Resultados de búsqueda para la etiqueta [Miralles Tagliabue EMBT ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Sun, 12 Feb 2023 15:57:03 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Enric Miralles: un homenaje inconcluso https://arquine.com/enric-miralles-un-homenaje-inconcluso/ Wed, 12 May 2021 13:29:27 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/enric-miralles-un-homenaje-inconcluso/ Hablar de Enric Miralles (1955-2000) en Barcelona es invocar una especie de leyenda en el mundo de la arquitectura, un personaje cautivador y enigmático. Su nombre lleva un aura entre arquitecto de culto —siguen apareciendo aún hoy en día, historias sobre su persona y su obra—, y genio local cuya muerte nos privó de continuar viendo su potencial, un potencial que parecía estar en su momento álgido cuando se vio interrumpido.

El cargo Enric Miralles: un homenaje inconcluso apareció primero en Arquine.

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Enric Miralles y su mesa “Inestable”. Fotografía: Maro Kouri.

 

Hablar de Enric Miralles (1955-2000) en Barcelona es invocar una especie de leyenda en el mundo de la arquitectura, un personaje cautivador y enigmático. Su nombre lleva un aura entre arquitecto de culto —siguen apareciendo aún hoy en día, historias sobre su persona y su obra—, y genio local cuya muerte nos privó de continuar viendo su potencial, un potencial que parecía estar en su momento álgido cuando se vio interrumpido.

Con motivo del 20 aniversario de su muerte se celebran en Barcelona una serie de actividades que pretenden mostrar todas las facetas de este arquitecto, pensadas para celebrarse el año pasado, pero pospuestas a causa de la pandemia. El homenaje empieza con tres exposiciones impulsadas por la Fundació Enric Miralles, una en el Centro Arts Santa Mónica donde se exponen sus collages, otra en la sede de la fundación Enric Miralles sobre la obra del despacho MirallesTagliabue tras la muerte de Enric, y una tercera —la mejor de las tres— en el Saló del Tinell sobre cuatro obras paradigmáticas en la carrera profesional del arquitecto.

Estas muestras serán complementadas con otra exposición sobre su trabajo como diseñador de mobiliario y objetos en el Disseny Hub, una serie de conferencias organizadas en el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) y una exposición en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) sobre su labor académica.

Cementerio de Igualada. Fotografía: Arturo Mc Clean.

 

Una oportunidad que se echa de menos en las exposiciones es la de poner al arquitecto en su contexto histórico, nacional e internacional, para entender su obra. No es baladí el tiempo que estuvo en el despacho de Albert Viaplana y Helio Piñón, responsables de edificios de gran importancia en la tradición arquitectónica local. De hecho, Miralles firmó con ellos el proyecto de la Plaza de los Países Catalanes, ganadora del premio FAD de 1984, que se convirtió en una plaza paradigmática de la modernidad y a la vez controvertida por la dureza de su diseño, tanto por el uso de los materiales como por la disposición de las piezas que articulan el espacio, y que daría paso a las famosas plazas “duras” en Barcelona.

Miralles supo combinar, con una rabiosa modernidad, formas, materiales y soluciones constructivas con una tradición moderna, e incluso modernista —sus curvas y lo enrevesado de sus proyectos recuerdan a Gaudí. De esta manera, Enric se convierte en un eslabón importantísimo en la continuación de la tradición al servir como articulador entre esa arquitectura moderna con la de su tiempo; supo interpretar esta tradición y hacerla suya de una manera muy personal. Además, logró hacer escuela al dejar tras de sí colaboradores que formaron sus propios despachos, como Flores&Prats o Josep Miàs, que continuaron utilizando un lenguaje heredado de Miralles.

Acceso posterior y cubierta del mercado Santa Caterina. Fotografía: Alex Gaultier.

Enric fue un personaje poliédrico, creía que la arquitectura era una labor transversal en la ideación del espacio que abarcaba todas las escalas: desde el emplazamiento hasta el diseño del mobiliario, pasando por la tipografía. Al ver sus collages, uno entiende la mirada fugada de su arquitectura. Él necesitaba más de un punto de vista para entender la realidad, para construirla y luego reconfigurarla a su antojo, manipularla y subrayar aquello que creía importante. No se dejaba constreñir por las limitaciones de la herramienta que utilizaba, más bien al contrario, le daba vuelta y la utilizaba a su favor.

Fotomontaje. Imagen: Fundació Enric Miralles.

 

Al intentar captar una imagen global de las actividades que se están organizando, y se organizarán como homenaje al arquitecto, se echa en falta rigurosidad para comunicar la importancia de Enric al gran público. Lo importante en la obra de Miralles no son tanto los premios ni los concursos que ganó, lo importante son los motivos que hicieron que los ganara. Las obsesiones personales que hay detrás de sus proyectos hacen más humano a un personaje que hizo famoso el ejercicio de dibujar un cruasán, que vivía con la idea de encontrar la arquitectura en todo, que dormía en una cama igual a la de Le Corbusier, obsesionado por la tradición y los clásicos. Explicar estas cosas, acerca a Miralles al público especializado, pero también lo humaniza y lo hace mucho más interesante para todos, a la vez que permite entender mejor sus proyectos.

Se pierde, quizás, una oportunidad importante para exponer la obra de un gran arquitecto en toda su extensión y profundidad. Se pierde lo poético de su visión, así como la etapa con Carme Pinós —que fue importantísima. Queda como aspecto positivo la oportunidad de, en un futuro, hacer una exposición que sirva de prisma a través del cual poder entender quién fue realmente Enric Miralles, y cuál fue su importancia en el panorama local e internacional.

