Resultados de búsqueda para la etiqueta [Refugiados ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Thu, 17 Aug 2023 00:50:46 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Barcos como campos https://arquine.com/barcos-como-campos/ Fri, 04 Aug 2023 15:31:06 +0000 https://arquine.com/?p=81254 El gobierno británico a planteado usar una barcaza con 222 cabinas como alojamiento temporal para personas buscando asilo. Anclado en un puerto de Dorset, la barcaza Bibby Stockholm no puede ocultar que, en sus orígenes, la compañía que la renta tuvo alguna participación en el transporte marítimo de personas esclavizadas.

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Hace un par de semanas la  BBC publicaba la noticia de que el gobierno británico utilizaría un gran barco para alojar inmigrantes, el Bibby Stockholm:

Bibby Stockholm es el primer barco asegurado bajo los planes de la ministra del Interior, Suella Braverman, para reducir el costo del alojamiento de los solicitantes de asilo que llegan en barcazas. El gobierno dice que actualmente está gastando £6 millones por día para alojar a más de 50,000 inmigrantes en hoteles.

“Creemos que es mejor abrir sitios específicos diseñados para albergar a los inmigrantes que llegan, hacerlo de una manera más planificada, dijo el portavoz del primer ministro Rishi Sunak. “Eso es lo que buscamos hacer con Bibby Stockholm y eso es lo que buscamos hacer en otras partes del país: abrir sitios para aliviar la presión de las áreas locales y reducir el costo.

Según la misma nota, la propuesta enfrenta el rechazo tanto de los habitantes de Portland, Dorset, por el impacto que los 500 asilados puedan tener en los servicios locales, sobre todo de salud, como de asociaciones de apoyo a refugiados, quienes señalan las condiciones inapropiadas y traumatizantes de lo que parece una forma de detención.

 

Luxury living on board

El Bibby Stockholm fue construido en 1976. Mide algo más de 93 metros de largo y 27 de ancho. No tiene motor y, según el folleto informativo de Bibby Marine, puede albergar hasta 506 pasajeros en sus 222 cabinas “espaciosas, con regadera, pantalla de televisión, acceso a internet, un escritorio, ropero y ventana.

Según se lee en Wikipedia, el Bibby Stockholm se convirtió en una barcaza de alojamiento en 1992. De 1994 a 1998 se usó para alojar personas sin hogar y solicitantes de asilo en Hamburgo, Alemania. En el 2005 lo usó el gobierno de los Países Bajos para detener a personas que solicitaban asilo en Róterdam. En 2017 se discutió si podría alquilarse como residencia universitaria para alojar a 400 estudiantes en Galway, Irlanda, pero el plan no progresó porque el puerto no era apto y la Suprema Corte de Irlanda dictó que su uso requeriría de permisos de planeación.

La barcaza pertenece a la compañía naviera y de operaciones marítimas Bibby Line, fundada en 1807 por John Bibby.

 

John Bibby

John Bibby nació el 19 de febrero de 1775 dentro de una familia de granjeros al sur de Lancashire. Sin una posición económica garantizada, Bibby se fue al puerto de Liverpool antes de cumplir los 20 años. Al poco tiempo tuvo su propio negocio en la industria del acero. En 1805 se casó con Mary Margaret Mellard, y con la dote pudo invertir, junto con su amigo John Highfield, en una compañía de transporte marítimo. Se dice que tuvo una participación muy pequeña en el Eagle, un barco que transportó personas esclavizadas de Camerún a Estados Unidos en 1806, “un año antes de de que se aboliera el tráfico de esclavos. Pero acaso la historia sea un tanto más compleja que aquella mínima participación financiera en un carguero:

El comercio transatlántico de esclavos involucró barcos que hacían un viaje triangular a través del Atlántico. Los barcos salían de Liverpool, donde eran cargados con productos británicos manufacturados. Estos barcos los llevaban a África Occidental, donde la carga se intercambiaba por personas esclavizadas. Los barcos transportaron a estas personas esclavizadas a las Américas, para venderlas en las colonias británicas, españolas y francesas. Aquí, se vieron obligados a trabajar en plantaciones, cultivando y recogiendo productos como azúcar, café, cacao y algodón. Luego, estos productos se cargaban en el barco para su viaje de regreso a Gran Bretaña, donde se vendían como artículos de lujo o materias primas para la industria. Eso generó grandes ganancias para los propietarios de barcos y para quienes invirtieron en ellos.

El transporte de personas esclavizadas a través del Atlántico se declaró ilegal en 1807, pero los vínculos entre Gran Bretaña y la esclavitud continuaron mucho más allá. Poseer esclavos siguió siendo legal en las colonias británicas hasta 1838, fecha en que entró en vigor la Ley de Abolición de la Esclavitud de 1833. También siguió siendo legal en aproximadamente la mitad de los estados de Estados Unidos hasta 1865.

Según archivos, no sólo el Eagle, sino también otros dos barcos en los que Bibby tenía alguna participación, el Harmonie y el Sally, transportaron, entre 1805 y 1806, un total de 737 personas esclavizadas de África a América. Además, otros registros “muestran los barcos de la compañía de Bibby que viajan entre Europa y América del Sur transportando cargamentos que habrían sido producidos en plantaciones utilizando el trabajo de personas esclavizadas o utilizados dentro de economías basadas en plantaciones y esclavos.

Diagrama del barco de esclavos Brookes, c. 1801.

