Resultados de búsqueda para la etiqueta [Exposiciones de arquitectura ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Mon, 29 May 2023 19:38:05 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Ver y escuchar a Paulo en Portugal https://arquine.com/ver-y-escuchar-a-paulo-en-portugal/ Mon, 29 May 2023 17:03:46 +0000 https://arquine.com/?p=79114 Fotografías: Diego Ortega Álvarez / @dieg_ortega Son pocas las oportunidades para ver en un mismo espacio, en un mismo lugar, la obra completa de un artista. Sin duda alguna es esta una de esas pocas, y es que, durante este fin de semana han abierto, en un marco de celebración y fiesta en la Casa […]

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Fotografías: Diego Ortega Álvarez / @dieg_ortega

Son pocas las oportunidades para ver en un mismo espacio, en un mismo lugar, la obra completa de un artista. Sin duda alguna es esta una de esas pocas, y es que, durante este fin de semana han abierto, en un marco de celebración y fiesta en la Casa da Arquitectura de Matosinhos, dos exposiciones hermanas sobre la obra de Paulo Mendes da Rocha (Brasil 1928 – 2021), arquitecto brasileño promotor y referente de la cultura arquitectónica brasileña de la segunda mitad del siglo XX y de inicios del XXI. 

Alumno de João Batista Vilanova Artigas, se graduó como arquitecto en Sao Paulo en 1954. Cuatro años más tarde, haría su debut con su primer edificio destacado el Club Atlético Paulista, dando inicio a una prominente carrera que se extendería por casi 70 años con proyectos desde la escala de una casa en el contexto densamente urbano de Sao Paulo, hasta grandes edificios e intervenciones en el paisaje de distintas regiones del mundo. Estos 70 años son el objeto de estudio de las exposiciones que abren al norte de Portugal, en la zona metropolitana de Porto. 

Constructed Geographies: Paulo Mendes da Rocha con la curaduría de Jean-Louis Cohen y Vanessa Grossman, y Paulo: Beyond Drawing — Talking with Paulo Mendes da Rocha a cargo de Marta Moreira y Rui Furtado, son la combinación perfecta para entender en la globalidad la obra y pensamiento de quien fuera el tercer premio Pritzker de América Latina (2006). Ambas exposiciones encuentran su origen en el estudio y apertura del archivo del arquitecto, donado personalmente en 2019 a la Casa da Arquitectura con el único fin de comunicarlo y democratizar su acceso. Este es el primer paso de ese proceso, y el cual se complementa con la publicación de un catálogo y la producción de un ambicioso programa paralelo que deja el norte de Portugal para extenderse por Lisboa, Sao Paulo y Nueva York, donde a partir de debates, conferencias y actividades vinculantes se discutirá y reflexionará no sólo sobre la obra de Mendes da Rocha, sino de su peculiar y poderosa manera de hacer y entender a la arquitectura. 

Constructed Geographies, reúne una vasta cantidad de material de archivo: dibujos, planos, fotografías y maquetas, que exhibidas en distintos formatos —desde la tradicional vitrina hasta pantallas que permiten una mayor interacción— cuentan el desarrollo de la práctica arquitectónica de Medes da Rocha. Con alrededor de 150 dibujos, una docena de maquetas, y un centenar de material fotográfico, editorial e historiográfico, la narrativa destaca 12 proyectos, desde el pabellón de Brasil en la Expo 70 de Osaka, hasta el Museo Nacional de los Coches en Lisboa de 2015. La narrativa bajo la cual se presentan los materiales, que sin duda nos dejan boquiabiertos a quienes nos emociona siempre ver una exposición llena de planos y objetos del deseo, busca una revisita al archivo de la obra de Mendes da Rocha. Con un rebote que va de los dibujos originales, a las maquetas conceptuales, y de ahí a composiciones en video y modelos tridimensionales, esta exposición representa aquellas adaptaciones que sufrió la práctica de Mendes da Rocha en su manera de desarrollo: del exquisito dibujo a mano a la implementación de nuevas tecnologías. 

