Resultados de búsqueda para la etiqueta [Georges Perec ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 21 Jun 2024 17:58:11 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Especies de espacios https://arquine.com/espacios/ Thu, 03 Mar 2016 06:05:52 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/espacios/ Para Georges Perec el espacio no es algo estable, estático, inmutable. El tiempo lo cambia o, mejor, en plural: los cambia, porque los espacios son muchos, múltiples y se deshacen, dice, como la arena que se desliza entre los dedos: el tiempo se los lleva y sólo deja unos cuantos pedazos informes. Por eso hay que escribir: “tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir algo que sobreviva.”

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De la página —en blanco y escrita o dibujada— al universo —qué es más que un libro— y de regreso: especies de espacios. El libro de Georges Perec pareciera un resultado evidente de su pasión clasificatoria, de su propensión a las reglas formales y de su obsesión descriptiva. Perec nació en París el 7 de marzo de 1936, y fue parte de Oulipo: Taller de Literatura Potencial, junto  con escritores como Raymond Quenau e Italo Calvino. Antes de escribir un relato o una novela, los miembros del Oulipo determinaban ciertas constricciones: series de reglas que generaban la estructura de la obra. Por ejemplo, en La Disparition, la constricción es no utilizar la letra e, la más común en francés —después Perec escribió Les Revenentes, donde la única vocal que usa es, precisamente, la e. Las constricciones pueden ser aun más complejas, como las que organizan el espacio, físico y narrativo, de su novela La vida instrucciones de uso.

En su libro Pensar/Clasificar dice que entre los libros que escribió, unos corresponden a una interrogación de tipo “«sociológica:» cómo observar lo cotidiano.” Entre esos libros están Tentativa de descripción de algunos lugares parisinos y Especies de espacios. En el primero, durante tres días registra todo lo que ve desde su mesa en un café. Nada extraordinario, al contrario: lo ordinario del día a día:

Hay muchas cosas en la plaza Saint-Sulpice, por ejemplo: un ayuntamiento, un edificio financiero, una comisaría, tres cafés —uno de los cuales tiene un quiosco—, un cine, una iglesia en la que trabajaron Le Vau, Gittard, Oppenord, Servandoni y Chalgrin, dedicada a un capellán de Clotaire II que fue obispo de Bourges desde 624 a 644 y cuya fiesta se celebra el 17 de enero, un editor, una empresa de pompas fúnebres, una agencia de viajes, una parada de autobuses, un sastre, un hotel, una fuente decorada con las estatuas de los cuatro grandes oradores cristianos (Bossuet, Fénelon, Fléchier y Massillon); un quiosco de diarios, una santería, un estacionamiento, un instituto de belleza y muchas cosas más.

¿Que hacemos cuando vemos o qué vemos cuando vemos? “Leemos con los ojos —dice Perec (“excepto los ciegos que leen con los dedos”)—. Lo que hacen los ojos mientras leemos tiene una complejidad que excede mi competencia.” ¿Y si en lugar de leer un libro, vemos, leemos un lugar, un espacio? Por eso, quizás, en Especies de espapcios empieza, o casi, por la página: “escribo: trazo palabras sobre una página.” Y más adelante escribe: “así comienza el espacio, solamente con palabras, con signos trazados sobre la página blanca. Describir el espacio: nombrarlo, trazarlo.”

