Resultados de búsqueda para la etiqueta [Reparaciones ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Tue, 27 May 2025 14:01:31 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Cuaderno de reparos https://arquine.com/product/cuaderno-de-reparos/ Tue, 22 Oct 2024 19:39:30 +0000 https://arquine.com/?post_type=product&p=93708 Título Cuaderno de reparos

Edición Alejandro Hernández Gálvez

Textos Paulo Tavares, Jorge Otero-Pailos, Irénée Scalbert, Zaida Muxí Martínez, Cruz Garcia, Nathalie Frankowski

14 - 21 cm / 112 páginas

Encuadernación de tapa blanda

Edición en español

ISBN 978-607-8880-37-9

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Reparo, dice el diccionario, puede ser una restauración o un remedio, una obra que se hace para componer una fábrica o edificio deteriorado, y, también, una advertencia, nota u observación sobre algo, especialmente si es para señalar en ello una falta o un defecto. Puesto así, la arquitectura puede servir como aquello que repara; ser lo que requiere ser reparado; o enfrentar reparos –advertencias u observaciones– por faltas, defectos y también efectos. Eso es lo que, desde distintas perspectivas, plantean los textos aquí reunidos: cuestionar la posibilidad misma de una reparació de o desde la arquitectura.

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Reparaciones a la arquitectura. Conversación con Paulo Tavares https://arquine.com/reparaciones-a-la-arquitectura-conversacion-con-paulo-tavares/ Wed, 25 Sep 2024 19:12:14 +0000 https://arquine.com/?p=93068 Paulo Tavares sostiene que debemos cuestionar radicalmente una de las presuposiciones que sostienen a la arquitectura moderna: que toda arquitectura es siempre algo que beneficia y mejora en general y que el “progreso” con el que también generalmente se asocia el ejercicio de la arquitectura no representa tampoco, necesariamente, un bien para todos. Tras su conferencia en Mextrópoli, conversamos brevemente con él para ampliar algunos de los temas que había tratado.

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El pasado 23 de septiembre, como parte del festival Mextrópoli, Paulo Tavares dio un plática en el Teatro Metropólitan. Tavares es un arquitecto, curador y escritor brasileño que ha venido trabajando la idea de una arquitectura de reparación. En un texto publicado en el número 109 de la revista Arquine, cuyo tema es, precisamente, Reparaciones, Tavares escribe:

Si nuestro cometido político más urgente es reconstruir este mundo de otra manera, las reparaciones constituyen la cuestión central de la práctica arquitectónica, que atraviesa sus manifestaciones trans-esacalares, trans-disciplinares y trans-media.

Tavares sostiene que debemos cuestionar radicalmente una de las presuposiciones que sostienen a la arquitectura moderna: que toda arquitectura es siempre algo que beneficia y mejora en general y que el “progreso” con el que también generalmente se asocia el ejercicio de la arquitectura no representa tampoco, necesariamente, un bien para todos. Tras su conferencia, conversamos brevemente con él para ampliar algunos de los temas que había tratado.

 

Alejandro Hernández Gálvez: La geógrafa Doreen Massey abre su libro For Space hablando de la conquista y colonización de México. De un lado Moctezuma y los mexicas con sus presagios y su visión de un mundo donde la lluvia, el fuego, el sol o la luna eran potencias divinas, y del otro Cortés y, más aún, nosotros, “occidentales modernos”, que imaginamos el espacio como una extensión que puede atravesarse y también conquistarse. Esa es la idea de espacio —y de la propiedad de la tierra— que todavía impera en buena medida en la arquitectura como disciplina. 