Por otro lado, Paulo: Beyond Drawing se aproxima a ser una experiencia inmersiva, una exposición un tanto más alejada de la manera tradicional de exponer arquitectura, y es que a partir de la proyección de videos en distintos ambientes y formatos, la curaduría de Marta Moreira y Rui Furtado tiene como objetivo acercar, y un tanto desmitificar, la figura del arquitecto únicamente diseñador o proyectista. En ese sentido, el conjunto de extractos de conferencias, entrevistas y charlas, que con la museografía planteada, pueden ser recorridas sin un orden establecido; y así, busca compartir el pensamiento y las ideas de Mendes da Rocha, no en un dibujo, no en un diseño, sino en una plática y en una comunicación oral. Como un verdadero profesor le habla a sus alumnas y alumnos: radical, abierta e igualitariamente. 

Esta exposición se convierte en una verdadera charla, en un contacto directo, de tú a tú, con Paulo Mendes da Rocha —tal y como lo expresa la segunda parte del título—. Es también una de esas maneras “radicales” de exhibir arquitectura, compartiendo el conocimiento y la experienca a través del habla, de la escucha, tal y como se compartía antes de que esta, nuestra querida disciplina, se aproximara más a los púlpitos que a la charla de a pie. En palabras de la curadora y el curador “han buscado compartir con todos la experiencia inolvidable que han tenido al estar en contacto con él”. 

Paulo se queda en Portugal, su archivo, su acervo y estas dos grandes exposiciones que estarán abiertas al público hasta febrero de 2024. Ambas distintas, haciendo notar el origen curatorial de sus dos equipos, la primera, con curadores historiadores, desde lo historiográfico, el archivo duro, la arquitectura misma; la segunda, con una curadora socia en distintos proyectos y un co curador practicante en la ingeniería estructural, se plantea desde la experiencia, la vivencia y compartiendo conocimientos con la voz. Ambas aprovechando la diversidad con la que hoy debe discutirse y hablarse arquitectura, ambas con el pleno objetivo de compartir el aprendizaje, como nos dice la escuela de otro Paulo, Paulo Freire. Las dos para mostrar, ver y escuchar al personaje radical, pensador y nunca conforme que fue Paulo Mendes da Rocha.

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En tu mente, LIGA 35 https://arquine.com/obra/en-tu-mente-liga-35/ Wed, 28 Sep 2022 19:23:09 +0000 https://arquine.com/?post_type=obra&p=69267 El estudio cubano Infraestudio, conformado por Anadis González y Fernando Martirena aborda en LIGA 35 diversos conflictos y retos en su práctica cotidiana; entre ellos la precariedad laboral en un contexto en el que la arquitectura privada es ilegal.

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“Donde hay arquitectura, nada (más) es posible.”
Imaginar la nada, Rem Koolhaas

Por primera vez en LIGA, se presenta el trabajo de una oficina de arquitectura cubana: Infraestudio. El estudio, conformado por Anadis González y Fernando Martirena aborda diversos conflictos y retos en su práctica cotidiana, entre ellos la precariedad laboral en un contexto en el que la arquitectura privada es ilegal. A pesar de este obstáculo, han conseguido desarrollar una obra construida provocadora que entrelazan con propuestas vinculadas a las prácticas artísticas.

La exposición de Infraestudio En tu mente, presentada por LIGA es una muestra que renuncia a la materialidad de la arquitectura para acercarse a una dimensión imaginaria: el mundo de las palabras. Infraestudio propone una arquitectura de ideas que—en sus propias palabras—es una Arquitectura Idealista cuyas construcciones no dependen de la realidad para existir. La exposición está conformada por ocho obras que se materializan solo a través de una narrativa. Partiendo de ideas, las piezas construyen una arquitectura hecha para nuestra mente; incorpórea y antisensorial, con tantas formas como lectores.

Jardines Que No Existen, 2019
Camina por la ciudad coleccionando miradas al vacío, y en cada una de estas, imagina un jardín que no existe.
* Inspirado en una idea de Alberto Kalach sobre la Habana

Casa en Zaza, 2018
Para habitar el campo, imagina una casa abierta al paisaje con el mínimo interior posible. Tan larga y estrecha como los muebles que la habitan.

