Resultados de búsqueda para la etiqueta [políticas públicas ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Tue, 10 Dec 2024 18:23:26 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Algunos comentarios acerca del informe de Airbnb https://arquine.com/algunos-comentarios-acerca-del-informe-de-airbnb/ Tue, 10 Dec 2024 18:23:26 +0000 https://arquine.com/?p=95790 Hace poco fue publicado el informe Estancia Turística Eventual y Plataformas Digitales de Hospedaje en la CDMX por la consultora Alquimia Urbana, del cual se ha hecho réplica en algunos medios de comunicación y que, vale la pena resaltar (tal como se hace en la página legal del documento), fue financiado por Airbnb. La premisa […]

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Hace poco fue publicado el informe Estancia Turística Eventual y Plataformas Digitales de Hospedaje en la CDMX por la consultora Alquimia Urbana, del cual se ha hecho réplica en algunos medios de comunicación y que, vale la pena resaltar (tal como se hace en la página legal del documento), fue financiado por Airbnb.

La premisa del informe, no es de sorprender, es que el problema de la gentrificación y encarecimiento de la vivienda es estructural y resultado de décadas de malas decisiones en materia de planeación, por lo que Airbnb no tendría un impacto relevante en lo que algunos denominan crisis habitacional. Sobre esto, hay varias cosas que es necesario puntualizar.

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El estudio arroja algunos datos cuando habla del impacto en el costo del alquiler, sin embargo, comete el error de hacerlo tomando en cuenta la información de toda la Ciudad de México, cuando sabemos que las rentas de corta y mediana estancia se concentran en las áreas centrales, al igual que la vivienda en alquiler tradicional (como apunté en mi texto: “Consolidación y profesionalización de Airbnb en áreas centrales de la Ciudad de México”, Punto Sur, núm. 11, 2024, pp. 118-137) por lo que el estudio debiera comparar la evolución del costo del alquiler tradicional de esas zonas en específico, y no el de toda la ciudad, para evitar el sesgo del promedio. Incluso, para ser más preciso, debería ser a nivel colonia. Esto permitiría tener información más fidedigna sobre el impacto que, claramente, es diferencial y localizado en la ciudad.

Es decir, no es correcto afirmar que: “es contundente que el precio de la renta no se ha incrementado. Al comparar los precios de renta de 2018 con los de 2024, se observa un aumento del 28.9%, con las rentas promedio pasando de $14,228 [pesos] en junio de 2018 a $18,345 en junio de 2024” (p. 24), porque están otorgando al cálculo datos que toman en cuenta los costos de zonas no centrales donde la oferta de Airbnb es poca o inexistente, y el alquiler tiene menor costo y menor oferta, por ejemplo en Iztapalapa, Milpa Alta o Tláhuac (ver Ilustración 1 y 2).

Ilustración 1.

Ilustración 2. 

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El informe también omite que existen zonas en donde la oferta de alquiler de plataforma es muy alta, y llega a ocupar 80% del parque habitacional total en algunas de estas zonas y, si bien es importante estudiar el fenómeno más a detalle y con sus debidas precauciones, sí nos habla del dominio de este sistema sobre otras formas de uso de la vivienda en esas áreas de la ciudad. De ello se deriva, un fenómeno que debe estudiarse a más profundidad, que el sistema de renta de plataforma está promoviendo que parte de la producción de vivienda nueva en esas áreas vaya dirigido a ese rubro, lo que entra en conflicto con la oferta de alquiler tradicional. ¿De qué sirve producir más vivienda si una parte de esta, la de mejores atributos de localización, va a dirigirse a los sistemas de renta de corta y mediana estancia?

Ilustración 3.

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Tampoco se menciona algo que comenté durante la entrevista que realizaron conmigo a propósito de la redacción del informe: y es que existe un mercado informal de Airbnb para extender los periodos de estancia, lo que está fuera del foco de los datos y también de los montos de recaudación fiscal. Es un fenómeno que, por cierto, serviría a Airbnb para evitar el desvío de ingresos para la plataforma y también ayudaría problematizar sobre la inseguridad que genera para los propietarios.

