Resultados de búsqueda para la etiqueta [Giuseppe Terragni ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 06 Jan 2023 03:10:12 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Restauración de la Casa del Fascio https://arquine.com/obra/restauracion-de-la-casa-del-fascio/ Tue, 04 May 2021 06:00:18 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/restauracion-de-la-casa-del-fascio/ La Casa del Fascio (sede local del Partido Nacional Fascista) es el resultado de un concurso organizado por el municipio de Lissone durante la segunda mitad de la década de 1930, cuyos ganadores fueron Giuseppe Terragni y Antonio Carminati.

El cargo Restauración de la Casa del Fascio apareció primero en Arquine.

]]>
La Casa del Fascio (sede local del Partido Nacional Fascista) es el resultado de un concurso organizado por el municipio de Lissone durante la segunda mitad de la década de 1930, cuyos ganadores fueron Giuseppe Terragni y Antonio Carminati.

Terragni pasó mucho tiempo en el frente y no pudo dedicarse por completo al edificio, por lo que dejó la ejecución a un Antonio Carminati no siempre involucrado. Esta arquitectura presenta varios aspectos sorprendentes. El empuje, la sombra, la policromía, los marcos metálicos, las paredes capaces de plegarse como un libro o deslizarse siempre habían formado parte del lenguaje del maestro de Meda, lo que atestigua un desinterés sustancial por un modernismo teutónico basado en la Nueva Objetividad. Fue más bien el lado imperfecto el que volvió a aparecer en esta obra casi apócrifa, quizás por el mediterráneo lacustre encarnado en la arquitectura lariana o por la pasión que el despachovio por una versión intensamente figurativa de lo moderno, donde el maestro parece excluir la abstracción.

Caminamos por este edificio con Simona Ottieri y Dirk Cherchi, el responsable de la restauración de las fachadas que estamos llevando a cabo en nombre del municipio de Lissone y nos quedamos atónitos ante tantas señales de una obra completa que fue alterada, sitiada, demolida. Dibujamos, rayamos el yeso, hurgamos en los archivos hasta que decidimos integrar congelando todo lo que se movía. Actuamos como si estuviéramos en presencia de un molde fósil, un hallazgo arqueológico. No nos interesa una restauración filológica: la Modernidad no la justifica. Preferimos una acción que acerque el edificio a su condición creíble, que contiene en su interior todas sus edades, dando fuerza plástica y poder expresivo predominante a la forma y los colores que, como detectives, hemos reconstruido persiguiendo el rostro de un posible âge d’or.

El cargo Restauración de la Casa del Fascio apareció primero en Arquine.

]]>
De vuelta a la caja https://arquine.com/de-vuelta-a-la-caja/ Mon, 07 Aug 2017 13:38:33 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/de-vuelta-a-la-caja/ La noción arquitectónica de caja —un edificio como simple contenedor adaptable a distintos usos— ha ganado una renovada actualidad en la producción reciente. Mientras este fenómeno apunta claramente a un interés continuado en la herencia del movimiento moderno, puede entenderse también como síntoma de las condiciones lábiles que informan al diseño contemporáneo.

El cargo De vuelta a la caja apareció primero en Arquine.

]]>
Este texto de James Njoo se publicó en el número 35 de la Revista Arquine, primavera del 2006

 

La noción arquitectónica de caja —un edificio como simple contenedor adaptable a distintos usos— ha ganado una renovada actualidad en la producción reciente. Mientras este fenómeno apunta claramente a un interés continuado en la herencia del movimiento moderno, puede entenderse también como síntoma de las condiciones lábiles que informan al diseño contemporáneo. La inestabilidad programática y económica, combinada con el creciente requerimiento de identidad y escala en la era global, ha contribuido a enfocarse en la envoltura del edificio como campo crítico de investigación. Sin embargo, esta sensibilidad ante el volumen y la superficie no presupone un regreso a la estética de la máquina de inicios del siglo XX. Al contrario, el énfasis actual en la percepción visual y táctil marca un desplazamiento fundamental de los ideales platónicos de una forma autónoma. No obstante, tales ideales son referencia inevitable, si no es que origen mismo a donde hay que volver si queremos profundizar nuestra comprensión de lo que significa la caja como fenómeno contemporáneo en sentido pleno.

