Resultados de búsqueda para la etiqueta [Los Simpson ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 01 Dec 2023 19:28:51 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Tacón, punta, tacón, punta: “Los Simpson” se travisten | Parte 2 https://arquine.com/tacon-punta-tacon-punta-los-simpsons-se-travisten-parte-2/ Thu, 16 Nov 2023 15:59:48 +0000 https://arquine.com/?p=85198 Para analizar, determinar, identificar y etiquetar a estos personajes de la serie Los Simpson, propongo una tabla de características físicas, anímicas y de comportamiento que se identifican con el género femenino occidental perteneciente a la segunda mitad del siglo XX. La tabla estaría compuesta, así pues, por vestimenta que se relaciona con las mujeres: vestidos, […]

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Para analizar, determinar, identificar y etiquetar a estos personajes de la serie Los Simpson, propongo una tabla de características físicas, anímicas y de comportamiento que se identifican con el género femenino occidental perteneciente a la segunda mitad del siglo XX. La tabla estaría compuesta, así pues, por vestimenta que se relaciona con las mujeres: vestidos, tacones, faldas, bragas, bisuterías, pelucas, adornos para el cabello, entre otros; maquillaje, cremas, coloretes, etc.; conductas delicadas o suaves: contoneo, mímica, gestos, expresiones blandas o suaves; y por atributos fisiológicos y sociales como voces agudas y nombres femeninos. Bajo este espectro cabrían, sin problema alguno, las varias caracterizaciones de miembros de la familia Simpson como Bart, Homero, o el abuelo; y personajes cercanos como Milhouse Van Houten, así como las únicas del jefe Gorgory, Ned Flanders, Barney Gómez, el señor Burns, Martin Prince y el doctor Julius Hibbert.

Empecemos a hablar sobre ellos. Bart ha sido a quien en más ocasiones se le ha travestido: en concreto, en cuatro capítulos más otro en el que él mismo insinúa que podría pasar por su hermana Lisa en un cita romántica (ocultamiento de la identidad verdadera). Bart es astuto, sagaz, travieso, gallardo, hiperactivo y puede sacar provecho propio de cualquier situación. Sus conocimientos acerca de la vida sorprenden pese a sus escasos 10 años de edad; nos revela, por ejemplo, algunos tips para sobresalir en concursos de belleza: “Y luego yo te enseño algunos trucos: repegarte al traje de baño, jalea de petróleo en los dientes para una sonrisa fácil y el antiguo arte del algodón [relleno, esponjas para el busto y la cadera]”.

La enunciación de estos recursos sorprende tanto a Marge y Lisa Simpson como a los televidentes, y termina por dejarnos atónitos cuando al primogénito de Homero se le ve caminar con soltura, de manera sensual y con profesionalismo al unísono de “tacón, punta, tacón, punta”. “Empiezo a pensar que podría ganar yo”, termina por declarar sin balbuceos, pues, según sus palabras, andar con tacones “no tiene ciencia”.

Para continuar con el proceso transformista, Bart consigue una peluca y baila, dejando libres sus manos, “The Shoop shoop song (It’s in His Kiss)”, tema de Aretha Franklin que, años más tarde, volvería a popularizar Cher, un ícono de la cultura gay, transgénero y transexual.

Señalo como transformación completa o travestismo integral el capítulo “Marge en cadenas”, en el que Bart no sólo ha cambiado su nombre al de Bartina, sino que logra engañar con su bien lograda caracterización femenina a un superior de la policía con el fin de robarle sus llaves y así sacar a su madre de prisión. Bart baila como una mujer, habla como una mujer, luce como una mujer, se expresa facialmente como una mujer, Bart es ahora Bartina. Se crea, por tanto, el pacto de veracidad entre espectadores y la nueva historia de los dibujos animados.

Si bien esta escena jocosa sucede en la mente del protagonista (creación meramente imaginaria), episodios después se traslada al mundo real de Los Simpson cuando Milhouse le propone ponerse ropa de señora para jugar. Sí, como ellos mismos/ellas mismas aseveran mientras brincan sobre la cama de los padres de Bartolomeo J. Simpson: “las hermanas se están divirtiendo”.