 

Decir “economías basadas en plantaciones y esclavos es casi un eufemismo para no nombrar a cada uno de los países europeos que resultaron beneficiados por el colonialismo y por el tráfico de personas esclavizadas y aquellos que, aunque independizados, se mantuvieron como colonias europeas con las mismas condiciones de explotación y esclavitud. Es decir, muchos países de los que para la segunda mitad del siglo pasado se presentaban como economías desarrolladas y con regímenes supuestamente democráticos. Como escribió Susan Buck-Morss en Hegel, Haití y la Historia Universal: “La paradoja entre el discurso de la libertad y la práctica de la esclavitud marcó el ascenso de las naciones de Occidente en la economía global de principios de la edad moderna. Buck-Morss menciona, por ejemplo, que en Francia al menos el 20% de la burguesía dependía de actividades conectadas con la esclavitud”.

Y así como ese sistema de esclavitud y explotación sostenía toda una economía, era sostenido por arquitecturas que estructuraban y conectaban la plantación, el puerto, la disposición de cuerpos y de carga dentro de los barcos que los transportaban y los espacios donde esas personas esclavizadas eran mantenidas bajo techo y en encierro mientras no eran obligados a trabajar. Son esas mismas arquitecturas las que, desde hace ya siglos, se vienen adecuando reinterpretando, si no siempre materialmente, sí de manera conceptual, para mantener afuera y bajo control a poblaciones enteras y también a cualquier agente que se considere potencialmente peligroso para los de adentro —como mostraron Geoff Manaugh y Nicola Twilley en su libro Until Proven Safe. The history and future of quarantine—.

 

La jungla de Calais, campo de concentración para refugiados en Francia.

El campo

La excepción es un tipo de exclusión, planteó Giorgio Agamben en su libro, ya muy citado, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida.

Si la esencia del campo consiste en la materialización del estado de excepción y en la subsecuente creación de un espacio en el que la nuda vida y la regla jurídica entran en un umbral de la indistinción, entonces debemos admitir que nos encontramos virtualmente en presencia de un campo cada vez que se crea ese tipo de estructura, independientemente de los crímenes que ahí se cometan, y cualquiera que sea su denominación y su topografía específica.

La barcaza con 222 cabinas —con regadera, armario, internet y ventana: vida de lujo a bordo— es otro más de los campos, de los dispositivos con los que, cada vez con mayor frecuencia e intensidad, se pretende mantener bajo control a lo(s) otro(s) que se perciben como potencialmente peligrosos, dañinos. Sean personas o virus —como explicó Agamben, las personas, en el campo, son desprovistas de cualquier cualidad o calificativo que los reconozca como algo más que como meros seres vivos, o casi. Los espacios y las estructuras físicas que sirven para controlar y regular quiénes permanecen dentro y quiénes fuera, son parte de arquitecturas que han ido más allá del campo de refugiados o el lazareto. Si bien la arquitectura con intenciones sociales buscó reformar las maneras de habitar de las clases menos favorecidas, al no reflexionar por medio de la crítica sobre la manera como la opresión y la exclusión sociales se materializan en estructuras arquitectónicas que, a su vez, refuerzan tanto la opresión como la exclusión, muchas veces inconsciente o ingenuamente terminó haciendo lo contrario que se proponía, y ha construido campos y zonas de exclusión con murallas habitables. Y así como la barcaza en  Dorset tiene vínculos no tan ocultos con los barcos que transportaban personas esclavizadas, desde la zonificación urbana hasta los conjuntos habitacionales periféricos, pasando por la idea misma de la vivienda mínima, tienen parte de su origen en las arquitecturas de la plantación, la prisión o el leprosario. Y esconder a los ancestros incómodos, no ayuda.

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El placer del viajero https://arquine.com/el-placer-del-viajero/ Mon, 27 May 2019 12:25:08 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-placer-del-viajero/ Hoy, la sobrepoblación mundial de turistas, esa figura que para algunos ejemplifica la condición de la humanidad contemporánea, no puede entenderse sin pensar en su otra cara, oscura: la crisis mundial de migrantes y refugiados.

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No se consideraba un turista; él era un viajero. Explicaba que la diferencia residía, en parte, en el tiempo. Mientras el turista se apresura por lo general a regresar a su casa al cabo de algunos meses o semanas, el viajero, que no pertenece más a un lugar que al siguiente, se desplaza con lentitud durante años de un punto a otro de la tierra.

Paul Bowles, El cielo protector

La imagen es impresionante. Casi un par de cientos de personas hacen fila para llegar a la cima del Everest. El turismo masivo ha llegado hasta el punto más alto de la Tierra. Cada año visitan el parque nacional Sagarmatha, en Nepal, una 35 mil personas. De ellas, unas setecientas intentan ascender el Everest hasta su cima, la mayoría en el mes de mayo, cuando es relativamente menos difícil y riesgoso. El costo de una excursión a la cima, organizada por una agencia internacional ronda los 45 mil dólares, gestionada localmente se pueden encontrar gangas por 25 mil, que incluyen los 11 mil del costo del permiso para escalar. En la temporada de primavera de este año, el gobierno de Nepal expidió 381 licencias para subir la montaña más alta del mundo. La semana pasada casi doscientos lo intentaban al mismo tiempo. Dos murieron en ese intento. Diez en total en la semana.

