Resultados de búsqueda para la etiqueta [documental ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Mon, 11 Jul 2022 15:45:43 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 A quien corresponda. Sobre la representación de las arquitectas en la serie de Netflix https://arquine.com/arquitectas-documental-netflix/ Tue, 24 May 2022 22:27:57 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/arquitectas-documental-netflix/ Más allá de la crítica a la serie de documentales producidos por la Fundación Arquia y Netflix donde sólo aparecen arquitectos —género masculino—, ¿podemos imaginar otras formas de narrarnos, otras maneras de inclusión que no impliquen seguir el modelo patriarcal y excluyente del "arquitecto autor" que culmina con la figura del "starchitect"?

El cargo A quien corresponda. Sobre la representación de las arquitectas en la serie de Netflix apareció primero en Arquine.

]]>
Considero apropiado ampliar mis reflexiones en torno a la búsqueda de la representación de las mujeres arquitectas en el nuevo programa de Netflix «Arquia/Maestros». Mi intención al hacer esto es pasar de unos cuantos caracteres en las redes sociales a una compartición más amplia que, con suerte, pueda llevarnos a seguir intercambiando ideas y críticas. 

Empezaré por decir que reconozco la importancia de la representación, sobre la que volveré más adelante. El segundo aspecto que me gustaría compartir es el siguiente: la historia del feminismo es la historia de los feminismos porque es imposible abarcar las múltiples experiencias, luchas, anhelos y reflexiones bajo una misma visión, movimiento, agenda u organización. Intentar que exista una sola forma de experimentar, sentir y actuar el feminismo sería una hazaña homogeneizante que terminaría en la alineación de todas, todos y todes bajo una visión que resultaría ser la dominante. Desde mi perspectiva, eso es precisamente el patriarcado. 

Esto me recuerda la crítica hacia la multiculturalidad, la cual reconoce la diversidad pero exige a las múltiples culturas y formas de vida asimilarse bajo la blanquitud. Es por esto que considero que la diversidad de pensamiento y las críticas hacia las infinitas formas de pensar el feminismo, así como la multiplicidad de luchas antipatriarcales que se hacen al margen de las categorías feministas, no son solamente valiosas, sino necesarias y urgentes. Me parece preocupante que tenga que hacer esta aclaración pero aquí la comparto: elaborar una crítica hacia los dicursos feministas no es estar en contra de las mujeres, ni demeritar las diversas luchas o restar al gremio, es buscar abrir una discusión colectiva cada vez más amplia y diversa que nos lleve a re-pensar la profesión entre todas, todos y todes. 

Entrando al tema sobre la representación en ese programa, les quiero compartir por qué considero problemático buscar representación en un espacio bajo esas lógicas narrativas. Tuve una formación académica que me enseñó a aspirar a ser arquitecta famosa y reconocida [starchitect]. Zaha Hadid era el modelo entre los varones por aquella época cuando yo estudiaba. Debo confesar que su arquitectura no me convencía del todo pero se me hacía una gran hazaña ser la única mujer que pertenecía a un club exclusivo y privilegiado de varones. La única mujer en tener el Pritzker.

Ese modelo patriarcal me generó muchísimas frustraciones y desencanto. Se nos enseña a aspirar a un mundo al que nunca vamos a pertenecer de la forma que nos lo presentan. La única forma de ser parte de esa visión hegemónica y patriarcal de la arquitectura, si no tienes privilegios de esa clase social así como vínculos con el poder económico/político, es ser trabajadora explotada. Y así lo fui, como ahora entiendo que lo han sido la gran mayoría de las personas recién egresadas. 

En unos despachos me pagaron con ‘aprender’ de personajes reconocidos que promueven esa arquitectura [la que va a salir en Netflix]. En otro despacho me acosaron sexualmente y me corrieron a punta de abogados de una forma humillante para que nadie supiera que, después de decirle a mi jefe que no me gustaba, me quitaron todos los proyectos y me pusieron a sacudir maquetas. En otro me dijeron a gritos que era una inútil por no trabajar un domingo y que nunca lograría nada [desde lo que ellos consideran que es el éxito]. 

