Resultados de búsqueda para la etiqueta [MARCO ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 12 Apr 2024 20:37:39 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Damián Ortega: Pico y elote. Una revisión de la obra del artista mexicano https://arquine.com/damian-ortega-pico-y-elote-una-revision-de-la-obra-del-artista-mexicano/ Fri, 12 Apr 2024 14:36:03 +0000 https://arquine.com/?p=89087 Una nueva retrospectiva de la obra de Damián Ortega se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes con obras e instalaciones que plantean una crítica al extraccionismo del modelo económico mexicano.

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Ya pasaron más de 20 años de los años 90 y de aquel mito, construido entre los conocedores del arte contemporáneo mexicano de aquella época, llamado El taller de los viernes. La leyenda cuenta que Gabriel Orozco, Abraham Cruzvillegas, Gabriel Kuri, Dr. Lakra (nombre de artista de Jerónimo Toledo Ramírez) y Damián Ortega se juntaban cada semana en una casa en Tlalpan, al sur de la Ciudad de México. Estos cinco artistas plantearon este así un espacio de experimentación y producción que sembró parte determinante de lo que, posteriormente, se volvió la producción más conocida del arte contemporáneo mexicano.

Ahora llega al Museo del Palacio de Bellas Artes, en colaboración con el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco), la exposición individual Damián Ortega: Pico y elote, una cuidadosa revisión de la obra de este artista multidisciplinario. En la inauguración, Ortega agradeció precisamente a esos cómplices de siempre, Abraham Cruzvillegas, Gabriel Orozco, Gabriel Kuri, Dr. Lakra, Guillermo Santamarina y a todos los que han colaborado con él para esta exposición y “con quienes se fue haciendo un colegio de ideas que han sido como pilares de todo este trabajo”.

La exposición, curada por José Esparza Chong Cuy, consta de 82 obras que abarcan más de tres décadas de trabajo ininterrumpido. El recorrido no es cronológico, sino que se ensambla a partir de tres ejes curatoriales: cosechar, ensamblar y colapsar, los cuales siguen criterios de carácter plástico y conceptual, y mantienen un escepticismo ante la idea del progreso en México. Cosechar hace una reflexión sobre la inversión extranjera y el aumento de los procesos industriales; ensamblar presenta una postura crítica de hacia las compañías transnacionales en la creciente industria del ensamblado automotriz en México; mientras que colapsar aborda las catástrofes ambientales derivadas de las precarias condiciones laborales en el país y la extracción indiscriminada de los recursos naturales.

Damián Ortega: Pico y elote estará abierta al público desde el 10 de abril hasta el 30 de junio de 2024 en el Museo del Palacio de Bellas Artes (Ciudad de México).

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Legorreta en Monterrey https://arquine.com/legorreta-en-monterrey/ Mon, 18 Apr 2022 06:00:11 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/legorreta-en-monterrey/ En 1982 Ricardo Legorreta construyó su primera obra en la ciudad de Monterrey: un Centro Financiero para Banamex. Después siguieron edificios de oficinas, un hospital, la Biblioteca Magna de la Universidad Autónoma de Nuevo León, un hotel Camino Real y hasta una casa para el norte del TEC. Pero quizá el más emblemático haya sido el edificio para el Museo de Arte Contemporáneo, MARCO, inaugurado en 1991.

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El 28 de junio de 1991 fue inaugurado el museo Museo de Arte Contemporáneo, MARCO, en Monterrey. Desde entonces, se convirtió en un parteaguas para la arquitectura de la ciudad, ya que logró reivindicar y visibilizar los principios que habían caracterizado a la arquitectura vernácula regional en una obra contemporánea. A partir del MARCO, aquella arquitectura —que a muchos les avergonzaba— tomó presencia en una ciudad que la quería olvidar.

 

Con motivo de la visita de Víctor Legorreta a Monterrey —para la inauguración de una casa del TEC diseñada por su firma—, recorrimos el camino de su despacho por la ciudad y buscamos analizar cómo sus edificios han impactado en ella. La firma Legorreta y en especial su fundador, Ricardo Legorreta, tiene una relación intensa e interesante con Monterrey, específicamente desde los años ochenta del siglo pasado. Su primer proyecto fue un Centro Financiero Banamex, en 1982. Un edificio muy adecuado a la escala de la calzada del Valle. Víctor Legorreta —que visitó la obra siendo adolescente y acompañando a su papá— recuerda que fue la época en que Banamex empezó a abrir centros de atención muy personalizada, lo que debía reflejarse en su arquitectura. La fachada estaba inspirada en una tarjeta perforada para computadora —tecnología que pocos años después quedaría en desuso. Al entrar se descubre la relación del interior con la luz y el color que inundan los patios. Esto ocurría en un Monterrey con una influencia muy fuerte del sur de Estados Unidos. Que alguien llegara a hacer un edificio con aplanados y muros perforados por pequeñas ventanas era algo innovador.