Paulo Tavares: Creo que esto tiene que ver en cómo un nivel de reparación es cómo nos involucramos teórica y culturalmente para desmantelar cierto tipo de conceptos que heredamos de la modernidad, que es, al mismo tiempo, colonialismo —por eso uso el término “modernidad colonial”. Necesitamos un tipo de trabajo que nos ayude a desarrollar nuevos conceptos que apunten a una relación distinta con la tierra, pues todas esas ideas de propiedad, expropiación y colonización, tienen que ver con la tierra y el territorio. En ese sentido, he tenido el privilegio y honor de trabajar con distintos grupos indígenas a lo largo de lationamérica, generalmente bajo el modelo de defensoría, alineándome con las comunidades para desplegar los instrumentos de las prácticas espaciales para ayudarles a luchar por sus derechos territoriales. En esas experiencias es sorprendente cómo hay una filosofía, o si quieres una cosmología y una política que nos permite redefinir conceptos en relación a la tierra y al planeta mismo. Un ejemplo sería la misma idea de los derechos de la naturaleza, desarrollada por intelectuales y líderes indígenas en Bolivia y Ecuador. De algún modo provoca la implosión de la ley occidental —que está basada en el concepto de que todo lo que no es humano es propiedad u objeto de apropiación— en el momento que se dice, por ejemplo, “este bosque no es un objeto, sino algo vivo, que tiene agencia”. La ciencia occidental ahora descubre que realmente el bosque es un sistema complejo, una red de interacciones entre animales, plantas y otros seres vivos que se comunican entre sí. Estamos entendiendo que necesitamos desarrollar nuevos conceptos. Y, por supuesto, eso toca a la arquitectura, porque si pensamos en la disciplina arquitectónica su trabajo era “disciplinar el entorno”, domesticarlo, y transformarlo en una geometría. Y detrás de esa práctica arquitectónica está la idea de que la naturaleza es un objeto que los humanos nos podemos apropiar. Así que, si aprendemos, si somos capaces de escuchar con otros tipos de pensamiento, podemos decolonizar la manera como pensamos y practicamos la arquitectura.

 

AHG: Para mí, aunque entiendo lo que esas otras cosmovisiones que en lo que nosotros llamamos fuerzas de la naturaleza ven potencias divinas o trascendentes, me resulta difícil pensar en “re-encantar el mundo”, como diría Silvia Federici, desde esa manera de ver. Pero al hacer de la naturaleza misma un sujeto de la ley y de derechos, se subvierte, como dices, el orden occidental y, quizá, hay algo de ese re-encantamiento. ¿Cómo opera eso de manera análoga en arquitectura?

PT: Puedo mencionar el proyecto Trees, Vines, Palms and other architectural monuments: si pensamos en la manera como la idea de patrimonio definía la arquitectura, era de acuerdo a la manera occidental:  piedras y edificios hechos con piedras: Grecia, Roma. Así se desarrolló la idea de patrimonio y también fue así como se instrumentalizó esa idea como un arma del imperio. En ese proyecto utilicé la idea de patrimonio pero para decir que los árboles y los bosques también son patrimonio. Y utilicé ese tipo de lectura material —el marco teórico, institucional, político— para subvertir esa noción de patrimonio. Tenemos que lidiar con ese tipo de instrumentos hegemónicos pues son los que le dan forma al mundo en que habitamos. Así que debemos pensar en cómo usarlos y al mismo tiempo subvertir la manera como operan para lograr que haya justicia y se reconozcan otras historias, otras formas de hacer arquitectura. Y también para aprender y decolonizar nuestra propia práctica y lo que pensamos que la arquitectura es en un mundo que necesita de reparaciones en relación a la crisis ecológica planetaria.

AH: En los años 50 los ingleses “inventaron” —o eso creyeron— la arquitectura moderna tropical para adecuar la modernidad a los territorios que habían colonizado y en ese momento empezaban a dejar. Luego vino la idea de la sustentabilidad como una manera de hacer frente a la crisis climática. Al hablar de reparaciones, ¿es un paso adelante en algo que empezó como una preocupación por las condiciones climáticas a algo más amplio, que incluye las ideas de justicia social y política?

PT: Creo que todas las maneras como la arquitectura moderna fue cobrando forma fue para controlar y disciplinar ciertas comunidades y poblaciones. Si vemos el nacimiento de la arquitectura moderna en Europa, entre el siglo XIX y XX, se trataba de controlar a la clase trabajadora —es la lectura que hace Foucault, por ejemplo—: hospitales, prisiones, escuelas y todas las instituciones y sus edificios que sirven para controlar a las poblaciones que viven en condiciones precarias y evitar una revolución. Por eso Le Corbusier escribió: arquitectura o revolución. Eso fue lo que después se exportó a las colonias. Por ejemplo, los británicos, desde muy temprano en el siglo XX, usaron la idea de “desarrollo” mediante la arquitectura porque vieron que la posibilidad de rebeliones en sus colonias en África era inminente. Así que tuvieron esta idea de “traer desarrollo” y, por supuesto, la arquitectura y la infraestructura eran muy importantes para eso. Por eso creo que debemos cuestionar la idea de que la política de la arquitectura tiene que ver con ayudar y hacer el bien, traer desarrollo y progreso —que es el mayor mito ideológico de la arquitectura— y usar todos los instrumentos y las prácticas que hemos desarrollado a lo largo de la historia de la arquitectura pero enfocándonos en la idea de que la arquitectura se trata de proveer a la gente con derechos: la arquitectura es una manera de defender y conseguir los derechos que tiene la gente. ¿Qué pasa si diseñamos las ciudades desde la perspectiva que la ciudad es un derecho? Creo que eso es un cambio quizá pequeño pero al mismo tiempo radical en la manera como desplegamos la arquitectura. 

