Resultados de búsqueda para la etiqueta [Daniel Libeskind ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 08 Jul 2022 07:24:14 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Monumento al holocausto https://arquine.com/obra/monumento-al-holocausto/ Fri, 13 Apr 2018 23:00:05 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/monumento-al-holocausto/ El Monumeto, diseñado por Studio Libeskind es una experiencia que combina arquitectura, arte, paisaje y erudición para honrar a los millones de mujeres, hombres y niños inocentes que fueron asesinados bajo el régimen nazi. Reconoce a los sobrevivientes que finalmente pudieron hacer de Canadá su hogar.

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El Monumento honra a los millones de mujeres, hombres y niños inocentes que fueron asesinados bajo el régimen nazi. Reconoce a los sobrevivientes que finalmente pudieron hacer de Canadá su hogar. El Monumento es una experiencia que combina arquitectura, arte, paisaje y erudición de maneras que crean un compromiso siempre cambiante con uno de los capítulos más oscuros de la historia de la humanidad al tiempo que transmite un poderoso mensaje de la fortaleza y supervivencia perdurables de la humanidad.

En palabras del arquitecto Daniel Libeskind, ‘este monumento no solo crea un espacio público muy importante para el recuerdo de aquellos que fueron asesinados en el Holocausto, sino que también sirve como un recordatorio constante de que el mundo de hoy está amenazado por el antisemitismo, el racismo y el fanatismo. Canadá ha defendido los valores democráticos fundamentales de las personas independientemente de su raza, clase o credo, y este monumento nacional es la expresión de esos principios y del futuro’.

El monumento

Con una ubicación céntrica en la esquina de las calles Booth y Wellington, frente al Museo Canadiense de la Guerra, el sitio de 3,197 m2 conecta el museo con el centro histórico de la ciudad capital. El Monumento de concreto visto, moldeado in situ, se concibe como un entorno experimental compuesto por seis volúmenes triangulares configurados para crear los puntos de una estrella. La estrella sigue siendo el símbolo visual del holocausto, un símbolo que millones de judíos fueron obligados a usar por los nazis para identificarlos como judíos, excluirlos de la humanidad y marcarlos para el exterminio. Los espacios triangulares son representativos de las insignias que usaban los nazis y sus colaboradores para etiquetar a homosexuales, gitanos, testigos de Jehová y prisioneros políticos y religiosos por asesinato.

El Monumento está organizado con dos planos físicos de suelo que se diferencian por su significado: el plano ascendente que apunta al futuro; y el plano descendente que lleva a los visitantes a los espacios interiores que están dedicados a la contemplación y la memoria. Seis formas triangulares de concreto proporcionan áreas de programa específicas dentro del Monumento: el espacio de interpretación que presenta la historia canadiense del Holocausto; tres espacios de contemplación individuales; un gran espacio central de reunión y orientación; y el imponente Sky Void que presenta la eterna Flame of Remembrance, una forma de 14 metros de alto que encierra al visitante en un espacio tipo catedral y enmarca el cielo desde arriba.

Los paisajes fotográficos monocromáticos a gran escala de Edward Burtynsky de los sitios actuales del Holocausto en el día (campos de la muerte, campos de exterminio y bosques) están pintados con detalles exactos en las paredes de concreto de cada uno de los espacios triangulares. Estos murales evocadores tienen como objetivo transportar al visitante y crear otra dimensionalidad en los espacios interiores de paredes inclinadas y corredores laberínticos.

La Escalera de la Esperanza se eleva desde el espacio central de reunión, corta a través de una pared dramáticamente inclinada y señala en la plaza superior hacia los edificios del Parlamento; un gesto que reconoce a los sobrevivientes canadienses que han contribuido mucho a Canadá y que continuaron desempeñando un papel importante en la exposición de los peligros del genocidio patrocinado por el estado.

Alrededor del monumento, un paisaje áspero de varias coníferas emerge del suelo rocoso de guijarros. Este paisaje evolucionará con el tiempo, representativo de cómo los sobrevivientes canadienses.

El diseño de iluminación de la oficina Focus Lighting, con sede en Nueva York, crea una atmósfera dramática y serena para los visitantes. Por la noche, los murales a gran escala se convierten en la pieza central de las enormes paredes en ángulo y la escalera central de la Esperanza es un faro brillante que conduce a la calle y está enmarcada por el edificio del Parlamento. El diseño de iluminación combina el lenguaje arquitectónico con un ambiente íntimo y confortable. El uso estratégico de fuentes indirectas permite que la luz emane de las características arquitectónicas sin distraer la experiencia del espectador.

El proyecto

El Monumento Nacional al Holocausto, establecido a través de la Ley del Monumento Nacional al Holocausto por el Gobierno de Canadá, garantizará un símbolo nacional permanente que honrará y conmemorará a las víctimas del Holocausto y reconocerá a los sobrevivientes canadienses. A través de una competencia de diseño internacional, Lord Cultural Resources y su equipo multidisciplinario y multicultural, fueron seleccionados para crear el Monumento para el Gobierno de Canadá.

 

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Banksy, crítico de arquitectura https://arquine.com/banksy-critico-de-arquitectura/ Sat, 02 Nov 2013 23:54:15 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/banksy-critico-de-arquitectura/ Banksy tomó Nueva York como su residencia por un mes. “Una tormenta en un vaso, la entretenida y frívola mezcla de arte, dinero, celebridad y aprovechamiento urbano” —dijo Roberta Smith en el New York Times. Una obra al día registradas puntualmente en un blog: better out than in.