 

La misma semana se publicaron en varios medios notas sobre el efecto del turismo en Venecia, acompañando a otras sobre la Bienal de Arte, que se inauguró el 11 de mayo. En Venecia actualmente viven de manera permanente unas 55 mil personas. En promedio, cada día hay más de un turista por habitante, al rededor de 60 mil, es decir, 22 millones al año. Las notas publicadas repiten que tal cantidad de turistas ponen en riesgo la viabilidad de la famosa ciudad en la laguna. No falta la insinuación de que las islas se hunden literalmente por el peso de los visitantes. Lo cierto es que, como los turistas no se distribuyen regularmente por la ciudad y, salvo los despistados y los conocedores, todos terminan visitando los mismos lugares, sí hay sitios específicos sometidos a mayor desgaste a causa de la presencia de los visitantes. Además, están los costos que aumentan en respuesta a la demanda del turismo, y más que por el de gran lujo, por el nuevo turismo masivo de quienes duermen en un espacio alquilado vía Airbnb y comen en pizzerías que nada tienen de la comida local. Y pese a los ingresos que genera esa poderosa industria, como explica una nota publicada en La Vanguardia y titulada Venecia nos enseña que las ciudades pueden morir de turismo, los 2 mil millones de euros en ingresos por turismo parecen ya insuficientes para cubrir los costos de gestión, mantenimiento y preservación que su misma operación genera. Sin contar los efectos ambientales que, no sólo en Venecia o el Everest, causa el desplazamiento de millones de personas. El placer del viajero no va sin sus costos. Aunque, siguiendo a Bowles, la abrumadora mayoría de estos visitantes son turistas, no viajeros.

En 1976 el sociólogo Dean MacCannell publicó su libro El turista, una nueva teoría de la clase ociosa, en referencia al clásico texto de Veblen. Para MacCannell, el turista, “excursionistas —palabra que no traduce el inglés original sightseers—, principalmente de clase media, desplegados por el mundo en búsqueda de experiencias,” es “uno de los mejores modelos disponibles para entender al hombre moderno en general.” El turista ejemplifica, dice, la democratización de cierto modelo que incluye al conquistador heroico y singular y al viajero aristocrático, ése que de acuerdo a Bowles tiene todo el tiempo a su disposición —y, sí: time is money. Los efectos de dicha democratización no son del todo distintos a los de la democratización del automóvil privado, que según André Gorz es un bien, como castillos o las fincas a orilla del mar, inventado para el placer exclusivo de una minoría muy rica. Un lujo. Y el lujo, dice Gorz, “por definición, no se democratiza: si todo el mundo tiene acceso al lujo, nadie le saca provecho; por el contrario, todo el mundo estafa, usurpa y despoja a los otros y es estafado, usurpado y despojado por ellos.” Por supuesto Gorz no pretende defender el aristocratismo de ciertos bienes sino más bien denunciar el despojo, la usurpación y la estafa a la que muchos son sometidos debido a la supuesta democratización de los mismos.

Hoy junto al turista de MacCannell habría que colocar como figura del hombre moderno a su contraparte en espejo: el refugiado. En Venecia, mientras Banksy hace otra aparición sorpresiva montando un puesto en el que se dice que hizo una crítica al turismo masivo, entre otras cosas.

 

A unos pasos de la instalación efímera de Banksy, en el Arsenal, los turistas culturales que asisten a la Bienal se toman selfies frente a Barca Nostra, obra de un equipo liderado por el suizo Christoph Büchel y que exhibe, sin más, el bote que se hundió el 18 de abril del 2015 causando la muerte de entre 700 y 1100 personas que salieron de Libia buscando refugio en Europa.

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Sin futuro = sin arquitectura https://arquine.com/sin-futuro-sin-arquitectura/ Thu, 16 May 2019 05:01:34 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/sin-futuro-sin-arquitectura/ Incluso si aún no es el fin del mundo, los arquitectos tienen el poder y la responsabilidad de construir un futuro diferente. Porque si no hay futuro, no hay arquitectura.

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en colaboración con

Ilustraciones de Janar Siniloo

El filósofo croata Srećko Horvat fue invitado a dar una de las conferencias de apertura de Future Architecture 2018 Creative Exchange en el MAO de Liubliana. Este ensayo es una adaptación de esa conferencia y proporciona una apertura adecuada para establecer el tema del volumen de Archifutures Apocalipsis.

 

Vivimos en una era en la que hay cierto sentimiento pre-apocalíptico flotando alrededor. Todos los días nos bombardean escenas de nuevos muros o fronteras, campos de detención y botes llenos de refugiados, el cambio climático y la posibilidad de una guerra nuclear. Nuestra realidad se asemeja cada vez más a algo. La película de Alfonso Cuarón, Los niños de los hombres, por ejemplo, mostraba un mundo donde los refugiados están en jaulas en los centros de las ciudades occidentales y ocurren actos de terrorismo todas las semanas. Si nos fijamos en Europa hoy, podemos ver una creciente retirada hacia un concepto peligroso de soberanía. Otros escenarios distópicos de cómo podría terminar el mundo incluyen los efectos crecientes del cambio climático. Además de esta creciente narrativa pre-apocalíptica, también tenemos la posibilidad muy real de que un loco con cabello naranja pueda publicar un tweet y provocar una guerra nuclear. Entonces, por un lado, estamos tratando con una narrativa que intenta crear una atmósfera de miedo, pero por el otro, nos enfrentamos a algo mucho más peligroso, a saber, que esta narrativa se está inscribiendo en nuestra realidad, lo que significa que hoy nos enfrentamos genuinamente a un apocalipsis.

El 13 de enero de 2018 a las 8:07 a.m. la gente de Hawái se despertó con el siguiente mensaje: “Alerta de emergencia: AMENAZA DE PROYECTIL BALÍSTICO DIRIGIDO A HAWAII. BUSCAR REFUGIO INMEDIATO. ESTO NO ES UN SIMULACRO”.