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Detrás de la pantalla: arquitectura en la era de la exposición digital https://arquine.com/detras-de-la-pantalla-arquitectura-en-la-era-de-la-exposicion-digital/ Tue, 29 Sep 2020 00:31:26 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/detras-de-la-pantalla-arquitectura-en-la-era-de-la-exposicion-digital/ Mientras nuestro número de horas de pantalla sigue aumentando y las horas del día y la noche se esfuman, todavía falta ver si la exposición digital sobrevivirá a nuestros días de encierro forzado, o desaparecerá como un recuerdo de aquél año que pasamos en casa, y la arquitectura vino a visitarnos.

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Trasladar la arquitectura al espacio de la galería es notoriamente difícil. Mientras otras artes han encontrado en el espacio expositivo un lugar insuperable para su apreciación, en casi todos los textos, escritos y disertaciones sobre la “exposición de arquitectura” y su relación con el espacio en donde se desarrolla, comienzan subrayando lo que ahora nos parece una obviedad: que la arquitectura sólo puede ser exhibida a través de simulacros, objetos sustitutivos o representaciones desplazadas. Con el tiempo, las fotografías, películas, simulaciones por computadora, entre otros, se han unido al arsenal de medios para representar la arquitectura, desde lugares totalmente distintos y en lenguajes nuevos.

Exposición digital Freestyle, RIBA, Londres, 2020.

 

Tal vez sea una coincidencia o un destino inevitable, que la distancia entre nosotros y la arquitectura en las calles se esté ampliando —recordando que mientras escribo este texto, me encuentro en mi sexto mes sin haber visitado ningún otro lugar que no sea el supermercado y algunos otros pocos edificios y lugares que forman parte de mi rutina diaria. Paradójicamente, a través de la computadora pareciera que la arquitectura nunca ha estado más presente en nuestras vidas que ahora; podemos ser testigos de extensas revisiones de obras en proceso, presentaciones de proyectos, listas de obras y eventos que no estamos seguros si están sucediendo en algún lugar, pero tenemos la certeza de que suceden en nuestras pantallas. Esto hace que me cuestione si en verdad he estado cerca de lo que se está edificando últimamente —incluso antes de esta distancia autoimpuesta— o si sólo he estado viendo la creciente cantidad de fotografías, bellamente tomadas, en las muchas plataformas y catálogos en línea para mantenerme actualizada o entretenida. Aunque muchas cosas han cambiado en el mundo, no puedo evitar preguntarme si la forma en que interactuamos con la arquitectura es una de ellas, o migró a nuestras pantallas desde hace ya algún tiempo.

Recorrido virtual de exposición Kiruna Forever, ArkDes, Estocolmo, 2020.

Se podría argumentar que la experiencia arquitectónica es cada vez más digital; desde su concepción, su diseño e incluso los entornos para los que se produce. La arquitectura y sus métodos de difusión, están viviendo actualmente la verdadera era de lo digital. En este contexto alterado, ha surgido un fenómeno en el mundo de las exposiciones que no sólo ha llamado mi atención, sino que inevitablemente se ha vuelto uno de nuestros más recientes experimentos curatoriales. La exposición digital, y más concretamente las exposiciones digitales globales de arquitectura en línea. Estas exposiciones, cuestionan las diferencias sustanciales entre los formatos de representación clásicos con los que la exposición en arquitectura tradicional se enfrenta constantemente, y los nuevos formatos y lenguajes ofrecidos en la exposición digital, alterando las experiencias de navegación, transmisión de información, interacción y alcance. 

Exposición digital End of the year show 2020, Cooper Union School of Architecture, Nueva York, 2020.

En un escenario donde las exposiciones in situ están pospuestas indefinidamente, los espacios de exhibición se encuentran operando bajo nuevas reglas de distanciamiento social y las audiencias se encuentran total o parcialmente aisladas, estamos presenciando el aumento de las exposiciones en línea y el auge del formato digital. Esto significa que la experiencia de los espacios de exposición se puede entender y navegar ahora de nuevas maneras, volviendo al lenguaje, relaciones y articulación aún más relevantes. Sus rangos de aplicación van desde las presentaciones interactivas en formatos tan asequibles como el .pdf, hasta complejos modelos tridimensionales incrustados en entornos digitales que buscan ser totalmente inmersivos e interactivos. Entre los muchos experimentos de exposición que estamos viendo, en primer plano se encuentra la cuestión de hasta qué punto podemos sustituir la experiencia de desplazarse físicamente a través de cuartos, calles y edificios.