 

La autonomía de la caja

Hacia finales de los años Veinte, Le Corbusier evoca en varias ocasiones la noción de caja como una abstracción purista de la era de las máquinas. Empezando con su proyecto para la Maison Citrohan —“una verdadera caja que puede usarse como casa”— y sus variaciones subsecuentes como la Villa Savoie, las casas-villa, desarrolla la idea de una construcción autónoma, un contenedor estandarizado y reproducible que puede ser diseñado con independencia de su localización, clima e incluso programa. En el discurso y en la iconografía del purismo, donde destacan los contenedores producidos industrialmente —vasos, cabinas, camiones, etc.—, la analogía de la caja aparece como el vínculo ideal entre la forma elemental, la producción en masa y la arquitectura moderna. En realidad, la caja corbusiana era menos un prototipo de producción masiva de vivienda que un modelo para la habitación burguesa, parte de una colección de objetos-tipo dirigidos al ojo educado de una elite social. Al entrar al espacio de los medios masivos —exhibiciones, revistas, publicidad—, su flexibilidad de uso estuvo fundamentalmente limitada a una lógica del consumo.

El paradigma corbusiano de la caja, aunque no imposibilita la separación entre estructura y piel, no fue concebido en términos de una “fachada libre”. El proyecto inicial de la Maison Citrohan, aparentemente monolítico, se construyó de manera tradicional con muros de carga de mampostería. De hecho, se puede notar que Le Corbusier hace uso recurrente de fachadas estructurales, aunque no siempre de manera explícita. Sin embargo, para los años 30, la noción de caja modernista se había convertido, efectivamente, en sinónimo de aislamiento estructural de la fachada. Como afirman en 1932 Henry-Russell Hitchcock y Philip Jonson en el catálogo de la exhibición “Modern Architecture”, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, “el símbolo arquitectónico primordial ya no es el ladrillo denso sino la caja abierta.”

La oposición entre ladrillo y caja, como los principios de volumetría y regularidad evocados en otra parte, recuerdan el discurso de Le Corbusier en los años Veinte. Por ejemplo, su crítica a los efectos “paralizadores” de la construcción tradicional en la arquitectura moderna o sus ensayos sobre el volumen y la superficie en los que subraya la atención a las formas prismáticas lisas de la arquitectura industrial. Con los autores del Estilo Internacional, sin embargo, la cuestión de la superficie gana énfasis crítico. Se vuelve no sólo un tema teórico, sino también un asunto práctico de diseño. Sintomáticamente, una sección entera del catálogo se dedica a “materiales de recubrimiento”. Uno de los temas recurrentes más discutidos es la negación de cualquier efecto de masa que pudiera cuestionar el papel no-estructural de la fachada. Esta idea de “sinceridad” estructural data del debate decimonónico sobre la construcción expresiva, central en la más amplia discusión sobre la arquitectura moderna.

 

Dialéctica de la superficie

Una figura importante en este debate es el arquitecto y teórico francés Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc, quien estaba convencido de que el camino hacia la arquitectura moderna pasaba por el uso racional de los nuevos sistemas y materiales de construcción. Mientras pedía a los arquitectos ser “fieles” a los materiales y métodos constructivos empleados, también estipuló que era necesario hacer “aparentes” esas condiciones.

En sus Entretiens sur l’architecture, Viollet-le-Duc elogia a los griegos por su discernimiento formal: “Era la forma y no la anatomía lo que observaban en el hombre… mediante el juego visible de los músculos y la piel que los envuelve; no separaban las diferentes partes, creadas como unidad, ni se distraían de su objeto visible por un análisis independiente de ellas, sino que conocían exactamente sus relaciones mutuas, sus funciones, su apariencia.” Y en una analogía comparativa de las actitudes de griegos y romanos, se explaya sobre esta relación entre función y apariencia, entre estructura y piel: “Para la arquitectura griega la forma visible, exterior, era el resultado de la construcción; podría comparársele a un hombre desnudo, para quien la superficie de su cuerpo es consecuencia de sus necesidades, de la estructura de sus órganos, de las relaciones y posiciones recíprocas de huesos, funciones y músculos… Pero la arquitectura romana es un hombre vestido; el hombre es una cosa, su ropa otra; esa ropa puede ser buena o mala, rica o pobre, bien o mal cortada, pero no es parte de su cuerpo.”