Me encontraba en Belgrado en ese momento. Era casi de noche y los serbios se estaban preparando para celebrar el Año Nuevo ortodoxo. Esta es la realidad en la que vivimos hoy: en un rincón del mundo la gente se despierta pensando que tienen 15 minutos hasta el fin del mundo y en otra gente celebra la víspera de Año Nuevo.

El actor de Hollywood Jim Carey comentó sobre la experiencia en su cuenta de Twitter: “Me desperté esta mañana en Hawai con diez minutos de vida. Era una falsa alarma, pero una verdadera advertencia psíquica. Si permitimos que este Gomorra de un solo hombre y su congreso republicano corrupto continúen alienando al mundo, nos dirigimos al sufrimiento más allá de toda imaginación.”(1) Otros en ese momento tenían diferentes reacciones. Un tipo llamado Joshua Keoki Versola estaba solo en casa y decidió que lo mejor era abrir una botella cara de whisky Hibiki 21 japonés. Dijo: “Estaba a punto de comenzar a servir bebidas y salir con estilo” y agregó: “¿Qué vamos a hacer en esta situación? Realmente no podemos hacer nada, solo intentarlo y hacerlo lo mejor posible.”(2) ¿Qué debemos hacer? Es una buena pregunta. Tomó 38 minutos (una eternidad para cualquier persona que vive una situación así) que las autoridades de Hawái enviaran un mensaje nuevo diciendo que en realidad se trató de un simulacro. Dijeron: “Fue un error cometido durante un procedimiento estándar al cambiar un turno y un empleado presionó el botón equivocado.”(3)

Al mismo tiempo que ocurría todo esto, la CIA, que se supone debe conocer y seguir las amenazas nucleares, publicó algo en Twitter sobre pandas mientras el presidente Trump jugaba al golf. Quizás la razón por la que el mundo no terminó en una guerra nuclear el 13 de enero de 2018 tiene menos que ver con la lógica de la Guerra Fría de la MAD (Destrucción Mutua Asegurada), sino mucho más con la contingencia. Si la CIA no hubiera estado obsesionada con la diplomacia panda y si Donald Trump no hubiera estado jugando golf, tal vez alguien hubiera presionado el botón “correcto.” O, incluso si no hubieran hecho nada, ¿qué pasaría si Kim Jong-un en Corea del Norte hubiera creído que la alarma era real y había presionado el botón? En cualquier caso, la gente en Hawai o la gente que celebra la Nochevieja en Serbia no habría sobrevivido al día. El objetivo de esta introducción es mostrar que el apocalipsis podría ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento. Si esto sucede hoy en Hawai, probablemente también sucederá en Eslovenia o en cualquier otra parte del mundo.

Justo unos pocos días después de que Trump se convirtiera en presidente de los Estados Unidos, el 20 de enero de 2017, The New Yorker publicó un artículo titulado “La preparación del juicio final para los súper ricos.”(4) Por un lado, tenemos lo que los psicoanalistas llamarían “negación fetichista,” lo que significa que sabemos que el apocalipsis está sucediendo pero aún seguimos conduciendo nuestros autos grandes y contaminando el mundo. Pero por otro lado, y este artículo lo ilustra muy bien, también tenemos un sentido de aceptación del apocalipsis. Y algo más que aceptación: los súper ricos incluso se están preparando para ello. Por ejemplo, según el mismo artículo, el CEO de Reddit, Steve Huffman, incluso se sometió a una cirugía ocular con láser porque: “si el mundo se acaba —y ni siquiera si se acaba, pero si tenemos problemas— conseguir lentes de contacto o anteojos será un gran problema.” Luego agrega que está preparado para las consecuencias y el evento del “colapso temporal de nuestro gobierno y estructuras… Tengo un par de motocicletas. Tengo un montón de armas y municiones. Comida. Me imagino que, con eso, puedo esconderme en mi casa por un tiempo.” El artículo continúa explicando que García Martínez, autor del libro Chaos Monkeys, “compró cinco acres de bosque en una isla en el noroeste del Pacífico.” Otros ejemplos incluyen a Peter Thiel, uno de los primeros inversionistas de Facebook, un partidario de Trump y CEO de Palantir, que se ocupa de big data. Fue uno de los primeros de este grupo en obtener la ciudadanía de Nueva Zelanda. En las primeras 48 horas después de la elección de Trump, el sitio web de inmigración de Nueva Zelanda tuvo un aumento del 2,500 por ciento en el tráfico.(5) Esto ya no es una broma, es una práctica general.

Otro artículo publicado por CNN presenta fotografías de bunkers de lujo de multimillonarios a prueba del apocalipsis.(6) Y en un artículo aún más interesante, la revista Forbes ha encargado mapas que proyectan cómo se verá el mundo post-apocalíptico en una situación de rápido cambio climático.(7) Describe cómo los individuos ricos están comprando millones de acres de tierra en “territorios secos en los Estados Unidos, como Montana, Nuevo México, Wyoming y Texas.” Esta es la realidad: una narrativa pre- o post-apocalíptica y la preparación de los super ricos para ello. Otro ejemplo: el mencionado Thiel fue el que desarrolló e invirtió en la idea de una ciudad flotante llamada Seastead, que recuerda la película post-apocalíptica de 1995 Waterworld, de Kevin Costner, que tenía exactamente el mismo escenario: los niveles de agua aumentarán y gente como Thiel construirá este tipo de utopías libertarias para vivir. El punto de todos estos ejemplos distópicos es no asustarlos para que crean que el apocalipsis está llegando, aunque probablemente así sea. El punto es deconstruir esta narrativa apocalíptica particular. ¿Y si el apocalipsis ya ha ocurrido? En el sentido de que ya ha sucedido para la mayoría de las personas en el mundo. El hecho de que los súper ricos o muchos otros aún no hayan experimentado este tipo de situación apocalíptica no significa que no haya ocurrido ya en Somalia, en Bangladesh o en la frontera entre México y Estados Unidos.