La gama de experimentos digitales ha sido amplia, y los sitios web que los ensayan con su audiencia son tan diferentes entre sí, como numerosas son las instituciones que los presentan. Sin embargo, la pregunta sobre cómo se ha transformado el espacio de exposición —ya sea físico, digital o híbrido— permanece. La arquitectura se encuentra una vez más en la intersección entre la ecléctica narrativa de estos “espacios” expositivos digitales, y las limitaciones narrativas y espaciales de la arquitectura expuesta. Uno pensaría que la revolución digital le viene bien a los espacios de exposición, pues el reino de lo digital aprovecha este nuevo espacio conquistado en toda su extensión, cuyo efecto inmediato es la eliminación de la escala física del objeto arquitectónico. La exhibición digital, desaparece en un click el histórico problema de la arquitectura expuesta: la dificultad de presentar en la sala objetos arquitectónicos en su escala original. Aunado a esto, se encuentra el hecho de que nos encontramos verdaderamente en una época de producción digital donde la arquitectura, por muy material que sea, se siente  cómoda siendo producida por algoritmos, visibilizada por pantallas y diseñada enteramente para plataformas digitales tanto para entornos físicos como digitales —una historia que va desde los dibujos de CAD y diseños paramétricos emulados por software especializado, hasta  experiencias kinestésicas de la Realidad Virtual. Los efectos inmediatos, además de mediatizar su discurso, son los de forzar la representación arquitectónica mediante reglas nuevas de código y lenguaje, impuestas por un entorno diferente que nos permite presentar una versión sin escala de los objetos. Este proceso forzosamente mediatizado, subvierte el viejo ritual de apreciación directa por parte del usuario de la pieza en cuestión, para sustituirlo por una rutina, compuesta de una serie de reglas y procesos impuestos por el entorno digital, necesarios para descubrir una experiencia nueva. 

Exposición digital End of the year show 2020, Columbia GSAPP, Nueva York, 2020.

Si el primer paso en la corta historia de la exposición en arquitectura fue verificar que se pueden hacer exposiciones sobre edificios en espacios contenidos y reducidos, y más recientemente descubrió que la arquitectura puede desarrollar un discurso crítico sobre la realidad a partir del análisis de sus objetos y evidencias, la aparición de la exposición digital en línea nos confronta al asunto del formato, el usuario y la experiencia. Nos recuerda que la experiencia digital de la arquitectura —desde sus diseños, objetos e información ampliada a través de aparatos— ya forman parte de nuestra comprensión cotidiana de la realidad; la experiencia de la exposición digital, conlleva un conjunto totalmente nuevo de condiciones que van más allá de la arquitectura en formato digital, es decir sus modelos tridimensionales y sus simulaciones gráficas de formas y materiales. Esta meta-experiencia es compuesta; se trata de una fragmentación de la experiencia real en una serie de imágenes y tareas que tienen en la pantalla el primer y único punto de encuentro, necesitando del usuario para revelarse.  

Si miramos las exposiciones a través de la arquitectura, el teórico y crítico Mark Wigley argumenta que tanto la exposición como la arquitectura son “extrañas” en el sentido de que ni las exposiciones, ni la arquitectura necesitan ser vistas para ser significativas, pues “no hay pruebas de que ninguno de los grandes edificios de la historia haya sido visto alguna vez”.[1] Esta misma lógica podría aplicarse a las exposiciones, cuya relevancia no radica en la visita sino en el discurso que presenta, las preguntas que plantea, la documentación que produce y la cobertura que reciba. Pero cuando la exposición se plantea como una plataforma en línea, abierta, pública y accesible a cualquiera a pesar de su ubicación, subvierte estas teorías ya que estas exposiciones por el contrario, están hechas con el único propósito de ser vistas. En las exposiciones digitales, no hay ninguna foto que deba ser tomada para publicarse  posteriormente; la exposición en sí misma constituye la imagen completa que viajará con el visitante.