Muchas veces pensé que yo estaba fallando, llevaba tres despidos al hilo, cada uno más terrible que el anterior. Hoy entiendo que es un problema estructural/sistémico del gremio y nuestra sociedad regida por el sistema capitalista, colonial, racista y patriarcal. Y que ese poder de inmunidad que tienen muchas arquitectas y arquitectos reconocidos para humillar, violentar, acosar y explotar personas se alimenta, precisamente, de esa exaltación mediática que promueve la fantasía de la individualidad [Almudena Hernando].

¿Cómo es posible que una práctica necesariamente colectiva que requiere de la solidaridad de múltiples conocimientos, saberes y experiencias termine en el reconocimiento de una o un puñado de personas? Sin duda alguna, esto se logra 

a través de la invisibilización y ocultación de lo colectivo. Y la invisibilización de lo colectivo le abre la puerta a la explotación, puerta que está abierta de par en par en la arquitectura desde hace muchos años.

No creo que buscar igualdad de representación en el espacio que promueve Netflix sea lo más urgente, sobre todo cuando la arquitectura del patriarcado la reproducen tanto hombres como mujeres. Ahí encuentro otro punto importante para reflexionar juntxs: considero reduccionista pensar que abrir espacios para mujeres arquitectas asegura la diversidad de pensamiento y una postura crítica frente a la arquitectura del patriarcado. Ese tipo de posturas están rebasadas actualmente desde los feminismos comunitarios, los feminismos tercermundistas, los feminismos antirracistas y los feminismos decoloniales, por nombrar algunas visiones críticas sobre la inclusión y representación dentro de la categoría “feminismo”.

¿Quién va a decidir qué mujeres van a ocupar los espacios de representación en el programa una vez que se abra el diálogo? ¿A qué mujeres se buscará reconocer y desde qué narrativas? ¿Qué tipo de prácticas creemos que pueden ser diversas frente a la figura del starchitect? ¿Quién va a tener el poder de dejar a otras mujeres fuera? Son algunas de las preguntas que vienen a mi mente cuando reflexiono sobre los retos que se nos plantean desde la lógica de la representación y la inclusión.

Honestamente, ahora me preocupa más la visión hegemónica y patriarcal con la que se produce la arquitectura. Visión que está pasando por encima de muchas personas, pueblos, barrios, ciudades y territorios a través de la autoría individual, que borra el trabajo colectivo a través de proyectos que se nombran como ‘arquitectura social’ [con y sin el Estado] pero niegan la participación de las mujeres y sus familias, a través de la visión tecnocrática que considera que únicamente ‘lxs profesionales’ sabemos diseñar, a partir de discursos con poca conciencia de clase que invitan a las mujeres a emprender y crear su propio despacho sin darse cuenta que hacen falta ciertas relaciones económico-políticas para poder lograrlo [meritocracia], la poca solidaridad política con la lucha de otras mujeres contra el despojo que la arquitectura tantas veces gestiona y ejecuta, con la mercantilización de la vivienda y los procesos de gentrificación, por nombrar algunos. 

Quisiera detenerme a pensar un momento, qué significa el patriarcado y cuál es su vínculo con la figura de la arquitecta o el arquitecto estrella. Para mí, el término starchitect no está vinculado únicamente al reconocimiento y la visibilidad mediática: es una forma de pensar y actuar —desde la arquitectura— que opera bajo las lógicas del entramado de opresiones que entiendo por patriarcado: capitalismo, colonialismo, racismo, capacitismo, adultocracia, tecnocracia, individualismo y binarismo de género [seguramente se me escapan otros entramados]. Estas ‘pedagogías de la crueldad’, como las nombra Rita Segato, oprimen también a hombres cisgénero y personas que habitan las fronteras sexuales [Waquel Drullard], ya que no es una violencia exclusiva hacia las mujeres cisgénero. Es por esto que desde el feminismo comunitario se habla de la ‘comunidad’ y lo ‘colectivo’ como categoría política para la lucha antipatriarcal. 

