Resultados de búsqueda para la etiqueta [Enrique Dussel ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Wed, 05 Mar 2025 18:53:12 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Enrique Dussel en la arquitectura (III) https://arquine.com/enrique-dussel-en-la-arquitectura-iii/ Wed, 05 Mar 2025 18:48:26 +0000 https://arquine.com/?p=97187 Hacia una historia no eurocéntrica de la arquitectura Próxima a aparecer, la Estética de la Liberación de Enrique Dussel incluye una “historia no eurocéntrica” de la arquitectura. En ella, Dussel realiza un apretado recorrido por la historia de las edificaciones y las ciudades desde el paleolítico a la época actual, destacando la diversidad y riqueza […]

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Hacia una historia no eurocéntrica de la arquitectura

Próxima a aparecer, la Estética de la Liberación de Enrique Dussel incluye una “historia no eurocéntrica” de la arquitectura. En ella, Dussel realiza un apretado recorrido por la historia de las edificaciones y las ciudades desde el paleolítico a la época actual, destacando la diversidad y riqueza de las tradiciones arquitectónicas del mundo, generalmente pasadas por alto o vistas de manera condescendiente por las historias eurocéntricas dominantes. Se trata de una de las varias “historias mundiales” de sus escritos filosóficos y teológicos. En efecto, Dussel fue tanto historiador como filósofo y teólogo, y aquellas historias eran partes integrales y necesarias en su esfuerzo por reorientar la filosofía, la teología y la historia lejos del eurocentrismo.

Heredero, y a la vez crítico, del mejor “americanismo” del siglo XX, representado por figuras como Germán Arciniegas, Edmundo O’Gorman, Mario Góngora y Leopoldo Zea, Dussel logró situar —quizá mejor que nadie hasta la fecha— a América Latina en  la “historia universal.” Su primer trabajo en ese sentido fue escrito en 1965 en París donde se cuestionó por primera vez sobre “el ser (su ser) latinoamericano”. Publicado en Revista de Occidente, el artículo llevó como título “Iberoamérica en la historia universal” y en él establece las premisas de sus investigaciones históricas futuras. Un año después escribió el libro (inédito hasta 2012) Hipótesis para el estudio de Latinoamérica en la historia universal, en donde narra, con impresionante erudición dada su juventud, la historia de la región y de sus culturas hasta justo antes 1492, como dos vertientes paralelas e independientes —una “prehistoria” amerindia y una “protohistoria” latino-germana— que eventualmente coincidirán en el fatídico año en que Colón pisará tierra americana. A contracorriente de la periodización romántica y hegeliana que divide la historia mundial en tres épocas, la antigua, la medieval y la moderna, Dussel comenzó, en esos trabajos, a articular una historia más compleja e inclusiva que otorga mayor significado a los pueblos de América Latina, generalmente vistos “fuera de la historia”.

Esos dos textos servirían como punto de partida para muchas de sus obras posteriores; obras que, por su lado, pondrán a prueba y corregirán sus hipótesis iniciales. De él derivaron sus historias de la iglesia y de la teología latinoamericanas (1) , así como, en el campo de la filosofía, la “Histórica poiética” de su Filosofía de la producción (1977), la “Historia mundial de las eticidades” de su Ética de la Liberación (1998), y la “Historia mundial y crítica” de su Política de la liberación (2007), entre otras. Una de las intuiciones más importantes de Dussel, desarrollada de mejor manera en su libro 1492: El encubrimiento del otro: hacia el origen del mito de la modernidad [1993], fue datar el “inicio de la modernidad” en el preciso año de 1492. Más allá de O’Gorman, para quien América, a pesar de haber radicalmente transformado la cosmovisión cristiana del mundo, es “inventada” a imagen y semejanza de Europa, para Dussel es Europa la que es “descubierta” por el continente americano; “descubierta”, esto es, develada en su auto-comprensión como “centro” y “fin de la historia e iniciadora de la modernidad, mientras ella misma efectúa un “encubrimiento” de lo otro que Europa”.

Esta tesis reviste la mayor importancia para la historia, y para la historia de la arquitectura. En efecto, el modelo eurocéntrico dominante que divide la historia de forma tripartita continúa vivo en muchas escuelas de arquitectura. En estas, la modernidad sigue siendo vista como un producto europeo, ya sea de la revolución industrial, del “siglo de las luces”, de la revolución científica, o del “alto renacimiento” o la reforma protestante. Colocar la irrupción que América hace en el escenario mundial —y la extraordinaria acumulación material de la que Europa se benefició por ello— como el origen y causa de todos esos desarrollos, invierte ese modelo de forma radical, ya que destruye el mito de una Europa avanzada de suyo, y otorga “agencia” a las culturas que constituyen su lado “obscuro” o “encubierto”. 