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De la página pasa al cama y de la cama, sin dejarla, a la habitación, y plantea un pequeño problema que a los arquitectos debiera quitar el sueño: “cuando en una habitación dada se cambia de sitio la cama, ¿se puede decir que se cambia la habitación, o qué?” De ahí al apartamento —que tiene una habitación que “es una pieza en la que hay una cama”— y plantea otro problema para desvelar arquitectos: la posibilidad de un espacio inútil, y confiesa no haber podido imaginarlo, porque quizá el mismo lenguaje “se reveló incapaz para describir esa nada, ese vacío, como si sólo se pudiera hablar de lo que es pleno, útil y funcional.” Habla de puertas, de escaleras y de paredes y llega al inmueble entero, para imaginar una novela que se cuenta recorriendo las habitaciones de un edificio del que ha desaparecido la fachada —la novela, por supuesto, es La vida instrucciones de uso. De ahí al barrio, que define como “la parte de la ciudad a la que no hay que trasladarse puesto que precisamente ya estamos en ella,” y luego a la ciudad, que al contrario, recomienda no intentar definir deprisa: “es un asunto demasiado vasto y hay muchas posibilidades de equivocarse.” A la ciudad sigue el campo, que no existe, dice, pues es una ilusión, y el país y el mundo —que “es grande.” Al final volvemos al espacio pasando por lo inhabitable: la arquitectura del desprecio, la vanagloria mediocre de las torres y de los grandes edificios, los miles de cuchitriles amontonados unos encima de otros. Lo reducido, lo irrespirable, lo mezquino, lo calculado justo a tope.

El espacio, concluye Perec, no es, aunque así lo queramos, algo estable, estático, inmutable. El tiempo lo cambia o, mejor, en plural: los cambia, porque los espacios son muchos, múltiples y se deshacen, dice, como la arena que se desliza entre los dedos: el tiempo se los lleva y sólo deja unos cuantos pedazos informes. Por eso, de regreso a la página: escribir: “tratar de retener algo meticulosamente, de conseguir algo que sobreviva.” Escribir o vivir —¿y callar?— que es “pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse.

Georges Perec murió el 3 de marzo de 1982.

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Especies de espacios https://arquine.com/especies-de-espacios/ Fri, 24 Jul 2015 17:07:59 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/especies-de-espacios/ Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse.
– George Perec.

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“El objeto de este libro no es exactamente el vacío, sino más bien lo que hay alrededor, o dentro.”
George Perec.

Así empieza uno de los libros que nos habla sobre el espacio y que se ha vuelto lectura obligatoria para todos aquellos interesados en la arquitectura, la literatura, el arte y las especulaciones teóricas que giran alrededor de todas las anteriores. Es una definición de arquitectura muy precisa, porque ésta no trata del vacío, sino de aquello que lo delimita. Y es que Perec se encarga de diseccionar el espacio, nombrarlo, clasificarlo, intenta agotarlo en sí mismo, le da vuelta, lo retuerce y lo vuelve a su forma original.

Las especulaciones que Perec se permite hacer en su libro Especies de espacios son auténticas lecciones de arquitectura. Éste escritor francés medita, reflexiona con hondura y teoriza sobre aquello que nos apasiona, desde la hoja en blanco vista como espacio primigenio de creación hasta el mundo, pasando por la habitación, la calle y la ciudad.

MAIO-MACBA-ESPECIES-DE-ESPACIOS-5Planta de distribución – MAIO.

Tomando como base el libro de Perec, se inauguró el miércoles 15 de julio una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) que utiliza el mismo nombre del libro. Bajo este paraguas literario, Frederic Montornés –comisario de la exposición- agrupa una serie de obras pertenecientes a tan diversos artistas y formatos, que la muestra se vuelve un caleidoscopio sobre las diversas lecturas que se pueden hacer sobre el espacio.

Desde la nostalgia de la calle en formato video hasta los experimentos de Gordon Matta-Clark, el despliegue de recursos pone en relación obras que de otra manera sería muy difícil vincular. Éstas dialogan porque aquello que muestran es lo mismo que lo contiene y hace fácil su recreación.

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Especies de habitaciones son el soporte de la exposición a cargo del despacho de arquitectura MAIO. Estas habitaciones, de planta cuadrada y con las mismas dimensiones conforman una especie de laberinto en su retícula. Las paredes se levantan y se practican vanos a modo de ventanas que aluden al espacio doméstico, por su escala y sencillez. Pero el espacio nunca se cierra, ni en el plano horizontal ni en el vertical. Las esquinas se recortan y apenas quedan aristas, esto permite entender la unidad básica de la habitación a la vez que el todo, al abrirse justo ahí donde se comunican las habitaciones.