Esta idea de ir al gran público —y por gran público me refiero a todo el mundo, literalmente— con un conjunto de información, reglas y procedimientos que se le dejan al hipotético espectador/usuario, relaciona las exposiciones digitales más con una publicación que con la propia exposición. Si bien la inclusión del catálogo en las exposiciones físicas ha puesto en discusión la pertinencia de siquiera tener las exposiciones, las exhibición como práctica defiende su territorio con estos espacios de encuentro donde los objetos, la información así como los cuerpos de los visitantes interactúan entre sí, estableciendo todo un conjunto de relaciones en tiempo real, que la publicación no puede recrear. Pero antes de entrar en un debate sobre qué fue lo primero o tiene mayor relevancia para el discurso, debemos entender que el objetivo del catálogo de la exposición se encuentra en otro lugar y cumple funciones completamente distintas y complementarias a la exposición. Su existencia está más relacionada con la de la memoria, la preservación y la difusión del evento en el tiempo. La exposición en línea es potencialmente, las dos cosas: el evento y su memoria. A diferencia de otras experiencias digitales, las exposiciones digitales de arquitectura en linea intentan incorporar la interactividad que supone el cuerpo en el espacio expositivo, empujándolo a romper la unidireccionalidad del objeto visible, mezclando en el proceso las dos arquitecturas que ahora se exhiben simultáneamente: la de la exposición traducida como rituales, y en la exposición traducida en imágenes y acciones.

Es quizás el colapso de todo, la arquitectura, la exposición y la publicación en un solo evento, cruzada con la nostalgia inducida por la experiencia física y la cercanía en un contexto de distancia y confinamiento, lo que presenta el desafío más difícil para el desarrollo de estos formatos emergentes, su duración y supervivencia. Esta concentración de acciones, ideas e imágenes, sugieren una carga demasiado grande en el visitante — descifrar, navegar, interpretar— que son un requisito indispensable para la experiencia de la exposición digital. Así que mientras nuestro número de horas de pantalla sigue aumentando y las horas del día y la noche se esfuman, todavía falta ver si la exposición digital sobrevivirá a nuestros días de encierro forzado, o desaparecerá como un recuerdo de aquél año que pasamos en casa, y la arquitectura vino a visitarnos.


Notas:

1. Aaron Levy and William Menking (eds.), Four Conversations on the Architeture of Discourse (London: AA Publications, 2012).

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Sobre lo bello https://arquine.com/sobre-lo-bello/ Mon, 22 Jul 2019 13:29:40 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/sobre-lo-bello/ Los RCR creen en la acción y en lo que ésta te motiva. La danza es la relación más directa que conozco entre el cuerpo y el espacio. Si nos ponemos arquitectos tendremos que pensar en dos clases de danza: la que se apropia del espacio donde se produce y la que lo crea.

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RCR arquitectes ha vuelto al Arts Santa Mònica con una curiosa exposición que, por su naturaleza de collage, permite que las obras presentadas brillen con casi total autonomía. La exposición quiere consolidar la intención del centro de acercar a los barceloneses los Pabellones Catalanes de la Bienal de Venecia, aparador privilegiado del arte y la arquitectura mundiales, cuando éstos son repatriados después del evento. Este es la segunda vez que se hace. RCR, que crearon una obra que se ajustaba como un guante al espacio veneciano, exponen aquí los contenidos sin el continente en formato audiovisual, estrenan en pantalla un documental de Hisao Suzuki y Júlia de Valle y, más importante, reajustan una obra en papel expuesta en la Galería Mâ de Tokio. Este artículo está dedicado a ella.

