Resultados de búsqueda para la etiqueta [Ernesto Gómez-Gallardo ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 21 Feb 2025 23:53:48 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.3 C.A.P.F.C.E.: de escuelas, “hombres y ciudadanos”. https://arquine.com/c-a-p-f-c-e-de-escuelas-hombres-y-ciudadanos/ Sat, 22 Feb 2025 15:00:18 +0000 https://arquine.com/?p=96986 “seremos lo que sean nuestras escuelas, mezquinos, incultos, débiles, si nos falta valor para imaginarlas amplias y libres, astilleros magníficos y seguros de la nave del México de mañana. Firmes, en cambio, prósperos y felices, si imparcialmente nos percatamos de que no hay inversión más útil que la enseñanza, y si logramos que en los […]

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“seremos lo que sean nuestras escuelas, mezquinos, incultos, débiles,

si nos falta valor para imaginarlas amplias y libres, astilleros magníficos y seguros de la nave del México de mañana. Firmes, en cambio, prósperos y felices,

si imparcialmente nos percatamos de que no hay inversión más útil que la enseñanza,

y si logramos que en los planteles que requerimos no dejen lugar para aquel dilema,

que hace un siglo torturaba a Rousseau cuando repetía: “u hombres o ciudadanos”,

porque sentimos que tal disyuntiva es errónea en su fondo íntimo y que el mejor ciudadano es y será siempre el hombre más íntegro y cabal.

Memoria C.A.P.F.C.E., 1944-1946, México 1947 (1)

Empecemos por describir que es el C.A.P.F.C.E. Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas, organismo concebido en 1938 por el arquitecto José Luis Cuevas que se fundó un 10 de abril de 1944 por decreto en el Diario Oficial de la Federación por la S.E.P., Secretaria de Educación Pública dirigida en ese momento por Jaime Torres Bodet, siendo presidente Manuel Ávila Camacho, con la participación de arquitectos como Alonso Mariscal, Felix Sánchez, Mauricio Campos, Enrique del Moral, Juan Segura, Enrique de la Mora, Carlos Leduc, Homero Martínez de Hoyo, Domingo García Ramos, Enrique Yañez, José Villagrán Gracía y con jefes de zona a Pedro Ramírez Vázquez en Tabasco (ante la cancelación de último momento del arquitecto designado para atender ese estado) y a Luis G. Rivadeneyra en Veracruz con el objetivo inicial de cartografiar la existencia de aulas y ubicar geográficamente nuevas áreas para proyectar los espacios escolares que se construirían en todo el territorio nacional como parte del proyecto de modernización del país.

Jaime Torres Bodet (2), Secretario de Educación Pública durante el periodo de López Mateos con la referencia y experiencia del trabajo en Tabasco de Pedro Ramírez Vazquez, lo invita ahora como gerente de este organismo, el C.A.P.F.C.E., (3) desde donde impulso el programa de  aulas prefabricadas con el que se construyeron mas de 35 mil aulas en todo el país. 

Bajo su gestión se desarrollo la Cartilla de la Escuela que le otorgó a Pedro Ramírez Vázquez el Gran Premio de la XII Trienal de Milán en 1960; medalla de oro por el proyecto del Aula Rural Prefabricada generando el sistema A..C.R.: Aula Casa Rural o casa del maestro (4), que proponía elementos en serie y fáciles de transportar sin requerimiento de personal o herramienta técnica especializada (al agujero redondo le correspondía una pija redonda y al agujero cuadrado una pija cuadrada llamada conexión de candelero, así de fácil) y medalla de plata por la solución del muro húmedo y del mobiliario realizado por Ernesto Gómez Gallardo (5) donde resalta la mesa-banco en la que seguramente muchos nos hemos sentado.

Casualmente este momento coincidió con el proyecto de ALPRO: Alianza para el Progreso que Estados Unidos había implementado en Latino América para el desarrollo de vivienda, obras públicas y escuelas y tras esa experiencia de la Trienal de Milan la UNESCO a través del CONESCAL (Centro Regional de Construcciones para América Latina y la región del Caribe, organismo encargado de orientar la construcción de escuelas) del cual Ramírez Vázquez fue su primer Director Técnico, se construyeron escuelas en 17 paises de América Latina, India, Filipinas, Indonesia, Yugoslavia e Italia, convirtiéndose este sistema mexicano en universal.