Aquí Viollet-le-Duc se distancia respecto a otro teórico del siglo XIX, el arquitecto alemán Gottfried Semper. A diferencia de los racionalistas estructurales que insistían en la primacía del esqueleto, Semper le da prioridad a la piel, que hace derivar de los tapetes tejidos y colgados en los templos helénicos. Para Semper estos tapetes eran “verdaderos muros, los límites visibles del espacio” en el origen de la arquitectura. En su Bekleidungstheorie  o teoría del revestimiento, el acto de vestirse —lo que considera, generalmente, como “enmascarar la realidad”— era el auténtico objetivo del arte: “Creo que el revestimiento y la máscara son tan antiguos como la civilización humana, y en ambos el goce es idéntico al que llevó al hombre a ser escultor, pintor, arquitecto, poeta, músico, dramaturgo, en pocas palabras: artista… La negación de la realidad, de lo material, es necesaria si la forma debe surgir como un símbolo significativo, como una creación autónoma del  hombre.”

La teoría del revestimiento y la de la expresión de la estructura pueden interpretarse como dos polos de una dialéctica constante que atraviesa toda la historia de la arquitectura de los siglos XIX y XX hasta el presente. No se trata de sugerir que la caracterización miesiana de la arquitectura moderna como “piel y huesos” sea aún hoy adecuada para discutir la dialéctica de la superficie. De hecho, el creciente interés en las pieles estructurales sugiere una nueva síntesis, si no es que la necesidad de repensar por completo las relaciones entre estructura y superficie. Como escribió el historiador del arte Hubert Damisch: “Tendemos, desde Viollet-le-Duc, a ver la estructura en términos del marco y de sistemas articulados discontinuos: pero los romanos —sobre todo Vitruvio— parecen, al contrario, haber ligado la estructura a la continuidad de la mampostería, en ladrillo o piedra, combinada con el mortero que aseguraba su cohesión.”

El arquitecto italiano Giuseppe Terragni estaba al tanto de esta tradición estructural particular cuando a principios de los años 30 diseñó la Casa del Fascio en Como. Un monolito autónomo en el umbral de la ciudad medieval, una serie de fachadas cuya lectura oscila entre marco y muro, superficie y estructura, sólido y vacío. Citando la caja corbusiana como punto de referencia, Terragni crea un objeto paradójico que renueva la tradición del ornamento estructural. En el mismo período, Le Corbusier experimenta con materiales aparentes, combinando tecnología de construcción avanzada con materiales y técnicas tradicionales. En el momento mismo de la apoteosis de la fachada libre, ambas figuras buscaron, intuitivamente, repensar la relación entre estructura y piel, forma y técnica.

 

Estratificación y transparencia

La “caja abierta” del Estilo Internacional, como metáfora general, no fue evidentemente una referencia para lo que Colin Rowe y Robert Slutxky llamarían, más tarde, transparencia “literal”, es decir, “la cualidad inherente de la sustancia, como en una red de alambre o en un muro cortina.” Pero muchos de los proyectos seleccionados para ilustrar los principios del Estilo Internacional parecen, en efecto, mostrar las características de la segunda categoría de transparencia definida por Rowe y Slutzky, esto es, aquella “fenoménica”, que surge de “una cualidad inherente a la organización.”

La Casa del Fascio desarrolla una transparencia que es, a la vez, literal y fenoménica. La atención a las cualidades del material, en particular a sus afinidades reflejantes, de transparencia o semi-transparencia, sugiere una “cualidad de organización” en esencia distinta a la que Rowe y Slutzky cuidadosamente deconstruyen en la pintura cubista y en la arquitectura de Le Corbusier. A diferencia de un ensamblaje de elementos distintos que se superponen, característica de la obra de Le Corbusier, Terragni organiza el espacio como una masa monolítica estratificada, una transparencia concebida como sólido, no vacío. En esta contigüidad de materia y espacio, las superficies se funden para formar un continuo en transformación permanente: las columnas están recubiertas de vidrio estructural, los techos de piedra pulida. Como la “abstracción cristalina” que tan elocuentemente analiza Gilles Deleuze en el cine de Welles, Ophüls o Resnais, la transparencia fenoménica de la Casa del Fascio suspende la mirada del espectador en las facetas especulares de una imagen-tiempo, una fusión de pasado y presente, una memoria del “aquí y ahora”.

