectura tuvo sus primeras apariciones en Colombia en las casas estilo Tudor del primer tercio del pasado siglo y tomó fuerza con las primeras obras de Dicken Castro. Posteriormente Rogelio Salmona, Fernando Martínez y otros notables arquitectos exploraron el potencial constructivo y formal del material hasta convertirlo en un signo de identidad bogotano, donde los mejores barrios se tiñeron del anaranjado de la arcilla cocida.
Entre sus obras más notables cabe destacar el Archivo General de la Nación en Bogotá, la Casa Presidencial del Fuerte de San Juan de Manzanillo, y la casa para Gabriel García Márquez, en Cartagena. Participó en la regeneración de Bogotá después de los sórdidos años de guerrilla y narcotráfico que degradaron la ciudad y la convivencia urbana. Uno de sus obras más recientes fue la Biblioteca Pública Virgilio Barco en medio de un nuevo parque capitalino.
A Rogelio Salmona le gustaba decir que la arquitectura es una re-creación. “Ello implica un conocimiento de la arquitectura para poder hacer arquitectura. La arquitectura —decía— es una cultura continua, cuyo conocimiento se ha ido transmitiendo en el curso de la historia”. Y así era su arquitectura, fresca e ilustrada, donde el material y el proceso constructivo eran tan importantes como la relación con la ciudad o el asoleamiento. En sus obras está implícita la sensibilidad de Aalto, la geometría de Kahn, el agua de la Alhambra, lo mejor de Stirling y la soltura de Erskine, junto a la memoria de fortificaciones y patios cartageneros.
Gruñón, agudo y simpático, Salmona era un animal sin manada.
El cargo Rogelio Salmona apareció primero en Arquine.
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