 

“¿sabe, querido amigo?,

antes…la máxima aspiración de un arquitecto era construir una catedral;

yo soy reconocido por el Museo de Antropología (era mi sueño),

sin embargo el diseño del aula prefabricada es mi mayor satisfacción”

Pedro Ramírez Vázquez en entrevista conJorge Vadillo (6)

 

Pedro Ramírez Vázquez en la construcción del una de las Aulas Casa Rural, fuente obrasweb.mx, imagen recuperada del tumblr de strange places de Daniel Diaz: Memorias CAPFCE.

El primer presidente del C.A.P.F.C.E fue el Lic. Jaime Torres Bodet junto con una Primera Comisión de Planeación y Dirección Técnica conformada por el Arq. José Villagrán García como presidente, el Arq. José Luis Cuevas, el Arq. Mario Mani Darqui y el Arq. Enrique Yañez como vocales. 

El Dr. Gustavo Viniera Osorio fue su primer Director General de 1946 a 1949 y el Ing. Esteban Hoyo Junior de 1949 a 1952. 

Como Gerentes Generales fungieron el Arq. Luis G. Rivadeneyera Falcó de 1952 a 9158, el Arq. Pedro Ramírez Vázquez de 1958 a 1964,  el Arq. Francisco Artigas Carranza de 1964 a 1970, el Ing. José A. Karam Kuri de 1970 a 1976, el Arq. Manuel Teja Oliveros de 1976 a 1977, el Ing. Daniel Ruiz Fernández de 1977 a 1982.

Como Director General el mismo Ing. Daniel Ruiz Fernández de 1982 a 1988, el Lic. Guillermo Fonseca Álvarez de 1988 a 1992, el Lic. Carlos Altamirano Toledo de 1992 a 1994, el Lic. Marco Antonio Bernal Gutiérrez de 1994 a 1997, el Lic. Manuel Jiménez Guzmán de 1997 a 1999, el Prof. y Lic. M. Barceló Rodríguez de 1999 a 2000, la Dra. Nashieli Hernández fue Encargada del Despacho del 2000 al 2001, el Lic. Gregorio Farias Longoria de 2001 a agosto de 2002, el Lic. Luis Elizondo Villareal Encargado del Despacho de agosto 2002 a abril 2003, el Lic. Ricardo Torres Origel de abril de 2003 a septiembre de 2004, el Ing. Fernando Larrazabal Bretón de septiembre de 2004 a marzo de 2006 (7) y el Lic. Osvaldo Cervantes Rodríguez de marzo de 2006 hasta el 1 de febrero de 2008 que se convirtió en el   INFED, Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa organismo que tiene como objetivo actual de fortalecer la infraestructura educativa en el país. 

Desde el C.A.P.F.C.E. se planearon proyectos como el de la Biblioteca Vasconcelos de Alberto Kalach en coordinación con el CONACULTA, el Centro Cultural Bella Época de Teodoro González de León en coordinación con el Fondo de Cultura Económica y el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos y Alto Rendimiento Deportivo, el CNAR del Arq. Emilio Antonio Mateo Galguera con el apoyo del Consejo Nacional del Deporte (CONADE), a iniciativa de Nelson Vargas Basáñez y que se encuentra ubicado dentro de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixiuhca.

* mapa de estadísticas de la Red de Escuelas en Construcción del C.A.P.F.C.E. de 1944 a 1946 en la primera Exposición Nacional en el Palacio de Bellas Artes de 1945 por Lena Bereger. Imagen del Archivo de Arquitectos Mexicanos de la Facultad de Arquitectura de la UNAM y Población Escolar y Escuelas de México en una página de Memoria CAPFCE, México, 1944-46 también por Lena Bergner para el Taller de Gráfica Popular -Hannes Meyer y Aula Casa Rural en Comalcalco, Tabasco, 1962. Imágenes recuperadas del tumblr de strange places de Daniel Diaz: Memorias CAPFCE

Desde mi punto de vista personal existen varias aproximaciones hacia el C.A.P.F.C.E por la relación laboral que tenía mi padre con este organismo en el que trabajo de 1973 al 2002 en sus almacenes, casi 30 años de su vida dedicado al mobiliario escolar:

Aproximación 1: dos objetos y un logo.