Pero el rato lúdico termina pronto cuando Homero entra en la habitación y sorprende in fraganti a los niños, a quienes reprende de inmediato con tono severo: “¡Y quiero una explicación no gay!”. ¿Acaso sólo los homosexuales se visten de su “sexo contrario”? El pensamiento de Homero nos recuerda los significados de travesti y travestismo, cuando estos dos vocablos se asentaron en los diccionarios de la Real Academia Española en 1985: “travestí. (Voz inglesa) m. Persona que por inclinaciones anómalas, se viste con ropas del sexo contrario. Suele formar parte de un espectáculo”. Y “travestismo, m. Psiq. Orientación sexual, generalmente propia de homosexuales, consistente en buscar el placer vistiéndose con ropas del sexo contrario”. La respuesta que ofrece el amigo de Bart es “estamos ebrios, muy ebrios”.

Homero homófobo puede ahora respirar y estar tranquilo: “¡Oh, gracias a Dios!”

El estado de ebriedad permite a los sujetos actuar y ser como regularmente no son; en este sentido, el padre de familia puede entender y disculpar a los niños de cualquier actividad no heterosexual; recordemos también que Homero es homofóbico hasta la octava temporada. Asimismo, en una reunión Barney aprovecha su embriaguez para imitar a Marge: se viste y habla como ella, situación hilarante para los asistentes de la fiesta y los televidentes, pero que, al ser vista en video tiempo después por el propio imitador alcoholizado, avergüenza a Barney al grado de comprometerse a no volver a beber jamás.

Esta escena, amén de abrir las puertas para discutir en torno a la ridiculización, a la parodia más ácida o al humor más agrio, funciona como ejemplo para entender cómo se construye y rompe el pacto de verosimilitud o de credibilidad entre el sujeto travestido y los ojos que lo observan.

Homero, desde su limitada inteligencia y escaso buen juicio, cree que Marge sí aparece ebria en público, por lo que corre hacia donde se encuentra para mencionarle lo avergonzado que se siente con esa situación; sin embargo, al eructar Barney, Homero descubre que no era su esposa, sino su amigo haciendo una parodia de ella.

Por otro lado, la decisión de Milhouse de vestirse con atuendos propios del género femenino es voluntaria, ya no bajo los influjos de bebidas alcohólicas. Revela un deseo propio, sea o no ocasionado por un placer estético o simplemente un entretenimiento. Los juegos infantiles, así como los carnavales, permiten a sus integrantes ser otros: yo ya no soy yo, sino otro. En contraste con este momento, Milhouse se viste de nuevo de mujer, pero ahora con el único propósito de ser considerado el próximo heredero del señor Burns, el hombre más rico de Springfield. “¡Adiós a mi plan B!”, concluye con lástima el joven Van Houten luego de haber escuchado que el magnate no aceptará a una niña como heredera de su cuantiosa fortuna. A diferencia del caso anterior, en el que es notorio el placer en el rostro y las palabras, en este capítulo el placer es sustituido quizá por el mandato de los padres de Milhouse, o tal vez por el deseo monetario del mejor amigo de Bart.

Esta es la segunda parte de esta serie, se pueden leer las otras entregas en los siguientes enlaces:
Parte 1
Parte 3

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Tacón, punta, tacón, punta: “Los Simpson” se travisten | Parte 1 https://arquine.com/tacon-punta-tacon-punta-los-simpson-se-travisten-parte-1/ Thu, 19 Oct 2023 19:26:53 +0000 https://arquine.com/?p=84116 El travestismo es de quien lo trabaja. Es de quien lo hace suyo cual proyección del yo ante la mirada y la atención de los otros. El travestismo, como todo proceso, manifiesta puntos climáticos en los que el travesti o la travesti ha acuñado una nueva identidad de género que es validada/autentificada tanto por él […]

El cargo Tacón, punta, tacón, punta: “Los Simpson” se travisten | Parte 1 apareció primero en Arquine.

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El travestismo es de quien lo trabaja. Es de quien lo hace suyo cual proyección del yo ante la mirada y la atención de los otros. El travestismo, como todo proceso, manifiesta puntos climáticos en los que el travesti o la travesti ha acuñado una nueva identidad de género que es validada/autentificada tanto por él o ella como por los demás. Un nuevo sujeto cargado de simbolismos; un ser humano vestido y revestido de nuevos elementos en espera de ser descodificados por otros ojos. Y es que “Eres quien eres, Sirena Selena; […] sibarita, vestida y adorada por los seguidores de tu rastro”.