 

La caja como ready-made

En su estudio seminal sobre las Vegas, publicado en 1972, Robert Venturi, Denise Scott Brown y Steven Izenour desarrollan el concepto de “cobertizo decorado”, a favor de lo que llamaban “lo feo y ordinario en la arquitectura.” El cobertizo decorado se presenta, en esencia, como una caja funcional con ornamento aplicado, en referencia a la calle comercial suburbana de Estados Unidos. Se opone al “pato”, el edificio como escultura en el que la forma simbólica tiene prioridad sobre el contenido: “El pato es un edificio especial que es un símbolo, El cobertizo decorado es una construcción convencional a la que se aplican símbolos. Pensamos que ambos tipos de arquitectura son válidos… pero el pato es raramente relevante hoy, aunque impregna a la arquitectura moderna.”

Las cajas son un vehículo de expresión muy importante en el arte estadounidense de finales de los años Sesenta. Pensemos en el trabajo de Donald Judd, por ejemplo —las filas de cajas idénticas suspendidas de los muros— o las cajas de Andy Wharhol con sus reproducciones serigrafiadas de etiquetas comerciales. Como ha notado la historiadora del arte Rosalind Krauss, el minimalismo compartía con el pop art una fuente común: un interés renovado por el ready-made duchampiano. Pero como señala Krauss, “hay una diferencia importante entre la actitud del minimalismo y la de los artistas pop hacia el ready-made cultural. Los artistas pop trabajaban con imágenes que ya tenían una fuerte carga, como fotografías de estrellas de cine o imágenes de tiras cómicas, mientras que los minimalistas usaban elementos en los que no se había construido ningún contenido específico. Por eso pudieron lidiar con el ready-made como unidad abstracta y enfocar la atención en cuestiones generales que podían tratar… considerando sus implicaciones estructurales, más que temáticas.”

Las relaciones entre arte y arquitectura son fundamentales en este período, como sigue siendo el caso. Y mientras que el modelo para la arquitectura fue explícitamente una referencia a muchos de estos artistas de los años Sesenta y Setenta, hay una reciprocidad similar para arquitectos de ese período, como Venturi, quien claramente toma influencias del pop norteamericano. Pero a diferencia del arte, donde la caja puede ser una analogía de la materia inerte, desprovista de personalidad o de significado riguroso, en arquitectura el significado de la caja no puede separarse tan fácilmente de sus complejos orígenes en el racionalismo cultural o en el idealismo formal. Dicho esto, está claro que, en ambos casos, la caja como paradigma conceptual y estrategia formal ha mantenido su capacidad crítica para expandir los límites disciplinarios y nuestra comprensión de la realidad contemporánea. Tan es así que hoy podemos preguntarnos: ¿el “medio” —es decir, la caja— se ha convertido en el “mensaje”?

El cargo De vuelta a la caja apareció primero en Arquine.

]]>
Las Casas del pueblo https://arquine.com/las-casas-del-pueblo/ Thu, 07 Jan 2016 04:51:36 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/las-casas-del-pueblo/ Las Casas del Pueblo servían para construir solidaridad mediante la diversidad de la multitud involucrada en una combinación potencialmente subversiva de beber y debatir, entretenerse y educarse. Sin embargo, Kohn no asume que la arquitectura haya tenido, ella sola, un poder liberador en la construcción de ese tipo de edificios.

El cargo Las Casas del pueblo apareció primero en Arquine.

]]>
Victor Horta nació en Gante, Bélgica, el 6 de enero de 1861 y murió en Bruselas, el 8 de septiembre de 1947, a los 86 años. Durante su vida, pues, el mundo cambió radicalmente varias veces. En 1878 Horta llegó a París buscando trabajo como arquitecto. En ese año se realizó la tercera Exposición Universal en esa ciudad. Entre otras cosas se mostraba la cabeza de la Estatua de Libertad, esculpida por Auguste Bartholdi —sobre una estructura diseñada por Gustave Eiffel—, que sería inaugurada en Nueva York ocho años después. También se mostró al público el teléfono, inventado por Alexander Graham Bell y se iluminaron calles y plazas con focos incandescentes inventados por Thomas Alva Edison.

Horta regresó a Bélgica en 1880 y se instaló en Bruselas. Trece años después, construyó el Hotel Tassel para su amigo Émile Tassel, profesor de la Universidad Libre de Bruselas. Hay quienes lo consideran el primer ejemplo de Art Nouveau. Keneth Frampton dice que “en esa casa rural de tres plantas, fachada estrecha y formato tradicional de terraza, Horta llegó más allá de los logros de sus primeros tiempos para convertirse en uno de los primeros arquitectos que hicieron uso abundante del hierro en la arquitectura doméstica.” Agrega que trataba ese material “como sifuera un filamento orgánico insinuado en la obra para subvertir la inercia de la piedra.” El éxito de aquél proyecto le trajo a Horta muchos más encargos. Tanto entre la burguesía como entre jóvenes más radicales.