Desde al menos el siglo XIX, las historias tradicionales de la arquitectura han cuestionado su propio eurocentrismo. En efecto, a diferencia de disciplinas como la filosofía o la historia, la deuda que la arquitectura “clásica” y la europea posterior tienen, por ejemplo, con las culturas de Mesopotamia y Egipto, es difícil de soslayar. El libro de Banister Fletcher, Una Historia de la Arquitectura, debe entenderse como un tal esfuerzo de inclusión, independientemente del eurocentrismo triunfalista de sus premisas. En las últimas dos décadas estos esfuerzos han resultado en las “historias globales” de la arquitectura, que pretenden democratizar más radicalmente los desarrollos arquitectónicos del mundo. Las limitaciones de estos trabajos, sin embargo, son evidentes en el enciclopedismo universalista de origen ilustrado que los permea, y en cierta fragmentación discursiva que prefiere las “microhistorias” a las “grandes relatos”, pero sin establecer relatos suficientes. Esto es notorio en su uso de la geografía. Un caso es la “historia global de la arquitectura” de Francis D.K. Ching, Mark Jarzombek y Vikram Prakash, la más popular de las “historias globales” recientes. Esta obra  utiliza la proyección Dymaxion de Buckminster Fuller en un esfuerzo por contrarrestar los defectos y prejuicios de las proyecciones geográficas tradicionales, y  mostrar a la tierra “como una isla en un océano, sin ninguna distorsión de las figuras y las dimensiones de los continentes” (2). Con ello los autores quieren “recordar a los lectores que el globo terráqueo no comienza en el este o el oeste, pero puede de hecho comenzar y terminar en cualquier lugar” (3). Eliminando los dos grandes océanos para enfocarse solo en las “masas continentales”, el libro regresa inadvertidamente a un muy cristiano Orbis Terrarum [con su  único “Mar océano”] al tiempo que desestima la crucial separación de los hemisferios occidental y oriental hasta 1492, y el papel central que el mar ha jugado en la historia, especialmente la moderna. Con una periodización completamente abstracta y de carácter meramente cronológico, el libro también renuncia a establecer una estructura o narrativa histórica, en favor de un muy posmoderno “en cualquier lugar” (anywhere).

Para Dussel, por el contrario, “el conocimiento histórico posee un estructura que le es propia, que le constituye, que le articula. Dicha estructura es la periodificación. El acontecer objetivo histórico es continuo, pero en su misma ‘continuidad’ es ininteligible. El entendimiento necesita discernir diversos momentos y descubrir en ellos contenidos intencionales… Cada uno de esos momentos tiene límites que son siempre, en la ciencia histórica, un tanto artificiales… [Pero] el mero hecho de la elección de tal o cual frontera o límite define ya, en cierto modo, el momento que se delimita, es decir, su contenido mismo.” (4)

En efecto, las “historias mundiales” —que no globales— de Dussel, destruyen la periodización eurocéntrica —en el fondo joaquinista o milenarista— y propone otra, aparentemente similar, pero del todo distinta. Su mejor formulación se encuentra en su Ética y su Política “definitivas”. A grandes rasgos, Dussel —de antemano abordando el paleolítico en su sentido histórico— arranca dividiendo la historia mundial del neolítico en adelante, en cuatro “estadios”: I) la revolución urbana de las “grandes columnas civilizatorias” (Mesopotámica, Egipcia, India, China, Mesoamericana, e “Inca”), cada una conformando “sistemas interregionales” relativamente independientes, pero las dos primeras uno que eventualmente se “globaliza”, II) un sistema en torno al mundo “indoeuropeo” constituido tras la irrupción (sobre el primer sistema interregional) de pueblos nómadas que conforman los “grandes imperios del caballo y del hierro” (la Roma imperial, el Imperio Maurya, la China Han, etc.), III) un sistema “asiático-afro-mediterráneo”, desde el siglo IV d.C en adelante, en el que un salto cualitativo de la consciencia ética humana, posibilita una inicial “rebelión de la víctimas” y “la lenta invención del Estado secular” y, finalmente, IV) el “sistema mundo” de la modernidad, iniciado en 1492: el periodo en que vivimos.