He tenido bastantes oportunidades de hablar con Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta, los tres directores del estudio, sobre la evolución de su obra. Cuando salieron de la facultad se empezaron a fijar en otros arquitectos. Luego dejaron de hacerlo para empezar a fijarse en el arte. Hace poco empezaron a hablarme de la danza. La danza es la relación más directa que conozco entre el cuerpo y el espacio. Si nos ponemos arquitectos tendremos que pensar en dos clases de danza: la que se apropia del espacio donde se produce y la que lo crea. Todas las danzas tradicionales crean espacio. El ballet moderno se lo apropia. Sacad cuantos paralelismos queráis a partir de esta afirmación. Hay una correspondencia directa entre el interés de los RCR por la danza y la percepción que se tiene de su última arquitectura, la más sensual de todas las que conozco actualmente. Habitar la arquitectura de RCR te conecta con el entorno por poco que este entorno reúna unas condiciones de habitabilidad dignas anulando prácticamente los espacios cerrados: aquello de los ciclos día-noche, el contacto con la vegetación, los olores, los rumores… La escala de esta arquitectura no se ciñe al estándar que imponen las normativas de habitabilidad: el espacio siempre es más alto o más bajo de lo que toca, sombrío y, a la que se pueda, exterior. No es un espacio neutro del que puedas desconectar. Es así como entienden la arquitectura. Es así como ellos mismos la viven. He sido testigo directo de ello. Los RCR creen en la acción y en lo que ésta te motiva. Es por esto que la danza es un buen modo de llevarte a un estado en que sientes intencionadamente sin demasiada reflexión, más experiencial, más vivencial. Lo que significa que su arquitectura no va de construcción o de materiales, sino de cómo provocar estas sensaciones o de cómo acondicionar un lugar para que te las provoque. Principalmente a través de la belleza.

Esta obra propone esto exactamente. Pocas exposiciones se habrán hecho en el Santa Mònica que ocupen semejante volumen con tan poca cantidad de materia. La suma total de los papeles y de los hilos de pescar que los sujetan no creo que llegue a los 10 kilos. Su volumen ocupa literalmente todo el espacio central de exposición de la institución, el corazón de lo que era el claustro del convento donde se ubica el Santa Mònica, hecho nada menor para los RCR. La obra consiste en láminas de papel de aproximadamente treinta centímetros de ancho por metro y medio de alto, láminas colgadas del techo superpuestas las unas sobre las otras en grupos verticales que dan la idea de un árbol sin ninguna literalidad en su ejecución. El papel es un papel oriental especial, un papel fibroso de cedro de una consistencia textil. Está acuarelado, pintado con enormes pinceles que pueden tener tranquilamente cinco o seis centímetros de diámetro, pinceles capaces de absorber medio vaso de agua de una sola pincelada. Cuando la pintura se seca el papel se retrae, se arruga y, sin perder esta consistencia textil, semeja una corteza. La aguada da textura, da materia pero no se impone al papel. No hace como la pintura al óleo, que cuando se distribuye uniformemente sobre la tela la anula. La aguada sobre papel se puede disponer en capas muy gruesas sin que el papel pierda su presencia. Es papel, es color, es textura. Y la relación con nuestro cuerpo. Las primeras acuarelas de RCR están hechas sobre papeles pequeños. Los primeros gestos son caligráficos. Después se empieza a mover la muñeca. Luego el brazo. Estas acuarelas están pintadas con todo el cuerpo. La propia acción de acuarelar el papel es una danza. Un campo de batalla.

Las acuarelas que se disponen sobre estas lamas de papel forman series. Las series se organizan en función del color, mucho color, y de los gestos. El blanco del papel también juega. Te has de sumergir en los papeles, que suben como cuatro metros sobre tu cabeza y bajan hasta tu rodilla. Has de jugar con las sombras de los focos. Has de crear recorridos. Como un bosque, cada árbol de papel es igual que el otro y diferente a la vez. Como un bosque es sensible a quien lo visita, a los corrientes de aire. Al sonido. La obra es un concierto para la vista. La expresión de una lucha. Un camino para el visitante.

También es arquitectura pura. Sólo tenemos que recordar el altar de la capilla del MIT hecha por el arquitecto Eero Saarinen (sí: para esto está Google. Mejor teclead MIT chapel Saarinen), una fuente de luz capturada, pura sensación sensible al ojo del visitante, a su posición dentro del espacio. También es cultura: el lugar y nuestro arte está presente gracias al recuerdo de los frescos románicos, a los gestos de Jujol, a las texturas de Tàpies, de Guinovart o de Cuixart (Modest). Y los viajes, y los homenajes a artistas internacionales: allí hay Japón, mucho Japón. Hay Soulages (Pierre). Hay Klee (Paul). El resultado, no obstante, es tan original, tan genuino, que todo queda filtrado por la mirada, por la manera de hacer de los RCR.