Sin embargo, lo que marcó la diferencia fue el MARCO. Éste edificio se logró gracias a una circunstancia muy interesante en la ciudad que, en ese entonces, era un centro industrial muy fuerte con una parte cultural aún no reconocida. Se juntaron todos los empresarios bajo el liderazgo de Diego Sada y, sabiendo que no se tenía un gran interés por la cultura, decidieron hacer un museo que fuera de los mejores de México. Se convirtió en un hito de la relación de Monterrey con Ricardo Legorreta, ya que el edificio fue muy bien recibido y, además de servir como museo, se volvió el centro de reuniones de toda la sociedad de la Ciudad.

En ese tiempo, varios arquitectos locales buscaban la forma de rescatar la tradición constructiva norestense, entre ellos Adán Lozano y José Ángel Camargo. Lo hacían con cierto éxito. Pero el cambio se dio con el MARCO, una obra de gran envergadura pero contextualizada con lo local. Ubicado en la parte histórica de la ciudad, el proyecto llegó cuando empezaba a pensarse la idea de recuperar lo tradicional. El mismo esquema del museo, con su patio central, hace eco de la arquitectura regional. Víctor Legorreta recuerda que existía la intención explícita de mostrar que “no todo es Houston o Dallas”. El despacho de Legorreta quería enfatizar la identidad de la arquitectura mexicana. La exposición inaugural fue México esplendores de treinta siglos. De cierta manera, el museo y su programa de exposiciones sirvieron para reforzar el orgullo del noreste.

 

Cuando se terminó, nuestros profesores se quejaban de la arquitectura tan regional del edificio. Seguiría el  edificio de oficinas para Diego Sada, que con su perfil triangular pretendía establecer un diálogo con las montañas que definen el paisaje de la ciudad. Víctor Legorreta participó ya activamente en este proyecto. Cuenta que el propietario quería hacer sus oficinas con un área de renta y otra para una galería. El terreno triangular les sugirió la idea de hacer algo escultórico, que además viviera lo más posible hacia el interior, con patios y corredores entre que también servían para alojar la gran cantidad de arte de la familia de Diego Sada.

 

Esa primera etapa de Legorreta en Monterrey es muy contextual. El edificio para la Biblioteca Magna de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que se construyó en el parque Niños Héroes, planteó otro cambio en el manejo de los materiales acostumbrados por la firma: el ladrillo en las fachadas. La idea, de nuevo, era hacer un edificio escultórico, que entrara en el parque con sus volúmenes y llegara al lago. Víctor Legorreta explica que el ladrillo y el concreto respondían al pasado industrial de la ciudad, y que siendo una institución pública se buscó que el edificio requiriera el mínimo mantenimiento. El edificio, además de la biblioteca, contaba con un programa cultural que incluía galerías y auditorios. Los arquitectos buscaron establecer una diferencia material con el MARCO. Con el tabique también se buscaba trabajar con proveedores locales, por la gran tradición de fabricación de este material en la ciudad.

Estos edificios configuran la primera etapa del despacho de Ricardo Legorreta en Monterrey, realizados en un momento en que esa ciudad pasaba de una economía netamente industrial a otra de servicios, educación, salud y finanzas, Para Víctor Legorreta, la manera de invertir en los edificios para el banco, el museo y la biblioteca, tuvo que ver con esa sociedad intentando migrar hacia un entendimiento más amplio de la cultura. Antes de ese cambio, un visitante foráneo a Monterrey no pensaba más que en fábricas.

 

El Tecnológico de Monterrey jugó papel importante en dicho cambio. A principios de este siglo, todas las escuelas de graduados del TEC fueron diseñadas por Legorreta Arquitectos, en un conjunto que, de alguna manera, abrió el siglo XXI en la ciudad. La relación con el TEC nació después de que diseñaron unas residencias en la Unversidad de Stanford y se dieron cuenta que el edificio se llamaba CEMEX: lo había donado Lorenzo Zambrano. Fue éste quien pidió a Legorreta una propuesta para el EGADE del TEC. A la pregunta de cómo hacer un edificio del TEC fuera del Campus del TEC, la respuesta fue el esquema de caracol. El ITESM quería un edificio que resultara simbólico en una zona de la ciudad que apenas iniciaba su crecimiento: Valle Oriente.

 

Después vendría el edificio del Hotel Camino Real. En una zona complicada para los peatones, el hotel se ha convertido en una especie de remanso dentro de la terrible vida urbana de la zona de Valle Oriente. Frente a los distintos tipos de arquitectura de esa zona, la cadena hotelera tenía mucho interés en poner, en todos sentidos, su marca en Monterrey. La premisa era hacer un edificio que “se viera Camino Real”, en vertical, cuando en la Ciudad de México se identifica con el edificio, horizontal, en la calle de Mariano Escobedo. Para lograr esa imagen, utilizaron elementos —como el plafón y la fuente de la entrada— que ya identifican tanto a la marca hotelera como al despacho de arquitectos.