De esta manera, identifico que existen prácticas y reflexiones antipatriarcales -desde la arquitectura- que tienen reconocimiento y visibilidad, entre las que me vienen a la mente ahora: Mariana Enet, Georgina Calderón [Casa y Ciudad], Isadora Hastings [Cooperación Comunitaria], Lourdes García [Laboratorio de Hábitat Social, Participación y Género], COPEVI, Andreea Dani [Universidad del Medio Ambiente], COOPIA, Arquitectura Expandida, Anna Heringer, Zaida Muxí, Semillas de Perú, Al borde y Ruta4. Así como Enrique Ortiz [Coalición Internacional del Hábitat América Latina], Gustavo Romero [UNAM], Jorge Andrade [Taller de Vivienda UAM Xochimilco], Aurelio Sánchez, Arturo Escobar y Oscar Hagerman. Si trascendemos la frontera de la disciplina y la profesionalización, el panorama es aún más diverso, empezando por la multiplicidad de movimientos urbanos populares, luchas por la defensa del territorio y organizaciones cooperativistas, entre otras experiencias.

Todas ellas teorías-acción que retan al sistema patriarcal
desde lo pedagógico, lo político, lo económico y lo territorial. Es así que considero que reconocimiento y género no es equivalente a la arquitectura del patriarcado, volviéndose necesario trascender la fórmula dicotómica mujer=liberación, hombre=opresión.

Otro aspecto que me causa ruido es la búsqueda de diálogos y reflexiones desde las fronteras que nos imponen las disciplinas. El hábitat, que no los objetos arquitectónicos fetichizados desde la lógica starchitect, es un producto y productor social [Gustavo Romero] complejo y necesitamos pensarlo, diseñarlo, gestionarlo y producirlo desde una aproximación interactoral, intersectorial, interescalar, intercultural e interdisciplinar [Mariana Enet]. 

Si buscamos transitar desde una aproximación parcial y acotada del habitar que pone énfasis en los objetos arquitectónicos, hacia una forma de producir el hábitat que reconoce al centro de los procesos a los sujetos [así como la multidimensionalidad y complejidad], sería conveniente romper las barreras disciplinares y tecnocráticas que nos inculca la escolarización [Iván Illich] para ampliar el diálogo y la colaboración, sobre todo, con los habitantes, y las diversas luchas antipatriarcales [no necesariamente feministas] que buscan un mundo mejor. 

¿Acaso a la arquitectura no la interpelan las distintas luchas por los bienes naturales y la defensa del territorio? Quizá desde la lógica fetichizada de la arquitectura no son evidentes los vínculos entre la producción de la naturaleza y la producción del espacio [Lefebvre]. Entre el desarrollo desigual [Neil Smith] y el racismo. Entre la pobreza y la acumulación por desposesión [David Harvey], entre la modernidad realmente existente [Bolívar Echeverría] y la imposición de las formas de habitar. 

¿Qué tan conveniente resulta entonces seguir pensando los múltiples retos del hábitat únicamente desde la arquitectura y la sociedad escolarizada? ¿A dónde nos ha llevado esa lógica? Valdría la pena hacer un balance. Frente a esas lógicas capitalistas, individualistas, colonialistas y racistas, se vuelve urgente reconocer el derecho colectivo de todas, todos y todes a participar en el rumbo de nuestros barrios, ciudades y pueblos.

¿Qué podemos hacer frente a esas pedagogías de la crueldad? ¿Cómo podemos despatriarcalizar la arquitectura? He encontrado reflexiones interesantes bajo la visión de la pedagogía de la autonomía [Freire] y la interculturalidad crítica [Catherine Walsh]. Ambas posturas comparten lo siguiente: no es suficiente reconocer la diversidad socioecológica y el entramado de opresiones patriarcales, es urgente transformar esas estructuras. Y esto implica, necesariamente, tomar una postura ética-política consciente. Y la clave está en la consciencia y la reflexión crítica que nos pueden llevar de una praxis violenta y patriarcal a una praxis liberadora.