Echando mano de las obras más importantes de reconocidos historiadores y filósofos de la historia (Darcy Ribeiro, Arnold Toynbee, Alfred Weber, Oswald Spengler, Edmundo O’Gorman, etc.), Dussel se beneficia en especial de la obra de Karl Jaspers, quien, en su El origen y meta de la historia [1949], propone la idea de una “edad eje”, edad en la que se desarrollaron las grandes sistemas religiosos y filosóficos de la antigüedad. Con astucia característica, Dussel, más allá de Jaspers, extiende dicha “edad” al primer siglo d.C y hasta justo antes 1492, ya que “la intersubjetividad crítica desde la alteridad” se desarrolló primordialmente en ese periodo (cristiano, musulmán, budista, etc.). Se trata de una “de-strucción” del “macro relato moderno hegeliano” para así, “partir de [las] víctimas excluidas en el proceso de globalización”, víctimas que exigen, a contracorriente de las exigencia posmodernas, “un macro-relato positivo para tener al menos una referencia que pueda evitarles el aceptar sin otra alternativa el relato fundamentalista del mercado, helenocéntrico, eurocéntrico y hoy, americano-céntrico” (5).

La Estética de la Liberación de Dussel y la “historia no eurocéntrica de la arquitectura” contenida en ella, parten de estas premisas. A reserva de analizarlas de forma más detallada, su “historia mundial” es ya una valiosa alternativa a las “historias globales” ahora dominantes pero que muchas veces carecen de estructura, narrativa, significado y compromiso político.

Referencias: 

  1. Hipótesis para un estudio de la iglesia en América Latina [1967], Historia general de la iglesia en América Latina [1983] y Teología de la liberación: un panorama de su desarrollo [1986]).
  2. Francis D.K. Ching, Mark Jarzombek y Vikram Prakash, A Global History of Architecture, Nueva York, John Wiley and Sons, 2007, p. 701. [traducción JMH].
  3.  Ibid, p. xiv. [traducción y subrayado JMH].
  4.  Enrique Dussel “Iberoamérica en la Historia Universal”, Revista de Occidente, 25, Abril de 1965, p. 86.
  5.  Política, pp. 15-16

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Enrique Dussel en la arquitectura (II) https://arquine.com/enrique-dussel-en-la-arquitectura-ii/ Mon, 20 Jan 2025 18:19:05 +0000 https://arquine.com/?p=96396 Arquitectura: poiética y estética Exiliado en México desde 1975, Enrique Dussel reanudó su carrera académica en las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México y —como profesor de planta— en la recién creada Universidad Autónoma Metropolitana. Incorporándose al departamento de filosofía de esta última, Dussel fue también docente y “pilar fundamental” de su División […]

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Arquitectura: poiética y estética

Exiliado en México desde 1975, Enrique Dussel reanudó su carrera académica en las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México y —como profesor de planta— en la recién creada Universidad Autónoma Metropolitana. Incorporándose al departamento de filosofía de esta última, Dussel fue también docente y “pilar fundamental” de su División de Artes y Ciencias para el Diseño. En este contexto, escribió y coordinó una serie de textos que abordan las problemáticas del diseño —incluida la arquitectura— así como del arte, la técnica y la producción en general.

Publicados en una época en que el estudio de las metodologías estaba muy en boga, algunos de estos escritos tienen un carácter procedimental muy marcado, pero hay en ellos una rigurosa exposición que evita caer en determinismos formales que reducirían al diseño a un proceso lineal o cuasi-lineal. Concebidos durante sus primeros años de exilio político (compartido con colegas y amigos sudamericanos) y en un ámbito institucional fruto del reconocimiento de las recientes luchas estudiantiles en México, estos trabajos también consideran aquellas problemáticas en sus relaciones con la situación política, social y económica de América Latina.