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Se omite un elemento muy relevante para la regulación como es la existencia de actores que forman parte importante del sistema y que casi no se toman en cuenta en los debates sobre los sistemas de renta de corta y mediana estancia: los gestores y todo el sistema de administración alrededor de este tipo de alquiler. Cuando surgen, es solo para referirse a la generación de empleos con un atributo positivo, pero no fue así cuando se pensaron los mecanismos de regulación en la ciudad hoy existentes, por ejemplo, ¿qué papel tienen los promotores y gestores de Airbnb en la regulación vigente en la Ciudad de México?, ¿cómo incorporamos a Mr. W (en referencia a la empresa que bajo ese nombre alquila más de 350 departamentos sólo en la capital del país) a los instrumentos de regulación?

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El trabajo omite la existencia de investigaciones sobre alquiler de corta y mediana estancia en México y América Latina, que servirían para sentar las bases del propio informe y criticar, desde su perspectiva, qué es lo que esos estudios no están tomando en cuenta que el informe sí. Por ejemplo, Lerena Rongvaux y Rodríguez (en su artículo “Airbnb in Latin America: A literature review from an urban studies perspective” en Journal of Urban Affairs, vol. 46 [6], 2024, pp. 1,146-1,160), realizan un trabajo exhaustivo de toda literatura académica en América Latina sobre los sistemas de renta de corta y mediana estancia desde la perspectiva de los estudios urbanos, entre los que se encuentran algunos trabajos en la Ciudad de México. 

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En la conclusión del apartado 4.3, “Gentrificación y desplazamiento”, se asegura que “la presencia de plataformas de alojamiento temporal más que expulsar población están revitalizando los territorios, generando riqueza a las familias que deciden disponibilizar un cuarto” (p. 25). Esta afirmación es, en muchos sentidos, tramposa. Primero, porque no toma en cuenta que buena parte de la oferta de Airbnb consiste en departamentos completos, no habitaciones, y que esa oferta ha crecido en los últimos años (pandemia incluida) [ver gráfica 4]. 

Segundo, como he dicho —hasta el cansancio— en numerosos espacios, la expulsión de población no es lo único que está en juego en estos fenómenos, como erróneamente puede ser interpretado desde los discursos antigentrificación. Dejemos, entonces, de hablar de gentrificación porque pareciera, como se informa en el estudio, que todo estaría bien con los procesos de revitalización sin pérdida de población, “sin expulsión”. Cuando lo que está en juego son otros factores, como la segregación. ¿Es posible pensar que los propietarios e inversionistas, al ver que un sistema que genera una mayor rentabilidad que otro, decidan optar por este porque la regulación y el mercado lo facilitan? Aquí no hay expulsión de población, pero sí viviendas que están siendo desplazadas o colocadas directamente en el sistema de renta de corta y mediana estancia, en las zonas con mayor demanda de vivienda en alquiler. Es claro el conflicto y es importante hacer frente a ello.

Ilustración 4.

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Por último, como mencioné líneas arriba, antes de la publicación de este trabajo mantuve con parte del equipo que elaboró el informe una muy interesante entrevista de más de una hora, en donde comenté varios de los puntos que aquí se mencionan y que, sin embargo, fueron completamente ignorados. En su lugar, y espero que no de manera premeditada, incluyeron una cita mía de esa fuera de contexto (en la página 25) y la colocaron en un apartado en donde está completamente desarticulada del texto que la acompaña. ¿Por qué?

Por estas razones, me gustaría deslindarme por completo de esa utilización de mis declaraciones, porque, aunque respeto a quienes están detrás del trabajo realizado y concuerdo con algunos de los puntos mencionados (como en que, efectivamente, el fenómeno de los sistemas de renta de corta y mediana estancia no es el problema central y que se requiere reforzar los mecanismos de producción de vivienda y el ordenamiento territorial), no comparto en gran medida el posicionamiento del documento y no quisiera que se tomara esa pequeña alusión como un guiño positivo de mi parte a dichas posturas.

Por otro lado, no deseo caer en el simplismo de que urge regular, porque es claro que los incipientes mecanismos de control para los sistemas de renta de plataforma que se han colocado en la Ciudad de México —y que recayeron notoriamente sobre Airbnb por ser la cara visible del fenómeno— no están resolviendo lo que deben resolver. Primero, para justificar el por qué y para qué se crearon, así como el efecto que tendrían; y, segundo, por la falta de claridad para su control y seguimiento.