No es una obra convencional. Lo que se expuso en la Mâ de Tokio, un espacio horizontal, bajo y estrangulado, se recompone para verticalizarse y apelotonarse en el centro para que destaquen las arcadas, las viejas del convento y el recuerdo de las nuevas que pusieron Albert Viaplana y Helio Piñón en la reforma del 87. La obra no tiene forma definitiva. Si se ha de exponer en otro espacio cambiará. Si se transporta cambiará, exactamente igual como pasa con la buena arquitectura, que si se transporta cambia. Como en la danza tradicional, la obra se crea su propio espacio. Como en la danza moderna, la obra se apropia de lo que hay. Podemos pensar que lo mejor de la arquitectura de los RCR está por venir todavía. Sólo tenemos que estar atentos a la profunda transformación que está experimentando para comprobarlo.

Mientras, podemos disfrutar todo el verano de esta obra de papel.


Jaume Prat para Diario 16. Publicado con el permiso del autor.

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La Lisboa de Carrilho da Graça. Exposición en el Museo Marítimo de Barcelona https://arquine.com/la-lisboa-de-carrilho-da-graca-exposicion-en-el-museo-maritimo-de-barcelona/ Sun, 23 Apr 2017 16:44:35 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/la-lisboa-de-carrilho-da-graca-exposicion-en-el-museo-maritimo-de-barcelona/ Joao Luis Carrilho da Graça es un demiurgo contemporáneo. Una reciente exposición muestra su forma de mirar la ciudad de Lisboa –que se reinventó varias veces en su historia– desde la experiencia de treinta años de profesión. Carrilho da Graça expone, a través de maquetas, una metodología proyectual, de acción, que permite una síntesis de lo existente, distinguiendo lo esencial de lo accesorio

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El crecimiento de las ciudades ha supuesto la obsolescencia de grandes infraestructuras atrapadas en ellas: estaciones de tren, cárceles, aeródromos, o puertos han dado paso a espacios urbanos disponibles para grandes proyectos que propician la transformación urbanística de la ciudad. Muchas son las que se han planteado el rescate de sus viejos puertos, como Barcelona, Marsella, Hamburgo, Nueva York, Buenos Aires o Lisboa.

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La exposición en las antiguas atarazanas medievales de Barcelona muestra la experiencia de Joao Luis Carrilho da Graça como demiurgo contemporáneo sobre la capital portuguesa que se reinventó varias veces en su historia. No se trata de una muestra de su propia obra sino de su forma de mirar la ciudad desde la arquitectura y la docencia a lo largo de treinta años. Las maquetas que se exhiben son aproximaciones al territorio donde una serie de líneas y puntos caracterizan la topografía que conformó los recorridos y los asentamientos humanos y, por tanto, la construcción de la ciudad. Esas líneas trazadas en el territorio están en el origen del espacio público (ya que corresponden exactamente a las rutas de las personas) y del espacio privado (entre ellas se definen los terrenos construidos). Lisboa es un excelente ejemplo de esta literalidad, ya que los promontorios coinciden con edificios singulares y las crestas con los recorridos originales, mientras que entre los caminos en medio de las pendientes y en los valles se construyó el damero que definió la morfología de la ciudad.

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Utilizando esta estrategia de análisis, Carrilho da Graça reveló una especie de permanencia, de invariables persistentes. Así, se imagina que el territorio posee una estructura propia que constituye el sistema inicial de soporte de vida para la humanidad en este planeta. Para Carrilho da Graça este método de investigación del territorio no se limita a una perspectiva pasiva, meramente analítica, entendida como un fin en sí mismo. Como apuntan las curadoras de la exposición Marta Sequeira y Susana Rato, forma parte de una metodología proyectual, de acción, que permite una síntesis de lo existente, distinguiendo lo esencial de lo accesorio, teniendo en cuenta su espesor histórico y negando la incompatibilidad proclamada entre investigación y práctica.

La selección de obras presentadas corresponde a un verdadero catálogo razonado de la obra de Carrilho da Graça para Lisboa. Obras construidas y versiones no construidas de éstos junto con proyectos fallidos, mapean y completan la ciudad que habita, ofreciendo pistas que dibujan la teoría del territorio que siempre estuvo implícita en el origen de todas sus intervenciones. Esta exposición se refiere, en última instancia, a la tradición de Joao Luis Carrilho da Graça en el más puro sentido etimológico del término: con lo que entrega y con el legado que ofrece.

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