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La consolidación de una torre de vivienda https://arquine.com/obra/la-consolidacion-de-una-torre-de-vivienda/ Wed, 18 Sep 2024 19:59:17 +0000 https://arquine.com/?post_type=obra&p=93016 La reconversión de esta icónica torre de vivienda forma parte de un planteamiento que prefiere la reutilización antes que la demolición para densificar las zonas de vivienda, y fue el inicio de un proyecto a largo plazo que, una década después, ha permitido revalorizar los barrios populares y su sostenibilidad ambiental y social en Saint-Nazaire (Francia). Un proyecto de Lacaton & Vassal.

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Un proyecto que aparece impreso en la Revista Arquine 109 – Reparaciones

La torre número 3 de la Rue des Anjoncs, parte del barrio de La Chesnaie (Saint-Nazaire, comuna de la región de los Países del Loira), es símbolo del urbanismo de la década de 1960 y se enmarca en un proyecto de renovación urbana. Lamentablemente, 4 torres (cada una con 60 viviendas de interés social), fueron demolidas antes de iniciarse este proyecto. En este contexto, la propuesta de transformación de la torre de 10 plantas propone un cambio de estrategia: en lugar de la demolición, el proyecto plantea la posibilidad de reutilizar, transformar y densificar a partir de las cualidades y el potencial existentes.

La transformación se llevó a cabo desde el interior con el objetivo de mejorar el espacio de cada vivienda. Por ejemplo: los cuartos de baño, de 3 m2, se trasladaron a una habitación de 9 m2 con ventana; a su vez, se construyó una nueva habitación con una estructura metálica ligera e independiente, así como un jardín de invierno de 2 m de ancho añadido a la fachada; también un balcón de 1 metro, que une la nueva habitación con la sala de estar. En paralelo, se construyeron 40 nuevas viviendas sobre el área de estacionamiento en la base de la torre, que se encontraba en desuso y situado. De esta manera, se creó un nuevo edificio con 80 viviendas de gran calidad.

El proyecto demostró que transformar, ampliar y densificar es mucho más sostenible y menos costoso que la demolición de 40 viviendas existentes y la construcción de 80 viviendas nuevas. El resultado fueron pisos mucho más amplios que el estándar actual de construcción. El proyecto prefiguró así la transformación total del barrio. El principio de densificación, llevado a cabo en otros edificios del barrio, permitiría la construcción de 258 viviendas nuevas, la transformación en términos de calidad de 312 viviendas existentes y la creación de nuevos equipamientos y servicios del barrio. El resultado fue una intervención sobre una superficie total de 10,282 m2, de los cuales 3,275 m2 correspondieron a lo que ya existía y 1,654 m2 a las extensiones, además de 4,912 m2 correspondientes a departamentos nuevos (incluidos jardines). Todo ello sin disminuir la superficie del gran parque central.

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Hacia una arquitectura de reparación https://arquine.com/hacia-una-arquitectura-de-reparacion/ Tue, 10 Sep 2024 16:28:22 +0000 https://arquine.com/?p=92852 Extracto del texto que aparece impreso en la Revista Arquine 109 – Reparaciones Hemos entrado a una era de reconstrucciones: de comunidades y ciudades, del patrimonio y las colecciones, de lo urbano y la naturaleza, del clima y de nosotros mismos. ¿Cómo puede responder la arquitectura a esa condición por medio de lo local y […]

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Extracto del texto que aparece impreso en la Revista Arquine 109 – Reparaciones

Hemos entrado a una era de reconstrucciones: de comunidades y ciudades, del patrimonio y las colecciones, de lo urbano y la naturaleza, del clima y de nosotros mismos. ¿Cómo puede responder la arquitectura a esa condición por medio de lo local y lo global?

Si nuestro cometido político más urgente es re-construir este mundo de otra manera, las reparaciones constituyen la cuestión central de la práctica arquitectónica, que atraviesa sus manifestaciones trans-escalares, trans-disciplinares y trans-media.

Nuestra práctica propone una aproximación entre la arquitectura y las cuestiones/sitios de reparación, compostura, restitución y re-construcción.