La primera aproximación que recuerdo mucho fue por dos objetos, el primero una camiseta deportiva de manga larga color naranja con puños, cuello y logo en color blanco que heredé de él cuando dejó de jugar fútbol con sus compañeros de trabajo en la liga de este organismo y que yo usaba con bastante frecuencia por aquellas épocas donde predominaba la estética deportiva de adidas con grupos musicales de nu metal, y el segundo fue un cenicero de cristal con el logo al centro que con el tiempo se fue desgastando hasta desprenderse la pintura y quedar en el olvido; cuatro alumnos sentados frente al pizarrón en sección longitudinal viendo hacia el lado izquierdo bajo la cubierta a dos aguas de una de las tantas escuelas que construyó este comité, del lado derecho el acceso y del lado izquierdo un volado paralelo a la losa de desplante para contener en la parte inferior las siglas CAPFCE (sin puntos) para abstraer al Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas, casi como un Calmécac moderno; hasta el día de hoy creía que el logotipo había sido diseñado por Pedro Ramírez Vazquez, a lo cual caigo en cuenta que tratando de buscar esa referencia no es cierto.

Aproximación 2: un catálogo de planos de mobiliario

La del catálogo de planos de mobiliario escolar tipificado con sus guías mecánicas que un día mi padre me compartió cuando estaba estudiando arquitectura y que vi con bastante indiferencia porque en ese momento de la carrera no me daba la información necesaria para poder proyectar, eran para mí solo muebles en un paquete de planos tamaño carta con hojas amarillentas, que no se si por la nostalgia de esa indiferencia o ante algo importante que me estaban compartiendo aún conservó o porque sabía que en algún momento de la vida me iba a acordar de ellos y necesitaba documentar algo de esos planos de mobiliario fechados en noviembre de 1981 y firmados por el Director General de Proyectos el Arq. Santiago de la Torre Rayón con copia para el Subgerente Técnico el Ing. Francisco de Pablo Galán y con el Ing. Daniel Ruiz Fernández como Gerente General,  dibujo de P.E.G. y B.M.G. y revisión por el Arq. Estrada, donde aparecen sillas, mesa bancos, restiradores, lockers, anaqueles, mesas, estructuras, soportes, armazones, estantes y hasta una mesa para manicure, la MT-93 necesarios para el amueblado de las escuelas en ese entonces. También por ahí están los planos de:

  • La silla especial C.A.P.F.C.E. (apilable) con el código MA-2, con unas dimensiones de 478 x 467 x 750 cm.,fabricada con fierro macizo redondo de 1/2” de diámetro acabada con polvo electrostático epóxico micropulverizado con tratamiento y color “duranodic” con acojinado de “látex” de 25 mm. de espesor y forrado con tela plástica lavable color negro, que algún día seguramente estuvo en mi casa como parte del mobiliario del hogar.
  • El mesa-banco rural diseñado por Ernesto Gómez Gallardo que resume lo antropométrico, lo tecnológico y lo funcional para una población escolar comprendida entre los 14 y los 18 años y una altura promedio de 1.52 m. Hecho enteramente de madera con acabado cepillado y encerado que tenia tres variables, el mesa-banco tipo, el mesa-banco terminal de grupo (contra muro) y el mesa-banco cabecera de grupo (frente al pizarrón).
  • La famosa silla de paleta (con aglutinado de madera) CM-81 que replique muchas veces en el primer trabajo que tuve antes de entrar a una universidad  privada, en Centro Mueblero Escolar donde era yo el encargado de maquetas y de la presentación de la misma en diferentes instituciones educativas; me tocaba desde cargar esa maqueta de base rectangular amueblada y presentársela a los directores y departamento de compra de las instituciones educativas.
  • La válvula cuello de ganso tipo C.A.P.F.C.E. para agua que se encontraba en lavabos y mesas de laboratorios entre muchos otros muebles.

