Resultados de búsqueda para la etiqueta [keré ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Wed, 13 Sep 2023 15:32:45 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Francis Kéré gana el Premio Pritzker 2022 https://arquine.com/francis-kere-gana-el-premio-pritzker-2022/ Tue, 15 Mar 2022 14:09:31 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/francis-kere-gana-el-premio-pritzker-2022/ Este año, el ganador del Premio Pritzker de Arquitectura es Francis Kéré. Arquitecto, educador, activista social nacido en Burkina Faso, fue ganador del Premio Aga Khan de Arquitectura 2004 y diseñador del Pabellón Serpentine 2017.

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Este año, el ganador del Premio Pritzker de Arquitectura es Francis Kéré. Arquitecto, educador, activista social nacido en Burkina Faso, fue ganador del Premio Aga Khan de Arquitectura 2004 y diseñador del Pabellón Serpentine 2017. Reconocido por “empoderar y transformar comunidades a través del proceso de la arquitectura”, Kéré, el primer arquitecto africano en obtener este premio, trabaja principalmente en áreas cargadas de limitaciones y adversidades, utilizando materiales locales y construyendo instalaciones contemporáneas cuyo valor excede su estructura, sirviendo y estabilizando el futuro de comunidades enteras.

Su arquitectura honra a las personas por sus tradiciones y técnicas culturales, reinterpretándolas para un uso contemporáneo, combinando de forma inventiva factores relevantes para lograr soluciones prácticas de relevancia global que creen un intercambio de ideas entre África y Europa. Su trabajo demuestra la importancia de la autonomía y del autodesarrollo, así como la capacitación de las personas para que puedan emprender sus propios proyectos de desarrollo.

 

 

Diébédo Francis Kéré es un arquitecto que estudió en Alemania originario de la pequeña ciudad de Gando en Burkina Faso. Como el primer hijo del jefe de su aldea, su padre le permitió asistir a la escuela a pesar de que muchos habitantes consideraban los estudios occidentales convencionales como una pérdida de tiempo.

Posteriormente obtuvo una beca para estudiar en Alemania, donde viajó para obtener sus estudios de licenciatura en arquitectura e ingeniería. Paralelamente fundó Kéré Foundation (anteriormente Schulbasteine fürr Gando e.V.) con el propósito de recaudar fondos para construir la Escuela Primaria de Gando con la cual obtuvo el prestigioso premio Aga Khan Award en 2001. Desde entonces Kéré se ha enfocado en reinvertir su conocimiento en su comunidad natal de Burkina Faso y más. Usando su entrenamiento formal, ha desarrollado innovadoras estrategias de construcción que combinan materiales y técnicas de construcción tradicionales con métodos de ingeniería modernos.

Desde que fundó Kéré Architecture en 2005, su trabajo ha recibido numerosos premios de prestigio como el Global Award for Sustainable Architecture (Premio Global de Arquitectura Sustentable), el BSI Swiss Architectural Award , el Marcus Prize, el Global Holcim Gold Award, y el Schelling Architecture Award. Kéré obtuvo la Membresía Constituida de Honor de parte del Royal Institute of British Architects (RIBA) en 2009 y desde el 2012 es Miembro Honorario del American Institute of Architects (FAIA). Ha sido profesor del Harvard Graduate School of Design y del Swiss Accademia di Architettura di Mendrisio.

El jurado del Premio Pritzker de Arquitectura en 2022 estuvo conformado por:

Manuela Lucá-Dazio, Directora Ejecutiva
Alejandro Aravena (Presidente del Jurado), galardonado con el Premio Pritzker 2016
Barry Bergdoll, curador, autor y profesor Meyer Schapiro de Historia del Arte y Arqueología en la Universidad de Columbia.
Deborah Berke, arquitecta y decana de la Escuela de Arquitectura de Yale
Stephen Breyer, juez de la Corte Suprema de EE. UU.
André Aranha Corrêa do Lago, crítico de arquitectura, curador y embajador de Brasil en India, Delhi.
Kazuyo Sejima, arquitecta, educadora y ganadora del Premio Pritzker 2010.
Benedetta Tagliabue, arquitecta y directora de Miralles Tagliabue EMBT.
Wang Shu, arquitecto, educador y ganador del Premio Pritzker 2012.