Interior del recinto del Oba, antiguo regente de los yoruba, arrasado durante el asedio de la ciudad de Benín (hoy Nigeria); en primer plano aparecen placas de bronce, reliquias y tres soldados británicos de la expedición punitiva llevada a cabo por el Imperio Británico contra este reino africano (ca. febrero de 1897). Reginald Kerr Granville. Imagen: Wikicommons

La arquitectura de reparación no es un tema, sino una forma de involucramiento. No es un calificativo, como lo es decir “arquitectura social”, sino una posición que se corresponde con la arquitectura como conocimiento y práctica.

En tanto tal, puede tomar muchas formas a través de campos trans-disciplinares en los que el pensamiento arquitectónico y la acción se manifiestan: desde el diseño hasta la curaduría, desde planear hasta editar, desde la defensoría política hasta la construcción.

Traditional Repair (2014), de la serie Inmaterial Injury. Imagen: Kadder Attia

La arquitectura de reparación consiste en reconocer historias olvidadas y desafiar al canon. La reparación en arquitectura implica un trabajo teórico de reinterpretación y reconstrucción de archivos y narrativas, de museos y colecciones que se asocian con las políticas y las prácticas de restitución.

La arquitectura de reparación consiste en reposicionar el patrimonio, tanto en conceptos como en prácticas, rememorando otras historias que están más allá de las construcciones simbólicas de la modernidad colonial y sus herencias racistas.

La reparación en arquitectura no es meramente simbólica: es material, territorial, infraestructural y ecológica. La reparación en arquitectura tiene que ver con corregir injusticias más allá de la representación y la narrativa, atendiendo la desigualdad espacial y sus exclusiones.

Se trata del derecho a la ciudad. Se trata de restituir el territorio y restaurar el medioambiente.

Remoción en la Universidad de Ciudad del Cabo de la estatua de Cecil John Rhodes (1853-1902), supremacista blanco y primer ministro de la colonia británica en Sudáfrica (9 de abril de 2015). Foto: Roger Sedres/Gallo Images / Getty Images

Paulo Tavares será conferencista durante MEXTRÓPOLI Festival de Arquitectura y Ciudad el próximo 23 de septiembre en el Teatro Metropólitan.
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Arquine No. 109 | Reparaciones https://arquine.com/product/arquine-no-109-reparaciones/ Mon, 02 Sep 2024 18:20:30 +0000 https://arquine.com/?post_type=product&p=92724 Kongjian Yu (Turenscape) | Iñaki Echeverría – Dirección General Parque Ecológico Lago de Texcoco | cano – vera arquitectos | Loreta Castro y José Pablo Ambrosi y Juan Ansberto Cruz | Mauricio Rocha Iturbide / Óscar Rodríguez Castañeda, Taller Abierto de Arquitectura y Urbanismo (TaAU), Alejandro Castro Jiménez Labora | Dominique Perrault | Edgar Mazo

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Reparar es arreglar, componer y recomponer, apañar, remediar y remendar, restaurar y reconstruir. También es enmendar, corregir, rectificar o remediar. Y se puede entender como resarcir, desagraviar o satisfacer o compensar al ofendido. Otra manera de explicar el término es advertir algo, notar o mirar con cuidado. Y, eventualmente, se puede interpretar como reflexionar, detenerse o darse cuenta de algo. Como dice Paulo Tavares en estas páginas, “la arquitectura de reparación no es un tema, sino una forma de involucramiento. No es un calificativo, como lo es decir ‘arquitectura social’, sino una posición que se corresponde con la arquitectura como conocimiento y práctica.” Desde la arquitectura y desde el urbanismo podemos abordar, a veces, las reparaciones tanto de edificios como de ciudades, tanto de urbes como de paisajes, recomponiendo construcciones; y, en otras ocasiones, restituyendo territorios dañados. Se puede responder a distintas escalas: reciclando edificios o restaurando territorios e infraestructuras hasta ahora sometidos a la extracción permanente, para recomponer el medioambiente y reparar un planeta canibalizado. 

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Reparaciones https://arquine.com/reparaciones/ Wed, 12 Jun 2024 20:19:43 +0000 https://arquine.com/?p=90918 ¿Cómo puede la arquitectura reparar y repararse para también asumir la reparación como una de sus tareas, y no menor? La arquitectura misma, para asumir su papel para reparar al mundo —incluyendo las muchas reparaciones necesarias— debe repararse ella misma como disciplina, reimaginarse.