“se establecen en ESPECIFICACIONES las características principales como son:

tipo y acabado de materiales usados en cada una de sus partes, sistemas de fijación,

de instalaciones y forma de armado; EN ACCESORIOS QUE COMPLEMENTAN

se describen los tipos de accesorio que complementan el mueble,

en PLANOS INDUSTRIALES los planos que se requieren para su fabricación y

en OBSERVACIONES la forma de empaque y envío”

catálogo de planos de mobiliario escolar, noviembre 1981, C.A.P.F.C.E.

 

Llegué a Centro Mueblero Escolar por recomendación y por castigo de mi padre por haber abandonado la Facultad de Arquitectura de la UNAM, el taller Ehécatl, turno vespertino en aquel 1994 donde lo único que veía eran las manifestaciones de apoyo al EZLN mediante conciertos en las islas de C.U., motivo por el cual tuve que aprovechar el tiempo para tomar los primeros cursos de AutoCAD versión R. 14 que existían en ese entonces y entrar a trabajar mientras pasaban los meses para después retomar los estudios en agosto de ese mismo 1994 en otra universidad. Centro Mueblero Escolar fue un parteaguas no solo para mí, también para mi familia ya que no solo me dio mi primer trabajo, también a mi madre que antes de entrar a trabajar al Sistema de Transporte Colectivo Metro era la encargada de ingresar facturas de esta y otras  empresas en las oficinas del C.A.P.F.C.E. ubicadas en la colonia Florida.

Aproximación 3: el edificio de la colonia Florida.

Las oficinas centrales de 1967 por Francisco Gustavo Artigas Carranza (8) siendo Director General el Lic. Guillermo Fonseca Álvarez y Subdirector Técnico el Arq. Jaime Aguilar Álvarez Mazarrasa, edificio administrativo, funcionalista,  de estilo internacional, ubicado en la calle de Vito Alessio Robles (antes Av. Fresnos) no. 380 en la colonia Florida en la Alcaldía Álvaro Obregón, casi esquina con Av. Universidad rodeado de una gran extensión de área verde y de dos edificios, el del lado oriente el edificio sede de toallas la josefina (¡si secan desde nuevas!) y del lado poniente la Parroquia de San Juan Pablo II y Santo Tomás Moro que le permite un emplazamiento abierto  sobre esas áreas verdes que afortunadamente no ha sido delimitado como otros tantos edificios públicos, lo cual lo vuelve un buen referente de ese emplazamiento urbano-arquitectónico en la ciudad, diría uno de los pocos ejemplos que existen. El edificio es muy claro desde su tectónica como se desprende del suelo de su basamento de mármol haciendo una clara distinción entre lo público y lo privado sin contenerlo tras una reja de protección. De la banqueta uno sube dos secciones de escaleras, la primera conformada por 5 escalones que generan un descanso donde reposan más áreas verdes contenidas en cajetes y el segundo por 4 escalones, siendo el último el inicio del despiece de los pavimentos que integran todo el edificio mediante un gran basamento de mármol que también sirve como circulaciones; notable es la solución que propone para el asta bandera en esa escalinata de acceso a la que le han sido añadido con el tiempo una rampa de accesibilidad universal.

Tengo muy grabada en la mente desde como llegaba acompañando a mi madre a ese edificio, pasando por el control de vigilancia en el acceso ubicado del lado izquierdo de las escaleras centrales (las cuales nunca pude subir, pero que eran las escaleras que te daban a entender parte de la lectura del edificio) hasta la ventanilla donde tenía que entregar las facturas en el extremo derecho, no recorríamos mucho para llegar hasta esa parte pero a lo lejos podía ver las otras circulaciones abiertas que veían hacia el patio central, entender en ese entonces la relación de la doble altura entre su basamento y el primer piso y como se desenvolvían todas las áreas en el edificio generando la idea de extensión, amplitud y continuidad con las áreas verdes del patio y su vacío central para iluminar y ventilar el estacionamiento y el espejo de agua que con una mosaico característico en color azul parecía que pasaba por debajo del edificio y se extendía hasta la fachada principal donde chorros de agua en vertical se confundían con los 15 entre ejes de columnas también de mármol sobrepasando la azotea para rematar con esos elementos verticales el edificio.