Entonces, ¿qué responsabilidad tiene la arquitectura y el urbanismo en todo esto? Un artículo publicado en el Los Angeles Times por el crítico de arquitectura Christopher Hawthorne compara ocho prototipos para el muro de Trump con el trabajo de Peter Zumthor y lo llama una especie de “minimalismo accidental.”(8) La longitud proyectada de este muro es de aproximadamente 2,000 millas, pero hoy en día casi 700 millas de la frontera ya están cubiertas por muros y cercas. Una vez más, el apocalipsis ya ha ocurrido para alguien que intenta llegar desde México a los Estados Unidos. Y es responsabilidad del arquitecto diseñar este apocalipsis. Otra forma en que el apocalipsis y la arquitectura están conectados se refiere a lo que sucede con los edificios durante los terremotos. Abre una discusión interesante sobre la crítica de la ideología porque las imágenes distópicas de edificios colapsados ​​en los trágicos eventos que se ven en Puerto Rico, Haití y Taiwán, por ejemplo, se presentan como “desastres naturales”, es decir, es algo que sucede y nosotros los humanos no tenemos la capacidad de prevenirlo. Pero si aprendimos algo de Walter Benjamin, que escribía sobre eso a principios del siglo XX, o de Roland Barthes a mediados del mismo siglo, es que se trata de acontecimientos político-históricos. Peter Hallward, quien es un filósofo inspirador, no un arquitecto, dijo, por ejemplo, que los resultados del terremoto de 2010 en Haití no fueron una catástrofe natural, sino que se debieron a una mala planificación y mala infraestructura y que afectaron principalmente a personas de una clase específica: los desvalidos.

El incendio de junio de 2017 en la Torre Grenfell en Londres, en el que 72 personas perdieron la vida, es otro claro ejemplo de la conexión entre el origen de clase, la mala política y también, en cierto modo, la arquitectura. Esta torre residencial estaba situada en Kensington y Chelsea. Cualquiera que haya estado en Londres sabe que Kensington y Chelsea es un distrito donde se pueden ver todas las contradicciones del capitalismo global en un área muy pequeña. ¿Por qué ocurrió el incendio en la torre Grenfell? Ocurrió porque a los súper ricos no les importan los que no tienen dinero. Según algunos datos, el ingreso promedio en Kensington y Chelsea es de 158,000 libras esterlinas(9), el más alto en el Reino Unido, que todavía no es suficiente para comprar una casa en el área con un precio promedio de 1.5 millones de libras. El resultado es que esta torre, cuya condición se remonta a Margaret Thatcher y la política de austeridad, fue efectivamente dejada prenderse en llamas. Incluso en un lujoso vecindario en medio de una metrópolis moderna como Londres, el apocalipsis está sucediendo en algún lugar para alguien.

Siempre ha habido un debate sobre si la arquitectura es política o no. Desde Vitruvio ha habido una tradición de decir que la arquitectura nunca es política, sino que se ha utilizado para pacificar a las poblaciones y evitar conflictos, lo que es, hasta cierto punto, cierto. Según esa tradición, el papel del arquitecto es negociar entre diferentes intereses, lo que también es cierto hasta cierto punto. Así que básicamente el arquitecto es una figura de consenso, en lugar de conflicto. Luego, por supuesto, está la famosa cita de Le Corbusier: “arquitectura o revolución,” que nos obliga a elegir entre arquitectura y cambio social. Si avanzamos a 1994, solo dos años después del Fin de la historia y el último hombre de Francis Fukuyama, se publicó el libro Arquitectura y disyunción de Bernard Tschumi, que no tiene un “o” en el título, sino un “y”. En el libro Tschumi (influenciado por el situacionista Guy Debord y por Jacques Derrida) muestra que la arquitectura siempre es política. Incluso dice que a veces tienes que cometer un asesinato para apreciar la arquitectura o a veces tienes que tener relaciones sexuales en la calle para entender qué tipo de urbanismo o arquitectura existe allí.(10) Basta recordar el papel que jugó el barón Haussman en el diseño de París, donde las autoridades querían detener la revolución mediante la construcción de bulevares muy amplios para que la gente no pudiera construir barricadas, y hasta cierto punto funcionó. Luego, por supuesto, está el ejemplo más famoso del siglo veinte, el papel de Albert Speer. Sus diseños para Berlín y Alemania demostraron claramente que la arquitectura no solo está conectada a la política, en este caso a Adolf Hitler, sino que la arquitectura en realidad produce un cambio social, en este caso, un cambio social distópico, a saber: el totalitarismo. Los ejemplos más recientes son el muro de Trump o el desastre de Grenfell.

Todo esto nos lleva al lugar donde nos encontramos hoy. Estaba realmente intrigado por la iniciativa de esta plataforma paneuropea de arquitectura futura, no solo porque también soy parte de un movimiento paneuropeo que lucha por la democracia a nivel europeo en la línea de la idea de que no se puede luchar contra el clima actual, las crisis energética y económica a nivel del estado nación. Para citar a Matevž Čelik, director de la plataforma Future Architecture:

“La arquitectura del futuro no solo será una práctica que necesariamente conlleve solo la construcción de edificios y artefactos, sino que también nos llevará a nuevos campos en los que operar.”