Por estos motivos no considero —por el momento— que la lucha con Netflix sea mi llucha, pues siento que es más urgente reflexionar colectivamente sobre las narrativas, posturas éticas-políticas y práxis que queremos promover y compartir. Y aquí vuelvo al punto de inicio: por supuesto que creo que la representación es importante, ¡los llantos que me hubiera ahorrado durante mi formación académica si me hubieran presentado otras formas de pensar-hacer la arquitectura! Profundamente anhelo que llegue el día en donde la arquitectura del patriarcado, la fantasía de la individualidad y la cultura del starchitect sean superadas. Es simplemente que no estoy segura que la diversidad crítica y la lucha antipatriarcal [la cual va más allá del machismo y sexismo] desde la arquitectura se problematice o supere con una cuota de género desde la univocidad profesional. 

Espero que podamos encontrar formas más integrales, complejas y abarcativas para plantearnos la representación. Sobre todo porque el reto frente al que estamos —el patriarcado— es un entramado complejo que no vamos a derribar hablando sólo de paridad de género. A retos complejos, soluciones complejas. Hablemos también de arquitecturas capitalistas, racistas, colonialistas, adultocentristas, capacitistas y tecnocráticas. Hablemos de la arquitectura que promueve la blanquitud, la meritocracia y el binarismo. 

Y por eso vuelvo a compartir mi pensar plasmado en twitter: “A mí me preocupa que a las arquitectas les preocupe figurar en estos espacios ¿Será que podemos ir más allá de exigir representación en espacios donde se celebra la arquitectura como praxis dominante, explotadora y patriarcal? 

Entiendo la representación, pero si la indignación sólo alcanza para exigir reconocimiento y no para transformar la manera en la que se produce la arquitectura, algo no está bien. Hay mujeres arquitectas que explotan y violentan a hombres y mujeres.” 

Quizá las redes sociales fueron una buena herramienta para iniciar la reflexión, pero considero importante extenderla y ampliarla pues con los pocos caracteres corría el riesgo de que se simplificara lo que intento compartir. Quizá también por eso me han hecho cuestionamientos [muy valiosos para ampliar mi reflexión] sobre demeritar la lucha de las mujeres arquitectas o negar la importancia de la representación. Lo cual espero que con esta versión [muy] ampliada se pueda leer desde otro lugar. 

Quisiera aclarar también que, con base a lo planteado anteriormente, no creo que salir en una plataforma de comunicación o documental sea equivalente a la arquitectura del patriarcado o a la lógica del starchitect. No abogaría jamás por la autocensura en los medios de comunicación o en las redes sociales. ¿En qué abonaría eso? Si algo celebro son los contenidos que llevan a su intención la comunicación pedagógica que invita a la reflexión colectiva. Por eso no creo que el problema esté en las herramientas de comunicación —redes sociales, plataformas, documentales, podcasts, etc.—, sino en el uso y la intencionalidad que se le da a dichas herramientas. ¿Cómo podemos emplearlas para compartir una praxis creativa y transformadora? [Sánchez Vázquez]

Es por eso también que desde la práctica de Comunal hemos participado, de la mano con las personas que colaboramos en diversos concursos [nacionales e internacionales], bienales, conferencias, foros, espacios de diálogo, talleres, intercambios, espacios académicos, entre otros formatos, que nos han ayudado a tener puentes de diálogo con alumnas, alumnos y alumnes. También nos ha ayudado [en algunos casos] a tener intercambios económicos justos pues, para ser honesta, este andar es un reto emocional y económico. 

Quisiera concluir compartiendo, una vez más, que mi preocupación y crítica se dirige a esas narrativas que exaltan la arquitectura del patriarcado y promueven la meritocracia, la individualidad y que nos enseñan a aspirar a algo que no está en la realidad social de muchas personas. De hecho, la mayoría de las personas en este mundo caracterizado por la desigualdad. Quizá podríamos hacer una minga hacia adentro, como hace poco le escuché decir a Raúl Zibechi* y después una minga hacia afuera entre todas, todos y todes para conversar sobre lo que entendemos por diversidad, patriarcado, inclusión y feminismo, entre otros aspectos aquí compartidos. 

Sobre los espacios mismos en donde se busca la representación: ¿será que podemos imaginar otras formas de narrarnos? ¿Tenemos las herramientas para organizarnos y compartir una arquitectura antipatriarcal desde la diversidad? ¿Qué otros medios podríamos ocupar? ¿Qué medios colectivos y autogestivos podríamos crear para estas visiones diversas? ¿Cómo nos fugamos del terrible cansancio de pedir, una y otra vez, ser incluidxs? 


