Resultados de búsqueda para la etiqueta [High Line ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 08 Jul 2022 07:21:45 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.2 El renacer del espacio público https://arquine.com/el-renacer-del-espacio-publico/ Tue, 11 Aug 2015 17:56:34 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-renacer-del-espacio-publico/ La recuperación del rio Cheonggyecheon en Seúl es uno de los más celebrados proyectos urbanos de la última década. La propuesta consistió en derribar un viaducto elevado y recuperar el cauce de un rio para transformarlo en un espacio accesible y de contacto con el agua.

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cheonggyecheonProyecto de restauración de Cheonggyecheon. Seúl

El parque elevado del High Line en Nueva York y la recuperación del rio Cheonggyecheon en Seúl son dos de los más celebrados proyectos urbanos de la última década.

Ambos proyectos, uno por transformar 7 kilómetros de vías férreas abandonadas en un parque lineal diseñado in extremis; y otro por derribar un viaducto elevado y recuperar el cauce de un rio para transformarlo en un espacio accesible y de contacto con el agua; resultaron inmensamente populares entre los ciudadanos de ambas ciudades y de los críticos en todo el mundo. Los dos han servido como catalizadores urbanos. Y han surgido –en diversas ciudades– una veintena de proyectos similares que los imitan. Además, estos han abierto una nueva alternativa al urbanismo clásico, que lo han mal llamado urbanismo-paisaje (landscape urbanism) acuñado en instituciones como Harvard, la Universidad de Pensilvania y la Architectural Association de Londres.

NY Sept 2013 012High Line. Nueva York. © Susana González

Vamos por partes. El High Line fue un triunfo en reciclar una pieza de infraestructura abandonada en un gran jardín delicadamente diseñado. Aceptémoslo, tiene poco de parque y mucho de jardín urbano –y hasta se puede pensar que es una instalación de jardinería. El Cheonggyecheon se ha convertido en la apoteosis del futuro urbano para limpiar los cauces o ríos en las grandes ciudades y transformarlos en espacios recreativos, accesibles y con finalidades ambientalistas.

El argumento principal detrás del urbanismo-paisaje –al menos en teoría– consiste en crear un acercamiento menos de planificación y más de hacer ciudad en base a proponer grandes piezas de paisaje urbano en las cuales se incorpora la arquitectura –o la infraestructura para tal caso; y esto ha sucedido hasta cierto punto. Pero la evidencia indica –al menos en los dos ejemplos citados– que el mayor impacto ha sido económico. En todo el Meat Pack District y sus alrededores, el valor de la tierra y las propiedades han aumentado notablemente y lo mismo resulta dentro del corredor urbano de la zona sur de Seúl.

NY Sept 2013 019 NY Sept 2013 023High Line. Nueva York. © Susana González

Las recientes propuestas para crear un parque elevado en Av. Chapultepec claramente evocan al High Line, pero mientras el proyecto en Manhattan es una infraestructura abandonada, la otra es una de las avenidas más transitadas en una zona céntrica de ciudad de México. Claramente este tipo de ideas –el parque en Av. Chapultepec– quieren también evocar al Efecto Bilbao. Está por ver si las autoridades del Distrito Federal apoyan la iniciativa, pero ciertamente el proyecto está muy lejos de los objetivos propuestos por el High Line. También, hace tiempo se publicó otro proyecto para recuperar el viaducto Rio Piedad –ciudad de México– y reconvertirlo en un rio abierto, incorporando espacio público en sus márgenes y un corredor de BRT (Bus Rapid Transit), eliminando parcialmente el flujo vehicular de autos privados. Todo esto a pesar de ser una de las vías de movilidad fundamentales para que esta megalópolis funcione. Quien esto escribe, apoyó la iniciativa porque promover la utilización de otro medio de transporte que no sea el auto privado ya es un gran acierto, pero hay cierta ingenuidad en la propuesta de recuperación del rio como un espacio público sin un plan de movilidad alternativo.

Estos proyectos asoman la aspiración de facto, del urbanismo-paisaje desde su comienzo: el remplazo del paradigma del urbanismo tradicional de planificación mediante calles, manzanas y plazas delineadas, por edificaciones por un nuevo concepto de ciudad en el cual la naturaleza –semi-artificial construida (horizontal y vertical)– interactúa con las edificaciones –los objetos– a modo de parques elevados, parafraseando a John Hejduk. Estos se convierten en “artefactos” urbanos que crean un entorno urbano distintivo. En esta nueva versión del paisaje, el parque viene a ser una pasarela, un deambulatorio, un largo balcón y ha dejado las formas tradicionales del jardín, de la plaza y del boulevard, entre otros; y la ciudad es el lugar para ambas especulación y demostraciones de absurda intelectualidad.