De la misma manera como en La vida instrucciones de uso se hace un corte por un edificio de viviendas parisino para dar cuenta de sus espacios, sus habitantes y sus vidas, en la exposición barcelonesa se ha quitado el techo para recrear esos espacios que dan cobijo a obras de diversa índole. Se ha superpuesto la retícula sobre el espacio proyectado por Richard Meier para la ciudad condal, y se han encontrado diversas arquitecturas.

“Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse.”
– George Perec.

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Pensar/clasificar https://arquine.com/pensarclasificar/ Sun, 21 Jun 2015 20:37:23 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/pensarclasificar/ Los árboles de Charles Jencks presentan una orografía donde las corrientes a veces confluyen, otras se merman y de pronto resurgen o secan definitivamente. A los arquitectos los podemos imaginar unas veces como veleros que con habilidad navegan a contracorriente o como botes a la deriva, a veces barcos encallados o pequeñas islas, otras se transforman en la corriente misma.

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Georges Perec nació. Punto. Para escribirlo como lo hizo él en uno de sus textos de la memoria y el olvido. Nació el 7 de marzo de 1936. Y Georges Perec murió, cuatro días antes de cumplir 46 años, el 3 de marzo de 1982. Unos días antes de morir, Perec publicó un texto titulado Pensar/Clasificar. En desorden o, más bien, en otro orden alfabético, Perec escribe en ese texto de d) los sumarios, a) los métodos, n) las preguntas, s) los ejercicios de vocabulario —“¿cómo clasificar los siguientes verbos: acomodar, agrupar, catalogar, clasificar, disponer, dividir, distribuir, enumerar, etiquetar, jerarquizar, numerar, ordenar, reagrupar, repartir?”—, u) el mundo como rompecabezas —“cuán tentador es el afán de distribuir el mundo entero según un código único”—, r) utopías —“todas las utopías son deprimentes porque no dejan lugar para el azar, la diferencia, lo «diverso»”—, e) veinte mil leguas de viaje submarino, l) razón y pensamiento, i) los esquimales —porque afirman que ellos no tienen un nombre genérico para designar el hielo—, g) la Exposición Universal —por los 18 grupos y las 121 clases en que se distribuyeron los objetos expuestos—, t) el alfabeto —porque “el orden alfabético es arbitrario, inexpresivo y, por ende, neutro”—, c) las clasificaciones —porque “hay un vértigo taxonómico”—, o) las jerarquías —porque hay modos de pensar/clasificar que imponen algo más que una serie en cierto orden—, p) la manera como clasifica —él, Perec, que confiesa tener un problema con las clasificaciones porque nunca son duraderas, porque apenas se pone un orden, caduca—, f) Borges y los chinos —por la clasificación de los animales en una enciclopedia china, según Borges (a. pertenecientes al Emperador, b. embalsamados, c. amaestrados, d. lechones, e. sirenas, f. fabulosos, g. perros sueltos, h. incluidos en esta clasificación, i. que se agitan como locos, j. innumerables, k.dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l. etcétera, m. que acaban de romper un jarrón, n. que de lejos parecen moscas) y que Michel Foucault citó en Las palabras y las cosas—, h) Sei Shônagon —por la escritora japonesa, autora de El libro de la almohada, en el que Peter Greenaway basó su película y que, según Perec, no clasifica: enumera y recomienza otra vez, lista tras lista—, v) las innegables alegrías de la enumeración —porque “en toda enumeración hay dos tentaciones contradictorias; la primera consiste en el afán de incluirlo todo; la segunda, en el de olvidar algo—, m) el lbibro de récords, x) bajeza e inferioridad, q) el diccionario, b) Jean Tardieu —por algún verbo de infinitamente preciso significado cuya inexistencia lamentaba aquél escritor—, j) cómo pienso —sobre cómo piensa y, sobre todo, cómo piensa cuando piensa en cómo piensa—, y) varios —donce presenta una “clasificación de las interjecciones según un (muy mediocre) diccionario de palabras cruzadas— y z), una interrogación, literal: ?