He optado por el concepto de ‘travestismo’, en lugar de ‘disfraz’, porque aquél es, en cierta medida, monosémico mientras este es polisémico. Con ello me refiero a que el travestismo remite a un caso específico, a lo concreto: un hombre se viste de mujer y actúa como tal o viceversa, es decir, se realiza una inversión de géneros; en cambio, el disfraz es más abstracto y abierto: existen diferentes tipos y son utilizados para diversas ocasiones. Desde esta perspectiva el individuo travestido es un sujeto que porta un disfraz específico.

De acuerdo con la terminología de Judith Butler, el travestismo es “un ejemplo de performatividad, un movimiento que, para algunos, es el prototipode la performatividad”.Como performancese hablará con tecnicismos correspondientes al arte dramático: actuación, acto, actor y escenario. La misma autora, para quien el género es una asignación, aclara que: “en el travestismo lo que se ‘actúa’ es, por supuesto, el signodel género, un signo que no es lo mismo que el cuerpo que figura, pero que sin ese cuerpo, no puede leerse”. En otras palabras, estas líneas podrían entenderse como la separación tajante entre cuerpo y género en un sujeto travestido. Y en este mismo tenor, se recuerda que el género no debería estar determinado por el cuerpo ni por el sexo anatómico.

El vocablo travestismo ha dejado de tener, por lo menos para el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, un vínculo directo con las preferencias y orientaciones sexuales, sean éstas homo o heterosexuales. Así lo dejan ver sus dos acepciones para la edición de 2001: “práctica que consiste en el uso de las prendas de vestir del sexo contrario [y] práctica consistente en la ocultación de la verdadera apariencia de alguien o algo”.

Estas definiciones sucintas que toman, por un lado, la vestimenta y, por el otro, la velación de la identidad “original” o habitual de un travesti, no consideran dos características inherentes al performance del travestismo: 1) la caracterización hacia lo femenino gracias al uso de maquillajes, afeites, prendas de vestir, pelucas, etc. y 2) la asimilación de los códigos de conducta para ambos géneros, es decir, conocer y actuar del modo en que debe comportarse social y culturalmente una mujer o un hombre, según sea el caso.

Como se verá más adelante, estos elementos están presentes en la prosopografía y la etopeya de los personajes travestidos de Los Simpsons, así como para la verosimilitud del sujeto travestido. Por cuestiones espaciales, conceptuales y de calidad en la serie, me he limitado a abordar únicamente las primeras 11 temporadas, que se transmitieron desde 1989 hasta 2000. A lo largo de 11 años, el programa televisivo estadounidense travistió tanto a personajes principales como a personajes secundarios no sólo como recurso paródico o con un fin humorístico, sino por diversas razones que intentaré vislumbrar a continuación.

Comencemos por las estadísticas: las 11 temporadas transmitidas en poco más de una década están integradas por 248 capítulos. De este total, he hallado 17 episodios en los que aparecen o se alude a travestis; esta cifra traducida a porcentaje arroja un total de 6.85 %, números nada despreciables para un público general y de televisión abierta que recibió en México, y en otros países latinoamericanos, a Los Simpson durante la década de los 90.

Los datos duros revelan algo más: se han vestido de mujer 11 personajes varones –hasta ahora ninguno femenino–, aparentemente todos ellos heterosexuales y de diferentes edades: desde niños hasta ancianos. Podría también calificárseles de personajes varones, pero no viriles o de masculinidad tradicional, pues no todos ellos en su día a día se comportan como tal, pues su masculinidad es menos ortodoxa o heteronormada. Tomo como ejemplos, los gritos agudos de Ned Flanders; algunos bailes, expresiones corpóreas y frases de Martin Prince (“Mi plan se está realizando y pronto yo seré la reina del verano. Digo, el rey, el rey”); y el carácter hipersensible de Milhouse van Houten.

El resto de los personajes travestidos son el Jefe Gorgory o Clancy Wiggum, Bart Simpson, Homero Simpson, Abraham Simpson o El Abuelo, Montgomery Burns, el doctor Julius Hibbert, Barney Gumble o Barney Gómez, y un actor de origen estonio. Para esta lista he excluido a Nelson, compañero de escuela de Bart, y al policía Eddie, subordinado de Gorgory, puesto que son casos de transformación incompleta o en proceso, o bien, cuyo travestismo es meramente un disfraz cualquiera.

Esta es la primera parte de esta serie, se pueden leer las siguientes entregas en estos enlaces:
Parte 2
Parte 3

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