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Hubo una vez, hace algo más de cinco siglos y medio, para ser más precisos, un mundo que se pensaba único y no imaginaba nada más allá de los confines de lo conocido, sino es que monstruos o potencias divinas. Es el mundo descrito en el disco metálico que pasó a ser parte de la colección de Stefano Borgia. No era el único mundo. Había otros, al mismo tiempo, que también se pensaban únicos e imaginaban que más allá de los límites de lo conocido habitaban potencias divinas, demonios o nada. Pero ese mundo —y, de hecho, no todo lo descrito en el disco de la colección de Borgia sino aquél al que éste pertenecía— expandió sus confines hasta hacer que el planeta entero fuera su mundo. Aunque dicha expansión está relacionada con el descubrimiento de América, esa no es la causa principal. Sabemos que lo que llamamos hoy América fue “descubierta” varias veces antes de que Cristobal Colón lo hiciera en 1492. Pero, entre otras cosas que no cabe ahora enumerar, una de las grandes diferencias es que ese mundo hizo a los nuevos mundos parte del suyo, bajo un condición particular. En ese mundo, la relación con la tierra —como terreno y como entorno y, además, base del mundo mismo— había empezado a cambiar a partir del siglo XIII, cuando la propiedad privada de la tierra comenzó a hacerse cada vez más común, hasta llegar a eliminar casi por completo cualquier otra manera de ocupar o estar en la tierra, empezando por aquella que la considera algo común.

Historia larga simplificada en extremo: ese mundo se impuso como el único mundo y junto a un crecimiento y desarrollo económico y material sin precedentes en la historia humana —eso que llamamos progreso y que el melancólico ángel de la historia de Benjamin veía como una acumulación de destrozos y ruinas—, los otros mundos, desde sus tierras hasta sus gentes, pasando por minerales, plantas y animales y hombres y mujeres con sus culturas enteras, fueron tomadas como meros recursos naturales. Gracias a esos recursos, se alimentó la voluntad de ir cada vez más lejos y más rápido, de construir cada vez más grande y más alto, de acumular, de transformar. No se pueden negar los muchos beneficios que eso trajo para… ¿podemos decir, sin más, humanidad cuando la fuerza que alimentó la maquinaria del progreso se alimentó en buena parte con recursos que se tuvieron prácticamente por gratuitos y que incluyeron otras vidas y otras culturas?

Esas cosas baratas —sin costo pues están ahí, en las orillas del mundo—, como las califican Jason W. Moore y Raj Patel en su libro A History of the World in Seven Cheap Things, incluyen: la naturaleza, el trabajo, el dinero, el cuidado, la comida, la energía y la vida (de otros, claro). Y, dado que la propiedad privada ya existe, pueden apropiarse con el simple trazo de una línea en un mapa —haga el trazo un Papa, un agrimensor vuelto presidente de un estado colonial o una organización internacional. A la larga, el tener a todo eso como recursos a la mano y considerarlos también como inagotables, llevaron al mundo (y al planeta donde los otros mundos aún persisten) a un estado de crisis entre perpetua e insuperable.

Ante ese escenario, hay quienes han señalado la necesidad de modificar ciertas jerarquías conceptuales. Dejemos de lado, por ahora, el tema de la propiedad privada de la tierra. Pensemos en la creatividad, el desarrollo y la innovación que muchos creen son ingredientes indispensables del también inevitable progreso. Contra o, más bien, junto a eso, hay quienes apuntan a modos de hacer que, más que producir buscan mantener. Y, si asumimos como cierta la máxima de que “nada se crea y nada se destruye, sólo se transforma”, habría que pensar que, entonces, la diferencia está en las maneras de transformar: sin mayores consideraciones por aquello que, en el transformar, se modifica, o con cuidado y atención, asumiéndonos no como dueños, sino como quien está a cargo, sólo por un tiempo definido, de algo que nos trasciende. La vida misma, el mundo o, más bien, los distintos mundos posibles. El planeta. Es tiempo, dicen algunos, de reparar.

 

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Hace varias décadas, el arquitecto y matemático Christopher Alexander escribió:

Hay una visión fundamental del mundo. Dice que cuando construyes algo no puedes simplemente construirlo de forma aislada, sino que también debes reparar el mundo que lo rodea y dentro de él, de modo que el mundo más grande en ese lugar, se vuelva más coherente y más completo; y lo que haces ocupe su lugar en la red de la naturaleza a medida que lo haces.