06-cheonggyecheon-stream-seoul-670Proyecto de restauración de Cheonggyecheon. Seúl

Ciudad de México es una ciudad de plazas y parques, variando en tamaño y diseño, como la Plaza de la Constitución, la “mal” llamada Glorieta Insurgente, Chapultepec, el Bosque de Tlalpan, hasta plazas tan tradicionales como San Jacinto o Coyoacán y todas las plazas centrales de Ciudad Nezahualcóyotl –estas últimas, actualmente re-valorizadas. Todas estas han sido producto de muchos años de propuestas urbanas desde la época colonial, pasando por proyectos –sin autor– del sistema METRO o arquitectos como Mario Schjetnan, que han formado una valiosa herencia urbanística de espacio público.

Mientras el DF se densifica –en especial los corredores Reforma e Insurgentes– con oficinas especulativas y apartamentos, uno se pregunta si los parques en esta ciudad deben ser propuestos como construcciones artificiales –algunos seguramente semi-públicos– o si debiésemos enfocar todas estas ideas en desarrollar propuestas para extender y mejorar los parques y plazas existentes, y utilizar el diseño urbano como un proceso para asegurarse de que estos espacios sean realmente públicos y accesibles a toda la sociedad.

El urbanismo-paisaje es promovido en algunas instituciones académicas como una nueva teoría sobre la ciudad, como el recién terminado Taller de Capilaridades de la AA en México. Pero, en la realidad, esta teoría parece más un remedio para tapar procesos de densificación que una muestra, ya sea de paisajismo o de urbanidad.

NY Sept 2013 010High Line. Nueva York. © Susana González

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The New York City Highline https://arquine.com/obra/el-highline-parte-3/ Thu, 06 Aug 2015 16:18:50 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/el-highline-parte-3/ El anuncio del nuevo Corredor Cultural Chapultepec fue comparado con proyectos existentes como la Rambla de Barcelona y el High Line de Nueva York. Aunque diferentes en las formas cómo aparecieron, ambos son proyectos urbanos de gran éxito que articulan sus respectivas ciudades desde enfoques tanto urbanos, culturales como comerciales. Pero, ¿qué ha supuesto para la ciudad de Nueva York la remodelación del High Line, el más reciente de estos proyectos?

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1403 High Line At The Rail Yards   Photo By Iwan Baan

Proyecto arquitectónico James Corner de Field Operations y Diller Scofidio+Renfro
Fotografía: Iwan Baan
Lugar: Nueva York, Estados Unidos
Año: 2014

Publicado en Revista Arquine No.70 | Plaza, parque, mercado

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El New York City Highline es, sin duda, el nuevo proyecto de espacio público más importante y exitoso en la ciudad de los últimos años. Es el parque más visitado después del Parque Central, sin embargo, no es un parque en sí, lo que lo hace un proyecto fascinante.

Las vías del antiguo West Line Train que, luego de la crisis ferroviaria de los 60 y la económica de finales de los 70, cayeron en abandono para ser parcialmente habitadas por la vegetación y fauna autóctona del Nueva York de los 80 –desde plantas arbustivas a grafiteros o junkies– hasta que dos amigos que vivían en el área, Joshua David y Robert Hammond, iniciaron la campaña de Los amigos del High Line para recaudar fondos y reconvertir el espacio en un parque para la ciudad. Se les unieron poderosos actores como la diseñadora de moda Diane von Fustenberg y el magnate Michael Bloomberg y, rápidamente, el High Line fue una realidad que detonó un éxito inmobiliario y un proceso de gentrificación acelerado como nunca visto en Nueva York, ciudad que ha desarrollado en los últimos años un expertise en el arte de desalojar comunidades pobres para regenerar las áreas, multiplicar el valor de propiedad y atraer a las infames cadenas de café y otros servicios.

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Diseñado por James Corner de Field Operations y Diller Scofidio+Renfro, su concepto de intervención fue casi arqueológico, donde la vegetación –meticulosamente dispuesta para que pareciera que se ha tragado las líneas solo para dejar pequeños trechos para caminar– se combina con una serie de eventos arquitectónicos que lo conectan con la ciudad, configurando un museo al aire libre cuya obra expuesta es la ciudad. Suspendido por encima de la cota de la calle, el High Line expone al visitante a una línea visual que no tiene acceso. Un proyecto futurista de Antonio Sant’Elia o los Supersónicos, colocado en infraestructura construida en el siglo XIX.