La serie de listas elaborada por Perec puede parecer un divertimento de escritor y en parte lo es. Pero también dirige nuestra atención al efecto que el acomodo de ciertos datos pueda tener de nuestra interpretación de los mismos. En el 2005, Franco Moretti publicó el libro Graphs, maps, trees, en el que planteó un considerable giro en la manera de acercarse a la historia de la literatura: en vez de atender a las obras concretas e individuales —las grandes obras de los grandes autores—, proceder mediante un trío de construcciones artificiales en los que, dice Moretti, “la realidad del texto es sometida a una reducción y abstracción deliberadas.” Se trata de una lectura “distante” en la que la distancia no se tiene por un obstáculo sino como una forma específica de conocimiento: menos elementos implican un sentido más agudo de su interconexión general. Con las gráficas, por ejemplo, Moretti cuantifica la cantidad de novelas publicadas en distintos países y, sin distinguir entre grandes obras y literatura ahora ya olvidada, muestra el auge de dicha forma literaria y su rápido crecimiento en unas cuantas décadas y, luego, la sucesión en períodos similares de géneros que –a falta confesa de mejor explicación– atribuye a cambios generacionales. En arquitectura un método similar nos obligaría a cuantificar la cantidad de casas, departamentos, fábricas, hospitales o escuelas construidas en distintas épocas sin distinguir diferencias cualitativas hipotéticas o canónicas. Ese tipo de gráficas, aclara Moretti, no explican nada: no son respuestas sino preguntas. Muestran en qué punto, en qué momento hay algo que sugiere el juego de fuerzas que habrá que rastrear.

Desde que en 1973 Charles Jencks —que nació el 21 de junio de 1939 en Baltimore, Maryland— publicó Modern Movements in Architecture, ha venido desarrollando varios árboles evolutivos de las corrientes arquitectónicas y la manera como se cruzan y separan. En aquél libro “las seis mayores tradiciones” de la arquitectura eran la lógica, la idealista, la auto-consciente, la intuitiva, la activista y la inconsciente (el 80% de nuestro entorno, dice). Después, a esas tradiciones les seguirán otras seis de la arquitectura posmoderna: el historicismo, el revivalismo simple, el neo-vernáculo, el urbanismo ad-hoc, el matafórico-metafísico y el espacio posmoderno. En los árboles de Jencks, a esas tradiciones corresponden distintos estilos y etiquetas, desde el funcionalismo hasta el parametricismo pasando por el pop, y también algunos nombres de arquitectos reconocidos: Le Corbusier o Gaudi, Wright o Breuer. En esa orografía las corrientes a veces confluyen, otras se merman y de pronto resurgen o secan definitivamente, y a los arquitectos los podemos imaginar unas veces como veleros que con habilidad navegan a contracorriente o como botes a la deriva, a veces barcos encallados o pequeñas islas, otras se transforman en la corriente misma. Es cierto que a los árboles de Jencks les hace falta los mapas y las gráficas de las que habla Moretti, pero los productos de sus clasificaciones hacen sin duda pensar en los ejercicios descritos por Perec. A final de cuentas Jencks asume que “los mejores arquitectos son los menos clasificables.”

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Listas https://arquine.com/listas/ Tue, 31 Dec 2013 17:30:35 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/listas/ Cada final de año nos llenamos de listas: lo mejor, lo más leído, las obras más destacadas. Listas que repasan el año que se va y que se mezclan con las del que llega: listas de buenos propósitos, lista de invitados, listas de la compra. Las listas nos permiten ordenar el mundo, pero también nos otorgan el privilegio de operar a la hora de enfrentarnos a un trabajo creativo.