Vegetación interior, mamparas, plafones falsos en color blanco y otros más enduelados, luminarias modulares que contrastan con los canceles y cristales obscuros, mucha melamina ponderosa característica de esos años y mármol, mas mármol, demasiado mármol. 

La última vez que lo vi, pase para tomarle unas fotos y sorprendentemente me encontré con un edificio bien conservado no sin antes llamar la atención del personal de vigilancia que custodian este edificio para evitar que pisara el pasto.

Aproximación 4: los almacenes en Av. de los 100 metros.

Esa fábrica de escuelas tenía sus almacenes en Av. de los 100 metros en el Eje Central Lázaro Cardenas, Nueva Industrial Vallejo, Patera Vallejo II Sección, C.P. 07700, cerca del metro politécnico, del Colegio de Bachilleres 2 y la unidad de todos para todos, la Unidad Lindavista Vallejo, casi con la esquina de la Av. Miguel Othón de Mendizabal Oriente; ahí era donde pasaba la mayor parte del tiempo mi padre que después de ir a dejarme a mi a la  preparatoria ubicada en la colonia Narvarte Poniente (edificio de Jose Villagrán García de 1944) y después a mi hermano a la secundaria atrás de Plaza Universidad en la colonia Santa Cruz Atoyac y conducía hasta la Av. de los 100 metros en un trayecto diario desde la colonia Jardín Balbuena, un recorrido de una hora en auto que hoy en día se puede convertir en uno de 2 horas y media del centro al sur y de regreso hasta el norte. Presume él, mi padre, que tiene el récord en el C.A.P.F.C.E. de no tener ninguna falta ni ningún retardo a pesar de la distancia durante 29 años de estar trabajando ahí. 

Algunas veces llegue a visitar junto con mi hermano esos almacenes para un curso de verano, nuestro día iniciaba en el Centro Social con diferentes actividades ahí y recorridos externos y terminábamos los días jugando y corriendo entre los anaqueles de los almacenes llenos de muebles escolares, a veces el escritorio de la oficina ubicada dentro de ese almacén se convertía en la mesa para las comidas donde compartíamos mesa con él y de vez en cuando con otro de sus compañeros de trabajo; aún tengo grabado en la mente el olor de la comida calentada en una estufa de dos hornillas con quemadores de tractolina, seguramente era la versión que diseño Ernesto Gómez Gallardo y yo no lo sabía.

Una última aproximación:

Unos pines del C.A.P.F.C.E. que mi padre ha prometido regalarme pronto. 

Para él, para mi padre, este texto, porque posiblemente gracias al C.A.P.F.C.E. nunca entro en el dilema que torturaba a Rousseau y me enseño a ser en tiempo y en espacio lo que fui,  lo que soy y lo que seré. Muchas gracias Alfonso Carranza Rodríguez por ser esa escuela previa a la arquitectura, siempre te he considerado infinito.

Referencias:

  1. Recuperado de El C.A.P.F.C.E.: constructor de las escuelas públicas de México, presente, pasado y futuro por Mirna Laura González Castañeda.
  2. Escribió bajo los seudónimos de Celuloide, Sube y Baja y Marcial Rojas. Debido a un fuerte cáncer y a un “libre acto de voluntad” decidió quitarse la vida con un disparo en la sien un 13 de mayo de 1974 y bajo su administración se construyó el nuevo edificio para la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, la Escuela Normal Superior y el Conservatorio Nacional en la Ciudad de México.
  3. “ahora sí podemos, Pedro, hacer la Casa-Aula-Rural”. Recuperado de El C.A.P.F.C.E.: constructor de las escuelas públicas de México, presente, pasado y futuro por Mirna Laura González Castañeda.
  4. Para Pedro Ramírez Vazquez, el maestro tenía que ser el ejemplo a seguir en las comunidades por lo que propuso promover una escuela con la casa del maestro tras su experiencia en Tabasco. La Unidad de Enseñanza Rural de agosto de 1959 contaba con tres aulas y la casa del maestro conformada por comedor, estancia, estudio, recámara principal y secundaria con closet, cocina-baño-lavadero y sanitario del aula que compartían muros húmedos en un área de 54 metros cuadrados (9 x 6 m.) mas un patio de servicio de 18 metros cuadrados (6 x 3 m.). Cada salón con 18 metros cuadrados (3 x 6 m.) comunicados por una circulación frontal para el acceso y una posterior para el sanitario del aula.
  5. En el libro Ernesto Gómez Gallardo, Arquitecto, editado por Arquine + IF Cultura de Ana Elena Mallet y Alejandro Hernández Gálvez hay una gran muestra de ese mobiliario diseñado para la Aula-Casa-Rural.
  6. Recuperado de El C.A.P.F.C.E.: constructor de las escuelas públicas de México, presente, pasado y futuro por Mirna Laura González Castañeda.
  7. Recuperado de El C.A.P.F.C.E.: constructor de las escuelas públicas de México, presente, pasado y futuro por Mirna Laura González Castañeda.
  8. Francisco Gustavo Artigas Carranza (1916-1999), dirigiría posteriormente también al C.A.P.F.C.E. de 1962 a 1972. Fue hijo del general Francisco Juan Manuel Luis de la Santísima Trinidad Artigas Barbedillo y Ana María Carranza Silva, arquitecto autodidacta conocido por sus contradicciones en el modernismo mexicano, por un lado diseñaba y construía el edificio y escuelas para el C.A.P.F.C.E., casas como la Casa Gómez en la calle del Risco en el Pedregal o la de la calle de Virreyes y por otro vivía en un castillo, El Castillo en Desierto de los Leones de estilo regionalista (una promesa a su esposa Carmen).

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La cinta y el sedimento: casa Gómez Gallardo https://arquine.com/la-cinta-y-el-sedimento-casa-gomez-gallardo/ Tue, 24 Sep 2019 07:09:56 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/la-cinta-y-el-sedimento-casa-gomez-gallardo/ La casa de Ernesto Gómez Gallardo está diseñada a partir del concepto de la cinta Moebius. Esto pude visualizarlo sobre todo cuando subimos a la azotea y, desde esa perspectiva, entendí la circulación continua de los patios y la forma como la casa digamos que se perseguía su propia cola.

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“You say you hear human voices, but they’re only echoes. They’re only echoes, they’re only echoes, only echoes”

Arcade Fire

Dicen que los escritores del OuLiPo decían que establecer una regla o concepto como punto de partida para la creación de un texto detonaba la imaginación de una manera mucho más poderosa que cuando un escritor se enfrentaba a la página blanca con plena y absoluta libertad. La regla proponía un juego al que uno debía adaptarse y responder con atletismo, haciendo uso de sus mejores recursos, como en un deporte. Sus proyectos partían así de la construcción de ese límite conceptual dentro y alrededor del cual el texto poco a poco iba tomando forma. En La vida: instrucciones de uso, por ejemplo, Georges Perec se propuso narrar la historia de un edificio congelado en el tiempo, apenas unos minutos después de la muerte de Bartlebooth, como si de repente le hubieran ejecutado un corte por fachada y desde afuera pudiéramos ver lo que cada habitante de cada departamento estaba haciendo en ese preciso instante. El edificio se plantearía como un tablero de ajedrez tridimensional, cada capítulo estaría dedicado a un espacio o casilla y la secuencia narrativa tendría que seguir los movimientos en L del caballo, ya fuera en el plano vertical u horizontal. Es a partir de estas premisas como el texto va adquiriendo forma y el edificio poco a poco empieza a recobrar vida, una vez que las casillas del tablero empiezan a llenarse, a resonar entre sí y a devolverle al 11 rue Simon-Crubellier su tiempo perdido.