 

El Hospital Zambrano Helion es un edificio de gran tamaño. Aquí el reto fue que la firma nunca había trabajado un programa de hospital. Aliados con un despacho de especialistas en esa tipología de los Estados Unidos, buscaron que el edificio no fuera “frío”, sino que tuviera un ambiente acogedor, que ayudara a la recuperación del paciente. Que haya quien lo vea más como un hotel que como un hospital es, para Victor Legorreta, un logro.

En 1993, la oficina de Ricardo Legorreta diseñó una casa para el conocido sorteo del TEC. Se decía que era la casa que menos boletos había vendido. Quizá porque en aquél momento la arquitectura residencial de Monterrey seguía los modelos de la arquitectura comercial de Houston, Dallas o San Antonio. Para Victor Legorreta —que recién terminó el proyecto de otra casa para el mismo sorteo—, hay una labor educativa y hasta experimental en ese programa que encarga a autores reconocidos el diseño de las casas que se sortean, permitiendo que el público conozca distintas soluciones formales a un mismo problema y aprecie las bondades del diseño.

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Anticuerpos https://arquine.com/anticuerpos/ Sat, 23 Mar 2013 16:12:22 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/anticuerpos/ “Anticuerpos. Obras de Fernando y Humberto Campana 1989 – 2009” se exhibe en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO) a partir de este viernes y hasta el 16 de junio.

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“Anticuerpos. Obras de Fernando y Humberto Campana 1989 – 2009”, curada por Schwartz-Clauss con museografía de Estudio Groenlandbasel, se exhibe en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO) a partir de este viernes y hasta el 16 de junio. Se trata de la primera exposición retrospectiva de los brasileños Fernando (1961) y Humberto (1953) Campana, al mostrar los colores, formas, materiales y texturas que utilizan para crear piezas que proyectan las raíces de la cultura brasileña y su influencia surrealista. Organizada por Vitra Design Museum, la muestra reúne  mobiliario, trajes, esculturas, objetos cotidianos, instalaciones, fotografías y videos, en cuatro salas del MARCO. En total, 180 piezas, de las cuales una selección fue creada especialmente para la exposición, diseñada en papel maché y collages. A su vez, la muestra sintetiza el método de trabajo de los diseñadores brasileños y sus estrategias artísticas en distintas etapas.

El primer núcleo de la exposición, Objects trouvé, narra cómo los hermanos reinterpretan objetos y materiales cotidianos ajenos a los contextos del diseño, como cuerdas y mangueras de PVC, para utilizarlos en la creación de nuevas obras, como en la Silla Vermelha. En el segundo, Acumulaciones, se exhibe su obra con cartón reciclado en São Paulo; mesas, biombos, sillas, sillones y taburetes como Children Chair y Papel Sofá. En el siguiente, Collages, exhibe la evolución de la forma llevada a soluciones orgánicas donde las piezas evocan calamares, pulpos, árboles o corales. En contraparte, las obras del núcleo Superficies dobladas poseen formas nítidas y geométricas. El contexto regional y geográfico de su origen amazónico se muestra con Nudos, al representar el uso de alambres entrelazados para crear objetos como sillas y mesas. Por último, la técnica de fragmentación y reconstrucción es utilizada en sillas, cestos de la basura y esculturas, reunidos en Fragmentos, los cuales funcionan como epílogo discursivo para terminar con los módulos Híbridos y Palos, donde se aprecia el uso híbrido de diseños y materiales como el mimbre y el plástico.

“Nuestra obra nace de la manipulación de los materiales. Las piezas empiezan a tomar forma tan pronto comenzamos a jugar con los materiales; los materiales nos indican hasta qué punto quieren y pueden ser transformados. Nuestros objetos son fruto de esta experiencia lúdica, de la voluntad expresada por los materiales. Trabajamos con las manos para seguir expresando un carácter territorial específico, para dar a nuestros objetos aquella diversidad que deriva de la imperfección y de la falta de homogeneidad que tienen las cosas hechas a mano, ese algo único y preciado que nace de lo manual, y para evitar la ‘pasteurización’ del diseño, que induce a todos los diseñadores a hacer los mismos objetos por falta de originalidad y audacia. Nuestra a metáfora es el deseo de cambiar el sereno discurrir de lo cotidiano. Nuestros diseños nacen de la calle, del kitsch urbano de los barrios populares y del contacto con la naturaleza”.