1258_23123712433

En 1900 terminó de construir La Maison du Peuple, para el Partido Socialista Obrero Belga. Frampton dice que “es la obra más original de su carrera.” sintiéndose libre de llevar sus ideas —y la influencia de Viollet-le-Duc, agrega— hasta “sus conclusiones lógicas.” Françoise Aubry dice que los jóvenes progresistas de la clase media que encargaron aquél proyecto a Horta, “creían que el arte debía contribuir a mejorar la calidad de la vida y la educación de la clase obrera.” También explica que la Casa del Pueblo estaba pensada para impresionar la imaginación de quienes la vieran y servir como demostración del papel que tendría el recién creado Partido Obrero en la vida política. En sus memorias, escribe Aubry, Horta explicó que buscaba “construir un palacio que no sería un palacio, sino una casa donde el arte y la luz serían el lujo por siembre negado a las casas de los trabajadores.”

Maison du peuple, Clichy, Jean Prouvé

En su ensayo The Power of Place: The House of the People as Counterpublic, Margaret Kohn cuenta que, a fines del siglo XIX, ese tipo de casas eran “sitios de socialización y tenían el propósito pragmático de acoger las oficinas de organizaciones de trabajadores, campesinos, grupos feministas, cooperativas, etc.” Eran lugares que, al mismo tiempo, hacían posible y expresaban la solidaridad que se daba entre estos grupos que empezaban a reclamar un papel activo en la vida pública. Eran “heterotopías de la resistencia, espacios reales, contra-sitios construidos para materializar una realidad alternativa” y, al mismo tiempo, “reflejaban formas de sociabilidad burguesas pre-existentes, como las logias masónicas o los círculos de lectura; arquitectónicamente, muchas veces incorporaban elementos de estilos burgueses.”

1357238049-1326249672-portada_-_Copy

Casa del Fascio, Giuseppe Terragni

Según Kohn, el primer registro del uso del término Casa del Pueblo fue en 1893, para una cooperativa en Massenzatico, Italia. Dos años después Horta recibiría el encargo de la de Bruselas,“la más significativa desde el punto de vista arquitectónico,” dice Kohn —aunque no habría que olvidar la Maison du Peuple de Clichy, a las afueras de París, construida por Jean Prouvé, Marcel Lods, Eugène Beaudouin y Vladimir Bodiansky entre 1935 y 1938. En palabras de Kohn, Horta “creó el efecto de grandeza usando luz y aire en vez de la ornamentación de los palacios burgueses” y “expresó el poder mediante el innovador uso del esqueleto estructural de acero: creo la impresión de estabilidad y masa sin el peso característico de la mayor parte de la arquitectura monumental” —de nuevo, como Prouvé y compañía pero cuarenta años antes. Para Kohn, el diseño de Horta para la Casa del Pueblo es la versión contraria del panóptico de Bentham —aquella prisión diseñada para aislar a los presos y mantenerlos controlados mediante la vigilancia casi virtual de un solo guardia. La Casa del Pueblo, en cambio, “servía para construir solidaridad” mediante “la diversidad de la multitud involucrada en una combinación potencialmente subversiva de beber y debatir, entretenerse y educarse.” Sin embargo, Kohn no asume que la arquitectura haya tenido, ella sola, un poder liberador en la construcción de ese tipo de edificios. Al contrario, apunta “las similitudes formales entre la Maison du peuple de Horta y la Casa del Fascio de Terragni, donde sin embargo, la idea de la solidaridad y la construcción de una comunidad de trabajadores había sido totalmente pervertida por el fascismo, aunque también subraya que mientras el edificio de Terragni hay cierto “uso «racionalista» del espacio debido a su complicidad con el poder,” la Maison du peuble de Horta, más allá o precisamente por la lógica orgánica del Art nouveau, se presenta en sí misma como una forma de resistencia a la lógica urbana en la que se inscribe.

El cargo Las Casas del pueblo apareció primero en Arquine.