Lacaton y Vassal

Dicho como máxima, se trata de no destruir para construir. Aunque eso parece imposible de cumplirse a cabalidad y más en nuestros tiempos. Habría que ser, quizá, que acotar a no destruir más de la cuenta, ni afectar negativamente a lxs más vulnerables, para construir. Se puede añadir otra máxima, que parecería radical: reparar es mejor que construir algo nuevo.

Entre arquitectos y arquitectas con reconocimiento —legal, académico, mediático— ya hay ejemplos de quienes, sea en casos particulares o como práctica general. Hasta con Pritzker. Pero esa práctica es más amplia que lo que confina la disciplina. Y más antigua. Jacques Tati la mostró con un guiño irónico en varias de sus películas, como al contrastar la moderna y funcional Villa Arpel con el aparentemente caótico edificio donde vive Monsieur Hulot, interpretado por el mismo Tati. La versión arquitectura pura de esa dupla podrían encarnarla, de un lado, Monsieur Mies y, del otro, Monsieur Kroll.

Barbara Buser

 

Pero no se trata sólo de reparar, en el sentido de arreglar, componer y cuidar de algo ya existente, sino de asumir que las grandes transformaciones que ha producido y sigue produciendo el progreso, dejaron daños colaterales mayores y, muchas veces, ignorados o desestimados. Si, como escribió Benjamin, “no hay documento de cultura que no sea a la vez documento de barbarie”, tampoco hay, parece, elemento de progreso que no sea, a su vez, elemento no de retroceso, sino de subyugación o abuso o, de menos, de un dominio no del todo justo. Ahí entran los otros sentidos de reparar: enmendar, remediar, desagraviar, restablecer. Y, también, satisfacer al ofendido. Lo que legal y judicialmente se conoce como reparaciones.

Plan selva

El arquitecto brasileño Paulo Tavares ha planteado la idea de una arquitectura de reparación, afirmando que se trata de una forma de compromiso, de un reconocimiento de historias olvidadas que cuestionan el canon aceptado —o impuesto. Dice que la arquitectura de reparación reposiciona la relación que tenemos con el patrimonio; que no es simbólica sino que es material, territorial y ecológica y que juega un papel activo, incluyendo el de una economía. La arquitectura de reparación —sigue Tavares— es política. Es una arquitectura al mismo tiempo localizada —específica y particular— y especulativa que habita tanto en la historia como en el futuro.

Por su parte, en el número del Journal of Architectural Education dedicado al tema, Reparations!, V. Mitch McEwen, Cruz García, Nathalie Frankowski escriben:

Pensar seriamente en las reparaciones es abordar un campo cuántico de cuestiones arquitectónicas, históricas, legales, poéticas, económicas, activistas, políticas, revolucionarias y artísticas. Si la justicia requiere un marco ético o de gobierno colectivo, su realización requiere modos de derecho, políticas y adjudicaciones. En el sistema actual, la justicia está en gran medida mediada por contratos y procesos. Sin embargo, si la arquitectura aspira a la justicia, ciertamente no puede contar con procesos y contratos arquitectónicos convencionales para llegar allí.

La arquitectura misma, pues, para asumir su papel para reparar al mundo —incluyendo las muchas reparaciones necesarias— debe repararse ella misma como disciplina, reimaginarse.

Para Benjamin, de nuevo, una de las responsabilidades pero, al mismo tiempo, de las capacidades de cada generación se encuentra en la redención de agravios, daños e injusticias pasadas, de su reparación, pues:

El pasado lleva un índice oculto que no deja de remitirlo a la redención. […] Si es así, un secreto compromiso de encuentro está entonces vigente entre las generaciones del pasado y la nuestra. Es decir: éramos esperados sobre la tierra. También a nosotros, entonces, como a toda otra generación, nos ha sido conferida una débil fuerza mesiánica a la que el pasado tiene derecho de dirigir sus reclamos.

El politólogo francés Johann Michel escribió un libro titulado Lo reparable y lo irreparable. Ahí escribió:

¿Qué revela la reparación acerca del ser humano? En primer lugar, su vulnerabilidad (natural), su falibilidad (moral), su estado de incompletirud (social), a la par de un conjunto de capacidades que moviliza la reparación para conjurar los efectos de todo esto. Es en el corazón de la finitud humana donde la reparación cobra sentido.

¿Qué revela la reparación acerca de la arquitectura? ¿Y cómo puede la arquitectura reparar y repararse para también asumir la reparación como una de sus tareas, y no menor? La próxima edición de Mextrópoli y el número de septiembre de la revista Arquine, intentarán decir y mostrar algo al respecto.

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