No se me ocurrió, la primera vez que fui a la Casa Moebius en San Jerónimo, que quizá algo como lo que se imaginaban los OuLiPo sucedía arquitectónicamente ahí adentro. El amigo que me invitó a conocerla, nieto del arquitecto Ernesto Gómez Gallardo y arquitecto él mismo en MGGA, me explicó que la casa estaba diseñada a partir del concepto de la cinta Moebius. Esto pude visualizarlo sobre todo cuando subimos a la azotea y, desde esa perspectiva, entendí la circulación continua de los patios y la forma como la casa digamos que se perseguía su propia cola. Pero fue en un par de visitas posteriores, de nuevo con mi amigo, cuando pensé que el punto de partida —una casa que fluyera como una cinta cuyos lados se doblaban, invirtiendo interior y exterior sin nunca interrumpirse— le había propuesto un juego a Gómez Gallardo que había detonado su imaginación arquitectónica, la cual se esparcía por todo el terreno y todo el lugar. Por eso aparecían a cada rato ángulos raros, espacios secretos, vueltas imprevistas, conexiones misteriosas, caprichos, huequitos que en sentido estricto no servían para nada pero que poco a poco habían encontrado su uso. Lo de la cinta era apenas el punto de partida, la espina dorsal alrededor de la cual se habían gestado todos los órganos y miembros de aquella casa. 

Lo que creo que sí me llamó la atención desde la primera visita fueron esos ecos que aparecían en varias partes a formas, estructuras y geometrías orgánicas: el caracol, la espiral, la retícula triangular que recuerda a los domos geodésicos de Fuller o el piso de barros hexagonales que parece un largo tejido molecular. Antes, en mi casa tenía un libro con los dibujos que Ernst Haeckel dedicó a eso que los alemanes del diecinueve llamaban lebensform, formas de vida. Haeckel había dedicado buena parte de su trayectoria como naturalista a coleccionar, clasificar y estudiar la morfología de especímenes que le atraían por las simetrías y los patrones organizados que mostraban sus estructuras. Los dibujos eran una parte fundamental del estudio mismo, de ahí la meticulosidad con la que había trabajado los patrones estructurales de estrellas de mar, medusas, caracoles, helechos, corales y muchas otras especies.

A su vez, aquellas láminas eran un eco de las preguntas que Haeckel se hacía al estudiar la colección en su Morfología General de los Organismos de 1866. ¿Por qué la vida se organizaba en esas formas tan maravillosas? ¿Cómo se explicaba la existencia natural de esos patrones y esas simetrías alucinógenas, fractales algunas y ornamentales otras, como si en vez de especies vivas estuviéramos viendo mosaicos de los más refinados del mundo? ¿Eran esas formas las que permitían albergar vida o era la vida misma, latente, la que poco a poco iba encontrando su propia forma, su organización perfecta y balanceada? Mientras recorríamos la casa, bajando y subiendo por los caracoles de concreto y las moléculas de barro, mi amigo me contaba por pedazos la historia de la vida familiar que se había moldeado ahí: los sitios que los niños tenían prohibido, las comidas domingueras, la distribución de las mesas en dos patios para que todos cupieran en Navidad, lo fría que se recordaba la casa durante el invierno, sobre todo en las habitaciones, el cuadro en el que todos los nietos estamparon su huella con pintura…