]]>
Ejemplos ejemplares | Asilo Sant’Elia https://arquine.com/ejemplos-ejemplares-asilo-santelia/ Fri, 27 Sep 2013 23:05:02 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/ejemplos-ejemplares-asilo-santelia/ Como parte de la serie de “Ejemplos ejemplares” de arquitecturas relacionadas con el tema de la Revista Arquine No.65 | Espacios de Aprendizaje y que sirven para acompañar a los ejemplos que ahí se recogen nos acercamos con este texto a uno de los proyectos más destacados del arquitecto Giuseppe Terragni.

El cargo Ejemplos ejemplares | Asilo Sant’Elia apareció primero en Arquine.

]]>
 

Pocos nombres a lo largo de la arquitectura pueden generar más controversia que Giuseppe Terragni. Arquitecto italiano, nacido en 1904, desarrolló la mayor parte de su trabajo en su ciudad natal, Como, al norte de Italia. Desde allí y con apenas un puñado de obras se convertiría en uno de los máximos personajes de la historia de la arquitectura. Pero la polémica que persigue su figura se debe a su posicionamiento político. Abiertamente adscrito al fascismo italiano funda el Grupo 7 en 1926 donde exponen y defienden el Racionalismo italiano. Este hecho lleva siempre asociada la pregunta de si una obra de arquitectura puede ser juzgada fuera de su ideología. Sea como fuere no podemos saber cómo habría sido la figura de Terragni después del fascismo. Terragni moría en 1943 tras volver de la guerra y, según se comenta, como consecuencia de la desilusión por la guerra. Su carrera sólo duraría 13 años dejando tras de sí edificios como la Casa del Fascio, uno de los más destacados edificios de aquel periodo y que analizaría y defendería Peter Eisenman en su libro: Giuseppe Terragni: Transformations, Decompositions, Critiques.

Como parte de la serie de “Ejemplos ejemplares” de arquitecturas relacionadas con el tema de la Revista Arquine No.65 | Espacios de Aprendizaje y que sirven para acompañar a los ejemplos que ahí se recogen nos acercamos con este texto a uno de los proyectos más destacados del arquitecto italiano: el Asilo Sant’Elia, cuyo nombre homenajea al arquitecto futurista y que es, al mismo tiempo, uno de los máximos referentes de Terragni.

El proyecto del Asilo, aún en uso, empieza en 1936 y se inaugura un año después. Este trabajo representa un ejemplo importante para la arquitectura italiana de aquel momento que trataba de hacer valer su carácter funcionalista, criterios que hacen que esta pequeña escuela de color blanco y cubierta plana contraste y destace respecto de su contexto no sólo por su aspecto sino girándose respecto de la trama urbana y que parece una búsqueda para sacar el máximo provecho de la insolación. Sin embargo, este efecto permite al edificio tener una mayor presencia respecto de la calle y del resto de edificios adyacentes pese a su menor altura.

Su planta en forma de U organiza los distintos volúmenes en torno a un patio central siguiendo una organización que divide al cuerpo en tres partes –cosa que ya había repetido en otros proyectos anteriores – dos laterales, que recogen, respectivamente, las aulas y las zonas comunes como comedor y los baños, unidas por una banda central donde se encuentra el acceso. Estos tres elementos se organizan en torno a un enorme patio que hace las veces de zona de juegos de los niños. Allí se encuentra uno de los aspectos más importantes del proyecto: la presencia de la naturaleza, potenciada gracias al destacado uso de la transparencia a través de un importante y destacado uso de lleno y vacío de los muros que crean una significativa relación entre interior y exterior.

Su estructura, fuertemente racionalista y organizada en forma de retícula, no priva a Terragni de una fuerte plasticidad. El arquitecto hará uso de lo que llamaba “muro laminar” un concepto en que éste era tratado como una una piel que se despliega del volumen original y que permite, con estos desplazamientos construir un mayor dinamismo respecto de la estructura y que le permiten crear elementos y espacios, como los toldos para la protección solar del interior, sin por ello negar la lógica que estructura la obra. Con esta pieza Terragni juega siempre entre varios elementos: el lleno y el vacío de los muros, la transparencia y la opacidad, lo interior y lo exterior, lo natural y lo artificial e incluso el orden reglado y la plasticidad a través de un sistema muy claro que no impide la libertad, un conjunto de normas que establecen cual ah de ser la relación de los elementos que constituyen el edificio.

SE_2 SE_3 SE_6 SE_7 SE_4 SE_5

El cargo Ejemplos ejemplares | Asilo Sant’Elia apareció primero en Arquine.

]]>