¡ÉXITO!

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Desde que se inauguró la primera fase en junio del 2009, el High Line ha sido un éxito para la ciudad con 40 nuevos proyectos inmobiliarios aprobados desde su inauguración y el costo de propiedad y Air Rights cuadruplicados. A esto habría que sumar la apertura de 85 galerias de arte en Chelsea, nuevos proyectos con arquitectos de la talla de Frank Gehry, Jean Nouvel, Neil Denari o Norman Foster y la mudanza del Museo Whitney de Renzo Piano como punto de inicio del recorrido.

El pasado 21 de septiembre ed 2014 se inauguró la tercera y última fase y, cual película de Hollywood cuyas secuelas siempre son malas o están plagadas de polémica, el Highline Number 3 no es la excepción. Desde hace unos años la crítica se ha incrementado por el abuso de desarrolladores de bienes raíces por construir tan cerca como puedan del proyecto. Gracias a importantes activistas se logró modificar el código de construcción para limitar alturas y retiros, sin embargo, ya una gran cantidad proyectos fueron aprobados, arriesgando el High Line en convertirse en un cañón oscuro rodeado de “vitrinas millonarias”. Así mismo la fase tres se retrasó porque el Hudson Yards, el proyecto inmobiliario mas grande de los últimos 10 años de la ciudad, que pretende cubrir 4 manzanas completas con una serie de torres en el West Side, justo encima de las vías del tren de Penn station, presionó para que el Highline se extendiera y rodeara el nuevo complejo habitacional.

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El resultado: en vez de aquellas intervenciones bien pensadas y elaboradas y aquella escala íntima, la nueva fase es una ancha pasarela con algunos arbustos diseminados en los bordes y un exceso de mobiliario urbano. Aquellos elementos inspirados en motivos ferroviarios son ahora vías de tren pegadas al concreto -así literal- que, si no fuera por la maravillosa vista del Rio Hudson y New Jersey, lo catalogaría como un diseño de muchísimo menor calidad que las anteriores. La fase tres, o al menos la distancia de ésta, es producto de la presión inmobiliaria para tener su High Line como patio trasero y atraer aun más turistas para venderles los codiciados cafés de $ 6.76 USD, como si los nuevos 5,000 condominios de lujos no les fueran suficientes ganancias.

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Líneas, cortes e inserciones https://arquine.com/lineas-cortes-e-inserciones/ Sat, 17 Aug 2013 15:27:14 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/lineas-cortes-e-inserciones/ La exposición Cut ‘n’ Paste pone su atención en el uso del collage y sus efectos, no sólo gráficos sino en la concepción de la arquitectura. Más que pegar, en esos collages se inserta algo: no sólo una fotografía en otra, un pedazo de papel con textura o unas líneas dibujadas, sino la información que se va con eso.

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Además de la exposición de Le Corbusier —y el paisaje moderno, que es el título completo y de la que ya escribió aquí Miquel Adrià—, en el MoMA se presenta otra, en el piso de arquitectura y diseño, titulada Cut ‘n’ Paste. La traducción usual sería cortar y pegar —ya que se hace referencia a esa acción que permiten muchos programas, sea al trabajar con textos, imágenes o sonidos— aunque insertar —que también es un comando del menú de muchos programas— funciona mejor en este caso, según yo. Dedicada al uso del collage y sus efectos, no sólo gráficos sino en la concepción de la arquitectura, se puede ver que más que pegar, en esos collages se inserta algo: no sólo una fotografía en otra, un pedazo de papel con textura o unas líneas dibujadas, sino la información que se va con eso. Como parece dijo Max Ernst: no es la cola lo que hace al collage. Es la colisión. No se pega, pues: se inserta. El collage tiene sin duda algo de cita y toda cita lleva su propia historia a cuestas.