Esa primera vez que fui a la casa, me pareció que estaba congelada en el tiempo, como en el libro de Perec. Tuve la impresión de que un día, no sé cuando, la cotidianidad se había interrumpido y la casa se había quedado suspendida. No se había vuelto a mover nada, todos los objetos estaban ahí donde los habían dejado. Ni las plantas habían crecido. Y ahora, como en un museo de historia natural, se me presentaba un espacio lleno de fósiles, estratos y hallazgos arqueológicos: libros y documentos que se habían quedado a medio leer en el escritorio, maquetas y estudios que nadie se acordó de acomodar, planos que se quedaron enrollados por ahí, humedeciéndose. Era posible reconstruir, aunque fuera por fragmentos, en las fotos y en los cuadros, en los muebles y en la vajilla, parte de la vida que había sucedido ahí en otro tiempo, así como de la trayectoria de Gómez Gallardo: la famosa silla-paleta de la UNAM, los estudios para el altar de la Catedral Metropolitana, las propuestas para el Pabellón de Osaka y para la Ópera de La Bastilla, la maqueta del estacionamiento de Puente de Alvarado o algunas de sus pinturas abstractas, entre otras muchas cosas. A decir verdad, mi sensación entera en esa casa fue la de estar tocando un fósil, una impresión que un día se había quedado grabada en el concreto, en el cual ahora se conservaba la imagen de una vida que se había extinguido o estaba por extinguirse. Las siguientes veces que fui ya había dado inicio la arqueología, y la casa parecía ahora una excavación. 

Salimos al jardín por un pequeño estanque que había aparecido en uno de esos rincones medio raros, otro de esos hallazgos provocados por el juego al que Gómez Gallardo se había suscrito. El estanque se veía muy bonito todo lleno de algas, ahora que el tiempo y la lluvia habían hecho lo suyo. Bajamos a los columpios de hasta el fondo para voltear a ver la casa desde ahí. Estábamos callados los dos. La ciudad ni se oía, como si no existiera. Me pareció que la casa se había habituado muy bien a su sitio, ahí rodeada de árboles, como uno de esos objetos que un día caen en un jardín y años después ya no se sabe si siempre han estado ahí o si incluso salieron poco a poco de la tierra misma. Mi amigo seguía callado y yo pensé que seguramente, mientras caminábamos por el terreno, la materia y los sedimentos del pasado habían empezado a dar vueltas en su cabeza, como en una cinta. 

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Modernidad fragmentadaModernidad fragmentada https://arquine.com/modernidad-fragmentada/ Thu, 24 May 2012 16:44:54 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/modernidad-fragmentada/ Este edificio utilizado como estacionamiento fue concluido cuando Ernesto Gómez-Gallardo tenía 73 años (1990) y reunía los conocimientos de más de 50 años de ejercicio profesional, tanto en arquitectura como en diseño de mobiliario.

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por Fernanda Canales / @fernandacanale

Cuando Alejandro Hernández Gálvez y yo terminábamos el libro 100 x 100 Arquitectos del Siglo XX en México, dentro de las más de 800 imágenes de edificios que conforman la recopilación, había una que pensábamos estaba fuera de su sitio porque, en apariencia, no correspondía a la fecha que teníamos de ella. Estábamos por cerrar la edición y viendo aquel edificio con relación al resto de las obras de cien arquitectos seleccionados, y en función del orden cronológico, algo parecía estar mal.

La obra daba la impresión de ser de otro tiempo, y claramente brincaba el error que habíamos cometido al ubicarla junto a unas obras que parecían interesarse en otras cuestiones. Revisamos los datos en la oficina del autor y aún así no creíamos que la fecha y la foto pudieran coincidir. Acudimos directamente con el autor y verificamos publicaciones de la época. La obra parecía adelantada a su tiempo, o bien, mucho más vieja. Gozaba de esa condición atemporal que sólo unas pocas obras tienen. Entre más investigamos sobre Ernesto Gómez-Gallardo Argüelles (1917-2012), más nos sorprendía lo avanzado de sus conceptos, tanto en la arquitectura como en el diseño, la docencia y sus soluciones estructurales.

Meses después presentamos el libro y contamos con la presencia del autor quien se reía al escuchar que su edificio en Puente de Alvarado parecía ‘desacomodado’ dentro del libro. El 24 de enero de este año murió el arquitecto Gómez-Gallardo. Al poco tiempo nos informaron que el edificio también había desaparecido. Este edificio utilizado como estacionamiento fue concluido cuando Gómez-Gallardo tenía 73 años (1990) y reunía los conocimientos de más de 50 años de ejercicio profesional -tanto en arquitectura como en diseño de mobiliario- con la innovación de un espíritu joven que siempre le caracterizó.

Fotos: Selene Patlán


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