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La dinámica de lo impensado https://arquine.com/la-dinamica-de-lo-impensado/ Mon, 04 Mar 2013 05:08:24 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/la-dinamica-de-lo-impensado/ El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO), construido en 1991 por Legorreta + Legorreta, presentó hasta este fin de semana la exposición “Futbol. Arte y pasión”, curada por Patrick Charpenel y Mauricio Maillé.

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El futbol es la dinámica de lo impensado, decía Dante Panzeri. El futbol se vuelve espectáculo y congrega todos los instintos. Es un juego reo en donde una afición representa casi siempre, sin saberlo, la lucha por la vida y su cotidianidad. Un juego del que se habla sin parar. Cuando hablamos de futbol hablamos de lo que nos pasa, de vicisitudes y circunstancias propias del azar y la suerte inafortunada. Un juego simple con reglas claras que produce manifestaciones desbordantes de alegría y tristeza, porque aunque todo contribuya a su grandeza, la base de su secreto es la conexión entre los que juegan adentro y los que juegan afuera.

Soslayado o minimizado por muchos como algo que debiera quedarse en la cancha, sin elementos para su resignificación, estudio y análisis más allá de la pasión, el futbol ha sido objeto de relatos, crónicas, ensayos y libros de autores como Günter Grass, Gerhard Vinnai, Vladimir Dimitrijèvic, Mario Benedetti, Umberto Eco, Eduardo Galeano, Eduardo Chillida, Enrique y León Krauze, Juan Villoro, Vicente Verdú, Janet Lever, Javier García-Galeano, Guillermo Samperio, Andrés Roemer, Gonzalo Fleitas, David Yallop, Alfredo Relaño, Bill Bufford, Nick Hornby, Mark Perryman, Antonio Salas, Horacio Pagani, Roberto Fontanarrosa o Jorge Valdano, entre muchos otros.

Su escritura, desde la literatura, por el mismo relato y crónica del que deriva un partido y lo que acontece, ha sido –relativamente– algo común. Pero la Épica y lírica del futbol comienza a trascender estas barreras, no sólo por los fastuosos proyectos de arquitectura que son el escenario para el juego. Porque un estadio no es sólo un simple marco; el estadio es un evento en sí, deportivo y arquitectónico, baluarte inexpugnable o símbolo de un club, reflejo de una cultura y protagonista de una ciudad. Al respecto, en Arquitectura milagrosa, Llàtzer Moix cita parte de una charla con Norman Foster, en la que Foster cuenta que “el futbol es una fuerza poderosa y democrática que reúne a todas las clases sociales, por tanto, un estadio, quizás más que cualquier otro tipo de edificio, es un espacio verdaderamente democrático, y el diseño de un estadio es la expresión mayor de una arquitectura que va más allá de lo estético para incidir en el terreno social”.

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Como un mismo estadio, pero dedicado al arte, el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO), construido en 1991 por Legorreta + Legorreta, presentó hasta este fin de semana la exposición “Futbol. Arte y pasión”. A partir de este enclave contextual de la capital regiomontana (donde el futbol paraliza las calles cuando juegan Tigres y Monterrey) las líneas del campo dejaron de ser estáticas y las del balón entrelazaron una relación de semejanza profunda. A través de la visión de más de 70 artistas, se exhibió una reflexión en torno a uno de los fenómenos sociales y culturales más extendidos en el mundo; “un acercamiento ontológico, antropológico, físico y de mercado al deporte” de Los once de la tribu de Juan Villoro.

La muestra busca las representaciones artísticas dedicadas al deporte –con algunos casos previos en obras de Joachim Schmid o Sebastián Errázuriz– cuando las indagaciones en torno al hombre físico y los estudios de anatomía estuvieron ligados a los cánones de belleza establecidos por los atletas. De esta forma, los curadores, Patrick Charpenel y Mauricio Maillé, convocaron a reflexionar sobre las implicaciones del futbol en la sociedad y cómo los artistas encuentran una posibilidad discursiva en el futbol, con base en la museografía proyectada por Taller de Arquitectura (Mauricio Rocha + Gabriela Carrillo).

Así, figuran más de 100 obras, instalaciones, fotografías, collages, dibujos y pinturas de Gabriel Orozco, Francis Alÿs, Andy Warhol, Miguel Calderón; Joan Brossa, Steve Miller, Ángel Zárraga, Nicola Constantino, Gonzalo Lebrija, Manuel Rocha, Fernando Bryce, Rene Burri, Jorge Méndez Blake, Erick Meyenberg, Jeff Koons, Runo Lagomarsino, Melanie Smith, Jerónimo Hagerman, Alexandre Lenoir, Michel Rojkind y Alberto Villarreal, entre otros. Una primera serie de aproximaciones artísticas, conceptuales y a veces abstractas, sobre la condición de arte en el deporte, sus propias reglas, su MARCO, terreno y razón de ser.

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© Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO)

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