El subtítulo de la exposición es del ensamblaje arquitectónico a la ciudad collage y empieza con Mies —y sus famosos collages donde a veces un plano de color hace todo el trabajo sobre una foto, o unas líneas que marcan casi por omisión la presencia de la arquitectura—incluye algo de Le Corbusier, pasa por Collin Rowe y la idea misma de la ciudad como collage y llega a Koolhaas —con sus obvias referencias miesianas— y Diller y Scofidio, aun sin Renfro. En referencia a éstos es que incluyo la línea, obviamente por el High Line. Relacionar este proyecto en el suroeste de Manhattan con la exposición del MoMA no resulta sólo de haberlas visitado el mismo día —en el orden inverso: primero caminé el High Line y luego fui al MoMA— y de encontrar trabajo de los autores de aquél en la exposición, sino del efecto que finalmente tienen los cortes y las inserciones en la arquitectura y la ciudad. Más allá de la técnica gráfica con la que hayan presentado en su momento el proyecto, la idea de sumar un parque —que de algún modo ya estaba ahí en la vegetación que había crecido sobre unas vías abandonadas—, unas plazas, un camino y algunas otras estructuras al tejido de la ciudad es una forma de collage urbano. Si no del que teorizó Collin Rowe, si una demostración de que esas yuxtaposiciones de formas y de usos no sólo son lo normal en una ciudad sino que, a la larga, terminan por fundirse con el contexto en el que se insertaban. Y aunque iba a escribir: a la larga, con suerte y si son buenos, creo que el efecto de la ciudad es un poco eso: incluso sin suerte y no tan buenos, los proyectos urbanos terminan formando parte de una estructura mayor que los absorbe. Al recorrer el High Line se pueden ver los efectos de una línea que, en principio, cortó y luego fue armada como una inserción de proyectos distintos pero que de algún modo se relacionan al ser a veces unos consecuencia de otros. Hoy el resultado urbano de esa inserción —que en parte resultó de la oposición de un grupo a que se demoliera una infraestructura abandonada y al muy buen proyecto que, resultado de un concurso, se implementó— es notable —aunque siempre es arriesgado pensar como ejemplo urbano algo que pasa en una ciudad, Manhattan, gentrificada casi por completo de norte a sur y de este a oeste. Como explicó Xavier Rubert de Ventós, el contexto —me parece que el decía que el de un rascacielos, pero da igual— no es lo que rodea al edificio sino lo que produce el edificio: no está antes, viene después.

PS. En este texto el comando cut ‘n’ paste se usó siete veces.

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Reconversiones en altura https://arquine.com/reconversiones-en-altura/ Thu, 04 Jul 2013 16:27:54 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/reconversiones-en-altura/ El High Line ha (re)generado un segundo nivel desde el que disfrutar de vistas, creando un lugar comunitario, híbrido entre lo natural y lo artificial y, al tiempo, ha atraído al negocio inmobiliario, que busca las mejores vistas al nuevo espacio urbano.

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En el libro Delirio de Nueva York, Rem Koolhaas expone una serie de dibujos del arquitecto Harvey Wiley Corbett donde éste imaginaba una ciudad dividida en distintos estratos y niveles según diversos tipos de tráfico: el metro, el tráfico de mercancías, el automóvil privado, el peatón,… cada uno presenta su propio nivel completamente separado e independiente del resto pero conectados entre sí a través de comunicaciones verticales. Los diseños del arquitecto evitaban el conflicto directo de los diversos flujos creando la solución más directa al problema de la organización del tráfico, exponiendo, al tiempo, como es un debate no resuelto todavía al momento de gestionar la movilidad urbana.  Mientras que el metro sí se ha desarrollado en un estrato distinto del resto, los demás se han mantenido, en mayor o menor medida, en el mismo plano dando lugar a choques cuando encuentran entre sí. En tal caso priorizar a uno o a otro no es condición menor, sino que tiende a reflejar las políticas de movilidad de una ciudad. Si tomamos como ejemplo ciudad de México podemos ver como los pasos peatonales a nivel sobre las autopistas o el segundo piso sobre o pegado a los edificios responde a una política de máxima expresión del automóvil particular frente a las mismas personas.

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Corbett estaba siendo utópico, sin embargo no se puede decir que sus proyectos no se encuentren presentes en la ciudad de Nueva York. El famoso High Line, tiene su origen en la resolución de los mismos problemas expuestos a la manera que planteaba Corbett. En este caso el conflicto era la peligrosidad que suponía el transporte de mercancías desde el puerto a los almacenes. La medida fue la más fácil, elevarlo y separarlo de los peatones, creando a la vez extrañas tipologías donde edificio e infraestructura se entremezclaban. El resto de la historia ya es conocida: su abandono en los años 80 y posterior reciclaje en el proyecto de James Corner y Diller Scoficio + Renfro en forma de parque elevado sobre la ciudad. La propuesta denotaría además una estrategia de movilidad urbana le da un nuevo estatus al peatón que pasa a dominar el espacio desde las alturas en un espacio rodeado de naturaleza. Un lugar que representa ese otro Manhattan, distinto del tantas veces representado en fotografías o en el cine: la Estatua de la Libertad, el Skyline, Times Square, el Empire State Building o cualquiera sus otros famosos rascacielos. No es de extrañar que haya aparecido en series como Family Guy o Los Simpsons. El objeto icónico ha sido sustituido por la calle, lo público, la ciudad y el peatón.