NOTAS 

  • A Raúl Zibechi lo escuché a traves de “Espacialidades Asimétricas”, espacio pedagógico gestionado por COOPIA. Gracias por los valiosos aprendizajes.

Gracias al podcast “Café Marica”, de Waquel Drullard, que con sus tres capitulos nombrados Críticas a los feminismos, me ha puesto a reflexionar sobre la categoría “feminista” y sus implicaciones ético-políticas.

Gracias a mis compañeras Jesica Amescua y Jimena Ruiz, y a mi compañero Onnis Luque, por leerme, retroalimentarme y ampliar las reflexiones iniciales. Este texto no podría ser sin los diálogos compartidos con ustedes desde el cariño.

 

Descarga este texto aquí.

 

El cargo A quien corresponda. Sobre la representación de las arquitectas en la serie de Netflix apareció primero en Arquine.

]]>
Generación Espontánea: 10 años de diseño en México https://arquine.com/generacion-espontanea-10-anos-de-diseno-en-mexico/ Fri, 29 Oct 2021 14:12:48 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/generacion-espontanea-10-anos-de-diseno-en-mexico/ La apertura comercial en los años 90 tuvo efectos en los modelos de producción y la estética del diseño en México. Ese es el punto de partida del documental Generación espontánea: 10 años de diseño en México, dirigido por Estudio CH y presentado por Coolhuntermx.

El cargo Generación Espontánea: 10 años de diseño en México apareció primero en Arquine.

]]>

Pareciera inevitable que hablar de diseño contemporáneo hecho en México es también referirse a las consecuencias de una crisis económica. En su ensayo “New Order”, Arturo Ortiz describe un contexto que, según comenta, es el punto de partida para la construcción de la industria del diseño: “El modelo de economía cerrada, la inestabilidad económica, el estancamiento económico generado por las devaluaciones de 1976 y 1982, y la nacionalización de la banca provocaron que muchas industrias, en particular las creativas, desaparecieran casi por completo”. Sin embargo, para el autor la apertura comercial que llegó con la década de los noventa permitió que tanto las metodologías de producción como los lenguajes estéticos se hicieran más diversos, lo que permitió que diversas oficinas de diseño gráfico, industrial y textil comenzaran a abrir sus negocios.

Tal es el punto de partida del documental Generación espontánea: 10 años de diseño en México, dirigido por Estudio CH y presentado por Coolhuntermx. Después de que la Olimpiada Cultural de 1968 estimulara la producción de diseño para soportes distintos, las decisiones de los gobiernos respecto a la economía dificultaron que México produjera una industria del diseño que pudiera considerar propia. Pero esta crisis en particular activó la paradoja de que, gracias a la globalización, las materias primas y los medios de producción pudieran llegar a México con mayor facilidad, lo que trajo consigo que el centro comercial dejara de ser la única alternativa para consumir objetos de diseño y que otras tiendas independientes aparecieran en las calles de zonas específicas de las principales ciudades del país: Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México. 

Las voces de Cecilia León de la Barra, Emiliano Godoy, Ana Elena Mallet, Sergio Beltrán García, Andrea Griborio y Héctor Esrawe conforman un mosaico de testimonios sobre cómo fue construyéndose el diseño contemporáneo del país a través de sus principales ferias y festivales, tanto como de la apertura de tiendas emblemáticas, así como de las principales publicaciones que mostraron lo que comenzó a hacerse en mobiliario, moda, arquitectura y comunicación en redes sociales, factores ineludibles al hablar de un campo tan enriquecido como el diseño en México. El consenso es que el campo del diseño triunfó a pesar de las crisis –o como consecuencia de las mismas– y señalar la diversidad de disciplinas que se han consolidado en el panorama comercial y estético del país es una historia que debe contarse. 