Esperamos un diálogo abierto y transparente entre las autoridades del gobierno capitalino y los promotores de los sistemas de renta de corta y mediana estancia, los propietarios y la ciudadanía para crear mecanismos reales, eficientes, que permitan equilibrar la participación de estos sistemas en la ciudad de una manera justa. Esto sin dejar fuera el debate sobre el fortalecimiento de los mecanismos de producción de vivienda asequible y de la protección al creciente sistema de alquiler en la ciudad.

P. D.

El debate de Airbnb no es marginal, dado que se encuentra inserto en las lógicas sobre el ejercicio de propiedad privada de la vivienda y sobre su función social, lo que está establecido en la Constitución de esta ciudad. Con suerte, esto nos permitirá elevar el debate y dar el salto hacia mecanismos más eficientes y justos de producción de vivienda.

P. D. 2

El informe, de haber sido resuelto de mejor manera, tal vez podría haber corroborado su premisa principal: los efectos de Airbnb no son “significativos” a los procesos de gentrificación de la ciudad, porque son una consecuencia estructural de las políticas del mercado de suelo en la ciudad. Empero, ello no significa que no deba estar sujeto a reglas sobre su participación en la ciudad.

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Política que se puede tocar: Ada Colau y el municipalismo internacional https://arquine.com/politica-que-se-puede-tocar-ada-colau-y-el-municipalismo-internacional/ Fri, 22 Nov 2024 20:38:19 +0000 https://arquine.com/?p=95010 Ada Colau (Barcelona, 1974) visitó México en septiembre de 2024 para participar en la serie de conferencias de Mextrópoli. Era su primera visita al festival y al país después de ocho años en los que, como alcaldesa de Barcelona, se convirtió en una referente internacional en lo que respecta al gobierno de las ciudades. De […]

El cargo Política que se puede tocar: Ada Colau y el municipalismo internacional apareció primero en Arquine.

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Ada Colau (Barcelona, 1974) visitó México en septiembre de 2024 para participar en la serie de conferencias de Mextrópoli. Era su primera visita al festival y al país después de ocho años en los que, como alcaldesa de Barcelona, se convirtió en una referente internacional en lo que respecta al gobierno de las ciudades. De esa manera, Colau por fin pudo compartir sus ideas y experiencias vividas en la capital catalana con arquitectos y estudiantes mexicanos, en calidad de ciudadana y no de funcionaria pública. Poco antes, concedió esta entrevista, en la que repasa su vida política tan sólo unas semanas después de su salida del Ayuntamiento de Barcelona, y en un momento de su vida en el que esta activista permanente vislumbra ya un futuro en el que el municipalismo, por tradición la unidad mínima de los Estados-nación, pueda convertirse en el centro y futuro de una transformación internacional capaz de ser percibida de manera concreta en su escenario más emblemático: la ciudad próxima, hecha por y para sus habitantes.

Olmo Balam: Quizá esto ya te lo han preguntado en todos lados, justamente porque le pusiste un punto y aparte a una etapa de tu vida política con tu salida del Ayuntamiento de Barcelona (hay quienes incluso, de manera apresurada, hablan de comenzar a escribir tu biografía política). ¿Qué sigue para ti?

Ada Colau: He sido activista social durante mucho más tiempo de lo que fui alcaldesa, que lo fui durante 8 años, de 2015 a 2023. Durante esa gestión impulsamos un modelo de ciudad ambicioso, para consolidar un nuevo modelo. Este año me quedé todavía en el Ayuntamiento, pero en la oposición. Sin embargo, el partido que ocupa actualmente la alcaldía no ha querido hacer un pacto de gobierno. Entonces ha llegado a su conclusión esta aventura institucional. Han sido 10 años muy intensos, ha sido un periodo histórico muy complejo, con la pandemia y otros hechos complejos de gestionar, y creo que es bueno tomar distancia, refrescar las ideas, escuchar. Y también creo que el momento actual es bueno repensarlo en general. Sobre todo, en un mundo que avanza a la extrema derecha con los discursos de odio; donde hay cada vez más un clima de guerra que se está normalizando, en especial con el genocidio en Palestina; el cambio climático sigue acelerándose. En este contexto creo que es importante revisar estrategias y pensar cosas nuevas, no seguir por inercia, yo creo que eso es lo más importante. No me arrepiento ni un solo día de esta aventura institucional, pero creo al mismo tiempo que no hay que seguir en los lugares por inercia. Aunque me han ofrecido otros cargos políticos, ahora es bueno tomar un poco de distancia del ámbito institucional y volver al ámbito más social, más independiente y tomar nuevas ideas.