Entre los ganadores anteriores del Premio Pritzker se incluyen algunos de los nombres más importantes de la arquitectura, como Rem Koolhaas, Zaha Hadid, Oscar Niemeyer, Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa (SANAA), Norman Foster, Peter Zumthor, Alejandro Aravena, Balkrishna Doshi, Yvonne Farrell y Shelley McNamara y Lacaton & Vassal en 2021.

Establecido por la familia Pritzker de Chicago a través de su Fundación Hyatt, el premio internacional “honra a un arquitecto, arquitecta o grupo de arquitectos/as cuyo trabajo construido demuestre una combinación de esas cualidades de talento, visión y compromiso, que ha producido contribuciones consistentes y significativas a la humanidad y el entorno construido a través del arte de la arquitectura”. El premiado recibe $ 100,000 y un medallón de bronce, basado en diseños de Louis Sullivan con el nombre del premio sobre un lado y, por el otro, con las tres famosas palabras “firmeza, comodidad y deleite”, recordando los principios fundamentales de la arquitectura de firmitas, utilitas, venustas del arquitecto romano Vitruvius.


Conferencia de Francis Kéré en MEXTRÓPOLI 2017


El poder de adaptarse es el futuro. Conversación con Francis Keré

 


Fotografías cortesia del Premio Pritzker 

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El poder de adaptarse es el futuro. Conversación con Francis Keré https://arquine.com/el-poder-de-adaptarse-es-el-futuro-conversacion-con-francis-kere/ Tue, 15 Mar 2022 14:00:38 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-poder-de-adaptarse-es-el-futuro-conversacion-con-francis-kere/ El jefe de Gando, un pequeño pueblo de no más de 2,500 habitantes en Burkina Faso, envió a su hijo mayor a la escuela fuera del pueblo para que aprendiera a leer. El niño aprendió a leer y un oficio, carpintería. Después recibió una beca para un curso en Alemania, donde se quedó y estudió arquitectura. Ése es Francis Kéré, quien regresó a Gando y construyó escuelas, una biblioteca y un centro comunitario, entre otros proyectos, además de mantener su oficina en Berlín.

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El jefe de Gando, un pequeño pueblo de no más de 2,500 habitantes en Burkina Faso, envió a su hijo mayor a la escuela fuera del pueblo para que aprendiera a leer. El niño aprendió a leer y un oficio, carpintería. Después recibió una beca para un curso en Alemania, donde se quedó y estudió arquitectura. Ése es Francis Kéré, quien regresó a Gando y construyó escuelas, una biblioteca y un centro comunitario, entre otros proyectos, además de mantener su oficina en Berlín.

Cuando pensamos en el futuro a partir de o para la arquitectura, quizá lo hacemos con imágenes de la ciencia ficción, de utopías propuestas en otras épocas o de distopías que nos amenazan. Le preguntamos a Kéré cómo piensa en el futuro desde su experiencia como arquitecto global e hiperlocal que trabaja en una pequeña comunidad en un país en vías de desarrollo.

Francis Kéré (FK): La pregunta por el futuro es una de las más importantes. ¿Dónde y cómo viviremos? Pero el futuro ya está sucediendo y lo vemos:todos van a las ciudades. En el futuro, las ciudades serán muy pobladas y habrá que buscar la manera de hacerlas humanas. La probabilidad de perder el lado humano es muy alta. No sé si podemos darle la vuelta. Las ciudades son atractivas y no creo que podamos cambiar eso: que la gente vuelva al campo. Pienso que serán una mezcla entre ciencia ficción, en términos de transporte —porque habrá que mover a mucha gente y los medios actuales no lo resuelven del todo— y de cómo organizar tanta gente, y la manera de conservar el humanismo. Para mí, el humanismo es la forma de lograr que la gente esté junta sin estar dividida o aislada —en una cápsula high- tech—. Si no logramos hacer que las cosas funcionen manteniendo el humanismo, no tendremos futuro.

¿Eso tiene que ver con la forma, con los materiales, con los usos?