Filosofía de la Producción (1976, 1984) y Contra un diseño dependiente (1977, 1993) son sus libros más importantes en este periodo. El primero, de su sola autoría, no es precisamente un libro sobre diseño o arquitectura sino sobre el concepto de producción. Su parte central es una historia de la producción o de la poiesis, el término griego del que la palabra poesía deriva pero que originalmente significó cualquier acto humano de transformación de la naturaleza en una obra o artificio. Dussel fundamenta la producción humana en la pulsión misma de la vida, entendida esta como un fenómeno anti-entrópico que llama a su propia (re)producción y que él denomina “vita faber” (lo que actualmente se conoce más popularmente como autopoiesis). Descendiendo de forma sistemática de la biología a la zoología a la antropología, Dussel examina la producción humana como una necesidad transformadora que resulta de la alienación de origen de nuestra especie ante la naturaleza. A modo aristotélico, también distingue entre teoría, práctica y producción (theoria, praxis y poiesis), esclareciendo así la confusión moderna que reduce los actos humanos al binomio theoria-praxis. Reintroduciendo la poiesis como una tercera dimensión de la inteligencia humana, Dussel no solo recupera la definición aristotélica de arte como un “hábito productivo acompañado de razón verdadera” (lógou alethoús poietiké) sino, por extensión, la concepción vitruviana original de arquitectura como un simultaneo “producir y razonar” (fabrica y ratiocinatione). De aquí en adelante el libro analiza las transformaciones de las nociones de arte y de producción a través de distintas épocas y lugares: desde la antigüedad, pasando por el cristianismo temprano, al renacimiento italiano, hasta llegar a la Ilustración, en donde el arte es reducido a su mera dimensión estética y la producción es entendida principalmente en su relación con la tecnología y la industria. Contra la posiciones que, desde la Grecia clásica, colocaban a la poiesis en un nivel inferior a la theoria y la praxis (actividades reservadas a los ciudadanos de la polis) Dussel contrapone la visión marxista que valoriza el trabajo manual del artista, del artesano y del obrero, reinsertando a la poiesis como mediación de relaciones sociales, políticas y económicas (de hecho, fue en estos años que Dussel “redescubrió” a Marx, lo que lo conduciría a profundizar en la obra del filósofo de Tréveris y a colocarlo como uno de los filósofos marxistas más importantes de la actualidad). Sin abordar la arquitectura de forma directa o explicita, Filosofía de la Producción la sitúa, de forma central y apropiada, dentro del amplio abanico de las actividades humanas productivas.

Contra un diseño dependiente, por su parte, es una obra colectiva escrita desde la perspectiva proto-decolonial de la “teoría de la dependencia”. En su primera parte, Dussel introduce el “modelo general de diseño para la autodeterminación nacional” anunciado en el subtítulo del libro, y desarrollado en los capítulos subsiguientes por él y sus colegas. A pesar de lo abstracto de su exposición y de la gran cantidad de diagramas de flujo que la esclarecen (pero que inadvertidamente le otorgan un carácter un tanto contrario a la espontaneidad creativa) el texto es rico y valioso por la elevación de términos de uso común a un nivel filosófico: “proyecto”, “mundo”, “realidad”, “obra”, etc. En este texto, Dussel también establece una categorización y un diagrama de gran claridad conceptual y utilidad teórica, en los que el “diseño” (léase la arquitectura) aparece como el “acto poiético integrado” por excelencia, ya que reúne técnica, artesanía y arte en los sentidos contemporáneos de esos términos, pero alguna vez englobados por la palabra griega techné.

Pasarían casi tres décadas —durante las cuales publicaría su ética y su política “definitivas”— para que Dussel regresara de lleno a los temas del arte y la arquitectura. En efecto, durante sus últimos años de vida —y contra su inicial escepticismo ante la noción de estética entronizada desde la ilustración— Dussel comenzó a desarrollar una “estética de la liberación” partiendo de siete hipótesis (eventualmente ampliadas a quince) que van del reconocimiento de una “intensión” estética vital (aesthesis), análoga y complementaria de aquella que funda la poiesis, pasando por su articulación con esta y por extensión con la praxis, a una crítica del “esteticidio” realizado por la belleza eurocéntrica a las estéticas coloniales, a la propuesta de una estética decolonial.

Desarrollada en sus clases y conferencias desde 2017, la Estética de la Liberación de Dussel fue concluida un año antes de su muerte, y será publicada de manera póstuma con contribuciones adicionales de discípulos y colegas suyos. En este libro, la arquitectura es vista como un “arte de la espacialidad visual” cuya diferencia específica con otras artes similares reside en la creación de una interioridad para el habitar humano que no obstante su condición de límite representa y da sentido al mundo. Sintetizando las concepciones fenomenológicas del espacio desarrolladas por Heidegger, Husserl y Merleau Ponty, Dussel —con su discernimiento característico— va “más allá” de estos autores para desarrollar una teoría de la arquitectura de gran sentido material y (a pesar de ciertas generalizaciones con respecto al arte y la arquitectura de vanguardia) una historia de la arquitectura no eurocéntrica.

El cargo Enrique Dussel en la arquitectura (II) apareció primero en Arquine.

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