OB: Como decía al principio, provienes de movimientos que incluso fueron tachados de okupas o muy radicales, y ahora tuviste la oportunidad de pasar por un puesto de gobierno, al que muchas izquierdas de España, y del mundo incluso, muchas veces no llegan. De todo lo que te planteaste hace 10 años en temas de vivienda y sociedad, ¿cuáles dirías que fueron tus mayores logros y aprendizajes?

AC: Siempre lo digo: no me he arrepentido ni un solo día de esta aventura institucional, porque hemos demostrado que muchas cosas que eran imposibles han sido posibles. Al mismo tiempo, lo hicimos en minoría y en un periodo histórico convulso, por lo que era difícil llegar a acuerdos y pactos. Cada día te pone en contradicción, te enfrenta a tus límites, a que tú querrías hacer más y no puedes hacer todo. Las dos cosas son ciertas. Siempre recuerdo que como activista le decía al ayuntamiento de Barcelona, en aquel entonces gobernado por el partido socialista, que había que hacer cooperativas de vivienda y me respondían que “eso es absolutamente imposible porque es inviable económicamente”. Hoy hay más de mil departamentos cooperativos y un convenio de ciudad que ya no se puede deshacer, que ha llegado para quedarse. Hemos creado una unidad antidesahucios que, aunque el Ayuntamiento no tenga competencia para paralizar los desalojos, ha conseguido aprender de la experiencia de los movimientos y hacer un servicio de mediación que ha frenado miles de desalojos. Hemos creado una cosa que no existía en la institución: la unidad de disciplina inmobiliaria, que le ha puesto multas millonarias a los grandes fondos buitre que hacían malas prácticas para obligarlos a rectificar. Al mismo tiempo, estos mismos temas, como la regulación del mercado de la vivienda, la fiscalidad de los sectores económicos más importantes de la ciudad, todo esto no depende de competencias municipales, depende del Estado. Y eso es muy frustrante, porque tú puedes tener la máxima voluntad política, utilizar al máximo tus competencias, pero hay otras cosas en las que, si el Estado no te acompaña, hay un límite y tienes que enfrentarte a la contradicción cada día. Pero yo diría que las dos cosas son igualmente ciertas: los límites y las contradicciones. Y, sí, ha valido la pena.

OB: Hablabas de voluntad política, ¿tú qué pensarías que hace falta para que una voluntad política semejante a la que pusiste en la práctica en Barcelona pueda expandirse a otras ciudades?

AC: Yo creo que siempre es importante que haya movimientos ciudadanos activos y exigentes. En nuestro caso, eso fue una herramienta que estaba a nuestro favor, porque teníamos mucha presión de los lobbys económicos inmovilistas, que querían seguir con la especulación, como hasta ahora. Pero, por suerte, había un movimiento ciudadano fuerte, que planteaba otro modelo, y había un sector cooperativista. Lo que hicimos fue darle espacio y voz a ese movimiento ciudadano, y trabajamos juntos para hacerlo realidad. Yo creo que, cuando se llega a un gobierno que quiere hacer cosas diferentes, es importante que no se olvide que no hay que llegar sólo al gobierno, hay que seguir alimentando y dando espacio a esos movimientos ciudadanos críticos, que van a ser esenciales para hacer de contrapoder y contrarrelato a los grandes sectores económicos que tienen altavoces muy poderosos, porque tienen ejércitos de abogados, una gran capacidad de influencia, controlan los medios de comunicación y las redes sociales. Si tú quieres cambiar las cosas, necesitas un poder ciudadano. Una de las lecciones que hemos sacado de estos años es que, más allá de si hablas de política de vivienda, emergencia climática o políticas sociales, una de las cosas que tienes que hacer como gobierno es darles poder, reconocimiento y visibilidad a esos movimientos ciudadanos que, de forma desinteresada y por defender el bien común, se organizan para hacer propuestas nuevas. Eso es una cosa. Otra es salirte de la inercia: no tener miedo a apostar por la creatividad y la innovación.