Creo que este es un punto muy importante ya que los arquitectos de hoy en día se están convirtiendo cada vez más en esclavos de grandes inversores o regímenes autocráticos. Tienen que construir lo que tienen que construir, pero esto no anula sus responsabilidades. Tal vez estoy siendo ingenuo, porque no vengo de este campo, pero creo que la situación ha comenzado a cambiar. Si la NSA, la CIA, Palantir, Facebook y similares están haciendo una topología de nuestras propias vidas, hagamos una topología sobre ellos. Filtremos algunos documentos, hagamos una topología de la “arquitectura” que están construyendo y del tipo de futuros distópicos que están imaginando. Creo que ha habido una tendencia recientemente, y espero que sea más que una tendencia, a que los arquitectos se centren más en esta pregunta. Sin embargo, la responsabilidad de los arquitectos de hoy no es solo ser reactivo, sino también construir un futuro diferente.

No reaccionemos a la crisis de refugiados diciendo que seamos inteligentes como IKEA y diseñemos nuevos hogares para ellos. Intentemos actuar con anticipación de manera que un futuro con refugiados, con nuevos muros y nuevas guerras, de cambio climático y desastres ecológicos, resulte imposible. Incluso si aún no es el fin del mundo, los arquitectos tienen el poder y la responsabilidad de construir un futuro diferente. Porque si no hay futuro, no hay arquitectura.


Srećko Horvat (1983) es un filósofo croata, autor y activista político. Ha publicado numerosos trabajos en croata, alemán, inglés y francés. Es el autor de ¿Qué quiere Europa? La Unión y sus Descontentos (con Slavoj Žižek) y La radicalidad del amor. También participó en la creación del Movimiento Democracia en Europa 2025 (DiEM 2025) junto con Yanis Varoufakis.

Notas:

  1. twitter.com/jimcarrey/status/952284494257508352?lang=en
  2. “Hawaii ballistic missile false alarm results in panic”, Julia Carrie Wong y Liz Barney, The Guardian, enero 14, 2018. theguardian.com/us‑news/2018/jan/13/hawaii-ballistic-missile-threat-alert-false-alarm
  3. “Missile threat alert for Hawaii a false alarm; officials blame employee who pushed ‘wrong button’”, Zachary Cohen, CNN, enero 13, 2018, edition.cnn.com/2018/01/13/politics/hawaii-missile-threat-false-alarm/index.html
  4. “Doomsday Prep for the Super-Rich”, Evan Osnos, The New Yorker, enero 30, 2017. newyorker.com/magazine/2017/01/30/doomsday-prep-for-the-super-rich
  5. “Why Silicon Valley billionaires are prepping for the apocalypse in New Zealand”, Mark O’Connell, The Guardian, febrero 15, 2018. theguardian.com/technology/2017/jan/29/silicon-valley-new-zealand-apocalypse-escape
  6. “Billionaire bunkers: How the 1% are preparing for the apocalypse”, Elizabeth Stamp, CNN, octubre 17, 2017. edition.cnn.com/style/article/doomsday-luxury-bunkers/index.html
  7. “The Shocking Doomsday Maps Of The World And The Billionaire Escape Plans”, Jim Dobson, Forbes, junio 10, 2017. forbes.com/sites/jimdobson/2017/06/10/the-shocking-doomsday-maps-of-the-world-and-the-billionaire-escape-plans/#22e4acdf4047
  8. “Trump’s border wall through the eyes of an architecture critic”, Christopher Hawthorne, Los Angeles Times, enero 4, 2018. scribd.com/article/368426029/Trump-s-Border-Wall-Through-The-Eyes-Of-An-Architecture-Critic
  9. “Do you earn more or less than the average for your borough?”, Sam Brodbeck, The Telegraph, mayo 3, 2017. telegraph.co.uk/money/consumer-affairs/do-earn-less-average-borough/
  10. Bernard Tschumi, Architecture and Disjunction, MIT Press, 1994.

Archifutures combina las posibilidades de la edición crítica, la impresión innovadora y la intervención activa del usuario. La colección hace un mapeo de la práctica arquitectónica y la planeación urbana contemporáneas, presentadas a través de las palabras y las ideas de algunos de sus actores clave y factores del cambio. Desde instituciones, activistas, pensadores, curadores y arquitectos hasta blogueros urbanos, polemistas, críticos y editores, Archifutures presenta a las personas que están dando forma a la arquitectura y las ciudades futuro y, por tanto, también a las sociedades del futuro.

Archifutures es editado por &beyond y publicado por dpr-barcelona, y presentado en español en colaboración con Arquine.

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Espacios del exilio https://arquine.com/espacios-del-exilio/ Tue, 02 Apr 2019 14:15:13 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/espacios-del-exilio/ Al desplazado, al exiliado, no sólo se le ha arrebatado su espacio físico, también sus formas de relación. No solo su casa, su hogar. No solo su espacio, su estar.

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Sonríen

y abaten

los barrios poblados.

Encima de los cadáveres

brotan orgullosos

kilómetros de edificios.

Quiméricos,

encubren el llanto.

Lejos de las orillas

del río(…),

la llaga sangra.

Zingonia Zingone (1) 

 

“[Al exiliado] le dejaron la vida; o con mayor precisión, lo dejaron en la vida y el mundo, pero sin lugar en él, habiendo de vivir sin poder acabar de estar, cosa tan necesaria.”