FK: Con todo. Debemos saber de dónde vienen los materiales y mantener cierta forma de artesanía, gente haciendo cosas, no sólo las máquinas. Usamos la tecnología para resolver muchos problemas, como la infraestructura, y para ayudar a la construcción, pero mantener el humanismo implica que la gente seguirá siendo el motor de lo que se hace, incluso en el futuro. Usaremos la tecnología apara empoderar a cada vez más gente, ya que seremos cada vez más. Por eso, en mi visión del futuro hay espacio para arquitectura como la que yo hago y habrá espacio para la comunidad. En mi visión, en el futuro seguiremos siendo capaces de tocar y los materiales tienen un peso, un color, incluso un olor.

En los países en vías de desarrollo o en regiones pobres la gente vive en dos mundos, uno tal vez al margen del desarrollo y al mismo tiempo con acceso a ciertas tecnologías. ¿Cómo ocurre eso?

FK: Necesitamos esta tecnología para estar en contacto con otra gente, lo ves incluso en las aldeas más remotas. La tecnología hace las conexiones más fuertes, pero no nos debe alejar de hacer cosas. Hay que usarla y empujarla al límite, sin dejar que nos domine. En Burkina Faso, por ejemplo, la gente explota esos recursos: tienen dos o tres tarjetas sim en sus teléfonos porque las compañías no cubren todo el territorio de la misma manera, como sucede en Europa. Su poder es no ser reducido a consumidores. En Burkina Faso, la manera en que se transfiere dinero por medio del teléfono, incluso el más primitivo, es algo que tampoco sucede en Europa, es una manera de apropiarse de la tecnología. Es una mezcla que no es ciencia ficción, es la realidad: compras una gallina, verduras, con dinero que llega por el teléfono, se lo apropian como medio. En los países desarrollados las cosas se usan y se desechan. Es una debilidad del desarrollo. En nuestros países, llamados subdesarrollados, se usa y se transforma, incluso cosas que no producen, se tiene la habilidad de abrirlas y encontrar el modo de reciclarlas. De ahí podemos aprender a producir cosas que duren más, que tengan distintos usos. Nuestro valor es crear estructuras que duran mucho. El poder de adaptarse es el futuro.

Hay quienes temen que la tecnología y el futuro nos harán a todos iguales y borrarán identidades locales.

FK: Eso es muy delicado. Espero que mantengamos el espíritu de absorber y transformar. En algunos campos es difícil. Por ejemplo, la comida. La comida rápida es barata, se consume y no se puede hacer nada con ello —no la transformas para consumirla—. Incluso genera problemas que antes no había en ciertas regiones, como la obesidad, y cambia modos de producción, antes la gente criaba en sus casas animales y producía alimento. Eso es peligroso, destruye culturas locales. Pero en otras cosas es distinto, como la moda o la música, que se adaptan a cada cultura que las transforma y se las apropia, son una mezcla. Hablo de hacer, de transformar. Si pierdes esa parte, ya no puedes recuperarla. No creo en la transmisión de uno a uno, incluso en la arquitectura. El poder de lo local, el poder de la gente, es el poder de transformar, de adaptar, de producir algo nuevo. En algunas cosas hay que resistir y decir no. Pasa lo mismo en arquitectura cuando en un país como Burkina Faso se construye un edificio y se debe pagar mucho dinero para mantenerlo a una temperatura agradable. Hay que decir no a eso. Hay que hacer cosas que tengan que ver con la cultura y el ambiente local. Necesitamos diversidad. En muchos países desarrollados se puede tener alga tecnología para mantenerlo fresco o caliente. Pero eso no puede usarse en todas partes. En regiones donde no hay electricidad, por ejemplo, aunque tuvieras el dinero para pagarla, ésa no es la solución. Si volvemos la mirada al pasado, podemos encontrar soluciones para el futuro que habíamos olvidado y debemos tener el valor de hacer eso. El camino al desarrollo no es empezar a consumir, como lo hacen los países ricos. Tenemos mucho que aprender del pasado. Por eso cada vez hay mayor interés en volver a lo fundamental en la arquitectura. Necesitamos tecnología y necesitamos esa base. Juntos funcionan, aislados no. La diversidad es lo que necesitamos.

Extracto de la entrevista a Franis Kéré publicada en el libro Futuros (Arquine, 2017)

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