No olvidaré nunca cuando apostamos por otra de las cosas que nos decían que eran imposibles: un problema es que la construcción tradicional es muy lenta, entonces había que innovar. Fuimos a estudiar otros modelos, y en el norte de Europa vimos grandes edificios hechos de contenedores marítimos reciclados de una altísima calidad, más ecológicos y cuyo proceso se puede realizar en meses. Por lo tanto, son más sostenibles, más rápidos y de una calidad excelente. Cuando nosotros presentamos esa nueva forma de hacer construcciones, la prensa se nos rio en la cara, otros partidos políticos nos dijeron que éramos unos cutres, que no teníamos nivel técnico. Hoy se están inaugurando esos edificios y todo el mundo los alaba, y quienes los criticaban ahora parece que se los apropian y siempre los defendieron. 

Por eso digo que no hay que tener miedo a innovar porque, efectivamente, si el estado actual de las cosas no está sirviendo para generar vivienda asequible, para que la mayoría de la gente pueda acceder a una vivienda digna, si las viviendas no son de calidad suficiente, es evidente que hay que cambiar las maneras de hacer las cosas. Hay que tener valentía, aunque en un primer momento te van a ridiculizar y estigmatizar, pero eso no te debe frenar. Entonces, creo que se trata de eso: apostar por la innovación, por la creatividad; apostar por el reconocimiento de la propia ciudadanía crítica y organizada como aliada esencial de esas políticas clave.

OB: La sostenibilidad se ha vuelto el leitmotiv de los arquitectos y urbanistas. ¿Esto también se ha reflejado en tu propuesta de hacer ciudad?

AC: Nosotros veníamos de una ciudad neoliberal, donde se había dejado toda la iniciativa al sector privado. En una sociedad de mercado, es legítimo que este sector busque el máximo beneficio en el plazo de tiempo más corto posible. Pero es claro que ese no puede ser el objetivo de la política pública. La política pública tiene que garantizar derechos. En el caso de una cosa tan fundamental como la vivienda, especialmente en países como España, ha sido un error dejarla por completo en manos de la iniciativa privada. Nosotros hemos intentado corregir esa orientación de diferentes maneras. Por ejemplo, con la recuperación del suelo público, que es la principal herramienta urbanística para hacer la política de vivienda. También modificamos las formas de tenencia: antes se hacía vivienda de propiedad privada en suelo público, que casi siempre acaba privatizada y, tarde o temprano, en el mercado especulativo. Fue un error, porque se hizo promoción con dinero público de viviendas con las que ahora se especula.

Ahora sólo promovemos viviendas en régimen de alquiler, renta social o de cooperativas de cesión de uso. Nosotros incluso defendemos la colaboración público-privada, pero la iniciativa y las reglas del juego las tiene que marcar el ámbito público. Y eso es lo que ha cambiado en los últimos ocho años en Barcelona: hemos generado un operador metropolitano público-privado, en el que nosotros ponemos el suelo, pero como vivienda de renta, no de propiedad, en la que los privados que ganan el concurso tienen que seguir las reglas de precios controlados.

Como bien dice Mariana Mazzucato, necesitamos un Estado emprendedor. En general, necesitamos que las administraciones públicas se tomen en serio su liderazgo y marquen las reglas del juego. Si la vivienda es un derecho, las reglas deben limitar la especulación y premiar las buenas prácticas de vivienda. ¿Qué pasaba en la ciudad neoliberal? Que la vivienda era o de mala calidad —para sacar el máximo rendimiento de las clases populares con viviendas en las zonas periféricas— o se trataba de edificios carísimos hechos por las grandes firmas y ubicados en zonas céntricas, que al final daban como resultado una ciudad-marca, antes que una ciudad para vivir. Hemos cambiado el modelo: queremos el talento de los arquitectos, queremos el buen hacer técnico, pero al servicio de lo que necesita la ciudad y su ciudadanía, especialmente las clases más populares, que son las más vulnerables y se merecen la máxima calidad y dignidad en sus viviendas.

El cargo Política que se puede tocar: Ada Colau y el municipalismo internacional apareció primero en Arquine.

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