María Zambrano(2)

 

“No se necesita tanto construir, y no se necesitan tantos arquitectos que construyan, sino quizá, arquitectos que piensen, y que piensen en cosas a rehacer” 

Josep Bohigas(3) 

 

A Cuerpos Parlantes:

Atrás han quedado los discursos capaces de evadir la agonía de nuestros tiempos: tiempos de migraciones masivas, de recrudecidos desplazamientos forzados, de despojos sin medida, de desgarres a toda autonomía. En escalas relativamente mínimas, vemos a barrios tradicionales y sus habitantes ser arrasados por el sistema de la especulación inmobiliaria: quien tiene para cubrir las nuevas cuotas se queda, a quien ya no le alcanza, silenciosamente, se va.  En escalas mayores, países y hasta regiones continentales se desplazan en grandes masas: 7,800 centroamericanos han llegado a México desde finales del año pasado.(4) Los números son menores comparándolos con otros ejemplos. En Venezuela, por el puente Simón Bolívar que une la frontera con Colombia, pasan en promedio 70,000 personas al día, muchos de ellos buscando alimentos y medicinas en el país vecino, muchos de ellos, en cambio, cruzan para simplemente no volver nunca más.(5) Al interior de Colombia las cosas no son mejores, se estima que la violencia interna ha generado, en tan solo los últimos 6 años, 3.8 millones de personas desplazadas.(6)

¿A dónde se va tal cantidad de seres humanos? ¿Por qué mientras más construido físicamente parece el mundo —paradójicamente— más gente se queda sin hogar? ¿Es entonces el espacio, una cuestión de materia, de realidad física, o es otra cosa que se nos escapa de toda pretensión contemporánea? 

En palabras de la socióloga mexicana Olga Sabido Ramos, que aborda el concepto del espacio desde Simmel y Kant:

“(…) el espacio, más que un concepto o realidad física es una “posibilidad de coexistencia”. En este sentido el espacio no produce forma de relación, son las formas de relación las que producen el espacio (…) Los seres humanos pueden estar cara a cara y sin embargo separados por grietas profundas. (Sociales, emocionales, culturales y políticas)”(7)

Si son las formas de relación las que generan un espacio, cómo no percatarnos que allí donde se construye masivamente, estandarizadamente, uniformemente, de tajo, sin participación del habitante, es el lugar dónde el espacio más bien desaparece. Cuanto más desarrollo inmobiliario a gran escala, más miseria y desierto espacial. No por casualidad, se estima que  en nuestro país, al menos 5 millones de viviendas están en completo abandono.(8) En nombre de la “renovación” y “crecimiento” de las ciudades, se asfixia del verdadero espacio. 

Un contrastante y claro ejemplo, es el muro fronterizo en Tijuana: objeto diseñado para segregar, se ha vuelto —a través de las relaciones sociales—, en un espacio que posibilita encuentros: lugar para cuestionar, expresar, pensar, rezar, reunirse al borde. Allí donde el muro se diseña para separar, las relaciones materializan uniones. En cambio, las formas actuales de construir vivienda, dispersa lo que yacía junto.

 

Al desplazado, al exiliado, no sólo se le ha arrebatado su espacio físico, también sus formas de relación. No solo su casa, su hogar. No solo su espacio, su estar. O habríamos de entenderlo de una vez por todas en palabras del poeta Hugo Mujica: “La casa es donde se está, no lo que se tiene”.(9) Los refugiados, arrojados a campamentos provisorios o casas de asistencia: “no cambian de lugar: pierden su lugar en la tierra, son catapultados hacia la nada.” Los refugiados están en una ubicación, pero no pertenecen a ella.(10) En palabras de Zygmunt Bauman: “en términos sociales,  (los refugiados) son “zombis”: sus viejas identidades sobreviven principalmente en calidad de fantasmas.” 

Los enviados al exilio, no solo necesitan del espacio físico del que se les arrebató. Se necesita de construir relaciones entre ellos y con ellos. De hacernos espacio. De resistir. 

Va siendo tiempo de que el arquitecto se interese más por construir relaciones sociales, que uniones entre materiales. Más ritos que fotos. Más estructuras sociales, que estructuras espectaculares. Menos materia y más sentido.

En la primera ilustración de Rubén Hervás, (tras el despojo por la guerra y el desplazamiento forzado), se lleva al niño por la espalda: ese peso es relación que sostiene su andar, más que peso, es sustento. Pero al espacio del día a día, no puede llevarse de forma alguna en maletas o mochilas. En la segunda ilustración es notorio: el peso que se ha de soportar es el de la ausencia. Ni todo lo que existe pesa, ni todo lo que no se ve carece de peso. En la arquitectura hay algo similar: ni todo objeto nos da posibilidad de vida, ni toda posibilidad de vida yace en un objeto.  

Los espacios del exilio, del desplazado, son ante todo, tiempo sin relación.

 


Referencias:

1. Zingone, Zingonia. Extracto del poema: Vías perfumadas. Recuperado de https://circulodepoesia.com/2014/04/poesia-italiana-zingonia-zingone-2/

2. Zambrano, María. (2014).  El exilio como patria, Madrid, España: Anthropos

3. Bohigas, Josep [Arquine]. (2015, Junio 18). Piso Piloto | Conversación con Josep Bohigas. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=SOw3qur_CYo 

4. El número total aproximado se ha conseguido sumando las 6 caravanas que han ingresado actualmente al país. Los números varían según diferentes medios  de comunicación. En la cuarta caravana vacilan entre las 300 y 2,000 personas. No se han presentado números oficiales. 