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La casualidad ha posibilitado que me toque escribir a mí el último día del año. El dilema que surge en estos casos es si uno debe escribir o no algo que esté acorde con la coyuntura del día. No es raro que estos días el modelo más seguido a la hora de escribir en muchos medios y blogs sea la lista. Hay de todo. Listas que rememoran lo mejor, lo más leído, las obras (de arquitectura) más destacadas e, incluso, se pueden encontrar listas generadas por aplicaciones de Facebook que nos dan la oportunidad de ver que hemos hecho -o no hemos hecho- durante el año. Las listas repasan el año que se va y se mezclan con las listas personales del que llega: buenos propósitos, de regalos, de invitados, de la compra y un largo etcétera. De hecho, es esta lista una más entre tantas posibles.

¿Por qué hacemos listas? Las listas nos permiten ordenar, clasificar y hasta clarificar el espacio y tiempo que vivimos. Bien lo sabía el escritor francés Georges Perec. Él es con seguridad el escritor más prolífico en la elaboración de listas. En sus libros –véase Las Cosas, Especies de espacios, La vida. Instrucciones de uso, Tentativa de agotamiento de un lugar parisino, Pensar/Clasificar– desarrolla y explora esta fórmula hasta el extremo: listas de cosas, de personas, de espacios. Listas elaboradas hasta la extenuación que se sumergen y escarban en lo infraordinario de la vida. Las listas permiten enumerar y clasificar, y con ello pensar. Como ha apuntado Umberto Eco “¿Y cómo, en tanto seres humanos, nos enfrentamos a lo infinito? ¿Cómo se puede intentar comprender lo incomprensible? A través de las listas, a través de catálogos, a través de colecciones en los museos y a través de enciclopedias y diccionarios”. Eco escribió este texto a la hora de enfrentarse a la exposición El vértigo de las listas. De forma paradójica, hacer una lista de escritores que hacen de su uso una forma de instrumento acabaría por resultar igualmente inabarcable: el mencionado Perec, Prévert, Whitman, Borges y, por supuesto, Italo Calvino. Este escritor es otro de sus mejores exponentes. Imaginó una serie –esto es, una lista– de ciudades que luego han posibilitado y desbordado la imaginación de muchos arquitectos. También es suya la inacabada lista de las Seis propuestas para el próximo milenio, que exponen una serie de conceptos, pensados en origen para la literatura, que mejor han sabido describir el mundo contemporáneo: levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad, consistencia.

Pero la lista que ofrece Calvino no es sólo una clasificación del mundo, también es una forma de establecer y pautar el trabajo. Las listas, por tanto, permiten ordenar, pero además nos otorgan el privilegio de operar. Richard Serra podría ofrecer un buen ejemplo. Su lista de verbos (Verb List Compilation: Actions to Relate to Oneself) es una forma de acción (sobre la materia). No es de extrañar que sea un escultor –y no un escritor– cuya obra intelectual es inseparable del trabajo de la material, el que la desarrolle. Serra crea un listado de acciones* –de ahí el uso del verbo– que bien podrían aplicables a la disciplina arquitectónica. Pero Serra añade y apunta que las desarrolló exclusivamente para él mismo. Al final, como pasa al final o principio de año, cada uno de nosotros deberá elaborar la suya propia. Una lista que permita establecer nuestras propias pautas a la hora de enfrentarnos a una labor creativa. Una lista operativa, de formas de acción, de conceptos, que funcionen como una caja de herramientas.

 

*La lista de Richard Serra: rodar, plegar, doblar, almacenar, curvar, acortar, torcer, motear, arrugar, rasurar, rasgar, hacer virutas, hender, cortar, cercenar, caer, quitar, simplificar, diferenciar, desordenar, abrir, mezclar, esparcir, anudar, derramar, inclinar, fluir, retorcer, levantar, incrustar, impresionar, encender, desbordar, untar, girar, arremolinar, apoyar, enganchar, suspender, extender, colgar, reunir, de tensión, de gravedad, de entropía, de naturaleza, de agrupación, de capas, de fieltro, agarrar, apretar, atar, amontonar, juntar, dispersar, arreglar, reparar, desechar, emparejar, distribuir, exceder, elogiar, incluir, rodear, cercar, agujerear, cubrir, abrigar, cavar, atar, ligar, tejer, juntar, equiparar, laminar, vincular, unir, marcar , ampliar, diluir, alumbrar, modular, destilar, de ondas, de electromagnetismo, de inercia, de ionización, de polarización, de refracción, de mareas, de reflexión, de equilibrio, de simetría, de fricción, estirar, saltar, borrar, rociar, sistematizar, referir, forzar, de mapa, de posición, de contexto, de tiempo, de carbonización, continuar.