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Centro Kálida Sant Pau de Benedetta Tagliabue y Joan Callís EMBT https://arquine.com/obra/centro-kalida-sant-pau-de-benedetta-tagliabue-y-joan-callis-embt/ Fri, 04 Oct 2019 16:15:28 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/centro-kalida-sant-pau-de-benedetta-tagliabue-y-joan-callis-embt/ El nuevo proyecto de Miralles Tagliabue EMBT incluye un pequeño edificio de 400 m2 y una zona de jardín dentro de la zona verde del proyecto general del recinto.

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Presentado por:

El Centro Kálida es un espacio de apoyo emocional, social y práctico para las personas con cáncer, sus familiares y amigos. Es una casa abierta a todos con profesionales cualificados para ofrecer su ayuda, una casa para conocer a otra gente, una casa donde encontrar un rincón tranquilo o tomar una taza de té.

La parcela está situada entre el nuevo hospital y el hospital modernista original. Es paralela a la nueva vía definida por el plan especial urbanístico y sigue la orientación ortogonal del recinto modernista.

El proyecto incluye un pequeño edificio de 400 m2 y una zona de jardín dentro de la zona verde del proyecto general del recinto. El centro está diseñado a modo de pabellón ajardinado donde los límites entre interior y exterior se desdibujan y varían. Es un edificio que busca el confort del usuario ofreciéndole intimidad, luz, recogimiento y protección adentro del jardín.

El edificio se organiza en dos niveles de 200 m2 (aprox.) cada uno dentro de las alineaciones y edificabilidad definidos en el plan especial urbanístico. El acceso principal se produce a través de una rampa que conduce a la planta inferior del jardín (bajo rasante según la cota de referencia) o con acceso directo desde la zona de oncología del nuevo hospital a través de un área pavimentada. El jardín está protegido por una serie de muros de gaviones, pérgolas y vegetación que permiten desarrollar las diferentes actividades del centro.

La planta inferior es un espacio abierto y flexible pensado como un jardín o secuencia de jardines donde se encuentra la cocina, el comedor en doble altura y espacios polivalentes que pueden separarse a través de puertas correderas para permitir llevar a cabo diferentes actividades de apoyo a los usuarios. Cada rincón del espacio interior está rodeado de verde. El jardín, dibujado como hojas, las pérgolas y los árboles, controlan las vistas para intentar hacer desaparecer el macizo volumen del nuevo hospital y al mismo tiempo permitir el uso de las zonas exteriores sin sentirse observado desde los edificios altos que rodean la parcela.

La planta superior del pabellón se encuentra al nivel del nuevo paseo definido por el plan urbanístico. Esta inserción en los dos niveles permite tener el jardín a la altura de los ojos desde las ventanas de la planta baja y desde de la sala polivalente superior.

Desde las ventanas de arriba del hospital el edificio Kálida se reconoce con la imagen de su tejado de cerámicas verdes, manifiesto de un edificio inspirado en la naturaleza e integrado con la tradición modernista.

Los techos están inspirados en la técnica constructiva de la bóveda catalana y se articula en bóvedas de gran tamaño y bovedillas. Un gran lucernario central modula la luz, simulando la sensación de encontrase en un espacio exterior, haciendo un juego de luces y sombras cambiantes durante el día.

La doble altura en el espacio central permite una unificación de los dos niveles del edificio, así que se puede decir que el edificio define un espacio único y divisible al uso.

Entrando desde la zona de oncología a nivel inferior, el edificio se presenta como hermético, y sólo el juego de la cerámica invita a un mundo más amable. Superado el portón de acceso, el visitante se encuentra acogido en el jardín presidido por un olivo centenario y un banco que invita al descanso. De ahí, entrando al edificio, la gran luz del jardín da la bienvenida y te acerca hacia la gran mesa del comedor y la cocina.

El edificio acentúa su transparencia en el lado sur, hacia los edificios modernistas, con un filtro de persianas de madera y celosías cerámicas que juegan con la luz de las diferentes horas del día y mantienen la intimidad del usuario.

La fachada del edificio es un muro de ladrillo manual cerámico de color, textura y composición variada inspirado en las técnicas modernistas de aligerar con celosías en hexágono y piezas que sobresalen.

Para mantenerse en el presupuesto ajustado de este tipo de proyectos pro-bono, el esmalte en los ladrillos manuales cerámico es de un solo color: blanco, y el juego de texturas artesanal pero asequible.

El muro se transforma en una celosía cerámica que permite filtrar la luz, controlar las vistas, ventilar y al mismo tiempo seguir preservando la intimidad de las personas del centro, así como relacionarse con la arquitectura modernista del hospital antiguo. En la fachada sur y hacia el recinto modernista se sitúan las ventanas protegidas también con persianas de madera tratada para exterior y elementos cerámicos.

Según la idea fundamental del proyecto, el nuevo edificio crece como nuevas flores en el jardín del hospital original, pensado y construido con una arquitectura orgánica y floral, con el fin de aliviar la enfermedad.

El proyecto se inspira en la riqueza de los materiales, texturas, colores, geometrías y vegetación del hospital modernista, pero lo reinterpreta en manera sobria y económica. El diseño quiere así dialogar con la arquitectura de Domènech i Montaner reflejada de manera sutil en el nuevo jardín, en las fachadas, en la planta y en la cubierta del pabellón.


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