5. Barchfield, Jenny, Trujillo, David, [Radio Ambulante]. (2019, Febrero 12), Éxodo. Recuperado de http://radioambulante.org/audio/exodo 

6. ACNUR, Hay más víctimas de desplazamiento forzado en Colombia que número de habitantes en Costa Rica. Recuperado de https://www.acnur.org/noticias/noticia/2018/12/5c243ef94/hay-mas-victimas-de-desplazamiento-forzado-en-colombia-que-numero-de-habitantes.html

7. Sabido Ramos, Olga. (2012). El cuerpo como recurso de sentido en la construcción del extraño, una perspectiva sociológica, Madrid, España: Sequitur.

8. Flores, Efrén. (2019, Febrero 6). Infonavit: son 5 millones de casas chatarra abandonadas. Anuncia plan para aligerar los créditos. Recuperado de: https://www.sinembargo.mx/06-02-2019/3532339

9. Mujica, Hugo. (2008). La casa y otros ensayos, Barcelona, España: Vaso Roto Umbrales

10. Bauman, Zygmunt. (2002). La sociedad sitiada. Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Económica de Argentina. 

Imágenes:

1. Hervás, Rubén, La Bolsa de Bielsa, Portada de la revista: El Salto. Recuperado de https://cargocollective.com/rubenhervas/PORTADA-EL-SALTO-Bolsa-de-Bielsa

2. Hervás, Rubén, El exilio Rural, Portada de la nota: Lo exilio rural: dellá d’a ruralidat trending. Recuperado de: https://arainfo.org/lo-exilio-rural-della-da-ruralidat-trending/

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Refugio, refugiados, sin refugio: sobre la violencia excluyente de la arquitectura https://arquine.com/refugio-refugiados-sin-refugio-sobre-la-violencia-excluyente-de-la-arquitectura/ Wed, 18 Jul 2018 14:00:33 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/refugio-refugiados-sin-refugio-sobre-la-violencia-excluyente-de-la-arquitectura/ Una persona sin casa es un cuerpo sometido sistemáticamente a la violencia excluyente de la arquitectura, , un prisionero “del afuera”. Los arquitectos deben aceptar que tienen que ver con el poder cuando ejercen su disciplina y reflexionar en la manera como el peso de las relaciones de poder dominantes pueden ser desafiadas en los espacios que diseñan.

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Llueve fuerte. La gente corre para buscar abrigo bajo el techo de la parada de autobuses más cercana. Pronto, el espacio protegido de la lluvia está lleno de cuerpos; algunos pequeños, otros grandes, pero todos ocupan una porción de ese preciado espacio. Un cuerpo más intenta colocarse bajo el techo. Otros cuerpos se aprietan entre sí tanto como pueden, pero pronto todos entienden de que ya no hay más espacio disponible: el cuerpo adicional es excluido socialmente de la protección que otorga la arquitectura y, en consecuencia, se moja. Podemos afirmar que esta exclusión es posible gracias a la (por definición limitada) acción de la arquitectura. Por supuesto, en esta historia la exclusión no puede considerarse injusta: “el que llega primero es atendido primero” es la regla común a la que se llega por consenso cuando las condiciones para “llegar ahí” son las mismas para todos.

Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, los protocolos de exclusión del valor agregado producido por la arquitectura no operan bajo esa regla. Más bien, operan bajo el concepto legal de propiedad, en alto grado político (y por lo general atribuido de manera injusta) y, por tanto, implementa la exclusión social de todos los cuerpos que no se benefician bajo tal concepto. Podríamos vivir en un mundo donde los límites de esos territorios basados en la propiedad se marcaran sólo con líneas en el suelo, como en la película de Lars von Trier Dogville (2003). Esos límites serían tácitos y fácilmente se violarían. Para impedir eso, la arquitectura se ha dado los medios para forzar esos límites mediante la materialización de muros demasiado inertes para moverse o destruirse mediante cuerpos sin herramientas. Al contrario, lo que comúnmente se percibe como arquitectura actúa a ambos lados del muro: el espacio de inclusión y el espacio de exclusión. Es particularmente chocante que en el caso de ambientes carcelarios o de confinamiento, lo que llamamos “el interior” corresponde de hecho al espacio de exclusión mientras “el exterior” corresponde al espacio de inclusión a escala de la sociedad.

Quienes en inglés son llamados homeless reciben en francés un nombre que podría traducirse como refugeless: sans abri. Una persona sin casa es un cuerpo sometido sistemáticamente a la violencia excluyente de la arquitectura, , un prisionero “del afuera”. De manera similar, no es una casualidad que el estatuto legal del “refugiado” surja de la palabra “refugio.” Refugio, tanto en un nivel legal como arquitectónico, es precisamente lo que niega la “fortaleza Europa” o la “fortaleza Reino Unido” a las personas que huyen de situaciones de precariedad existencial o económica. Sea el muro o el bloque de vivienda o los muros que surgen en las fronteras internacionales (y dentro de territorios nacionales como Palestina), la arquitectura siempre refuerza la dominación de relaciones de poder entre cuerpos: aquellos que se benefician de la protección de esos muros y aquellos que son excluidos de la misma. Los arquitectos deben aceptar que tienen que ver con el poder cuando ejercen su disciplina y reflexionar en la manera como el peso de las relaciones de poder dominantes pueden ser desafiadas en los espacios que diseñan.

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