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Funcionalismo en el entorno doméstico https://arquine.com/funcionalismo-en-el-entorno-domestico/ Wed, 18 Jul 2012 14:56:31 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/funcionalismo-en-el-entorno-domestico/ Dentro de una de las primeras casas funcionales en México se presentan ejemplos de cómo se entendía el funcionalismo en el entorno doméstico de 1929 a 1950.

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“Muchas veces he ensayado pensar un departamento en el que hubiera una habitación inútil, absoluta y deliberadamente inútil. No sería una covacha, ni una alcoba, ni un corredor, ni un armario ni un rincón. Sería un espacio sin función. No serviría para nada, no reenviaría a nada.” Así empieza Georges Perec en su libro Especies de espacios, un texto llamado “De un espacio inútil”. Pensar un espacio inútil, sigue Perec, “me ha resultado imposible, a pesar de mis esfuerzos de proseguir con esa idea, esa imagen, hasta el fin. El lenguaje mismo, me parece, se revela incapaz de describir esa nada, ese vacío, como si sólo pudiéramos hablar de lo lleno, de lo útil y funcional”.

Será también que, como escribió Renato de Fusco en Arquitectura como ‘mass medium’, “la función por sí misma no tiene un significado preciso y constante”. Al ejercicio de Perec por buscar un espacio sin ninguna función no se puede responder señalando algo que funcione a medias o mal, que de cualquier modo, dentro de la imprecisión y variabilidad del término que señala de Fusco, funciona. En esa ambigüedad debatían los arquitectos mexicanos en las primeras décadas tras la Revolución. Cuando en las famosas Pláticas del 33, se formaron al menos dos grupos definidos: los defensores de una idea pura y dura de la función y aquellos que a la pregunta explícita sobre qué es el funcionalismo, contestaban en el tono de Perec –aunque sin su ironía ni profundidad– que, en el fondo, lo que la arquitectura no podía dejar de ser era eso, funcional.

En las casas-estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo, en San Ángel, se presenta la exposición Espacio habitable. Funcionalismo en el entorno doméstico. 1929-1950 a cargo de Ana Elena Mallet. Dentro de una de las primeras casas funcionales en México se presentan -hasta el 7 de octubre-ejemplos de cómo entendían eso arquitectos y diseñadores en aquellos años. Además de las casas de Diego y Frida, hay fotos y dibujos de otras casas diseñadas por O’Gorman, así como la casa de Gómez Morín, en la Condesa, obra de Obregón Santacilia, terminada por los mismos años y de la casa dúplex que diseñaron los arquitectos suizos Paul Artaria y Hans Schmidt en la colonia del Valle.

También hay ejemplos de vivienda mínima, obrera o campesina, en proyectos de Aburto, Tarditi, Legarreta y el mismo Obregón Santacilia, y de conjuntos multifamiliares: el Ermita, de Juan Segura, el Jardín, de Francisco Serrano, y el Centro Urbano Presidente Alemán, de Mario Pani, que cierra el periodo de 1929 a 1949 que abarca la muestra. Además se incluyen algunos ejemplos de mobiliario, en especial diseños de Clara Porset y de Gaston Chaussat, quien produjo muebles para El Palacio de Hierro, entre ellos los sillones que usó O’Gorman en la casa de Rivera. Así, en un recorrido de dos décadas, encontramos ejemplos del funcionalismo como ideología y retórica o como estilo y moda, de objetos y proyectos arquitectónicos que todavía después de 80 años siguen pareciéndonos innovadores y cuya inevitable función es hoy, sobre todo, remarcar la historia de una idea.

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