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Banksy tomó Nueva York como su residencia por un mes. “Una tormenta en un vaso, la entretenida y frívola mezcla de arte, dinero, celebridad y aprovechamiento urbano” —dijo Roberta Smith en el New York Times. Una obra al día registradas puntualmente en un blog: better out than in.

Hubo de todo: desde los célebres graffitis con plantillas que lo han hecho mundialmente [des]conocido hasta intervenciones: un camión de mudanzas convertido en su interior en jardín, arco iris y cascada incluidas —acaso un guiño al Étant donnés de Duchamp—; videos: un grupo de rebeldes árabes derriba a Dumbo y lo festeja; esculturas: un Ronald McDonald de fibra de vidrio que observa, molesto, cómo un joven de carne y hueso le limpia sus enormes zapatos rojos; y pintura, en el sentido un tanto más convencional: The banality of the banality of evil, un paisaje banal que Banksy compró por 60 dólares en una asociación de apoyo a desamparados y que intervino pintando, en alusión a las ideas de Hannah Arendt, a un nazi sentando en una banca viendo al horizonte —el cuadro lo devolvió un “donante anónimo” y fue subastado en más de 600 mil dólares.

Entre las piezas también se incluyó un texto de crítica de arquitectura. Banksy intentó publicar el 27 de octubre un texto de opinión en el New York Times. El periódico rechazó la columna que apareció en el blog de la estancia niuyorquina del artista junto con las fotos de otra intervención: this site contains blocked messages.

“Como visitante que ha pasado las últimas semanas en Nueva York una cosa me parece clara —y lo digo como amigo—: ¡tienen que hacer algo con el nuevo World Trade Center! Ese edificio es un desastre. Bueno, no. Los desastres son interesantes. One World Trade Center es un no-acontecimiento. Es insípido. Parece algo que habrían construido en Canadá. Los ataques del 11 de septiembre fueron un ataque a todos nosotros y viviremos bajo su sombra. Pero la manera como respondemos a la adversidad también nos define. ¿Y la respuesta? ¿104 pisos de compromiso?” Como con el paisaje al que agregó al nazi sentado —y tal vez como con el resto de su trabajo— señalar la banalidad de la banalidad parece ser uno de sus objetivos. Y en el caso del edificio diseñado por Daniel Libeskind ese es el punto de la crítica arquitectónica de Banksy. Un edificio que “parece que nunca quiso ser construido” y al que —en un comentario que, ahora quizás inconscientemente, recuerda a los de Le Corbusier tras visitar Nueva York— califica como tímido. 

Sin embargo, el ataque de Banksy al proyecto de Libeskind no es el primero, ni el más duro, me parece. Herbert Muschamp, entonces crítico de arquitectura del NYT, tras haber dicho sobre el proyecto de Libeskind en diciembre del 2002 que “si buscan lo maravilloso, aquí ésta”, cambió de opinión y calificó al diseño como sin gusto, emocionalmente manipulador y una mezcla de nostalgia y kitsch. Casi un año después del artículo antes citado Muscham escribió otro en el que criticaba duramente, entre otras cosas, que la propuesta de Libeskind estaba “conformada por completo por preocupaciones formales que no reflejan ningún análisis serio de la estructura, la circulación o la organización interior.”  Si se siguen los lineamientos formales de Libeskind —decía Muschamp— el trabajo de Childs, Nouvel, Maki y Foster —quienes colaborarían en el conjunto y “cuya experiencia y talento exceden por mucho a los de Libeskind”— “se reducirá al nivel de arquitectos ejecutivos.” Muschamp le reclamaba al diseño de Libeskind su homogeneidad y restricciones, incapaz de reflejar y condensar “las voces de la ciudad”.

Muschamp quizá fue el más duro crítico, pero no el único. Christopher Hawthorne, de Los Angeles Times, escribió en Slate en relación al debate entre Muschamp y los simpatizantes del diseño de Libeskind, que aquél había empezado a ver con otros ojos el inusual talento de Libeskind para tocar nuestras emociones y nuestro asombro ante la crueldad humana. “El reciente éxito de Libeskind se puede ligar directamente a la explotación de ese talento: no puedo pensar en un solo diseño de LIbeskind que no lo aproveche en un grado u otro.” Lo que parecía apropiado en el Museo Judío de Berlín, dice Hawthorne, resulta sospechoso en otros casos. Hawthorne cita también a Martin Filler, crítico de The New Republic, quien llamó a Libeskind un “empresario de la conmemoración”.

En fin, si recordamos lo que hace diez años dijeron varios críticos de arquitectura, la obra/crítica arquitectónica de Banksy hace sentido: el nuevo edificio del WTC en Nueva York de Liebeskind puede estar a la altura en metros —o pies, con sus simbólicos 1,776 de altura— pero nos recuerda a qué grado la vulgaridad y la banalidad se hacen sentir en mucha de la gran arquitectura contemporánea.

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Actualización 4 de noviembre de 2013:

El proyecto que critica Banksy no es, como ya me han hecho notar, el de Libeskind, sino el que desarrolló David Childs para SOM, dejando de lado a Libeskind, pero respetando su plan general —como éste hizo notar: “i’ts definitely my scheme”. El primer proyecto de Libeskind es el que aplaudió Muschamp; sus lineamientos generales de diseño son los que criticó Muschamp y el anodino resultado que desarrolló Childs para SOM es el que, finalmente, criticó Banksy.

 

baksy

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