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De los aciertos del High Line como proyecto arquitectónico y urbano se ha dicho mucho. Sin embargo, el proyecto ofrece otra lectura. Ha (re)generado un segundo nivel desde el que disfrutar de vistas, creando un nuevo espacio comunitario e híbrido entre lo natural y lo artificial, entre lo nuevo y lo antiguo. Pero ha atraído también galerías de arte, restaurantes o numerosos proyectos de vivienda que se acercan lo más posible al parque, hasta superponerse sobre él, y seduciendo a muchos arquitectos renombrados como Renzo Piano – con la ampliación del Museo Witney – Frank Gehry, Shigeru Ban o Jean Nouvel. Al recorrer el espacio uno pasea entre solares en construcción, grúas, promociones inmobiliarias y obras de arte urbano – la mayoría de ellas cuidadosamente seleccionadas – que han convertido el espacio en uno de los sitios de “moda” de la ciudad.

Las nuevas viviendas, a diferencia de las antiguas, disponen sus fachadas hacia el parque elevado. El High line ha pasado de ser el patio trasero que nadie quería mirar a convertirse en el orgulloso patio delantero del negocio inmobiliario. Un jardín público que poseer creando una nueva relación de transparencia entre la calle – esto  es, el High Line – y los edificios. A medio camino entre el voyerismo y el exhibicionismo, como si de la ventana indiscreta se tratase, el interior de las viviendas no se oculta tras ningún tipo de privacidad. Allí, la vida de los vecinos – la aparente al menos – queda completamente expuesta al deambular de los transeúntes. El High Line construye, de algún modo, el sueño de Corbett, pero donde él evitaba el choque este proyecto lo crea intencionadamente. Una ciudad reconvertida en tres dimensiones, con varios niveles, desde lo espacial a lo imaginario o lo inmobiliario, que diluye y transforma las clásicas nociones de privacidad y propiedad, ahora superpuestas y entremezcladas.

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High Line 3 https://arquine.com/high-line-3/ Tue, 20 Mar 2012 15:29:44 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/high-line-3/ Diseñado por James Corner Field Operations y Diller Scofidio+Renfro, la tercera etapa del High Line correrá de la calle 30 a la 34.

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La segunda sección del High Line se inauguró en junio del año pasado, extendiendo su trayecto a 1.6 kilómetros, de la calle Gansevoort en el Meatpacking District a la calle 30 en West Chelsea. A menos de un año, este parque elevado ubicado al oeste de Manhattan y a un costado del río Hudson, ya contempla su tercera fase, recuperando la esencia de este antiguo paso ferroviario a 10 metros de altura.

Diseñado por James Corner Field OperationsDiller Scofidio+Renfro, la tercera etapa del High Line correrá de la calle 30 a la 34. De igual forma se busca el rescate de las vías de acero originales, su estructura art déco y una integración de piezas modulares de concreto, de las que surgen bancas entre pasto, árboles y plantas que pintan de verde la superficie.

Según cifras del gobierno local, del 2000 al 2010, la población de los barrios que cruza el parque elevado se incrementó en un 60 por ciento, y desde 2006, se han completado 19 de 29 proyectos cerca del High Line. Entre esos ejemplos se encuentran los edificios de arquitectos reconocidos como el conjunto de oficinas de IAC/Inter Active Corporation de Frank Gehry, el edificio residencial de Jean Nouvel, los departamentos de Anabelle Selldorf, dos proyectos de Shigeru Ban, el Hotel The Standard de Polshek, el Hôtel Americano de Enrique Norten y la nueva sede del Whitney Museum of American Art de Renzo Piano, en construcción.

El costo total del diseño y construcción de la dos primeras etapas del High Line fue de 153 millones de dólares. Ésta última estima 90 millones de dólares, debido a la incorporación de residencias y departamentos en lo que fuera la zona de Hudson Yards, espacio industrial residual a un costado de Chelsea. Se espera que la tercera fase esté concluida en 2013.

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