Sin embargo, la principal reflexión que aporta este documental es la crítica ante un aspecto que se celebra sin mucho cuestionamiento: la relación entre diseñadores y artesanos. El espíritu que motivó el crecimiento del diseño en México es el del consumo local, lo que provocó que muchas firmas de diseño incluyeran en sus producciones materiales mexicanos, así como conocimientos que provienen de los artesanos, En la cinta, la antropóloga Marta Turok puntualiza que toda artesanía ya conlleva un proceso de diseño, ya que un objeto utilitario –o para el caso, ritual– conlleva una serie de soluciones técnicas que vuelven muy difícil la distinción entre diseño y arte popular, a menos que se busquen afirmar distancias asimétricas entre un conocimiento legitimado de uno que no lo es. Esta discusión es ampliada con la participación de artesanos como Alfredo Orozco o Edgardo Villalbán, quienes mencionan que el diseño de artesanías son saberes colectivos que el diseñador pretende transformar en piezas autorales, ya sea por una buena intención que no tiene un mayor fundamento metodológico, o por un afán comercializador que vende productos hechos con técnicas comunitarias a personas con un mayor poder adquisitivo al de las comunidades de las que aprendieron las maneras de tejer o de cocer el barro. La reflexión subsecuente es que las escuelas de diseño y arquitectura tendrían que cuidar más el lado reflexivo de sus alumnos para que puedan aproximarse a problemáticas con un mayor rigor. 

Por esto, el documental Generación espontánea: 10 años de diseño en México es un documento que marca pautas para investigar al diseño. A la narración de cómo la disciplina es una rama muy activa de la economía mexicana, se le suma una toma de postura frente a las prácticas del diseño contemporáneo. 

El cargo Generación Espontánea: 10 años de diseño en México apareció primero en Arquine.

]]>
Just Meet: retrato de una obra. https://arquine.com/just-meet-retrato-de-una-obra/ Fri, 13 Sep 2019 13:00:40 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/just-meet-retrato-de-una-obra/ Dirigido por la cineasta Fernanda Romandía y distribuido por la productora Mantarraya, el documental Just Meet (2018), recientemente estrenado, es un perfil del arquitecto Tadao Ando, y una imagen contundente y lírica de Casa Wabi durante su construcción, el cual es un proyecto del mismo Ando situado en Oaxaca.

El cargo Just Meet: retrato de una obra. apareció primero en Arquine.

]]>

Dirigido por la cineasta Fernanda Romandía y distribuido por la productora Mantarraya, el documental Just Meet (2018), recientemente estrenado, es un perfil del arquitecto Tadao Ando y una imagen contundente y lírica de Casa Wabi durante su construcción, un proyecto del mismo Ando situado en Oaxaca.

Por un lado, escuchamos la voz del arquitecto narrar aspectos sobre su formación. Tadao Ando no asistió a la universidad, pero trabajó intensamente en despachos de arquitectura, además de que invirtió sus ganancias en viajes a ciudades que influyeron en su ejercicio, como Alemania, Nueva York o Ciudad de México, además de Osaka, su lugar de nacimiento, donde aprendió que la arquitectura debía responder siempre al contexto de la topografía y de los métodos constructivos tradicionales. Para demostrar esta idea, Ando revisa los proyectos más importantes de su práctica, como la intervención en la isla Naoshima, obra a la que dedica más comentarios, dado los resultados que se obtuvieron: la construcción de distintos recintos artísticos trajo consigo no sólo el involucramiento de artistas como James Turrell o Yaoi Kusama al programa cultural de la isla, sino también la afluencia del turismo. Lo que antes era una isla relativamente desconocida, fue activada a través del arte y la arquitectura.

Al relato biográfico se contrapone el que es quizá el mayor acierto del documental: la filmación de las obras para Casa Wabi. Si al principio de la cinta se capa a Tado Ando revisando los planos para este proyecto, Fernanda Romandía incluye a la imagen del autor-arquitecto un ensayo sobre el paisajismo visto a través de la cimbra, el armado de varillas, el montaje del techo de palma y la arena cirniéndose. El contexto al que Ando le pone tanto énfasis es explicado con lirismo y con sensibilidad. Vemos el ocre de la playa que rodea a Casa Wabi, pero también a los trabajadores durante sus jornadas. La mirada de Romandía evita retratarlos desde la distancia del gabinete y los vuelve actores de una obra que recientemente ha sido un enclave importante para la vida artística del país.

El cargo Just Meet: retrato de una obra. apareció primero en Arquine.

]]>